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Decrépitos tiene todos los vicios y las virtudes heredados de la “Creación Colectiva”

Por: Rubén Darío Zuluaga *

Fecha de publicación: 23/10/2023

55 FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE MANIZALES

Obra: Decrépitos
Grupo: Los Chicos Del Jardín

Decrépito según el diccionario de la lengua española es una persona que está en decadencia y que tiene disminuidas sus facultades físicas y mentales a causa de su avanzada edad. Y el nombre de la obra nos da una idea de lo que veremos como puesta en escena de Los Chicos del Jardín. Por la publicidad uno se imagina un poco de viejos achacosos por quienes se puede sentir fastidio, pesar, conmiseración, amor, odio o risa burlona como la que provocan los viejos sordos popularizados por “Sábados felices” y con los que se divierte a pierna suelta el pueblo colombiano. O también podría ser una denuncia desde la mirada sociológica sobre el maltrato al que son sometidos en los ancianatos y lugares públicos donde se cuidan viejos que por ley natural van hacia la decrepitud.

Realmente Los Chicos del Jardín nos muestran una comedia divertida, con visos trágicos, llena de lugares comunes, donde se representa el “personaje tipo”, la vieja con alzhéimer, la mitomanía, incluido el viejo con su peculiar manera de gozarlo todo; se divierten con malicia, ironía, además con ciertos “gags” y ademanes, que en general es la demostración del talento y el histrionismo de los integrantes del grupo. Decrépitos tiene todos los vicios y las virtudes heredados de la “Creación Colectiva”. La unidad del texto a veces se resquebraja, hay acciones, conductas aisladas que no responden a la unidad de la obra, pero también hay una espontaneidad permanente de creatividad que fluye y dinamiza mucho la escena.

Decrépitos es una obra que no es muy sólida desde el punto de vista de la Fábula, en ciertos momentos pierde verosimilitud, no se le cree a los personajes y las situaciones. Sin embargo, pareciera que la riqueza de la obra está en las caracterizaciones individuales y seguramente puede constituirse en exitosa para un público amante del teatro festivo, pues hay mucha gracia en esa decrepitud, que no alcanza a producir lástima, tristeza o dolor, se ve a la legua que son personas jóvenes con mucha energía.

La obra permite deducir que hay una investigación detrás, que observaron la población objeto y tal vez se basaron más en los aspectos externos, en el lenguaje y formas físicas expresivas. La metafísica del viejo o del decrépito pudiera llevarlos por otros senderos de investigación como el grotesco o la caricatura, sin embargo es un logro manifiesto la línea de trabajo definida.

Lo realmente importante en el trabajo de Los Chicos del Jardín es la frescura de sus propuestas escénicas, la juventud y organización en muy diversos campos de la producción y la investigación teatral. La exploración teatral en Manizales es diversa y lleva ritmos muy particulares. Desde la academia y el pensamiento teatral, se esperaría mayores riesgos desde el punto de vista estético, que se incursionara en poéticas y lenguajes con mayor compromiso, y antes que minimizar formatos o simplificar los argumentos o la fábulas, asumir mayores retos, alimentarse teóricamente, afrontar búsquedas mayúsculas en la creación y producción. Pero eso resulta muy fácil decirlo desde afuera y como observadores, cuando sabemos que los grupos están en lucha por la sobrevivencia y se comprende que a veces lo urgente no permite hacer lo importante y que nuestro proceso tiene algunas limitaciones.

* Crítico teatral.

Fotografía Andrés C. Valencia.