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El universo con lupa

Por: Andrea Ospina Santamaría*

Fecha de publicación: 26/05/2021

Explorando las salas virtuales del Festival de la Imagen encontré, entre otras, la obra Biorremediaciones de Juan Pablo Ferlat, que se centra en la capacidad de los hongos en intervenir como sanadores en el equilibrio de la biósfera. Esta me hizo recordar algo que siempre me ha parecido curioso, y es que en la enseñanza escolar suelen existir dos grandes vacíos: por un lado, lo pequeño como el mundo fungi, resumido a hongos sin mayor especificidad; y claro, los microorganismos, que no se suelen ubicar dentro de los reinos biológicos. Muchas personas han trabajado en este vacío concluyendo que, efectivamente, estos seres sorprenden aún a los más expertos y se reclasifican entre su cercanía a las plantas, los animales o a categorías aún no delimitadas. 

Vista de Biorremediaciones, exposición virtual de Juan Pablo Ferlalt en Festival de la Imagen 2021. 

Por otro lado, hay un vacío sobre el universo. No se suele brindar mucha información más allá de una maqueta del sistema solar y un par de horas conversando sobre el bigbang. La carrera por alcanzar el espacio entre los mayores poderes económicos mundiales nos ha bombardeado sin entender muy bien sus repercusiones y conexiones con la vida en el planeta.

Los estudios recientes desde múltiples áreas indican que son precisamente estos seres invisibles -hongos y microorganismos- quienes sustentan el ecosistema, conectando por micelios en la tierra y bacterias en el aire. También, son estos seres quienes presentan conexiones más amplias con las partículas del universo, especialmente los minerales y sus compuestos. Incluso, la similitud visual constantemente mencionada en el Festival de la Imagen, entre la vista de las células y la de las galaxias no deja de ser sorprendente, así cómo la contraposición que realiza Andres G. Rozo comparando las marcas de uso de utensilios culinarios con el  universo en Astronomia Culinaria; patrones que se repiten y mundos que dialogan desde lo visual. 


Vista de Astronomía culinaria, exposición virtual de Andres G. Rozo en Festival de la Imagen 2021. 

Algunas propuestas exploran entonces estos pequeños seres, llenos de poder y de sorpresas. El paisaje sonoro Beauty, una obra de arte híbrida entre biología y tecnología de Johnny DiBlasi, utiliza la inteligencia artificial para interactuar con diferentes culturas de bacterias sociales y mostrarlas estéticamente desde lo sonoro y lo visual. Es muy interesante pensar en cómo este tipo de imágenes se reiteran (por ejemplo, en el trabajo de Sandra Díaz en Media Art) y nos hacen pensar en estos ciclos en los que estamos inmersos por medio del arte biológico, la tecnología y nuestros sentidos. 

Vista de Beauty, paisaje sonoro de Johnny DiBlasi en Festival de la Imagen 2021. 

El arte, ante todo, siempre ha sido fuente y evidencia de conexiones que en otros contextos pueden parecer dispersas. Esta temática también se expande a lo macro en el audiovisual Blue Dot dirigido por Juan Pablo Pacheco, que establece relaciones muy fuertes entre el universo, lo profundo del océano y el internet. Todos como grandes profundidades de datos que se conectan con ese punto azul equivalente a la vista del planeta tierra y la luz intermitente de los almacenadores de datos web; mares de información que intentamos clasificar pero que no podemos dimensionar. Un trabajo extremadamente poético que nos interpela lo que creemos conocer y todo lo que se escapa dentro y fuera de este punto llamado planeta tierra. Esta obra es un espejo, un reflejo entre lo inmenso y lo micro, que nos atraviesa a diario y que nos sobrepasa, y es por mucho una de las piezas que más me ha resonado en el festival, precisamente porque logró cuestionarme sobre la historia y el archivo, nuestra posición frente a la realidad y la necesidad constante del ser humano de intentar abarcarlo todo. 

Fotograma extraído de Blue Dot, dirigida por Juan Pablo Pacheco y disponible en Retina Latina durante el festival.

Y es precisamente todo esto que no dimensionamos, lo que creemos lejano, abstracto y dudoso como el océano, el universo, la deep web o el mundo microscópico, aquello que aborda el trabajo de Claudia Robles Angel, artista colombiana que se pregunta cómo percibir lo imperceptible. Su obra Leikhen trabaja desde las reacciones del cuerpo a partir de señales biomédicas como las ondas cerebrales. En este caso se enfoca específicamente en el liquen, una relación simbiótica y mutua entre un hongo y un alga, donde ambos se benefician, los cuales pasan por invisibles en cortezas de árboles o piedra a las que no solemos prestar atención. A pesar de ello, son importantes para el ecosistema y la biodiversidad. 

Leikhen es entonces una instalación inmersiva con macro fotografías y sonidos naturales  en donde las personas al tocar una pantalla envían señales y reacciones a otro asistente (llamado huésped) que está conectado con transductores y electrodos. Este participante siente en su cuerpo un estímulo agradable o desagradable según la forma en que la superficie ha sido tocada. La pantalla es entonces casi como la piel de la persona, y lo que en ella vemos depende de lo que ese ser humano siente. De igual manera, el ambiente sonoro, reacciona ante la tensión del huésped por la corriente eléctrica transmitida, pasando de sonidos calmados a otros más estridentes.

Fotograma extraído de la conferencia Leikhen por Claudia Robles en el Festival de la Imagen 2021. 

Para mi el funcionamiento de esta obra y las narrativas afines que aquí encontramos, son una clara explicación de que todo, desde lo más pequeño hasta los grandes fenómenos planetarios, está de alguna manera interconectado. Hacemos lentes y dispositivos (microscopios, telescopios, cámaras…) para acercarnos a ese infinito desconocido y procurar ver más allá de lo que tenemos a nuestro alcance. Muchas de las obras de Media Art y de las exposiciones de este festival se centran en estas conexiones entre lo doméstico, lo tecnológico, lo microscópico y lo universal. Tal vez el trabajo de los artistas en estos campos procura, en cierta forma, ser otro tipo de lente para que desde la sensibilidad comprendamos estas cadenas de dependencia y relación en donde todas nos encontramos, y nos demos cuenta, de que mucho más allá de la forma en que nos organizamos como sociedad (que lo abordaremos en una siguiente nota) siempre habrán flujos que no podremos retener. 

*Artista Visual y Gestora Cultural y Comunicativa.