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Memoria de la ciudad herida por la ausencia, el fotolibro de Carlos Pineda

Por: Quehacer Cultural

Fecha de publicación: 30/07/2020

Durante los primeros días del confinamiento por efectos de la pandemia del covic 19, el fotógrafo Carlos Pineda Núñez recorrió con su cámara fotográfica puntos estratégicos de la ciudad de Manizales y con su talento y mirada de artista, registró en una serie de fotografías, que se convirtieron en el fotolibro Dimensión reconocida, el testimonio que queda para la historia de esta experiencia de ficción que nos tocó vivir: la ciudad “congelada”.

Dimensión reconocida es una publicación independiente y autogestionada, numerada por ser una edición especial, un fotolibro que, explica Carlos, “nace del deseo de documentar un hecho que se produce a escala planetaria y que ha afectado de muchas maneras a todos sus habitantes. Un hecho impensable e inesperado que nos ha tomado por sorpresa y en el que la cotidianidad se ha retirado dejando a la ciudad transformada y herida por la ausencia, creando un vacío que viene a ser habitado por la memoria. Dimensión reconocida es un documento de actualidad que, con los años, se convertirá en un valioso aporte a la memoria de la ciudad”.

¿Cómo fue el proceso para realizar las fotografías que conforman este inédito y fascinante relato?
Cuando se decretó el encierro, a mediados de marzo, estaba aquí en Manizales y fue una noticia que me causó angustia, pues el solo hecho de no poder salir a caminar era aterrador, sobre todo en un momento que quería fotografiar un hecho importante. Esos primeros días me dediqué a tomar fotografías desde la ventana, y también me enteré que ciertas personas podían salir y entre ellas estaban quienes trabajaran con la prensa. Llamé al editor de fotografía de la revista Semana para proponerle documentar el momento, pero justo era su último día de trabajo con la revista y nada se pudo hacer. Preocupado empecé a buscar algo que me acreditara como fotógrafo y para mi alegría encontré un viejo carné de fotógrafo con el semanario el Andino, este se convirtió en el pasaporte para iniciar este trabajo fotográfico y así comencé a salir y a recorrer la ciudad vacía luego de decretado el encierro.

¿Qué sentimientos le produjo la experiencia, no solo de reconocer la ciudad “herida”, sino de plasmarla en un lenguaje bello como es el arte de la fotografía?
Siempre existió en mí el deseo de estar en una ciudad vacía, sin gente, sin autos, sin movimiento. Y logré conocer ese momento, al principio con fascinación y luego con cierto temor y tristeza. Una serie de sentimientos encontrados me llevaron a reflexionar sobre el momento, la ciudad, nuestro papel en ella, la soledad, el vacío, la presencia de ausencias, la ausencia de presencias, el mundo que nos espera y el que hemos dejado. Empecé a recorrer la ciudad por diferentes sitios, barrios, bordes, calles, avenidas, plazas, parques y a conocerla en esta extraña situación, y poco a poco fui acumulando una serie de fotografías.

¿Tuvo desde el principio la intención de resguardar esta memoria en una publicación? 
Lo primero que pensé fue en hacer una revista y luego un fotolibro y comencé a conceptualizar la manera en que esto se mostraría. Estuve investigando sobre periódicos y revistas en el mundo, los papeles que se usan y los formatos de las publicaciones. De ahí nació la idea de hacer una revista como un periódico, sin ganchos ni costuras. Llamé a Santiago Escobar-Jaramillo, le comenté la idea y le propuse trabajar en la edición, a lo que él con gusto dijo que si, le envié la primera serie de fotografías y comenzamos el diálogo de autor-editor. A primera vista Santiago propuso representar la ciudad como lo ha hecho el urbanista Kevin Lynch, en hitos, nodos, senderos, barrios, bordes. Luego acordamos que el trabajo fuera en blanco y negro, pensando en que estábamos en una situación que se salía de toda realidad. El blanco y negro no es real, salvo que se tenga un problema de la visión, nadie ve en escala de grises.

