Manizales de frente a su historia total

Manizales en la dinámica colonizadora, La aldea encaramada son los dos libros del historiador Albeiro Valencia Llano que antecedieron su obra total Manizales, la aldea, el pueblo, la ciudad, que acaba de publicar por su cuenta y riesgo, investigación que le llevó 5 años.  Son 440 páginas ilustradas con fotografías y documentos, que envuelven la evolución de Manizales desde la aldea en 1850 hasta la frontera con el siglo XXI, escrito en el estilo de la crónica para que lo puedan leer todas las personas: el estudiante universitario, el profesional, el jubilado, que lo pueda leer también el ama de casa, el señor del almacén, el tendero. “Cuando terminé el libro le eché una mirada panorámica y dije ese es un libro que seguramente le van a sacar más partido las personas de más de 40 años porque uno no queda totalmente satisfecho, siempre habrá más temas. Entonces, si alguna vez voy a hacer un libro parecido lo haría en dos o tres tomos, también barato como este”. Albeiro, además de fuente de información es fuente de ideas.

Valencia Llano, quien es miembro numerario de la Academia Colombiana de Historia y miembro fundador de la Academia Caldense de Historia, llegó a Manizales hace 40 años procedente de Apía, Risaralda, y hasta su jubilación se desempeñó como profesor de la Universidad de Caldas. Sus amigos de la época, mayor que él, le hablaban de dos libros: el del padre Fabo y el de Luis Londoño. De estas dos referencias partió su interés por investigar la historia de Manizales, que ha concurrido en esta obra integral, hasta la ciudad de hoy. Comprende aspectos como: fundación, edad de oro, tragedias, industria cafetea, cultura, salud, entretenimiento, conmociones, educación, clase dirigente.

A continuación nos cuenta como cimentó la narración contenida en la obra Manizales, la aldea, el pueblo, la ciudad:

 

Acerca de la ciudad de hoy dice que la gente la ha aprendido a querer, tanto por sus condiciones físicas como por la calidad humana de sus habitantes, características que la hacen “una ciudad que ni mandada a ser para el turismo”: sus contrastes arquitectónicos, sus bienes patrimoniales, sus paisajes, su flora y su fauna, su topografía, sus zonas gastronómicas, su cercanía al Parque Natural de los Nevados, su inmersión en el Paisaje Cultural Cafetero, hasta sus referentes como ciudad universitaria:

 

Albeiro Valencia explica un fenómeno muy importante que ha encontrado en sus investigaciones: a los manizaleños, a través de los tiempos, les ha gustado leer “y esto significa cultura”:

 

Así fue el proceso de investigación de las fuentes que utilizó el profesor para la escritura de su historia total Manizales, la aldea, el pueblo, la ciudad:

 

Cine en vivo: La isla bonita

En el marco del XXII Festival Internacional de la Imagen que se está realizando en Manizales y Bogotá, se presentó en el Centro Cultural del Banco de la República el proyecto La isla bonita, que, según su director, Santiago Sepúlveda, es un ejercicio de cine vivo a partir de la paciente contemplación al interior de un edificio de clase media. De manera análoga a las anotaciones hechas por los vigilantes en la minuta del edificio, el artista registra con su cámara los espacios comunes y las personas que por allí transitan para ofrecer al visitante un relato sobre su cotidianidad y les da voz a través de los personajes ficticios de una película del cineasta húngaro Bela Tarr.

Santiago Sepúlveda es un artista transdisciplinar que ha construido su poética desde el vínculo entre el cuerpo y la imagen en movimiento. En ese ámbito, transita por diferentes caminos del quehacer artístico, a saber, la fotografía, el video arte, el performance, el cine vivo y la producción. También, desde allí, ejerce su trabajo como pedagogo en diferentes universidades de Bogotá. Desde el año 2009, trabaja como colaborador artístico en el Laboratorio de artistas Mapa Teatro, con quienes ha forjado una estrecha relación de pensamiento/creación.

 

De Latinoamérica para Manizales

Ancestralidad y relatos sociales en el Festival de la imagen

Según el texto inicial del Festival de la Imagen el diseño, el arte, la ciencia y la tecnología son herramientas para posibilitar movimientos sobre las formas en que consumimos y el cuidado de la diversidad ecológica y social en todos sus ámbitos (incluyendo también lo digital). Esto requiere conversaciones situadas en el territorio, en el intercambio disciplinar y en voces que no han sido protagonistas de estos discursos, procurando extender un punto de vista democrático.

Pero todo este esfuerzo de generar un cambio inicia desde nosotros, es decir, desde el investigador, artista o diseñador que se reconoce como ese ser que se mueve, que tiene necesidades y que vive su propio contexto. Varias de las conversaciones demuestran que la creación es migrante, en algunos casos literales como los artistas y eventos como el Cyfest que hablan de los traslados que han vivió a partir del conflicto entre Rusia y Ucrania; pero también de forma simbólica permitiendo escuchar personas que han sentido y pensado lo que viven desde otros países, que, aunque desarrollados y del norte global, no son usualmente nombrados en nuestro contexto. Incluso es factible ver obras simultáneas (como paisajes sonoros y piezas expositivas) que comparten en tiempo real entre otros países o ciudades y Manizales.

El segundo día del evento tuve la posibilidad de escuchar diversas investigaciones latinoamericanas, que, ante la gran multitud de nacionalidades que se encuentran en este espacio, me parece un tema vital para reseñar. Estas posturas políticas y críticas, en algunos casos feministas o posthumanistas, recuerdan siempre que aquí se piensa la relación con la naturaleza y con nuestra propia historia de una manera particular.

La primera de ellas hace eco a la ancestralidad por Cynthia Villagómez, quien destaca artistas que utilizan lo precolombino en México en una mezcla con el arte electrónico, una búsqueda para recuperar el equilibrio del medioambiente y el entorno social. Su conversación enfatiza en un recorrido histórico de la existencia de lo precolombino en el arte mexicano y de los inicios de lo que llamaremos arte digital, pero además muestra múltiples referentes de su país, lo que me lleva a preguntarme ¿Cómo contamos la historia del arte y el uso de dispositivos tecnológicos en nuestros países y regiones? ¿Qué áreas se interrelacionan que tal vez en otros lugares no lo hacen? ¿Hasta dónde se rastrea el nacimiento de estos procesos?

Algunos recursos se vuelven similares a lo que podemos ver en Colombia: la reutilización de piezas análogas y digitales que entran en desuso por la obsolescencia programada en lugar de priorizar el consumo de última tecnología; las obras más centradas en problemáticas medioambientales y menos en las exploraciones sensoriales; y la mezcla con la cultura popular.

En el caso de México la artesanía y el textil, las especies endémicas, la historia del país repensando la colonia y las influencias directas de las comunidades de las que provienen los artistas (o con quienes trabajan), demuestran un nivel de apropiación por los procesos locales. Una conversación que permitió pensar sobre la exploración de lo ancestral y lo comunitario dentro de las artes, pero también valorar ese foco en los procesos sociales y colaborativos. Nos invita a preguntarnos qué llamamos ancestral o tecnología en este contexto decolonial y cómo serían los procesos coherentes para trabajar estas temáticas.

Aunque muchas propuestas tratan estos temas en las exposiciones del festival, me parece importante destacar las relaciones con Inmersión en la mapu-Koneltu ti mapu mu de Rosa Angelini (Chile), quien resalta desde la sabiduría de los pueblos originarios la importancia de lo femenino en la conservación de los bosques primitivos ante los problemas de extracción de recursos naturales.  También la participación de proyectos como Wapikoni (el cual se presentará hoy 31 de mayo en un conversatorio y en la muestra de Cine y digital) quienes desde la educación y la realización de videos generan contenidos de jóvenes pertenecientes a comunidades indígenas en diferentes países.

Fotograma extraído del trailer de la pieza disponible en https://www.youtube.com/watch?v=xFlsPnPWI-M&ab_channel=Inmersi%C3%B3nenlamapu

Por otro lado, tanto en el Seminario Internacional como en uno de los talleres del Festival se tuvo la oportunidad de escuchar a Hugo Covarrubias hablar sobre Bestia, un cortometraje (expuesto en la inauguración del Festival de Animación Loopa) que podríamos llamar un thriller psicológico animado. Está basado en un sanguinario personaje de la dictadura chilena, transmitiendo la brutalidad que fue normalizada en toda Latinoamérica en ciertos momentos de la historia desde la intimidad y el silencio. Un relato que recuerda, de forma desgarradora pero sin amarillismo ni explicaciones, un hecho político.

Escuchar su conversación implica entender el proceso creativo constante y colectivo, aún en la precariedad y la dificultad de nuestros países. El intercambio del director entre el teatro, el cine, la animación, el diseño y las artes, permite entender sus relaciones con la materialidad que va de lo análogo a lo digital, lo fantástico y lo real. Un corto que planteó temas éticos sobre la forma en que nos acercamos a los problemas de nuestros territorios y lo reiterativo que es esta situación en Latinoamérica: nada más el impactante comentario de alguien del público que fue victima de tortura en la dictadura de Brasil da cuenta de esto. También algunos de los proyectos de Cine (y) Digital abordan experiencias sobre problemáticas sociales desde el conflicto y la resiliencia.

Todo esto además se mezcla en el festival con algunos proyectos comunitarios, conferencias sobre laboratorios ciudadanos, puentes sonoros situados en territorios específicos, procesos patrimoniales locales y experiencias educativas críticas en los talleres que refuerzan la idea de ampliar la mirada hacia los procesos que hacemos en nuestros núcleos más cercanos, aunque considero que aún nos falta extender la perspectiva y potenciarlos más allá de los marcos institucionales en los que se gestan.

