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“Disfrutar del mismo mal” retrospectiva de pintura de Ulises Giraldo

Por: Cristina Valencia Arbeláez Karol - Martínez Alzate

Fecha de publicación: 16/08/2023

. Fondo Cultural del Café. Carrera 22 No. 18-21 Piso 5. Edificio Alcaldía de Manizales.

En un mundo de excesos de tiempos, espacios, mismidad y déficit de sentido, encontramos al moderno Prometeo, que busca a través del fuego purificador de la creación sacarnos del juego de sombras de la caverna, para que habitemos como él (Ulises Giraldo) trayectos de cazador recolector en la “Ciudad-cuerpo”.

Cazador – recolector ya no de frutos y semillas como nuestra condición biológica en otrora lo requirió, sino cazador – recolector de símbolos, signos y señales de los reflejos de lo existente para mantener nuestra condición humana y su ismo.

Al igual que el personaje del mito y la literatura, Ulises ha obtenido la riqueza a través del viaje de retorno a Ítaca a través de la creación plástica, conceptual y objetual que resignifica la relación de las personas con los objetos y los materiales en un mundo con sobreproducción de estos en los procesos industriales.

Su pintura posee musicalidad y armonías con arquitecturas sinfónicas de “sátiro afrentoso” que nos lleva por sus bosques nocturnos y de la madrugada a contemplar series de desgarramiento como la revelación que obtiene el místico en su ayuno en sus grandes formatos.

Además, encontramos autorretratos donde logra atrapar el gesto y el carácter: flemático, alegre, risueño o temperamental de aquellas(os) que se inmortalizan en su trazo más allá del dolor vital que puede implicar su existencia.

Como el viento en el que el mismo artista se ha dejado atomizar lanzándose a un viaje cuántico, viaje del que hoy nos muestra sus fotografías, la luz que pasando por cada uno de los átomos del artista se plasma en el lienzo.

Átomos en constante movimiento, átomos en encuentros y desencuentros: el cuerpo del artista frente al cosmos, su cuerpo enlazándose con el mundo. Átomos que se juntan en armonía y en equilibrio como diría la escuela clásica, para generar belleza:

La brocha que pinta con lápices de colores entonces el ojo del espectador. Un sinfín de átomos en movimiento que nos permiten unirnos cuerpo a cuerpo con el artista el día de hoy.

Les invitamos a entrar, de la mano de Ulises, viajero, a mundos que no le teme “ni a lestrigones, ni a cíclopes, ni al fiero Poseidón”, a sentarnos sin pudor en “El diván de Freud” hasta que durmamos el mismo sueño y podamos, como diría Rafael Pombo “disfrutar del mismo mal”.