Dimensión reconocida es una edición que se sale de los parámetros tradicionales tanto por el tema como por el formato, el soporte y las diferentes lecturas que ofrece. ¿Cuál fue la intención con esta propuesta vanguardista?
Mientras llegaban los textos, con Santiago nos propusimos realizar una edición que se saliera de una edición normal, por eso nos arriesgamos e hicimos una propuesta de vanguardia en que la publicación tuviera varias lecturas, que el lector y observador pudiera interactuar con sus páginas, pues todos percibimos la ciudad de diferentes maneras, establecemos vínculos con ella de acuerdo a nuestras actividades y su imagen está llena de recuerdos y significados.

Otra peculiaridad del fotolibro es que todos sus textos fueron escritos por mujeres. ¿A qué se debió esa decisión?
En esos días me encontré, después de 20 años, con la escritora Beatriz Elena Robledo y le conté en lo que andaba y para mi sorpresa y alegría me propuso escribir un artículo para el libro. Pensé que sería bueno que escribieran solo mujeres para este proyecto, pues las ciudades siempre han sido patriarcales (Para no ir muy lejos, en Manizales ¿cuántas calles, estatuas, lugares públicos o monumentos llevan nombre de mujer?). Escribí a varias amigas, de diferentes generaciones, si les gustaría escribir para este proyecto y todas respondieron afirmativamente. A partir de ese momento consideré la publicación como un hecho, pues ya había un compromiso adquirido con las escritoras y con el editor.

TRAYECTORIA
Carlos Pineda Núñez comenzó mi actividad fotográfica a finales de los ochenta en Manizales, realizando trabajos para la Universidad de Caldas, la Universidad Nacional de Colombia, el Instituto Colombiano de Cultura, hoy ministerio de Cultura, la Fundación Herencia Verde y el periódico Quehacer Cultural. En el año de 1993 recibió invitación de la Universidad de Guelph en Ontario para dar talleres de fotografía como medio de sensibilización social en la misma universidad y en las Universidades de York en Toronto y la Universidad de Waterloo en Waterloo, Ontario. Al finalizar los talleres se instaló en la ciudad de Montreal donde comenzó a trabajar con el Departamento de Arquitectura de la Facultad de Planeación de la Universidad de Montreal, “una experiencia maravillosa que me permitió conocer muy bien la ciudad y las principales obras arquitectónicas contemporáneas en Norteamérica y Europa”. Regresó a Colombia en el 2008 y desde entonces ha realizado un trabajo que se contextualiza geograficamente en el sur de Antioquia, todo Caldas, Risaralda y Quindío y el norte del Valle del Cauca y norte de Tolima, zonas que corresponden a lo que fue la colonización antioqueña del sur. Sobre esto ha publicado tres libros relacionados con el tema: Chivas, arcoíris del camino. Salamina, embrujo de la memoria y Mandalas del camino, un libro para colorear inspirado en la gráfica popular de las chivas o buses escalera. Desde el regreso a Colombia ha trabajado con el Cipav de Cali, la Revista Semana y con Villegas Editores gcomo fotógrafo en la producción del libro Cafés de Colombia, ganador del Gourmand Cookbook Awards en Paris, 2009 y segundo lugar en el Latino Book Awards en Nueva York, 2010.

“Dimensión reconocida”
Autor: Carlos Pineda
Fotografía: Carlos Pineda
Textos: Beatriz Helena Robledo, Marian Pascual Recalde, Luz Arabany Ramírez C., Carmenza Saldías Barreneche, Antonia Montoya Castaño, Manuela Osorio Pineda y Myriam F. Pineda Núñez.
Edición: Santiago Escobar-Jaramillo y Carlos Pineda
Diseño: Sebastián López U, agencia Estratosfera
92 páginas
Cerrado: 21.5 x 30 cms
Abierto: 30.0 x 43 cms
1 tinta-Blanco y negro
Publicado por Carlos Pineda y Raya Editorial.
Impreso en Panamericana Formas e Impresos, Bogotá.
Precio: 25.000 pesos + envío.