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Ya se acabó: últimos paisajes sonoros del Festival de la Imagen

Por: Tomás Marín Puerta*

Fecha de publicación: 23/10/2022

En la noche del 21 de octubre se realizó, dentro del Centro Cultural y de Convenciones Teatro Los Fundadores, la función de la última ronda de paisajes sonoros participantes del XXI Festival Internacional de la Imagen.

Dando inicio a la muestra, a las 7:30 p.m., se presentó “Piel de Bahareque”, una propuesta del dj Julián Cardona y del artista Sebastián González que contó con la participación de Laura Puerta, Cristián Valencia, Cristián Guevara y Sebastián Gil. El paisaje sonoro tuvo como base la investigación del mismo nombre realizada por el Banco de la República a partir de su curaduría titulada: “Colección Patrimonio Arquitectónico de Manizales (1989-1993)”, un conjunto de fotografías de las fachadas del Centro Histórico de Manizales; dicha investigación hacía una revisión histórica de la arquitectura republicana de la ciudad con motivo de la reapertura de la sede municipal del Banco. La propuesta mostrada en el teatro no era pregrabada: aunque muy seguramente guionizada y ensayada, la pieza fue construida en directo durante la media hora que duró la presentación; mientras que unos participantes manipulaban la cámara y el foco, otros editaban en computadores la grabación y la transmitían en vivo por la pantalla del auditorio. El producto resultante a nivel visual, en escala de grises y con efectos de color azul y rojo, mostraba manos que dibujaban fachadas y planos de antiguas casas con jardines en el centro, que ponían sobre la mesa recortes de imágenes antiguas de construcciones del antiguo Centro Histórico de Manizales (Palacio Arzobispal, Edificio Estrada, Edificio Manuel Sanz, Edificio Tamanaco, etc.), que rompían y arrugaban copias de fotografías pertenecientes a la investigación del Banco, que pasaban frente a la cámara trozos de bahareque, alambre, roca, madera y teja, pero también mostraba videos grabados por la Avenida Santander y visuales que se asemejaban a tomografías computarizadas, todo ello con efectos de superposición, espejo y multiplicación de la imagen que daban como resultado una pieza hipnótica. A nivel sonoro el paisaje ofrecía, desde instrumentos de viento, sonidos de gente en la calle y música techno, hasta ruidos de respiración y latidos que, por momentos, se aceleraban y se calmaban, además de voces que leían poemas de la escritora manizaleña Maruja Vieira.

La obra que cerraría la gala, y la oferta de los paisajes sonoros de la presente versión del Festival de la Imagen, sería “Cajitas Surtidas” de la agrupación “Los RuidOsitos” (no confundir con “Ruidositos”). Lo primero que resaltaba era la pinta de los miembros del grupo: todos llevaban pequeños ositos de peluche. Y a pesar de la guitarra eléctrica que tenía colgada uno de sus creadores, a nivel sonoro la pieza no incluía tonalidades muy tradicionales: música techno, sonidos de claxon, de xilófonos, de pájaros, de mosquitos, de gotas de agua cayendo, del mar, ruidos industriales, de una olla hirviendo, de motos, de timbres, de estática y de zapatos chirriando sobre piso recién encerado, etc. Dicho rango de sonidos, la mayoría desagradables y tocados a destiempo, contrastaban en demasía con las imágenes ofrecidas por el paisaje: mar, bosques, bichos sobre hojas y nubes, aunque editados para hacerlos muy pixelados, dotaban de un aspecto relajante a una ambivalente pieza. Al terminar el paisaje sonoro las luces se encendieron y uno de “Los RuidOsitos” dijo una frase que no solo señalaba el estado de su presentación, sino que servía muy bien para resumir el punto en el que se hallaba el XXI Festival Internacional de la Imagen: “ya se acabó”.

*Estudiante Artes Plásticas. Universidad de Caldas.