Contramonumentos, otra memoria del posconflicto

Mucha gente no quiere los monumentos negativos y se enojan, pero así empiezan a reflexionar, porque el impacto de una obra que no es aceptada es más grande que el de una que todo el mundo acepta inmediatamente

Así lo expresa el artista alemán Horst Hoheisel, quien lleva más de 30 años trabajando en la construcción de nuevas formas de monumentos en memoria de eventos como el Holocausto y las dictaduras militares en América Latina.

El experto, quien se reunió con estudiantes y artistas colombianos para reflexionar sobre cómo elementos del conflicto y la paz se pueden convertir en objetos de arte-memoria, ilustró su posición con la historia de su fuente invertida, que recuerda la pirámide que un empresario judío donó en 1908 y que los nazis destruyeron en 1939: “en la fuente no se ve nada, solo el hueco, solo el negativo, y la gente se enojó mucho, pero ahora cada uno conoce el relato. Antes, en la memoria colectiva de la ciudad pensaban que habían sido las bombas inglesas”, recuerda.
“Conocemos los monumentos tradicionales, grandes esculturas en bronce y mármol que están en nuestras ciudades pero que nadie en la vida cotidiana se da cuenta de ellas, están ahí como fantasmas. Un contramonumento es un poco más complicado, ofrece reflexionar”, explica el artista sobre este movimiento que ha impulsado para construir memoria desde monumentos negativos.

Algo en lo que está de acuerdo María Belén Sáez, directora de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia, quien comenta que “la idea del contramonumento es que ya no es una gran roca que se erige legitimándose a sí misma, que pretende tener un significado y durar eternamente como una celebración bélica o una historia oficial”. Por el contrario, para ella estas manifestaciones artísticas pasan la carga de la memoria a quien necesita conmemorarla, como las víctimas.

Sobre estos principios, el artista nacido en Poznán (Polonia), ha producido una serie de contramonumentos junto a Andreas Knitz, entre los que se cuentan la controversial “Blowing Up the Brandenburg Gate” (Volar la Puerta de Brandemburgo), propuesta durante la competición por el Monumento a los Judíos de Europa Asesinados, realizada en Berlín en 1995, el monumento de los Buses Grises, en conmemoración de los pacientes psiquiátricos que fueron llevados a las cámaras de gas por los nazis, o la fuente invertida en Aschrott.

Objetos de la guerra y la paz

Durante el taller, realizado en el Claustro de San Agustín, el artista alemán construyó con los asistentes un pequeño contramonumento con los objetos relacionados con la guerra y la paz que el público llevó.
Cabello como muestra de resistencia, una prótesis, fotos familiares, machetes, navajas, libros sobre el conflicto, obras de arte, objetos de protección, un cubo de carbón y hasta un arma de entrenamiento reconstruida como una bicicleta fueron algunos de los objetos compartidos por los asistentes con el artista, como un reflejo de su propia experiencia con la guerra y la paz en Colombia.

Invitado por el Instituto Capaz, en cooperación con la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia y el espacio de arte y memoria Fragmentos –donde se encuentra precisamente el contramonumento concebido por Doris Salcedo en colaboración con mujeres víctimas del conflicto armado colombiano–, el maestro Hoheisel expresó que durante este taller quería aprender nuevas cosas sobre el conflicto de nuestro país, y además enseñar cómo se debe construir la memoria y la historia de este hecho.

 

Los cantautores abren escenarios en Manizales

Isabel  Ramíres Ocampo. “La Muchacha”

En los últimos dos años Manizales ha sido escenario para cantantes colombianos como Pala, Andrés Correa, Maria Cristina Plata, Alejo García, y los extranjeros Duende Josele, Rodrigo Carazo y Andrés Muratore, entre otros. A esto se suman los artistas locales La Muchacha, Bernardo Parra y Dayanara.

Los cantos a la naturaleza, a la vida, a la mujer, al amor y a la misma música son algunos de los temas en común que tienen los cantautores, artistas que le apuestan a un trabajo independiente, sin pretensiones comerciales, en conciertos íntimos por lo general acompañados por una guitarra.

