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Master de la Cultura

Por: Manuela López Amézquita*

Fecha de publicación: 31/08/2023

El pasado mes de mayo se llevó a cabo en la ciudad de Manizales el Burger Master, actividad que convocó durante una semana a distintos restaurantes para ofrecer sus mejores hamburguesas a precios flexibles y así competir para ser premiados y calificados.

Como parte de las imágenes del concurso se registraron largas filas en las entradas de establecimientos, mesas de servicios completas, despliegues publicitarios y cientos de personas dispuestas a pagar, degustar y calificar.

¡Hay gente para todo! pensaba mientras observaba a los jóvenes que hacían fila sin importar la lluvia o el tener que esperar.

Simultáneamente, en las actividades de distintos espacios culturales de la ciudad llegan voces constantes sobre el porqué la participación de las personas en estos escenarios se percibe cada vez más inestable, estancada, poca e incluso sufrida.

Este sinsabor sobre el porqué la participación hacia las actividades de programación cultural en su diversidad de formatos en la actualidad baja (imperceptible, oculta, tímida o desconocida), se expone ante una ciudad que por su trayectoria histórica ha sobresalido por la circulación de eventos internacionales y nacionales, que en su trasegar en la gestión pública y privada de la cultura no dudó en invertir para su infraestructura especializada como en su producción de eventos denominados de alto impacto, para que acogiera a los más destacados del arte, la cultura y la ciencia provenientes de distintas regiones.

Sin lugar a dudas este intercambio de estrellas reconocidas ha estado acompañado, estimulado, nutrido y activado por el movimiento cultural local como cuota telonera, productora, creativa, trabajadora, gestora y comunicadora.

Es perceptible desde los distintos espacios proyectados para la actividad cultural, el cuestionamiento con respecto al por qué (incluso más que al cómo) un concurso nuevo logra instalarse rápidamente en los públicos de la ciudad.

No está demás preguntarse si: ¿A Manizales le gusta la cultura?

La cuestión por el gusto en este caso se discute a partir de lo que crea y direcciona al movimiento de personas en función de sus afectaciones, expresadas en prácticas que motivan a los públicos a salir, a desplazarse, a degustar, a invitar, a gastar, a discutir, a repetir, a abrirse a las expectativas y a hacer fila sin pensar en el clima.

La relación-acción con la estética a partir del problema por el gusto y su impacto, sigue por el momento distante aun de su comprensión como posibilidad de apertura sensible a través de la cultura.

La participación de la sociedad en la cultura, su satisfacción o impacto, pareciese que no estuviera direccionada únicamente por el valor económico que se le otorga a esta actividad para su desarrollo.

El gusto en esta sintonía se convierte en uno de los tantos lugares que nos llama a dialogar como a cuestionar si la ciudad de Manizales no está muy lejos de ser la ciudad de las puertas abiertas y la fábrica de atardeceres que mejor y más hamburguesas come en serie, mientras se acrecienta su disgusto por la vida cultural.

* Gestora Cultural navegando por las aguas del Diseño y la Creación.