Entrevista con promesa

Juan Grajales (Manizales, 1998), con la publicación de sus novelas, cuentos y columnas de opinión, se ha convertido en una promesa para nuestras letras. Desde pequeño mostró un marcado interés por la lectura y la escritura, y quien más lo animó fue Jorge su padre, a tal punto que desde los doce años empezó a escribir en sus cuadernos la simiente de las historias que lo inquietaban y a los quince años publicó su primera novela FALLSVILLE  Cuando sale la luna, la cual tuvo una segunda edición en el 2017.

Después de Falsville, en su segundo libro La cuarta bestia, noviembre 2016, abordó a nuestra querida Manizales, pero de una manera apocalíptica. En su tercera novela en 2019 PINOS, nos presentó fundamentalmente un análisis de la conducta humana, resaltando los opuestos entre la bondad y la maldad, pero de una manera desgarradora, como el ya nos ha mostrado que lo sabe hacer. En su penúltimo libro, La luna en un suspiro nos mostró la existencia de otras realidades En su última publicación Lo que la noche nos dejó, nos presentó quince relatos que no pocas veces nos quitan la respiración por lo tenebroso de las historias, o por la belleza de la descripción sobre la relación entre las personas, u otras veces por lo inesperado del final; siempre con unos claroscuros que hacen verosímil las situaciones narradas y nos sobrecogen por su crudeza.

Después de ese libro renunció a sus estudios académicos para dedicarse a su carrera de escritor, dejó su país y se fue para Europa en búsqueda de nuevos horizontes. Primero en Italia luego en Alemania, Dinamarca y desde principios del 2022 en el Ártico en donde ahora vive. Desde allí amablemente me atendió la presente entrevista.

Al ingresar a la universidad ¿qué carrera escogió y por qué?

Cuando entré a la universidad primero elegí derecho y después me pasé a biología. Siempre quise ser escritor, de hecho ya lo era cuando inicié la universidad, pero no había en la ciudad alguna carrera sobre literatura o creación literaria (que de hecho de esta última son poquísimas en todo el país), por lo que decidí seguir los pasos de mi hermano mayor, que se graduó de abogado en la Universidad de Caldas y ha sido un excelente profesional. Lastimosamente no pude conectar con la carrera y decidí estudiar mi segunda pasión: la naturaleza y el mundo. La biología cambió mi forma de pensar y de existir, y me ayudó a entender la vida desde una perspectiva mucho más amplia. De allí surgió, por ejemplo, la inspiración por los microbios de La Cuarta Bestia

¿Cuántos semestres alcanzó a cursar y cuál fue la razón de su retiro?

Cursé aproximadamente siete u ocho semestres, dispersos entre sí, con materias adelantadas y otras atrasadas producto de los constantes paros, de mis propios aplazamientos para tener tiempo de escribir, y porque constantemente veía materias de otros programas en mi afán de aprender, sobre todo. Aprendí aspectos básicos sobre geografía, geología, antropología, historia, derechos humanos y demás; puedo decir que fueron los años felices de mi primera juventud, cuando todavía tenía el tiempo, la energía y la incertidumbre del futuro. Me retiré en el 2021, después de las interrupciones de la pandemia y varios eventos personales que me llevaron a tomar la decisión de dedicarme a la escritura, y todo lo que esto conllevaba en materia de libertad de expresión en un país en donde este derecho sólo se encuentra en el papel. 

¿Cuánto tiempo lleva por fuera, en dónde se radicó y por qué?

Salí de Colombia una semana después de la publicación de mi último libro, “Lo que la noche nos dejó”, con la intención de pasar un tiempo viajando por Europa, principalmente en Italia. Una serie de eventos terminaron por moverme un poco más al norte cada mes, de Italia a Alemania, de Alemania a Dinamarca, y a principios del 2022 terminé en el Ártico, en donde ahora vivo. Tuve la oportunidad de quedarme, de obtener garantías para escribir sin tapujos sobre los temas que siempre reservé cuando vivía en Colombia, y que se agudizaron en los duros meses del Paro Nacional. 

Como todo lo que uno aprende, en algún momento le ha de servir ¿Cuál considera el aporte de su paso por la Universidad de Caldas?

Mi paso por la Universidad de Caldas fue determinante para ser la persona que soy y la persona que seré. Incluso sin haberme graduado, incluso sin tener un diploma en la pared, incluso si ya no queda registro de esos años felices, la Universidad de Caldas cambió mi vida y me abrió las puertas del conocimiento, me hizo revivir esa curiosidad de niño que se había disipado en la adolescencia, me hizo encontrar gente que pensaba como yo y gente que pensaba distinto, me ayudó a entender otras culturas, otros idiomas, otros mundos y otras historias. Aquellos años de universidad están bien plasmados en mi libro “Pinos”, que escribí precisamente en plena clase, cuando todos creían que estaba tomando apuntes de las exposiciones de mis compañeros de Derecho Ambiental, mientras lo que en realidad hacía era tomar nota de todo cuanto veía para convertirlo en una historia. También conocí a personas excepcionales, como mi profesora Lupe Laserna, que ha sido un apoyo constante desde que pasé por su clase de Textos y Discursos I, por donde también pasó mi hermano menor el mismo año en que me fui. 

¿Qué es lo  que más extraña de nuestra cultura y qué le ha sorprendido de la nueva en la cual está inmerso?

Lo que más extraño de Colombia es precisamente lo que nunca pensé que iba a extrañar; extraño la bullaranga de los mercados, las risas estridentes de la gente en los billares, el fragor de los mercados, los colores de las frutas enormes (ya descubrí por qué mis amigos extranjeros se emocionaron cuando los llevé por primera vez a la Galería), las doce horas de luz que son tan verídicas como la ley de la gravedad. También los balcones, y el sentimiento de que todavía queda mucho por hacer y mucho para arreglar, y que a pesar de todo lo malo la gente saca una sonrisa para seguir adelante. Donde estoy ahora parece que ya no hay nada más para hacer, nada más por mejorar, y la gente anda por la calle en un silencio de tumba en el que uno puede escuchar sus propios latidos. Me encanta, sin embargo, la seguridad y la tranquilidad con la que vive la gente, y cómo en aquel silencio han tenido tanto tiempo para pensar, que se conocen muy bien a ellos mismos, y eso es algo que nos hace falta a los colombianos, pues vivimos tan ajetreados y acompañados que no sabemos ni quiénes somos. Eso lo descubrí yo cuando sentí la soledad por primera vez en mi vida. 