Sin duda aún podemos sentir que a la academia nos falta calle, aquí y en muchos lugares más. Sin embargo, las experiencias reseñadas son propuestas que llevan a cambiar el pensamiento, paso a paso, en pequeños grupos y con gestos simples, y que invitan a ser valientes para reconocer estas situaciones, exponerlas y tratarlas, buscando hacer redes y aprender aun cuando no nos consideremos la persona más idónea. Si no somos nosotros ¿quién será?

* Museóloga y docente.

 

 

 

Xenopaisajes: arte, tecnología y fragilidad

Durante 2021 tuve la oportunidad de acompañar el Quehacer Cultural cubriendo el Festival de la Imagen de forma virtual, una experiencia tan extraña como enriquecedora en uno de los años más confusos de nuestra historia reciente. Hoy vuelvo a esta tarea en torno a la XXII versión: Xenopaisajes, una ocasión que me enfrenta a la escritura con decisiones aún más rápidas por la presencialidad. Así que, de partida, los textos que inician hoy no esperan dar cuenta de toda la calidad o las problemáticas del evento, ni tampoco son una crítica. Son un espacio de opinión ligera y de relaciones azarosas sobre mi experiencia.

Sólo empezar a indagar en el término xenopaisajes (tarea bastante difícil) ya da un panorama de las intenciones del festival: el prefijo que se remite a lo extraño, a lo extranjero. Paisajes particulares en medio de transformaciones digitales y medioambientales que están ligadas a las intenciones de cambio sociocultural, en especial a la necesidad de regenerar nuestros ecosistemas cercanos, nuestros entornos de supervivencia. Estos espacios, a su vez, son puntos de enunciación para la creación, es decir, permiten situarnos en lo local ante problemáticas globales y urgentes.

Cada evento cultural es un intento titánico de seguir planteando espacios de diálogo y de cuestionamiento constante. Leyendo estas premisas inicio esta semana con muchas preguntas ¿Dónde estaría situada la diversidad desde otras tecnologías más allá del discurso de las IA que reina actualmente? ¿Cómo entendemos el compartir desde la sensorialidad que extralimita lo oral y lo académico? ¿Cómo construimos investigación en términos no centralizados? ¿Dónde quedan las interacciones con los proyectos locales?  No espero resolverlas, pero empecemos por pequeños detalles.

Sin duda el primer día del festival mostró el intercambio entre áreas del conocimiento presente en las experiencias y que no es tan usual en nuestra ciudad. Es muy evidente la presencia de ingenieros, desarrolladores, programadores, inteligencias artificiales, entre otros quehaceres relacionados con la ciencia y la tecnología: son mencionados en las conferencias, citados como parte de los procesos de creación colaborativa y enfatizados incluso en las descripciones de las piezas.

Esto me hace pensar cómo se han expandido los horizontes disciplinares. Hoy estamos tan asustados e impactados por el desarrollo de las inteligencias artificiales que nos cuesta ver un lado histórico en estas relaciones. Escuchar a Christa Sommerer planteando debates de la interactividad digital y la inteligencia artificial desde 1994 es sorprendente. Da una perspectiva sobre cómo hemos llegado a este punto, cómo la tecnología ha cambiado, pero también cuáles preguntas siguen siendo similares. No me refiero solamente a la interacción del humano con su entorno o con los pequeños seres que lo habitan, sino además a las posibilidades de la obra en sí misma: la capacidad del espectador de activar las piezas y modificarlas, de hacer que seamos parte de ese sistema vivo (como ella lo nombra) con nuestro propio cuerpo y decisiones; o la dificultad de lo digital de perdurar en el tiempo aún con su capacidad de aprender en torno a algoritmos internos. La pregunta por cómo nos relacionamos con la tecnología y qué posibilidades nos brinda sigue presente.

La tecnología aquí tiene un doble juego: amplía nuestros sentidos a un plano no imaginado, pero también denota la fragilidad tanto humana como tecnológica. Es curioso ver cómo las diferentes piezas de la exposición presente en el Museo de Arte de Caldas se acercan a la inteligencia artificial ya no como un objeto para ser utilizado sino como un ser que ponemos en diálogo, que nos desplaza del poder pero, al mismo tiempo, sigue dependiendo de nuestras órdenes. El trabajo colectivo está presente en todas partes: colectivos humanos y también no humanos se entremezclan en el proceso, se complementan. También la participación del otro es permanente, ya sea desde su interacción con las piezas, los espacios inmersivos o las preguntas directas que nos plantean. Procesos donde las preguntas no están en torno al uso sino a las sensaciones y relaciones más íntimas con lo que nos rodea.

Para ejemplificar un poco estas relaciones de fragilidad, entre todas las personas que fueron a la inauguración y algunas dificultades museográficas para comprender las piezas, me gustaría resaltar una obra que llamó mucho mi atención: la obra Video Field Guide to Algorithmic Gardening por Studio McMullen Winkler. Un pequeño robot, que ya utilizamos como sociedad para usos médicos y bélicos, es entrenado para cortar malezas, las instrucciones mencionadas en el video están descritas junto a la obra. ¿Cómo definimos qué es una maleza? Es un concepto altamente cultural y singular de quienes cuidan las plantas, un concepto debatido constantemente porque se gesta en la idea de qué impide que la ciudad crezca de forma limpia y ordenada. ¿Qué está pasando cuando este tipo de relatividades de lo natural son manejadas por un algoritmo? ¿Hasta dónde se puede llegar con este tipo de intervención de lo tecnológico? ¿Qué implica la tecnología en estas tareas de cuidado y rutina? Un gesto simple para un mensaje concreto: hoy, la tecnología nos obliga a repensar la naturaleza y las relaciones que tenemos con ella como cultura más allá de una objetividad científica que desde hace mucho ha sido reevaluada. En esta y otras obras la tecnología no se utiliza como un atractivo más, sino que es repensada en torno a los alcances sensibles y culturales, específicamente ante la fragilidad de un ser vivo que ya ha sido previamente etiquetado como una planta, un insecto o, porque no, un humano.

Fotograma extraído de https://www.youtube.com/watch?v=UUkfk-hVWbY&ab_channel=FabianWinkler

* Museóloga y docente.

Un varón: pregunta incipiente por lo masculino

 

Los hombres no lloran

—Carlos de Un varón

Sollozando dieron tres vueltas alrededor del cadáver… Regadas de lágrimas quedaron las arenas, regadas de lágrimas se veían las armaduras de los hombres.

—Ilíada, canto XXIII

No podemos exigirle a Carlos, protagonista de Un varón (2023), un joven bogotano residente de un albergue para jóvenes sin hogar de la localidad Santa Fe, haber leído el pasaje del poema clásico que contradice sus creencias, así como tampoco a la gente que inculcó en él esas ideas. Su madre está en la cárcel, su padre no aparece y su figura paterna lo invita a vender drogas y a incursionar en el sicariato para demostrar su hombría, de modo que para él, seguramente, la hombría consista en una forma de estoicismo.

Un varón se desarrolla en un mundo que no conoce de bibliotecas, películas, poemas épicos o, autores griegos, sino que transcurre en un universo con rap, reggaetón y salsa choke, no cantado por Homero sino por Héctor, de la familia de los Lavoe, una selva de cemento y de fieras salvajes, cómo no.

Por esta razón, como brillantemente lo plasma uno de sus carteles promocionales, Carlos no es uno, son dos, y el fenómeno audiovisual que presenciamos es el de ese ser fracturado y conflictuado entre el querer y el deber ser, un deber impuesto no por un ethos personal sino por la sociedad y, seguramente, despreciable y sin sentido para él.

Aún sin comprenderlo y aceptarlo, Carlos sabe cómo debe comportarse socialmente, cómo defenderse de las afrentas, qué decir para agradar y para excusarse por parecer “poco hombre”. El único entorno social en el que lo vemos disfrutar de ser él mismo es durante una fiesta muy temprano en la película. Este es, estructuralmente, el momento más alto de emoción y a partir de acá solo decae. Con excepción de una escena con elementos cómicos y una llena de tensión hacia el último tercio de la película, durante la mayor parte del largometraje vemos a Carlos, quien ya parte mal —obligado a trabajar de jíbaro para enviarle dinero a su mamá presa mientras su hermana se prostituye con el mismo objetivo— descender progresivamente al abismo de la melancolía al tiempo que intenta mantener esa fachada de fortaleza que proyecta al exterior.

Nos enteramos del conflicto interno de Carlos cada que lo vemos en su intimidad, aunque desde la segunda escena vemos unas máquinas en un lote tumbar la fachada de una casa y a esta imagen volvemos en varios momentos de la película hasta que esta cae por completo.

Como residente del albergue en cuartos llenos de camarotes, Carlos mantiene esta máscara hasta que se apagan las luces, pero cuando su hermana está trabajando él aprovecha para entrar a su cuarto de alquiler, un espacio seguro en el que puede desmoronarse, ser pequeño y débil, como no puede ser en otros lugares para que la calle no se lo coma vivo.

Podemos afirmar que ese ser sin rostro, “la calle”, es el gran antagonista de la película. A modo de falso documental vemos en la primera secuencia testimonios de otros muchachos residentes del albergue en el que nos dan a entender que su forma de ser y comportarse ha sido moldeada por la calle para poder sobrevivir. Por esto mismo, a modo de giro dramático tenemos ese asalto al principio del último tercio en el que un hombre encañona a Carlos y lo insulta mientras él pide que no lo maten.

