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Cañón del Guacaica

Por: Martín Rodas*

Fecha de publicación: 14/12/2021

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 Los pavuras y carrapas, aborígenes que vivían al norte del municipio de Neira, pasaban por parte de lo que es hoy Manizales a enterrar a sus muertos, con la creencia de mirar al oriente y buscar los influjos del dios Sol; vivían en bohíos que eran chozas de madera, guadua y paja, se dice que practicaban rituales mágico-religiosos que incluían la antropofagia; su base alimentaria era el maíz; aquellos nativos desaparecieron en la conquista, lo mismo que los Quimbayas, que habitaban desde el río Guacaica hasta el actual departamento del Quindío y son considerados de los mejores orfebres del mundo. Lo que puede decirse es escaso, y mucho más lo es lo que pueda decirse sobre la herencia cultural en los manizaleños. No obstante con la migración antioqueña hacia el sur, podemos decir que en parte se adoptó la herencia de manejo del terreno de vertiente.

Dice alguna leyenda que el cacique Irru, tenía una hija, su princesa, sobre ella este cacique tenía todas sus complacencias. La princesa era enviada cada año a llevarle ofrendas al dios Kumanday o padre de la Montaña Blanca, allá en la cordillera alta, junto con las más selectas hijas de los nobles de la tribu. Llevaban exquisitas frutas, sal, oro y el líquido sagrado: la chicha extraída del maíz, alimento ancestral de los indígenas. Había que subir por el cauce de un río que tributaba sus aguas al Río Grande.

Un día la princesa iba a realizar su último viaje, ya que para la luna llena se casaría con un príncipe carrapa; ello les daría más fuerza a las dos tribus, los irras y los carrapas. Salió acompañada de su séquito a la sagrada misión, siendo despedida por sus padres y los miembros de la tribu, en medio de gran algarabía y regocijo. Pasó un tiempo prudencial y la princesa y su séquito no regresaban; preocupado, el padre envió a sus mejores guerreros, quienes regresaron sin noticias de la princesa y sus acompañantes; desesperado emprendió la búsqueda acompañado por los mejores guerreros carrapas, amigos de los irras, pero todo fue en vano, parece que la montaña blanca, el padre Kumanday, la reclamó para sí. El cacique Irru, en medio del dolor, bautizó el río grande con el nombre de su hija: Guacaica.

Con esta historia quiero destacar el trabajo de autogestión de la comunidad de Pueblo Rico, la Junta de Acción Comunal de «Casas Viejas»; y contextualizar el emprendimiento ecoturístico de Mauricio Zuluaga «Mao», quien ha plantado en Pueblo Rico, Neira, Caldas, el Cañón del Guacaica. Para llegar a este sitio hay varios caminos. Se puede ingresar por el peaje entre Manizales y Neira, o por la carretera que parte de Cielito Lindo, llegando a Neira, o desde el mismo Neira. Allí podemos encontrar cabañas, zonas de camping, avistamiento de aves, mariposario, cascadas, medicina natural y artesanías.

Pueblo Rico se ha constituido en una excelente alternativa ecoturística de Caldas, enclavada como perla en el Paisaje Cultural Cafetero y con expresiones culturales auténticas enraizadas en tradiciones campesinas y populares que enriquecen el arcoíris de nuestra región. Allí, el 19 de diciembre se realizará una Feria de emprendimiento, en donde se socializará el proyecto Ruta tradiciones ancestrales del Guacaica, organizada por el Comité de Turismo de la Junta de Acción Comunal Casas Viejas con el apoyo del Semillero de investigación y agenciamiento cultural de la Universidad Nacional; Guacaica Orgánico; La Casa de las Mariposas; Zetaz Artesanías; La Granja del Tío Ho; granja El Tesoro; finca Las Torres, emprendimiento gastronómico; finca La Conciencia Villa Jardín; Villa Emiliano; Alimentos Sauca; ojo con la gota de TiNta; el maleTíN; y la Nave de Papel. El evento estará ubicado al frente de la iglesia San Miguel Arcángel, de Pueblo Rico, desde las 2 hasta las 6 de la tarde, con muestras artesanales, gastronómicas, paquetes ecoturísticos, los libros de «el maleTíN», presentaciones musicales, etc.

Invito a quienes leen esta columna a que visiten Cañón del Guacaica, muy cerca de Manizales, para disfrutar de una experiencia natural y cultural, guiados por un líder de los movimientos ambientales y artísticos, «Mao», quien los hará vivir una jornada en medio de la magia y el encanto de uno de nuestros territorios más hermosos, el cañón del río Guacaica.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».