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La Casa de Guadua. Un grito de resistencia necesario en los 25 años de Punto de Partida

Por: Quehacer Cultural

Fecha de publicación: 10/12/2021

Después de 20 años, Anselmo Parra regresó a Manizales para estar presente en el estreno de la obra La Casa de Guadua, escrita y dirigida por él, con la cual el grupo de Teatro Punto de Partida celebra los 25 años de existencia.

Anselmo Parra es recordado en la ciudad por su trabajo en las casas de la cultura, donde por cerca de 10 años fue un entusiasta creador de procesos artísticos con niños y jóvenes, varios de ellos hoy artistas consagrados, especialmente en el campo teatral. Es especialmente conocido La historia de un saltimbanqui, un montaje que hizo en convenio con la Alcaldía de Manizales y el Festival Internacional de Teatro, con más de 48 puestas en escena.

“Tengo la oportunidad de volver con mucho regocijo porque montamos  La Casa de Guadua, una obra escrita y dirigida por mí, tras un proceso de dos años realizado a través de internet por efectos de la pandemia, y la logramos estrenar este mes de diciembre con muy buena recepción por parte del público. La Casa de Guadua indudablemente es un homenaje a los 25 años del grupo Punto de Partida que no ha dejado que yo deje de existir en el plano teatral de la ciudad de Manizales”.

Anelmo Parra y Gloria Nidia Giraldo

La dramaturgia de La Casa de Guadua se inscribe en el concepto de metateatro, porque habla del teatro dentro del teatro. “Es casi que jugar a representarse a sí mismo, pero entrelazado con la visión de otros personajes de la ciudad que han sido importantes en la historia poética, una ficción que se cruza con la vida de los actores y la vida de Punto de Partida como grupo”, explica el director.

La presencia de la poeta Mercedes Valencia en la memoria de Anselmo Parra y las imágenes de Leonardo Quijano, el hombre que “escribía poesías incomprensibles pero muy profundas desde su sentir y sus dibujos”, constituyen el hilo conductor para los actores de La Casa de Guadua, Augusto Muñoz y Gloria Nidia Giraldo, a su vez creadores de Punto de Partida. Parra es el autor del libro “Quijano: el olvido de vivir”, con el cual ganó un premio de dramaturgia en el año 2000.

La Casa de Guadua es un homenaje, inicialmente, a los actores de Punto de Partida “y también es un homenaje y una reflexión profunda a los actores de Colombia y del mundo que tienen que trabajar en función de conseguir una beca para poder existir en el arte, de adaptarse a las políticas del estado para seguir aportando con sus obras a la vida social y artística de la ciudad y del país”, reafirma el dramaturgo.

Gloria Nidia Giraldo es protagonista, junto a Augusto Muñoz, de La Casa de Guadua. Actriz, con un recorrido de 40 años, gestora cultural, cofundadora de Punto de Partida. Expresa con emoción la experiencia: “Para mí ha sido muy importante participar en esta obra porque hacía rato que no actuaba con Augusto y encontrarme en esta celebración con él y con Anselmo en un montaje que significa tanto para la vida de nosotros como personas y como artistas, es una alegría muy grande”.

Significa también un acto de resistencia de los artistas manizaleños, “resistencia de todos nosotros, en todos los campos. Esa resistencia frente al gobierno que no crea políticas para que podamos subsistir. Significa un clamor para que nos reconozcan como personas que vivimos de nuestra profesión, que no somos etéreos, que pagamos facturas, que tenemos familias. Que trabajamos los 365 días del año: hacemos talleres, obras de teatro, títeres,  llegamos a los barrios, y a los municipios con iniciativas innovadoras, nos presentamos a nivel nacional e inclusive internacionalmente. Esta obra representa todo ese sentir como artistas”. Es la voz que levanta Gloria Nidia, con la autoridad que le confiere su presencia viva en el sector cultural de Manizales por cuatro décadas ininterrumpidas.

Elenco de La Casa de Guadua al finalizar una puesta en escena.

Un equipo de profesionales destacados en diferentes áreas artísticas, complementa el elenco que hizo posible La Casa de Guadua. Algunos reconocidos de vieja data como Carlos Augusto Cardona, el célebre Alberja, autor de la música original, quien en Manizales es copartícipe de proyectos de grandes connotaciones culturales. César Peláez, Maestro en Artes Plásticas, responsable del diseño y construcción de la escenografía. Liliana Sánchez, quien rescató las canciones de Mercedes Valencia que enmarcan el desarrollo de la obra. Otros más jóvenes:  Luis Armando Solarte, estudiante de último año de la Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad de Caldas encargado de las luces y el sonido y Lucas Daniel Muñoz Giraldo, del diseño del afiche y del programa de mano.

“Fue un reencuentro de muchas personas que han trabajado con Teatro Punto de Partida. Hay muchas emociones y sentimientos implicados, lo que ha hecho que la obra tenga una carga emotiva muy fuerte”, concluye el Maestro Anselmo Parra quien retorna a su residencia habitual después de dejarnos La Casa de Guadua caminando sola al lado del público. Pero antes de partir nos anuncia otra buena noticia: tiene entre sus próximos planes establecerse de nuevo en Manizales con sus proyectos y saberes adquiridos en otras latitudes.

SINOPSIS DE LA CASA DE GUADUA

La Casa de Guadua nos presenta tres niveles narrativos: El primero, es la historia de un actor y una actriz, esposos, los dos curtidos de teatro, ellos ensayan un nuevo espectáculo para cumplir los contratos con el estado. Segundo, la obra que ensayan tiene como propósito rendirle un homenaje a dos poetas que existieron en la ciudad en diferentes tiempos, ello sirve como pretexto para dejar clara su postura de teatristas comprometidos con su país, como una manera de hacer patria. Las evocaciones de su historia de amor, la separación y la soledad por la lejanía del padre y el no ver crecer a sus hijos, genera el tercer nivel narrativo: la dualidad de las historias y evocación de los poetas en escena conlleva a rememorar historias de los actores que se entretejen y se cruzan en la ficción y la realidad. Los actores se dibujan y se desdibujan en el quehacer teatral que va y viene en el tiempo, acorde con el sentido de las acciones particulares de los personajes. La obra es una metáfora del arte del teatro y sus segmentos de vida en él, es un andar y desandar la existencia de dos seres humanos que eligieron el camino del arte para existir: es algo así como cazar gazapos para espantar el viento.