Una “Luz” en las sombras

Casting

 Luz Marina Carvajal Cardozo ha dedicado la mayor parte de su vida laboral al apoyo pedagógico de estudiantes con capacidades diversas, dadas desde su condición como personas que presentan discapacidad visual, ceguera y baja visión irreversible, acompañamiento institucional y familiar. Ella es psico-orientadora egresada de la Universidad Católica de Manizales, con especialización en Educación Personalizada y se hizo tiflóloga en el Instituto Nacional para Ciegos, Inci, con y para la población que presenta discapacidad visual.

Su trayectoria inicia como docente rural en la vereda Los Caímos del municipio de Risaralda, Caldas, y luego en la Institución Educativa Santa Rita de la vereda Maracas, en el municipio de Manizales, y en el año 1982 participó en capacitación-concurso para enseñar a personas con discapacidad visual en el Instituto Nacional para Ciegos (Inci), en donde empieza a trabajar al año siguiente en una labor ininterrumpida hasta el año 2010 en que se jubila.

Luz Marina, empieza a utilizar estrategias incluyentes (todos con todos y para todos), cuando al llegar al Inci crea el Taller Recreativo, Expresivo y Cultural, vinculando con esta población a hermanos, primos e hijos de funcionarios de este centro de rehabilitación, personas, estas últimas, videntes que sirvieron de apoyo y fortalecimiento de los procesos académicos, recreativos y artísticos, pues en dicho taller se trabajaba la improvisación teatral, las salidas pedagógicas, la implementación de áreas curriculares. Esta estrategia educativa incluyente valora por igual las capacidades de las personas, sin importar su condición social, económica, de raza o biológica. En el caso de las personas con discapacidad visual, se optimizan todos los recursos para que su desempeño en los diversos contextos se dé en igualdad de condiciones con las demás personas que solo difieren en sus características individuales.

Quienes presentan discapacidad visual son diferenciados en cuanto a la percepción de luces, colores, sombras o bultos, lo cual es aprovechado haciendo uso de ayudas o herramientas que les permite la adquisición de destrezas que sustituyen sus carencias visuales, con la posibilidad de movilizarse en espacios conocidos como el hogar, o abiertos, como la calle, patio de descanso o el poder acceder sin mayores dificultades al conocimiento.

En este punto, Luz Marina tiene un amplio reconocimiento a nivel departamental y municipal en cuanto a su creatividad para la construcción de ayudas didácticas que apotan en procesos educativos; así sucedió en el encuentro de funcionarios del ICI, asesores del MEN, Secretaría de Educación de Manizales, algunas compañeras de la Unidad de Atención Integral, UAI, de ese entonces, hoy programa de inclusión, realizado en Medellín en el año 2004, en donde su trabajo fue reconocido públicamente al participar en el diseño de las orientaciones pedagógicas en atención a la población en condición de discapacidad visual.

Con su ingenio ha diseñado recursos variados para la enseñanza del braille y ábaco, adaptando estos elementos para la formación de grupos de personas como docentes en formación. También ha elaborado ayudas pedagógicas para que esta población pueda interactuar con el arte, la literatura, la música y muchas otras expresiones culturales. En esta construcción de materiales pedagógicos recibe el apoyo de su hermano, el artista plástico Jorge Carvajal “Chirico” y su hermana Marleny Carvajal con quienes ha conformado un equipo de trabajo creativo y permanente para que este quehacer permanezca, asumiendo procesos de enseñanza con estas personas que tienen maneras de percibir diferentes.

Después de jubilarse, Luz Marina continúa su misión como docente de apoyo a la población en mención, ciegos y de baja visión irreversible, con el Departamento de Caldas y el municipio de Manizales, hasta el año 2021 en que se desvincula de estos procesos contractuales y se encamina a un trabajo personal en el desarrollo de herramientas y procedimientos para interactuar con las poblaciones que han sido el motor de su vida profesional y humana.

He querido titular esta columna con la palabra “Luz”, porque Luz Marina es eso, un faro en el camino de tantas personas a quienes la sociedad muchas veces ha excluido por una condición que puede ser transformada en otras capacidades, pues los seres humanos, todos y todas, tenemos múltiples habilidades que se compensan unas a otras, y eso es lo que ha realizado Luz Marina Carvajal Cardozo, en un trabajo que merece todo nuestro agradecimiento, respeto y admiración.

Mapa político de Caldas elaborado por Marleny Carvajal C. y Carolina Pamplona a quien Luz Marina Carvajal Cardozo orientó cómo elaborar material didáctico en alto y bajo relieve con diferentes texturas, para personas con discapacidad visual.

Ábaco japonés elaborado por Jorge Carvajal Cardozo “Chirico”, para personas con discapacidad visual.

Tipos copio o plantilla guía de escritura a lápiz, de varios renglones, para escritura braille.

Kit adaptado para matemáticas (regla, escuadra y transportador), para personas con discapacidad visual.

 

 

La historia detrás de Suicidio por reflexión

Suicidio por reflexión. O la historia de Óscar Olivares…, la primera novela de Adalberto Agudelo Duque, salió a la luz en el mes de marzo de 1967.

El autor es muy parecido a su protagonista, Óscar Olivares, y así como él, vivió en una sociedad injusta, “sin derecho a la infancia”. También estuvo en la mesa de la familia frente a un plato vacío. Fue abandonado por sus hermanas, junto a la Catedral, en la carrera 23, cuando tenía menos de cinco años de edad. Sufrió los ultrajes de los adultos y presenció la trágica muerte de sus mejores amigos: una niña que lo comprendía y el perro que le daba cariño. Madrugaba para recorrer las calles de la ciudad donde los vehículos motorizados pasaban veloces y la gente caminaba con rapidez “como temiendo que el tiempo los alcance en mitad de la vida”. Era chinche, rebelde, contestón criado en la calle y pensaba que en la casa no lo querían y que había sido adoptado.

  • “Ya soy escritor”

Adalberto estudió en las escuelas Victoriano Vélez y Jesús María Guingue. En la casa leyó libros de vaqueros, y en la biblioteca municipal, las novelas policíacas de Perry Mason y El Quijote. Lo atrapó el escritor Stefan Zweig, especialmente por el libro Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Fue seducido por su brillante técnica narrativa y por su difícil y azarosa vida.

Buscando razones para el suicidio leyó a los existencialistas. Se sumergió en la lectura de las obras de Jean-Paul Sartre, pero lo atrajo más Albert Camus porque el libro El exilio y el reino le descubrió la ciudad en la literatura; la novela El extranjero le ayudó a sumergirse en la Filosofía el Absurdo. De aquí salió la novela Suicidio por reflexión. El libro lo escribió en 1963, cuando tenía 20 años, y tardó seis meses en redactar un documento de 300 páginas. Como era maestro rural empezó a trabajar en La Cuchilla, una vereda de Supía, tenía 23 estudiantes de 1 a 5, con el método Lancasteriano. Vivía en la fonda y allí pagaba la comida y la dormida; por la noche se alumbraba con vela y así terminó de escribir la novela. Cuando quedó lista se la entregó al escritor José Naranjo quien le aconsejó quitarle imaginación; por eso quedó reducida a la tercera parte.

Pero era difícil publicar. Renunció al cargo de maestro, pidió las cesantías, le entregaron cinco ml pesos y después se reintegró al trabajo docente. La obra se imprimió en Editorial Renacimiento, del diario La Patria, donde le cobraron tres mil pesos por mil ejemplares. El libro le produjo gran emoción, se los mostró a la mamá diciéndole: “ya soy escritor”.

  • Señala un camino

La novela no se presentó en sociedad. Cayó en manos de lectores y de escritores que no la entendieron porque rompe los paradigmas: es fatalista y existencialista. Una obra sobre la ciudad, en esa época cuando la última palabra la tenían los de la Revista Milenios, y todavía se sentía el peso de los autores costumbristas. Adalberto era consciente de esta situación y por eso se había propuesto escribir una novela diferente. En ese momento su obra “no valía nada” y, mientras tanto, empezó a vendar los libros a 10 pesos cada uno y tardó 10 años en desprenderse de toda la edición. Sin embargo, Suicidio por reflexión marcó el inicio de los escritores mayores en el departamento. Es un hito, señaló caminos a los jóvenes que se apartaron de los delineamientos tradicionales. Y su autor se convirtió en pionero de las nuevas letras y contribuyó a visibilizar a los escritores de la región. Trazó la senda para llegar a la literatura de hoy, premiada y leída.

Se están cumpliendo 55 años de la aparición de Suicidio por Reflexión (1967), la primera novela del insigne escritor caldense Adalberto Agudelo Duque. Por este motivo los historiadores Albeiro Valencia Llano y Fabio Vélez Correa le hicieron un homenaje con la reedición del libro, el cual, mediante el modelo Cara y Cruz, contiene también la obra poética Los pasos de la esfinge publicada por primera vez en 1985, que en palabras del autor “con una temática más allá de lo urbano y textos en prosa rompían toda la ‘tradición’ lírica famosa en Caldas”.

*Historiador. Escritor.