Una de las cantautoras manizaleñas es Isabel Ramírez Ocampo conocida como “La Muchacha”. Desde el año 2012 decidió comenzar su carrera musical que, según la artista, se aleja de la música comercial y se centra en los nodos culturales de las regiones, más que en conciertos masivos. Con su formato de guitarra y voz ha estado en Cali, Girardota, Piedecuesta, Medellín, Bogotá, Villa de Leyva, El Retiro y municipios de Caldas.

«La Muchacha como nombre artístico nació porque es una palabra coloquial y así se llama mi canción favorita cuyo autor es Luis Alberto Spinetta. Además así se le dice a la «muchacha del servicio» y con esa expresión vienen otros calificativos como la sumisa, poco sabia, inmadura, pero yo no soy así, yo canto y manifiesto en mis composiciones lo que siento», comentó Isabel.

Sus canciones hablan de los  pueblos, los gallinazos, las flores, los niños, las zarigüeyas y el agua. En la mayoría de los casos sus composiciones nacen de incomodidades políticas, injusticias sociales y ambientales. Algunas de las letras más queridas son Pueblito, Canto Páramo, El Alimento y Chicles.

Con 25 años de edad, “La muchacha”, quien además es artista plástica, se presenta sola en el escenario con su guitarra, aunque también interpreta el tambor alegre, la gaita y el cuatro llanero. Reconoce que son pocas las mujeres que están en la escena musical: «Me siento subestimada cuando me llaman a festivales solo por cumplir con la cuota femenina. Queremos hablar de una revolución humana y no únicamente de la revolución de la mujer».

Una plataforma para los cantautores

La gestión de la plataforma cultural para cantautores “Pájaros y Cuerdas”, en cabeza del productor Jehú Londoño, ha permitido que los artistas Pala, Andrés Correa, Alejo García, Lucio Feuillet, Alejandro Gómez Garzón, Aristi, María Cristina Plata y los extranjeros Duende Josele, Rodrigo Carazo, Daniel Cros, Dñuo Turica Doncel,  y Andrés Muratore, entre otros, se presenten en Manizales con sus conciertos y talleres de composición.
«En dos años de trabajo hemos traído a 30 cantautores. Ellos han formado púbico en Manizales con sus experiencias en autogestión, producción, composición e interpretación». Para Jehú la esencia de la música de autor es el deseo de reflejar en las canciones la cotidianidad, una reflexión sobre su existencia. Por lo general integra las giras con cantantes cuyas letras se relacionan con la poesía.

Canciones para el amor y el desapego

El monteriano Bernardo Parra, quien lleva más de 19 años radicado en Dosquebradas (Risaralda) es muy cercano a la escena musical de Manizales. Su trabajo lo define como folk rock con aires de Brasil, composiciones autobiográficas  que no se limitan a un solo género y que hablan del amor, el desapego y la canción social.
«La música es una manera personal y pura de reflejar cómo veo el mundo,  cómo amo, cómo olvido y cómo sueño. Estoy terminando mi carrera en Licenciatura en Música y después de eso espero viajar al sur, llevar mis canciones lejos y participar de la Ruta Andina, un proyecto que nació entre Bolivia y Argentina para unir las culturas a través de la música».

El cantautor tiene 30 canciones compuestas, 6 en lista de publicarse y un álbum que lleva su nombre con 12 canciones. Entre las más recordadas están Mitad y mitad, Nada de nada y Mi isla desierta.

*Comunicadora Social y Periodista.
Productora Manizales 92.7 FM y 1000 AM.
Subgerencia de Radio – Radio Nacional de Colombia

SLOWFOOD: pérdida y desperdicio de alimentos

Slowfood es un movimiento a nivel mundial creado en 1986  en Italia y que aboga por una comida buena, justa y limpia, cuyo nombre nació como una oposición a la fastfood o comida chatarra. La filosofía de este movimiento es simple y busca contrarrestar el auge de los ritmos de vida acelerados bajo tres preceptos  innegociables: el primero, que la comida sea buena, fresca y forme parte de la cultura local; el segundo, que el producto sea limpio, que no perjudique el medio ambiente, el bienestar animal y la salud humana; y el tercero que los alimentos sean asequibles para los consumidores y que los productores reciban justa remuneración.