¿Qué proyectos de escritura tiene ahora?

Ahora soy escritor para una agencia de expediciones del Ártico, estoy en varios proyectos con ellos, estoy muy emocionado a pesar de que ya han sido dos inviernos muy largos. Aquí la mitad del año es de una oscuridad impenetrable y la otra mitad es de una luz perpetua en la que uno ve el sol incluso a las dos de la mañana. A veces me da la impresión de que el mundo se estropeó y que las leyes del universo no funcionan aquí; quizá fue por eso que me interesé tanto en el realismo mágico desde que llegué. Estoy escribiendo una novela que ya había empezado desde antes de la pandemia, también un libro sobre mis primeros 400 días en el Ártico, y ahora también soy escritor para la revista de una ONG noruega sobre derechos humanos en latinoamérica.

Así como estando en Colombia logró desarrollar una novela como Fallsville que trascurre en Norteamérica, ¿qué ha pensado de escribir sobre Colombia estando por fuera?

Me siento más colombiano de lo que alguna vez lo fui. La historia que estoy escribiendo ocurre en un país latinoamericano ficticio, inspirado en Colombia, en donde me esfuerzo por retratar las cosas que nunca tomé en cuenta porque las veía todos los días. Es como la nariz, uno puede verla todo el tiempo si cierra un ojo y mira hacia abajo, pero realmente la ignoramos porque siempre está allí, y no es hasta que nos vemos en un espejo cuando realmente somos conscientes de ella. Lo mismo pasa con todo lo demás, como ver el sol esconderse a las seis de la tarde, o verlo en lo más alto del cielo al mediodía, o escuchar los pájaros al amanecer, poder salir a un parque o sentarse en una banca; todas esas cosas se convirtieron en lujos para mí, y me costó entender cuán simple es la felicidad. Ojalá lo hubiera sabido antes. 

Las pestes extrañas están en el trasfondo de sus relatos como en La cuarta bestia y en Fallsville, ¿qué más podemos esperar en sus narraciones a veces apocalípticas?

Siempre me fascinó entender cómo se comporta la gente en tiempos de crisis, qué tanto cambiamos, quiénes somos realmente. Escribí sobre las epidemias debido a mi pasión por los microbios, y ahora escribo sobre los conflictos sociales en mi afán por entender lo que nos pasó en los últimos setenta años. Nacer y crecer en Colombia me hizo normalizar eventos inconcebibles en muchos otros lugares del mundo, exterminios políticos, masacres, atentados, cosas que veía en televisión todos los días desde que tenía uso de razón, y que se me hacían tan normales como el sereno al anochecer. Ahora estoy interesado en saber cómo llega una sociedad hasta ese punto de desconexión (¿o tregua bélica?) con sus propios principios. De ahí viene “El Conflicto”, un libro que narra la vida de una mujer desde sus primeros años hasta su lecho de muerte en la vejez, y cómo su país experimenta cambios abruptos y atroces durante el ascenso de un dictador electo democráticamente y una posterior guerra que desestabiliza a la sociedad latinoamericana. Empezó como un proyecto de ficción, pero entre más leía más entendía y más me adentraba en el tema, descubrí que es una realidad latente en nuestro territorio. Por eso decidí ser escritor y activista para Amnistía Internacional y LAG i Norge; defender la democracia, los derechos humanos y las instituciones es responsabilidad de todos, incluso de los menos interesados en la política. 

¿Qué tipo de lecturas está haciendo?

Estoy leyendo exclusivamente autores latinoamericanos, especialmente aquellos relacionados con el realismo mágico (como Gabriel García Márquez e Isabel Allende), pues en este mismo estilo estoy escribiendo “El Conflicto”. También he descubierto autores escandinavos, pero son lecturas lentas porque mi nivel de noruego no es tan avanzado. 

¿En las librerías se ven libros de nuestros escritores?

 Sí, sobre todo de Gabriel García Márquez, traducido al inglés y al noruego. En un pequeño rinconcito de la biblioteca pública de Tromsø encontré un ejemplar en español de “El Amor en los Tiempos del Cólera”, ese día me puse muy feliz. 

¿Qué actividades desarrolla en un día normal?

Antes vivía en medio de la nada, rodeado de hielo y más hielo, pero desde mayo vivo en el centro de Tromsø y la vida se siente más normal. Como el estado de la luz cambia muy rápido, prácticamente no hay dos días iguales salvo cuando es el periodo del sol de medianoche o el de la noche polar, que parece como si el tiempo se congelara dentro de los relojes y no pasaran los días ni las horas. En el periodo de oscuridad trato de mantenerme acompañado todo el tiempo, salir con amigos, tomar mucho café. Incluso a los noruegos de otras ciudades les cuesta acostumbrarse a tanta oscuridad. En los meses de luz es al revés, no hay ni un rastro de oscuridad en el cielo y uno ve a la gente comiendo helado en los parques o asoleándose en la playa a la una de la mañana. Lo complicado es que luego es difícil conciliar el sueño, uno se siente como un sonámbulo a todas horas. Ahora que trabajo para la agencia de expediciones empezaré a viajar y a conocer más sobre el Ártico, eso me llena de mucha inspiración. No pienso quedarme aquí para toda la vida, pero, por ahora, este mundo tan loco es mi día a día. 

*  Profesional en Filosofía y Letras. Universidad de Caldas.

(Las fotografías fueron tomadas por Esme Andrews & Petra Policova).

 

El gesto romántico de Mudos Testigos

En la exhibición de Mudos testigos (2023) en el teatro Fundadores de Manizales, Jerónimo Atehortúa, codirector de la película declaró que no le gustaba esa tendencia a apreciar el cine colombiano como producto sociológico antes de hacerlo como producto estético. Resulta particular esta afirmación después de haber hecho una película que parece más un documento y una conversación con la tradición audiovisual que un producto confeccionado para el disfrute sensorial, una experiencia más reflexiva que meramente placentera.

