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Mujeres de Teatro en Manizales. PIEDAD JURADO

Por: Quehacer Cultural

Fecha de publicación: 18/03/2021

Cuando en el año 2009 falleció Rodrigo Carreño, director del Grupo TICH, a Piedad Jurado su coequipera y esposa se le vino el mundo encima, pues además del drama personal se le presentó intempestivamente el reto de salvaguardar una de las agrupaciones protagonista de la historia del teatro en Manizales.

“La vida me llevó a tomar el liderazgo de un grupo con trayectoria; nunca pensé tener una responsabilidad tan grande, máxime cuando nuestro director construyó un legado de peso. Al principio fue difícil y siento que tal vez muchos pensaron que el TICH sin Rodrigo fracasaría. Y menos que en cabeza de una mujer pudiera sobrevivir. Fueron años de aprendizajes y estudios intensos en esta área.  Hoy miro hacia atrás y me siento orgullosa y agradecida con todos aquellos que han creído y apoyado mi labor como directora, en un medio que apenas se acostumbra a ello. Sigo en proceso de formación constante para entregar lo que voy aprendiendo en la academia y en la vida apoyada por un equipo de mujeres empoderadas de TICH”, cuenta con el entusiasmo que lleva en sus venas la actriz y gestora Piedad Jurado, hoy directora del TICH.

Piedad Eugenia Jurado Ramírez, su nombre completo, es soprano y Licenciada en Artes Escénicas de la Universidad de Caldas. Inició camino en el teatro en el año 1985 con el Teatro Libre de Manizales, TELIMAN, al lado de Mario Bonnett (QEPD). Ingresó al grupo Teatral TICH en 1988, al mismo tiempo que asumió estudios serios en el entonces Centro de Formación Actoral, más tarde programa Escuela de Teatro de Caldas, donde actualmente es docente. Además del TICH dirige el periódico Hojas de Teatro y la Muestra Alternativa de Teatro de Manizales.

Piedad es una mujer comprometida con su tiempo y con su papel “en una sociedad machista que hace pocas décadas empezó a entender que las mujeres tenemos suficientes capacidades para desempeñarnos en cargos y profesiones que igualen a nuestro sexo opuesto”. Asegura que “por fortuna también a nivel mundial en los años 60  se generaron movimientos y  grupos en la lucha por  los derechos civiles, sexuales, del discurso libre, derecho al hipismo, en general a una ampliación de derechos que fueron caldo de cultivo para que a finales de los 70  surgieran los colectivos de conciencia tanto en EEUU como en Europa, y que en los años 80 en Latinoamérica motivaron los primeros congresos feministas que han ido creciendo  en un movimiento mundial por los derechos de la mujer que ahora imperan”.

Con lujo de detalles ha demostrado Piedad Jurado su valentía y resolución de no dejarse vencer ante las dificultades, siempre dispuesta a sacar la cara por el sector cultural en cualquier escenario donde haya que defender sus derechos, como lo ha hecho evidente en momentos de crisis. “Hoy me siento más afortunada de ser artista. Con esta pandemia y en el encierro, nos convertimos en el aliciente para la humanidad entera. La virtualidad se convirtió en una ventana que nos permitió mantener el contacto con nuestro público. Agradecidos estamos de que hayan aceptado nuestras obras en video, y de que nuevos espectadores de otras latitudes nos conocieran. Fue una buena experiencia, pero aclaro que nuestro arte -el teatro- tiene una condición no negociable, la presencia viva del espectador que nos respira cerca y aplaude con cariño. El público es el elemento vital y esencial para lo que hacemos”.

Pasado un año de confinamiento anhela retornar a su sala de teatro TICH, situada en el barrio San José, con presentaciones en vivo y actividades de formación presenciales, para continuar favoreciendo a una comunidad vulnerable como la que habita en su entorno y que requiere de oferta cultural calificada, “y así seguir creando y soñando con lo que amamos y sabemos hacer: TEATRO”. Y agrega: “Por supuesto que la enseñanza y nueva experiencia vivida en pandemia será aprovechada en nuestras redes, en las que seguiremos montando contenido para aquellos que se encuentran lejos y quieran seguirnos día a día”.

Considera la directora del TICH que las artistas mujeres, en el caso particular del confinamiento, pasaron la prueba “pues gozamos de una habilidad privilegiada, y es esa capacidad de invención y adaptación. Las mujeres tenemos una intuición excepcional que, combinada con un buen equipo de seres humanos hombres, logramos lo que sea. Es nuestro deber como artistas y ante estas nuevas realidades, continuar inquietando el espíritu altruista por un mundo mejor. Es muy importante la mística con que lo hagas”.

Al referirse a Manizales como sede de sus actividades, reconoce que es una ciudad inspiradora por sus condiciones “y aunque este ambiente es ganancia, para nadie es un secreto que las condiciones presupuestales para el sector artístico siempre han estado por debajo de lo que en beneficios aportamos en cuanto al crecimiento espiritual de los seres humanos. Ha sido una lucha de muchos años, de sacrificios y entrega de nuestras propias familias, por el convencimiento franciscano de querer aportar a una mejor sociedad a través del arte. Seguimos soñando en que esto tendrá que ir cambiando. La pandemia lo demostró”. Y para concluir aseveró Piedad Jurado: “Como el agua somos vitales para la humanidad”.