En la calle también aplica la ley de la selva, aunque aquí parece más la ley de la caballería, en la que para poder desagraviarse y limpiar su hombre debe batirse a duelo con aquel que lo ofendió. Por orden de su jefe, Carlos toma un arma y entra al mismo sitio que su agresor con intención de ajusticiarlo. No es necesario que sepamos el resultado, al tomar esta decisión ya muere esa parte suya que no había sido corrompida por la dureza de la calle.

Continuando por esta línea que raya en la sobreinterpretación podemos afirmar también que el otro gran antagonista es “lo femenino”, específicamente esa feminidad que habita dentro del protagonista. No podemos estar completamente seguros de su orientación sexual: la escena en la que usa lápiz labial para pintar su reflejo en el espejo no implica necesariamente homosexualidad, tampoco su incapacidad de tener relaciones con una prostituta, que pueden ser simples nervios, pero sí hay una evidencia de un contacto fuerte de Carlos con su lado femenino que viene aflorando en privado, por eso en la primera escena después de pedir un corte bien percho a la peluquera y de ella pedirle que sea más específico, él responde que quiere un estilo “de hombre”. Es decir que desde el inicio de la película Carlos ya está en la lucha por contener su feminidad latente y es esta la que muere al final cuando él cruza el umbral hacia el camino de la violencia.

El universo narrativo de Un varón es fascinante, así como todo el elenco y las locaciones a las que tuvo acceso el equipo de producción. Siempre hay valor en ese cine que sirve de ventana a otras realidades y dimensiones desconocidas o ignoradas de la sociedad y especialmente de la nuestra, pero la calidad de la producción no logra suplir las carencias de dirección y guion. Un varón se hace larga para una película que no supera los noventa minutos, vemos a un muchacho perdido que se va perdiendo cada vez más sin que haya de por medio alguna interacción de fuerzas o alguna dinámica narrativa, solamente está presente la gravedad que lo manda todo hacia abajo de forma implacable.

También ocurre que estas ideas que suenan tan bien en el papel se agotan fácilmente. La eficiencia con la que el director establece la idea de que en la calle hay que comportarse como un varón pero que no todos los hombres son así hace que la mayoría de las escenas del medio, que solo refuerzan esta idea, resulten innecesarias y redundantes, deviniendo esto en tedio. Por parte del guion, su tesis de que el concepto que se maneja en la calle del “hombre de verdad” es cuestionable, no arriesga mucho, menos aún, estableciendo un protagonista andrógino y pequeño como Carlos (para un ejemplo mejor trabajado de esta idea, véase a Eliú de La jauría). Y si hay algunas virtudes destacables de este estereotipo de hombre, cosa que parece querer decir el guion sin atreverse a confirmarlo, tampoco vemos un personaje que encarne esas contradicciones. Vemos apenas el proceso de corrupción mediante el cual un ser “diferente” termina volviéndose igual a los demás.

Puedo entender que Carlos no conozca la Ilíada, que haya crecido con unas ideas obsoletas de lo que debe ser un hombre y que su conflicto derive de que no sea como el mundo le dice que debe ser, pero no podemos perdonarle eso al director, que teniendo la masculinidad como tema principal y pretendiendo cuestionar ese concepto anticuado de lo que es un hombre se limite a afirmar que los hombres seguimos siendo hombres, aunque no encajemos en el modelo tradicional. Claro que esto hay que decirlo, es necesario que en esta época en la que los hombres venimos llevando tanto del bulto haya obras que muestren esa diversidad y divergencia masculina. El problema es que no hay indicios de una investigación o documentación previa, y esto es una señal de arrogancia. Los hombres que no se ajustan a ese modelo limitado y caricaturesco que cuestiona Fabián Hernández con Un varón existen desde mucho antes del nacimiento de Homero y considerarse el primero en tratarlas da como resultado una tesis débil que no se atreve a ir más lejos que una publicidad de máquinas de afeitar.

* Escritor. Realizador de cine.

Un encuentro de diseñadores, artistas y científicos

El XXII Festival Internacional de la Imagen regresa a Manizales y a Bogotá con una variada programación artística y académica que incluye más de 70 actividades para reflexionar sobre los XENOPaisajes -paisajes híbridos, realidades expandidas y ecologías digitales.  Este año tendrá lugar entre el 29 de mayo y el 4 de junio.

El evento no solo busca reunir a diseñadores, artistas y científicos, es un espacio para que la comunidad disfrute nuevas propuestas de diferentes lugares del mundo y se una a las conversaciones contemporáneas en torno al arte, la ciencia, el diseño y la tecnología.

En la edición número 22, el ImagenFest cuenta con la participación de más de 60 invitados de 28 países en actividades como el Seminario Internacional, proyecciones de Cine (y) Digital, conversaciones, talleres, paisajes sonoros, Foro Académico Internacional, entre otros.

Además, en esta ocasión el Festival de la Imagen se enlazará con el XII Simposio Internacional de Innovación en Medios Interactivos (Brasil), el Encuentro Internacional de Arte y Tecnología Interactivos (Brasil) y el Simposio Internacional Balance-Unbalance (Canadá).

“Este año tenemos como eje los XENOPaisajes y los llamamos así porque son paisajes extraños, híbridos, que hoy vemos permanentemente en nuestros lugares cotidianos. Nuestros lugares están llenos de flujos de información y estamos habitando también los metaversos y las redes sociales. Es por eso que estamos invitando a los artistas y a los creadores a que nos muestren ellos cómo ven estos paisajes nuevos, estos espacios donde interactuamos con la tecnología y con la información en una ciudad que imaginamos distinta a partir de un pensamiento diferente a lo que ha sido el paisaje tradicional y el territorio tradicional”, expresa Felipe César Londoño, director del Festival
Internacional de la Imagen.

Inauguración

La inauguración del XXII Festival Internacional de la Imagen el 29 de mayo a las 7:00 p.m. en el Centro Cultural y de Convenciones Teatro Los Fundadores.

Se realizará una acto protocolario para dar apertura oficial a esta versión del ImagenFest y posteriormente se presentará el paisaje sonoro Tesh Live AV del artista italiano LOREM (Francesco D’Abbraccio) que llega a la ciudad con el apoyo del Instituto Italiano di Cultura.

Esta obra entreteje elementos sonoros y narrativos dentro de la imaginería sesgada y onírica de Lorem. Involucra guión, síntesis de voz, música e imágenes que se desarrollan mediante sistemas de IA y aprendizaje automático. Tesh Live AV es un canto a la imaginación como vía de escape del realismo de lastra nuestro lenguaje y nuestra
experiencia del mundo.

Finalmente, a las 8:30 p.m. se dará apertura de las exhibiciones en la sala Óscar Naranjo del Museo de Arte de Caldas. La obras que estarán expuestas son:

-Lucha IA Project de Brisa MP / Chile
-Symphony for 2 bicycles de Alexey Grachev y Alexander Bochko / Rusia / con apoyo de CYFEST.
-Artist Union de Anna Frants / USA / con apoyo de CYFEST
-Flores Aleatorias de Ricardo Cedeño / Colombia
-Video Field Guide to Algorithmic Gardening de Shannon McMullen y Fabian Winkler
(Studio McMullen Winkler) / Estados uNIDOS
-Inmersion en la mapu-koneltu ti mapu mu de Rosa Angelini / Chile
– Inteligencia Artificial | Casa Hoffmann Agnosis: the lost memories… | Fito Segrera |
Colombia Colorarios | Sara Montoya | Colombia

Pueden encontrar toda la programación de la ciudad de Manizales, que se actualiza diariamente, en el siguiente enlace

¿Qué son los XENOPaisajes?

Eje temático del XXII Festival Internacional de la Imagen que se realizará del 29 de mayo al 1 de junio de 2023 en Manizales y los días 2 y 3 de junio en Bogotá.

‘Extranjero’ y ‘foráneo’, eso significa XENO. De ahí que invitar a pensar en XENOPaisajes signifique dialogar en torno a los espacios no convencionales, a lugares distintos que hoy se han vuelto cotidianos, gracias a las nuevas formas de habitar las ciudades y el mundo. Los flujos de información que hoy transitan en nuestros espacios generan nuevos territorios que apenas somos capaces de percibir.

¿Cómo imaginamos hoy los paisajes, en donde sea posible integrar naturaleza, máquinas e inteligencia colectiva? ¿De qué manera el arte, la ciencia y la tecnología hacen posible el diseño de espacios alternativos que regeneren los territorios afectados por la modernización y el cambio climático? ¿Cuáles son las experiencias de los paisajes que habitamos de manera virtual y remota para propiciar nuevas conexiones?

La constante y vertiginosa degradación del ambiente urbano, y la creciente dependencia tecnológica que nos obliga a la interconexión con las redes, generan cuestionamientos importantes que inducen a una reflexión profunda frente a las maneras de habitar el planeta. El paisaje se desestabiliza en espacios y tiempos variables inimaginados, que requieren acciones creativas alternas. Los paisajes especulativos y ficcionales, hoy denominados metaversos, muchos de ellos irreales, apocalípticos y degradados, nos obligan a revisar, en perspectiva crítica, los acontecimientos que allí se llevan a cabo para develar su intencionalidad y reconducir las acciones colectivas a través de rutas conscientes que puedan evitar su colapso.

