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“Alzados en almas”

Por: Martín Rodas*

Fecha de publicación: 22/01/2023

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Ha partido el comandante de los “Alzados en almas”, nuestro querido Wadis Echeverri Correa. Sus gritos por el arte, en vez de gritos guerreros, seguirán resonando como ecos de esperanza y libertad. Ahora, su báculo hollará las nubes, esas que lo guiaban permanentemente por los caminos de la vida, como Quijote andariego.

De Wadis encantaba su sencillez, que se reflejaba en la forma de vestir. Siempre en usanza montañera, camisa remangada y sombrero aguadeño, con zurriagos o báculos que le daban un aire de profeta. Su rostro tenía todas las características del campesino, siempre se me pareció a la de mi abuelo, angulosa y con el bozo fino y bien cuidado.

Son muchos los recuerdos que tengo de él, desde su programa de radio, con el inolvidable lema: “Buenos días, tarde…” en Radio Manizales, hasta la lectura del que considero el primer fanzine en Colombia, su “Correo de los Carrapas”, publicación artesanal fotocopiada y cuyas artes elaboraba a puño y letra. Eso siempre lo admiré y me causaba asombro que no hubiera pasado a otras tecnologías editoriales.

Me lo encontraba en eventos culturales en Manizales y también en los encuentros de escritores de su natal Filadelfia, hacia la cual tenía un amor entrañable a pesar de las difíciles situaciones que allí le ocurrieron.

En sus trashumancias por muchos sitios del país, “báculo en ristre”, sobre un caballito de palo de escoba, anduvo enderezando entuertos mediante la palabra y el carnaval, porque eso era él, un carnaval andante, un arco iris que iluminaba los lugares oscuros marcados por la violencia, la soledad y el miedo. Sus incursiones en actividades sociales y políticas fueron precursoras de las formas que hoy se utilizan para expresarse frente a los gobiernos, mediante la danza, la literatura y el arte.

Eterno jardinero, su oficio lo llevó a convertirse en el cuidador de los poemas-flores de la Casa de Poesía Silva, en donde María Mercedes Carranza lo acogió, como reconocimiento a quien, como genio y figura, era en sí un ser humano-árbol-poeta-jardín ambulante. En Wadis se expresa perfectamente la metáfora de nuestra mitología originaria, en donde la naturaleza se consideraba una totalidad, múltiple y diversa, como era nuestro entrañable amigo, metamorfosis de fauna, flora, agua, tierra, aire, fuego.

Querido Wadis, ahora eres memoria sagrada, savia, sabiduría ancestral, presente y futuro. Eres fuente primigenia de nuestra sutura ontológica, que nos permite recibir tus beneficios desde el sol, la luna y las estrellas. Nos seguirás bañando con tu rocío multicolor y la brisa de tu recuerdo acompañará, por siempre, nuestros caminares, nuestros andares quijotescos por estas breñas en las cuales tú creaste los senderos y los dejaste para el enriquecimiento de nuestra cultura y de nosotros como integrantes, apreciado comandante Wadis, de la tropa de los “alzados en almas”.

*Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».