Estampilla Procultura para Manizales

Con un porcentaje del 0.5%, fue aprobada en debate en el Concejo de Manizales la estampilla Procultura para el municipio, con la que se busca recaudar recursos para atender las múltiples necesidades del sector artístico y cultural de la ciudad, y de esta manera propiciar su crecimiento y fortalecimiento.

La iniciativa trabajada articuladamente entre la administración municipal y el Concejo de Manizales, está basada en la Ley 666 de 2001, emitida hace más de 20 años por el Ministerio de Cultura y con la que se faculta a los municipios para generar este recaudo, destacándose como un hecho histórico y de impacto positivo para el sector de la ciudad.

El dinero recaudado por esta estampilla se destinará exclusivamente para financiar las acciones dirigidas a promocionar la creación, actividad artística y cultural, investigación y el fortalecimiento de las expresiones culturales, funcionamiento de espacios públicos, dotación de centros y casas culturales, así como capacitaciones a
creadores y gestores culturales y garantizar su seguridad social.

“Hemos alcanzado uno de los propósitos de esta Administración para lograr sacar adelante la cultura en Manizales. En el país, la única capital que faltaba por el recurso era la nuestra; y ahora con esa destinación específica anual, que tendremos a partir de la fecha, fortaleceremos el sector y saldaremos esa deuda histórica. Este 0.5% es el menor valor que se puede cobrar, y lo hicimos no solo pensando en la dificultad actual que vive el mundo, sino también en el sector cultural, uno de los más afectados por la pandemia”, afirmó Camilo Naranjo Molina, gerente del ICTM.

En este sentido, el recaudo se destinará así:
1. Un diez (10%) por ciento, para el programa de seguridad social del creador y del gestor cultural, de acuerdo con la Ley 666 de 2001.
2. Un veinte (20%) por ciento, para el pasivo pensional del municipio.
3. No menos del diez (10%) por ciento, para la prestación de los servicios bibliotecarios del municipio.
4. Hasta el sesenta (60%) por ciento restante, se destinará en concordancia con el plan de desarrollo municipal en lo que respecta a:
-Acciones dirigidas a estimular y promocionar la creación, la actividad artística y cultural, la investigación y el fortalecimiento de las expresiones culturales según lo indicado en la Ley 397.
-Estimular la creación, funcionamiento y mejoramiento de espacios públicos, aptos para la realización de actividades culturales, participar en la dotación de los diferentes centros y casas culturales y, en general, propiciar la infraestructura que las expresiones culturales requieran.
-Fomentar la formación y capacitación técnica y cultural del creador y del gestor cultural.
-Apoyar los diferentes programas de expresión cultural y artística, así como fomentar y difundir las artes en todas sus expresiones y las demás manifestaciones simbólicas expresivas.

Es importante resaltar que la Estampilla Procultura no será aplicada en contratos inferiores a los 85 UVT- Unidad de Valor Tributario-. Es decir, aquellos contratistas del estado que perciban ingresos mensuales inferiores a los $3`086.180 millones, no cancelarán este tributo.

Mujeres de teatro en Manizales. ADRIANA TORO

Adriana Toro Rivas nació en Medellín, ciudad que desde el Teatro Popular de Medellín le permitió dar los primeros pasos como actriz. “Desde muy pequeña fui muy histriónica, en el colegio siempre participaba de las actividades culturales: bailar, cantar, actuar, escribir”.

Viajó a Bogotá a estudiar publicidad, “pero el teatro me encontró y yo lo encontré a él. Nos vimos y fue amor a primera vista, entonces comprendí que en la vida no había para mi otra opción más que la escena, y de la mano de los maestros Jaime Manzur y Andrés Midon, me adentré en ese mundo diáfano, caótico pero maravilloso que marcó mi existencia”.

Ahora vive en Manizales donde despliega su actividad cultural como artista, como gestora y como dinámica mujer de teatro desde su Fundación Teatral El Quijote.

El teatro comunitario es el fuerte de Adriana Toro, gracias a su vocación de líder social. Con su ejercicio tiene la oportunidad de acercarse a la gente, vivir sus problemáticas, conocer sus estructuras y mecanismos para hacer frente a sus necesidades, “circunstancias que me han movido fibras internas y me han llevado a trabajar el arte y la cultura de la mano de la comunidad en expresiones teatrales de una autenticidad única”.

Para ella el arte es fundamental como herramienta de transformación social bajo la premisa de que toda persona es esencialmente creativa.

Estas vivencias le han dado el puntal para comprobar que la realidad muchas veces supera la más clásica obra teatral, y se ratifica en que “hacer teatro comunitario es danzar con la muerte, buscar la luz en la penumbra”.

¿Qué es lo que más le gusta de su rol como actriz?

En lo personal poder acumular historias, vidas que alguien más vive o vivió, entrar en el alma humana, poder ser otra es como rencarnar. Creo que, para actuar un papel, para realizar un personaje, debes investigar a fondo la esencia de esa vida que vas a representar.

En lo social, mis roles de actriz y gestora cultural me permiten llegar con más precisión y facilidad a las problemáticas sociales que enfrentamos los seres humanos en general y muy especialmente las mujeres, por el hecho de ser Mujer, y luego llevar sus historias a la escena teatral “es brutal” como diría un joven.

Usted es ampliamente conocida en la ciudad, y particularmente en el sector cultural, como artista comprometida y gestora incansable. ¿Ha sufrido discriminación de género en el desempeño de estos dos papeles?

Todo el tiempo y en los campos subyacentes es muy triste y preocupante vivir una problemática real, palpable, cotidiana acerca del papel de la mujer en la sociedad.  Soy madre cabeza de familia, tengo dos hijos, soy actriz, gestora cultural y empresaria de mi emprendimiento cultural, debo desempeñar muchos roles y hacerlo bien, con dedicación y pasión. Soy muy perfeccionista y competitiva y mi condición de género, mujer, me hace este camino más difícil; solo por el hecho de serlo nos enfrenta a situaciones violentas, insinuaciones ofensivas y aún hay gente que cree que tus logros los consigues con favores sexuales, el acoso sexual es una realidad.

 De todos los proyectos que ha emprendido. ¿Cuáles destaca y por qué?

Llevo 25 años dedicada a la cultura, son tantos los proyectos emprendidos y realizados en todos estos años, que cada uno es un hijo al cual di vida, pero los que quedan grabados aún en mi mente son:

2011: Obra teatral Salvemos el planeta. Género infantil.

2011: La Frontera en las tablas. Festival teatral.

2012: Diatriba de amor contra un hombre sentado.

2012: Ring ring corre corre.

2013: Festival teatral del sol. Con énfasis en teatro infantil.

2013: Programa de televisión regional Tro canal del gran Santander y tu Kanal noticial. El teatro llevado a la televisión.

2014: “Tres historias tristes de tres mujeres muertas”.

En estos momentos de crisis por la pandemia las energías de Adriana Toro Rivas “El Quijote”, como le gusta reconocerse, están puestas en: el Cuarto Encuentro Cultural y Artístico Mujeres del Alma, la Unión hace la fuerza. “Este proyecto es muy especial porque me permite promover, fortalecer y armonizar el papel de la mujer en la sociedad a través del arte y la cultura”.  Se fundamenta en campañas para denunciar los maltratos por género: sicológico, sexual; prevenir el feminicidio; fortalecer políticas públicas; denunciar la ausencia de ellas y muchos más.