No se rodó una sola imagen para realizar Mudos testigos, sino que se utilizó material del archivo fílmico silente de Colombia. La Cinemateca Distrital aporta esta sinopsis: «la historia de amor imposible de Efraín y Alicia que recorre la convulsa primera mitad del siglo XX en Colombia». Y teniendo un argumento tan tradicional, asumí que esta película pretendía aportar una perspectiva original a la narración de este tema tan clásico. Encontré, en cambio, un confuso ejercicio de mímesis que, por fortuna, en su tercer acto se transforma de manera sorpresiva.

Mudos testigos es dos tercios melodrama y un tercio diario de viaje. Ambas partes poseen un planteamiento estético diferente: la primera es propia de las narraciones decimonónicas y de la tradición romántica de occidente y la segunda parece ubicada en las antípodas: desaparecen los actores —pues ya no utiliza como en la primera material de archivo de ficción— y aparece, en cambio, un ejercicio documental, un relato personal en el que los intertítulos son lo único que queda de su protagonista, reducido al papel de observador del amazonas y su gente. Lo más interesante es el anacronismo en el que incurre esta parte, pues realiza una recreación sonora de los ambientes y efectos que pudieron haberse registrado en estas expediciones en una época en la que no existía el sonido sincrónico, en la que al audiovisual todavía le faltaba el audio.

Anacronismos también hay presentes en algunos intertítulos del primer acto: dos en particular llaman la atención. Primero, el «¡Ajúa!» después de que un soldado hace un saludo militar y segundo, después de la captura del perpetrador de un intento de homicidio le preguntan «¿Quién dio la orden? ¿Fue Uribe?» haciendo referencia a un personaje de la película, pero de una resonancia innegable con el tiempo presente.

El último anacronismo que cabe mencionar está por fuera de la obra. Es la propia película, la idea de hacer este ejercicio en el momento en el que la inteligencia artificial produce toda suerte de derivaciones creativas a partir de material existente: “Realizar una película silente que cuente un melodrama sirviéndose de la tradición novelística y los archivos de cine colombiano de las primeras décadas del siglo XX” suena como a un comando que podríamos darle a un robot. Y de aquí surgiría la pregunta: ¿por qué y para qué Mudos testigos?

Mirada al horizonte

El caminante sobre el mar de nubes (1808) muestra a un hombre sobre la cima de un monte rocoso mirando el horizonte cubierto de neblina del que apenas asoman algunas montañas y árboles. Es fácil imaginar a este caminante girar la cabeza hacia atrás y ver el territorio que ha atravesado. Ese giro y esa mirada a lo que se ha dejado parece el gesto que hace Atehortúa con Mudos testigos.

En medio de la presentación de la película el director también afirmó que una de las cosas que encontró revisando el archivo audiovisual es el surgimiento de la pregunta “¿cómo se conoce y se enamora la gente?” ante la entonces nueva dinámica social producto de la migración del campo a la ciudad. Efraín y Alicia se conocen en un parque, él queda tan enamorado que busca quién le informe dónde trabaja y así visitar el almacén que ella atiende para poder coquetearle.

Esta forma de conocerse y enamorarse en el espacio público ahora está en entredicho. Aunque desde hace años se crean espacios virtuales de interacción, a partir de la cuarentena del 2020 nuestra forma de interacción con plataformas sociales y medios de comunicación se ha transformado de forma radical. Poco nos conocemos en plazas y parques, resulta más común conocerse e interactuar en plataformas virtuales. Y así como ocurre con el cine silente, que no murió apenas llegó el sonoro sino que fue desapareciendo, lo mismo viene ocurriendo con los enamoramientos en la vía pública.

También consumidos por la neblina en el horizonte que aprecia el caminante están los realizadores audiovisuales, escritores, montajistas, ilustradores y toda una serie de obreros del campo creativo, amenazados por la fiebre reciente de la inteligencia artificial. Aunque la máquina no puede reemplazar la capacidad creativa de un artista, sí puede superarlo en su capacidad para reproducir, imitar y generar obras derivadas de material original. En menos de un año los robots que previamente impresionaban con sus imágenes que reproducían algún estilo de ilustración reconocido popularmente, ahora pueden crear fotografías falsas de personas famosas y reproducir los patrones de habla de personajes públicos. Reciente es también la noticia de que viene produciendo canciones nuevas con la voz y estilo de músicos ya fallecidos. “¿Quién querrá escuchar ahora nuevos artistas?”, se pregunta la industria musical.

Cada vez es mayor la capacidad de estos robots de crear productos, ya puede escribir guiones y realizar animaciones, aunque torpemente, pero torpemente también escriben muchos profesionales en las mayores productoras del mundo. Así que es posible que más pronto que tarde veamos el lanzamiento de películas nuevas protagonizadas por Humphrey Bogart o Marilyn Monroe realizadas todas por una de estas máquinas y ahí nos preguntaremos “¿Quién quiere ver nuevos actores? ¿Quién querrá ver nuevos directores?”.

Formas de resistencia

Una última declaración de Atehortúa: este se refirió a los espacios de exhibición pública de cine como «forma de resistencia», pero ¿resistencia a qué? Se me ocurre que resistencia a que reemplacemos la sala de exhibición por el recuadro de bolsillo y que el arte audiovisual termine convertido en un producto de consumo individual y privado —como un chicle o un mal pensamiento— en lugar de ser una invitación a la reunión y, en esta medida, una oportunidad para la celebración de la cultura y estimular la propia existencia de estos espacios.

Gesto de resistencia es entonces la mera congregación de espectadores y también lo es el tipo de contenido que se ve. Mudos testigos nos pone en contacto con prácticas ya desaparecidas o en peligro de extinción, se resiste a que la máquina reemplace al director y cada imagen y línea de texto, incluyendo las más controversiales y políticamente incorrectas, parecieran tener sobreimpreso con baja opacidad la frase “no olvidar”. Hacer memoria, resistirse al paso del tiempo y al olvido, son gestos políticos además de románticos.