XENOPaisajes son, por tanto, campos de interacción en pantallas, metaversos, flujos de datos que circulan a través de las redes. Pero XENOPaisajes son también entornos físicos donde interactúa lo natural con lo artificial, lo construido con lo imaginado, los ecosistemas con las acciones que destruyen el ambiente.

La invitación que realiza el XXII Festival Internacional de la Imagen es a debatir en torno a las transformaciones que sufren los paisajes, debido a los fenómenos climáticos y las tecnologías que operan como metáforas de nuevos territorios. La invitación que se promueve a los participantes del evento es a pensar en los XENOPaisajes como una invitación a escuchar lo que Bruno Latour denomina como el “grito de la tierra”, esa llamada al poder de acción de las personas y las comunidades que permite alterar y transformar sus pequeños entornos, logrando con ello un movimiento de regeneración de los ecosistemas que posibilitan su supervivencia.

Consulte aquí la programación:

https://festivaldelaimagen.com/es/programacion-manizales-2023/

https://festivaldelaimagen.com/es/programacion-bogota-2023/

 

Gus: un “híbrido” entre las artes plásticas y la música

Los espectadores que nos disponemos a disfrutar de un concierto de la Orquesta Sinfónica de Caldas vemos con frecuencia en el escenario a un señor joven de pelo largo y barba organizando sillas, acomodando atriles, colocando instrumentos, cuadrando la tarima del director, hasta dejar la sala dispuesta para una solemne velada musical. Se trata de Gustavo Adolfo Cano Ocampo quien desde hace 7 años se desempeña como técnico de montaje de la agrupación caldense, una persona que por su carisma, amabilidad y eficiencia se ha ganado el cariño y la confianza de sus integrantes.

“Gustavo se encarga de dejar la sala en condiciones para que nosotros podamos hacer música tanto en los ensayos como en los teatros donde nos presentamos. Para los músicos es una persona muy importante porque con sus servicios podemos hacer mejor nuestro trabajo y para la Orquesta Sinfónica de Caldas es más importante aún porque solamente está él. Normalmente una orquesta profesional tiene tres personas para hacer esta labor y es por eso que su presencia cobra más relevancia”, afirma el director de la OSC, maestro Leonardo Marulanda.

Gus, como se le conoce, no interpreta ningún instrumento musical, es egresado de artes plásticas de la Universidad de Caldas, sin embargo, su talento le ha permitido conjugar las dos expresiones artísticas en su interés por lograr apuestas retadoras.

¿Pero, cómo llegó Gustavo a la orquesta?

“Salí del colegio, me puse a trabajar un tiempo con el INPEC en La Dorada y en Ibagué, regresé a Manizales y me desempeñé mucho tiempo como guardia de seguridad. Eso me martirizaba porque debía estar en un lugar quieto y yo soy muy activo. Al mismo tiempo empecé a estudiar psicología por la noche. Hice un semestre y aunque estaba muy contento me retiré porque me implicaría estar en una oficina. Quería estudiar en Bellas Artes, una decisión que me tomo mucho tiempo. Conocí las artes plásticas cuando estaba en 11 en el colegio. Me gustaba dibujar, hacer cosas, como decían mis papás, quería desbaratar un balín. Una vez en la casa de la cultura de San José elaboramos un dragón y unos enanos para un desfile en unas ferias y me enamoré de eso, pero no sabía que uno podía vivir del arte. Un día llegué a mi casa de trabajar, todavía como guarda de seguridad y mi pareja me tenía el pin para presentarme a la universidad, yo le respondí que sí quería estudiar, pero primero tenía que trabajar para pagar las deudas que en ese momento eran muy altas y me contestó, “algo hacemos”. Con mucho miedo me presenté y pasé para el segundo semestre. Ese primer año fue muy difícil, muchas veces con los dos hijos comíamos arroz no más. Mi mamá y algunos vecinos nos ayudaban sin saber las necesidades que pasábamos. Me puse a hacer lámparas en pvc, las primeras quedaron feísimas, ensayé y ensayé hasta que empecé a venderlas. Finalizando ese primer año, Lina Tangarife, coordinadora en ese entonces de la Orquesta Sinfónica de Caldas, comentó en un pasillo de Batuta que necesitaba una persona para ayudar con la orquesta. Ángela, mi pareja, quien trabajaba en esa institución escuchó y le dijo que yo estaba sin trabajo y podía colaborar algunos días. Lina me recibió y fue amor a primera vista. Ella significó para mí un gran apoyo durante toda la carrera y me dice que yo también fui su respaldo pues además de las necesidades de montaje se presentaban problemas con los instrumentos, llegaban dañados, no los cuidaban y yo como ayudante me propuse a aprender sobre su manejo adecuado. Días más tarde, en un festival en Santander de Quilichao, me ofreció vinculación formal con la orquesta y después de pensarlo acepté porque ella me dio facilidades para continuar estudiando”.

Ya han pasado 7 años y según Gus “un montón de episodios, unos desafortunados y otros muy bonitos me llevaron a enamorarme de la orquesta. Son muchas satisfacciones que representan un pago adicional”.

Con el conocimiento que ha adquirido acerca de la posición de cada fila de instrumentos hace el montaje escénico y garantiza en óptimas condiciones el embalaje y traslado de los instrumentos a cualquier escenario que se requiera. Así mismo, ha colaborado con la escenografía de dos conciertos que han celebrado el día del autismo.

Gustavo terminó la carrera de artes plásticas en marzo de 2022, “ha sido para mí un amor que siempre he tenido”. En este momento se encuentra en el proceso de encontrar un estilo que defina su expresión como artista plástico. Comenta que no ha sido fácil, pero cree que se va acercando con la creación de un mundo de híbridos, representado en seres míticos de colores bellos y brillantes. “Considero que es la suma de todo lo que he vivido desde que empecé a estudiar arte. Creo que este mundo tiene muchas cosas feas ya, y como artista quiero seguir entregando cosas bonitas”. Son esculturas y de ellas emergerán también pinturas. “Y como la música me ha regalado mucho, la idea es componer paisajes sonoros alrededor de esos personajes”.

Con algunos compañeros de la orquesta ha caminado la montaña. Aprovechando esa experiencia surgió un colectivo que se llama Sietecueros, “reproducimos sonidos del monte y del río en su caída, y esto me parece mágico. Para mí el que toca un instrumento es un mago y el instrumento es esa caja de donde se saca la magia, es precisamente lo que me inspiró el trabajo con seres míticos”.

Al ritmo de sus fortalezas, Gus ejerce funciones como técnico de montaje en la Orquesta Sinfónica de Caldas y cuando el tiempo se lo permite, con otras agrupaciones musicales, participa en la producción de proyectos artísticos, avanza en sus creaciones plásticas en armonía con la música y como el trabajo en comunidad es otra de sus pasiones, inicio una fundación para enseñar  habilidades como tejido, una práctica que ha visto en su mamá toda la vida, dibujo, pintura. Esta iniciativa es un homenaje a su sobrino asesinado el año pasado por robarle un celular. “Una pérdida tan significativa y tan grande lo sacude a uno, y la imaginación es la mejor alternativa para superarla”.

La constancia y disciplina también son cualidades que aprendió con los músicos de la orquesta, “porque ellos siempre están ensayando, en grupo o en solitario”. Gus no tiene momentos ociosos, carga un cuaderno, su bitácora, donde dibuja cuando no está ocupado en algo.

Deyvis Betancur, clarinetista de la Orquesta Sinfónica de Caldas, remata:

“En este momento Gustavo es irremplazable para la orquesta porque ha logrado entender la dinámica y las necesidades logísticas que hay, él las cubre, se entrega completamente, arma su equipo de trabajo cuando son montajes grandes. Es una persona muy responsable en quien los músicos confiamos nuestros bienes más preciados que son los instrumentos, y aparte de todo maneja una relación muy respetuosa con cada uno de nosotros y con el público. Siempre está haciendo más de lo que debe hacer, tiene un perfil muy interesante porque es artista plástico y esas competencias las pone al servicio de la orquesta”.

 

“Los hombres no somos animales racionales, somos animales emocionales”

Invitado por la Universidad de Caldas, el escritor Mauricio García Villegas presentó en Manizales su último libro “El viejo malestar del Nuevo Mundo”, en una charla con el también escritor Octavio Escobar Giraldo, un ensayo sobre las emociones tristes en América Latina, sus desafueros y sus pesares.

Para iniciar este encuentro dijo que el libro está marcado por un acontecimiento trágico ocurrido durante la escritura, “la muerte en una montada de bicicleta de Álvaro García Estrada, un primo que para mí era más que un primo, era como un hermano y en él perdió la vida. Es un homenaje a su memoria”.

Mauricio García nació en Manizales, es doctor en Ciencia Política de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Actualmente es profesor de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia e investigador asociado del Institute for Legal Studies de la Universidad de Wisconsin-Madison, columnista del periódico El Espectador e investigador de la organización Dejusticia. Otros libros suyos son La eficacia simbólica del derecho, El orden de la libertad, Virtudes cercanas y El país de las emociones tristes.

Durante la conversación explicó por qué prefirió escribir el libro en el género literario del ensayo “que tiene sus ventajas y sus desventajas. Las desventajas pueden ser la falta de rigor, la falta de pruebas, pero las ventajas es que uno se compromete, uno se mete en el texto y habla de cosas personales, de su familia, cómo se ha sentido, que le ha pasado”.

Así mismo se refirió a cómo llegó a la idea de que era mejor hablar desde las emociones: “Leyendo la sicología evolutiva me di cuenta de la enorme importancia que tienen las emociones, de que los hombres no somos animales racionales, somos animales emocionales, algunas veces para bien y otras para mal.”

