Volver

50 años con su música a otra parte

Por: Quehacer Cultural

Fecha de publicación: 14/12/2022

Francisco “Pacho” González y Nelson Gómez cumplirán en marzo del año entrante 50 años de haber partido de Manizales en busca de nuevas aventuras, acompañados solamente por su juventud y amor a la música, un periplo que los ha unido también como inseparables amigos y cómplices y los ha llevado a recorrer el mundo con sus facetas de talentosos cantantes, intérpretes, compositores, arreglistas, pedagogos.

Se conocieron en el año 1959, siendo los dos alumnos del kínder de la recordada Gabrielita Puerta situado en el barrio Los Agustinos. Se volvieron a encontrar en el Liceo Arquidiocesano de Nuestra Señora, Pacho en primero de primaria y Nelson en segundo de primaria. “Don Noel Salazar, el ilustre profesor de canto de la época, se dio cuenta de que éramos amiguitos y nos puso a cantar en las fiestas patronales una canción francesa en español. Fue nuestro primer concierto en un escenario con luces y público. Él nos introdujo en la música, nos enseñó cómo funcionaba la armonía y el contrapunto, nos hizo amar la música de una forma muy lúdica con su librito de canto”. Pertenecieron al coro del colegio que ensayaba y hacía presentaciones durante el año, la clausura era en el de Teatro Olimpia.

Francisco desciende de una familia de músicos por su papa el Maestro Francisco González. A los 7 años ingresó al conservatorio de Bellas Artes a estudiar solfeo y piano, pero se aburrió y se salió. “A cualquier instrumento yo le encontraba sonido. Me gustaba tocar el piano de oído, pero llegaba un maestro, se ponía bravísimo, me cerraba la tapa en los deditos y me decía que para hacer música primero tenía que aprender solfeo porque me iba a volver un “serenatero”. Es como decirle a un niño que cuando aprenda a leer puede hablar, antes no habla”.

En la familia de Nelson no hubo músicos, pero tuvo la suerte de que una tía le regalara un acordeón y lo tocaba también de oído. “Interpretaba así mismo el piano del colegio y después tuve una guitarra, y un maestro, y tampoco me gustó. Encontré un método que decía aprenda a tocar guitarra sin maestro, y así aprendí”.

Comenzaron a conformar grupos cada uno por su lado, hacían funciones en el radioteatro de Transmisora Caldas donde eran rivales, pero cuando terminaban el show se juntaban a celebrar y seguían siendo amiguísimos.

Con estas experiencias los dos decidieron ser autodidactas y hacer de la música su profesión y su arte y se convirtió en su vida. No obstante que Pacho sufre desde esa época una enfermedad progresiva de los ojos que lo está dejando ciego, la misma que sufrió Borges, cada vez son más creativos y comprometidos con el desarrollo de las manifestaciones musicales en cualquier lugar del mundo donde los requieran.

El viaje a México

Terminado el bachillerato en 1972 viajaron a México. El señor Pompilio Pinzón tenía un ballet de música colombiana con jóvenes y llegó a Manizales a una feria un ballet de México también de estudiantes. Hicieron presentaciones juntos y los invitaron a viajar al país azteca con la condición de que tuvieran música en vivo y fue precisamente cuando le propusieron a Pacho que buscara músicos para integrarse al grupo. “Me daba pena decirle a Nelson porque él era muy roquero y esto era puro folclor. Algún día en una fiesta que hicimos para recolectar fondos para el viaje, me encontré con Nelson y entre aguardiente y aguardiente me llené de valor y le propuse ir a México con nosotros, con la promesa de que haríamos folclor con arreglos modernos y me respondió al instante: ¡aunque no sean modernos!”.

La idea era quedarse por allá 4 o 6 meses, y hasta el sol de hoy. En marzo de 2023 se cumplen 50 años del inicio de un proyecto que partió de Manizales con el talento, como único activo, de dos artistas que hoy irradian música por todo el mundo.

