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Un réquiem por la Orquesta Sinfónica de Caldas

Por: Jonathan Ballesteros

Fecha de publicación: 28/09/2020

Tomado del diario La Patria de Manizales. Septiembre 28 de 2020

Un réquiem en la música clásica es una composición cantada que es usada en las misas de los difuntos, y aunque la Orquesta Sinfónica de Caldas no ha muerto, si está gravemente herida y agoniza frente a la impavidez y desidia de todos nosotros en Caldas. Es una auténtica vergüenza ser los únicos en Colombia que se permiten tener una Orquesta Sinfónica avocada a suspender sus actividades por falta de recursos para su sostenimiento anual. Nada me resulta más desalentador en estos momentos, que pensar en la tolerancia adquirida en Caldas y Manizales para desperdiciar tanto talento, como aquel, del que son poseedores los músicos de nuestra Orquesta Sinfónica de Caldas.

El gran Víctor Hugo, autor de Los Miserables, señalaba que la música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio, sin duda, durante los 32 años de vida de la Orquesta Sinfónica de Caldas, cada melodía de sus cuerdas y vientos que han emergido para deleite nuestro, son un homenaje a la libertad, una lucha permanente contra lo frívolo, contra el arte superficial; los artistas que por allí han pasado, han sido batalladores incansables, han mantenido en estas montañas, en medio de esta “civilización del espectáculo”, las formas estéticas más profundas de la alta cultura.

Nuestra Orquesta Sinfónica de Caldas está conformada por 53 músicos, un muy talentoso director -Leonardo Marulanda- y 3 personas más en asuntos administrativos; los músicos de la Orquesta en un 80% son egresados universitarios que han estudiado música, son profesionales en el estricto sentido de la palabra, destacándose que el 30% de ellos han realizado estudios musicales en países como Austria, España y Estados Unidos. La calidad obtenida por estos artistas ha sido ampliamente reconocida a nivel nacional e internacional, llenándonos de orgullo en 2019, por ejemplo, al participar en el Teatro Colsubsidio en una serie de conciertos con el intérprete de salsa puertorriqueño, Gilberto Santarosa; además, han tocado junto a reconocidos músicos como Toto la Momposina, Aldo López-Gavilán y Aníbal Dos Santos. Nuestros músicos son hombres y mujeres, que, en su plenitud, son embajadores de una ciudad y un departamento que los condena lentamente a la inexistencia.

A partir del 30 de septiembre no hay más Orquesta Sinfónica de Caldas en 2020. La Universidad de Caldas, gran protectora de esta iniciativa cultural, deberá batirse en franca lid entre la burocracia  nacional, departamental y municipal, para intentar lograr la subsistencia, al menos, por unos meses del 2021 de nuestra querida Orquesta.
Los argumentos de esta columna, presumiblemente serán los mismos el próximo año si los aportes del Ministerio de Cultura, la Gobernación de Caldas y la Alcaldía de Manizales no superan la pírrica contribución que actualmente otorgan para el sostenimiento del personal artístico y administrativo que la componen. Lo de aportes ínfimos se corrobora con un comparativo: el año pasado la Orquesta Filarmónica de Bogotá tenía un presupuesto equivalente $ 55.000 millones anuales para su funcionamiento y proyectos pedagógicos; la Sinfónica Nacional, $10.000 millones anuales, en Medellín la Filarmónica de Medellín, $7.500 millones; y en Manizales, Caldas, la Orquesta Sinfónica no alcanza a llegar a los $900 millones de pesos ¡¡Que difícil la cultura así!!

A pesar de los poquísimos recursos con que cuenta la Sinfónica de Caldas, lograron, en 2019, realizar cerca de 100 conciertos, 33 de ellos de temporada, donde el Teatro los Fundadores e incluso, las instalaciones del Hotel Termales del Otoño, fueron el espacio para que cientos de caldenses vibráramos con el arte musical de este emblema cultural de nuestra región.

Preocupa con la incertidumbre contractual y la suspensión del proceso artístico este año, que los artistas que conforman la Orquesta deban, necesariamente, que buscar otros destinos laborales, y, la madurez musical que han obtenido los últimos años, donde han logrado interpretar piezas de difícil realización como Sinfonía N°1 “Titán” de Gustav Mahler o Till Eulenspiegel de Richard Strauss, se vaya por la borda.

El señor Gobernador de Caldas y el señor Alcalde de Manizales deben actuar con urgencia, no solo aumentando los recursos destinados por sus administraciones para la Sinfónica, sino, hacer la fuerza institucional necesaria para gestionar ante el Ministerio de Cultura partidas presupuestales más generosas, que garanticen el funcionamiento continuado de nuestra moribunda Orquesta.  Manizaleños, caldenses, no esperemos que la última pieza que interprete el maestro Marulanda y sus músicos, sea su propio réquiem.