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Luz, sonido y públicos

Por: Andrea Ospina Santamaría *

Fecha de publicación: 08/05/2024

En su edición XXIII el Festival de la Imagen realiza un homenaje a György Kepes, quién, en palabras de Felipe César Londoño, miembro del comité organizador del evento, fue “una de las inspiraciones para la creación del programa de Diseño Visual de la Universidad de Caldas”, además de darle  nombre a la revista de su departamento. Con la proyección, por primera vez en Colombia, del documental “György Kepes. Interthinking Art + Science”, y una conferencia de su director Márton Orosz (Hungría) se proponen espacios dentro de la programación para hablar sobre un personaje pionero en el área del diseño y quien desde los años veinte del siglo pasado ya indagaba sobre el new media art

Conferencia Márton Orosz, György Kepes. Interthinking Art + Science, Fundadores. 

La conferencia de Orosz nos muestra cómo evolucionan las ideas y los movimientos en la trayectoria artística. Se centra en el proceso de un artista que utilizó la luz, el sonido y el arte público en una mezcla con innovaciones tecnológicas que aún hoy son presentadas como nuevas categorías de creación, como el láser, las videoproyecciones o los procesos de arte sonoro.  Por medio de una conferencia altamente académica de historia del arte, con información precisa e hilada, terminamos por entender el contexto de una persona que, desconocida para mí, influyó dentro de la escena artística; una de esas clases magistrales en que no quedan  ganas de hacer preguntas  sino de irse a leer e investigar un rato. Este espacio del Foro Internacional me hizo recordar la importancia de divulgar las investigaciones y que, aunque seguimos en una academia centrada en Europa, da pie para  hablar de la interdisciplinariedad y lo digital a través de la historia. 

El segundo día del festival estuvo plagado de tales conceptos: luz, sonido y conversaciones sobre el acceso de diversos públicos. Gracias al inicio de los paisajes sonoros como el del colectivo Nueve Voltios o el viaje perceptivo propuesto por Neko3 y Only Slime, se propicia un acercamiento sensorial que permite interés en la experimentación con la tecnología. Estas sensaciones se detonan por el uso de los sonidos digitales como el theremin y los sintetizadores, los efectos visuales desde el video y el láser, entre otros apoyos tecnológicos. Así mismo sucede con algunas obras de las exposiciones en salas basadas en la video instalación y el arte sonoro. 

Es curioso cómo los eventos anteriormente mencionados (exposiciones y paisajes sonoros) tienen una alta asistencia, tal vez por esta prioridad en la experiencia de quienes los visitan. Entre el calor y el ruido de las personas aglomeradas se puede sentir alegría de ver estos lugares llenos, de escuchar críticas y risas, preguntas y reflexiones, comparaciones e ideas, muchas de ellas de estudiantes universitarios. 

Paisaje sonoro, Puerta Estelar, Nueve Voltios.

Este tema de los públicos atravesó otros cuantos espacios del festival, por ejemplo, de la presentación de Cathie Boyd quedé interesada por entender los objetivos de la gestión y los procesos del Festival Sonica (Glasgow, Inglaterra) y del colectivo de producción Cryptic en donde se apoyan artistas jóvenes con investigaciones interceptadas por la tecnología. Para conocer previamente a qué se enfrentan en términos de producción las ideas de los artistas ya deben estar en realización y tener una prueba piloto en otros espacios. Los procesos apoyados en este contexto resaltan la importancia de crear vínculos aún con las más tradicionales, como la música orquestal, y la experimentación con las tecnologías, los lugares naturales y urbanos, y las propuestas sensibles como escuchar arquitecturas, sensaciones, animales, etc. 

Parafraseando las palabras de Cathie, no quieren en estas iniciativas “estrellas o genios” sino que la potencia reside en generar espacios para que sea posible la experimentación y la creación desde la institución, apoyar procesos y proveer los dispositivos y herramientas necesarias para volver reales sueños bastante complejos de algunos creadores. La cantidad de artistas talentosos que se presentaron en la conferencia nos invita a mirar hacia adentro, preguntarnos por la producción local y revisar modelos de financiación y funcionamiento de este tipo de plataformas de circulación física y digital, así como sus contextos, en las que es posible tener tiempo para crear, recursos para experimentar y estabilidad en la calidad de vida de los artistas para hacer de su práctica algo constante. 

Al preguntarle a Boyd sobre los procesos y la continuidad de los artistas participantes de sus proyectos, explica que buscan un grupo de curadores (aproximadamente 40 representantes internacionales) con el fin de que las obras que circulan en Sónica o Cryptic sean vistas y tengan una perspectiva de futuro; también tienen una apuesta por  gestionar dineros para comisionar prácticas artísticas. 

Conferencia Cathie Boyd, Fundadores. 

El objetivo de estos proyectos presentados por Cathie es hacer en su mayoría arte público y gratuito, especialmente cuando sabemos que muchos de los apoyos provienen  de impuestos gubernamentales. A futuro, siguiendo este objetivo, espera con sus proyectos abrir oportunidades a regiones que no tienen tanto alcance presupuestal. Los públicos, así como en Colombia, constantemente piensan que las grandes instalaciones o propuestas artísticas que se encuentran en espacios públicos “no son para ellos”, pero, de igual manera, lo disfrutan y llegan a sentirse parte de esta experiencia. Siguiendo esta idea, me llama la atención como secciones de la programación que parecieran ser altamente teóricas, como algunas ponencias del foro académico o algunos conversatorios, son en realidad estudios de casos donde creadores y proyectos jóvenes ponen en práctica toda la teoría que se menciona en otros espacios. En las pocas intervenciones de estas secciones a las que pude asistir me encuentro preguntas por las redes de trabajo en la virtualidad y las posibilidades de expansión de la gestión de procesos creativos a nuevos contextos. 

