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Bajo la tiranía del cine de la nostalgia

Por: Andrés Rodelo*

Fecha de publicación: 07/07/2022

El fiasco de las historias originales de Hollywood frente al éxito en taquilla de los blockbusters de la nostalgia tiene a la industria del cine enfocada en películas que reciclan el pasado reciente.

Parece que nada será tocado por el éxito, a menos que reciba el tratamiento de la nostalgia. Hoy es un mandamiento esculpido en mármol para los estudios de Hollywood, que como nunca están decididos a recuperar las viejas glorias con el fin de desatar la euforia entre la legión de fanáticos que tienen esas creaciones.

Un reciclaje cultural inescrupuloso y desmedido, obsesionado con un pasado reciente: las décadas de los 80 y los 90, especialmente. No hablamos de una tendencia que retroceda más en el tiempo, porque su objetivo es despertar el entusiasmo de aquellos adultos contemporáneos que, de niños, cultivaron una especie de educación sentimental, gracias a películas y series míticas.

¿Y quiénes somos para oponernos a que tantos conecten con esas sensaciones y placeres primarios marcados a fuego? Lo curioso es que la experiencia no se dirige a las fuentes originales en búsqueda de aquella emoción, sino que ocurre a partir de nuevos productos que extienden los arcos narrativos de sagas y franquicias populares.

El dinero manda

Por tanto, Hollywood y otras industrias tienen sus maquilas a punto para producir en masa cuantas extensiones sean necesarias con el fin de capitalizar este mercado. La estrategia funciona, por lo menos en los términos deseados por quienes la dirigen: dinero constante y sonante. Lo demuestra la buena acogida de estas producciones, en comparación con los fiascos en taquilla de muchas historias originales recientes.

Por eso, el margen es cada vez más estrecho para películas que no parten de sagas y franquicias. Esa, justamente, ha sido la queja de Martin Scorsese en el tema Marvel, más allá de sus opiniones artísticas sobre estas películas. En el fondo, le choca la condición de desventaja en la que están cineastas como él, que desean hacer un cine diferente al que esperan los grandes estudios.

Es una de las implicaciones del mercado cinematográfico de hoy, y si bien no somos nadie para cuestionar los afectos del espectador que solo espera la nueva entrega de aquella franquicia que tiene 20 años y que tanto adora, sí habría que poner en consideración lo que dice Simon Reynolds en su libro Retromanía: la adicción del pop a su propio pasado.

El crítico musical señala que esta práctica cultural a contracorriente, decidida a declarar el pasado como su territorio soñado y definitivo, está provocando que hoy tengamos menos arte que debería hablarnos del aquí y el ahora, expresiones que tendrían que lanzarse en búsqueda de lo nuevo y lo actual.

El juez de la historia

Es probable que algunos se pregunten: ¿acaso existe algo original? No, pero sí auténtico, valor que ha caracterizado la irrupción de muchos movimientos y tendencias a lo largo de la historia del cine que, si bien no fueron originales, tomaban elementos del pasado y los combinaban con otros modernos para consolidar una experiencia que sin duda era hija de su tiempo.

Esto es algo que no pasa hoy. Por más que estas “creaciones” de la nostalgia sean funcionales como buen entretenimiento, es indudable que gran parte de estas propuestas quedan lastradas por su vocación de refritos explotados hasta la saciedad.

¿Qué lugar ocuparán estas películas y series en la historia? ¿Cómo serán encasilladas de aquí a 20 años? Me atrevo a decir que como un simple fenómeno para ilustrar la marcada aparición de la nostalgia en un periodo determinado, y como una decadencia respecto a otros momentos del cine comercial.

Por lo demás, esta tendencia del dinero a toda costa y atrincherada en un espacio temporal remoto bajo la cobardía de la rentabilidad tendrá poco o nada que aportar al arte en el cine.

Por supuesto, no todas las películas de hoy están subidas al bus de la memoria emocional. Me refiero sobre todo al cine popular, que, con el tiempo, se ha vuelto más dependiente y limitado por franquicias y sagas que gozaron de éxito. Justamente, y evocando un pasado que en ese aspecto seguro fue mejor, los blockbusters tenían una distinción de originalidad que hoy se suministra a cuentagotas.

¿Dónde están los blockbusters originales de hoy? ¿Por qué los tanques actuales de Hollywood son, en su mayoría, prolongaciones de viejas películas o sagas? La sensación de déjà vu es una constante del cine comercial contemporáneo.

–PP

Tom Cruise en Top Gun: Maverick (2022), éxito global de taquilla y secuela nostálgica de Top Gun (1986).

*Periodista y Crítico de Cine.