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Todo es político

Por: Andrea Ospina Santamaría*

Fecha de publicación: 29/05/2021

Nos encontramos cumpliendo un mes de uno de los paros nacionales más fuertes que ha pasado el país. Y era inevitable tocar este tema, precisamente porque no sería ético seguir con los ojos cerrados; como muchos han ya dicho por estos días, la neutralidad en este tipo de casos implica tomar el bando del poder que ya está instaurado.

Así que, con mucha pasión, con la rabia de ver nuestros derechos humanos pisoteados y con la consciencia de un país que ha vivido en el conflicto y la injusticia por décadas, escribo estas palabras. Afortunadamente me encuentro con un Festival de la Imagen que no está exento de voces que resaltan estas situaciones, en gran número colombianas (cosa que me alegra) y que nos hacen continuar despiertos en un país donde existen seres humanos para los cuales matar al otro es un oficio, al mismo tiempo que personas que no conocen otra realidad se han cansado de soportar un caos (de miseria y corrupción) que se ha vuelto orden.

Sólo con leer el programa me encontré con la grata sorpresa de una reinterpretación de la obra de Zoe Leonard “I want a president” en donde la artista menciona su candidato ideal: alguien que haya vivido las exclusiones, censuras y dificultades que acarrea la injusticia social en todo el mundo como una mujer, una persona negra, alguien de la comunidad LGTBI+, un ciudadano de bajos recursos, alguien viviendo con VIH… muchas de nosotras, a decir verdad.

A partir de esta obra la artista Xuanxi Ge (China) escribe con pasta la primera frase, “quiero una lesbiana de presidenta” y permite que sea alimento para el moho, mientras poco a poco desaparecerá llenándose de nuevos habitantes, bacterias inesperadas, que intentarán ganar ese espacio. Una pregunta abierta por la política y la forma en que chocan las comunidades entre sí, especialmente las minorías contra las mayorías. La obra representa una lucha por representación y poder, hace un guiño a la afectación durante la pandemia, principalmente en grupos marginalizados y, además, pone en duda el poder político humano ante otras especies, abriendo puertas a nuevas formas de convivencia.

Vista de la muestra I want a dyke for president de Xuanxi Ge, Festival de la Imagen 2021.

Sin duda lo social aquí es biológico. El arte, una vez más, nos recuerda que es altamente político. Las palabras y las imágenes están allí para ser utilizadas, para volverlas a traer a una vigencia que sigue siendo la misma y hoy leemos con un lente contextual que nos atraviesa como colectivo. Los conflictos, entonces, se expanden y las teorías se resignifican en el puente sonoro de Ivar Rocha (Brasil) e Ivonne Villamil (Colombia) en donde narran simultáneamente en portugués y español la primera parte del texto “Doctrina Anarquista al Alcance de Todos” de José Oiticica: hablan de la energía universal traducida en la naturaleza, la cual es leída por el cuerpo y cuyas fuentes favorables pueden ser aprovechadas en un contexto político, justo basado en la disminución del sufrimiento y el malestar humano. Estos últimos son causados por fenómenos naturales y por la mala organización social a partir de la propiedad.

Por otro lado, algunas estancias específicas asociaron directamente los sucesos actuales del país y el apoyo desde otros activismos internacionales. Una de las más impactantes fue el inicio del diálogo de OV (Francia), directora de SCUM MUTATION, un corto que habla sobre el tejido social, el estrés postraumático en casos de represión y la identidad de una generación que en múltiples latitudes ha sido violentada por su condición social, su cuerpo, su procedencia, su raza, entre otros. La artista menciona que la superación colectiva es “la única bandera posible” ante el autoritarismo, también retoma la paradoja sobre la creación artística contrastada con la acción directa (a veces mucho más necesaria) y envía explícitamente fuerza a los manifestantes colombianos.

Fotograma extraído del foro Cine y Digital, Identidades Virtuales, Festival de la Imagen 2021.