Se separaron del ballet, pasaron muchas historias, unas desafortunadas otras no tanto, giras por pueblos y ciudades de México con grupos que iban conformando, siempre ellos dos de base.

“Un día fuimos al primer concierto de nuestra vida con una orquesta sinfónica y dijimos, queremos tocar así, corrimos a inscribirnos en la Escuela Nacional de Música de la Unam. Dejamos Cuernavaca donde vivíamos como en un paraíso, trabajábamos, ganábamos muy bien, y nos fuimos a vivir al DF a un cuartito, con tal de estudiar”.

Allí conocieron a un francés e ingresaron a la Alianza Francesa a estudiar el idioma. Encontraron un aviso en el que ofrecían clases de guitarra. Francisco indagó y le contestaron que el profesor había renunciado y tenían “una cola de gente esperando”, se ofrecieron como profesores y empezaron a dar clases de guitarra. Esta afortunada circunstancia les abrió las puertas a Francia.

Rumbo a París

Después de 4 años de estudios en el Conservatorio, en la Alianza Francesa, de dictar clases de guitarra, resolvieron irse para París.” Salimos un 26 de marzo de Manizales hacia México y otro 26 de Marzo, ahora de 1982, salimos para París con unos ahorritos”.

“Llegamos a la casa de un amigo al principio, luego alquilamos una pieza en un sexto piso en el Barrio Latino. Un amigo de Cali al vernos tan desprotegidos nos preguntó si habíamos hecho “la manga”, o sea tocar en la calle y pasar el sombrero. Nos daba mucha pena, pero vimos que funcionaba porque la gente daba plata, ensayamos y nos gustó, perdimos la pena y lo hacíamos todos los días. Así conseguimos para el alojamiento, para la comida y para el transporte y vivimos tranquilo durante un tiempo”.

Cantaban, interpretaban guitarra, percusión y empezaron a contratarlos, a tener conciertos oficiales y en julio ya les habían organizado una gira por Los Alpes. Poco a poco los fueron conociendo, tocaron con otros músicos, formaron grupos y empezaron a grabar.

“A un grupo de franceses le dio por poner de moda a México en Francia, buscaron músicos y ahí caímos. Ocho interpretes comenzamos a hacer música mexicana con bailarines, nunca tocamos mariachi en México y lo hicimos en París y por todo Francia”.

Empezó así el prestigio de estos dos artistas y las giras por Europa. “Nos llevaron por ejemplo a la Feria del Libro en Frankfurt donde era México el país invitado, inauguramos la academia Francia Alemania donde también era México invitado, acompañamos músicos famosos y ya nos catalogaban como el mejor mariachi. Cuando Octavio Paz ganó el Nobel resolvieron que no llevaban mariachi porque en Europa existía el mejor y estuvimos en Estocolmo con el escritor”.

Con la llegada a París del violinista venezolano Alexis Cárdenas surgió la iniciativa de interpretar música mexicana, colombiana y venezolana y con ella la creación en el año 2000, también con Cristóbal Soto, del afamado grupo Recoveco que quiere decir reencuentro Venezuela Colombia.

Conexión con Rusia

En 1998 conocieron al violinista ruso Sasha Rozhdestvensky quien se enamoró de la música que hacían y con él formaron el grupo Ámbar, visitaron Moscú e hicieron disco con él. “Mucha gente piensa que cambiamos a Alexis o que Sasha lo está reemplazando. Son dos excelentes violinistas, y no es así”. Con Sasha han expandido las giras por Europa oriental. Ámbar es el fruto del encuentro entre tres músicos colombianos y un violinista ruso: Sasha Rozhdestvensky, violín. Francisco González, guitarra y voz. Nelson Gómez, guitarrón y Juan Fernando García, percusiones y flauta.

