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CC Banco de la República Manizales: mis visiones y experiencias

Por: Juan Sebastián Rosas Rubio *

Fecha de publicación: 09/10/2023

Recuerdo haber visitado en varias ocasiones el Banco de la República cuando era niño, acompañaba a mi madre a la biblioteca, incluso paseábamos por el edificio y visitábamos la exposición del Museo del Oro permanente del lugar o la sala de música; era un lugar mágico, en el cual te recibían efigies de San Agustín, esculturas de piedra que le daban al lugar un toque misterioso y singular.

Recordar el antiguo edificio produce un poco de nostalgia, me trae recuerdos de una infancia bastante agradable y tranquila, rodeada de cultura, literatura, música y arte. Me encantaba caminar en medio de las estanterías mientras mi mamá se sentaba en una de las mesas de estudio para consultar algún libro, veía aquellas estanterías enormes con libros y todos me llamaban la atención, quería saber que había dentro de cada uno de ellos.

Recuerdo que mi madre me llevaba después de realizar sus consultas a la sala infantil, vienen a mí memorias agradables de un libro de Superman; y los dos primeros libros que terminé y que me llevaron a un estilo literario que me ha atraído mucho, la fantasía, esos dos libros fueron Harry Potter y La Piedra Filosofal y Las Crónicas de Spiderwick. Igualmente rememoro con nostalgia la lectura de El Principito, historia que desde pequeño me hacía sentir muy sentimental y aún más cuando veía sus ilustraciones.

Para mí, este lugar siempre fue un espacio maravilloso, una edificación bella e imponente, recuerdo el mármol de los pisos y las paredes, recuerdo el aura misteriosa de la sala de exposición donde se encontraban las obras Quimbayas. Viene a mí ese silencio y respeto que había en cada uno de sus espacios, la solemnidad con la que se consultaban los libros y el cuidado que tenían con ellos.

Ahora, como si del destino se tratase o por la bendita casualidad, trabajo en este lugar. Como todo en el mundo, ha cambiado, el edificio es nuevo, no es lo que era anteriormente, pero conserva esa esencia mágica, el Centro Cultural es ese lugar en el que puedes disfrutar de la paz y el encanto de la literatura, es un lugar donde encuentras espacios para la reflexión y la creación.

Miras a tu alrededor y ves a personas variopintas, te encuentras en un lugar en el cual no te discriminan y te sientes cómodo, te sientes seguro. El Centro Cultural es un hogar, en el cual encontrarás personas amables que estarán dispuestas a guiarte en lo que necesites y si interactúas con sus usuarios también encontraras personas que te enseñarán algo y con las cuales tener gratas conversaciones.

El Centro Cultural del Banco de la República es un lugar de encuentro intergeneracional, en el cual los jóvenes y mayores comparten sus visiones del mundo, sus opiniones y sentires. Es un lugar en el que todos hallarán un espacio en el cual ser escuchados y escuchar a los demás.

El Centro Cultural es un hogar fraterno en el cual suceden cosas mágicas y está abierto a todo el mundo. Lo que más deseo es que aquellos que entren a este maravilloso sitio puedan sentir lo mismo que yo sentía cuando era chico y vuelvan frecuentemente a transitar por los pisos y pasillos de tan maravilloso lugar.

Me veo en cada uno de los usuarios que frecuentan el edificio, me veo en los pequeños que visitan la sala infantil con sus madres y padres, me veo en las y los jóvenes que vienen a consultar un libro para el colegio y me veo en los mayores que recuerdan el pasado del Centro Cultural, esa edificación que la gente valoró tanto en su momento y que ahora ha evolucionado para seguir ofreciéndole a los manizaleños y a todo visitante un lugar en el cual sentirse bien y pasar un buen rato rodeados de cultura.

* Empleado Banco de la República