 

 

La mata que muta

La cuarta sesión de la cátedra abierta “Conversaciones Transformadoras”, con el tema “Cannabis la mata que muta: Experiencia de investigación, cultivo y licenciamiento”, se constituyó en uno de los últimos eventos que realiza la Universidad de Manizales como celebración de los 50 años de fundación.

El diálogo realizado el 18 de noviembre de 2022, tuvo como eje central la legalización del cannabis en Colombia para fines recreativos adultos, cuya discusión se adelanta actualmente en la Comisión Primera del Senado de la República. Así mismo se habló sobre la regulación del uso medicinal en Colombia.

Participaron:

El ministro de Justicia y del Derecho, Néstor Iván Osuna Patiño: “La regulación del cannabis para uso recreativo adulto tiene que venir acompañada de políticas de salud pública sólidas y eficientes para tener datos esperanzadores en cuanto al beneficio económico de su comercialización, con una suficiente información y una garantía de que el producto cumple con estándares de calidad sanitarias suficientes”.

Duván Emilio Ramírez Ospina, Rector de la Universidad de Manizales: “Debemos seguir apoyando la investigación para tener más aplicaciones medicinales, en lo que estamos trabajando desde la universidad y por eso creo que sería importante vincular a otros actores diferentes a la facultad de ciencias para la salud para mirar los componentes culturales que actúan alrededor de este tema. Aprovecho la oportunidad para informar que ya tenemos listo un diplomado relacionado con el uso medicinal de las esencias de cannabis y estamos pensando en programas de formación que vayan más allá de diplomados”.

John Jairo Botello Jaimes, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Manizales, “Pongámonos en un escenario donde avance el proceso de comercialización, se deben concatenar los esfuerzos desde el ámbito de formación a los profesionales de la salud e investigaciones que permitan una evidencia del uso en la vida real, eslabones que lleguen a las manos del médico y éste sepa integrar los desarrollos farmacológicos. Si no acompañamos este proceso vamos a tener otra traba. Estamos llenos de productos, pero no se formulan. En la Universidad de Manizales los estudiantes asisten a módulos de discusión de cannabis, pero no debe ser de una sola institución, debe ser de todas las instituciones que hacen parte de la formación de profesionales de la salud y en este caso los médicos”.

Elena Samper Arango, Ceo y fundadora de Poex, comercializadora de cannabis colombiano: “La nuestra es una invitación al gobierno para que perdamos el miedo a la regulación del cannabis recreativo, eduquemos a la gente y vamos adelante con este propósito que nos puede aportar muchos réditos. Ayudemos a cambiar el mensaje de la mata que mata a la mata que muta. Derribemos obstáculos y cambiemos el discurso para que esta industria pueda florecer y así la planta que muta se adquiera fácilmente en pro de mejorar la calidad de vida de la población.

Freddy Lorenzo Sanz, asesor de cultivo de cannabis: “Es el momento de enfrentar este problema de una manera madura, pero, sobre todo, de entender la mejor posibilidad para que la materia prima, en este caso la flor del cannabis, deje de ser una materia prima y sea un producto final donde todas las personas que intervenimos, sea de manera medicinal o sea de manera recreativa, la aprovechemos, porque siendo así tiene un valor. Es muy importante revisar el uso adulto, el uso investigativo y el uso de negocio, que tiene que ir de la mano con apoyo del estado para que sea a futuro lo que tiene que ser”.

 

 

Nueva marca corporativa

La Industria Licorera de Caldas (ILC) adelantó un proceso de definición y construcción de su marca corporativa (branding) con el fin de transmitir su propósito de sostenibilidad y los nuevos valores que permitieron la transformación y crecimiento de la empresa más importante de los caldenses desde 2016.

Desde el área de Asuntos Corporativos se contrató una agencia especializada que realizó el acompañamiento desde 2019, co el resultado  de la actualización del logo, la tipografía de la ILC, y la creación de un ecosistema de marca corporativa.

“Hoy tenemos una nueva Industria Licorera de Caldas, con un propósito superior definido, valores y filosofía que configuraron una nueva cultura organizacional. Para transmitir todo lo que estaba pasando era necesario ese proceso de construcción de la marca corporativa que represente la esencia de la ILC, su historia, su tradición, todo lo que la hace única y que nos permitirá conectar con lo que somos y con lo que creemos”, afirmó Andrés Elías Borrero Manrique, gerente general de la ILC.

Se revisó el trabajo de marca corporativa de otras empresas de licores y de otros sectores para establecer unas buenas prácticas, y posteriormente se hicieron varios talleres internos con colaboradores de la ILC para hacer un diagnóstico de la marca y definir los aspectos a mejorar.

Carmenza Posada Quirós, directora de la Oficina de Investigación, Desarrollo e Innovación Responsable de la ILC, afirmó que aunque la actualización del logo es el elemento que más se va a notar, detrás hay un trabajo juicioso y estructurado de construcción de manifiesto, alma, esencia y valores de marca.

“Viendo las tendencias del mercado y de la competencia nos dimos cuenta de que había varios aspectos por mejorar como la legibilidad del logo anterior, pues muchas personas que no conocían la marca corporativa confundían la I de Industria con la letra jota (J), porque la tipografía es compleja. También era un logo que por sus sombras, elementos tridimensionales y brillos, dificultaba muchísimo su aplicación en superficies pequeñas, bordados, entre otros”, anotó la funcionaria.

Se analizaron varias opciones y alternativas para mejorar el logo, pero teniendo en cuenta que se conservara la tradición y calidad del lacre de la Licorera de Caldas.

“Mantuvimos muchos de los elementos que eran valiosos como la característica de ser un sello lacre que transmite la confianza, el legado, la credibilidad, la calidad y garantía para todos los productos. Lo que se hizo fue depurarlo y limpiarlo, y con una tipografía más contemporánea y que facilitara la lectura”, explicó Posada Quirós.

Colores del logo de la ILC

*Dorado: se enfoca en la consciencia, otro componente importante en el desarrollo de la ILC, ya que cada colaborador es consciente del papel que cumple en la empresa.
*Verde: representa la sostenibilidad de la ILC en sus pilares socioeconómico, cultural y ambiental, y también da cuenta de las características del entorno de la empresa.

Cinco príncipes en busca de un trono

El regreso a la tierra prometida es una de esas premisas narrativas enraizada profundamente en nuestra herencia judeocristiana. En el contexto colombiano, a partir del segundo periodo del gobierno Santos, el programa de restitución de tierras y la firma de los acuerdos de paz inauguraron un capítulo nuevo dentro de nuestra mitología derivado de esta idea seminal, podríamos decir que un reencauche de este motivo: el regreso a la tierra despojada.

Los reyes del mundo, dirigida por Laura Mora, es una película de carretera que cuenta el viaje que hacen cinco jóvenes habitantes de calle para reclamar las tierras heredadas de un pariente. La directora no se ahorra ningún comentario: acorde con el argumento, las tierras nunca van a ser recuperadas mientras haya intereses privados con más poder que el Estado en esas regiones tan alejadas de las capitales.

En muchos aspectos la película se siente como una consolidación de dos tradiciones audiovisuales que se vienen explorando desde hace años en el país y también, por sus valores de producción tan altos gracias al aporte económico de públicos y privados, un acercamiento al cine industrial.

La primera tradición que recoge la directora es ese “neorrealismo criollo” popularizado por Víctor Gaviria que se ha convertido en un estándar de producción en el país, caracterizado por su recurrencia a los actores naturales y locaciones reales. En Medellín, particularmente, estas historias se han enfocado en el retrato de las juventudes marginadas, su búsqueda de un lugar en el mundo o el intento por construirlo. Ejemplos de esto son el ya clásico de culto Rodrigo D. no futuro (1990) o un poco más recientes, La playa D.C. (2012) y Los nadie (2016).

Otra de las tradiciones que retoma Laura Mora es la de la película de carretera o road movie, desafortunadamente asociada con una de las vertientes más mediocres de la comedia norteamericana y adaptada acá en Colombia mediante El paseo (2010). Ejemplos de mayor interés en nuestro cine nacional son el híbrido entre ficción y documental Memorias del calavero (2014), Apatía (2012) y El abrazo de la serpiente (2015), recorrido por la carretera fluvial del Amazonas.

Estas dos tradiciones se complementan con éxito en Los reyes del mundo. Cinco muchachos marginados parten en busca de la tierra prometida, ese lugar al cual pertenecer que les ha sido vedado desde siempre, sea por caprichos del azar o por indiferencia de algún dios. Lo único que necesitan es llevar a la notaría del pueblo los papeles que identifican a Rá, el protagonista, como legítimo heredero de su difunta abuela.

La road movie más tradicional cuenta cómo los personajes emprenden un viaje que les permite crecer o conocerse mejor, un giro más oscuro es ese del hundimiento progresivo en el corazón de las tinieblas. Esta película elige esa vía, es un viaje hacia el desencanto en el que la esperanza inicial se va apagando con cada desilusión y desencuentro que facilitan la burocracia estatal y —lo que me parece un poco excesivo— la tiranía del hombre blanco.

Pese a todo, no puedo afirmar que la película sea nihilista ni tampoco de propaganda. Al contrario, no hay en Los reyes del mundo un intento de forzar ningún mensaje, antes es una celebración de la juventud, la amistad y los viajes ligeros de equipaje. A pesar de la tragedia final, en el que pareciera comentar la directora, les pasa solo a los colombianos que se atreven a reclamar lo que es suyo, el tono de la película es bastante festivo y, dado el espíritu inextinguible de los personajes, quedan retratados más como héroes trágicos que como víctimas.