 

 

Colombia Lee

El Ministerio de Cultura y la Cámara Colombiana del Libro presentaron el Catálogo de la Oferta Editorial, Colombia Lee, una plataforma digital que reúne información de más de 200 mil títulos de 634 editoriales y distribuidoras de producción local y buena parte de las obras importadas que están disponibles en el país.

“Hoy, en el Día mundial del Libro, el Idioma y el Bibliotecario, el MinCultura y la Cámara Colombiana del Libro presentamos Colombia Lee, una iniciativa que contó con una inversión de más de 365 millones de pesos y que impulsa la modernización y la reactivación del sector editorial, el cual genera alrededor de 8 mil empleos directos e indirectos en el país”, dijo Felipe Buitrago, ministro de Cultura.

Colombia Lee facilitará la cadena de comercialización de libros en el país, ya que constituye una apuesta por la modernización de la gestión operativa y comercial de las editoriales, a través de la consolidación de toda la información de las obras discriminada por título, autor, editor, tamaño, precio, peso, formato, entre otras características, que los editores, distribuidores, libreros y lectores podrán  consultar en: www.colombialee.com.

Esta primera función que tiene la plataforma, de permitir la consulta detallada de las obras en un mismo lugar, marcan el inicio de la modernización de la cadena de comercialización del libro en el país, ya que se tiene previsto continuar con el desarrollo de otras herramientas como la georeferenciación de los puntos de venta, hacer negocios desde el catálogo y ayudar a los actores de la cadena con inteligencia de mercado por este canal.

“El proyecto de modernización, que iniciamos en 2018, pone a tono a todos los actores empresariales del sector editorial colombiano con las nuevas tendencias globales en la circulación de información sobre la oferta editorial y la comercialización de libros y pone a disposición de los lectores una herramienta clave para fortalecer el acceso al libro”, afirmó Enrique González Villa, presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana del Libro.

Y agregó: “La incorporación de los instrumentos digitales en la gestión de procesos administrativos y el apoyo al sector con información sobre la oferta disponible y el desarrollo de capacidades en las librerías para la comercialización electrónica fortalecerá la competitividad de los libreros colombianos, en un entorno en el que es creciente la presencia de las grandes corporaciones tecnológicas. La pandemia aceleró un proceso que necesariamente el sector tenía que asumir”.

Más tecnología e innovación en la comercialización de libros

Dado el impulso que traerá consigo Colombia Lee en materia de modernización a nivel operativo y comercial, no se puede dejar de lado que esta plataforma busca jalonar el crecimiento del sector editorial, que hace parte de las industrias creativas y culturales del país, en un momento en el que agrupa alrededor de 600 establecimientos empresariales y que registró ventas cercanas a 1 billón de pesos al cierre de 2019, según las cifras más recientes compartidas por la Cámara Colombiana del Libro.

El proceso de creación de Colombia Lee lo inició la Cámara Colombiana del Libro a mediados de 2018, pero registró un impulso en su ejecución en 2020, gracias al respaldo que le dio el Ministerio de Cultura. Con el apoyo de la cartera se consolidó en el portal web toda la información de la producción editorial del país.

Durante el camino de creación de esta iniciativa, se desarrolló un lenguaje común llamado el SINLIC, un sistema de información unificado sobre fichas de libros, ventas, devoluciones, cambios de precios y otros datos relevantes para todos los actores de la cadena comercial del libro, lo cual permite ahorrar tiempo y dinero.

“El trabajo en equipo entre MinCultura y la Cámara Colombiana del Libro responde a una necesidad estructural y estratégica del sector del libro, ya que el principal objetivo con este lanzamiento es entregar las herramientas necesarias a editores, distribuidores y libreros para que puedan modernizar su gestión operativa y comercial. Con esta iniciativa, estamos apoyando la reactivación y la descentralización de la cultura, dos pilares que nos ha encomendado el Gobierno del presidente Iván Duque y que en este caso permite que el libro continúe más vigente que nunca entre todos los ciudadanos”, agregó Buitrago.

https://camlibro.com.co/colombia-lee/

 

Ecorregión Cafetera: evaluación ambiental del territorio

Para empezar, el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, territorio que comprende 340 mil hectáreas de la zona rural en 858 veredas cafeteras ubicadas en el trópico andino, a pesar de ser declarado por la UNESCO en 2011 patrimonio de la humanidad, lo que representaría una oportunidad para hacer de dicho instrumento un factor de desarrollo rural integral, no ha podido resolver las disrupciones socio-ambientales del paisaje, bajo los atributos de esta declaratoria; veamos: este territorio se ha sumido en una profunda crisis durante el último medio siglo, como consecuencia de la implementación de un modelo de monocultivos de base química asociado a la Revolución Verde, cuyas condicionantes tecnológicas y financieras terminaron, por: 1- generar procesos migratorios; 2- fragmentar los ecosistemas y arrasar el sombrío; 3- desmantelar la agricultura autárquica tradicional; 4- favorecer un modelo agroindustrial de dependencia tecnológica; y 5- favorecer la vulnerabilidad del territorio al cambio climático.

Esta lectura del territorio que trata de las complejas y frágiles relaciones dialécticas de simbiosis y parasitismo, entre las comunidades que habitan la ecorregión y sus frágiles ecosistemas con su particular estructura ecológica de soporte, y de las condiciones de los activos naturales y bienes culturales de la ecorregión, subraya los desafíos que tenemos para hacer de nuestro territorio un “constructo cultural”, bajo las dos siguientes premisas: primera, como contexto general, un espacio geográfico en sí no es el territorio, entendido éste como una construcción social e histórica, donde la cultura es el fruto de la Interacción de dos sistemas complejos: el natural y el social, por lo que el medio ambiente que inicialmente es un medio fundamentalmente natural, gracias a la cultura puede ser transformado y constituirse en un medio paranatural ecológicamente sólido; y segunda, el Paisaje Cultural Cafetero como sistema de producción adaptado a las laderas del trópico andino, sumado a los ríos Cauca y Magdalena con sus  comunidades de pescadores y ecosistemas de tierra cálida, y nuestros páramos y reservas forestales protectoras que se ubican entre el bosque andino montano alto y el paisaje de glaciares, como bienes patrimoniales son tres territorios diferenciados sujetos de derechos bioculturales, y no simples espacios con valiosos recursos objeto de explotación para satisfacer los apetitos del mercado.

Cultura y Territorio

Para entender la ecorregión cafetera, el Museo Samoga ha propuesto una visión en la que se interpreta el carácter biodiverso y pluricultural del territorio, recurriendo a una analogía con los cuatro elementos aristotélicos, así: con el mundo de la Tierra, Pachamama, se recoge el occidente minero con Anserma, Marmato, Supía y Riosucio, como un lugar de marimbas, resguardos, carnavales y negritudes; con el mundo del Agua, Bachué, se describe la subregión magdalenense con su patrimonio hídrico excedentario, y como tierra de ranchos de hamacas, chinchorros, y subiendas, donde sobresalen la historia de los champanes y vapores y de la Expedición Botánica; con el mundo del Aire, Yuruparí, se alude a la tierra del aroma del café, del bahareque de guadua y de las chapoleras, por los corredores de la colonización antioqueña donde sobresalen, además de Aguadas, Salamina y Neira, poblados emblemáticos del Quindío, Risaralda y el norte del Valle; y finalmente, con el mundo del fuego, Chiminigagua, se describe la alta cordillera con sus volcanes, cóndores, bosques de niebla y palmas de cera, donde encontramos los páramos de la Mesa de Herveo con sus caminos empalizados que llevan a las fértiles tierras de San Félix-Murillo-Roncesvalles.

