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Ecos  de la FILBO 2022

Por: Germán Sarasty Moncada*

Fecha de publicación: 30/06/2022

Después de dos años de ausencia física, regresó con ímpetu la presencialidad para la realización de la versión treinta y cuatro de la Feria Internacional del libro de Bogotá, FILBO, la cual ha sido posible desde 1988 gracias a la alianza entre la Cámara Colombiana del Libro y Corferias. Este evento reúne a todos los actores de la cadena del libro (autores, editores, correctores, traductores, distribuidores, agentes y libreros), quienes junto con sus lectores conforman este ecosistema del libro que cada año crece y se fortalece.

Del 19 de abril al 2 de mayo del 2022, se ofreció una amplia muestra literaria, cultural y profesional para público infantil, jóvenes y adultos con la presencia de más de 500 expositores, 1.500 actividades e invitados nacionales e internacionales, de treinta países convocados, que mostraron lo mejor de la producción editorial del último año. El invitado de honor en esta edición fue la República de Corea. Las palabras de S. E. Choo Jong-Youn, su embajador, fueron precisas:

“Que el tema central sea la convivencia, es muy adecuado dadas las circunstancias actuales, en las que todo el mundo está sufriendo por la nueva calamidad. Ahora el mundo está entrelazado estrechamente por interdependencia. Por lo tanto, los conceptos como egoísmo estatal o nacionalismo extremo no pueden sobrevivir más. Tenemos que buscar un modo de vivir juntos”.

La respuesta a esta convocatoria expresada en su eslogan “Vuelve para que vuelvas”, fue atendida por 517.000 personas, además de los participantes a través de las presentaciones compartidas virtualmente. Fuera de las actividades en Corferias, se realizaron otras 110 en librerías, bibliotecas, colegios, universidades y otros espacios culturales. Dentro del evento hubo exhibición, lanzamientos y venta de libros, presentaciones de los autores, charlas, talleres, clubes de lectura y otras actividades afines a estas ferias.

En esta versión se tuvo la posibilidad de participar virtualmente, y aun se puede hacer por medio de los videos que quedaron de varias de las charlas con algunos de los escritores, quienes siempre nos dejan motivados a seguirlos a través de sus creaciones, o a revisar de nuevo sus afirmaciones, para un crecimiento intelectual tan necesario como alimento para el espíritu.

Para una colaboración como esta es difícil la selección, pues cada autor tiene su mensaje, algunas veces cifrado, otras más explicito, pero ya será el lector quien considere si se acierta en las afirmaciones hechas. Además de algunos escritores colombianos, también se comentará de otro grande de las letras rumanas, Mircea Cărtărescu, poeta, novelista y gran pensador.

¿Conversan la ciencia y la literatura? ¿Dos mundos distantes?

Para dilucidar esta pregunta se convocaron al filósofo y escritor Leonardo Ordoñez Díaz y a Mary Julieth Guerrero, editora, quienes conversaron con María Mónica Monsalve, sobre sus libros Ríos que cantan, arboles que lloran y Los caminos que nos unen (Cuentos colombianos desde la ciencia y la naturaleza), una compilación de once cuentos de autores diferentes.

Afirma el filósofo que la relación entre la ciencia y la literatura, es algo que las complementa, las potencia, y mejora la comunicación de los resultados de la una con el lenguaje de la otra, pues muchas veces la transmisión del conocimiento por parte de la ciencia, parece algo esotérico, con un lenguaje que requiere precisión, pero que muchas veces se abusa, como si no se quisiera revelar algo.

En ese sentido son ambas publicaciones, que tratan sobre temas ecológicos y se desmitifica el concepto de la lucha del hombre con la selva, considerada como un infierno, o como algo paradisiaco, pero siempre frágil. En estos relatos se habla de bioeconomía, turismo científico, trabajo con excombatientes, etc. Se pretende mostrar los daños ecológicos, la explotación de la naturaleza, los desastres de erosión, la deforestación y del cambio de usos del suelo y los problemas asociados con la ganadería. También se pretende darle voz a quienes están en el terreno.

A propósito vale la pena mencionar al escritor Juan Villoro quien acota: Con buenas intenciones, pero en forma equivocada, se habla de “salvar el planeta”. La verdad sea dicha, la biosfera puede seguir adelante sin nosotros. Lo que está en juego es nuestra residencia en la tierra. O como preciso Leonardo Ordoñez, la biodiversidad no implica la naturaleza librada a sus propias fuerzas en ausencia de los seres humanos, estos pueden ser sus jardineros. Procurar relaciones simbióticas con la selva. Primero se debe tomar conciencia y luego tomar medidas.

Esa relación ciencia y literatura pude ser explicada con el simple verbo contar y sus acepciones. Contar como enumerar, referido a lo cuantificable, la matemática, la ciencia. Contar como relatar una historia, establece raíces comunes entre ciencia y literatura. Contar como concepto de solidaridad “yo puedo contar contigo”, se trata de una relación ética que concierne también a la ciencia y su construcción colectiva.

El poder y la literatura. Charla con periodistas y escritores.

Jorge Enrique Botero y León Valencia conversan con Hernán Darío Correa sobre sus libros Blanca oscuridad y La sombra del presidente. Como marco de referencia de esta actividad, el moderador introduce una nota de Gabriel García Márquez:

La verdad parece ser que la literatura, el periodismo y la política se complementan, siempre que todos se mantengan a distancia de la vida real, con la ventaja a favor de la literatura de que esta nos permite la expresión natural de sentimientos vitales, como la compasión y la nostalgia y para resolver mejor esa dosis de escepticismo que nos viene dada en la vida, que se alimenta de ella y a la cual no se resignan los políticos puros que le tienen miedo a su corazón.