No afirmo que la realización de Mudos testigos se trate de una añoranza de regresar al pasado, pero con las declaraciones del director sí veo una reserva con respecto al futuro. Sumando sus características: hecha por un ser humano, presentada en un espacio público, realizada con material de archivo y preocupada por entender el canon narrativo de hace cien años, Mudos testigos es un gesto. De haberlo realizado  una inteligencia artificial, sería un producto derivado adicional, otra iteración, una noticia más en la sección de entretenimiento de un medio de internet poco reputado con un titular tipo “Inteligencia artificial hace película colombiana a partir de material de archivo” irónicamente escrito por otra inteligencia artificial.

* Escritor. Realizador de cine.

La resistencia en el camino de Actores en Escena

“Resistir desde la práctica artística implica jugar con los elementos que componen nuestras realidades, moverlos, cambiarlos de lugar, encontrar nuevas perspectivas y formas de relación entre nosotros y con el mundo, caminos que nos permitan construir nuevas realidades”.

En este contexto se mueve precisamente el grupo de teatro de Manizales Actores en Escena con tres nuevos proyectos que presenta este año en el gran escenario que es su ciudad: Microteatro, estreno de un monólogo y nueva sede teatral.

Actores en Escena fue fundado hace 29 años por Leonardo Arias y Liliana Díaz, quienes ya muestran con orgullo, además, una trayectoria de 40 años en el oficio de la actuación.

“Para nosotros esto del teatro es un apostolado, es una decisión de vida. Cuando a uno se le presenta la coyuntura de decidir sobre su proyecto de vida y se encuentra con una manifestación como el teatro y decide asumir ese camino, está dispuesto a correr los riesgos que tenga que pagar y a vivir lo que tenga que vivir. El arte, la cultura, es fundamental. Nunca ha sido tenido en cuenta de la mejor manera, pero quienes nos dedicamos en este caso al oficio del teatro, somos incapaces de dejar de producir, está en nuestra naturaleza, está en nuestra esencia, es nuestra responsabilidad social. Siempre trabajando, luchando y peleando por conseguir las condiciones más dignas, siempre con la claridad de que no lo vamos a dejar de hacer. Obviamente ejercer nuestro oficio con plata es mucho más fácil, es mucho más cómodo y podría generar mejores producciones porque uno no se preocupa por una serie de minucias que quitan tiempo. Ojalá los artistas nos pudiéramos dedicar el 80, 90 o 100 por ciento a crear y no un alto porcentaje del tiempo a conseguir los recursos, es un desbalance tenaz, así y todo, tengan la certeza de que no vamos a dejar de crear y si no somos nosotros vienen otros detrás”.

Microteatro

La idea del microteatro obedeció a la necesidad de confrontarse y de compartir con los espectadores, en vista de la circunstancia que afrontó el grupo con el cierre de la sala que tenían en el barrio Versalles, primero, y segundo, por coletazos de la pandemia. “Estuvimos 1 año sin presentarnos en nuestro propio espacio, tiempo durante el cual recurrimos a la amabilidad de los compañeros que tienen sala. Teníamos la necesidad del contacto con nuestros espectadores y tomamos la decisión de utilizar la residencia que tenemos en el barrio Laureles: la resiliencia es fundamental y se nos ocurrió el microteatro donde podemos recibir un “micropúblico”. Conocíamos varias experiencias en espacios reducidos de Bogotá, Buenos Aires y otras partes del mundo y optamos por explorar por ahí. Ha sido una vivencia muy bonita, diríamos “intimidatoria” porque es algo nuevo para nuestro espectador, es algo nuevo para nosotros. Es tener al espectador respirándonos en la nuca, literalmente, y eso genera otras dinámicas y otras comunicaciones”.

“Quisimos hacer una experiencia inmersiva, es decir, el ambiente que la escena respira trasciende el escenario, porque el escenario finalmente no existe, se rompe esa cuarta pared definitivamente y aparece involucrado el espectador en el ambiente mismo donde la escena se sucede, con cambios de música, de luces, etc. propios de cada momento escénico.”

Esta nueva forma de expresarse de Actores en Escena se inició en el mes de abril de este año y ha tenido muy buena aceptación por parte del público. Se trata de microhistorias de 15 minutos, no escenas aleatorias y al azar, con estructura aristotélica de inicio, nudo y desenlace. Para la primera temporada apelaron a actos escénicos que estaban en su acervo y a otros de su autoría. La segunda temporada, a partir del mes de mayo, constará de juegos de improvisación que los mismos actores dirigirán y la tercera temporada se tratará de microteatro a la carta, 6 escenas escogidas por los espectadores”.

Estreno monólogo

Actores en Escena está tan vigentes que Leonardo Arias va a estrenar el primer monólogo de su historia como actor de teatro: Krapp la última cinta, una obra de Samuel Beckett, bajo la dirección de Jaiver Jurado, en coproducción con Teatro Oficina Central de los Sueños de Medellín.

“Enfrentarse a un monólogo como actor, para mí, es la graduación del oficio. Estoy emocionantemente asustado. Llevo 40 años haciendo teatro y es mi primer monólogo nada menos que de un autor como Samuel Becket, un reto enorme y maravilloso para cualquier actor del mundo. Llevo más de un año de trabajo desde que se encontró el texto, desde los acercamientos, desde los encuentros y ensayos con el director. Estoy absolutamente convencido de que sacaremos un trabajo con mucha dignidad, de una altísima factura y por ello esperamos que los espectadores salgan complacidos. Las obras de Becket son difíciles, difícilmente se sale de una de ellas eufórico o extasiado porque nos confronta permanentemente con nuestro ser interno. Uno sale más preguntándose cosas como quién soy, qué hago aquí, y cuando se logra que el espectador tenga ese tipo de inquietudes creo que se cumplió la tarea. Los invito a mi graduación, después de 40 años es el inicio de una carrera”, afirma Leonardo.

Krapp la última cinta es una obra pensada para radio. “Se trata de un viejo de 69 años agotado, desgastado por la vida, licencioso, desordenado con el licor, con problemas intestinales, pero lo importante es que es un escritor frustrado que cada año en su cumpleaños graba unas cintas a manera de diario donde evoca algunos episodios de su vida, pero hay una cinta en particular que grabó cuando tenía 39 años la cual recuerda con especial interés porque tal vez refleja el único momento en que Krapp pudo haber sido feliz en su vida”.