El argumento y la estructura narrativa son sencillas, vemos la trayectoria desde Medellín hasta esa tierra prometida y el viaje que inicia en fiesta va alternando entre conflicto y celebración. Esta sencillez no implica ningún defecto, antes establece un ritmo claro y usa esto a su favor como herramienta de tensión: la anticipación del guarapazo en medio de cada escena alegre, así como la seguridad de que va a haber un momento mejor al atravesar cada crisis. Y a lo largo de estas iteraciones, a modo de progresión, vemos el fortalecimiento de los vínculos de estos personajes.

 Es tanto el contenido que aporta esta película que resulta difícil mencionarlo todo, la abundancia de recursos trae consigo algunos excesos. Quizás lo más innecesario es la presencia de una segunda estética aparte de la realista, caracterizadas por la presencia de un caballo blanco, secuencias de sueño, como la que inicia la película, con una voz en off que recita un texto en un lenguaje tan diferente al de sus personajes se sienten postizas. Este ejercicio onírico, un recurso innecesario para comunicarnos el mundo interior de Rá, empieza a irrumpir en el argumento mediante la aparición del caballo en los momentos de vigilia, de modo que la separación entre fantasía y realidad se confunden para cuestionar los hechos narrados sin que esto traiga consecuencia mayor o aporte de forma significativo al argumento.

Este tono de ambigüedad ya se logra perfectamente sin necesidad de tanta parafernalia en la escena nocturna del burdel en la montaña con efectos mucho más potentes que el de la aparición del caballo blanco.

El problema principal de la película aparece al momento de representar la violencia. A diferencia de sus dos estéticas que diferencian fantasía y realidad y del impresionante despliegue técnico y cuidado con el que parecen rodados la mayoría de los planos, cada vez que hay violencia en escena pareciera haber una parálisis general. La representación es “esquemática” o “esbozada”, nada que ver con la propuesta estética general tan atenta al detalle. Es posible que esto no se deba a negligencia sino a razones económicas, la violencia explícita hubiera restringido la película para mayores de 16 o 18 años trayendo la pérdida de un público potencial.

Esto, que funciona como un método de extrañamiento involuntario, no impide el disfrute general de la película, pero sí deja un mal sabor en la boca, parece un error amateur en medio de tan altos estándares que maneja el equipo.

De todos modos, Los reyes del mundo no es una pieza de relojería, tampoco parece buscarlo. La road movie como género implica que el rodaje sea también una aventura, que el encuentro con lugares y situaciones inesperadas inviten a la improvisación y la adaptación. Muchos momentos poderosos de la película, como el del juego con la cerca eléctrica o la estallada de las luces del alumbrado público, parecen producto de una improvisación y por esto mismo resultan tan refrescantes.

La intención de Mora parece más enfocada en la búsqueda de este tipo de momentos llenos de espontaneidad que en la elaboración de un producto perfectamente labrado. Por esta razón, irónicamente, los momentos de más pulcritud técnica, en los que el equipo demuestra su más alto nivel de competencia, son los que más chillan.

En Los reyes del mundo el todo fue más que la suma de sus partes, aunque hay unas que suman más que otras. Los castings impecables junto con las técnicas de dirección permitieron que quedara registrado en cámara el espíritu de estos muchachos, esos rostros endurecidos de ojos brillantes. Estos actores, que sin necesidad de academia y sin más experiencia que la vital son capaces de transmitir y suscitar tantas emociones, son los verdaderos reyes.

*Escritor. Realizador de cine.

 

Dios nos arrebató la música

Este es el capítulo 2 de la novela Párpados Azules, en proceso de edición, del dramaturgo, actor y escritor, Giovanny Largo, nacido en Riosucio, Caldas. Su dramaturgia ha sido traducida al inglés y al francés y llevada a escena por agrupaciones de México, Chile, República Dominicana y Colombia. Premio Departamental de Dramaturgia Secretaria de Cultura de Caldas, Premio Regional de Dramaturgia Caldas 100 años, Premio Departamental de Cuento Corto, Premio Nacional de Cuento Universidad del Tolima, mención de honor en el Concurso de Cuento Latinoamericano de la ciudad de Veracruz, México. Fundador de X2 Teatro, corporación cultural con la que ha realizado alrededor de doce montajes de sala y calle.

Me dicen el Mosco porque todo lo que toco lo vuelvo mierda, fue lo que me dijo cuándo le pregunté por su apodo, me sonrió y subió a la improvisada tarima hecha con cajas de cerveza y tablones en retazos, las bandas de rock, alternaban con las de regué, funk, blues y ska, y cada jueves se realizaban toques en garajes y sótanos, los sonidos se entremezclaban abriéndonos los oídos al mundo, invitándonos a descubrirlos con resonancias cercanas, altivas y concordantes con la ingenua rebeldía de esos años, la música inminente  para despertar el alma, casi unos niños, pasábamos horas escuchado las canciones de Janis Joplin, Jimi Hendrix  y  Bob Marley el tiempo se detenía en las salas y corredores de las casas, vigilados por nuestras madres que nos pedían bajarle el volumen a la grabadora de casetera y nos preparaban pan con mortadela y coca cola. Una vez al mes en algún rincón de la ciudad se organizaba un concierto al que acudíamos casi siempre los mismos, a mí me venía bien ese mundo de guitarras afiladas o estridentes, baterías marchantes y voces excéntricas… donde era posible en medio de la multitud ser un solitario, donde no se preguntaba de más y se podía ser un joven misterioso, taciturno, ensimismado, donde todo era armonía y fluidez al compás de los hermosos ruidos.  La verdad fue por Anabel que conocí la escena musical, para acercarme a ella, para escucharla cantar, aunque siempre supimos que con la música no llegaría a ninguna parte, la primera vez que la vi fue en una lectura de poesía en la casa Fernando Mejía, un centro cultural en el viejo sector de Cristo Rey, allí también quedaba el bar Ojo de Agua donde años más adelante pasaría gratos momentos en busca de la iluminación a través de los ideales inmaculados del arte de la contemplación literaria. Cuando la vi al lado del pretencioso e exhibicionista joven poeta que esa noche presentaba su libraco de versos lacrimógenos, sentí celos, una minúscula rabiecita, cada vez que ella le sonreía y lo miraba con sus pequeños ojos que eran como luceros que podían salvar a un náufrago, de seguro le hablaba de la Pizarnik y como se había suicidado, ella lo contemplaba con una creciente admiración, mientras él con la mano en la bardilla le contaba de sus dolores y padecimientos al momento de escribir sus insípidos versos,  yo, sólo la miraba a la distancia, con miedo a dirigirle la palabra, hubiera querido haberle cantado un pedacito de una canción de Bob Dylan, imaginé invitarla a caminar por la veintitrés, mirándola a los ojos de vez en cuando, recorrer las calles o comer pizza en el Parque Caldas, pero me faltaba el valor, sólo la miraba moverse con gracia juvenil sosteniendo una copa y conversando con sus dos inseparables amigas, mientras otro pichón de literato preparaba su lectura. Llegué al taller de poesía por el Negro, uno de mis mejores amigos y un adelantado en todas las materias de la vida. Para qué nos vamos a meter a un taller de poesía le pregunté y me contestó que no tenía ni idea pero que ya tendríamos algo que hacer en las tardes, ninguno de los dos jugábamos fútbol, esa falta de talento para la pelota lo atormentaba constantemente, el Negro y yo habíamos nacido con los dos pies izquierdos, ni bailamos ni  tampoco brillábamos en la cancha del barrio como los demás muchachos, sin embargo, acudíamos a la cita deportiva como mirones, fieles espectadores de los cotejos interveredales, sagaces en la técnica de perder el tiempo viendo cómo los demás se divertían, la vida es generosa sobre manera y el Negro que jamás tocaba el balón descubrió  con enorme placer, su habilidad para hablar del tema como un experto, un jovenzuelo erudito que con el tiempo y estudio se convertiría en toda una autoridad,  encontrando una manera de ganarse la vida con su afilada lengua, futbol y poesía, rock y vino. Un agudo y controvertido comentarista deportivo que de vez en cuando se pasaba por la tienda de la esquina donde los vagos le hacían corrillo para escucharlo profetizar y sentenciar.

Anabel tenía una figura delgada y fina, sus largas y torneadas piernas armonizaban con sus brazos en una especial elegancia, no era una belleza de otro mundo, pero sus labios gruesos le daban un aire sensual que ella sabía utilizar a su favor. Vestida de negro de pies a cabeza subía a la tarima y mientras su banda afinaba los instrumentos con parsimonia y misticismo, ella caminaba de un lado para otro mirando a la audiencia, asegurando ser el centro de atención. Su piel blanca resaltaba con la larga y espesa cabellera negra azabache que la diferenciaba de las demás muchachas de su edad, descuidadas y simplonas, me fascinaba verla moverse mientras cantaba desafinada, exagerando sus movimientos y provocando una sensación de seguridad en todos nosotros que hoy me resulta extraña, hoy en medio de una pandemia y reflexionando sobre el paso del tiempo, reconozco que mi generación y yo en especial, no éramos tan seguros de sí, como lo son  los impetuosos y valientes chicos de hoy, en mi época, como dice la famosa frase de cajón, éramos un mar de dudas, un torbellino de incomprensión.