Escobar Giraldo le indagó el por qué habla de una América Latina completa, si los diferentes países son aparentemente distintos, sino integrada sí coherente: “Yo creo que las distinciones son cosméticas, son aparentes, claro son muy evidentes, pero es secundario frente a una misma manera de ver el mundo, de ver la autoridad, de ver al otro, de ver el poder público, de ver la trascendencia o intrascendencia de concebir los valores que valen la pena y los que no valen la pena, de saber qué es interesante y qué no es interesante, en eso somos muy parecidos. Yo estoy convencido ahora de que eso es así”.

Escuche aquí los relatos completos de García Villegas respecto a estos tópicos:

 

En la contracarátula del libro se lee:

“Este libro es un ensayo sobre América Latina y también sobre el mundo actual, sobre sus logros y sus fracasos, sobre el desborde emocional que hoy vemos en la cultura y en la política y sobre el debilitamiento de las instituciones que nos podrían ayudar a evitar un eventual futuro trágico”., reza en la contracarátula de la publicación.

“Pero no solo se habla de tristezas. Siguiendo una tradición que viene del siglo XVIII, el autor postula, sobre todo en los momentos actuales, el rescate el sentimiento americanista y de la unidad espiritual del continente, en medio de su diversidad cultural y de la belleza inabarcable de su naturaleza”.

Fundación de la Universidad de Caldas y “El Gran Otto”

-Fragmento de mi libro “El Gran Otto: Años de formación” (Amazon, 2020)

 Rumbo a la Asamblea

Otto Morales Benítez (1920-2015) asumió la jefatura de debate en enero de 1945, a escasos tres meses de los comicios que tendrían lugar en abril. Debió, entonces, actuar a las carreras, naturalmente con el propósito de obtener un buen resultado en las urnas con tan poco tiempo a su favor.

Visitó los distintos municipios de Caldas. Al mismo tiempo, adelantó una intensa y efectiva organización de campaña, con tres secretarías a cargo para manejar asuntos tan complejos y fundamentales como los financieros y la cedulación, entre otros.

Fundó un radioperiódico, que escribía de punta a punta, lo cual le dio además mucha popularidad y le permitió acercarse a la comunidad por una vía distinta al contacto directo.

Hasta cuando vino la convención regional del partido, donde fue proclamado, por unanimidad, cabeza de lista para la asamblea departamental, “por voluntad de la gente -aclaraba-, no por pedir sus votos”.

El éxito fue arrollador. Tanto que de los doce diputados puestos por el liberalismo, diez correspondían a su lista, mientras los dos restantes representaban a las citadas disidencias, cuyas personas elegidas salieron por residuo.

En el Directorio Liberal

Otto, por consiguiente, llegó a la asamblea departamental como jefe de la bancada liberal, que era mayoría. Y aunque no fue presidente de la entidad, parecía serlo por el poder de que hizo gala, enfrentando su liderazgo al de colegas tan capaces como Alfonso Muñoz Botero, Gonzalo Uribe Mejía (Luis Yagarí, uno de los mejores cronistas del país por sus leídas Jornadas en La Patria), Pablo Emilio Duque y Fernando López Agudelo.

Hubo varios intentos por romper su bloque de diputados. No lo lograron, ni siquiera cuando los disidentes liberales se unieron a los conservadores para tener la mayoría, o cuando él se negó a formar parte de la comitiva para viajar a otros departamentos con la misión comercial de vender allí más licores de Caldas.

Demostró, en fin, suficiente habilidad política para mantener la cohesión de su grupo, a pesar de las dificultades. En tales circunstancias, no fue de extrañar que su nombre obtuviera pleno respaldo del partido para ser miembro del Directorio Liberal de Caldas, ratificando la jefatura regional que de manera acelerada iba quedando en sus manos.

La Universidad Popular

Pero, ¿cuál fue su balance en la asamblea? De aquella gestión, hubo dos obras en particular, dignas de destacar: primero, la Universidad de Caldas, su mayor aporte al desarrollo educativo del departamento, y segundo, la empresa Cementos de Caldas, como contribución al desarrollo industrial, económico.

En cuanto a la universidad, fue la respuesta al reclamo ciudadano, oído en los municipios, sobre esa necesidad sentida de las familias que carecían de recursos económicos para enviar a sus hijos hacia Bogotá, Medellín, Cali y Popayán, las únicas ciudades que entonces contaban con centros de educación superior.

Y aunque Manizales poseía el Instituto Universitario, centro cultural de primer orden y de sobrado prestigio en su enseñanza, requería con urgencia una universidad de caldenses y para los caldenses.

Al respecto, rescató un viejo proyecto de universidad popular (a la sombra de las que se extendían en América Latina), concebido por Efrén Lopera Gutiérrez, si bien cambió dicho proyecto no sólo en su contenido sino en el nombre: Universidad de Caldas.

Aprovechando acaso las mayorías de que disponía en la asamblea, obtuvo la aprobación que permitió, por ordenanza, crear la universidad.

De las palabras a los hechos

Sólo faltaba una cosa, de veras fundamental: pasar de las palabras a los hechos e iniciar la construcción de la obra y conseguir, para ello, el terreno donde habría de levantarse el nuevo edificio.

Visitó al gobernador, Ramón Londoño Peláez; lo convenció, aludiendo a la inminente caída del liberalismo por la división existente, para que el partido liberal dejara a los sectores populares de Caldas una obra de tal envergadura, y hasta le presentó la opción de que el departamento cediera unos terrenos en las afueras de la ciudad, rumbo al barrio Fátima.

Como el mandatario recibió la propuesta con explicable escepticismo por la distancia del terreno y su naturaleza agreste, consultaron al mejor urbanizador del momento, Eduardo Jaramillo Uribe, quien destacó el proyecto, negó que los montículos de tierra fueran obstáculo para edificar (“Hay que aplanar el área”, les dijo) y observó, con espíritu visionario, que el desarrollo urbanístico se extendería hacia allá, donde desembocarían -aseguró- importantes avenidas.

Fue así como nació la Universidad de Caldas, en el sitio escogido por Morales Benítez y gracias a su iniciativa en la asamblea departamental, donde también logró sacar adelante la creación de Cementos de Caldas, clave asimismo para el desarrollo urbanístico de Manizales y el departamento.

“Porque el cemento había que traerlo de Antioquia y Valle, lo cual encarecía mucho los costos”, observaba con la satisfacción del deber cumplido.

 

 

Escucha empática fomenta la diversidad en el aula

Recientemente, la Universidad de Murcia, en España, publicó en su revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, el artículo: “Caminos para la acreditación del profesorado universitario: escucha empática, confianza y diversidad”, escrito por los profesores de la Universidad de Manizales Gonzalo Tamayo Giraldo y Miguel Alberto González González, de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, y Andrés A. Osorio Londoño, de la Facultad de Ciencias e Ingeniería.

Los resultados del estudio muestran cómo la diversidad en el aula se fomenta cuando los profesores mejoran su capacidad para escuchar a los estudiantes de manera empática, y adicionalmente, cómo esta escucha conduce a la generación de confianza entre profesores y estudiantes, lo que facilita la expresión de la diversidad en el aula de clase.

“Escuchar empáticamente es ponerse en el lugar del otro, en su pensamiento, en su emoción, en su acción. Disponernos a una escucha empática es volcarnos hacia el otro con la intención de conocer sus padecimientos, sus sufrimientos para aportarle en su proyecto de vida. Un maestro que escucha con empatía es un maestro que deja huella perenne en sus estudiantes”, explica Gonzalo Tamayo Giraldo, director del Doctorado Formación en Diversidad de la UManizales.

Adicionalmente, el artículo indica que en el contexto latinoamericano y colombiano los resultados confirman que como fuerza histórica se ha tenido dificultad para ejercer la escucha empática, lo que se traduce en gobiernos autoritarios, presidentes despóticos, olvidados de su pueblo y alejados de las teorías que insisten en construir comunidades en forma conjunta: escuchar a sus pueblos diversos para construir tejido social.

El artículo fue publicado en esta revista indexada en Q2, y puede ser consultado en el siguiente enlace https://recyt.fecyt.es/index.php/RIFOP/issue/view/4398/876, en la página 179.

Se fomenta la cultura, la cultura de la corrupción. ¿Dónde encontramos la virtud?

Este año se aproximan nuevamente las elecciones territoriales, elegiremos alcaldes, gobernadores, diputados y concejales. Este proceso electoral siempre genera un tufillo de malestar; aparecen expresiones como “siempre quedan los mismos”, “ese candidato es el familiar de aquel”, “para que roben, que suba cualquier”, “es mejor tener un amigo mío robando”.

Estas frases nos recuerdan que detrás de cada proceso electoral, detrás de cada partido político, detrás de cada candidato presidencial y delante, justo al frente de la ciudadanía, vive la corrupción. La corrupción con sus propuestas, con sus hilos, la corrupción que pone a dudar, la corrupción que pone a soñar, la corrupción que llena bolsillos y deja vacíos los colegios y los hospitales. Corrupción que alimenta la cultura del dinero fácil y fomenta el uso del lenguaje del mas vivo: “depende”, “todos tienen un precio”, “tengo la necesidad”, “si no los recibo yo, otro si los coge”, “todos hacen lo mismo”, “no seré el primero, ni el ultimo”.

