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¿Hace ruido una mata de un vivero de Samaná al caer si nadie está ahí para escucharla?

Por: Tomás Marín Puerta*

Fecha de publicación: 19/10/2022

Tres exposiciones se inauguraron en tres sitios de Bellas Artes (la Pinacoteca, la Rotonda y el Galpón) el día martes 18 de octubre en el marco del XXI Festival Internacional de la Imagen. La primera, titulada: “Cortina de Ruido” y ubicada en la Pinacoteca, es una obra instalativa del artista Juan David Duque Ocampo en la que se presenta un dispositivo, similar a unas persianas verticales hechas con cuadrados de madera unidos unos con otros, junto con un vídeo en donde se enseña el proceso de su manufactura. El artefacto se activa por medio de un sensor puesto en el umbral de la sala en la que se ubica, el cual envía una señal al dispositivo cuando algo se mueve en su campo de visión, produciendo el movimiento de las ‘persianas’ y de cada una de sus partes que resultan chocando entre sí y generando un sonido, al principio hipnótico, casi relajante, que se torna en un molesto ruido entre más tiempo pasa y más iteraciones se presencia. La pieza plantea una reflexión en torno al ruido y su existencia ligada al movimiento, a la vida: si la sala se queda sola la pieza no se acciona y reina el silencio. “Cortina de Ruido” resulta siendo una forma curiosa en la que el artista replantea el conocido cuestionamiento de “si un árbol cae en un bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace acaso algún ruido?”, ofreciendo su respuesta: sólo hay ruido si hay alguien ahí para oírlo.

“Yerberito” es el segundo de los productos expositivos lanzados el martes en Bellas Artes. Aunque pueda parecer que esta exhibición se halla emplazada en la Rotonda, los dibujos de plantas, las macetas con plantas y el televisor distribuidos en dicho espacio circular no son más que la superficie de un proyecto alojado principalmente en la internet: un herbario en el que se habla de doce plantas y de sus usos medicinales, cuatro videos en los que varias mujeres hablan desde la biología y la tradición, el cultivo y la comercialización sobre las plantas y, por último, el registro de una video instalación. Aunque, eso sí, la muestra presencial ofrecía una deliciosa aromática con hierbas, manzana, maracuyá y uvas que, claramente, resultaba exclusiva de la exhibición física.

Por último, el Galpón de Bellas Artes albergó una serie de propuestas que iban desde lo documental a lo performático. En “Soñando Presentes” se habla de la memoria histórica de un par de corregimientos del municipio de Samaná, Caldas: San Diego, del que se reflexiona en torno a la figura histórica del padre Daniel María López quien participó en la fundación y consolidación del corregimiento; y Encimadas, para el que se proponen una serie de entrevistas y fotografías en las que se conversa sobre conceptos como el hogar, el apoyo y la resistencia. “Animales en la Guerra”, localizada también en el Galpón, es un videoperformance en el que unos jóvenes de Sucre meditan sobre cómo el conflicto armado afectó, no solo la vida de las personas habitantes de las zonas de guerra, sino también la de los animales que vivían en dichos territorios. Y aunque según la programación, “Mujeres Cocineras de Ideas” estaba agendada para ser presentada también en el Galpón, no se habló de ella durante el recorrido presentado.

Ahora, habiendo visto tales exposiciones queda la duda: ¿será que hace ruido una mata de un vivero de Samaná al caer si nadie está ahí para escucharla?

*Estudiante Artes Plásticas. Universidad de Caldas.