Carlo Petrini, es el fundador de éste movimiento que hoy hace presencia en 120 países y que realiza alrededor del mundo reuniones donde participan activistas convencidos de la necesidad de consumir conscientemente alimentos a los cuales se les conozca su procedencia, preferiblemente de producción limpia y eco amigable, lo más natural posible, (esos que ahora han dado en llamar orgánicos), cuidando de respetar a los productores, a las costumbres y tradiciones locales y a los productos amenazados con desaparecer mediante su inscripción en el arca del gusto o a la creación de baluartes. El señor Petrini ha escrito numerosos libros y además hace presencia en eventos alrededor del mundo llevando su mensaje.

Ahora mismo se trabaja en tomar conciencia acerca de la pérdida y el desperdicio de alimentos, lo cual es un problema real que afecta mayoritariamente a los países más desarrollados: la pérdida está constituida por la comida que se echa a perder en los cultivos y el transporte, y el desperdicio es lo que se despilfarra y bota en los supermercados, expendios de comida, restaurantes y casas de familia; es deprimente conocer las cifras de los países del primer mundo o desarrollados, cifras monstruosas, mientras en los países del tercer mundo se aprovecha más y se desperdicia menos, como una manifestación del consumismo irresponsable. No es cierto que no haya alimentos para todos los seres humanos, lo cierto es que desechamos mucha comida mientras ¡ el hambre mata cada año más personas que el sida, la malaria y la tuberculosis sumadas. El hambre es la mayor amenaza a la salud actualmente, mata más personas que la violencia; alrededor de 795 millones de personas en el mundo no tienen comida suficiente para cubrir sus necesidades diarias, lo que no les permite desarrollar normalmente sus actividades. https://es.wfp.org/hambre/datos-del-hambre

En Estados Unidos y Norteamérica, se desperdician 115kls/per cápita/ anuales, mientras en América Latina la cifra baja a 25kls/per cápita/ anuales, y en el sudeste asiático y África la suma es de entre 6 y 11kls/ per cápita anuales, siendo mayor el aprovechamiento de la producciónde alimentos en los países más pobres.

En Colombia la combinación entre pérdida y desperdicio asciende a casi 10 toneladas al año -constituyendo un 34% de la producción anual de alimentos para el consumo humano- lo que alcanzaría para alimentar a 8 millones de personas en el mismo período, lo que es casi igual a la población de Bogotá.

Tristam Stuart, es uno de los mayores activistas en el mundo que lucha contra el desperdicio de alimentos y existen organizaciones como Foodwin, https://foodwin.org/, una asociación que busca disminuir a cero la pérdida de comida en Europa mediante distintas iniciativas, entre ellas la realización del concurso The Foodwaste Awards, https://foodwasteawards.be/. Francia se convirtió en el primer país del mundo en prohibir a los supermercados tirar comida en buen estado, mientras que en enero del 2017 el Parlamento Europeo –los países miembros de la Unión
desperdician 88 millones de toneladas de comida anualmente– votó a favor de reducir a la mitad el desperdicio alimentario para el año 2030.

El 64% de las pérdidas se ocasionan en la etapa de producción, poscosecha, almacenamiento y procesamiento industrial, el 36% restante se desperdicia en las etapas de distribución y menudeo y en los hogares.

Pérdida: ineficiencia en la cadena de producción.
Desperdicio: hábitos de consumo y manipulación en centros de venta.

En la cadena de suministro de frutas y vegetales se pierde un 20% durante la colecta y clasificación, se pierde un 3% durante el almacenamiento y transporte, se pierde un 2% en la producción de jugos, enlatados y horneado, se desecha un 9% en la venta al mayoreo y se consume sólo un 47% de lo que se produce; se pierde o desperdicia un 53% mientras en el mundo mueren aproximadamente 25.000 personas diarias por hambre.