En la subregión minera de la vertiente occidental del cañón del Río Cauca, lugar donde existen vestigios de la cultura Umbra diferente a la Embera y aún viva, España explotaba la mina aurífera más grande del orbe en el siglo XVI, localizada en Quiebralomo donde existían dos parcialidades indígenas vecinas al lugar: Cañamomo y La Montaña, que explican a Riosucio como el núcleo cultural más relevante del territorio y de la artesanía folclórica más añeja de la ecorregión, mientras que la historia de Marmato es en últimas la de la expoliación minera por extranjeros que se llevaron la riqueza, quedándole a los marmateños únicamente la pobreza. Similarmente, por la región magdalenense, donde la hidrovía fue a lo largo de cuatro siglos y medio el principal medio de transporte en Colombia, encontramos no solo este eje que representa la historia del desarrollo nacional, sino también un escenario estratégico para implementar el transporte intermodal de la Región Andina, gracias a las potencialidades de este río que reclama la recuperación de sus humedales ya degradados y el regreso de la subienda casi desaparecida. En cuanto a los corredores cafetaleros, cuya consolidación se da gracias a la Colonización del Siglo XIX, se hace evidente la necesidad de restablecer los derechos bioculturales para ordenar acciones interinstitucionales conducentes a un desarrollo rural integral compatible con la cultura ancestral cafetera y aprovechar las opciones del territorio, mediante la generación de bienes y servicios ambientales en el marco del bioturismo, y la implementación de la agroforestería. Y por último, sobre la alta cordillera donde se imponen los desafíos del páramo y del bosque altoandino por el cambio climático, urge preservar el PNN de los Nevados y las Reservas Forestales del territorio, por ser fundamentales para la conservación de la biósfera como hábitat de especies endémicas y en peligro de extinción, y por la importancia de los servicios ambientales cuya estabilidad depende de la condición de los ecosistemas, como soportes de la funciones reguladora del patrimonio hídrico y del clima.

Ecosistemas y bosques

Sea esta la oportunidad para hacer dos llamados: el primero, sobre el deterioro de nuestros bosques andinos y selvas tropicales como una situación que también afecta al país, consecuencia de la deforestación y del comercio ilegal de la madera, entre otras acciones que se constituyen en severa presión antrópica sobre estos frágiles y vitales ecosistemas; y el segundo, el panorama de la guadua, planta emblema de Caldas y recurso fundamental nativo de la región andina, que por sus múltiples usos en el hábitat rural y urbano, se constituye en un elemento estructurante de nuestra cultura y en una impronta del paisaje de la ecorregión cafetera colombiana, ya que de 12 millones de hectáreas (ha) preexistentes hace 200 años, sólo quedan 50 mil ha en Colombia y 20 mil ha en la ecorregión cafetera. Si en Colombia la tasa anual de deforestación en 2020 fue de 75 mil ha, también en la ecorregión cafetera, un territorio biodiverso que alberga al 7% de las especies de plantas y animales del país, donde el paisaje estuvo dominado por bosques, ahora sólo se conserva menos del 20% de dicha cobertura.

Pero el drama va más allá, así como en Colombia de una extensión de 9,7 millones de ha de bosques de niebla, solo queda el 25%, y en extensión los bosques secos que llegaron a tener similar cobertura se han reducido al 8%, similarmente en el Eje Cafetero, donde los paisajes están dominados por potreros, cafetales, plantaciones forestales, plataneras y cañaduzales, también la deforestación sistemática y el uso conflictivo del suelo, al lado de la infraestructura y el uso de agroquímicos, les pasa factura a los ecosistemas boscosos. Según Alma Mater, en 2002, de un potencial del suelo que es del 4% para potreros, dicha cobertura llegó al 49%; de un potencial del suelo para usos forestales del 54%, los bosques del territorio sólo llegaban al 19%; y de unos usos agrícolas y agroforestales cuyo potencial es del 21% y 20% en su orden, la cobertura agrícola apenas llegaba al 30%, sin que podamos dar cifras importantes evidenciando cambios estructurales para el actual momento, ya que la anterior realidad pareciera persistir, y con ella la vulnerabilidad de este escarpado, territorio, en el cual con sus cuencas deforestadas no podremos preservar el agua y la biodiversidad para enfrentar las demandas del Cambio Climático.

Agua y Clima

Si en materia de acuíferos para toda la ecorregión cafetera, además del extenso valle del Magdalena como gran reservorio, están los valles del río La Vieja por la vertiente del río Cauca, cuyo potencial de agua subterránea se asocia con el glacis del Quindío, el valle del Risaralda y la zona de Santágueda; en cuanto al sistema subterráneo sobresalen las zonas de recarga de las áreas cordilleranas de páramo y sectores vecinos de gran cobertura boscosa, o las regiones del Oriente caldense donde la copiosa precipitación explica un patrimonio hídrico excedentario, susceptible de aprovechamientos hidroenergéticos responsables. Además, en este territorio verde donde existen conflictos severos entre uso y aptitud del suelo y los eventos extremos por el calentamiento global acechan, se debe avanzar en el ordenamiento de las cuencas, emprender acciones de adaptación al cambio climático, asegurar el suministro de agua potable y preservar los frágiles ecosistemas. Pero a la mega-minería que amenaza los ecosistemas andinos y al agua en toda la alta cordillera, y ha desestructurado el patrimonio cultural del occidente caldense en Marmato – Riosucio, se debe sumar la problemática de los ríos de las capitales cafeteras, afectados por vertimientos residenciales e industriales, y en menor grado por la huella hídrica gris de la actividad cafetera; razón por la cual entre los 10 ríos más degradados de Colombia por esta problemática, aparecen el Chinchiná, el Quindío y el Otún. Como principio debe plantearse que mientras el oro y el carbón como recursos pueden ser explotados, el agua y el suelo como soporte de la biodiversidad, son un patrimonio.

Igualmente, la ecorregión cafetera, tiene en el cambio climático uno de los mayores desafíos socioambientales para su desarrollo: según los escenarios del IDEAM (2011-2100), si en Colombia donde para la zona Caribe y Oriental prevalece un solo clima, y en la Andina se presenta un clima bimodal, con el cambio climático se calentarían menos las zonas de relieve montañoso de la Región Andina (2 ºC a 3 ºC), y más las regiones de la Costa Norte, Orinoquia y Amazonia (3 ºC a 4 ºC); para la ecorregión deberemos considerar las migraciones altimétricas en los pisos térmicos equivalentes a 700 m por cada °C de cambio en la temperatura, afectando las zonas de vida ya que esto gravitará desfavorablemente dada la fragmentación de nuestros ecosistemas. Y respecto a las lluvias, que a nivel nacional se incrementarán en las zonas de montaña entre un 10 y 40%, y que también se reducirán entre un 10 y 40% en la costa norte, en el archipiélago de San Andrés y en la Amazonía, nuestra ecorregión tendrá los mayores desafíos: para fin de siglo la precipitación podrá aumentar entre un 30% y 40% en el pie cordillerano, desde Villamaría y Manizales hasta Salamina, al igual que en Pereira, Quinchía y Santuario, y en menor grado en Quimbaya y Filandia.