Por eso es importante darnos cuenta que como individuos y como sociedad, al parecer ya estamos inmersos en una cultura irremediablemente corrupta, que se desarrolla en todos los estratos y a todos los niveles sociales. No importa la cuantía del acto corrupto ni el tipo de favor corrupto. Todos hemos estado rodeados y tal vez salpicados por actuaciones que podrían ser identificados como actos de corrupción pero que naturalizamos, respaldamos e incorporamos dentro de nuestras filosofías de desarrollo de vida.

Entonces si tenemos rasgos que nos identifican como individuos corruptos, y algo peor, como sociedad corrupta:

  • la ineptitud de los partidos políticos para controlar en sus grupos la práctica de la corrupción, y la falta de vigilancia y seguimiento por parte del sistema judicial a los actores que han reincidido en prácticas corruptas.
  • funcionarios sin escrúpulos, roban y acumulan los dineros públicos para luego enviarlos de forma habilidosa a manos privadas parasitarias del Estado.
  • los medios masivos de comunicación, hegemónicos, se prestan a los intereses de las corporaciones en las que participan con acciones políticos de tradición, al ocultar, invisibilizar o silenciar otras interpretaciones que cuenten desde otro punto de vista la realidad colombiana en torno a prácticas corruptas.
  • presidentes y funcionarios estatales y no estatales se han escudado en decir que la corrupción es un mal trágico natural del ser humano que “hay que reducir a su justa medida”.

Sin embargo, ese reflejo en lo estatal, se desprende también de prácticas corruptas que han surgido desde decisiones, valores, hábitos, saberes y reflexiones éticas de los sujetos y, por tanto, son una forma de actuar racional y planificada. Y aunque existe un medio propicio para la corrupción, se puede impedir no aceptando ser parte de ello. Es decir, que es una decisión moral y ética, personal y evitable.

Así las cosas, la ciudadanía percibe de forma generalizada la decepción respecto a los gobiernos de turno, por lo cual hoy en día se exige más control en el uso de los impuestos y soluciones sobre el país que queremos y habitamos. De esta manera, se percibe un silencio por parte de las entidades de control. Y, peor aún, los delincuentes logran rebajas de penas y la justicia deja precluir la investigación.

La corruptela ha llegado a un punto alto donde una minoría se apropia de los recursos de la nación. Superar los esquemas actuales requiere erigir un cambio institucional, social, cultural, educativo y político que permita una construcción de Estado más responsable y consciente de los problemas actuales que requieren la aplicación de sanciones y castigos para quienes roban los recursos del Estado.

Estamos ante una democracia rutinaria fallida, donde la sociedad no se ve representada y más bien una mayor parte se encuentra excluida y marginada en sus derechos civiles, políticos y culturales. Por esta razón se debe luchar desde una posición alternativa contra el problema de la corrupción y por eso es necesario educar para tener conciencia sobre este fenómeno ya que:

  • se ha contribuido a silenciar, ocultar o tergiversar la profundidad del hurto al erario que se traduce en decenas de billones de pesos.
  • influye en la opinión pública a través de noticias del terror, que canalizan el miedo permanente y el malestar social hacia un enemigo o hacia los llamados sujetos indeseables como los jóvenes pandilleros, los gremios y sindicatos, etc.
  • por ser apáticos a la política y a nuestro entorno gubernamental es que sucede con mayor vehemencia este tipo de acciones corruptas.

En este sentido, hay un crecimiento de la apatía frente a lo que sucede en el mundo de la política: muchos están construyendo su cotidianidad con el sentido del presente y muchos no quieren saber qué va a pasar con su futuro inmediato ni desean votar en las elecciones, y tienen el temor en sus mentes de que en cualquier momento el país va a explotar.

Más que pedir un cambio en las reformas y las leyes, que es lo que han venido haciendo los diferentes gobiernos, los ciudadanos deberían demandar su real aplicabilidad para que esas leyes no queden en letra muerta. La verdad es que el problema nos incumbe a todos, porque es inmenso el daño que causa este timo continuo: propicia el atraso del país, afecta el desarrollo económico, deja a su paso cordones de miseria, aislamiento y desnutrición, alimenta las desigualdades en el acceso a la justicia y genera pobreza, desocupación y analfabetismo.

Finalmente, esta cultura de la corrupción debe empezar a modificarse desde la raíz social, desde el núcleo de la sociedad colombiana, es decir, desde la familia, y desde procesos de construcción colectiva de sociedad. Solo así, dejaremos de estar esperando gobernantes redentores, leyes mágicas, funcionarios santificados; sino que, comprenderemos que cuando hay una conciencia de sembrar en colectivo para cosechar en colectivo, dejamos de tener tanta adoración al esfuerzo individual de unos pocos.

Como pequeños actos de transformación de sociedad para ir convirtiéndonos de una cultura de la corrupción a una cultura de la virtud; debemos fomentar la erradicación total de expresiones que son herramientas de formación y educación como: “todo rico es torcido”, “el honesto siempre es pobre”, “el poder es para poder”, “pídale, que él le da”, “el vivo vive del bobo”, “chupe por bobo”, “póngale malicia indígena”, “como voy yo”, “atiéndame por un ladito”, “si no me acuerdo, no pasó”, si no me vieron, no vale”, “lo que se encuentra, no es de nadie”, “la ley es para los de ruana”, “hecha le ley, hecha la trampa”, “si no está prohibido, está permitido”, “el que se equivoca pierde”, “gaste tranquilo, ellos pagan”, “sáquele plata y despáchelo”…por los siglos de los siglos.

* Músico, compositor, abogado y docente universitario. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Mayo 2023.

 

 

Perdernos las maravillas de Caldas, un riesgo que no podemos correr

La actividad naranja del volcán Nevado del Ruiz no significa peligro para propios y visitantes, pues las zonas de mayor riesgo están cerradas al público.

Caldas, un departamento rodeado de imponentes montañas, ríos y cascadas cristalinas, suelo de pueblos patrimonio y ventana al Paisaje Cultural Cafetero, nos recuerda hoy que tiene las puertas abiertas y que el volcán Nevado del Ruiz no representa peligro para quienes tengan al departamento en su bitácora de viajes.

Desde allí, hoy se hace un llamado a la prevención responsable; se reconoce que su ‘león dormido’ está inestable y en nivel naranja de actividad hace varias semanas, pero también que los ojos de los mejores especialistas en volcanes y en atención de emergencias del país están puestos sobre él las 24 horas del día.

Las zonas más turísticas del departamento, especialmente las que están en territorio de influencia del volcán (Manizales, Villamaría, Chinchiná, Palestina y Neira), están listas para recibir a propios y visitantes que quieran disfrutar de aguas termales, gastronomía típica, senderos ecológicos, avistamiento de aves, turismo de naturaleza y deportivo, entre muchas otras ofertas que llevan años desarrollando. Es de anotar que, en el departamento, el único sitio turístico cerrado preventivamente es el Parque Nacional Natural Los Nevados.

Y es que, sin duda, este momento de crisis es también la oportunidad de darle una mano al turismo y al comercio de la región, sectores que han sido fuertemente golpeados en los últimos años. En 2020 por la pandemia, en 2021 por el paro nacional y ahora por la situación del volcán, que ha causado miedos infundados.

Pensando en ellos, la Administración Departamental empezó con su nueva estrategia: ‘Perdernos las maravillas de Caldas, un riesgo que no podemos correr’, una iniciativa que ya marcha buscando apoyarlos en estos momentos de dificultad. Por medio de esta se hace un llamado a propios y visitantes a comprar, visitar y disfrutar de las múltiples ofertas de la región.

“Nuestro llamado hoy es a la prevención responsable. Aquí las cadenas institucionales están en alistamiento, el análisis de la evolución del fenómeno volcánico de parte del Servicio Geológico Colombiano está a la orden del día; hay estudios de posibles afectaciones que adelanta la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo; también la constante pedagogía con quienes viven en zonas de directa influencia. No podemos permitir que falsas cadenas, videos antiguos o editados y fotos sacadas de contexto nos llenen de miedo y nos priven de conocer las maravillas de Caldas. Ese es el riesgo que no podemos correr”, dijo el gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez.

Y es que, en múltiples ocasiones, el Gobierno Departamental ha insistido en que las zonas con mayor riesgo en caso de una eventual erupción, son las ubicadas a 15 kilómetros de distancia –  y a la redonda- del cráter. En esta delimitación están únicamente ocho (de 35) veredas del municipio de Villamaría. Las mismas que ya tienen medida de evacuación preventiva que se ha desarrollado de manera concertada con las comunidades.

“Frente a una eventual emergencia, las cabeceras municipales de Manizales, Villamaría, Chinchiná, Palestina y Neira solo se verían afectadas por caída de ceniza, la cual se esparciría según la dirección de los vientos que se den en ese momento”, señaló el director de Gestión del Riesgo de Caldas, Félix Ricardo Giraldo.

Así las cosas, en voces de los expertos, en Caldas el mayor riesgo es quedar encantado de sus paisajes, que incluyen ver a lo lejos a su imponente volcán y fotografiarlo como es costumbre entre los habitantes de la zona centro sur.

Mientras el ‘león dormido’, una belleza natural de esta región del país y cuya mayor influencia es en el vecino departamento del Tolima, decide si vuelve a dormir apacible (como ya lo hizo en 2012 y 2013) o continúa su proceso eruptivo – cuya fuerza es imposible predecir- Caldas seguirá floreciendo para los suyos, para los colombianos y para los extranjeros que quieran vivir una experiencia cargada de emociones, colores, olores y sabores que solo se sienten en estas tierras.

 

 

“¡De malas!”

