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Jorge E. Zapata: bastión de la inteligencia y la cultura caldense

Por: Ángel María Ocampo*

Fecha de publicación: 24/01/2023

La siguiente es la presentación que hizo el presidente de la Academia Caldense de Historia, Ángel María Ocampo Cardona, del escritor, historiador, poeta y gestor cultural caldense, Jorge Eliécer Zapata Bonilla, en cuyo honor se creó el Concurso Ágora de la Literatura Regional, una iniciativa de la escritora María Ligia Acevedo, directora del impreso literario Punto de Siembra

El concurso, que abarcó los géneros narrativa en la modalidad de relato o soliloquio y poesía, fue fallado el pasado 18 de enero y resultó ganadora la poeta Leonor Riveros Herrera de Calarcá (Quindío). El jurado estuvo compuesto por los autores Adalberto Agudelo por Caldas, Juan Alberto Rivera Gallego por Risaralda y Carlos Alberto Ricchetti de Argentina, la cuota internacional.

Punto de Siembra fue creado en el año 2015 “con el objetivo de servir de ventana a escritores que no hayan logrado dar visibilidad a sus nombres y a sus letras, bien por carecer de una producción para conformar un libro o de recursos económicos suficientes para cubrir los costos de una editorial. Encaminado a apostar por esos sueños nació y viene dando frutos Punto de Siembra”. Ha logrado editar 21 autores en diferentes géneros literarios.

El Impreso ha hecho presencia con algunos de sus autores en la Filbo en dos ocasiones, en la Felipe, en el Mercado Cultural y Feria Café y Libro de Pereira por tres años consecutivos. La colección también ha circulado en países como Cuba, España, Italia, Estados Unidos y en Colombia en diversos   lugares.

“Gran satisfacción es, y para resaltar, que varias de las ediciones de Punto de Siembra han alzado vuelo y algunos de sus autores han publicado obra completa y ganado concursos nacionales”, anota María Ligia.

Estas son las palabras del escritor Ángel María Ocampo:

Deseo empezar esta semblanza evocando un fragmento poético de Jorge Luis Borges:

“… en estos días pensé en mis amigos y amigas,
Entre ellos apareciste tú.
No estabas arriba, ni abajo, ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno ni el número final.
Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad
Que trasmitías y con la cual desde hace tiempo
Se ennoblece mi vida…”

No olvidaré la afortunada circunstancia en que conocí a Jorge Eliécer Zapata Bonilla. Corría el año 1982 y me encontraba cursando los últimos semestres de Lenguas Modernas en la Universidad de Caldas. Alentado por mi profesor de Sociolingüística, Octavio Hernández Jiménez, había decidido participar en un concurso de ensayo en la Universidad con un modesto trabajo sobre el folclor del oriente de Caldas, que después de obtener el premio se convirtió en la base para la primera monografía histórica que hice sobre Marquetalia, mi pueblo natal. En ese entonces Jorge Eliécer Zapata Bonilla publicaba en el diario La Patria, como corresponsal de Supía, muchas crónicas, artículos periodísticos, reseñas de libros y ensayos de historia regional que aparecían con frecuencia en el suplemento literario Revista Dominical. Además, desempeñaba un cargo en la Contraloría Nacional, con sede en una oficina del Edificio Caja Social de Ahorros, en la carrera 23, detrás de la catedral. Allí lo visité por primera vez, para compartirle mis iniciáticas preocupaciones por la literatura y la historia de los caldenses y para solicitarle me tuviese en cuenta en los eventos académicos que él promovía en los municipios, para visibilizar los nuevos talentos literarios de la región caldense.

Allí comenzó mi amistad con Jorge Eliécer Zapata Bonilla. Amistad cuyo fruto es hoy un intangible difícil de ponderar. Gracias a él, empecé a recorrer los caminos de la historia regional, me involucré con la Academia Caldense de Historia que él ayudó a fundar en Anserma en agosto del año 2002, y que después de dirigirla por un espacio de doce años, recomendó mi nombre para sucederlo, labor que vengo desplegando desde hace siete años, inspirado siempre en el deseo de no defraudar la misión que él contribuyó a formular. Y estoy seguro de que, como yo, muchos intelectuales más de esta época guardan en el corazón la memoria de Jorge Eliécer, como un mentor que desde nuestra juventud, nos enamoró de los embrujos de los libros, de los archivos, de los museos, de los cuentos, de las novelas, de la poesía, del estudio del pasado.

Por estas razones que difícilmente sintetizan la gran gesta pedagógica del humanista Zapata Bonilla, agradezco hoy a la escritora y gestora cultural María Ligia Acevedo, la oportunidad que me brinda de hacer parte con mis colegas de la Academia Caldense de Historia, de este merecido homenaje que se le brinda al escritor supieño. En hora buena se ha bautizado con su nombre un certamen literario que tiene como propósito promover los nuevos talentos de las letras caldenses. Excelente estrategia ésta para eternizar la memoria de un hombre bueno que optó en su vida por el apostolado de la inteligencia.

En el libro biográfico que publiqué en su homenaje en el año 2017 hice una afirmación que hoy deseo reiterar para darle fin a este breve panegírico: Jorge Eliécer Zapata Bonilla es un bastión de la inteligencia y de la cultura caldense. Ha levitado por encima del panorama literario caldense, sin soberbia ni jactancia, sino con la humildad que se requiere para convertirse en punto de referencia, en líder natural para jalonar el desarrollo de la identidad caldense. Él convirtió el objetivo principal de su vida en proporcionar un lugar alto y seguro a los amantes de la historia y de la cultura para vigilar en el buen sentido de la palabra, el quehacer de las letras caldenses. Se dedicó a registrar en el mar proceloso de la intelectualidad caldense, los más importantes hitos de la creación literaria, la investigación histórica y la promoción de los talentos. Jorge Eliécer Zapata Bonilla es un vigía, una atalaya, un bastión de la cultura de Caldas.

*Presidente de la Academia Caldense de Historia.

 

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