Volver

Tres artistas colombianas cuentan la génesis de su obra creativa

Por: Quehacer Cultural

Fecha de publicación: 12/08/2023

La edición 14 de la Feria del Libro de Manizales tuvo entre sus múltiples invitadas colombianas a 3 destacadas artistas y profesionales de la literatura infantil, la música y la escritura combinada el oficio de antologar, quienes en sendas conversaciones dejaron testimonio ante los asistentes de los orígenes de sus respectivos oficios, con los cuales han dado gloria al país en el ámbito internacional. Son ellas:

Irene Vasco, escritora de literatura infantil con más de 40 libros publicados, y formadora de lectores. Luz Mery Giraldo, escritora y autora de varias antologías de cuento. Marta Gómez, exitosa cantautora cuyas letras, con su estilo excepcional, inspiradas en historias de nostalgias y de lucha de nuestro continente vestidas con ritmos folcloricos. En esta venida a Manizales realizó la noche del 11 de agosto un maravilloso concierto con la Orquesta Sinfónica de Caldas y las canciones de su último disco, el 21, “Filarmónico 20 años”.

IRENE VASCO

“Soy lectora del siglo pasado, tengo 71 años, soy de la antigüedad, y llegaban a mis manos muchos libros maravillosos, desde muy chiquita tuve libros que venían de España, o de México o de Argentina, no recuerdo ningún libro colombiano que haya leído en mi infancia, la mitad de las palabras no las entendía, pero leía el contexto, el contexto me iba indicando que quería decir esa palabra que yo no había oído.

Nací en 1952, todavía no existía la televisión en este país, no había pantallitas ni pantallotas. Mi mamá era una artista brasileña que llegó a Colombia casada con mi papá colombiano, en el 52 nací yo y en el 54 nació la televisora nacional de Colombia. A mi mamá comenzaron a invitarla a hacer programas para niños entonces yo crecí en una casa llena de arte donde había escritores, pintores, músicos, compositores que trabajaban para el programa de mi mamá y ella, yo siendo niña, hacía lo que se hacía antiguamente: tradición del oficio, me pasaba su conocimiento y yo era su aprendiz; por ejemplo me decía ayúdame a adaptar este cuento de Andersen para el programa del miércoles y yo leía el cuento y hacía mi propia versión; mira es que viene una niña a tocar el arpa y necesito que me ayudes a inventar un cuento para que el programa sea más divertido, y yo inventaba el cuento; mira hay que hacer una canción para… Yo me sentía grande, importante que me tomaran en cuenta, que pudiera participar en ese grupo de creación. Además, había una cosa maravillosa en la casa: mi mamá conseguía premios para los concursos que organizaba en los programas de televisión y las editoriales le mandaban libros que se quedaban en los estantes de mi casa unos días y yo los podía leer sin que se notara. Así aprendí a leer con cuidadito, yo no rayo, no subrayo, no doblo las páginas, me encanta que el libro esté nuevecito cuando lo guardo”.

MARTA GÓMEZ

En Cali fue mi infancia hasta los 14 años ciudad donde pertenecí al Coro del Colegio Benalcázar. Nos trasladamos a vivir a Bogotá y fue todo un drama para mí porque dejaba Cali y con Cali el coro con el que nos ganábamos todos los concursos, era mi vida completa. Tuve la suerte de entrar al coro infantil y juvenil de la Universidad Javeriana era maravilloso. Yo venía de practicar el canto de oído, Flora Rengifo la directora en Cali era empírica y no sabía leer partitura, lo que agradezco en el alma, pero al ingresar a la Javeriana fue un choque de decir ahora voy a estudiar música y eso me encantó porque no competía, era estudiar un instrumento, yo escogí la flauta traversa, y tocar en orquestas lo que representó dejar a un lado un poquito el canto, yo sabía que no quería ser cantante lírica. Iba al colegio por la mañana y a la universidad por la tarde y cuando salíamos hasta por la noche, antes de que me recogiera mi papá, nos poníamos a tocar guitarra en las escalas de la Javeriana y de repente empezamos a cantar rock y me enamoré de esa música y así montamos un grupo, ensayábamos todos los días. Al frente de la Javeriana había un bar cultural, Famas y Cronopios, de un chileno el cual empezamos a frecuentar, yo tenía 15 años. Tengo que decir que era una época muy sana allí íbamos a ver trova, festivales de poesía y así empecé a cantar en bares.

La Javeriana es una escuela clásica netamente y los profesores nunca me decían quédate, sigue en este mundo, era clarísimo que yo tenía que cantar. Me acuerdo a veces en conciertos de flauta, maestros que me habían visto cantar en un bar me decían cómo puedes cantar así y tocar tan feo entonces era muy claro que me estaban animando a irme a estudiar música popular. Fue así que me ayudaron a conseguir una beca en Berklee College of Music de Boston. Fue una experiencia increíble y maravillosa, lo único es que me fui de mi casa y ya no volví. Allí conocí a unos colegas con quienes conformamos una agrupación y empecé a cantar en la calle con ellos, una etapa que guardo para siempre en el alma. La calle es definitivamente la mejor escuela que hay.”

Pero esta es otra larga y fascinante historia de la trayectoria musical de Marta Gómez, una artista que de local pasó a ser nacional y ahora es una cantautora universal residenciada en Barcelona desde donde recorre el mundo, sin olvidar nunca su tierra a la que le ha dedicado muchas de sus bellas canciones.

LUZ MERY GIRALDO

“Para la realización de las antologías me dedico a leer los autores, pero también consulto con otros lectores a quienes les pregunto qué autor por su obra consideran son imprescindible y así voy conformando mi selección. Punto de partida es la lectura, una lectura que voy haciendo en bibliotecas, no solamente la personal, trato de buscar publicaciones de carácter regional lo que no es fácil porque vivo en Bogotá y no todo me llega. El criterio no es solamente a partir del gusto y de la amistad, tengo amigos que dejaron de serlo porque no los incluyo, el criterio es que que el cuento se vuelva para mí memorable, que cuando yo piense en determinado cuento o en determinados cuentos que he leído los recuerde y me sacudan, que los vuelva a vivir cuando los recuerde. Hay cuentos que uno lee, así como poemas y como novelas, que a uno se le van, se le pierden, se le esfuman. La condición es la memorabilidad, que esté siempre en mi memoria, que no se me olvide lo que se cuenta y el cómo se cuenta y en qué medida ese cuento dice mucho de la época a la cual pertenece el autor o la época que quiere referir el autor. Hay autores contemporáneos que, por ejemplo, escriben ubicándose en la colonia, entonces ahí funciona lo que me gusta, lo que me resulta memorable, lo que me parece dice de una época, dice de un autor y lo define y que el resultado sea no solamente de historia del cuento en Colombia sino de historia de Colombia. Así es como he hecho todas las antologías, en particular estos 4 tomos que quiero muchísimo, donde no sobra ningún autor, siempre falta, pero ninguno sobra, aun cuando alguno me haya reclamado porqué lo puse al lado de otro o porqué lo puse solo de cuarto, por ejemplo”.