Cinco meses dudé en dirigirle la palabra, me convertí en el seguidor estrella de su proyecto musical, y cuando la expulsaron de Los Pobres Perdidos, la seguí en cada una de las presentaciones de los Noctámbulos, tres mediocres pero apasionados aventureros musicales, que herían nuestros oídos acompañados por la vocalista más desafinada del mundo, pero para mí más fascinante. Día y noche pensaba en ella, intentaba ir a donde ella iba, la buscaba en las esquinas de esta ciudad fría y mojigata, me vestí de negro para llamar su atención y me dejé crecer el cabello esperando lucirlo como sus ídolos rocanroleros. En el taller de poesía me sentaba al frente y en silencio contemplaba su figura mientras el profesor, nos hablaba del universo poético, Aristóteles y los malditos, para mi ella era la poesía, agresiva y nostálgica, delirante y profunda, dueña de una mágica revelación que le daba otro sentido al mundo.

En este encierro y mirando una y otra vez su fotografía, descubro con una sonrisa en el rostro que todas mis ilusiones de aquel entonces valían la pena, en este momento son fundamentales para desde la esperanza del ayer, asumir el presente y son la vacuna para el cansancio del alma. En el solar de la casa del abuelo escribí mi primer poema, siete versiones de la misma basura, palabras rebuscadas que otros ya habían reunido con habilidad, imágenes insulsas y traicioneras que no lograban exponer su grandeza, ella, mi ángel era mi todo, mi sueño, la inspiración en mi naciente y defectuosa poética, entendiendo que a pesar de lo mucho que quería decir jamás encontré el cómo.  En verdad lo que no nos mata nos hace más fuertes, ella solo tenía ojos para Jorge Mario, un joven muy apuesto y amante de la salsa, con unos ojos que lo hacían ver como un gatico asustado, así que su indiferencia me dio material para continuar cometiendo poesía, garabateando versos libres en un afán por reconocerme y alivianar mi sufrimiento, ella era mi tormento y yo la continuaba buscando en los espacios colectivos de esa mi Manizales, que significa juventud.

Ayer Víctor me envió un mensaje de texto en el que me compartía la información sobre un documental de salsa y la escena musical de Cali en los años 80, durante toda la cuarentena el mejor amigo del Negro, no ha hecho otra cosa que saturarnos con mensajes de superación y confianza, memes, cadenas de oración virtual y el anuncio de nuevas emisiones de conciertos de música tropical. Víctor era un muchacho de Salamina con un espíritu festivo inigualable, se sabía de memoria las fechas de nacimiento y muerte de los grandes de la salsa y el bolero son, nos conocimos en el parque de Villamaría, durante un evento deportivo al que me invito el Negro, una noche lluviosa los acompañe por primera vez al timbalero, un establecimiento muy incluyente donde se daban cita los amantes de los compases, la cadencia y el swing del Caribe. El Víctor es un especialista en azotar baldosa, recuerdo como vibraba con el sonido bestial y como un trompo giraba animado por las trompetas y la percusión que le activaba el corazón.  Bum, bum, bum, bam y se paraba de puntas mientras los ojos le brillaban, iluminando el recinto.  Sentados en una mesa, sosteniendo un vaso de ron, el Negro y yo, veíamos con una envidia jamás reconocida, como todas las mujeres asistentes, en un místico silencio interior, esperaban su turno para bailar con él; disfrutaba con zarandearlas por la pista al ritmo de Richie Ray y Boby Cruz, tarareaba las canciones de Andy Montañez y Héctor Lavoe con los ojos cerrados en un trance enigmático que ellas valoraban de manera especial, sudoroso e incansable no dejaba de moverse toda la noche, mientras nosotros solo bebíamos ron sin perder de vista a los bailarines. Así fue como una noche cualquiera conocimos al tuerto Benítez, un cerrajero que perdió el ojo derecho en una pelea en una cantina del centro, y que con su pareja Margarita eran la sensación de la noche, me gustaba escuchar sus historias de ladronzuelos, porque era lo más cerca que yo estaría del hampa de la ciudad, Margarita me decía insistentemente que me le parecía un sobrino que fue asesinado en un ajuste de cuentas, me miraba con una nostalgia que hoy entiendo y reconozco en el paso inevitable del tiempo y en mis propias pérdidas. La muerte es una canción inaudible que transita en las corrientes de nuestro interior.

Los encuentros para oír salsa me resultaban aburridos, en la sala de la casa de Víctor verlo bailar sentado era patético, golpeaba una campana al son de Fruco y sus tesos, y repetía las mismas historias una y otra vez, la última vez que fue con ellos a timbalero, Anabel entró por la puerta de la mano de Carlos Mario y me saludó al verme un poco sorprendida, era notable que no estaba cómoda en el lugar y cuando su galán de vereda sacó a bailar a una pelirroja, sin dudarlo se pasó para nuestra mesa. Qué haces aquí me preguntó sonriendo y mirándome de pies a cabeza, vine a ver bailar, contesté sin dejar de mirar sus hermosos ojos. Eso me di cuenta, afirmó mientras su novio dejaba a la pelirroja y se acercaba a nosotros lentamente,  se levantó de nuevo y como para que el la escuchara nos dijo a los tres, yo estoy aprendiendo a bailar salsa, porque mi cuerpo me lo reclama, guiñándonos el ojo tomó del brazo a su acompañante y se dirigieron al centro de la pista, nosotros de seguro pensamos lo mismo, pero nadie dijo nada, el Negro clavo la mirada al piso y Víctor me dijo en un tono muy suave y burletero , esa es la pelada por la que botas la baba, verdad, son el uno para el otro, es más tiesa que una mesa, y pidió media de ron.

Anabel esa noche antes de salir me invito a un toque de su banda, vamos a telonear en un pequeño festival de rock en Pereira, me dijo y añadió una frase que me resultó sumamente alentadora, me gustaría que nos escucharas, tenemos una nueva canción que sé que te gustará, una señal en el cielo avivo mis esperanzas, una estrella fugaz rompió la normalidad de la noche, sentí que una corriente fría abrazó mis huesos, y una agriera en el estómago que inició con pequeños retorcijones se cristalizó en un pequeño dolor jamás sentido, y que me hizo feliz mientras duró. Más adelante entendería que amar duele y a la vez reconforta al ser una manera distinta de respira el aire de este mundo.

Las noches se tornaban más frías en aquel entonces, descubriendo la vida disfrutaba en silencio los debates políticos en tertulias de fogata y canelazo en las residencias masculinas de la universidad, los dueños de la palabra exponían su verdad, envueltas en hermosas frases del Che,  la revolución germinada en la llama de los cigarrillos sin filtro y en las sonrisas complacientes de los primíparos que escuchaban atentos los manifiestos vociferados por los viejos lobos, los comandantes del aguardiente eternizados en la universidad y que hoy son fantasmas que se aparecen espectrales en las aulas y rondan los pasillos lanzando arengas contra el rector. Queríamos un mundo mejor y pensamos en desbaratarlo todo, en sacar a la luz la verdad, en asumir las consecuencias de la revolución de las palabras propuestas por los estudiantes curtidos en la lucha por los ideales que jamás tuvimos claros, porque también ellos nos engañaron, se entregaron al consumismo en nombre del progreso y se vendieron por un puesto público, los yupis de cola de caballo con mochila Guayú  y anteojos de sol Ray ban , nosotros queríamos una buena educación para todo el pueblo, el bienestar para los trabajadores de la patria y una dignidad en un futuro colectivo donde los hijos de esta tierra  puedan recoger los frutos que cultivaron y no las migajas, las sobras de la mesa de los titiriteros de cuello blanco. Convencidos empuñamos las banderas y memorizamos el discurso que nos entregaron al iniciar las marchas por las calles de la ausencia.

