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El Declamador

Por: Martín Rodas *

Fecha de publicación: 22/09/2023

Casting

Las escuelitas en donde estudié mis letras iniciales, siempre estuvieron marcadas por espectáculos culturales en donde nunca faltaba el teatro, el canto y la declamación. En mi casa practicaba la entonación de las poesías, la puesta en escena y los gestos enmarcados por mis brazos y manos que agitaba cual molino de viento enfatizando las emociones. Era la época de clásicos de la poesía popular: El brindis del bohemio; Reír llorando; La gran miseria humana, El seminarista de los ojos negros, etc… extraídos de las pequeñas bibliotecas que había en las casas en donde no faltaban estas antologías populares. En mi caso, papá tenía unos cuantos libros que él apreciaba como tesoro: los famosos Almanaques Mundiales, que cada año salían en gruesos volúmenes con mucha información valiosa de historia, geografía, astronomía y notas de cultura general; las infaltables revistas Selecciones, en las cuales bebimos muchos de nosotros; los libros prohibidos de José María Vargas Vila, como Aura o las violetas; y estos libritos de poesía popular. Mi padre solía recitar de vez en cuando algunas estrofas de los mismos, y le encantaba sobremanera La gran miseria humana, de Gabriel Escorcia Gravini:

“Una noche de misterio
estando el mundo dormido
buscando un amor perdido
pasé por el cementerio…

Desde el azul hemisferio
la luna su luz ponía
sobre la muralla fría
de la necrópolis santa,
en donde a los muertos canta
el búho su triste elegía.

La luna sus limpideces
a las tumbas ofrecía
y pulsaba el aura umbría
el arpa de los cipreses,
y en aquellas lobregueces,
de mi corazón hermanas
me inspiraron,
y con ganas
de interrogar a la Parca
entré a la glacial comarca
de las miserias humanas.

(…)”

El poema continúa en muchas estrofas más, pues es largo y delicioso.

Esta introducción me permite presentar a quien considero es uno de los últimos clásicos de la declamación en Manizales, mi amigo Armando de la Rosa, cuyo nombre no se dice, se declama, y quien “es frecuente ver caminar como poeta soñador por las calles de esta mágica ciudad con la lluvia y el sol a cuestas”, como dice de él el médico Uriel Buitrago.

Armando practica desde hace muchos años este arte escénico que se desarrolla frente a un público o grupo que observa y escucha, como testigo ocular y auditivo de la misma. Su interpretación puede ser colérica o pausada, con temas que generan polémica enfatizada con voz fuerte y ceño fruncido o silencios y susurros bien interpretados. Los buenos declamadores siempre generan asombro utilizando el rostro, los ojos, la voz, las manos y todo su cuerpo.

En la maleta, Armando tiene clásicos de amor, humorísticos, tristes, de fantasía, serios, anecdóticos, soñadores, nostálgicos, expresados con todo el sentimiento de alguien que los vive y transmite apasionadamente. Contemplarlo en acción es una experiencia inolvidable. Y para ello tenemos la oportunidad de admirarlo en la presentación que hará junto con su espectáculo artístico y noche de gala “Romance Lírico”, el 29 de septiembre en la Sede Social de Cootilca, calle 44 n° 23-52a, sector Cristo Rey, en donde actuará junto a reconocidos artistas como el grupo Rumba Flamenca y Árabe; Corazón Latino Show; y Son Varadero, que muestra la riqueza de ritmos afroantillanos como la guaracha, el son, la conga, la guajira y el son montuno.

Estos eventos son propiciados gracias a la gestión de Armando, quien voz a voz y con gran esfuerzo realiza toda la organización desde el contacto con los artistas, la difusión y el mercadeo, que es hecho de a pie, con lista en mano de quienes lo apoyan y a quienes visita, uno a uno, realizando la promoción, a la vez que también participa como artista con su presentación como declamador, que recomiendo por su calidad y puesta en escena, pues es muy grato volver a disfrutar de un espectáculo que hizo parte de los escenarios y veladas manizaleñas en épocas pretéritas y que ojalá hoy se recupere porque considero que es uno de los tesoros de nuestro acervo cultural y patrimonial.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».