Otra actitud que no se entiende, es la relacionada con la apariencia exterior de los alimentos, y dentro de ésta cultura del culto a las formas estéticas establecidas culturalmente y consideradas bellas, pareciera que las frutas y verduras compiten en reinados de belleza, nadie quiere comprarlas, ni los supermercados las reciben si su apariencia no es regular, redonda, sin arrugas, sin dobleces, sin manchas… ¿acaso saben diferente o cambia el aporte de nutrientes? “No hay alimento feo para el hambre” dice una portada de la revista National Geographic, publicada en marzo de 2016, que dedica su portada a este tema.

¿Acaso costó menos abonar el terreno, comprar las semillas, cultivar o recolectar? ¿Acaso sus valores nutricionales cambiaron si su exterior cambió? A veces es bueno parar… decir basta, poner el freno y plantearse el por qué de cada compra y a quién queremos apoyar con nuestro consumo. Si el voto es la forma de expresarse en una democracia (idealmente…), la compra es la manera de apoyar un tipo de empresa, negocio, consumo, de trabajo e incluso de sociedad…

Comprar productos a punto de vencerse, o de apariencia diferente a la esperada, es todo un cambio de hábitos, de paradigma… Hace unos años no imaginábamos la desaparición de los rollos de película para tomar fotos, en la mayoría de las casas había teléfonos fijos y sólo unos pocos tenían acceso a los costosos celulares, los televisores eran grandes y no pensamos que su delgadez permitiría colgarlos en la pared como cuadros, las transacciones bancarias se demoraban varios días, eran pocos los cajeros electrónicos y el poder realizar transacciones bancarias desde un computador y más aún, el hecho de que en cada casa hubiesen no uno, sino muchos computadores, no estaba dentro de lo esperado. Los celulares actuales son potentes computadoras y sirven como despertador, agenda, calculadora, cámara fotográfica, filmadora, grabadora, libreta de notas… ¿habíamos imaginado algo así? La respuesta es no, claro que no… y toda ésta reflexión ¿para qué? Para decirles que se hace necesario un cambio de cultura al momento de comprar los alimentos, que la sostenibilidad no sólo es ambiental sino también de la comunidad en la cual estamos viviendo, que necesitamos consumidores más eco conscientes y que es el concepto de responsabilidad social el que demanda y hace necesario éste tipo de cambio. Yo compro, yo decido, yo no desperdicio por muchas razones: la primera quiero contribuir a disminuir la pérdida de alimentos y no dejarme atrapar en el culto a las formas y a las apariencias exteriores hasta en los alimentos que consumo, los cuales al ser troceados, licuados, mezclados, exprimidos lucen igual y tienen las mismas propiedades nutritivas y el mismo sabor de los que tienen apariencias más redondas, brillantes y hermosas, antes de procesarlos. Las frutas y las verduras recolectadas en su punto óptimo de maduración tienen mucho más sabor que uno recolectado prematuramente por condicionantes del transporte y que debe madurar desprendido de la planta.

Cualquiera puede ser miembro de slowfood, puede pertenecer a una comunidad o a un convivium, puede apoyar al movimiento o simplemente puede simpatizar con su filosofía y empezar a buscar un consumo de alimentos: bueno, justo y limpio. Una excelente manera de hacerlo es comprometiéndose, a título personal, con la disminución del desperdicio de alimentos, el planeta, su bolsillo y sus congéneres se lo agradecerán.

Cocinera. Docente. Slowfood Manizales*

Toya, nuestra sabia

Hace 15 años trabajo en el Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud de la Universidad de Manizales y el Cinde como asistente editorial de la Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Este tiempo para mí ha sido de aprendizajes permanentes al lado de un equipo de personas enfocadas en la formación, la investigación, la diseminación y la incidencia en políticas con la misión y la visión de mejorar el bienestar de los niños y las niñas de América Latina y el Caribe.

Al frente de este proyecto ha estado Sara Victoria Alvarado, “Toya”, como directora del Centro, quien al lado del pedagogo e investigador Héctor Fabio Ospina, su esposo y Director-Editor de la revista, y otras personas de la Universidad de Manizales y el Cinde, han potenciado una institución que hoy en día tiene un impacto local, nacional e internacional fuerte y fructífero. El Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud que hace parte de esta alianza entre la Universidad de Manizales y el Cinde es el cuarto más importante en Colombia y el primero en el campo de las Ciencias Sociales. También pertenecen a  la Maestría en Educación y Desarrollo Humano y un Posdoctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud del cual hacen parte importantes Universidades y centros de investigación de América Latina como Clacso (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales); Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales); El Colegio de la Frontera Norte, México y la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, Brasil.