Revisando un archivo de imágenes recicladas en la amargura del ciber espacio y el tartamudeo de la cuarentena, me encontré con la foto de German gritando  “Reviéntalo” la escaneé y archivé cuando la encontré entre un puñado de papales viejos, el flaco me regaló un casete de punk un día lluvioso a la salida del colegio, la reflexiva melodía para soportar tanta mierda, me dijo, y me miró con rabia y esperanza al mismo tiempo, lo dijo con un tono grandilocuente y misterioso,  con una voz de punkero caga lástima, salió arrastrando los pies en su rebeldía de pantalones ajustados y botas de plataforma, su peinado de cresta con puntas levantadas con jabón rey como siempre lo recordaré, desde luego solo en los conciertos fue cuando lo vi vestido de tal manera, pero en mi cabeza siempre es esa la imagen que quedó registrada, así que lo veo en los pasillos del colegio corriendo y maldiciendo, rayando las paredes, burlándose de todos con sus muecas y su salvaje jeringonza de resentido social.  Caminando juntos por el parque de Villamaría me repetía mil veces los insultos a la policía, los cerdos como los llamaba a la distancia y que evadía con agilidad de camaján inofensivo de barrio, de azotea rural, recuerdo cómo me cantaba a gritos las canciones de la Polla Records, Vulpess, y Rip con su himno a la desesperanza, esa declaración de hastió en una letra dedicada a la muerte como novia fiel y eternamente bella en medio de nuestra basura. Una semana estuvimos profundamente enamorados de la muerte, del fin, cuando ni siquiera empezábamos a entender el porqué de nuestra inapetencia, de nuestro letargo en la sonrisa de adolescentes. Siete días con los oídos inflamados con la música de la resistencia y la conciencia anarquista, esa contradicción adolescente que me pasó por sonidos purpuras en canciones que nos hablaban de un futuro incierto, de una sociedad enferma y homicida, me parece como si día y noche hubiésemos dado vueltas, lado A y lado B a los diecisiete casetes en busca de otras revelaciones en ese sonido gangoso, de percusión constante como un latido urgente, una música mal hecha y cruda como aquellos días. Pero renuncié al punk sin ni siquiera haberle dado la oportunidad de su iracundo estrujón, sin la patada certera en un pogo de garaje, no alcancé a tener una cresta verde o la cabeza rapada, no aprendí a maldecir, no entendí el fastidio, la protesta contra la moda, la reacción contra lo establecido por capricho sin tener en cuenta las necesidades del otro y donde todo es frustración. Más que un grito, el punk era un graznido, malas palabras para aterrorizar a los niños y aturdir al obrero.  ‘Reviéntalo para que despierte’. Para Germán siempre seré un traidor. Un perro acomodado a este sistema de caca.

En los diarios se dice con timidez que cada día el mundo es más pobre, sin embargo, a nadie le importa y todos sabemos que la tecnología ha creado una brecha cada vez más amplia entre nosotros, la maquinaria del consumo desaforado alienta a competir por ilusiones que en realidad solo nos aíslan, manipulados por la digitalización y la desinformación como mecanismo de control, estrategias de poder y deslegitimación de lo humano.

En una caja de cartón arrojo lo que considero debo desechar, no sé porque he guardado tantos papeles inútiles, siempre he sido desapegado, pero al repasar los cajones para salir de la basura he de reconocer que tengo mucha porquería acumulada, quizás la nostalgia del ayer que en el encierro se precipita de manera inoportuna, dejándote ver las fisuras de tu existencia, me sorprende que en esta semana he repasado periódicos viejos y revistas literarias que tal vez, sólo sirven para acumular polvo, toda esa información está disponible en la red, arrojo las viejas postales, las agendas con anotaciones inútiles, me deshago de los pequeños objetos acumulados durante todos estos años con la intención de encontrarles utilidad y que en la actualidad son el resumen de una agonía del tiempo. Un sacapuntas con la forma de Pedro Picapiedra evoca en mí las pérdidas, dos tarjeta de recarga telefónica, un encendedor sin gas, una pipa, llaveros, monedas fuera de circulación, detonantes de otras melancolías como pequeños precipicios, objetos perdidos y otros moribundos como un pendiente solitario, tapas de cerveza, candados pequeños sin llave, palitos de paleta, una caja de fósforos, media docena de lapiceros, una foto de carné, el viejo reloj detenido en el tiempo, un huellero dactilar, dos pisapapeles, tres entradas a cine sin usar, cachivaches del ayer envenenados en el hoy, tarjetas de presentación de quien no recuerdo, un dado y una pirinola, dos canicas de cristal, un mini libro del quijote con diminutas ilustraciones, dos casetes de The Clash  prueba palpable de los días cuando la música tenía sentido en sus letras, y los videoclips eran más que imágenes de modelos menando el culo; repaso los cajones y encuentro una patica de conejo para la suerte ausente, un trompo de madera, el mechón de pelo castaño cuidadosamente guardado en una pequeña cajita de mentas, todos los rincones del alma inspeccionados en la epidemia con toque de queda para los sollozos, descubro de nuevo los discos compacto y su atractivas caratulas, de nuevo las canciones  que sonaron en la radio girando en la cabeza.

El concierto fue a las afueras de Pereira en un hangar abandonado, fuimos llegando como se pudo, me refiero a que junté monedas y pedí prestado, para mi sorpresa Anabel me esperaba con una de sus mejores sonrisas, el Negro me acompañó en un acto de complicidad y camaradería, a pesar de sus comentarios en el viaje se divirtió observando la fauna y flora del acontecimiento musical regional, las luces se fueron encendiendo paulatinamente a medida que oscureció y las bandas realizaron el ensayo del sonido, animados con la organización del evento y poco a poco más integrados, creyendo en sí a pesar de todos los obstáculos, jóvenes felices apoderados de una nueva conciencia, celebrando el encuentro, más conscientes de su momento, más libres a pesar de los ojos acusadores camuflados entre nosotros.

La música es un bálsamo y una eterna posibilidad de encontrar estados interiores que pueden enseñarte de sí mismo. Un espacio mágico que se traduce en vibraciones especiales, notas y acordes que solo te dicen cosas a ti y generan estados únicos a pesar de lo que puedes compartir con los demás, la música es la salvación y la condena, la luz y la oscuridad, cuando la hemos descubierto y sabemos lo que genera en nosotros no somos los mismos, el mundo es casi en su totalidad sordo, no escucha su voz particular, sus sonidos y brillantes oscilaciones, no advertimos la campana que marca el compás de nuestros días.

Anabel salió al tablado, sentí un escalofrió interior que me recorría todo el cuerpo, una palpitación general que me hizo sudar y según el Negro, al verla el semblante se me iluminó. Llevaba puesto un vestido corto negro gótico, unas botas brillantes de plataforma y su hermoso cabello suelto y planchado, parecía una princesa vampiro con los labios enrojecidos con la sangre de sus víctimas, tomó el micrófono con propiedad, saludando a los presentes sonriendo iluminada por su gracia nativa, presentando su banda que se movía a sus espaldas inquietos entre los cables, los amplificadores, las luces. Una guitarra auxiliada por la batería hizo su entrada gimiendo con agresividad y desespero, todos entramos en un silencio expectante y escuchamos la primera canción con parsimonia, detenidos en un asombroso reflejo de juventud.  Percibimos sin embargo el suave viento que venía del sur y que refresca a esta ciudad sin pretensiones que ha vivido a pesar de todos sus problemas, las trasparencias de los días tal cual como imagina que deben ser las vicisitudes del existir, un solo de trompeta inaudible pero constante en las calles donde pasean muchachas que saludan a todos los transeúntes y reflejan en los ojos unas ganas incansables de volar, Pereira una ciudad de todos y de nadie donde pasé gratos momentos y donde también agonice una tarde de abril, una historia que hace parte de otras páginas y hoy en este exilio doméstico, es irrelevante. En el segundo tema corroboramos la inminente caída, el abismo profundo del que la pobre Anabel no podría salir ni auxiliada por sus cuatro cómplices disonantes, sus músicos de garaje tatuados con arrogancia como tinta diáfana, desafinados y nublados por su propia inconformidad, abofetearon los instrumentos de tal manera que cada aire canoro estaba impregnado de una grasa verdosa que les contaminó la sangre, todos los chiflaron sin compasión, la mayoría gritaron insultos irrepetibles hasta el momento del apagón general,  cuando Anabel salió corriendo ahogada entre lágrimas.

La descubrí con el rabillo del ojo y entendí su naturaleza celestial, tenía un aura de inmortalidad y al mismo tiempo un aspecto enfermizo de ángel caído, entendí entonces que lo vería de nuevo a lo largo de esta o en la línea horizontal de mi vida, estaba sentada en una pieza mecánica de gran volumen abandonada al lado izquierdo de la tarima,  no estaba solo, otro ser de su misma naturaleza lo observaba con sutileza en el otro extremo y rodeado de jóvenes que sin duda sentían una especial fascinación por él. Ángeles y demonios se cruzarían en mis días dejando señales casi inadvertidas, espacios sin disipar y mudas conclusiones en la tarea de existir en la vertiente de emociones que se precipitan todos los días.

Con los ojos hinchados de llorar la encontré en la parte trasera, las manos le temblaban y por alguna razón que aún desconozco estaba sola, mirando el infinito cielo y pronunciando palabras para sí misma entre su lloriqueo mezcla de angustia y desesperación, hay momentos en que sacamos valor de no se sabe dónde, enfrentamos nuestros propios temores y avanzamos como guerreros decididos, me paré al frente y le dije con un tono seco y contundente, tú estás por encima de esto, estas hecha para cosas más grandes, jamás entenderán tu arte, aún no están preparados. Ella dejó de llorar y me miro a los ojos, la abracé y luego prácticamente salí corriendo.