Casting

Henry David Thoreau, en el libro “La desobediencia civil”, publicado en 1849, plantea su tesis acerca, precisamente, de la desobediencia civil. Este autor aplicó en su vida los principios que exponía, como por ejemplo negarse a pagar impuestos, lo cual le acarreó prisión. Su actitud frente al Estado consistió en negarse a colaborar con un régimen que justificada la esclavitud y emprendía guerras sin razón, en ese momento la de Estados Unidos contra México.

La resistencia de Thoreau a la autoridad del Estado tuvo repercusiones mundiales e influenció directamente, desde la No Violencia, a personajes como Gandhi en la liberación de la India y la campaña de Martin Luther King por los derechos civiles, en Estados Unidos. Hoy en día es la inspiración de movimientos sociales como la objeción de conciencia, contra el militarismo, las violencias y los abusos de la autoridad.

En definitiva, es la lucha por la libertad desde el respeto y la No Violencia. Por eso quiero referirme a tres situaciones que han ocurrido recientemente con actitudes de mujeres colombianas, y que repercuten a nivel nacional e internacional.

La primera tiene que ver con Francia Márquez, nuestra Vicepresidenta, a quien se critica desde todos los ángulos de la intolerancia por ser negra, pobre y mujer. Los sectores oscuros de la sociedad la han emprendido contra ella cada vez que actúa, ejemplo, el viaje a África; como decimos coloquialmente, “se la tienen montada”. No hay discusiones de fondo en los asuntos que tienen que ver con su importante trabajo como vicepresidenta, solo noticias faranduleras y amarillistas.

Frente a tantos ataques maledicentes e injustificados, la Vicepresidenta ha respondido con frases que son del lenguaje popular de resistencia, de la gente del común, que también es una manera de enfrentar la autoridad y el poder soterrado de quienes no desean los cambios: “¡de malas!”. Esta frase contundente surge desde lo más profundo del pueblo, porque es un lenguaje “vulgar”, del vulgo, de la base, de las masas, de esas que ahora pueden tener voz y representación en una mujer salida de los estratos más humildes.

La otra mujer a la que “se la tienen montada”, es la ministra Irene Vélez, por su utilización de tennis en los actos protocolarios, por ejemplo, la reciente visita oficial a España. Muchos medios dedicaron las notas periodísticas a criticar el hecho de que la ministra no respetara el protocolo, a lo cual ella respondió de una manera que expresa la forma como asume su trabajo y su vida: “se trata de ser libres”, porque con este acto simbólico, desea reflejar que por encima de los acartonamientos y las imposiciones institucionales, está la libertad.

Por último, menciono a Verónica Alcocer, esposa del presidente Gustavo Petro, quien bailó mapalé en las calles de Madrid, y, ¡claro!, los medios enfocaron su atención en este “mal comportamiento” de una primera dama y también “se la montaron”. Ella respondió que se trataba de demostrar sin vergüenza las hermosas tradiciones populares de Colombia. Porque nuestra identidad es resistencia, es empoderamiento, son nuestras raíces de las cuales debemos sentirnos orgullosos.

Estos simples hechos, reflejan la lucha que persiste entre el control y el autoritarismo frente a la resistencia, una resistencia que se manifiesta hoy en día, afortunadamente, desde lo simbólico, lo cultural, lo popular, la No Violencia creativa. Por eso, cuando se nos pretenda imponer reglas y normas que violen los derechos y la libertad, ejerzamos el humano y sagrado deber a la “desobediencia civil”, porque no es que las cosas por legales sean justas… y a quienes pretendan continuar imponiendo la mentira, el odio y la violencia contra la libertad, entonemos al unísono con Francia Márquez: “¡de malas… que se jodan!”

Mahatma Gandhi (dibujo de TiN).

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

 

 

 

 

Hongos de estiércol y mujeres en llamas

A propósito de Todas las que fuimos de Juanita Hincapié

Supongo que fue por alguna herencia mojigata de la cultura de las “buenas costumbres” que la metáfora digestiva de la lectura —aquella que habla de textos ligeros e indigeribles— hasta el día de hoy permanece truncada: no pasa del estómago, no se habla nunca del subproducto de la digestión que consiste en la deposición, la expulsión de residuos, ignorando, por ejemplo, que los alimentos abstractos y espirituales, por medio de la alquimia lingüística, logran descomponerse, mezclarse con otros textos, pensamientos y palabras propias hasta ser expulsadas en forma de producción intelectual, de coprografía.

Ignoro si “coprografía” sea un sustantivo con el cual Juanita Hincapié quiera relacionar su libro Todas las que fuimos, cosa que hago sin ningún ánimo de ofender; antes bien, me gustaría pensar que hago algo semejante a lo que veo en su poética, la intención de “renaturalizar”, de disociar lo natural de lo culturalmente aprendido. La mierda no es solo desecho, es también insumo y para algunas especies de hongos, animales y plantas, alimento.

No es fortuito el énfasis en la analogía, pues en el libro de Juanita, esta es la figura retórica dominante: desde el orden más pequeño, el de las oraciones, hasta el mayor, la forma de organizar la recopilación, hay constantes comparaciones e invitaciones de la autora a que juguemos con ella a encontrar las similitudes.

Este juego empieza en el título: Todas las que fuimos y que antes de leer su contenido asumí que era una declaración política, que las que “ya no somos” hacía referencia a “todas las mujeres muertas”, pero después de su lectura pasa a hacer referencia a versiones anteriores, pasadas, más jóvenes, que forman parte del ciclo natural de nacer, crecer y morir. De ahí que los títulos del primer y último cuento Todo arde y Fénix, respectivamente, relacionan la vida con el proceso de la combustión: arder hasta hacerse ceniza y renacer para repetir el ciclo.

Análogo a la idea de Heráclito, en Todas las que fuimos el fuego es el fundamento de la naturaleza, símbolo del devenir y la transformación, con el agregado original de la autora de que significa también vitalidad.

Pero este fuego no viene solo, no puede arder por sí mismo, necesita una materia la cual transformar, arder en otro, y esta materia maleable por el fuego es el cuerpo. Muy en oposición a lo que las redes sociales y el cine de masas actualmente glorifica, los cuerpos juveniles y musculosos de piel tersa y brillante sobre los que no hay envejecimiento ni descomposición, los cuerpos que retrata Juanita son realistas: les avergüenzan, les tallan, les duelen, les pueden fallar y —aquí más pertinente que nunca el eufemismo— sienten debilidad por “los placeres de la carne”.

Esta identificación tan fuerte de los personajes con su precariedad corporal hace que esos pequeños placeres como aceitarse la piel, tomar el sol o sentir una peinilla pasar por el cuero cabelludo, y esos placeres gastronómicos como la cerveza, las papitas y la torta red velvet se conviertan en los más estimulantes. También está presente ese otro lado de la corporalidad tan esencial y tan rehuido por las narraciones: el desecho. Es numeroso el inventario de descripciones que pueden resultar desagradables, como la comparación entre la erupción de un volcán y una espinilla estripada, la pregunta por el olor de la tierra hace 250 millones de años cuando los océanos estaban llenos de azufre y las diversas referencias y alusiones a los fluidos corporales, secreciones y materia fecal.

Quizás Carne sea intencionalmente escandaloso. Este cuento nos ubica en un mundo en el que las reses son reemplazadas por mujeres de modo que su leche y carne son comercializados como productos agrícolas, pero con excepción de este, en los demás no parece haber ninguna intención de incomodar o escandalizar, antes son consecuentes con el realismo que ella propone y fieles a la que —sospecho— es su mirada personal, libre de ese prejuicio cultural que nos invita a rechazar la descomposición y los desechos naturales. Adicional parece que, como dice el Chavo, sin querer queriendo hay una denuncia a ciertas formas de vida citadinas modernas que por cinismo o hipocresía esconden cualquier indicio de mal olor, suciedad o desorden. Por esto es que vemos a una médica en el cuento Silvia decirle a la protagonista, que contempla con angustia la descomposición progresiva de su cuerpo, «A todos nos aparecen cosas, no es bueno obsesionarse». Y aunque no haya acusación ni señalamiento a sus lectores, somos puestos en evidencia; la incomodidad y desagrado son el juicio y el propio castigo.

También cabe destacar que este choque con los lectores no parece intencional, sino que deriva naturalmente de la mirada de la autora, cuyo realismo abarca desde la construcción de argumentos y personajes hasta la propia lógica del universo narrativo: un universo visto con inocencia, pero no una inocencia edénica, sino una construida conceptualmente, un trabajo intelectual de observar sin juzgar, de evitar interpretar los fenómenos naturales, remitirse a señalarlos y relacionarlos.

De modo que, así como no podemos afirmar malicia en la naturaleza, en la erupción del volcán o en la cacería del animal carnívoro, tampoco podría afirmar crueldad o malicia en estos cuentos que solo procuran observar sin filtros. Del mismo modo que un niño con sus preguntas puede exponer la doble moral o las excentricidades de la adultez, pareciera que Juanita Hincapié en Todas las que fuimos nos ofrece una mirada inocente que cuestiona nuestra “civilidad” y hace borrosa esa línea que separa el “ser humano” del “ser animal”.

* Escritor. Realizador de cine.

Fotografía cortesía de la Universidad de Manizales, institución de la que Juanita Hincapié es egresada del programa de Comunicación Social y Periodismo.

Una escuela para todos y para todas

Es fundamental reconocer las múltiples capacidades e intereses, lenguajes, las historias, contextos, conocer de cerca a la comunidad y a cada individuo en los escenarios escolares desde sus particularidades.

