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Amour

Por: Rubén Darío Zuluaga Gómez*

Fecha de publicación: 06/10/2022

Crítica teatral.

Grupo: Marie de Jongh.

Este grupo español nos trae una buena muestra de teatro físico, todo el argumento está en el campo visual y la acción se enfoca en los cuerpos de los intérpretes y su relación con la escena. Son 4 personajes, en una primera infancia de juegos, amiguismos, peleas y separaciones: se aman y se odian. En la segunda infancia o sea en la vejez: juegos,
amiguismos, peleas y separaciones: se aman y se odian. Las relaciones humanas se repiten “ad infinitum” y siempre patinamos sobre la misma pista, sin embargo, Amour nos regala una mirada optimista y termina en final feliz; “Ellos” son tan comprensivos que permiten que “Ellas” sean como quieren ser y llega la paz idílica o el paraíso, por lo menos a la escena.

Este es un tipo de teatro en que las máscaras (llamadas de Carácter por Lecoq en su pedagogía) ocupan un lugar central, pues imprimen una narrativa y una gestualidad especial y determinada; las acciones físicas tienen otro ritmo, obligan a concentrar la atención del espectador en otro tiempo, pues aunque las historias son sencillas, se enfocan en poéticas y en simbolismos muy precisos. La intención es la univocidad. Con una tiza se dibuja la escenografía y con unos elementos mínimos sobre el escenario se crean grandes estructuras arquitectónicas o se llenan espacios de ficción.

Este es un tipo de teatro que fascina en Manizales, y seguramente en muchas regiones del mundo, por la precisión (semiótica definida), sin embargo, es altamente provocador; tiene predilección por la lentitud (contrario al mundo contemporáneo), apela directamente a las emociones y es realizado a partir de una exquisita sensibilidad esencialmente humana.

En general, el espectador es atrapado en esa red de pequeñas cosas que lo conectan y lo van llevando a través de una trama sin complejos; de manera sutil lo predispone a la observación como en una especie de: hipnotismo, trance o estado meditativo.

Es un espectáculo de fácil comunicación con los espectadores así sean niños o adultos, pues el discurrir escénico es imperturbable. Las escenas crean una atmosfera de proximidad, a veces pareciera estarse frente a una película muda por la música ambiental, en otros momentos también pareciera un exceso de ilustración, llegando casi a la gestualidad del mimo; incluso hay acciones, pocas, que no se comprenden muy bien dentro de una gramática que generalmente es precisa y no se presta a la polisemia (a esa estricta univocidad nos ha enseñado el grupo Kulunka, también español). Excelente teatro de la acción y el silencio.

*Docente Universidad de Caldas.