Ahora siempre llueve, una ventana es ver el cielo llorar, leo, escribo, veo las pelis que siempre postergué, al parecer lo quiero hacer todo y repaso con afán los asuntos pendientes, así que yo también lloro, lo hago también por causas ajenas, Cerati  no despertó nunca más en este mundo, Gustavo sucumbió al exceso de amor en un letargo que aprisiona, escucho una canción de Pity Álvarez, me lo imagino cantando en su celda, lo veo intoxicado de nostalgia, condenado por su rebeldía y su locura que lo obligó a apretar el gatillo y asesinar a su vecino.  Buenos Aires se retuercen como una ciudad de la furia que se apaga.  2018

Un 23 de julio del 2011 cuando el día parecía normal y demasiado corriente, Dios nos arrebató la música, nos la quitó de tajo dejando solo las esquirlas de su resplandor, diminutos pedacitos para que los mortales tuviéramos una esperanza entre el fango de sonidos inconsecuentes y vulgares, Amy Winehouse fue encontrada muerta, se fue al parecer para siempre, nadando en alcohol en su casa de Camden Square, toda la tristeza acumulada en su vida al final la intoxicó llevándose el brillo diluido de sus ojos. Nada será igual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En noviembre, Foro Mundial de la Bicicleta en Manizales

Entre el 9 y el 13 de noviembre de 2022 se realizará en Manizales el 11 Foro Mundial de la Bicicleta  (FMB11), evento que ha tenido como sede diferentes ciudades del mundo y cuyo objetivo principal es  sensibilizar, informar y educar al público en general en temas como la ciclomovilidad, la movilidad sostenible, el urbanismo sostenible, la inclusión y la acción climática.

Manizales fue elegida para la versión 11 luego de su postulación por parte de la Oficina de la Bici Manizales en Rosario – Argentina en el año 2021. Su realización permitirá poner a la ciudad en el mapa mundial de la ciclomovilidad, impulsando programas sociales y de desarrollo urbano mediante las experiencias y conocimientos de los invitados y participantes del foro.

Según indica Felipe Martínez, Coordinador del FMB11: “Creemos en un mundo más limpio, seguro y empático, donde el tiempo sea nuestro. Lo construiremos a través del conocimiento, las experiencias y las ideas, generando herramientas de transformación social a través de la bicicleta”, este es el principal propósito de este evento internacional que se tomará la ciudad.

Para lograrlo, se realizarán actividades como ponencias, talleres, rodadas urbanas y turísticas, activaciones sociales, muestras, experimentos urbanos, encuentros de líderes, experiencias, networking, comunidades, feria internacional de ciclomovilidad y obviamente un stand de ciudad donde se mostrará lo mejor de Manizales.

Invitados
El FMB11 tendrá como países invitados a Reino Unido, Etiopía, Perú, Chile, Colombia, Estados Unidos, Líbano, México. Argentina, Alemania, Cuba, Bolivia, Brasil, Polonia, España, Sudáfrica y Ecuador.

Hasta el momento los ponentes confirmados son:

  • Thomas van Laake – Reino Investigador doctoral en la University of Manchester.
  • Rachel Aldred – Reino Profesora de Transporte en la University of Westminster. PhD en Sociología de la University of London.
  • Lucas Snaije – Países Bajos Investigador en BYCS. Magíster en Geografía humana de la Universidad de Utrecht.
  • Orlando Sabogal – Reino Miembro del Grupo de Investigación en Movilidad Sostenible. Estudiante doctoral en la University College London.
  • Ricardo Hurtubia – Profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile. PhD en Matemáticas de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (Suiza).
  • Paola Castañeda – Profesora Universidad de Los Andes. PhD en Geografía de la Universidad de Oxford.
  • Silvia Casorrán – España Consejera de movilidad en el Ayuntamiento de Barcelona y coordinadora de la Red de Ciudades por la bicicleta.
  • Valentina Montoya – Colombia. Profesora Universidad de Los PhD en Derecho de la Universidad de Harvard.
  • Andrea María Navarrete – Gerente de la Bicicleta de Bogotá. Magíster en Filosofía de la Universidad Industrial de Santander.
  • Peatónito – Estados Activista de gran reconocimiento mundial por la defensa de la movilidad activa.
  • Natheer Halawani – Líbano. Alcalde de la Bicicleta en Trípoli. Activista de la bicicleta desde hace una década.
  • Kennia Aguirre – México. Asesora de ciudades en políticas públicas y movilidad urbana Cofundadora y Directora Ejecutiva de bikeNcity.
  • Diana González – México. Estudiante de intercambio en Psicología Ambiental de la University of City creator en bikeNcity.
  • Carlos Cadena – Colombia, Fue Secretario de Movilidad de Medellín. Profesor en PhD en Movilidad Urbana de la University of Maastricht.
  • Giovanni Zayas – México Consultor en movilidad activa del Banco. Magíster (Regeneración urbana) en la University College London. Alcalde de la Bicicleta en Trípoli. Activista de la bicicleta desde hace una década.

En términos generales, con el FMB11 en Manizales, se espera generar hábitos de viaje en los ciudadanos y transformación de huella de carbono en las empresas; promover infraestructuras y servicios urbanos más inclusivos y sensibles al género; articular con redes e iniciativas globales en áreas clave para los desafíos de ciclomovilidad de la región; visibilizar iniciativas académicas, sociales, ambientales, económicas, urbanísticas, institucionales y gubernamentales que fortalezcan el ecosistema de ciclomovilidad local; incentivar prácticas de planificación enfocadas en la ciclo movilidad; promover el uso de la bicicleta como medio de transporte; consolidar un ecosistema de ciclo movilidad articulando todos los sectores: vivienda, universitario, comercial, servicios, industrial, empresarial, educativo y transporte público, puntualizó el Equipo de Comunicaciones.

Más información en:

https://foromundialdelabicicleta.org/

Conversación en red para el cuidado de la naturaleza

Conversatorios con colectivos ambientales, entidades públicas y privadas, y comunidad en general, con el objetivo de generar conciencia con relación a la arborización dispuesta en los diferentes parques de Manizales, sus polinizadores y el aporte para la naturaleza.

Una iniciativa de la Red de Ecoparques de Manizales a la que se han vinculado importantes actores de la ciudad como la Secretaría de Medio Ambiente de Caldas, la Defensa Civil, el SENA Regional Caldas y la Fundación Najil Cab, experta en el proceso de aporte a la flora de estos seres vivos.

El primer encuentro se desarrolló en el Bosque Popular El Prado, sitio en el que se realizará un inventario de estas especies, así como un análisis de los árboles que requieren intervención debido a su estado (enfermedad o vejez).

El proceso de la actividad “Conversando en Red”, continuará con diferentes charlas, involucrando otras entidades las cuales trabajan con servicios públicos como EMAS y CHEC; secretarías como la de Agricultura, Unidad de Gestión del Riesgo y su Cuerpo Oficial de Bomberos, para dialogar en torno a otros polinizadores como murciélagos y colibríes, y su importancia en el ciclo natural y desarrollo ambiental.

Según la Fundación Najil Cab, en la reserva del Bosque Popular se encuentran importantes especies de abejas como la Rumina o Angelita de cafetal, Enreda pelo y Plebeyas. Para Daniel Salazar Ríos, integrante de la Fundación Najil Cab, este tipo de encuentros contribuyen al cuidado del medio ambiente, esto: “debido a que se hace un llamado a la protección del hábitat de estos seres vivos, ya que es de vital importancia respetar las zonas de reserva, los árboles, los bosques y estos espacios contribuyen a cuidar esta diversidad”.

La Comisión de la Verdad en “El eje escucha”, por Adriana Villegas Botero

La Universidad de Manizales presenta los tres primeros episodios del pódcast “El Eje Escucha”, en el que se recoge en formato de audio el capítulo sobre el Eje Cafetero que hace parte del volumen “Colombia adentro: Relatos territoriales sobre el conflicto armado”, publicado dentro del Informe Final de la Comisión de la Verdad.

El capítulo sobre el Eje Cafetero fue redactado por Adriana Villegas Botero, profesora de la Universidad de Manizales, y por iniciativa de la académica se grabó el pódcast El Eje Escucha en el Centro de Medios “César Augusto Montes Loaiza” de la Universidad de Manizales, para divulgarlo en el siguiente enlace: https://open.spotify.com/show/5zOpoPyfk3DOVisxwArnTt

“Una vez se entregó el Informe de la Comisión de la Verdad en la Universidad de Manizales varios profesores empezamos a conversar sobre qué hacer para difundir a la sociedad lo que allí se cuenta, y de este modo propiciar el debate académico y la investigación. Yo soy profesora de Comunicación Social y Periodismo, conozco el documento del Eje Cafetero porque lo escribí, y entonces le propuse a Richard Millán, director del programa de Comunicación Social y Periodismo y a Néstor Jaime Bustamante, productor de UMFM, que hiciéramos un pódcast, similar a un audiolibro, para que la gente que no quiere o no puede leerse el informe de casi 200 páginas, se anime a escucharlo. A los dos les gustó la idea y empezamos a trabajarla”, explicó la profesora.

Adriana Villegas Botero es quien lee cada uno de los capítulos, y para este trabajo participaron estudiantes, graduados, profesores y administrativos de la institución que prestaron sus voces para leer los testimonios de cada episodio, entre los que hay alcaldes, víctimas, testigos, académicos, líderes comunitarios, guerrilleros, paramilitares, miembros de la fuerza pública, entre otros.

Los usuarios podrán consultar cada 15 días los episodios de esta serie, en esta primera parte 24 “Lecturas”, que corresponde a la lectura del informe publicado por la Comisión de la Verdad, y en una etapa posterior del proyecto se complementará con “Voces” y “Análisis” en donde se entrevistará a víctimas y sobrevivientes del conflicto armado en el Eje cafetero, así como a académicos y analistas de los fenómenos de violencia en la región.