Toya y Héctor Fabio llegaron desde Bogotá hace 37 años, con la misión por parte de los fundadores del Cinde, Glen Nimnicht y Marta Arango, de crear en Manizales la primera maestría de la ciudad, con énfasis en educación y desarrollo humano. Este propósito se tradujo en la materialización de un sueño que hoy presenta logros indiscutibles en el desarrollo educativo y social de importantes poblaciones de educadores y comunidades en la ciudad, el departamento y el país, con alcances internacionales en varios países de América Latina.

Las huellas de Toya se arraigan vitalmente muy temprano a partir de labores al lado de poblaciones negras, indígenas y campesinas en territorios con alta vulnerabilidad social, sustentadas estas huellas desde una sensibilidad política e ideológica que siempre la ha acompañado, buscando la equidad, la paz y la justicia. Paralelo a este trabajo entendió que para lograr sus metas también era preciso adquirir una formación que le permitiera liderar procesos desde niveles a los cuales muchas personas no tienen acceso, y por lo tanto también obtuvo una sólida formación académica, intelectual e investigativa que la llevó a graduarse como psicóloga en la Universidad Javeriana, obtener su magíster y luego el Doctorado en Educación con Nova University de Estados Unidos y después estudios Posdoctorales en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud.

Mis años al lado de Toya en el Centro han sido de múltiples y permanentes aprendizajes, pues este escenario es una cátedra permanente que cualifica nuestras vidas, nuestro pensamiento y nuestra reflexión sobre la sociedad. En tan enriquecedor contexto he podido desarrollar muchas de mis capacidades, lo cual hubiera sido imposible en otros ambientes.

En este transcurrir de crecimiento tanto intelectual como emocional, el tener la posibilidad de compartir con Toyita, quien ha sido nombrada por el Gobierno Nacional como integrante de la Misión de Sabios 2019, es una gran satisfacción. Siempre he admirado su capacidad y enorme talento para estar al frente de un proyecto que durante estos años se ha consolidado como uno de los más importantes a nivel internacional en los temas de la niñez y la juventud. Toya es de verdad una sabia, y eso lo he vivido en el día a día de mi pertenencia a este escenario, al lado de las personas que, también con su esfuerzo y dedicación, hacen posible lo que somos hoy en día.

Ya son dos “sabios” los que hacen parte de la historia del Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud de la Universidad de Manizales y el Cinde, el primero de ellos, Carlos Eduardo Vasco, quien al lado de Gabriel García Márquez, Rodolfo Llinás, Manuel Elkin Patarroyo y otros destacados pensadores nacionales conformaron la primera Misión de Sabios, en el año de 1993. El Doctor Carlos Eduardo Vasco ha sido profesor del Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud y fue uno de los fundadores de la Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud y su primer Director.

Toya, nuestra sabia, que con su “savia” ha nutrido nuestras almas y nuestros corazones, ahora hace parte de esta segunda Misión de Sabios, integrada por un equipo de 43 pensadores nacionales e internacionales de los más altos perfiles morales e intelectuales y que se encargará de trazar los rumbos de la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia durante los próximos años.

Toyita, qué orgullo ser tu compañero de trabajo y para ti solo mi agradecimiento y admiración, pues esto que está sucediendo te lo mereces y por eso hago reconocimiento público de este sentimiento.

¿En verdad me quieres tanto?

Hoyos editores acaba de presentar en el mundo literario una nueva figura que a no dudarlo dará de que hablar, pues es un escritor tardío. Se trata de Iván Asmar quien irrumpe con “¿En verdad me quieres tanto?”, una “nouvelle” la cual apenas con 114 páginas nos atrapa, de tal manera que no podemos sino leerla de un tirón.