Epílogo

Para comprender los conflictos socioambientales y orientar la gestión del hábitat en la ecorregión cafetera, resulta fundamental partir de los derechos bioculturales que amparan tanto a las comunidades como a los ecosistemas del territorio, a la luz de las trascendentales decisiones que ha tomado la Corte Constitucional de Colombia sobre la materia. Lo anterior también obligará a comprender el territorio para enfrentar una crisis estructural que se explica por un modelo de desarrollo como el que conocemos en el sector cafetero, donde la suerte de los pequeños poblados cafetaleros dependerá de la salud del suelo y del agua, del sombrío para la biodiversidad, como también del bioturismo sumado a la venta de servicios y bienes que expresen nuestro patrimonio cultural y natural.

Adicionalmente en la ecorregión, estos temas como también el de los páramos y humedales, incluso el de la explotación industrial excesiva que ha diezmado los bosques de galería que han sido objeto de una tala severa, y también las zonas de reserva y protección vitales para comunidades y ecosistemas vulnerables amenazados, son relevantes por una razón: si desconocemos el carácter mestizo del territorio, invisibilizando el fundamental aporte cultural de nuestras comunidades negras e indígenas tal cual ha ocurrido antes con un propósito perverso de “blanquear la raza”, terminaremos por desconocer el aporte fundamental de las comunidades ancestrales sobre la forma en que debemos relacionarnos con la estructura ecológica y los biomas del frágil territorio para no presionarlos ni degradarlos.

* Museo Interactivo Samoga. Manizales, abril 23 de 2021.

 

Y hasta ahí todo iba muy bien: una crítica a la exposición Monstruos en Papel

Sin título. Luis Ángel Rengifo

 ¿Cierto que estas como que no encajan con el resto? -Le pregunté a un amigo que me acompañaba mientras le señalaba los cuadros que teníamos al frente.

Jumm, pues no sé-. Me respondió.

En la espaciosa galería había solo siete personas, los protocolos de bioseguridad no permitían más. El COVID-19 había mantenido la sala de exposiciones del Centro Cultural del Banco de la República de Manizales cerrada por varios meses hasta el día 3 de marzo que se inauguró Monstruos en Papel, una curaduría de Nicolás Gómez Echeverri que reúne cuarenta y tres obras de once artistas latinoamericanos. La idea de la muestra era la de concebir un inventario de ‘monstruos’ sobre papel creados entre las décadas de 1960 y 1990 y que hicieran parte de la colección de arte del Banco. Hacía mucho tiempo que yo no iba a una exhibición de arte y esta se veía interesante, entonces invité a un par de amigos, hice la reserva en la página web del Banco y me puse el tapabocas.

El recorrido comenzaba en la pequeña sala de entrada con: dos grabados de unas figuras reptilianas devorando cuerpos de personas hechos por Luis Ángel Rengifo Muñoz, tres jinetes del apocalipsis de Augusto Rendón y los muy azules Hombre Corriendo de su Tierra 1 & 2 de Pedro Alcántara Herrán. Pasando al salón principal la guía nos invitaba a apreciar los catorce inquietantes grabados de Lorenzo Jaramillo que ocupaban completamente las siguientes dos paredes. El muro que les seguía estaba compuesto por los cuadros: Retrato de Insecto I, II & III autoría de Régulo Perez, doce acuarelas que conformaban la obra Personajes del teatro Pánico pintadas por José Luis Cuevas, cuatro perfiles de caras con extremidades y genitales reemplazando labios y ojos obra de Jim Amaral, cinco dibujos de cuerpos deformes y desnudos hechos por Norman Mejía y tres litografías de máscaras-tótems creadas por Wilfredo Lam. La siguiente pared continuaba con otras tres litografías de Wilfredo Lam, dos grabados de ángeles, obra del anteriormente mencionado Lorenzo Jaramillo y dos cuadros caóticos que simulaban trazos de niños hechos por Roberto Matta.

En el último muro nacía la pregunta con la que empecé este texto. Habían colgados tres cuadros que contenían páginas de bocetos hechos por Débora Arango, la única artista mujer en toda la exposición. En estos se veía a una joven desnuda de espaldas apoyada sobre sus rodillas, a un hombre desnudo sentado de espaldas con sus genitales borrados y debajo suyo a un cura en una mesa con una botella de vino acompañado por un par de prostitutas; la última hoja expuesta tenía siete personajes, entre ellos uno que parecía ser un obispo, por la mitra que llevaba en su cabeza, y una mujer de vestido y tacones, el resto eran presuntamente hombres. A simple vista ninguno de los dibujos tenía nada de monstruoso, lo cual se acentuaba aún más al ser el punto final de la exhibición que hasta ese instante había estado lleno de engendros. ¿Por qué estas obras habían sido escogidas para participar de la muestra? Un texto de mediación pegado al lado izquierdo de la pared donde se encontraban los cuadros intentaba dar luces sobre la inclusión de los bocetos de Débora. Cabe resaltar que en toda la exposición este era el único escrito, de cuatro en total, dedicado enteramente a hablar del trabajo de un artista en específico, los otros se enfocaban en darle un contexto histórico a la curaduría y a hablar de las creaciones exhibidas en general, ¿será que el curador previó confusiones por la inclusión de esos cuadros particularmente? El enunciado decía:

“El trabajo de Débora Arango se destaca en la historia del arte colombiano por revelar posturas transgresoras y críticas frente a las estructuras sociales y políticas. Algunas de sus pinturas más reconocidas de las décadas de 1940 y 1950, muestran clérigos y religiosas en situaciones aberrantes, personajes de la vida pública ostentando sus vicios y gente del común perturbada y alienada. También sobresalen sus mujeres, muchas de ellas desnudas, revelando su cuerpo con naturalidad y redefiniendo los preceptos sobre el erotismo. En todas estas estrategias de expresión, acudía a la deformación de los cuerpos, ya fuera exagerando rasgos o convirtiendo a sus personajes en animales o extrañas bestias. Sus ensayos y bocetos para las pinturas los hacía en dibujo sobre libretas, en los que se evidencia su intención en trazos libres y ágiles. Este material conforma un intento temprano en la historia del arte colombiano de transfiguración del cuerpo y búsqueda de rasgos monstruosos, que incluso fue repudiado y juzgado como impúdico e inmoral por algunos sectores tradicionales de su entorno social, y en esta muestra se presenta como un conjunto premonitorio del impulso crítico de artistas en décadas posteriores” (Citado en Museo de Arte del Banco de la República, 2018).

El texto me generó más dudas de las que ya tenía. Se mencionaba lo monstruoso en las pinturas de Débora a pesar de que en la muestra no había ninguna de estas ¿acaso no se podía incluir alguno de estos trabajos a los que se aludía? Se hablaba de las obras creadas por la artista durante las décadas de los años 1940 y 1950 pese a que Monstruos en Papel especificaba desde un principio que todas las producciones exhibidas databan de entre 1960 y 1990, sin mencionar el hecho de que los bocetos de Débora expuestos no tenían ni fecha ni periodo definidos. ¿Un cura bebiendo vino con dos meretrices es aberrante? Sí, pero ¿es monstruoso? Los tres dibujos representaban personas que parecían personas, sin deformidades ni protuberancias. No me daba la sensación de que en este caso lo aberrante se tradujera necesariamente en monstruoso. ¿Dónde estaban las extrañas bestias a las que aludía el texto? De nuevo ¿por qué estas obras habían sido escogidas para participar de la muestra?

De camino a mi casa nació otro interrogante, este último mucho más importante que todos los anteriores ¿por qué sólo había una mujer entre los once artistas que componían la exposición?