Nueva sala

El tercer proyecto de Actores en Escena para este año es la apertura de su nueva sala. “A la Fundación Niños de los Andes llevamos más de 12 años ayudándoles a construir procesos teatrales con los niños. Mediante un convenio nos pusieron a disposición el teatro que tienen en la sede de El Arenillo. Es un galpón con un escenario de 9.5 metros de boca por 5.5 de fondo y una altura de 4 metros, un auditorio con gradas y espacio para ubicar sillas o mesas y parqueadero cómodo. Nosotros nos encargamos de vestir el teatro con todo lo que hemos conseguido en estos 29 años: telas, luces, sonido y demás equipos técnicos necesarios para adecuarlo lo mejor posible y así nuestros espectadores disfruten de las propuestas que tenemos para ellos. Esperamos ser sala concertada del Ministerio de Cultura para ir mejorando las condiciones del teatro cada vez más”.

No desconocer el legado

Finalmente, los integrantes de Actores en Escena hacen un llamado a las nuevas generaciones para que avancen hacia el futuro sin dejar de mirar el pasado. “Hay cosas construidas sobre las que pueden trabajar, no desconocer lo que se ha hecho porque se ha avanzado mucho. Esto es de todos. A los jóvenes bienvenidos, son la energía, son la fuerza nueva, son las propuestas renovadoras, tienen una responsabilidad social con el teatro y con la ciudad, de avanzar sin olvidar el legado sobre el que empiezan su carrera artística”.

Sumar esfuerzos para superar hambre y pobreza en América Latina

Durante el segundo día del XXVI Congreso Internacional de Investigación en Ciencias Administrativas, organizado por la Universidad de Manizales, la presidenta de la Academia de Ciencias Administrativas (Acacia A.C.), Luisa Saavedra aseguró que los estudios realizados por investigadores mexicanos muestran cómo en América Latina hay hambre y desigualdad.

En este evento académico participan 600 asistentes, 495 autores de ponencias, procedentes de 207 universidades de 10 países. “Tratamos de hacer un llamado de conciencia para que las organizaciones y los ciudadanos nos asumamos como co-responsables de buscar el equilibrio social que pueda abatir el hambre, la pobreza, la desigualdad”, aseguró Luisa Saavedra.

Las investigaciones realizadas muestran cómo si sumamos esfuerzos para aportar en el primero de los objetivos de desarrollo sostenible, que se refiere a la pobreza, se va a impactar en los demás, mencionó la directiva mexicana: “Trabajando de forma decidida en este ya llegamos a los 17 objetivos. Este es el más importante y por esta razón la ciencia debería estar al servicio de la calidad de vida de los seres humanos de todo el planeta”, agregó.

A propósito de este tema, el Laboratorio de Innovación Pública de Manizales publicó el año pasado “En Manizales en clave ODS”, cómo entre los años 2012 y 2019, aproximadamente 18 mil personas salieron de la pobreza monetaria y 3 mil 500 personas dejaron de estar en condición de pobreza extrema en la capital de Caldas. Sin embargo, entre 2019 y 2020 cerca de 53 mil personas volvieron a caer en situación de pobreza monetaria y 26 mil en pobreza extrema, dice el informe.

“Manizales y Caldas también están en un entorno en el cual hay desigualdad y pobreza como en la mayoría de regiones de América Latina, aunque somos afortunados de tener mejores condiciones que otros territorios, las cuales se han venido consolidando a lo largo de los años con programas que son pioneros en el país como Universidad en el Campo y Universidad en tu Colegio, que facilitan el acceso a la educación superior de personas que han estado excluidos del sistema de educación”, dijo Duván Emilio Ramírez Ospina, rector de la Universidad de Manizales.

El directivo también mencionó que durante más de 50 años de historia de la universidad ha aportado a la formación de más de 35 mil ciudadanos del territorio nacional. “Está comprobado por diferentes estudios que la educación es uno de los principales factores que contribuyen a reducir los índices de pobreza”, finalizó.

El tema central este año es la sostenibilidad en las organizaciones y la reflexión frente al diseño de políticas, programas, prácticas y procesos que reduzcan la inequidad y la desigualdad.

Programación y otros detalles del certamen aquí: https://acacia.umanizales.edu.co/

Coctelería de la ILC, nuevo producto

Los cócteles listos para consumir RTD (Ready To Drink) son una tendencia a nivel mundial que ha presentado un importante crecimiento en ventas en los últimos años.

Ante esta realidad, la Industria Licorera de Caldas (ILC) decidió incursionar en esta categoría con el lanzamiento de los cócteles Cuba Libre y Mojito con Ron Viejo de Caldas, y Gin Tonic con Gin Bosque de Indias.

“Son tres nuevos cócteles, dos bajo la marca Ron Viejo de Caldas que son el Cuba Libre que es con sabor limón cola y el Mojito que es con sabor a lima y menta verde. Y adicionalmente un cóctel con sabor a agua tónica, hecho con nuestra nueva Gin Bosque de Indias. Estamos en codificación de producto y abastecimiento de canales y en el mes de mayo será el lanzamiento”, explicó Andrés Elías Borrero Manrique, gerente general de la Industria Licorera de Caldas.

Los cócteles vienen en una presentación en lata de 295 mililitros y con 9 grados de alcohol.

“La ILC está marcando la pauta a nivel nacional en innovaciones ya que contamos con un equipo experto desde toda la parte de idealización de conceptos hasta la elaboración de las etiquetas, los diseños, de las bebidas, etc. De esta forma hemos logrado que del total de las ventas, más del 20% equivale a los nuevos productos como el licor de ron Esencial, Roble Blanco, Aguardiente Amarillo, Bosque de Indias, la nueva imagen de Cheers, el nuevo León Dormido Finalizado, y muy pronto tendremos nuevas noticias para complementar nuestro portafolio”, expresó Borrero Manrique.

Las grandes marcas de licores en el mundo han venido lanzando este tipo de bebidas RTD (Ready To Drink), que generalmente se dirigen a los jóvenes para su consumo en cualquier momento del día, apelando a la practicidad y sencillez.

