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La madre del blues, una adaptación desactualizada

Por: Rafael Santander *

Fecha de publicación: 05/06/2021

Ganadora de dos premios Óscar, mejor peinado y maquillaje y mejor diseño de vestuario, aparte de recibir una nominación a mejor diseño de producción, Ma Rainey’s Black Bottom, traducida al español como La madre del blues, deja muy claro que le apuesta a la riqueza estética. Sus primeros minutos están llenos de color y textura y esta riqueza es efusiva y vital. Particular me resulta que al ver el tráiler no pude evitar pensar en lo triste que prometía ser la narración. Entre las danzas, colores vibrantes, sonrisas y música del material promocional, había algo que me causaba malestar.

Con esta película recién conocí el personaje histórico de Ma Rainey, la madre del blues, aunque no es necesario ser experto en historia para imaginarse lo peor en una película sobre músicos negros en la década de los veinte. La producción musical es un proceso técnico costoso y es evidente que los dueños de las disqueras en la tercera década del siglo pasado eran hombres blancos y con dinero.

Sin haber empezado la película todavía ya hay una situación tensionante que muy diestramente se acrecienta a medida que van entrando a escena los personajes y se solapan uno encima de otro, conflicto tras conflicto. En el campo de la tensión dramática La madre del blues se destaca y en términos de contenido, aunque no es novedoso el tema, es vigente. Su principal problema es que se raja en los aspectos formales de la narración.

La película está basada en un texto teatral de 1982. Pese a que desconozco el material original, es evidente que no hay un esfuerzo de los guionistas por actualizar la obra para que aborde la problemática del racismo en Estados Unidos, por lo que la forma del guion y la puesta en escena se sienten anticuadas y veces carentes de interés. La interpretación de Chadwick Boseman, que le mereció una nominación póstuma a los premios Óscar, es tan impresionante como fútil en su esfuerzo por darle naturalidad a unas líneas de diálogo densas que evidentemente fueron escritas para otro formato, y que pretenden alcanzar la misma crudeza que hemos visto en los últimos años desde películas como 12 años de esclavitud o videos como el del asesinato de Harold Floyd.

Las artes siempre han tenido la capacidad de singularizar problemáticas, habrá quienes digan que esa es su obligación. La madre del blues hace particular “el racismo” en abstracto, pero la nobleza de su intención nunca está a la altura de su propuesta estética, que le deja toda la responsabilidad a Boseman y a la actriz Viola Davis de ser los catalizadores de todas nuestras emociones a lo largo de la película y termina abusando de sus capacidades actorales mediante diálogos excesivos.

Al tratarse de una pieza histórica el pasado está visto desde la óptica del presente, en este caso, la película habla de los ochenta, época de redacción del texto dramático, la cual se caracteriza, entre otras cosas, por una presencia más significativa de personas negras en la cultura popular. Algunos de estos representantes que se me vienen a la cabeza son agrupaciones como Boney M y Earth, Wind and Fire o solistas como Prince y Michael Jackson.

Posiblemente el escepticismo ante esta representación de la diversidad en los medios y la cultura pop llevaron a August Wilson a escribir el texto dramático de Ma Rainey’s Black Bottom. Este título hace referencia a uno de los temas que graba Ma Rainey con su banda en la película. El “Black Bottom” es un paso de baile propio de las comunidades afroamericanas y su alusión en el título es importante pues el baile en el guion cobra una carga simbólica importante.

Entre los conflictos del argumento de la película hay uno muy particular, el hecho de que Levee, un músico de la banda, quiere tocar una versión bailable del tema Ma Rainey’s Black Bottom, pero Ma Rainey y los demás músicos se niegan, prefieren su versión tradicional.

Levee es un músico alegre, interesado por vestirse elegante, conquistar mujeres y, como dice al inicio de la película, “pasarla bien”. Esta es su intención última, y el final trágico de Levee pone en evidencia el desacuerdo del autor con esta visión del mundo y, en cambio, parece alinearse más con Ma Rainey, quien, pese a ser tan huraña y remilgada, considera la música como una necesidad y justifica su comportamiento de diva como un producto del racismo, pues trata al hombre blanco como esclavo a modo de justicia poética, más que un defecto propio del personaje o una consecuencia de su fama y fortuna.

La danza que realizan los negros frente a los hombres blancos es para Wilson, el dramaturgo, un gesto de sometimiento. Por eso los músicos le reprochan a Levee que baile frente a los hombres de la disquera. Como un ejemplo para quienes no entendemos el contexto, Cutler, otro de los músicos, cuenta la anécdota de un sacerdote que termina perdido en un pueblo de hombres blancos y se ve forzado a bailar para que no lo maten.

La idea de bailar para no morir también la presentó Donald Glover en el videoclip de su tema This Is America, en el que el baile alegre e inocuo del artista y de los niños en primer plano contrasta con las imágenes violentas que ocurren en el fondo. Pese a que Glover se rehúsa a comentar y explicar el contenido del videoclip, es posible hacer varias lecturas de este elemento del video. Uno, por ejemplo, que lo que está siempre en “primer plano” en los medios y la cultura popular son “los negros que bailan” y una lectura adicional posible, que complementa muy bien el discurso de Ma Rainey’s, es que solo “los negros que bailan” sobreviven en medio de tanta violencia.

Cuando la danza no se hace por placer sino para sobrevivir, la imagen del negro alegre bailando en un escenario se torna sombría. Posiblemente eso fue lo que vi entre toda la alegría del tráiler de Ma Rainey’s Black Bottom.

Hay productos previos a esta película que aprovechan mejor el medio audiovisual para comentar el racismo. This Is America, mediante esta alegría artificial con la que baila Glover en medio del caos violento, resulta terrorífico y ominoso. 12 años de esclavitud es mucho más brutal, su violencia es explícita y su montaje es lento e implacable. Atlanta, una serie creada y producida por el mismo Glover, muestra las zonas grises del racismo y muestra su lado absurdo.

En resumen, como película Ma Rainey’s Black Bottom puede no ser la mejor, pero sí destaca por su interés histórico como una forma de darle visibilidad a la obra teatral original, el trabajo tremendo de la dirección de arte y, sobre todo, el de la actriz Viola Davis cuya presencia escénica y carisma pueden superar sin dificultad la prueba del tiempo.

*Escritor – Realizador de cine.

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