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En esta pandemia se aprende o se aprende

Por: Quehacer Cultural

Fecha de publicación: 18/12/2020

Como a todo el mundo, literal, la pandemia pasó cuenta de cobro al grupo manizaleño Actores en Escena. En el mes de marzo de 2020 abruptamente y hasta nueva orden, debieron suspender las presentaciones en sala, las clases de teatro y varias giras a nivel nacional que tenían programadas para este año.

“Quedamos mirando para el páramo”, dice Leonardo Arias quien junto a Liliana Díaz fundó hace 27 años la compañía Actores en Escena, aniversario que se cumplirá en el mes de enero próximo. Del proyecto hace parte también su hijo Alejandro Arias Díaz.

Con su larga y fructífera trayectoria, estos tres artistas decidieron regresar en el mes de julio a la sede del Barrio Versalles, una casa patrimonio arquitectónico de la ciudad que ocuparon en otra época por varios años, y allí seguir “inventándose”, bajo los nuevos retos que impuso la crisis por el COVID 19, y sobre todo, con creatividad y optimismo.

“Nos obligó a una dinámica muy interesante”, afirma Liliana, haciendo gala de las expresiones gestuales propias de una actriz consagrada. “Pasamos por el estado de pánico, luego por la experimentación y luego por el aprendizaje. En esta pandemia o se aprende o se aprende, nos dijeron desde arriba”.

Varias circunstancias predestinadas han favorecido a Actores en Escena para continuar con la dinámica de exhibir su repertorio tanto en vivo y en directo como por streaming:

Que son tres actores en confinamiento, que tienen espacio teatral y que cuentan con un extenso catálogo de obras. Y un valor agregado, Alejandro, mediante su profesión de Diseñador Visual, investiga, aplica, ensaya. Ha hecho prácticamente un doctorado que los llevó a otro lenguaje.

“Tenemos que hacer el ejercicio de coger las primeras transmisiones y las últimas y así nos daremos cuenta de la evolución del proceso. Empezó con trabajo de edición, más complicado que hacer un montaje derecho porque implica acomodarnos a una pantalla. Cuando edita, por ejemplo a dos cámaras, logra el gesto del actor, tiene que acercarse, en la obra derecho no lo puede hacer”, explican Liliana y Leonardo.

“En cuando a la iluminación, también es diferente a la que se utiliza para teatro porque no es lo mismo lo que capta el ojo humano a lo que capta el lente de una cámara, las fuerzas de luz son muy distintas. Entonces el lenguaje audiovisual lo obliga a uno a cortar, de donde viene el rayo de luz, poner más luz para que el efecto se logre…”

Esta producción tan interesante le ha significado a Actores en Escena invitaciones a festivales de varias partes del mundo. “Nos adaptamos a la virtualidad con la calidad que corresponde a esa virtualidad”, dicen con la satisfacción de haber logrado resistir con éxito esta nueva realidad.

Liliana y Leonardo tienen claro que esto no es teatro, como lo sustentan expertos en el tema.  “Hacemos producciones de teatro para formato audiovisual. Lo importante es que entendimos rápidamente qué era lo que teníamos y lo que teníamos qué hacer. Volveremos a la presencialidad pero la virtualidad llegó para quedarse”.  Han logrado captar público en todo el mundo gracias a sus 8 obras en formato audiovisual. “Para nosotros ha sido una bendición en medio de esta crisis financiera tan horrible”, expresan.

Aun cuando los primeros seis meses de confinamiento muchos de los espectadores aportaron dinero, logrando sostener el nivel de ingresos como si tuvieran la sala abierta, cuando se inició la apertura el nivel bajó casi a cero.  “Las políticas de reactivación del gobierno, sostienen, desafortunadamente no apoyan. El famoso alivio de los bancos se convirtió en un dolor de cabeza para todos, no han hecho sino beneficiarse a cuenta de intereses. Los bancos son felices refinanciando deudas”.

Sobre la plata proveniente de ley de espectáculos públicos, revelan, si bien es cierto se destinó no solo a financiar salas sino para apoyar otras alternativas, “permitió a las administraciones locales coger ese recurso y atender lo que tradicionalmente atendía y los recursos del presupuesto no los aplicaron”.

Liliana y Leonardo son contundentes en su conclusión: el sistema cultural no está abrigado de manera consciente y consecuente por el estado.