“Con esta coctelería queremos entrar en nuevos espacios donde los consumidores puedan tener contacto con nuestros productos, ya que algunas personas no quieren una bebida con una alta graduación alcolimétrica sino bajarla un poco. Los cócteles hacen eso y permiten tener un trago largo que se pueda consumir bien frío cuando la gente vaya a una piscina, esté en la playa o en un día soleado”, afirmó Mauricio Vélez Maldonado, gerente de Mercadeo y Ventas de la ILC.

Los cócteles de Ron Viejo de Caldas y Gin Bosque de Indias están disponibles inicialmente en Manizales y se espera que en mayo ya se puedan conseguir en supermercados, licorerías y tiendas en el resto del país.

Héctor Hernando López y su iceberg

Casting

El poeta invitado en nuestra columna es Héctor Hernando López Hincapié, quien nació en Anserma, Caldas, y vive en Manizales desde hace muchos años. He leído su último libro “Presencia y distancia”, publicado por la Secretaría de Cultura de Caldas en la colección “Libros al aire”, del cual, para reseñarlo, voy a retomar la idea de Ernest Hemingway sobre la literatura como iceberg, en este caso, los que denomino poemas-iceberg de Héctor Hernando. Se refiere este concepto a que los textos siempre son la punta del iceberg que asoma una pequeña proporción de su inmensa mole que en mayor porcentaje se encuentra sumergida en el océano, porque así es la creación, el resultado de toda una vida de experiencias, de la cual surge un toque leve, en este caso, con forma de poema, y más específicamente poemas breves.

Me voy a enfocar en los que aparecen de mínima extensión en el libro de Héctor, textos leves como la brisa y profundos como el mar: “Palabra altisonante/imperfecta y escondida/incapaz de explicar/el silencio de la tarde”. En el anterior poema, imagino al autor ensimismado y aturdido frente a un atardecer de Chipre, consciente de la incapacidad de las palabras para nombrar el éxtasis, el cual solo es posible esbozar en un susurro.

Y es que en los silencios, él encuentra la esencia de las palabras: “Lo que nos dijimos/fue lo que más/pudo acercarnos”. Son tres versos contundentes y limpios, gotas que caen en el pozo de un alma transparente. Pero también un alma atormentada: “Nunca escribo/para satisfacer/deseos insulsos./Lo hago para luchar/con esos demonios insondables”, pues el acto creativo surge de los pantanos, como las flores de Baudelaire, como las flores más hermosas, cuyo aroma nos atormenta, como las flechas de Cupido.

Y es que ese demonio del amor, gusanito que nos habita como parásito sin posibilidad de expulsar, suena de la siguiente manera en sus palabras: “La vajilla,/el butaco de madera/y la mesa donde escribo/como nuestro amor/se fueron desgastando”, porque, como continúa en otro poema: “En el verano de mi juventud/te amé,/ha llovido mucho/desde entonces”.

Es la maldición existencial de los poetas, de sus lamentos: “Tendré un mediodía/de ilusiones/con la esperanza/incierta/de estar equivocado”; que siempre, al final de las jornadas, exclama en la derrota:

Solo el amor puede lograr

que un hombre espere

con encanto

un amanecer

sin la angustia de pensar

en sus muertos.

 Referencia bibliográfica: López Hincapié, H. H. (2022). Presencia y distancia. Manizales: Secretaría de Cultura de Caldas.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

Ovidio y los santos perdidos

Luis Felipe Valencia Tamayo, profesor de la Universidad de Manizales publicó recientemente  la novela “Ovidio y los santos perdidos”, obra literaria que tendrá su lanzamiento en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FilBo) que se realiza del martes 18 de abril al martes 2 de mayo.

El libro consta de 357 páginas y trata la historia de un hombre que ha fracasado en intenciones de vivir y se ha refugiado en el alcohol y en sus amigos para definir su vida. “Incómodo, pedante y mordaz, Ovidio acentúa los problemas de quienes lo rodean, da legitimidad a la sordidez que quisiera extirpar y enfrenta los demonios de lo que fue con la fría pose de quien se cree invulnerable. Sin embargo, su aventura hacia una posible redención no está exenta de enemigos ni de la crisis que viene con el paso del tiempo”.

La obra fue publicada por la editorial Calixta, de Bogotá. “Es importante la apuesta que se hace por la literatura colombiana y más aún la proveniente de las regiones frente a un panorama complejo porque no es sencillo que se apoye estas iniciativas y a veces solo algunos autores con posicionamiento tienen la oportunidad de publicar”, dijo el profesor Valencia Tamayo quien orienta Literatura y Humanidades en el Programa de Comunicación Social y Periodismo.

El escritor Tamayo nació en Manizales. Ha hecho parte de revistas y antologías hispanoamericanas y colombianas de ensayo y de cuento. Premio de cuento «La Monstrua» de literatura fantástica, 2007 (Vavelia – Guadalajara, México). Hace parte de las antologías de relatos «El Camino de los Mitos» I (2007) y III (2010), ambas en Ediciones Evohé (Madrid, España). Premio nacional de cuento ciudad de Barrancabermeja 2012 (Alcaldía de Barrancabermeja, Colombia); finalista en el IX Certamen internacional de cuento Canal Literatura 2012 (Murcia, España); finalista en el Concurso internacional de cuento «Palabras Sin Fronteras» 2013 (Bruma ediciones – Mendoza, Argentina). Finalista del III Certamen e-DitARX de relatos breves de ficción histórica 2017 (Castellón de la Plana, España). Es autor del libro de ensayos «Historia e historiadores» (Punto de Vista Editores, Madrid, 2015). «Ovidio y los santos perdidos» ha sido Premio caldense de novela, en la modalidad Estímulos de la Secretaría de Cultura de Caldas, 2019.

Una revisión a las relaciones entre la comunicación, la infancia y la juventud

Son 10 profesores de la Universidad de Manizales y 1 invitado externo, quienes hacen parte de la investigación “Infancia infinita, juventud imperecedera. La comunicación como territorio de las nuevas generaciones”, plasmada en un libro editado por el fondo editorial de esa institución.