“Llevamos una vida muy acorde a nuestra profesión, tenemos muchos amigos, cada vez los lazos con Colombia son más fuertes”. Vienen con frecuencia a visitar a los familiares y a ofrecer conciertos. En París están muy vinculados con los grupos que tienen que ver con nuestro país. Francisco formó allí una familia, tiene hijos y nietos. Nelson no escogió esta opción, vive con su pareja. “Para nosotros ha sido un placer este oficio, tenemos una complicidad de una forma natural y la esencia de ser colombianos nunca se nos ha perdido, hemos respetado y aportado mucho a nuestra música”. Han grabado 6 discos: 4 con Recoveco y 2 con Ámbar, además de otros que han hecho en forma individual.

Francisco se ha dedicado también a la guitarra clásica y publicó un libro sobre rasgados de América Latina, didáctico y al mismo tiempo muy musical que utilizan como material de estudio en conservatorios de Francia. A raíz de este libro lo invitaron a escribir en una revista en francés sobre la guitarra en América Latina. De ahí nació una suite colombiana para guitarra clásica y surgieron invitaciones a giras que han combinado con conciertos de música colombiana.

La última vez que hicieron un concierto en Manizales fue el 18 de noviembre de 2022 en Termales El Otoño, donde estrenaron y grabaron para un disco la obra compuesta por Francisco “5 Danzas Concertantes para Violín y Orquesta”, un viaje musical por los géneros musicales más representativos del territorio colombiano, con participación del grupo Ámbar y la Orquesta Sinfónica de Caldas.

“Este concierto lo estrenamos también en el Teatro Colón en el 2021 con la Orquesta Sinfónica Nacional. La obra está dedicada al violinista Sasha Rozhdestvensky, quien adora la música colombiana y latinoamericana, toca con las mejores orquestas del mundo y es hijo de un gran director de orquesta y de una magnífica pianista, los dos rusos. Como compositor, Sasha me dijo ´tíreme a matar´, así lo hice y resultó un concierto maravilloso”.

Francisco y Nelson van a estar este final de año 2022 dos meses y medio recorriendo Colombia, esperanzados con el nuevo gobierno y con las propuestas de la ministra de Cultura. “Cambiar el paradigma de la violencia por arte, por música, para irnos curando, por eso inscribimos este concierto en el Estallido Cultural y organizamos un evento en París con artistas de Venezuela, Brasil y Colombia”.

Grupos conformados

Las decisiones importantes de estos dos artistas manizaleños en este medio siglo, representando a Colombia con honores en otras latitudes, las han tomado juntos, un proceso de emoción, imaginación e inspiración musical que ha dado como resultado la creación de los siguientes grupos en su fructífera trayectoria:

En México por los años 70 nació Tierra y Sonido, con un mexicano y un francés. y con el que grabaron un disco de 45 revoluciones que se llamó “Dime amor”, una canción muy de moda en la época. Este grupo trascendió y surgió en Manizales con Humberto González, hermano de Francisco, Jaime Eduardo y Carlos Hernán Salazar, hijos de don Noé Salazar, y Hernán Darío Gutiérrez.

En el DF conformaron Quimbaya con Oscar Barahona, con su mujer y con Carlos Arturo Ocampo, uno de los colombianos que viajó con ellos a México. Más tarde se integraron dos franceses y grabaron un casete, existió unos años en Francia.

En París armaron el mariachi Inchátiro que fue muy importante en su historia porque aprendieron a hacer música mexicana muy seriamente. Duró 10 años. Nelson aprendió a interpretar el guitarrón, instrumento que adoptó y toca fuera del mariachi.

Después del mariachi nació Recoveco hace 27 años y luego el grupo Ámbar que tiene 20 años.

Recientemente conformaron Pregón con un amigo pianista suizo-italiano y con Rafael Mejía, ex – integrante de Recoveco. Con este grupo, con el que trabajarán en Suiza, han hecho música para teatro con una actriz suiza muy conocida en el medio.

Es esta a grandes rasgos la historia de dos insignes manizaleños que partieron hace 50 años de la ciudad que aman, para mostrarle al mundo lo que es Colombia a través de la música, su vida, y adonde siempre regresan para felicidad de ellos y nosotros. ¡Y qué sean más 50 años!