Todavía tenía la esperanza de encontrar respuestas y, por suerte, había lugares en los cuales buscarlas. El día anterior a su inauguración, el Banco había transmitido en vivo en su página de Facebook Banrepcultural (Manizales) una conferencia sobre la exhibición a cargo de Nicolás. Esta comenzaba con él hablando sobre la concepción del proyecto, sobre cómo Monstruos en Papel había sido su última curaduría antes de su salida del Banco en el año 2018. Comentaba sobre las ganas que había tenido de realizar un trabajo alrededor de la figura de los monstruos, sumado al objetivo que tenían en la institución de generar contenidos con las obras que componían su colección de arte. Explicaba que al empezar a reunir ciertos trabajos se dio cuenta de que estos tenían elementos en común: eran sobre papel y habían sido creados en un periodo que comprendía desde mediados del siglo XX hasta finales del mismo. En ese punto, contaba, ya tenía una lista consolidada de los artistas que iban a ser parte de la exposición. Luego dijo:

“Y hasta ahí todo iba muy bien, pero tenía una falla gravísima la exposición, era grave pero también era diciente de algo, era diciente de un contexto, y era que no tenía nombres de artistas mujeres. Yo consolidé la primera lista de obras y me encontré con esta falencia. Y luego me puse a la tarea de ver qué me podía funcionar de la colección del Banco, qué me podía funcionar en los parámetros de la curaduría que estaba armando. Y de ahí fue que apareció, recordé o bueno investigando me apareció la figura de Débora Arango” (Citado en Banrepcultural, 2021, 17:26)

Entonces las piezas encajaron. No estaba planeado que en Monstruos en Papel estuviera Débora, pero como no había mujeres en el listado inicial de artistas debía poner a alguna. Me pregunto ¿por qué no hubo ninguna desde el principio? No hace falta decir que en pleno siglo XXI, teniendo la capacidad, es inconcebible que una exposición se componga en su totalidad por artistas hombres con tantas creadoras magníficas sin descubrir u olvidadas. Nicolás mencionaba que el hecho de que no tuviera nombres de artistas mujeres era diciente de un contexto. Tenía sentido, a estas se las había excluido durante la mayor parte de la historia del arte y el siglo XX, desafortunadamente, no fue la excepción.

Investigando en la web me topé con un corto video del canal de Youtube de Banrepcultural (2018) titulado Las mujeres en la Colección de Arte del Banco de la República. En este se informaba que de las casi, para ese entonces, 6.000 piezas artísticas que poseía el Banco, sólo un 8% eran creación de mujeres. Continuaba diciendo que en la colección: “Entre los siglos XV y XIX no se registran mujeres artistas, sin embargo, entre los siglos XX y XXI se cuentan 512 creadoras. Eso quiere decir que las cosas sí están cambiando”. Me preguntaba entonces si de esas 512 artistas que enumeraban en el video, descontando obviamente las que no siguieran los parámetros planteados en la curaduría, sólo se tenía obra con tintes ‘monstruosos’ de una de ellas. Revisando el buscador de obras, disponible en la página web del Banco, encontré varios nombres de creadoras que, a mi parecer, podían perfectamente hacer parte de Monstruos en Papel: María Teresa Vieco con su obra Tierras (1988) en la que buscaba exaltar mitos precolombinos servida de una estética terrorífica con esqueletos, calaveras, cementerios y colores rojizos semejantes a la sangre; Alicia Viteri con su obra Los Hermanos Plomo (1985) en la que representaba seres deformes con muecas sonrientes que asistían a un funeral; Lucy Tejada que en sus trabajos reflejaba mundos fantásticos y surreales llenos de simbologías; Beatriz González que sirviéndose de distintas técnicas de grabado copiaba fotografías que encontraba en periódicos de gente asesinada, sangrando, con expresiones de horror. ¿Fueron ellas siquiera consideradas? ¿Seguro que era sólo un problema de contexto?

Seguí viendo la conferencia de Nicolás, tal vez encontraría algo que me hiciera cambiar de parecer. El video continuaba con una pequeña charla sobre los artistas presentes en la muestra y algunas de sus obras. De Débora el curador presentó diapositivas con los siguientes trabajos: La Justicia (1954), La República y su boceto (1957), Junta Militar y su boceto (1957), Justicia (1944) y un boceto de unos gallinazos. No entendía entonces por qué en el texto medial que cité anteriormente, se hablaba de intentos tempranos en la historia del arte colombiano de transfiguración del cuerpo y búsqueda de rasgos monstruosos, si en los trabajos de Débora que Nicolás presentó, más que intentos se veía una estética monstruosa consolidada: en La Justicia se representaban seres antropomórficos con alas de demonios y escupiendo fuego; en La República un raro animal destrozaba las alas de una paloma con cabeza de humano; en Junta Militar unos hombres-murciélagos llevaban sobre sus hombros la bandera de Colombia; en Justicia unos policías con colmillos de vampiro jalaban los brazos de una prostituta y en el boceto de los gallinazos Débora dibujaba a estas aves con caras de personas mientras rapiñaban unos huesos. Sobra decir que ninguna de estas creaciones se encontraba presente en la exposición. Después Nicolás agregó:

“Para mí la figura de Débora Arango fue fundamental para comprender la exposición porque esa figura, y el trabajo de ella en los dibujos que están incluidos en la muestra, me despertaron toda una serie de posibilidades de los monstruos que era el monstruo político o ese monstruo colectivo que nos asusta colectivamente y al cual le tememos, y define un contexto que es abrumador, que es angustioso y también monstruos personales, ya sea desde su experiencia como mujer o también desde una experiencia íntima” (Citado en Banrepcultural, 2021, 31:14)

 Desafortunadamente esas supuestas posibilidades a las que se refería el curador se habían quedado en eso. Mi problema ya no era ver las obras de Débora desde la mirada del monstruo político que mencionaba Nicolás, un monstruo que no es explícitamente feo pero que con su poder nos aterroriza, como lo pueden ser las figuras de la iglesia o del estado. Mi problema era que Débora fue la excepción: la única que necesitaba de un texto medial para justificar la presencia de sus creaciones porque a simple vista no encajaban, la única a la que se referían por trabajos que no estaban en la exposición y que no hacían parte del periodo temporal en el que esta se situaba, la única autora que no aparecía listada en la sección de artistas participantes de la página web de Monstruos en Papel, la última en ingresar, la única mujer. ¿Si tanto había ayudado la figura de Débora a comprender la exhibición, no hubiese sido ese un buen momento para replantearse todo lo que se había hecho? ¿Será que las cosas sí están cambiando?

REFERENCIAS

Museo de Arte del Banco de la República (Bogotá), “Monstruos en papel”, Colombia, 2018. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá. https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2079693/

Banrepcultural (12 de marzo de 2021). Conferencia | Monstruos en papel [Archivo de video]. Recuperado de https://youtu.be/aB33extO9N8

Banrepcultural (23 de abril del 2018). Las mujeres en la Colección de Arte del Banco de la República [Archivo de video]. Recuperado de https://youtu.be/AVR7O4nJGh0

Obras de la artista colombiana Débora Arango (1907-2005)

*Estudiante Artes Plásticas. Universidad de Caldas.

Otros artículos del autor:

Desprendimientos Líquidos: Acerca de la difícil tarea de formar vínculos

Desprendimientos Líquidos: Acerca de la difícil tarea de formar vínculos

Niños, niñas, adolescentes y jóvenes necesitan compartir en la escuela

Los cambios producidos en América Latina y el resto del mundo con la propagación del covid-19, han replanteado algunas formas de interacción social, como ha sucedido en el caso específico de la educación, proceso en el que millones de niños, niñas y adolescentes llevan un poco más de 12 meses sin ir a la escuela. Ello ha generado una serie de cuestionamientos y preguntas frente a la necesidad de que regresen a las aulas.