Manizales epicentro del terror, la literatura y la cultura, gracias al Carnaval del Espanto

Desde el año 2019 en Manizales se están celebrando una serie de eventos pertenecientes al marco de algo llamado el Carnaval del Espanto, un espacio que busca convertirse en una celebración anual a finales del mes de octubre. Su objetivo es el de reunir colectivos interdisciplinares con los cuales fomentar el arte y la cultura por medio de
actividades para jóvenes y adultos en temas de fantasmas, brujas, zombies, monstruos y demás especímenes propios de esta época del año. Dentro de la oferta se busca que haya espacios como talleres creativos, dinámicas literarias, difusión y exposición editorial, visualización de películas, conferencias y otros eventos.

La segunda versión del carnaval se realizó del 22 al 31 de octubre presente año 2022, el cual había quedado detenido por cuestiones de la pandemia que asoló a todo el mundo desde el 2020.  En esta entrega pudimos ser espectadores de actividades como la visualización de la película “The Love Witch” del año 2016, lecturas de cuentos infantiles como “mi vecino es un vampiro”, conferencias como la de los ciclos del terror y como se representan nuestros miedos en la sociedad, charlas donde tuvimos un acercamiento al “arte y lo monstruoso”.

En otros espacios se tuvieron presentaciones literarias de autores de nuestra región y de otras ciudades, un ejemplo fue la presentación del libro “Las puertas del infierno” del autor francés Maurice Level, libro en el cual se recopilan 24 cuentos y se traducen por primera vez al español. Este trabajo fue realizado por John Fredy Henao Arias. Editado por Alas de Cuervo, nos trae a nuestro idioma el cuento cruel, las historias naturalistas que muestran la oscuridad del mundo, la realidad atroz y cruel de la vida.

Entre las presentaciones y novedades literarias tuvimos igualmente la obra de Adalberto Agudelo Cardona, quien presentó su opera prima “Horror Ipsvm”, una historia de terror ambientada en la ciudad de Manizales, la cual aborda muy bien el tema del horror y el miedo, un libro que retrata una Manizales diferente a la que estamos acostumbrados a contemplar, más oscura, fría y aterradora.

Disfrutamos también del lanzamiento de la novela titulada “Los heléboros negros”, una obra que Juan Escobar de Fallidos Editores y Mauricio Muñoz, autor del libro, llaman un relato obscuro al acercamiento a una sexualidad explicita, un ambiente de terror gótico, una novela que no se guarda nada, historia que para muchos será la entrada a lo que ellos definen como literatura del mal, la literatura que ha sido vista como menos cuando no pertenece a los autores clásicos del género.

Tuvimos charlas alrededor de las brujas, indagando la historia de lo ocurrido en el pueblo, hoy día ciudad de Salem en Estados Unidos, una charla que ofreció Andrés Rodelo y que nos permitió inquirir sobre la dualidad del relato desde la hechicería y desde un punto de vista más objetivo y real. Otra de las charlas que pudimos disfrutar en el marco del carnaval fue la realizada por Jorge Meléndez, la cual se titulo “El putas, ángeles y brujas”.

El teatro también estuvo presente en el Carnaval del Espanto con el grupo teatral TICH y la puesta en escena de una obra en torno a los mitos y las leyendas colombianas.

La programación incluyó manifestaciones musicales a cargo de los grupos tanto juveniles como de profesores de la Corporación Rafael Pombo, institución anfitriona de varias de las actividades traídas por el Carnaval del Espanto. La fundación teatral el Quijote y La cuarta pared, presentaron una narraturgia y performance de Mónica Ojeda titulada “Sangre coagulada”.

Así mismo fue presentado el libro “Suite de atrocidades” del autor Jeff Ruiz, fundador del Carnaval del Espanto y del maestro en arte Jhon James Marín, quien ilustró la obra, por parte de la editorial Fallidos Editores proveniente de Medellín, una obra permeada por lo que fue la pandemia, una historia que se ve influenciada por el terror corporal y la biotecnología.

Conciertos de órgano, charlas sobre vampiros, la belleza del mal y las mujeres y la magia, fueron otros temas y actividades que se pudieron experimentar en el segundo Carnaval del Espanto.

Tras un total de 23 eventos, se da por concluida esta segunda entrega en la cual los colectivos, instituciones y gestores culturales pudieron ofrecer espacios en torno al terror, espacios que muchos presenciamos con complacencia y que esperamos en un año se repitan.

Permaneceremos atentos a la tercera entrega del Carnaval del Espanto.

*Profesional Filosofía y Letras Universidad de Caldas. Divulgador contenidos de TikTok.

Escritoras de Caldas: presencia viva

Cifras muy significativas que enaltecen los talentos de la mujer caldense, arrojó el III Encuentro de Mujeres Escritoras de Caldas realizado del 25 al 29 de octubre en Manizales: 145 niñas y mujeres entre los 9 y 80 años como participantes, de ellas 5 internacionales, presencia de 10 regiones del país, un evento plural donde hubo mujeres rurales, afro, discapacitadas, jóvenes y adultas, profesionales y no profesionales. Se registró la presencia de 120 personas en la sede del Centro Cultural Banco de la República y 290 conectadas en las sesiones virtuales con más de 1.000 reproducciones. Comprendió 2 talleres con 60 niñas, 3 conferencias centrales, 7 recitales, 1 homenaje a Mayoras en la poesía, 2 sesiones de presentación de libros, y 2 conversatorios.

El encuentro es un proyecto único en el departamento de Caldas orientado a reconocer y fortalecer la presencia de las mujeres como autoras en la cultura y literatura, pero, además, busca contribuir a la cualificación de la comunidad de mujeres escritoras a través de vínculos y encuentros intergeneracionales: estrategias que aportan a la disminución de las brechas de género en la literatura y la publicación.

“Este espacio abre las opciones para aquellas mujeres que no cuentan con apoyo en su proceso de creación, divulgación y edición de sus obras. Y a la comunidad le permite reconocer el enorme potencial de las mujeres en este campo”, expresó la directora del certamen, Continue reading “Escritoras de Caldas: presencia viva”

Una ventana frente a la fugacidad del Paisaje

La obra pictórica de Oscar Naranjo.

En el Taller del Artista, la ventana revela los vertiginosos lienzos que los días van dibujando frente a sus ojos, cargados de sugerencias, de desafíos, de derrotas estéticas o júbilos creativos, entre los cuales el artista va recopilando sus apuntes, sus matices, sus observaciones, para llevarnos a la obra propia, no como copia o reproducción, sino como reinterpretación y fusión interior.

Repasar la obra pictórica de Oscar Naranjo es reencontrar las variadas manifestaciones de un paisaje que nos identifica entre tantos entornos naturales del país; es recuperar nuestros cielos cambiantes, de azules intensos y grises borrascosos; es recorrer con deleite estético las insinuaciones del lienzo, que se van apropiando de lo múltiple del espacio inconmensurable, que por el trazo definido deja de ser realidad intangible y lejana, para humanizarse en la creación, enfrentada siempre al capricho de los elementos y a la ferocidad de su influencia.

En el legado de Oscar Naranjo hay una crónica visual de nuestros paisajes locales, una especie de reflexión pictórica del artista frente al entorno que habitó con regocijo y curiosidad durante tantos años, que nos enseña a mirar otra vez lo que creemos conocer, lo que miramos sin comprender por cotidiano y habitual, lo que acaece frente a nosotros sin la complicidad de nuestra emoción o el estímulo de nuestro asombro.

En su obra está, por ello, la fuerza inquietante de nuestro territorio; la presencia majestuosa de nuestras emblemáticas montañas; la callada pregunta por la correspondencia entre el ser humano y la naturaleza que lo sustenta y lo abruma; siempre el anhelante trazo en el manejo de la luz, el color y las atmósferas de sus desaforados atardeceres, que nos remiten –en esa perspectiva suya sobre la historia del Arte– a la invención del concepto de paisaje en Occidente, como  ventana que enmarca e ilumina.

En los ocasos, el artista meditaba frente a su ventana las labores del día, los temas de sus lecturas, los diálogos del Taller, sus vicisitudes como creador, buscando en la última luz de cada jornada los juegos cromáticos que fugaces aparecían y desaparecían en el horizonte, en esa evanescencia del tiempo vivido que finalmente se hace perceptible en su obra, gracias a la interiorización de su experiencia estética y a una sensibilidad peculiar que logró tantos equilibrios en sus lienzos, entre el sentimiento, la imaginación y el trabajo obsesivo.

No en vano sus palabras manifiestan su deuda creativa con nuestra ciudad:

A Manizales he querido darle lo mejor porque me ha brindado sus paisajes, sus atardeceres heredados de
su color, nevados y cordilleras que cantan a diario su reciedumbre y agresividades inconmensurables.

Un artista, aunque lo mueve un tema dominante, es un explorador que navega entre diferentes puertos, los bodegones, los quijotes, las batallas y muy especialmente el mundo taurino por su color y movimiento, fueron para Oscar temas recurrentes.