El ciclo de Cine y Digital remite en múltiples ocasiones a la violencia como base de nuestra construcción identitaria: En el corto Las Fauces, dirigido por Mauricio Maldonado, nos acercamos al conflicto urbano y la soledad de las montañas de Medellín; en 84 de Daniel Santiago Cortés, nos situamos en el acuerdo de paz firmado ese año y el asesinato de un sacerdote católico indígena, defensor de los derechos humanos. Sin duda nos hace pensar que la historia es cíclica, donde la muerte se sigue paseando entre lo rural y lo urbano, los líderes asesinados en las montañas del Cauca y la violencia urbana entre la ficción y la realidad. Recurriendo a lo poético, el video Fu (María Rojas y Andrés Jurado) afronta metafóricamente que todo nuestro país es un cementerio indígena basado en una memoria fantasiosa y popular. Por otro lado, Project Politique de Daniel Nicolás Aguilera (Chile) se sitúa en el desarraigo, la desacralización de las instituciones políticas, la censura y el descontento con el ritmo de la ciudad misma, entre la imposibilidad de pertenecer y la búsqueda de identidad colectiva e individual.

Fotograma extraído del video arte Projecte Politique de Daniel Nicolás Aguilera, Retina Latina y Festival de la Imagen 2021.

Entre un panorama tan sombrío, cabe decir que estamos al fin en una generación que se ha cansado de estos abusos reiterativos, la falta de oportunidades y los largos silencios de la desaparición. Esto lo respalda Lucía Gonzales, Comisionada para el Esclarecimiento de la Verdad, la convivencia y la no repetición, en su intervención Nombrar lo Innombrable. Ella menciona cómo el arte es una práctica para hablar de eso que no hemos querido abordar y hacer visible lo invisible. El arte, según Juan Manuel Echavarría, es como el escudo de Perseo, que nos protege de mirar directamente lo que no seríamos capaces de afrontar. También menciona Lucía, que hay una emergencia de la palabra, una necesidad de expresión siempre desde el respeto, la seriedad y la profundidad necesaria para encarar el dolor.

Lucía recuerda el alto grado de abandono estatal de las regiones, ciudadanías y naciones plurales dentro del territorio nacional, quienes han sufrido una sociedad clasista y racista. Justo mientras la comisionada hablaba sobre el mural que fue censurado en Medellín, en nuestras calles sucedía la misma acción, una muestra de la criminalización de la protesta que se mantiene como una constante por más de 60 años y que persiste de heridas coloniales aún hoy abiertas. Esta conversación deja una invitación clara: mantener la fuerza vital de estos movimientos de insurrección hasta lograr un cambio importante, en una exigencia justa por la dignidad ante hechos insoportables de desprecios sostenidos.

Fotograma extraído de la conferencia Nombrar lo Innombrable de Lucía Gonzales.

Ahora bien, sin duda, hay una gran paradoja (y diferencia) entre visibilizar otras voces desde el acto poético, sensible y político, y acaparar el protagonismo de un momento que no nos pertenece como individuos; afortunadamente en el Festival no vi directamente este segundo ámbito. Espero que en futuras ediciones de este tipo de eventos sea recurrente la presencia de programas continuados que en realidad incluyan estas perspectivas diversas, y todos estos sonidos que aún nos siguen faltando, especialmente los creadores de dichas comunidades, los que están hoy en las calles. A pesar de ello reitero que, aunque sin apoyarlo, prefiero el oportunismo de algunos al silencio de muchos.

Los monumentos caídos que reescriben la historia y algunas prácticas artísticas que hoy explotan y se manifiestan, son un recordatorio de todo lo que no nos contó la escuela y de las comunidades que han sido silenciadas. Por último, Sebastián Muñoz, egresado de la Universidad de Caldas, da un cierre perfecto a esta nota con la video danza experimental 6402 en la que la situación actual del país atraviesa directamente el cuerpo.

Concluyo con algunas palabras que resumen varias ideas escuchadas esta semana dentro de los espacios del Festival: Necesitamos reconocer mejor a Colombia, entablar diferentes diálogos para lograr cruzarnos entre sí, para mantener esta capacidad de indignarnos que nos hace humanos y nos lleva a exigir, esperamos que, de forma constante, la dignidad y la memoria. Creo que generar nuevos imaginarios tiene más lógica hoy que en cualquier otro momento y que las prácticas artísticas pueden ser ventana para conocer lo externo, constructoras de realidad e incitadoras del cambio, teniendo en cuenta que cuando se trata sobre estos temas, nunca es suficiente.

Fotograma extraído del video Danza experimental 6042 de Sebastián Muñoz.

*Artista Visual y Gestora Cultural y Comunicativa.