Qué despliegue de imaginación para construir una historia tan creíble, en la cual hay una poesía tan sutil como hermosa, una estructura de narración tan adecuada, un suspenso admirable y cosas tan propias del escritor como el jazz, el placer de escuchar a Charlie Parker, Dizzy Gillespie, y por supuesto a Louis Armstrong, las canciones de Julie  London  y Ella Fitzgerald,  el teatro (Brecht), “táctica y estrategia”, y muchas más.

A partir de un epigrama de Arthur Schopenhauer hace la minuciosa construcción de su obra, basándose en la afirmación: “En efecto, exteriormente la necesidad y la privación engendran el dolor; en cambio el bienestar y la abundancia hacen brotar el tedio”. Serán sus personajes Bruce, hijo de un pastor presbiteriano y Bonnie hija de un   líder sindical,   habitantes de Edimburgo, capital de Escocia, ubicados en el verano del 73.

Aparecen dos narradores, Bruce y Bonnie, quienes discurren en dos sitios diferentes en el relato (su patria natal y una mina en Marmato, Caldas, Colombia) y además en dos épocas distintas (1973 y 10 años después), pero todo tan bien elaborado que no perdemos nunca el hilo de la narración, pues bien sea que narre el uno o la otra, están configurando con sus descripciones los rasgos de cada uno, obviamente desde la subjetividad de quien narra, y así se va estructurando la ficción. Como respetaron sus propios espacios en su vida, igual ocurre con su relato, pues en cada capítulo solo cabe la voz de uno de ellos, así sea para mencionar al otro.

En un monólogo interior al referirse a su químico recién graduado, bien acomodado y buen burgués, Bonnie sostiene “…por qué no reconocerme siquiera el mérito de haber sido yo quien te sacó del palacio helado del aburrimiento y entonces permitirme la vida a mí qué siempre la he querido, qué la he disfrutado a montones pese a debatirme entre la pobreza y la locura”

Por su parte Bruce piensa “…solo sé que he conocido la tragedia y la plenitud y que, desde que la conocí, cada día es distinto al otro: feliz, infeliz…, la inquietud no cesa, la incertidumbre no se agota, en un minuto puede cambiar todo el paisaje de nuestras vidas y en efecto cambia.”.

“…prendió fuego en mi sangre y me enseñó a reír con fuerza, a llorar hasta quedar sin lágrimas…”

Pasa el tiempo y obviamente no solo las cosas cambian,  sino  también las percepciones  que tenemos, por los nuevos conocimientos que adquirimos y lo que soñamos que sería un paraíso, se convierte en un infierno, del cual nos es casi imposible emerger. Ya todo es diferente, Bruce piensa “Cómo me molesta ahora su cercanía, cómo me repugna pensar que este aire que circula con pesadez por esta pequeña habitación lo comparto con ella”. “La siento muy cerca de mí, si yo quisiera podría estrangularla con solo estirar la mano y mi venganza estaría cumplida”

Por su parte Bonnie al analizar los diez años vividos juntos, medita  “Y en esa intermitencia temperamental en que se convirtió tu vida, te me volviste impredecible, no sé con seguridad si fue eso o producto de tu estrategia y táctica conmigo, porque ya veías en mí al enemigo y no a la mujer que te sedujo y por la que vivías cada minuto.” “Por supuesto yo me consumía entre la incertidumbre y la tristeza porque nunca te he dejado de querer. Claro, es un sentimiento que se ha ido transformando con el tiempo y con lo que nos ocurre, pero tiene un solo origen.”

La respuesta a ese drástico cambio, ha sido muy bien urdida y solo al final nos damos cuenta de la realidad de esta ficción.

*Profesional en Filosofía y Letras

 

Sin punto final

 Tania Ganitskyg y Fátima Vélez

A partir de mi experiencia, leer poesía es perseguir una palabra que se disuelve y con ello no digo nada, pero es así. Desde María Mercedes Carranza hasta Sylvia Plath, por nombrar algunos puntos cardinales, mi lectura de poesía ha sido de esa manera: perseguir esa letra que insiste en irse y que yo insisto en atrapar.

Antes, cuando leía por puro desgano, desconocía  la potencia literaria de la poesía. Era soberbio, costumbre que se ha ido un poco, aunque algunos remanentes quedan. Luego de los años adolescentes llegué a los poetas malditos y con su maldición, me dejé arrastrar a las noches largas de bohemios señores que le gritaban a la luna. Me harte de ellos, de su cansancio y su aroma a cigarros trasnochados.

