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“El Circo de las Ilusiones”

Por: Javier Humberto Arias Ospina. Teatro Portátil.mc

Fecha de publicación: 09/05/2022

“Es amarga la tragicómica carcajada del Carapintada”*

 

Apreciado lector, le propongo el siguiente juego: Sin hacer trampa, cierre sus ojos durante unos treinta segundos y piense en las palabras o imágenes que usted asocia con la palabra CIRCO. ¡Vamos, comience ya!!! (recuerde. Son treinta segundos…)

Con una alta probabilidad de acierto, en su mente debieron aparecer, entre otras, imágenes o palabras relacionadas con:

Diversión, entretenimiento, alegría, función, carpa, pista, números,  payasos, risas, seres humanos, magia, juegos, silbidos, malabares, trapecios, cuerdas, música, color, maquillajes, algodón de azúcar, crispetas rosadas, aserrín, animales, olores…

El anterior juego lo realicé con varias personas de diferentes edades, para  provocar estas notas con las que quiero registrar la  experiencia artística y de encuentro cultural  vivido por los espectadores que tuvimos la grata oportunidad de ver las películas proyectadas en la Sala Olimpia del Cinema Fundadores, los días viernes y sábados del pasado mes de Abril, durante el Ciclo de Cine denominado “El Circo de las Ilusiones”,  organizado en el marco de la celebración del Día Mundial del Circo de Manizales.

El significativo evento ha sido el resultado del trabajo liderado por la Fundación Red Espiral y FICMA (Feria Internacional de Cine de Manizales) junto a la Fundación Circo Manizales y la Asociación Circo en el Aire.

Sea esta la oportunidad para exaltar el trabajo que vienen desarrollando en la ciudad y región el dinámico grupo de jóvenes de gran visión y formación cultural alrededor del Cine como son: Viviana Castro, Directora de   la Fundación Red Espiral y en el ámbito de FICMA (Feria Internacional de Cine de Manizales) su Director Federico Zapata y Diana Castellanos en la Curaduría.

Todo este importante proceso comenzó cuando se encontraron en el año 2017 en uno de los paisajes sonoros del Festival Internacional de la Imagen y se pusieron una cita para ver una película surrealista del director Carlos Osuna en Cinespiral, aquel hermoso e inolvidable espacio del cine arte que funcionó por varios años en el sector de Milán, ubicado al oriente de la ciudad. Ese mismo fin de semana, Federico empezó a hacer las presentaciones de una serie de películas en el Cinema Fundadores. Este fue el comienzo de lo que hoy es este Cine Club, en donde podemos disfrutar lo mejor del Cine con la pertinente orientación y cálido acompañamiento que hacen Viviana, Diana y Federico.

Federico Zapata, Comunicador Social, se integró inicialmente a la Fundación Red Espiral en el Proyecto “Ecosistema Audiovisual” y Diana Castellanos, Médica Neuróloga, quien recientemente había regresado de sus estudios en España, asumió la Programación y la Curaduría respectiva. Todo este trabajo lo emprendieron, según Diana, con la pasión del Cine y sin ninguna pretensión económica.

Hoy, gracias a la energía, disciplina e inspiración cotidiana que dan la sensibilidad y compromiso de este equipo de  Gestores en el área del Cine, con  el apoyo de algunas instituciones y la acogida de un público en crecimiento, la ciudad tiene la posibilidad de disfrutar eventos y proyectos tan importantes como el  que realiza el FICMA  en  el Cinema Fundadores, Sala  Olympia,   con  los ciclos y programaciones de Cine Club, a la par de las grandes ciudades, en donde el público tiene la oportunidad de apreciar los  sucesos del Arte del Cine, no sólo como una Proyección de un film,  sino como aquel  acto presencial de encuentro en donde se vive la conversación, la apreciación estética y la crítica, una forma de consolidar los Círculos Virtuosos de formación de públicos, que impactan el desarrollo cultural más allá de la espectacularidad que ofrece una cultura de cierto color,  sustentada únicamente bajo la perspectiva estadística de los rendimientos económicos. Con  alegría y sabor nostálgico, sé que muchas personas de mi generación que vivimos el fulgor cultural y artístico de los años setenta, propiciado entre otros, además del Teatro, por un movimiento de Cine Clubes que entonces ocurría  en el país, recordamos con agrado que en Manizales, por ejemplo, se recorrían  las rutas de los Cine Clubes que circulaban sus películas por los  teatros de esa época y cuyos nombres aún sobreviven en la memoria de muchas personas, veamos: Teatro Colombia, Teatro Manizales,  Teatro Cumanday,  Teatro El Cid y Teatro Los Fundadores, y más recientemente la pequeña sala con la magia del  sótano donde funcionó en el pasaje de este teatro.

Esta vez, la programación comprendió películas del Cine mundial con la temática del Circo. Veamos algunos títulos: Cintas producidas entre los años veinte del siglo pasado (cine mudo, blanco y negro) como la ya clásica “El circo” de Charles Chaplin, el denominado Cine de posguerra europeo: “El callejón de las almas perdidas” (Edmund Goulding 1947) y “Noche de circo” (Ingmar Berman, 1953), hasta “I clowns” (Federico Fellini, 1970) y “YoYo” (Pierre Etaix, 1965) y la más reciente “Santa sangre” (Alejandro Jodorosky, 1989).