En el conversatorio de Bárbara London y Asher Remy-Toledo se menciona que lo importante en los proyectos de autogestión, circulación y creación es generar comunidad y conversaciones, en este caso entre artistas. Es una apuesta por la disponibilidad de marcos institucionales o autogestionados que permitan la creación y donde el arte ocupe un espacio e influencie con su presencia sea virtual o física. En la sección de comentarios de este conversatorio nos deja dos preguntas abiertas: ¿Cómo trabajar en la brecha generacional que se ensancha cada vez más respecto a lo digital? ¿Es posible reemplazar la presencialidad, la capacidad física de tocarnos y activar los sentidos?

Conversatorio de Bárbara London y Asher Remy-Toledo, Colombo Americano

Estos dos cuestionamientos también los trabaja Anne Horel en su charla en el Seminario Internacional titulada: “‘No es la varita, es el mago’ – Un enfoque consciente de las herramientas de IA en el campo creativo”. En ella la conferencista aborda los temas de la práctica artística, la inteligencia artificial y el arte digital; nos recuerda la rapidez con la que hoy en día las imágenes y plataformas digitales son obsoletas a través de su trabajo con las redes sociales, la cultura web y la cultura popular. Para la creación de su obra utiliza el collage digital, el gif, los diferentes software de Inteligencia Artificial y las herramientas de edición de imagen y video en 3d, cuyos resultados suelen circular en culturas de nicho dentro de las artes digitales.

Al escuchar a este tipo de artistas nos sentimos desactualizados, cuando por ejemplo el debate entre el uso de Photoshop e Inteligencia Artificial es tan similar a las tensiones entre conceptos como análogo y digital que se sostuvieron en años anteriores. La artista considera que su trabajo es una arqueología de medios y me deja la pregunta de realmente quiénes reconocen este lenguaje, tan cambiante y específico. También hace evidente su interés por el misticismo y la espiritualidad contemporánea, mitologías con divinidades de la cultura popular, dioses del universo virtual y obsesiones por el uso de la imagen en internet. 

Conferencia Anne Horel, No es la varita, es el mago’ – Un enfoque consciente de las herramientas de IA en el campo creativo, Fundadores.

Una de las preguntas más interesantes para mí, surgidas de la conferencia de Horel, es: ¿cómo  traspasan las artes digitales de la pantalla al espacio físico?, ¿cuál es la tangibilidad que surge de estos nuevos formatos, efímeros y cambiantes?, ¿cómo pensar la museografía desde el metaverso y desde la realidad? Los materiales en que se imprime, el uso de la ropa y los dispositivos museográficos, los juegos de luz y atmósferas, son formas de llevar estas imágenes de la inteligencia artificial a un plano más corporal. Sus exposiciones con qr, el paso de imagen fija a objetos sólidos y las realidades aumentadas conectan con los espacios expositivos tradicionales y no convencionales. 

Ahora bien, a comparación de otras intervenciones anteriores en festivales sobre la inteligencia artificial, aquí también se ponen sobre la mesa su avance desde 2022 y algunas amenazas o dilemas morales que el artista que las usa debe de cuestionarse.  Uno de ellos es el verdadero conocimiento del software: ¿qué queremos del algoritmo?, ¿buscamos enfatizar la fantasía o acercarnos a la realidad?, ¿cómo el algoritmo impone estéticas en la imagen? Otro aspecto es la relación que establecemos con los dispositivos, ¿la máquina nos puede generar una suerte de pereza en la creatividad?, ¿cómo la inteligencia artificial cambia la forma en que usamos el tiempo?, ¿podemos preservar nuestras decisiones visuales al utilizar este tipo de herramientas?, ¿cómo nos comunicamos con el algoritmo? Ante este ámbito Anne Horel considera (y yo concuerdo)  que en realidad las artes no van a desaparecer: es evidente que la máquina no logra (aún) generar la personalización que logra el ser humano. Por último, Horel nos pregunta sobre el archivo:¿cómo guardamos lo efímero de las imágenes generadas por IA?, ¿qué pasa con los derechos de autor?, ¿de dónde nacen estas imágenes? 

La invitación de Anne ante tales dilemas es a cuestionar la normatividad y preguntarnos para qué queremos usar este tipo de  imágenes, nos reta a buscar la imperfección, a atrevernos a hacer imágenes que no son placenteras ni suaves. También recomienda la combinación de herramientas como un impulso a la creatividad, lo que permite escapar de la regularización que el algoritmo ejerce sobre la visualidad en cada programa; una provocación a reinventar realidades, educar el ojo para detectar la inteligencia artificial y enfrentar que vivimos en una época en la que debemos dudar todo el tiempo de lo visual.  En este sentido, no solamente es deconstruir los estereotipos que tenemos como sociedad y estamos proyectando en la inteligencia artificial, sino también atrevernos a construir nuestros propios mundos con dichas herramientas. 

Estamos ante un nuevo capítulo en la historia del arte y, por consiguiente, la crítica de si es o no válido este tipo de creación se puede situar como un retorno al siglo XIX. Según Horel la inteligencia artificial retoma la pregunta de qué es arte y muchos de los cuestionamientos surgidos  con el nacimiento de la fotografía y el media art: estamos sólo ante una nueva herramienta mucho más compleja de comprender. No en vano las preguntas que le realizaron a Anne Horel vinieron de las voces más jóvenes que he escuchado durante las jornadas del festival quienes realmente se enfrentan a estos debates en su práctica artística.

* Museóloga y docente.