Dentro de ese vasto mundo de la expresión los momentos de introspección muda, la música y la poesía fueron su tabla de salvación, cabe recordar en una de las etapas de búsquedas, la cercanía que tuvo con el Canto General de Pablo Neruda, la obra de esta etapa se caracteriza por una tonalidad oscura, con figuras que brotan del fondo o paisajes en colores tierra con delicadas espigas en el primer plano, las cuales brotan y sus semillas germinan como un resurgir en una explosión de color que se manifiesta en su obra posterior.

*Artista Plástica.

Texto del catálogo de la exposición abierta en el Museo de Arte de Caldas.

Teatro Los Fundadores. Piso 1.

Entrada libre.

Crecer, venciendo temores

Uno con veinte años, estudiando en una universidad pública y en la mitad de la carrera que escogió en una increíble audacia, como desafiando a sus consejeros, familiares, profesores o metidos, reafirmando así su independencia, no es más que un manojo de nervios, inseguridades, y temores. Se quiere vivir el presente, porque nos proporciona la tranquilidad de no tener responsabilidades diferentes a las de responder académicamente, y nos aplaza el enfrentarnos a la vida con unos conocimientos que aun creemos no tener, pues lo que hemos aprendido no sabemos para qué sirve.

La descripción de este personaje, sus amigos, profesores, ambiente de los años setenta y sus vivencias, desventuras, y muchas cosas más,  en la Universidad Nacional, sede Medellín, más conocida como la Nacho, nos la ofrece Juan Diego Mejía (Medellín, 1952), quien en los setenta estudió matemáticas en esa universidad y participó en las luchas de la izquierda de aquellos años. Su libro Adiós, pero conmigo, lleno de nostalgias, amores y desamores, encuentros y separaciones, nos recuerda como fue de complejo vencer todos los miedos, las incertidumbres y las vicisitudes, tratando de encontrarle sentido a nuestra vida, develando nuestro destino. Algunos salimos adelante, otros, tomaron caminos diferentes y no faltaron los que desertaron al confrontar la vida y anticiparon su partida, dejándonos en la incertidumbre.

Nuestro narrador, a quien conoceremos como J D, y Franco, su compañero de colegio, lograron ingresar a la universidad, en donde conocieron a un campesino muy inteligente, pero retraído, Ernesto, y ahí fueron armando el combo y dando forma a una bella amistad, con la que se protegían de las inseguridades de ese nuevo mundo, casi sin restricciones, pero con muchos tropiezos para buscar claridad en su futuro. Lo abstracto del conocimiento de la matemática que iban adquiriendo, lo concretaban con la amistad que se iba consolidando. La barra se fue ampliando con la seguridad que irradiaba Soledad, estudiante de economía, y la presencia de Raquel. compañera de curso, quien los deslumbraba y descolocaba, sobre todo a Ernesto.

Franco y yo entendíamos el sufrimiento de Ernesto cuando la veía y no era capaz de acercársele y hablarle, aunque si vamos a ser sinceros, nunca intentamos convencerlo de que se alejara de ella. No teníamos suficiente confianza como para sentarnos con él y decirle: “Viejo, no le botes corriente a esa mujer”. No nos había dado entrada a su vida privada. Quién sabe cómo habría reaccionado. Mejor seguimos como si no pasara nada. Y en un tiempo nos hizo creer que él también había superado el asunto.

Debemos aceptar como parte del crecimiento, el ingreso a ese mundo tan heterogéneo que es el que ofrece la universidad, mas si es pública, pues allí se amalgama una buena muestra de la sociedad en sus diferentes estamentos y es allí donde se va acrisolando una nueva representación que deberá ir reemplazando a los que ya han abierto su camino. Ese es uno de los grandes temores que los sobrecogen, el saber si serán capaces de lograr, primero salir indemnes de todo ese proceso y segundo, como corresponderán a la sociedad con la formación que han estado recibiendo. Es un desafío muy grande y las respuestas son esquivas y evasivas.

A veces las respuestas pasaban frente a los ojos de uno, pero uno no sabía que eran respuestas porque nunca se había hecho la pregunta. El mundo en ese tiempo era un cementerio de respuestas que murieron por falta de preguntas.

Su quehacer discurría por el campus de la universidad, en donde siempre descubrían otros estudiantes, otros vendedores, nuevos profesores, sitios de estudio, concentración, dispersión o diversión, pero cada vez más divertido; era casi un paraíso, por ello romper ese equilibrio tan placentero producía desazón, desasosiego y lo que aprendieron a denominar angustia existencial. Todo era el juego sincronizado de la sociedad y la universidad, los obreros, los sindicalistas y las fuerzas de izquierda muy representadas en la universidad pública. Resultado, el paro.

Ese fue el paro más largo que yo recuerdo en la historia de la Nacho. Tal vez hubo otros que duraron más, pero esa vez me sentí ahogado en la quietud del tiempo mientras el mundo seguía andando. Marqué cincuenta y siete equis en el calendario de mi cuarto. Cuando ya me daba por vencido y pensaba que debía aceptar la sugerencia de mi mamá de cambiarme para una universidad privada, me llamó Franco: “Mañana abren”.

A pesar de que no creíamos, si crecíamos, la madurez nos iba llegando imperceptiblemente, no nos gustaba perder el tiempo, aunque nos seguía dando temor que más tarde que nunca nos tocaría enfrentar con nuestra presencia al mundo de los adultos, con lo que habíamos estado aprendiendo. Ya por lo menos sabíamos formular las preguntas que nos conducirían a las respuestas tan anheladas y buscadas, sabíamos que El mundo está repleto de señales que se mantienen invisibles hasta cuando alguien las descubre. Cuando eso ocurre, en el universo se iluminan los puntos en donde habían estado ocultas, entonces es como si siempre hubieran estado ahí, a la vista.

Cuando ya se va tomando conciencia del papel que nos toca asumir, queremos que el tiempo pase más rápido, que los planes que hemos esbozado se vayan realizando, que los sueños empiecen a concretarse y por ello toda distracción que antes permitía eludir las clases la aprovechábamos; ahora no, era tiempo de ejecuciones y no de aplazamientos. Sería Sole quien enfrentó en una asamblea convocada por los despectivamente denominados zurdos, como siempre, antes de los exámenes finales, ya no contra el imperialismo, sino contra los profesores. Al concluir su exposición en contra de ellos, y por supuesto del paro, con voz fuerte concluyó: “A estudiar, a soñar, tenemos derecho a ser mejores”

Fue un discurso sobre las cosas difíciles de la vida. Habló de la cantidad de jóvenes que no pueden entrar a la universidad pública porque nosotros tenemos ocupados los puestos. Dijo que no nos contentáramos con estar en la universidad vegetando como algunos que se han envejecido y no pasan de tercer semestre.

Fueron muchas las separaciones, las despedidas, las rupturas y siempre dejaron huella, aun los deseos frustrados de formar un no grupo, como quisieron denominarlo, dedicado a la investigación y divulgación del conocimiento, como lo hacen los grandes matemáticos, pero de algo serviría así fueran intentos fallidos. Me daba piedra pensar que debíamos esperar varios años para saber a dónde iba a llegar todo lo que estudiábamos.

La perdida más sentida fue la de Ernesto, el eterno y secreto enamorado de Raquel, ese amor imposible que solo lo alcanzaría simbólicamente con la muerte, por ahogamiento.

No entendíamos como se había dejado llevar por la corriente. Él, que siempre anduvo en contravía. Nunca se contentó con lo que vio. En todas las clases  se quedaba sentado frente al tablero buscando nuevas posibilidades. Era el que nos sacaría de la noche en que habíamos entrado sin darnos cuenta hasta sentirnos perdidos, caminando a tientas, hablando en susurros porque hasta nuestras propias voces nos asustaban.

Sería una carta de Sole, ya ubicada en los Estados Unidos, en un organismo internacional como economista que era, la que le daría la sacudida que necesitaba con tanto apremio: Ustedes tenían algo que no encuentro en otras partes, ¿una ilusión?, puede ser una ilusión, ¿un miedo?, también puede ser una especie de miedo. O un coctel de todo eso: ilusión, miedo, curiosidad, en fin, no sé. Lo que sí sé es que te he pensado.

Esa capacidad de reacción inesperada de los jóvenes, esa vitalidad, ese sobreponerse a los temores y superar las frustraciones, han sido lo que ahora dejada la universidad y sus bellos recuerdos, nos permite transitar por la vida con la seguridad de que podrán quitarnos lo que tenemos materialmente, pero jamás el conocimiento, que además es lo que siempre nos sacará adelante en las situaciones más ambiguas en las que estemos sumergidos. Además, nos debe permitir reconciliarnos con el juicio que a veces lanzamos irreflexivamente sobre la juventud, como si el paso por ella no nos hubiera marcado. No son ni irresponsables, ni temerosos, son soñadores y eso los sacará adelante. Más bien propiciémoslo, tratemos de comprenderlos, que eso fue lo que hubiéramos querido, que creyeran en nosotros. No dejemos de hacernos preguntas, debemos seguir soñando, y siempre consideremos que no hay certezas, ni en la juventud, ni en la adultez.

Profesional en Filosofía y Letras Universidad de Caldas*