Esta es la presentación que hace el editor académico Carlos Fernando Alvarado Duque:

La Universidad de Manizales y el Cinde, a través del Centro de Estudios Avanzados de niñez y juventud, han horadado una tradición académica-investigativa de alto impacto en el contexto social sobre la infancia y la juventud. De hecho, puede decirse que este trabajo, que fácilmente supera las dos décadas del actual siglo, ha permitido reconceptualizar las perspectivas tradicionales en términos de comprensión de lxs niñxs y jóvenes. Para ello han hecho eco del reconocimiento de nuevos derechos, de la importancia de la inclusión, de la fuerza de la pluralidad al grado de impactar políticas públicas. En tal recorrido, se han tenido en cuenta las diferentes violencias, los discursos hegemónicos, los olvidos estatales y múltiples fenómenos que invisibilizan o, peor aún, constriñen a la infancia y a la juventud. El presente libro, que responde a un gran proyecto de investigación, desea sumarse a este esfuerzo y, en el proceso, reconocer la importante labor gestada al interior de la institución en este campo.

La Escuela de Comunicación Social y Periodismo decidió hacer sentir su voz en un gran proyecto que permitiera revisar, desde diferentes ángulos, las relaciones entre el campo de la comunicación, la infancia y la juventud. Procedimentalmente, se elaboraron diferentes búsquedas que, podemos decir, se dividen en dos enfoques: El primero de ellos ausculta la manera como lxs niñxs han sido objeto del universo narrativo. Esto supone indagar por la manera en que aparecen representados en diferentes medios expresivos. Por ello, se revisa su presencia en la literatura, como los relatos dirigidos a la infancia, su aparición en el cine nacional, como los estereotipos con que son construidos en series televisivas, al igual que el tipo de teatro dirigido a ellos mediado por nuevas tecnologías. El segundo enfoque se centra en la juventud para revisar sus modos de participación en el tránsito a la vida adulta. De esta manera se revisan el grado de participación política a partir de fenómenos de protesta contra el Estado, se estudia el tipo de consumo de medios que realizan en la vida universitaria de una ciudad de provincia y se expone la capacidad de intervenir la realidad a través de la imagen-fija en clave de investigación-creación.

No deseamos hacer más que la evocación previa de este trabajo colectivo fruto de diez profesores de la Escuela de Comunicación y un profesor externo invitado. Cada capítulo presenta los resultados del trabajo centrado en un ángulo preciso, siempre en el marco el gran proyecto de investigación adscrito a la Dirección de Investigaciones y Postgrados de la Universidad: Comunicación, infancia, niñez y juventud: representaciones y usos. En tal medida, se respeta el estilo investigativo que se urde finalmente con el estilo escritural de cada uno de los autores. No obstante, se delinean diferentes vertientes investigativas, dado los objetos de estudio, los cuales dejan en claro modelos empíricos de corte cuantitativo y modelos hermenéutico-fenomenológicos de viraje cualitativo, no sin faltar los desarrollos desde la investigación-creación.

El presente trabajo se publica al interior de la Colección Escribanía de la Escuela (sello editorial de la Universidad de Manizales), que difunde el material producido por los docentes para la comunidad académica en general. Sumado a ello, el libro también oficia de memoria no oficial de la mesa Comunicación, Niñez y Juventud en América Latina: representación y participación, con la cual la Escuela hizo presencia en la IV Bienal Latinoamericana y Caribeña en Primera Infancia, Niñez y Juventud y en donde los autores compartieron una versión parcial de los trabajos publicados a completud aquí. Agradecemos a todos los que apoyaron este proceso que hoy es una realidad, en especial al actual director de la Escuela de Comunicación: Richad Millán Torres (también autor) y al Decano de la Facultad de Ciencia Sociales y Humanas, Diego Ocampo Loaiza. Sin más, esperamos que los lectores disfruten de este colegiado.

Los profesores autores de este trabajo son: Adriana Villegas Botero, Luis Felipe Valencia Tamayo, Carlos Fernando Alvarado Duque, Julián Andrés Burgos Suárez, Wilson Escobar Ramírez, Yoiver Giraldo Quintero, Carlos Eduardo García Cortés, Richard Armando Millán Torres, Carlos Andrés Urrego Zuluaga, Alejandro Jiménez Salgado, Andrés Felipe Roldán García.

* Profesor Universidad de Manizales.

 

El incesto: lo que reprocha la moral y ya no debe proteger la ley

Somos colombianos con una moral mayoritariamente judeo-cristiana, se nos dificulta en ocasiones separar los comportamientos inmorales de los comportamientos delictivos. Los textos sagrados en sus enseñanzas nos han acostumbrado a que una conducta moralmente reprochable, generalmente también es jurídicamente sancionable.

Claro que debemos aceptar que los lineamientos comportamentales de estas religiones ayudaron a delimitar la conducta humana desde lo jurídico; equivalencias como: no matarás (homicidio), no robarás (hurto), honrar a padre y madre (violencia intrafamiliar), no dirás falsos testimonios (injuria y calumnia), entre muchos otros.

Sin embargo, también debemos aceptar que desde 1991 el estado colombiano es laico, aconfesional y separado totalmente de la institución religiosa católica, y en ese orden de ideas se deben estudiar comportamientos inmorales que han sido incluidos en algún momento dentro del código penal colombiano, pero que han perdido vigencia y ya no deben ser considerados delitos. Lo que ocurrió en su momento con la despenalización del estupro, la bigamia o el adulterio; ahora debe suceder con el Incesto.

La historia

El incesto ha sido una conducta humana calificada como desviada, es tanto así, que, desde tiempos remotos en diferentes culturas, ha sido elevada a la categoría de delito y ha sido sancionada de diferentes maneras, por ejemplo, en el derecho romano, en épocas de Justiniano, a la mujer que contrajera matrimonio incestuoso se le castigaba con la confiscación de sus bienes e incluso con el destierro. Mientras tanto, los Visigodos, internaban a los incestuosos en monasterios por separado y se excluían a los hijos de dicho matrimonio de la herencia de bienes, al igual que en el derecho romano.

En Colombia, el incesto no fue castigado como delito durante aproximadamente un siglo, entre 1837 y 1936; en este punto, es importante hacer una pregunta ¿cuál fue la circunstancia que determinó que este delito fuese penalizado antes de 1837 y después de 1936?

Antes de 1983 existía un castigo porque culturalmente el incesto fue rechazado desde dos perspectivas culturales que se encontraron, desde la tradición de la república española y desde la tradición de los pueblos originarios de América, y en especial de Colombia, donde los Chibchas castigaban al incestuoso metiéndolo en un hoyo de agua angosto con obscenas sabandijas.