A propósito de ello el artículo científico: “Explorando el bienestar subjetivo y el sentido de comunidad escolar entre los estudiantes de secundaria a través de la técnica del fotovoz”, publicado por la revista Child Indicators Research, de Suiza, en el año 2019 por Julián Andrés Loaiza de la Pava, profesor e investigador de posgrados del Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud de la alianza Cinde – Universidad de Manizales, y Denise Oyarzún Gómez, investigadora de la Universidad Autónoma de Chile, ratifica que los estudiantes se sienten bien en la escuela cuando además de aprender establecen vínculos durante la interacción con padres, profesores, compañeros y otros miembros de la comunidad.

Los resultados del estudio muestran que es muy importante para los educandos darse cuenta que hacen parte de una comunidad, en este caso de la escuela o el colegio, representada en el sentido de pertenencia a un grupo y la identidad que generan con el mismo. También la satisfacción de necesidades y esa conexión emocional que se genera en las instituciones”, explicó Loaiza de La Pava.

Las conclusiones de los investigadores latinoamericanos resaltan cuatro aspectos de interés para los escolares:

  1. Ser parte de una comunidad como posibilidad de encuentros afectivos.
  2. La posibilidad de encontrarse en los espacios físicos, principalmente en los abiertos, les genera condiciones de libertad.
  3. Estar cerca físicamente les permite encontrar conexión con otros y otras que tienen ideas comunes y compartidas.
  4. La generación de amistad, en esa idea clásica de encontrar con los otros la posibilidad de placer, y esa opción de expresar sentimientos así no existan vínculos cercanos.

El artículo deja entre otros, un hallazgo de satisfacción con la escuela dado que genera pertenencia a un círculo social integrado por pares y amigos en la escuela. Otro aspecto está relacionado con dos ámbitos emergentes de satisfacción: las actividades deportivas o recreativas y satisfacción con espacios abiertos de la escuela. “Los vínculos positivos afectivos se dan al compartir con pares y amigos en patio, comedor, kiosco, biblioteca y sala de clases. Estudiantes señalaron que se sentían bien con estas personas en espacios escolares, lo que se expresó en afectos como alegría, tranquilidad, relajo y comodidad”, mencionó Loaiza de la Pava.

Para conocer más detalles del artículo ingrese al siguiente enlace: https://link.springer.com/article/10.1007/s12187-019-09706-7

*Foto tomada de internet.

La primera vez que oí hablar de usted, Antonio Caro

Bogotá, 6 de Abril 2021

Empezaré el texto nombrando las anécdotas que tengo desde inclusive antes de haberlo conocido. No son muchas y no necesariamente son divertidas, pero siento que toda perspectiva desde cualquier subjetividad devela. Deseo que desde lo que recuerdo pueda dibujarse un esbozo de retrato suyo para intentar compartir mi visión de usted como acontecer mismo de la plasticidad conceptual de su obra.

En el Politécnico Gran colombiano o Poli como le dicen ahora, yo en clase de historia del arte III, haciendo la carrera de Medios audiovisuales con énfasis en fotografía, tal vez en el edificio “i” no recuerdo el nombre del profesor, pero sí esa clase en la que ese profesor nos contó de sus años en Nueva York en los que había conocido, o por lo menos había estado cerca a Andy Warhol. Yo tomaba notas y me sentía de alguna forma identificado con lo poco que entendía de arte, aún sin saber que sería a partir de los años siguientes mi campo profesional. En esa misma clase vimos la película Basquiat dirigida por Julian Schnabel, un artista (pintor) de una generación que estuvo haciendo cine sobre artistas.  Más adelante en la clase el profesor nos dijo que el pop art había tenido repercusión en el arte latinoamericano y colombiano y nos mostró imágenes de artistas pop locales. Ya no recuerdo cual pero sé que apareció una imagen de una obra icónica suya. Un compañero de clase, un amigo sentado a mi lado dijo: ese es primo mío. Como yo no sabía quien era usted no le di mucha importancia al hecho, pero ahora entiendo que algún parentesco sí tenía con Felipe Holguín Caro. Esa fue la primera vez que oí hablar de usted Antonio.

Unos diez años después del recuerdo anterior estando en la Residencia en la tierra (un programa de residencias artísticas rurales que coordiné junto a otros amigues entre 2009 y 2014) nuestro vecino de finca Juan Escalante lo invitó. Tengo entendido que fueron muy buenos amigos a lo largo de la vida, vi en estos días en medio de tantos retratos suyos que publicaron a raíz de su muerte (¡cuánto lo vamos a extrañar, cuánto lo extrañamos ya!) uno con el crédito de Bonny Forero la expareja de Juan. Recuerdo cosas como haber ido a Camagüey la finca de Juan y allá haber reconocido obras suyas, una bandera de ‘Colombia’ en uno de los cuartos y una serigrafía de la mata de maíz, tal vez también ahí mismo. Retomando el recuerdo, más adelante usted vino a La Sofía (a la Residencia en la tierra) con Juan que estaba esta vez con Toyi, amiga suya también y Paul Barrios; venían de hacer algo en Manizales, usted era asesor de tesis de Paul en el pregrado en artes plásticas de la Universidad de Caldas. Creo que hubo una fiesta o algo así, no me acuerdo pero tengo una sensación nocturna de esos días y la idea de la presencia de los carteles de Paul que pegué en mi cuarto y que nos acompañaron en los años siguientes. Él estaba trabajando unos carteles sobre la comunidad Embera a la que de alguna forma está vinculado por herencia familiar. Más adelante desde la RT trabajaríamos con Paul desarrollando un proyecto para el Salón Regional de esa zona en el año 2012. En 2014 lo visité a él en Cali, estuve en su apto y salimos a tomar algo con amigos en un parque. Por supuesto lo recordamos, nos referíamos a usted como al maestro Caro, siempre con asombro y agradecimiento. Por esos años también vino Adriana Arenas a la residencia y nos habló de usted, de sus ‘políticas’ de hacer algo de estiramiento y yoga todos los días y de algunas excentricidades evidenciadas en su forma de viajar o de alimentarse, quizás todo lo contrario a una excentricidad (un antónimo sugerido por el buscador es lucidez) mostrándonos que ser artista es ser particular y pensar y repensar los gestos comunes a veces hasta deconstruirlos a ver si nos varía el muy estrecho rango de percepción que tenemos sobre las cosas.

