Adiós a un pedagogo, a un artista, a un actor cultural… aproximaciones 

Un amigo es un tesoro y si es un humanista es un tesoro inmenso.

Febrero 28 del 2020, se ha ido Alejandro Gómez Correa. Ser apacible, amable, sereno. Estudioso y comunicador de lo que aprendió y supo: matemáticas, de lo que amó y compartió con todos:  la música; pero sobre todo, un ser que desde joven supo entender la impotencia del ser humano ante sus carencias y necesidades, y a ello aportó de manera real, efectiva y silenciosa.

Estudió Ingeniería de Sistemas en la Universidad Autónoma de Manizales y como materia electiva en artes, escogió Composición Musical Asistida por el Ordenador. Después de graduarse, se dedicó a la docencia de las matemáticas en la misma institución y en la Universidad Nacional – Sede Manizales – como catedrático. Escribió y publicó BAKADAFA – Utopía Aritmético/lingüística –  libro didáctico enfocado al aprendizaje de lo matemático.

Músico, tiplista y vocalista por ancestro de familia. De su propia iniciativa, talento y ejercicio, desde joven se convirtió en un ejecutante eximio de la armónica cromática, organillo de bolsillo con el cual siempre recreó a las comunidades de los distintos sitios que visitó. A quiénes solicitaron su anuencia a una actividad de tipo comunitario cultural, siempre les aceptó la invitación – mientras le fue posible – y de manera desinteresada.

Nos hizo recorrer el mundo musical desde Vivaldi, Bach, Handel, el barroco y el renacimiento, Beethoven, Mozart, Ravel; el Tango tradicional, la Bossa Nova, la Chacarera y otros aires latinoamericanos. El  Blues, el Jazz y el Latín Rock de Santana. Desde el Rajaleña, la Guabina, el Bambuco, el Pasillo, la Cumbia, el Porro, el Currulao, el Arrullo y otros aires colombianos, hasta los Aires Flamencos, melodías Árabes, Africanas y Orientales. The Beatles, Moody Blues, Pink Floyd y otros Clásicos del Rock, también sonaron en su organillo de mano, su tiple y su voz. Amó y ejecutó la música del mundo, fue un Ser Universal.

Desde tiempo atrás, fue parte de la asamblea del Bando de Villa Maga, publicación literaria de enfoque humanístico, social, ético y ambientalista dirigida por León Octavio Osorno que tiene como premisas el amor, la libertad, la justicia, el respeto a la naturaleza, el reconocimiento a lo creativo y el derecho a soñar; el rechazo a todo lo que atente contra la dignidad humana, a la violencia, a la corrupción y a la explotación irracional de la naturaleza. Alejandro fue embajador del Bando de Villa Maga, encajaba con su pensamiento, con su ideal, con su sueño. Para dar idea del contenido de dicha publicación consigno: ¨Trino de pájaro cae en un lago¨…  ese, es el asombro de poder soñar.

Ensambló en su espacio una pequeña sala de tertulia cine/literatura, donde convocó al conocimiento de la historia y el arte de nuestro país y de los países y culturas del mundo, al través del cine y la literatura. Pedagogo, artista y sobre todo: Humanista. Nunca se escuchó de él un grito, ni un insulto, siempre nos enfrentó una mirada clara, una gentil sonrisa, un sutil cantar  y una invitación a lo reflexivo. Hasta siempre Alejo, sin olvido. Gracias.