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Una continua improvisación de personajes en un mundo del absurdo

Por: Rubén Darío Zuluaga *

Fecha de publicación: 22/10/2023

55 FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE MANIZALES

Obra: Una Banda Sonora (Caricatura de la guerra)
Grupo: Teatro Petra

Es realmente impactante la primera impresión que se tiene de la escenografía puesta sobre el escenario, es una gran promesa que pronto se derrumba, cuando aparecen los personajes absolutamente silenciados por la música, las explosiones y otros efectos sonoros. Estos s eres medio absurdos son prisioneros de la decoración, bella imagen poco funcional en un ambiente post apocalíptico permanente, anquilosado, detenido, que no se resuelve en ningún sentido.

Es una banda sonora y una banda visual que alude a la guerra y unos personajes en el conflicto no resuelto de quedarse o irse de la casa. Se alude a personas desaparecidas y otras tragedias comunes en la realidad social colombiana. La palabra como estructura de dialogo y pensamiento no aparece, es el riesgo dramatúrgico que corre un autor cuya fortaleza es la palabra y al parecer fracasa en el intento o por lo menos se queda a mitad de camino.

Un espectador va a teatro con el interés de saber que pasa en el escenario. En la visual se observa un carro Renault 4, un bebe que llora, una mujer que no quiere abandonar su casa, polvo que cae del techo, animales mitológicos y cabezas que pretender psicologìzar la escena, sin un objetivo muy claro. Se escuchan explosiones cada tanto y muchos llamados al desalojo. Un personaje que llega del exterior, da órdenes, pero tampoco resuelve ni desencadena nada. Cada acción que se agrega no influye en la situación general, parece una continua improvisación de personajes en un mundo del absurdo.

Una Banda Sonora tiene énfasis en el Teatro Físico, en la dramaturgia del cuerpo, en la simultaneidad de los signos. Generalmente el teatro que prescinde de la palabra tiene otros elementos narrativos, que permiten una lectura elemental y básica, pero hay guías para el espectador, para atraparlo, seducirlo y que no pierda la expectativa sobre la historia que está tratando de poner sobre la escena. (Los jóvenes ven el celular, los mayores se duermen).

Desde el punto de vista de la acción no pasa nada en la obra, hay mucha actividad, es cierto, movimiento de los personajes, pero no hay un antecedente y un consecuente, un principio y un final que permita que una historia coherente o una fábula se desarrollen en el sentido convencional del teatro dramático. Obvio que lo que sucede es intencional, Rubiano no es un dramaturgo ingenuo, él sabe lo que está haciendo, (eso creemos) ¡¡Un experimento interesante!! un poco aburrido, pero sigue siendo nuestro héroe.

En esta Banda no hay una línea de pensamiento o una línea narrativa que le permita al espectador entender cuál es el dilema moral al que se enfrentan, si son personajes conscientes o marionetas en situación de alienación, si tienen una posición política, religiosa, o no les importa lo que les pasa. Así sea ficción el teatro convoca personas que tienen un interés como espectadores, que van al teatro esperando percibir, sentir, pensar; esta obra lo logra, porque tal vez lo que no pasa allí tampoco pasa en la realidad.

En una banda sonora podría haber suspenso, pero en esta no, no hay expectativa por lo que pueda pasar, porque el protagonismo está en los efectos y estos no tienen historia; el futuro no importa, puede ser o no ser, es irrelevante y una próxima explosión hace parte de la rutina diaria. Una Banda Sonora es muy explosiva, visualmente es bonita, hay efectos dramáticos instantáneos que se diluyen en el próximo segundo. Es ese el gran problema del efectismo en el teatro, que capta por momentos la atención, pero a la larga se pierde la partida.

Los Petra son unos magos para la tecnología, gran formato, muchos especialistas en todas las ramas. Vaya para ellos el reconocimiento como el grupo tal vez más desarrollado en Colombia en ese aspecto. Ellos se dan el lujo de experimentar en todos los campos de la escena y hacerlo muy bien, corren riesgos y hasta pueden inaugurar festivales con el estreno de una obra, es decir, terminar de montarla en la presentación, ese también es un lujo que pocos se pueden dar en Colombia. Felicitaciones, nunca cambien.

* Crítico teatral

Fotografías Andrés C. Valencia