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“Hay que dejar de utilizar actores cisgénero para encarnar a personajes trans”: Adrián Silvestre, director invitado de la Muestra de Cine Español

Por: Andrés Rodelo*

Fecha de publicación: 19/08/2022

Ser el invitado de la Muestra de Cine Español en Colombia no es la primera toma de contacto del cineasta español Adrián Silvestre con nuestro país. En su primer largometraje, Los objetos amorosos (2016), nos contaba la historia de Luz, una inmigrante colombiana y sus dificultades en Italia, país en donde intenta hacer una nueva vida, alejada de sus seres queridos.

Ya en sus obras posteriores, Sedimentos (2021) y Mi vacío y yo (2022), también se rastrea algo de lo que proponía aquella ópera prima, aunque desde los ideales y anhelos de un grupo de mujeres trans de Barcelona: la necesidad imperiosa de afirmarse en el mundo, de batallar a contracorriente en una sociedad en donde los más vulnerables pueden tornarse víctimas de un paisaje de indolencia y rechazo.

Justamente, estas dos últimas películas podrán verse en Manizales, gracias a la Muestra, que en nuestra ciudad tendrá el plus de la entrada libre para todas sus funciones, a diferencia de otros territorios en donde también habrá programación.

El Quehacer Cultural tuvo la oportunidad de charlar con Silvestre, quien nos dijo:

¿Con qué se topará el público manizaleño que vea sus películas?

Podrá conocer un poco de la experiencia que he tenido a lo largo de cinco años con la comunidad de mujeres trans en Barcelona, con quienes desarrollé estas dos películas. Una es Sedimentos (2021), proyecto documental sobre las vidas y los relatos de seis de ellas. La otra es Mi vacío y yo (2022), que con un lenguaje de ficción retrata la vida de la más joven del grupo, llamada Raphaëlle Pérez, quien también es guionista de la película.

En sus películas hay una marcada búsqueda de la identidad, de indagar en quiénes somos y cómo se construye nuestra esencia. ¿A qué responde esa necesidad?

Es una necesidad universal que todos nos planteamos, algo que trasciende las fronteras, la cuestión identitaria del género y la cultura. Todos, en un momento, tenemos que luchar la vida y hacernos preguntas como: ¿por qué somos como somos? ¿Cómo queremos ser?

En este sentido, hablar partiendo de algo como es la identidad de género y las personas trans, quienes han luchado a contracorriente para decirle al mundo: aquí estoy yo y esa o ese soy yo; nos va muy bien para conectar con algo que a lo mejor los demás no hemos vivido, pero que podemos sentir de forma similar a través de la empatía.

Eso es algo muy cinematográfico y que apela a emociones y sentimientos universales. También sirve para, de repente, sensibilizar o generar un impacto social hacia vidas que en este momento son más vulnerables.

¿Qué piensa de la representación de la comunidad LGBTI en el cine contemporáneo? ¿Crees que hay algo de oportunismo comercial en lo que hace Hollywood y sus películas sobre la inclusión? De ser así, ¿podemos hablar de un cine LGBTI realmente valioso y dónde podríamos encontrarlo?

Ahora, más que nunca, vivimos un momento de mayor representación. Básicamente porque hace años la representación era nula y estas personas ni siquiera tenían unos referentes en los cuales verse proyectadas.

Ahora tenemos más consumo en plataformas, cines y festivales. Cada vez tenemos más opciones y ahí entramos en el debate de si estas personas están siendo bien representadas. No es tanto el grado y el número de veces que son representadas, sino cómo se está haciendo: de manera realista, perpetuando clichés o, como dices en Hollywood, podemos estar ante un momento oportunista.

No niego que, al final, el cine es un mercado. Cuando se identificó un nicho de público dispuesto a pagar y consumir este cine, si este público tiene un nivel adquisitivo, también cada vez más este cine, que era de nicho, está yendo al mainstream para tener una mayor explotación comercial.

Es algo que no critico y tampoco tengo las claves para decir qué cine es legítimo y cuál no. Yo creo que siempre, hablando de la comunidad trans, deberíamos trabajar con ella. Dejar de utilizar actores cisgénero disfrazados para representar otras historias en pantalla y tratar de ceñirnos y escuchar sus historias, en lugar de inventarlas.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con actores y actrices naturales?

Para mí es muy gratificante, lo llevo haciendo desde que empecé con el cine y el video. Era por una cuestión de necesidad, porque al final yo trabajaba con las personas que tenía a mi alrededor. Eso se convirtió en un statement.

Para mí es muy valioso, porque estas personas no solo dotan estos artefactos cinematográficos de una naturalidad incomparable, sino que también te ayudan, son tus aliadas a la hora de configurar una historia, una escena, identificar cuándo algo está mal, cuándo hay un error.

Vas a tener que encontrar otras técnicas y metodologías para trabajar con estas personas, porque probablemente no han sido profesionales hasta ese momento. Pero a mí es algo que me hace sentir en una zona de confort y que me gustaría seguir haciendo en futuros trabajos.

Has transitado de un proyecto documental a otro de ficción, ¿tienes una preferencia por algún lenguaje o te sientes cómodo en ambos?

Me siento cómodo jugando con ambos lenguajes. Siempre he ido alternando ficciones con documentales y permitiéndome licencias entre ambas. Desconozco si es casual o por alguna razón.

Cuando hago ficciones me gusta jugar con la verdad y darle pequeñas licencias documentales. Cuando realizo documentales me gusta que tengan una narrativa, un sabor de ficción en cómo está contado, cómo está filmado o en cuanto a la estética. Es algo que está siendo muy aceptado dentro del cine contemporáneo y que me gustaría seguir haciendo siempre.

Dé clic al enlace para consultar la programación en Manizales de la Muestra de Cine Español: https://bit.ly/3Cf6IMo

*Comunicador Social y Periodista y Crítico de Cine.

Foto de la entrada de Óscar Fernández Orengo.