Luego, pasé a los poetas doctos y oscuros. Blake, fue mi guía y también me cansé  de los infiernos abiertos y los cielos que escupen ira. Hace poco, descubrí la sencillez y la pérdida de imposturas. En eso, me topé con dos autoras que abren el mundo y hablan como en sueños. Poetizo sobre la poesía, lo sé, pero a ratos hay que dejarse llevar por el deseo de hablar extraño para recobrar las piezas, como Perec.

Leer en el ring

De quien hablo es Tania Ganitskyg (Bogotá, 1986) y Fátima Vélez (Manizales, 1985). De Ganitsky he leído dos libros: “Cráter” (La Jaula Ediciones, 2017) y “Desastre lento” (Universidad Externado, 2018). De Vélez, solo he leído uno, “Casa paterna” (Universidad Externado, 2015) y algunos textos publicados en Vice y Pacisfista.

Ambas autoras son jóvenes, invencibles. El adjetivo es extraño para hablar de poesía. Es más, decir invencible supone un enfrentamiento. La poesía como pelea. Un enfrentamiento donde ambas autoras ganan por knock out. Vélez riñe con versos directos, el lector trata de esquivarlos pero su potencia derriba muros. Ganitsky es hábil, se desliza y su juego es el de la serpiente: envuelve y el lector cae. No hay forma de huir. Las dos son invencibles, sus páginas exudan fiereza.

¿Quién recibirá

el silencio

cuando termine este poema?

Podrías hacerlo tú

 Bam!!!, la autora destina al lector a la potencia del verso y lo abandona a su suerte con un silencio demoledor. Gana, sin tocar siquiera al contrincante.

 Debe ser

la acción de empujar las cosas

por detrás

hacerlas chocar

hasta sacar lo que hay de entraña en ellas

 La poesía de Vélez es ruidosa. Busca en el estertor de las cosas que caen un ritmo poético. Sus poemas dejan tirado, sangrante y asustado al lector. El temor de quedar sordo con un poema que demuele.  

 Lo que nos abandona

 Los temas que recorren ambas autoras son varios. Quizás diferentes. Tania habla sobre lenguas indígenas, sobre sueños y caídas. Fátima es más cotidiana, se sumerge en los momentos detenidos que dejan las calles o las relaciones afectivas. Pero, hay un tema común: el silencio.

En “Cráter”, Ganitsky grita y nadie le oye. Es un grito profundo acompañado con grabados del artista colombiano José Sarmiento y que La Jaula, editorial independiente y minuciosa, supo unir con maestría.

Con este grito ahogado, la poeta comprende que se debe susurrar para ser oída:

Abro silencios

Las olas se acercan

a invadirme

 Algo así le pasa a Vélez en “Casa paterna”:

La complicidad del silencio que extiende sus dominios

con raíces oscuras 

Aunque para Vélez el ruido sea materia prima de sus poemas, también entiende el silencio. Eso que nos abandona y que no regresa. La palabra que es invadida, con olas o con raíces. En las dos, esta sensación se arraiga y mueve.

Con esta líneas, acerca del silencio,  sostengo mi sensación al leer poesía: cazo los finales, siento que se me va de las manos el poema. Lo pierdo y solo releyéndolo magnifico su dimensión.

No hay final

Ganitsky propone en “Desastre lento”  algo con lo que quiero cerrar esta columna de libros:

Las palabras me encuentran

porque ellas no miran sino que traspasan

 Verso que extrañamente, y digo extraño porque esta relación solo la veo yo, Vélez le complementa desde “Casa paterna”:

ese que dice que se llegó al final de la carrera

y el premio es otra carrera

 Las dos niegan el final. Lo ponen en entredicho. El final de las palabras y el final de todas las carreras. En este punto abierto se siembra una poesía para repensar las ausencia y dimensionar el silencio. De nuevo con esto no digo nada. Este texto, entonces, tampoco merece un punto final y carrera con meta.