Sin embargo, en el año 1837 cuando el liberalismo imperante en Europa permeó la legislación colombiana, se modificó la constitución política y al parecer desapareció la sanción sobre el incesto desde la carta constitucional y desde la norma penal. Ahora bien, si ya había un proceso de despenalización de esta conducta punible, ¿cuál fue el motivo para que después de casi un siglo de despenalización, el código penal de 1936 tipificara de nuevo este delito?

Las razones aducidas para incluir de nuevo el incesto dentro del catálogo penal de 1936 fue la evitación de la alarma social y de otras consecuencias desastrosas para la especie humana, tal como se ha venido conociendo en los medios científicos, médicos, genéticos y psicológicos. Este concepto de evitación de alarma social fue abordado con anterioridad por Francesco Carrara en su libro Programma di Diritto Criminale.

La decisión fue dirigida entonces a la protección de la alarma social generalizada, en una época de grandes cambios y acontecimientos para la humanidad, donde se pasaba por una crisis económica mundial, donde se veía asomar una segunda guerra mundial y donde en la ley colombiana estaban surgiendo grandes cambios para el reconocimiento de derechos colectivos, como la aparición de los sindicatos y la reciente abolición de la pena de muerte, todos estos factores pudieron llevar al órgano legislativo a tomar decisiones sobre nuevas formas para controlar la alarma social.

Esta nueva penalización del delito de incesto en Colombia ha permanecido hasta nuestros días, con la última actualización de la norma en el año 2000. En esta reciente modificación aparecen los términos “acceso carnal y acto sexual”, y se elimina la expresión moral “acto erótico sexual”.

Lo que se debe tener en cuenta hasta este punto, es que el incesto en Colombia no ha sido penalizado en todo momento, hubo un bache de aproximadamente 100 años, donde por diferentes motivos no fue penalizado, sobre este asunto se debe reflexionar, para determinar por qué durante ese tiempo de despenalización, fue aceptado el incesto y la sociedad adecuó esta normatividad a su ritmo cotidiano de convivencia.

Ley moral o ley jurídica

Además, también es indispensable explicar desde el punto de vista social, porque desde 1936 cuando se penalizo el incesto, y hasta la actualidad, no ha sido posible la despenalización del mismo, he incluso, ha comenzado a ser visto como un delito sexual comparable con los accesos y los actos sexuales, desnaturalizando así la finalidad real para la cual fue creado el incesto, pues lo único que pretende proteger este punible, es el concepto de familia desde el punto de vista del Estado y la Iglesia, cuando Colombia era un estado confesional.

Precisamente en este último punto, sobre la relación Estado e Iglesia, que hace años terminó, es donde se debe tenerse en cuenta que ya no es necesario seguir conservando la penalización sobre una conducta moralmente reprochable por la doctrina judeo-cristiana imperante en Colombia. En materia de control social, debe mirarse también si el delito ya perdió vigencia, y como sucede en muchas regiones del país, tal vez el comportamiento ya fue normalizado.

Este es un debate puntilloso y de largo aliento, pues muchas personas consideran que dejar de proteger el incesto penalmente tiene relación directa con el fin de los tiempos, el inicio del apocalipsis o una avalancha de violaciones dentro de las familias. Y, está bien que espiritualmente tengan esas consideraciones, pero jurídicamente ya existen otros delitos para proteger a los niños, niñas y adolescentes de cualquier abuso sexual por parte de un familiar, sin tener que seguir acudiendo a la figura religiosa pseudoprotectora de la institución de la familia.

* Músico, compositor, abogado y docente universitario. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Abril 2023.

 

 

Ron Viejo de Caldas brilló en Estados Unidos

En el marco de su estrategia de internacionalización, la Industria Licorera de Caldas (ILC) estuvo presente con su producto estrella Ron Viejo de Caldas en el evento “Maravillas de la Región Andina” que realizó la Embajada de Colombia en EE.UU.

El Gobernador de Caldas Luis Carlos Velásquez Cardona y el gerente general de la Industria Licorera de Caldas Andrés Elías Borrero Manrique, asistieron a la recepción en la que promocionaron todas las características y bondades del departamento, así como de los productos de la principal empresa de los caldenses.

“Importante escenario de relacionamiento para disfrutar del mejor ron del mundo y seguir posicionando nuestro producto insignia en el mercado estadounidense”, afirmó el primer mandatario de Caldas en su cuenta de Twitter. Agregó que “seguir creciendo y ampliando los mercados internacionales de la ILC está entre las apuestas constantes para que nuestra empresa continúe siendo líder en el mercado y que cada día genere más utilidades que benefician a los caldenses”.

Por su parte el gerente general de la ILC añadió que la empresa tiene este año el gran reto de aumentar su presencia en el exterior y que ha venido trabajando en estar presente en eventos de alto nivel y fortaleciendo el equipo de ventas internacionales. “Dentro de nuestra estrategia de internacionalización fue un gran evento para que ejecutivos, empresarios y funcionarios de los gobiernos de EE.UU. y Colombia conocieran nuestras marcas, en un mercado tan importante”, anotó Borrero Manrique.

Otro de los puntos a resaltar en esta visita fue el anuncio de los trámites que se están adelantando para que el Aguardiente Amarillo de Manzanares, producto que se ha convertido en una sensación en el mercado colombiano, y el Ron Viejo de Caldas León Dormido, lleguen próximamente a Estados Unidos. “Estuvimos reunidos con representantes del distribuidor Mexcor International, actores fundamentales para las nuevas estrategias de comercialización y posicionamiento de las marcas y de los productos de nuestra ILC en el mercado estadounidense”, comentó el Gobernador de Caldas Luis Carlos Velásquez Cardona.

Al respecto, Nicholas Alexander, ejecutivo de Mexcor, recordó que iniciaron en 2019 la distribución de las marcas de la ILC en los estados del sur de EE.UU. “Estamos creciendo cada año y ahora con el lanzamiento de Aguardiente Amarillo estamos listos para ganar todo el mercado (…) El León Dormido es el mejor ron que he tomado y si no
lo compran rápido se van a quedar sin la oportunidad de probarlo”.