De manera muy personal, quiero destacar de este Ciclo el seguimiento o “pista” fílmica que le hice al Payaso, como personaje del Circo y su significación en nuestra cultura, desde mi visión, formación y experiencia como actor de teatro y no como crítico de cine, que no lo soy.

En las cintas que pude ver, el Payaso es un ser humano cuyo rostro está escondido en un maquillaje y su cuerpo lo viste un traje colorido y estrambótico que ilusiona y hace reír a partir de sus fracasos que lo son por la magia en la ejecución de un número simple en la gran pista del Circo, ante un público que sólo quiere divertirse.

El payaso hace presentir al Artista que se busca a sí mismo en cada función para reforzar sus lazos empáticos y las relaciones interpersonales que propician la fiesta, el juego y la risa.

Sin embargo, el auténtico Clown o Payaso, debe consolidar sus fracasos en una relación pendular entre la perversidad y la inocencia. Son Los personajes de la Caravana del Circo habitada existencialmente por la transgresión, la gracia y contrasentido del bufón, en contraposición a la inocencia y delicadezas del “payaso blanco”. Y es allí donde hace tránsito la dualidad “tragicómica “del Clown o Payaso y que despierta en los espectadores la unidad entre la risa y la compasión, expresiones de alegría, y la necesidad de ayuda; la sensación de reír ante la realidad solidaria como especie humana. Es el misterio de esta ley: aumentar nuestras risas en la medida en que la tragedia aumenta, quizás el mecanismo secreto que la cultura nos otorga para sobrevivir ante el error y el fracaso.

De esta forma, el Circo en cada una de sus funciones, hace vivir al público el humor, las risas, la poesía, el brillo de la imaginación, el asombro y hasta la compasión que causan las proezas de la corporalidad humana. En el Circo, además, los artistas desde la Pista central, desafían el peligro en un acto presencial y efímero; ritual milenario para subvertir los actos vitales de las cotidianidades de sus testigos o espectadores y cuya tensión despierta el placer, esa especie de sensación profunda de regocijo, admiración y respeto de la obra de arte que nace y muere ante nuestros ojos y siempre de manera distinta, pero con más perfección. Por ello, en el Circo y en el Teatro como artes de la presencialidad, la religión es el Ensayo y es por su naturaleza que ocurre la paradoja de la Vida misma: “Buscar la Eternidad y la Felicidad en medio de la finitud y el Fracaso “. Quizás por ello, como espectadores, queremos siempre estar en una Pista de Circo o en un escenario para burlarnos de nosotros mismos, de esta tontería, que, según el Renacentista Erasmo de Rotterdam, enunciado en plural cómo es el Circo:” son las que rigen el mundo”. Se hace visible, entonces, la relación entre risa y fracaso del Payaso o Clown, para evocar el inacabamiento humano o especie de archipiélago de insatisfacciones, en medio de un océano de acciones por el que se navega en búsqueda de una pretendida felicidad.

Ese parece ser  el mundo  de caravanas y artistas circenses  que lograron reunirse en este hermoso Ciclo de Cine del cual  nos  quedan entre muchos otros personajes, las  huellas de los ya clásicos Charlot o Vagabundo del gran Chaplin, “ I Clown” del siempre aplaudido Director Federico Fellini  o  el asombroso personaje YoYo  del Francés Pierre Etáix.

Finalmente, en el último día de este Ciclo de Cine, y antes de la proyección de “Santa Sangre”, obra que, en mi opinión, representa superlativamente la conjugación fantástica y terrorífica de la dualidad Comedia-Tragedia, resultó muy oportuno el espacio que Federico y Diana ofrecieron para la presentación de la Novela: “Carapintada” del Escritor Caldense Iván Cocherín, publicada en 1960. En este acto, el Poeta Edgar González, hijo del escritor, leyó y comentó un pasaje de esta obra que desde la literatura también atañe el tema del mundo del Circo, pero ahora en un contexto local. Allí, también tuve la oportunidad de comentar entre otros, el homenaje que el autor hace a “las caravanas de desheredados “, y expresar que la novela es una auténtica historia de personajes de circo, su mundo, sus trashumancias. En ella, transcurre el fracasado amor del Payaso Carramplón, por Rhuca, “La intrépida trapecista”, que un día le aceptó una invitación para irse con él en el circo siendo ella aún una joven y ´él un connotado payaso, ambos de origen humilde en su pequeña ciudad, y que como tantos niños en el mundo fijaron sus ojos en las “ Estrellas que gotean sobre la Carpa ahumada“ de algún circo, en donde sus payasos “hacen salir estrepitosas risas que se salen por los rotos de la carpa…”, como lo expresó Iván Cocherín en su novela.

Así como los niños de algún pueblo en cualquier lugar del mundo han visto pasar la alegría de una caravana de circo, esperamos que el Cine Club Cinema Fundadores siga iluminando con su Carpa Fílmica las tardes de una ciudad y de un país que hoy, más que nunca, requieren la Risa Sanadora del Arte y sus Artistas.

*Novela Carapintada. 1960. Iván Cocherín, Marmato, Caldas, 1909-1982. Seudónimo de Jesús González Barahona.

Manizales, mayo 8 de 2022