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Leer el teatro

Por: Rubén Darío Zuluaga Gómez*

Fecha de publicación: 18/10/2023

Leer el teatro nos permite navegar en las incógnitas de la cultura universal, y aunque los griegos documentaron el origen, mucho antes las culturas ancestrales se comunicaban con los Dioses a través de los rituales: la danza mimética, la música, la palabra, el fuego y la transfiguración. El teatro nace en el ritual, el “Arte Total”, donde se combinan todas las potencias naturales y humanas; en un principio no hay espectadores, hasta que el Dios es representado y entonces los seres humanos protagonizan el drama de la vida y la muerte. Mantener la connotación mágica del teatro es agenciada por el Circo y las otras formas asociadas del arte, pues el exceso de realismo nos predispone frente a un espejo y su ramplona imagen.

El Arte no cambia el mundo, cambia las personas que lo construyen, dicen algunos románticos optimistas. El Teatro nos permite ser otro, otra, incluso el espectador vive la ilusión travestida, se pone en la ropa de los personajes, en una galería de conductas morales que asume sin el penoso remordimiento. A partir del intérprete teatral la naturaleza juega consigo misma, el drama humano siempre nos conmociona, pues allí aparece el misterio de la vida y nunca termina de resolverse; y cuando el escenario es revelador, auténtica creación teatral, entonces la catarsis individual o colectiva cumple su cometido y valió la pena ir al teatro a vivir su promesa: La fascinación.

El arte se lee de la misma manera que se lee un libro, dicen los semiólogos, obvio que los códigos son otros y que las referencias, las formas, las motivaciones son otras; los sentidos entran en juego directa o indirectamente y esto condiciona sus niveles de respuesta. Siempre estamos leyendo: percibimos por los sentidos, nos emocionamos,
razonamos, enjuiciamos. Podemos quedar fuertemente impresionados y ser marcados para toda la vida o pasar de largo, pues a veces lo que se llama arte es una tecnología que reproduce lugares comunes y no aporta valor estético.

Ni el arte, ni los libros, ni la ilustración generan “mejores personas”, quizá aportan Consciencia sobre el sí mismo y sobre el mundo, pero no hay una garantía plena sobre esta afirmación. Sin embargo el Arte y particularmente el Teatro nos ponen un espejo sobre el escenario para ver el absurdo cómico o la tragedia desgarradora en la que el mundo està desde siempre. Reímos a rabiar con el tierno payaso o lloramos lágrimas de sangre con el Fulano que da la orden… para luego volver al mundo cotidiano donde se reproduce el arquetipo y la amnesia es protagonista.

* Crítico teatral.