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«Supermán» rebelde

Por: Martín Rodas *

Fecha de publicación: 09/09/2021

Casting

Me gusta ver por televisión el Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España, pero cuando participan los ciclistas colombianos y tienen posibilidades de ganar. También es una manera de aplicar lo que aprendí de Albert Einstein cuando dijo que mantener el equilibrio en la vida es como montar en bicicleta: «hay que pedalear»; lo cual practico, mentalmente.

De estas carreras aprendo, pues en sus recorridos veo similitudes con la existencia, en donde el esfuerzo, la disciplina y la suerte juegan un papel fundamental… y me dejo emocionar cuando nuestros pedalistas realizan sus hazañas frente a las potencias que siempre habían dominado estas competencias.

Mi infancia estuvo marcada, deportivamente, por los triunfos de Martín «Cochise» Rodríguez y ese apelativo indígena que le dieron. Luego fueron Rafael Antonio Niño, José Patrocinio Jiménez… y Lucho Herrera, «El Jardinerito», quien dio el gran pedalazo inicial en Europa ganando la Vuelta a España, literalmente con sudor y sangre.

Ahora tenemos el orgullo, desde hace varios años, de que los corredores colombianos nos hayan brindado gestas tan emocionantes como ganar el Tour de Francia, el Giro de Italia… otra Vuelta a España… talentosos deportistas de las bielas nos representan en el mundo: Rigoberto Urán, «El Chavito» Esteban Chaves, Nairo Quintana… Egan Bernal, etc.

Pero hay uno que con su actitud acaba de realizar algo que solo lo hacen los valientes… enfrentarse al poder hegemónico. Me refiero a «Supermán» López, quien se retiró en la penúltima etapa de la Vuelta a España por razones de dignidad, pues no quiso someterse a las instrucciones del director técnico del equipo, que le exigía agachar la cabeza y quedarse rezagado para beneficiar los intereses de la empresa que lo financia.

Supermán ha sido duramente criticado por su falta de trabajo en equipo y no acomodarse a las reglas de mercado que hoy en día predominan en estos eventos; pero no, mi héroe con su actitud rebelde y desobediente se les ha parado en la raya para decirles que la dignidad no se negocia, recuperando ese temperamento que brilló en las jornadas iniciales, hace tantos años, de nuestros deportistas, en donde la frente en alto y el grito de libertad eran las banderas de su fuerza para imponerse, en las circunstancias más adversas, frente a la hegemonía, en este caso la deportiva.

Estamos perdiendo esa cualidad de independencia deportiva, en medio de un ambiente que mediante contratos vergonzosos hace firmar condiciones a estos atletas para que no se metan ni en política ni con los patrocinadores; por eso hoy vemos a algunos de ellos mostrando en las redes lo más vergonzoso de la espectacularización de la sociedad, como un James Rodríguez entregado a la vergonzosa complacencia del hedonismo, alardeando descaradamente de sus inmensas riquezas en yates y con despampanantes mujeres; mientras los admiradores esperan otra cosa: que tengan ética y moral, pues ellos están allá gracias a la gente, porque ellos los deben representar ante el mundo en los juegos que también tienen profundos sentidos políticos, sociales e ideológicos, los cuales el sistema trata de eliminar a como dé lugar.

Entonces, para reivindicar a nuestro héroe, miremos al cielo y digamos: «No es un ave, no es un avión… es ¡‹Supermán› López!»… montado en su caballito de acero, que viene trepando desde el pueblito campesino de Pesca, Boyacá, reivindicando nuevamente los anhelos de libertad, independencia y justicia que todavía no tenemos y que desde todas las expresiones del arte y la cultura (en este caso la deportiva) debemos proclamar a los cuatro vientos.

*  Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».