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El Conversadero: un reencuentro con la palabra mirándonos a los ojos

Por: Quehacer Cultural

Fecha de publicación: 02/03/2024

Ahora que la acción tan humana de la palabra frente a frente mirándonos a los ojos está “de capa caída” por efecto de la tecnología digital y sus derivadas redes sociales, por segundo año consecutivo se realiza en Manizales El Conversadero, una propuesta del Centro Cultural del Banco de la República que, como su nombre lo indica, invita a reconocernos en la palabra, en el ejercicio del arte de conversar. Congrega a personas de todas las edades no importa profesión u oficio.

”Aparentemente no tiene un propósito definido, dice Manuel Becerra quien es la persona que lidera la actividad, sin embargo, a partir de la necesidad que tenemos en la sociedad contemporánea donde cada vez conversamos menos, cada vez nos miramos menos a los ojos, y son más las interacciones en el campo de lo digital, entonces hemos intentado reencontrarnos desde nosotros a través de diferentes temáticas que van surgiendo de manera espontánea, y con base en ello surge la conversación en torno a nuestras propias perspectivas e inquietudes”.

Al preguntarle quien es Manuel Becerra dice que es una persona dedicada a cultivarse desde el humanismo.  “El arte, las humanidades, la música, me han dado herramienta para descubrir el sentido de la vida. Si bien no me defino como un humanista, si procuro aportar algo al mundo desde la humanidad”. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Caldas, más no se considera filósofo, le llama más la atención el campo de la pedagogía.

¿Qué consecuencias cree usted está dejando el uso reiterativo de las tecnologías digitales a la esencia del ser humano?

El uso de las tecnologías deja consecuencias en lo que somos como individuos, en lo que somos como personas porque cada vez más no somos sujetos unidos a algo, sino que somos entes que estamos por ahí de forma aleatoria ya que en el campo digital inmaterial no tenemos de donde amarrarnos. El Conversadero busca humanizarnos de nuevo en el sentido de que, si bien no estamos en contra de las tecnologías digitales, no perdamos eso que nos hace humanos, desde mirarnos, desde reconocernos, desde escucharnos y desde el gesto y la voz, desde las palabras que nos construyen.

Además, las conversaciones en redes sociales se están volviendo cada vez más agresivas. La polarización es una muestra de ello…

Hay una mujer que me llama la atención, pensadora alemana, Caroline Henker quien tiene un texto llamado Contra el odio y es sobre esos discursos de odio que han tomado mucha fuerza por el fenómeno de las redes sociales. Y es que claro, ya estamos revestidos de una máscara digital donde no estamos frente a frente insultándonos, entonces hemos generado discursos de odio que han llegado a que las personas, primero que los crean y segundo que los movilicen y eso tiene implicaciones gravísimas, por ejemplo, en nuestro diario vivir ya que cada día somos menos tolerantes con respecto al otro, con menos capacidad de entender la diferencia y respetarla, independientemente de no estar de acuerdo. Actualmente es más latente con el fenómeno de las redes sociales el discurso de odio. En El Conversadero estamos intentando, si no cambiar el mundo, por lo menos brindar un espacio más seguro para superar estas situaciones.

¿Cómo analiza el fenómeno de la interacción digital en los jóvenes, a quienes las oportunidades interativas los incita a permanecer ligados a las redes sociales?

Hay una situación con los jóvenes y es que cada vez más desde su voz física están en el silencio. Lo que ocurre en las casas:” hola hijo cómo te fue, bien, qué hicieron, nada”, nuestra conversación es en monosílabos y es así que los jóvenes en especial están tratando resolver el mundo. Wittgenstein decía que los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje, me parece que los chicos se están limitando más en su mundo, se están cerrando al mundo de la palabra, por supuesto que lo tiene amplio en el universo del internet, pero ese mundo les está quitando la posibilidad de la interacción, de la vida en sí misma, de reencontrarse con el mundo, de tener otro tipo de perspectiva o de razones para convivir, para estar.

El Banco de la República está generando una programación permanente que aboga por esos espacios mediante diferentes actividades.

Manuel concluye: “El Conversadero es una cofradía que se cita los viernes a la 5 p.m. “Hablamos de todo y de nada, pero salimos siempre con una especie de liberación. Hemos abordado temas referentes al cine, la literatura, la historia, situaciones socioculturales actuales, el calentamiento global, astrología, otros lenguajes: qué significa ser ciego en Manizales con una persona con esta discapacidad quien nos habló de una ciudad que no ha tenido en cuenta la ceguera, de deportes, de nuestros sentimientos, etc. Acá afloran conversaciones muy enriquecedoras y agradables”.