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Crónicas de la pandemia en la Universidad Nacional sede Manizales

Por: Quehacer Cultural

Fecha de publicación: 28/09/2020

Como parte de la celebración de la Semana Universitaria de la Universidad Nacional sede Manizales, realizada la última semana de septiembre de 2020, bajo la organización de la Oficina de Divulgación Cultural, la Dirección Academia convocó a los estudiantes a un Concurso de Crónica Testimonial.

La idea surge de dos razones: encontrar espacios creativos, lúdicos que ayuden a sobrellevar situaciones extremas como esta del confinamiento y del conocimiento de una gran dosis de creatividad literaria dentro de la universidad, explicó el Profesor del Departamento de Ciencias Humanas y gestor de la idea, Jorge Hernán Arbeláez. “En la institución faltan  espacios para compartir estas inquietudes y poder hacer un ejercicio más riguroso para las creaciones literarias”.

El concurso propuso la vivencia personal de cada quien o de alguien conocido en estos días tan complicados de pandemia.

Participaron 25 trabajos. Un jurado compuesto por los profesores Mariela Márquez y Jorge Hernán Arbeláez, escogió tres primeros lugares, a partir de los siguientes criterios:

1.- De orden gramatical. Que los trabajos contaran con una ortografía adecuada y una buena sintaxis, dos yerros que se cometen con mucha frecuencia.

2.- La creatividad, difícil de mensurar y más cuando se trata de una crónica testimonial.

2.- La coherencia y la cohesión porque un texto puede tener buena ortografía, buena sintaxis y buena creatividad, pero sus elementos pueden estar inconexos, puede no haber secuencia en la historia, o pueden incluirse hechos o situaciones que no parezcan fijas al hilo narrativo.

Los resultados fueron:

Primer lugar: “La final de la Champions narrada por un conejo” de Carlos Manuel Orrego Franco. Estudiante de Matemática pura. Hizo dos semestres de filosofía en la Universidad de Caldas. “La literatura es la eterna amante que me acompaña”.

Segundo lugar: “Vidas Paralelas” de Carolina Ospina Aguirre. Estudiante de doctorado en Ingeniería Automática. “Siempre me ha apasionado la escritura”.

Tercer lugar: “La final de la Champions narrada por un conejo” de María Fernanda Ramírez Pino. Estudiante de Estudios Literarios en la sede Bogotá. En el momento del concurso estaba en movilidad interclases en Manizales. “Me puse a escribir la crónica y me pareció que lo más fácil es escribir de uno”.

A continuación fragmentos de cada una:

“La final de la Champions narrada por un conejo”

El brillo de la pantalla de mi celular me encegueció y solo pude ver la fecha, ¿12 de mayo? Eso no respondía nada, podía ser incluso domingo, todos los hijos menores del calendario eran iguales, en realidad el confinamiento parecía un domingo alargado, del que las arrugas de la melancolía y el recuerdo estaban estiradas y plegadas en el firmamento perfumando al aire de una intensa nostalgia; no pasaba ni un solo día sin añorar la antigua cotidianidad que antes me aburría y conjeturaba que eso mismo iba a pasar después, incluso pareciéndome inverosímil extrañar mi rutina en la cuarentena, pero creo que todo es cuestión de costumbre, eso me lo recordaron mis ojos cuando se adaptaron al brillo de mi Smartphone con el cual accedí al link de la clase, fijado en el Classroom, que me condujo de inmediato a la sesión en la que la profesora estaba diciendo “eso fue todo por hoy. Hasta la próxima clase, muchachos”. Me uní por inercia, atribuible una vez más a la costumbre, al unísono de mis compañeros “muchas gracias, profe” con lo que concluí que no era lunes, que a lo mejor era martes.

“Vidas paralelas”

Victoria, su esposo y los tres pequeños dejaron de salir. El teletrabajo, la escuela en casa empezó a ocupar los días. Al principio parecían unas vacaciones, todos juntos en casa tranquilos viendo películas y comiendo crispetas empezó a ser un buen plan. Los días comenzaron a repetirse, la misma hora de levantarse, la misma tele, las mismas crispetas. Para los niños los 50𝑚2 no eran suficientes, en especial cuando la mayor parte del día debían contener sus gritos y carreras por la videollamada de papá o la clase de mamá. Las clases virtuales llegaron para arruinar la diversión, los deberes llenos de letras por escribir y las manualidades empezaron a agobiar los niños, quienes prefieren llorar y gritar antes que sentarse a ver una aburrida clase, a pesar de los grandes esfuerzos de los maestros.

“A merced del monstruo: crónica de mi vida en cuarentena”

Un par de días después, ya me había liberado, encontrando en el proceso esa felicidad que no sabía que me hacía falta. Los problemas relacionados con mi falta de contacto físico habían pasado a un segundo plano, pues estar en paz conmigo misma y sentir que tengo libertad sobre mi cuerpo por primera vez era suficiente para estar integralmente bien ya que, después de muchísimos años, experimentaba ese sentimiento de paz que ya había olvidado, ese que solo los niños, quienes aún no han aprendido de prejuicios e inseguridades, son capaces de experimentar. Había echado a mis demonios por la ventana, y los vi marcharse a algún lugar muy lejano, impresionada de cómo un corte de pelo podría hacer un cambio tan drástico en mi vida. Ahora podía lavarlo y mojarlo cuando quisiera; ya no era su esclava, sino que este me pertenecía. Mis rizos danzaban al son que yo tocaba, rebeldes contra el viento que los golpeaba, pero obedientes a su dueña.

Conozca en este link las tres crónicas ganadoras:

http://diracademica.manizales.unal.edu.co/fileadmin/user_upload/Noticias/ganadores_todos.pdf?fbclid=IwAR1tIKdobKsBMsktGYkYiPTQknvDuHK_YbQG4Utcn2pn1zOM21oRKE9Z2L0