Volver

El arte de la crítica…

Por: Rubén Darío Zuluaga *

Fecha de publicación: 09/10/2023

Una habilidad o talento que debe desarrollar la crítica de arte es “detener la mirada”, tener la capacidad de contemplar la obra en su propio tiempo, el arrojo de dejarse embargar por ella, bucear en sus enigmas y con la misma intuición que el artista la crea, el crítico debe acercarse a ella, no para corregir al artista o cambiar la obra (petulancia de algunos insulsos); el crítico es un espectador o lector intensivo que propone lecturas de la obra, que sabe que su mirada es solo una “percepción estética” particular, pero que no es la única, y menos aún, la verdadera.

Se espera por lo tanto que la crítica provenga de personas que vienen del mundo del arte, no de espectadores ocasionales, sin formación o conocimiento y que por lo tanto den “palos de ciego” al referirse a la obra. Oscar Wilde habla de “Críticos Artistas”, que tienen una profunda sensibilidad, que incluso pueden manejar las herramientas del arte y que por lo tanto, el lenguaje y sus argumentaciones competen directamente al acontecimiento y no se pierden en nimiedades. La mirada de un artista sobre otro artista generalmente es muy sugestiva y rica, aunque por la humana competencia a veces los creadores son pésimos observadores de sus congéneres. Me quedo con la crítica que crea empatía con la obra y no con desvaríos que se pierden en la nebulosa.

La crítica en cualquiera de las formas del arte, requiere de una actitud honesta, con humildad y talvez como refiere Octavio Paz, debe ser amorosa, como una ofrenda que nace de un bello sentimiento del espíritu y no de una disquisición formal que pretenda revelar más la importancia del que escribe que del autor propio de la obra. Sin embargo es imposible la objetividad en una crítica y por el contrario está más impulsada por la subjetividad, pues el arte se recibe a través de la emoción y posteriormente se elabora el juicio. La crítica se hace desde posturas e intereses personales.

La crítica introduce lecturas muy importantes, pues, según Patricia Cardona cuando el crítico habla de una obra habla de sí mismo, de su propia biografía. La obra toma sentidos y es percibida desde el propio mundo simbólico del espectador o lector, es surtidora infinita de significados y nadie tiene el monopolio sobre lo que dice. Las obras clásicas siguen generando sentidos diversos en la actualidad, porque ellas expresan el misterio de la belleza, de la vida. La sorpresa y la fascinación son la característica esencial por la cual seguimos leyendo libros, asistiendo a museos, a salas de teatro y danza. Seguiremos absortos frente al gran arte universal.

* Crítico de Teatro.