La pregunta básica fue ¿Cómo y por qué llegaron a la escritura literaria, desde el periodismo, la política y la investigación? Jorge Enrique Botero manifiesta que al narrar crónica y esta desborda las posibilidades de interpretación, hay que recurrir a la literatura, sin sacrificar la verosimilitud, pero conservando cierta privacidad. León Valencia tiene vivos recuerdos del grupo de lectura que tenía dos veces a la semana, su padre, en el cual conoció La Ilíada, La Odisea, Don Quijote y muchos otros clásicos. Su papá le vio futuro, pero él se fue para la guerrilla. Cuando regresó se dijo voy a cumplirle a mi padre.

Ambos han utilizado personajes de la vida real, pero en clave de ficción. Confesiones relatadas sin nombre, aclaran eso no es periodismo. Han narrado amores, odios, venganzas, secuestros y todo lo relativo no solo al llamado bajo mundo, sino al no tan bajo, pero igual de asqueroso. Han logrado desentrañar la forma como los mafiosos adquieren espíritu político, con juicios, ideas y formas de actuar. De la misma manera los políticos han ido adquiriendo espíritu mafioso. Toda esta ficción, corroborable en la realidad, aunque con nombres, lugares y fechas diferentes. Ambos escritores afirman la vida colombiana se presta mucho para hacer ficción. A pesar de tantas tragedia, basura e ignominia, la vida sigue encontrando por donde brotar, para rehacerse y buscar otros rumbos, recuperar la esperanza.

Debate: la enfermedad, el dolor y la escritura.

Sobre el tema, Ángela Jiménez conversó con los médicos y escritores de Manizales, Octavio Escobar Giraldo y Orlando Mejía Rivera. La actividad médica comienza con una rigurosa investigación desde los signos y síntomas del enfermo, para hacer un acertado diagnostico. Esa investigación clínica es similar a una búsqueda policiaca. De allí saldrá la aplicación de una adecuada terapéutica.

Pero las similitudes de la novela con la realidad continúan. Todos somos escritores de nuestra historia, y la gente que no se narra su propia vida como un acontecer literario, es gente vencida emocionalmente. Siempre estamos reinventando nuestro pasado, para seguir existiendo, sino la realidad se nos vuelve un drama aplastante.

Manifiestan con claros ejemplos de que la literatura no solo es un placer, sino que nada funciona mejor contra el dolor y el miedo, igual que cualquier otra expresión que a uno le guste: cine, teatro, pintura, danza, etc., el placer estético como narcótico. Igualmente nos proporciona la posibilidad de vivir otras vidas. De esa manera se deja de ser la persona que está enferma, viviendo otros personajes, y así emocionarse, reír, sentirse en otros lugares, otras épocas y otras situaciones.

Como la lectura va de la mano con la escritura, esta nos proporciona un proceso de autoconocimiento, de entendernos, para poder entender a los otros y así superar lo de “el infierno son los otros”, de Sartre y más bien aceptar la alteridad, la otredad, la de  “Los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia, no soy, no hay yo, siempre somos nosotros…”, de Octavio Paz.

En sus libros Chejov mentía. Diez médicos escritores y Shakespeare y la clínica, Octavio Escobar y Orlando Mejía, nos muestran lo anterior y muchas otras consideraciones más. Con el ejercicio de su profesión de médicos, dan lustre a la Medicina y con sus escritos nos permiten acceder a otras realidades y compartir lo imaginado e investigado por ellos.

Escritura, sueños y realidad con Mircea Cărtărescu

Mircea Cărtărescu  (Bucarest, 1956) es un poeta, prosista y novelista, casado con la escritora rumana Ioana Nicolaie. Es considerado por la crítica literaria el más importante poeta rumano contemporáneo. Nuestro escritor Santiago Gamboa fue el encargado de entrevistarlo.

Como poeta, es preciso en sus apreciaciones y considera que poesía e infancia son un pleonasmo, ya que para contemplar la belleza en la naturaleza, se debe permanecer como un niño, sin la capa de oscuridad social, sin las preocupaciones de los adultos, solo alegría. La palabra poesía unida a la palabra libertad, definen al poeta, quien vive para irradiar alegría al resto de los humanos.

Considera que la poesía requiere síntesis, mientras que la novela permite expansión. De su paso de la poesía a la novela, puntualiza que, donde termina la poesía comienza la prosa y luego la filosofía, la teología y el regreso a la poesía. De todas maneras existe poesía en la prosa, no son géneros excluyentes, se retroalimentan: “El narrador pega en su prosa gotas de poesía”.

Se explaya explicando poéticamente la relación sueño, novela y poesía. Afirma que, si la gente no soñara, todos los novelistas serían realistas, y que además no existirían ni la religión, ni la filosofía, ni la intuición que tenemos un alma. Los sueños son la clave de la creación, nos hacen descubrir la vida interior y disfrutarla plenamente. Así ha construido su obra. De ellos dice:

Todos tienen una parte onírica porque a mí me interesa algo que interesa a pocos, que es la vida interior, eso que la sociedad actual sacrifica con mayor frecuencia. Hemos sido empujados por una especie de corriente realista que nos hace olvidar cuál es nuestra vida verdadera, olvidamos que somos criaturas humanas con un interior tierno y olvidamos que soñamos, que tenemos ensoñaciones, que tenemos de vez en cuando         alucinaciones, olvidamos que tenemos sentimientos.

Son tantas y tan bellas sus apreciaciones, que no duda uno en volver sobre esa entrevista para aprender a valorar aquello que tantas veces hemos visto, sin admirar.

*Profesional en Filosofía y Letras Universidad de Caldas.