Desde hace más de una década los gobiernos del país han hablado de políticas para el cambio en la educación, orientadas a avanzar hacia una educación para todos y todas, incluyendo las poblaciones que históricamente han sido más vulneradas en el país.

En un inicio se hacía énfasis particularmente en las personas en situación de discapacidad, y con el paso de los años la mirada se ha ido transformando hacia la posibilidad de entender la diversidad propia de lo humano en todo sentido, haciendo particular énfasis en aspectos relacionados con géneros, lenguas, capacidades, pertenencia étnica, nacionalidad, entre otros.

Pero, ¿Qué tan preparados están los profesores de Colombia para reconocer y valorar la diversidad en sus aulas?

Para responder a este interrogante buscamos a la profesora e investigadora Paula Andrea Restrepo García, directora de la Maestría en Educación desde la Diversidad de la Universidad de Manizales, doctora en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, quien asegura que, hasta el momento, el mayor paso dado por las escuelas ha sido la ampliación de cobertura, permitiendo el acceso de muchos estudiantes que antes se encontraban por fuera o al margen del sistema educativo formal.

“Si bien este es un paso necesario, no es suficiente para garantizar procesos educativos y especialmente formativos en todos y cada uno de los miembros de esa comunidad”, explica la académica en un artículo de investigación doctoral titulado: Investigar las experiencias en lo escolar: voces y cuerpos que desde la diversidad interpelan la educación contemporánea, publicado en la Revista Plumilla Educativa.

Este hallazgo podría ser una generalidad nacional, porque como lo explica Restrepo García, la educación más que instrucción es encuentro, es relación, es posibilidad de “irnos haciendo” en escenarios de reconocimiento y diferenciación continua, conociéndome en interacciones con otros y otras siempre necesariamente y radicalmente diferentes.

“Por esta razón, las escuelas centradas en los sujetos requieren superar la obsesión programática y temática de tiempo-espacios homogéneos y homogeneizantes, para concentrar sus esfuerzos en procesos de formación que, a través de múltiples ´darse cuenta´ posibiliten a cada cual ser y hacer por sí mismo, sin forzarlo a ajustarse al ideal abstracto y universal de ´sujeto estudiante´”, dice la investigadora.

En este sentido, reconocer las múltiples capacidades e intereses, las maneras, lenguajes, las historias y los contextos, conocer de cerca a la comunidad y a cada individuo en los escenarios escolares desde sus particularidades podría significar un avance importante para construir educaciones diferentes, más cercanas a lo que como seres humanos somos.

“Es posible que acercarnos a las experiencias de lo escolar nos permita ser conscientes de las prácticas de violencia que ejercemos sobre muchos otros en ese escenario a través de palabras que etiquetan, de miradas que marcan y segregan, de contactos que inmovilizan y atemorizan”, añade.

Finalmente, la experta explica que una escuela para todos y todas se sustenta en un concepto de sujeto que se comprende desde su diversidad, en la cual, si bien reconoce la igualdad como principio social, se resalta de forma determinante la particularidad, la singularidad, como exigencia ética a una institucionalidad como la escuela, que debe dar respuesta a una pluralidad de sujetos diferentes a quienes debe proporcionar escenarios y tiempos de aprendizaje, para lo cual los maestros también requieren de acompañamiento y formación.

Estas reflexiones de la directora de la Maestría en Educación desde la Diversidad de la Universidad de Manizales pueden leerse de manera más amplia en su artículo denominado: Investigar las experiencias en lo escolar: voces y cuerpos que desde la diversidad interpelan la educación contemporánea o en su libro: La educación inclusiva desde los gestos menores. Escenas escolares.

Formación

A propósito de esta temática, la Secretaría de Educación de Bogotá presentó el programa “Profes a la U: docentes que nunca dejan de aprender”, los maestros del Distrito podrán cursar posgrados con una financiación hasta del 80% del valor de la matrícula.

En este sentido, la Universidad de Manizales participa con siguientes programas: Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, acreditado en alta calidad, Maestría en Educación, Maestría en Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, acreditada en alta calidad, Maestría en Educación y Desarrollo Humano, acreditada en alta calidad, y Maestría en Educación desde la Diversidad, acreditada de alta calidad.

Esta posibilidad otorga 1.500 cupos a igual número de maestros de Bogotá, con una inversión de 25 mil millones de pesos, con los que se financiará el 70 % del valor de la matrícula de los programas de especialización, el 75 % de maestrías y el 80 % de doctorados.

Para conocer más de la convocatoria ingrese aquí o comuníquese a las líneas de 3113734145 – 3117734152 – 3206949566 o al teléfono 606 8879680 ext 1111-1301-1300

La Maestría en Educación desde la Diversidad de la Universidad deManizales modalidad distancia se encuentra en Bogotá, Pasto, Popayán y Manizales.

Aguardiente Amarillo y Ron Viejo de Caldas, protagonistas en el Festival Vallenato 2023

La edición 56 del Festival Vallenato tuvo como protagonistas al Aguardiente Amarillo de Manzanares y al Ron Viejo de Caldas, productos de la Industria Licorera de Caldas (ILC) que contaron con gran aceptación por parte de los asistentes a una de las festividades más importantes del país, que se realizó del 26 al 30 de abril en Valledupar (Cesar).

“Fue un balance muy positivo. Fue el segundo Festival Vallenato en el que participamos, pero este año nuestras marcas fueron protagonistas dentro de la festividad. Competimos de manera directa con marcas que llevan mucho tiempo en la región, pero el comportamiento y el crecimiento de las ventas ha sido exponencial y con muy buena aceptación”, comentó Mauricio Vélez Maldonado, gerente de Mercadeo y Ventas de la ILC.

Como parte de la estrategia llevada a cabo en conjunto con el distribuidor en el departamento de Cesar, se realizaron activaciones de marca en eventos masivos y estratégicos, y en sitios muy representativos de la ciudad como el río Guatapurí, además de establecimientos de consumo, grandes superficies y con el acompañamiento
de las principales emisoras.

“Estuvimos en eventos privados y públicos con gran protagonismo del cantante Elder Dayán Díaz que es aliado de nuestras marcas, impulsando el consumo de nuestro Ron Viejo de Caldas Carta de Oro y el Aguardiente Amarillo de Manzanares, que cada vez se consolida como el producto sensación en el país”, afirmó Vélez Maldonado. El directivo agregó que, como parte de la estrategia de posicionamiento y expansión en la Costa, eventos como el Festival Vallenato son prioridad para seguir recuperando mercado en esta importante zona del país.

“En el Carnaval de Barranquilla en febrero pasado también tuvimos muy buena aceptación de nuestros productos. Seguimos creciendo en unidades vendidas de manera considerable, con cumplimientos de presupuesto por encima del 100%.

Vienen otros eventos a nivel nacional pero la Costa sigue siendo una prioridad y por eso en junio estaremos en las Fiestas del Mar en Santa Marta”, concluyó el gerente de Mercadeo y Ventas de la Industria Licorera de Caldas.

Universidad de Manizales abre consultorio para ciudadanos en condición vulnerable

El Consultorio Jurídico y Centro de Conciliación “Guillermo Buriticá Restrepo” de la Universidad de Manizales abrió las puertas de su oficina de atención preferencial a personas en situación de discapacidad, mujeres que hayan sido víctimas y personas que soliciten ayuda en temas de género.

“Es muy importante entender que nosotros nos sumamos a iniciativas que, si bien no son nuevas, hemos tenido un compromiso desde hace muchos años de entender y comprender qué es la diversidad y la inclusión y sabemos que tenemos que ir más allá, nos corresponde realizar acciones que sean consecuentes con nuestro interés en estos temas. Por ello es muy importante disponer de espacios donde las personas se sientan realmente identificadas y reconocidas. Pero no nos quedamos solo con el espacio físico, sino que nuestros profesores están capacitados y formados para atender a las poblaciones en cualquier condición”, indicó Yamilhet Andrade Arango, vicerrectora de la Universidad de Manizales.

Esta dependencia funciona a partir de este mes de mayo de 2023, en los horarios de 8:00 a.m. a 11:00 a.m.; de 2:00 p.m. a 5:00 p.m. y de 6:30 p.m. a 8:00 p.m., en la sede del Consultorio Jurídico de la Universidad de Manizales ubicado en la Avenida 19, Bernardo Arango, N°  7B – 155 en el barrio Campohermoso.

“Esta oficina atenderá a usuarios de escasos recursos económicos que no pueden pagar un abogado y que además están en condición de discapacidad, mujeres víctimas de violencia o cualquier persona con necesidades de apoyo jurídico desde la perspectiva de género”, señaló Eliana Gallego Henao, directora del Consultorio Jurídico y Centro de Conciliación de la Universidad de Manizales.

Para hacer uso de los servicios de atención socio jurídica del Consultorio no es necesario solicitar cita, los usuarios pueden acercarse en los horarios de atención donde estará el equipo interdisciplinar necesario para brindar dicha asesoría.

¿Qué representa esta oficina en la sociedad?

Leidy Johana Ocampo Serna, psicóloga de la Unidad de Género de la Secretaría de las Mujeres y Equidad de Género de la Alcaldía de Manizales, expresó: “Es una oportunidad para seguir afianzando y retomando espacios que se han perdido para la sociedad. Desde la Secretaría de la Mujer y Equidad de Género de la Alcaldía de Manizales hemos encontrado en la Universidad de Manizales un aliado efectivo y nos enorgullece y nos satisface que esta institución siga brindando oportunidades para que las diferentes poblaciones puedan acceder a estos servicios”.