TICH: Cuatro décadas de teatro

Piedad Jurado y Rodrigo Carreño (QEPD)

La vida del Teatro Independiente de Chipre nació en los salones del Instituto Cumanday conocido hoy como el Instituto Chipre. La historia del grupo que en julio este año conmemora 40 años de vida jurídica, se  remonta muchos años atrás, cuando Rodrigo Carreño comenzó a hacer teatro en Manizales.

Por las tablas del TICH han pasado personajes que siguen vigentes en el teatro como Piedad Jurado, Tuto Muñoz, Nidia Giraldo, Liliana Díaz y Leonardo Arias y otros  como Julián Valencia, Rubiel Díaz, Jorge Carreño, Leonardo Ruiz, Luis Carlos Álvarez, Aníbal González y María Teresa Carreño, entre otros, que por una u otra razón se alejaron de los escenarios.

Hoy el TICH es la Escuela de Teatro de Caldas por resolución municipal. Desde hace 9 años la dirección está a cargo de la actriz Piedad Jurado, después del fallecimiento de Rodrigo Carreño, su compañero de vida. Piedad, con 29 años en el grupo, continúo el legado de su esposo y de un grupo teatral que, según ella, sentó el precedente de institucionalizar las temporadas de teatro en Manizales cuando ya existía un festival universitario en la ciudad.

“Nuestra filosofía ha sido hacer un teatro de manera responsable y profesional. La visión fue tratar profesionalmente el trabajo del teatro y por eso en los años 80 y 90 vinieron directores nacionales y extranjeros a formar al TICH”, explicó Piedad Jurado.

Indagar en la historia del TICH es acudir a artistas como Tuto Muñoz, director del grupo de teatro Punto de Partida. Durante 18 años hizo parte del TICH y cuenta que nació en medio de los coletazos que dejó el movimiento estudiantil de los años 70,  por eso las obras tenían contenido político, social y contestatario con presentaciones en fábricas, huelgas de obreros, barrios y sindicatos.

“Comencé en el TICH en 1975 a mis 14 años cuando ya el grupo había comenzado sus ensayos. Nos encontrábamos todos los días de 7:00 a 10:00 de la noche y los sábados de 2:00 a 6:00 de la tarde. Yo era el escenógrafo y recuerdo que me inicié en la época de las obras “Triqui triqui tran Gaitán”, en homenaje al bogotazo, y “La madre”.

Para Tuto el TICH fue un puñado de muchachos que se formaron en teatro motivados por Rodrigo Carreño. En  1980, después de independizarse del Instituto Chipre, el grupo indagó por el hecho escénico más allá del discurso político que tenía hasta el momento y así se acercaron a los textos dramáticos y a la actuación.

El Teatro Libre de Bogotá influenció el trabajo del TICH que llegó a tener su primera sede en la carrera 23 al frente del Palacio Nacional. Directores de Bogotá llegaban a Manizales a formar a los actores y su teatro era un referente para el grupo manizaleño.

Un teatro para la Comuna San José

Desde hace 12 años el TICH tiene su sala en una casona de la Comuna San José en comodato con la alcaldía municipal, a una cuadra del parque central,  cambio que implicó un nuevo público y perder a muchos de los espectadores por la estigmatización que se tiene del barrio.

“Los más gratificante es ver a los niños y jóvenes que asisten a la sala en compañía de sus mamás o de las abuelas. Es volver a un teatro familiar. Encontramos un espacio social que no habíamos experimentado. Entendimos que el teatro es transformador de sociedades y así lo sentimos todos los días”, expresó Piedad.

La celebración de los 10 años está enmarcada en las obras de Rodrigo Carreño. Este mes de marzo comienzan las temporadas de teatro con la obra “Detrás del biombo”. En abril la obra “Mambrú” que trata el desplazamiento. En junio se tendrá una semana en homenaje al fundador del TICH con conversatorios y la presentación de “El escondrijo”, una trilogía de monólogos y en julio la obra “Madre selva”, un canto a la tierra y a la naturaleza. Además de eventos que ya son tradicionales como el Festival de Monólogos y la Muestra Alternativa de Teatro.

*Comunicadora Social y Periodista.

Productora Manizales 92.7 FM y 1000 AM.