Creo que en su trabajo, y sin necesidad de romantizar pues eso usted lo odiaría, se ve claramente desdibujado el límite entre el accionar plástico y lo cotidiano sin poder diferenciar muchas veces lo uno de lo otro, aunque usted diría, digo yo, que los límites de su obra plástica están bien definidos en las márgenes de los papeles que ha usado y habría que aceptar que su trabajo, a pesar de que especuladores como yo, digamos que está en la vida, está es en el papel y muchas veces enmarcado y ya colgado en importantes colecciones de arte siendo arte objetual concretamente, sin espacio siquiera para la duda o la discusión (exagero, sabemos que siempre al lado de su obra habrá espacio para la discusión, fue hecha para eso) lo cual también me atrae bastante digo como artista más que como espectador, me pongo en la tarea de analizar y repasar sus formas de operar y no me queda duda de que lo que hace es arte (quiero decir no solo vida) conceptual y sin duda arte ya que juega con imágenes y colores y símbolos y medios y materiales y superficies para reformular y formular un pensamiento cargado de ricos matices polítiques y poétiques y reflexiones sobre todo que apuntan hacia la palabra escrita, pues digámoslo ya Antonio, lo suyo era el lenguaje. Su obra opera desde lo evidente sobre el lenguaje escrito. La tradición de la lengua, las culturas que las lenguas representan, la idea de señalarnos el lenguaje como método matriz de transformación de lo cotidiano, de lo privado pero aún más de lo público. El lenguaje como prueba de la antropofagia entre nosotros, colonialismos históricos actualizados. También digámoslo, porque además es obvio, que usted se esforzó siempre por la discusión pública, se hizo así mismo un ser público. Más como un regalo suyo a nosotros que como propósito ególatra, eso también me queda claro. Porque hay que tener en cuenta el contexto y la dificultad en que se da la vida en Colombia y, sobre todo, por los momentos polítiques tan enrevesados y complejos que usted asumió y atravesó como pensador y artista y que nos dejó plasmados en sus obras a manera de disoluciones y flechas.

Volviendo a recuerdos, otro en el que nos encontramos ya más adelante después de haber cerrado la RT, esto es Bogotá del 2014, en el Sanatorio taller de cerámica, en una de las exposiciones que hacían eventualmente bajo el nombre Salón de la Justicia. Yo estaba alojando en el apartamento donde tenía ahora mi estudio en el centro de Bogotá al artista ‘tapatío` (gentilicio de la gente de Guadalajara) Santino Escatel con quien nos habíamos acercado a Nicolás y a Sergio por esos días con Mario Andrés, y nos habían invitado a participar en esta expo en la casa del barrio Palermo. Antes de ir más lejos, acabo de acordarme que usted estuvo después en Guadalajara invitado por Santino y su colectivo Sector Reforma. Estuve en 2017 visitándoles en México y quedaban rastros suyos, un letrero en la ventana del apartamento modernista de Santino donde con cinta café de embalar y en una tipografía curva decía ‘cinta’ si no estoy mal. También después vi ahí fotos de su anuncio de Achiote y chicles Adams que también después vi que mostró en vayas publicitarias del DF. Retomando, el Sanatorio, Bogotá 2014, elles hacían unas curadurías muy diversas que también incluían grandes nombres. Me acuerdo de ver obras de Miguel Ángel Rojas, por ejemplo, y de ver entre los visitantes a Jaime Cerón, me acuerdo ya tarde de todes bailando en el patio, yo como siempre un poco exagerado, creo que usted también estuvo bailando entre nosotres, por ahí estaba Ana María Millán, no se quién más. Usted participó en esa expo, mandó a hacer una especie de volantes como obra. No me acuerdo ya del mensaje, decían algo así como “al regresar noté cuanto había cambiado”. Como Santino estaba de residencia, específicamente en Bogotá, esa obra le hizo mucho sentido, porque además estaba pasando por un momento de mucha transformación, como pasa en los períodos de residencias artísticas. Nunca lo vi así, pero ahora que escribo este relato puedo concluir que pasamos mucho tiempo juntes, todes, esos meses. Yo estaba acercándome al barrio Egipto en el centro antiguo de Bogotá haciendo una investigación previa para proponer un proyecto al Idartes, una beca que ganamos y ejecutamos en los meses siguientes. Eso hizo que Santino el mexicano viniera a acompañarme al barrio y que eso despertara su interés por la comunidad, y no solo eso, sino que le dio el sentido a lo que él andaba buscando, un espacio público para ensamblar alguna de sus esculturas que por lo general son de interacción con las comunidades donde se encuentran emplazadas. La escultura terminó siendo una especie de espacio ritual para quemar maderas y eucalipto y hacer fuego y terminó siendo un evento con la comunidad del barrio donde hicimos el ritual y se invocaron buenas energías invitando al perdón y a honrar la vida de tantos muchaches pandilleros caídos en el barrio en esa misma zona del bosque donde ahora trabajábamos. Para esa obra ayudó en la construcción el maestro de obra de Simón Vélez, Hermaín, que terminó haciéndose amigo de Santino y de los muchachos del barrio que ayudaron también con la mezcla del cemento y la ensamblada de ladrillos de tierra locales bajo el sofisticado y a la vez simple diseño de Escatel. Para ese evento el barrio organizó bailes y palabras, vino usted Antonio, y vinieron los chiques del Sanatorio, entre muchos otres amigues y familiares que nunca en la vida habían subido o tenido la posibilidad de subir a este peligroso barrio. Los que llegaron tarde y subieron solos fueron robados, todo esto era normal allí, presencié tiroteos y supe de las historias más escabrosas. A raíz de todos estos movimientos yo seguía junto a un colectivo de arte social, principalmente desarrollando el proyecto de la beca que habíamos obtenido para trabajar sobre la memoria de este barrio y capacitar a les muchaches con herramientas de pensamiento crítico y artísticas (conceptual y plásticas). Estas becas, al igual que otros programas de la alcaldía, eran muy novedosas. Entre otras cosas recuerdo que por primera vez habían instalado canecas de basura para la comunidad y también por primera vez subiría el camión de la basura a recoger sus desechos, esto para decir que todo allí es muy precario y que todo lo que se haga es de mucho valor. Invité a dos artistas, entre ellos usted, como pilares de este proyecto y estuvimos por varios meses subiendo a trabajar al barrio. Usted se encargó de conversar sobre el valor de la palabra como símbolo gráfico y estético de comunicación. Y el grafitero, uno de los más duros del momento, Crudo, también dictó talleres de tipografía mural y grafiti. Fueron perfectos, dos artistas que conocen la calle y los lenguajes populares, que no le tienen miedo, pero si respeto, como debe ser, a estas personas. Por supuesto me ayudó a finalizar y a concretar la comunicación gráfica. Me acuerdo que le alegró que pagáramos bien a los talleristas y que hubiera presupuesto justo para todo. Siento que algo de eso me queda de usted en cuanto a la importancia de profesionalización de nuestro oficio. Debemos velar en lo posible porque las cosas se hagan bien y se respete y valore el trabajo que hacemos como artistas plásticos, conceptuales, sociales, o como prefieran llamarnos.

El día del evento de finalización de ‘Laberinto Egipto’ subimos de nuevo al barrio e hicimos la caminada planeada, visitando todos los murales hechos por los mismos pandilleros, recordando que Egipto es el segundo barrio más antiguo de Bogotá y que fue fundado en 1546. Me gustan las fotos de ese día, usted sobresale con su peinado, sus botas y su mochila, en las fotos se ve que está interesado en conocer el barrio, leer las placas de memoria, por ejemplo de la casa donde vivió Gaitán, en compartir con las personas. Cuanto ejemplo nos dejó Antonio haciéndose el de la visa gorda pero con los ojos afilados, observador y crítico.

