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Espectáculo de una verdadera congregación de espectadores

Por: Rubén Darío Zuluaga Gómez*

Fecha de publicación: 03/10/2021

Obra: SOLO ME ACUERDO DE ESO. Grupo: LA CONGREGACIÓN

La palabra “cicatrizar” vuelve a ser mencionada como concepto en relación con el teatro, y esta pieza que refiere la Congregación trae a cuento la crisis política que atraviesa Colombia desde hace muchos años. El teatro dice, menciona, pone sobre el tapete asuntos de interés social; trae a la memoria, recuerda, ilustra, denuncia, y a pesar de que el acontecimiento mencionado en la obra es de reciente ocurrencia, lo que hace es evocar los múltiples hechos históricos de nuestro país que quedan en el mundo de las sombras; a unos los mata el Esmad, a otros un sicario, otros son desaparecidos, a otros los envenenan,  pero hay un común denominador en las muertes que permite saber de dónde vienen las balas; todo el mundo conoce quiénes son los asesinos, pero la Justicia cojea y no llega.

El teatro siempre vuelve a narrar las historias que pide la gente y tal vez estas son épocas en las cuales los acontecimientos reclaman la atención de los creadores, de ahí la gran ovación que tuvo la presentación de la obra: “Solo me acuerdo de eso”, el sonado caso de Dylan Cruz asesinado en Bogotá en una manifestación por el derecho a la educación. Los horrores de asesinatos en Colombia se han normalizado cuando pasan por los medios nacionales y a continuación los deportes o el entretenimiento de toda laya, nos hacen olvidar la terrible tragedia.

El teatro, como en los años 70`s, reaparece para convertirse en la ventana de denuncia, pues los acontecimientos narrados poéticamente, así sea en un lenguaje directo, crudo y panfletario estetizan el dolor y le dan profundidad significativa; el símbolo sobre el escenario expresado en la palabra, los cuerpos de los intérpretes, la plástica, la música, todo este entramado de ficción sobre la realidad penetra en ella con mayor intensidad y el dolor vuelve con mayor sentido para ser comprendido de otra manera, para recordarnos que el teatro, más allá de fenómenos comerciales, es un motivo de identidad, de conocimiento, y sobre todo, de memoria para los espectadores.

La obra sobre Dylan sucede en Bogotá, tiene contexto, y durante toda la pieza recorremos la ciudad donde mataron a Gaitán, a Galán, donde se planearon los muertos de la UP, donde se cocinaron las guerras por la tierra. Y aparece la bella metáfora de las palomas que conducen al estudiante a recuperar sus recuerdos y del director de teatro que después de fumarse un porro, le da al estudiante que esta pronto a graduarse la terrible noticia: usted está muerto.

El lenguaje sencillo de la obra, las metáforas tan cercanas y comprensibles, convierten el espectáculo en una verdadera congregación de espectadores que ya adivinan el desenlace fatal. Para el teatro los asesinatos en Colombia dejan de ser estadísticas o fríos reportes periodísticos, para entrar en la anécdota y saber que Dylan no era un terrorista y aspiraba a entrar a la universidad, y que los líderes y lideresas sociales sueñan y buscan un mejor país. El teatro vuelve a ser la posibilidad de saber verdades distintas a las que promociona el gobierno, y controvierte la idea general de un orden establecido a la fuerza y de la necesidad de satanizar al que piensa diferente.

Fotos Festival Internacional de Teatro.

*Docente Universidad de Caldas