Por esos días, o en los meses posteriores, usted trabajaba en el desarrollo del libro ‘El lobo’. Eso hizo que apareciera en mi cotidianidad también, porque invitó a Fátima, la mamá de mis hijes, a escribir un texto para ese libro. También porque el diseño editorial del libro lo hizo Santiago Reyes, compañero mío de vieja escuela (estudiamos un semestre juntos en la facultad de Artes de la Universidad de Sao Paulo en 2006). Yo estaba pendiente de qué pasaba con el libro, ustedes me iban contando, pero no me imaginé que el libro fuera a ser tan importante, por lo menos para mí, o un referente tan claro y necesario para todes nosotres. Usted está hablando ahí de sus talleres de arte y creatividad que dictaba por todo el país a través de programas educativos de arte del Ban Rep. Enseñar como extensión de la practica artística, compartir diálogos, profesionalización, hacer ver y pensar. Cómo acercarse a la obra de arte, mucho mucho antes de enseñar, cómo hacer arte, diría usted, no sé, me atrevo a especular. Supe que usted por esos días le regaló a Santiago el editor del libro, un libro que usted había traído de Brasil sobre Bispo do Rosario, me lo contó Santiago entonces y yo me mordí un codo de envidia pues este artista es importante para mí y sé que no es tanto el estilo de Santiago que ha sido siempre más racional y teórico. Bispo por el contrario era un loco de manicomio que creaba arte por instinto. Fui en bus en el año 2007, fui solo, al hospital psiquiátrico donde Bispo pasó sus últimos años cerca de Rio de Janeiro y donde además guardan y exhiben su obra, sublime. Y aunque la gente que dice tantas, pero tantas cosas, pueda llegar a decir que usted Antonio, o inclusive yo, estamos locos, pues al lado de Bispo queda claro que la locura no es lo que nos rige, por el contrario, nos esforzamos por no perder la sensatez y continuar enfocados en la realidad asumiéndola sin matices ni palabras complacientes. De todo lo que se pudo decir de usted, lo que habrá quedado más desacreditado o desmentido, es la locura, siempre respondió con sentido crítico y objetivo ante lo que se le preguntó. Siempre mostró y presentó su trabajo dentro de los códigos establecidos, dentro de lenguajes ya existentes y discursos contemporáneos a su momento, corriendo riesgos grandes y de nuevo escapando a la complacencia de la gente, menos mal y menos bien.

No quiero teorizar sobre la amistad o este tipo de relación maestro alumno. Espero que sea más bien a través de deducciones subjetivas y personales que saquen el la los las les los lectores a partir de este texto de donde salgan las propias conclusiones. Como siempre proveché para dibujarme también, intentos de honestidad ojalá de manera divertida. Lo melancólico también siempre está ahí. Sobre todo ahora que usted ya no está físicamente entre nosotros. La semana pasada, el día que murió, la noche, prendí un velón anaranjado que tengo y fumé cigarros pensándolo y recordándolo. Creo que sentí que usted había venido a despedirse, le dije que bienvenido siempre y que a pesar de que sabía que tenía muchos más a quien visitar podía quedarse si quería. ¡Es siempre bienvenido Antonio!

*Artista visual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No tenemos ni idea de lo que pasa en nuestras fuentes hídricas

“No hay nada como despertar con el sonido de las aves, abrir la puerta y ver cómo el sol atraviesa las copas de los árboles. Justo cuando crees que no puede ser más sorprendente, ves que el Nevado del Ruíz está a lo lejos, totalmente despejado, y Manizales se ve en todo su esplendor”. Así describe Daniel Muñoz la Reserva Río Blanco, el lugar en donde ha vivido durante toda su vida y del cual es guía turístico.

Este es el testimonio que introduce el trabajo académico “El Camino del Agua”, realizado por 14 estudiantes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Manizales sobre las condiciones actuales de la Reserva Río Blanco, la Quebrada Olivares y la Quebrada Manizales, “esenciales para la vida social, económica y ambiental”, cuando recorren nuestro territorio urbano.

Lo que encontraron no puede ser más desolador: Minería legal e ilegal, vertimientos directos, mala planificación urbana, crecimiento demográfico, intereses económicos y políticos, además de instituciones que se “tiran la pelota” a la hora de responder. De eso, concluyen en sus indagaciones los estudiantes, sufren los principales afluentes hídricos de Manizales. Mientras que la Reserva Forestal Río Blanco, un espacio lleno de vida y fauna, al ingresar a la ciudad, el panorama cambia radicalmente.

El reportaje multimedia hace parte del Taller 2 de prensa bajo la dirección del Periodista y Profesor Carlos Andrés Urrego, quien al constatar la calidad del trabajo decidió armar con la web master Eliana Jurado y la ilustradora Sofía Rodríguez, un especial completo para entregarle a la ciudadanía.

Al profesor Urrego como director del proyecto le quedan varias conclusiones: La primera que los manizaleños no tenemos ni idea de lo que pasa en nuestras fuentes hídricas, ni cómo nos llega el agua al grifo. “A pesar de que Manizales ha trabajado mucho la gestión del riesgo, nos falta mucho por conocer nuestros afluentes y por cuidarlos. Creo que hemos sido muy buenos en invisibilizar nuestra agua, en convertirla en paisaje, pero al acercarnos, uno se da cuenta de que pasan cosas sumamente graves que debemos trabajar. El tema de minería es muy fuerte, el tema de entrega de las aguas a estos afluentes es muy grave, la pérdida de biodiversidad es supremamente potente”. Considera además que la PETAR no va a ser una solución, “claro que va a ayudar, pero no va a ser una solución. Debemos trabajar otros elementos que no harán parte de la planta, como es el caso de la Quebrada Olivares. Como ciudadanos tenemos un reto muy grande”.

A pesar de lo minucioso de este trabajo de investigación realizado por potenciales periodistas, el profesor Urrego no espera respuestas de la institucionalidad. Cree que estos afluentes están sobrediagnosticados así queramos invisibilizarlos. “Yo esperaría más una respuesta de la sociedad, que nosotros como manizaleños como ciudadanos, nos demos cuenta de que algo no está bien y que mientras no se solucione, el futuro de nuestra ciudad está en riesgo”.

La reportería y producción de El Camino del Agua estuvo a cargo de los estudiantes de la Universidad de Manizales: Paulina Patiño – Laura Michel Giraldo – Kevin Arboleda – Johan Marcel Buitrago – Valeria Hernández – Santiago Carmona Caraballo – Sergio Luis Gutiérrez Peláez – Juan Nicolás Henao Díaz – Sofía Quintero Ramos – Santiago Zapata Zapata – Andrea Valentina Arias Hidalgo – Mariana Corredor Lucuara – Ana María López Hernández – Sara Jiménez Ruiz.

Conozca El Camino del Agua en: https://umcentral.umanizales.edu.co/el-camino-del-agua/

 

Sin bombos ni platillos

Un comentario sobre El sonido del metal y la corrección política

Hace años escuché de una crítica de cine referirse a una película mala de la que no quería hablar mal como una película “necesaria”. Este adjetivo resultó apropiado para evitarse situaciones incómodas en ese momento. No fue raro después escuchar a algunos conocidos referirse a las películas malas de las que no querían hablar mal como “necesarias”.

Así como ocurre con todos los eufemismos, este adjetivo, “necesario”, está cargado de veneno. Pretendo, con la escritura este comentario, purgar este elemento despectivo. El sonido del metal no solo me parece una película buena, sino también necesaria.

Su argumento cuenta el drama de Ruben, un joven baterista cuya vida da un giro al perder repentinamente su capacidad de audición y verse forzado a separarse de su pareja para vivir en una casa de retiro. Durante su estadía genera nuevos vínculos e incluso una nueva relación con la música, pero el deseo de regresar a su vida anterior se mantiene en su cabeza.

Destaca de esta producción, por ejemplo, en el campo del diseño sonoro la recurrencia al “sonido subjetivo”, es decir, el sonido que pretende que la audiencia escuche lo que oye el personaje. La técnica ya es bastante común, lo que me llamó la atención fue su uso realista además de cómo esta forma realista y concreta puede adquirir tanta expresividad.

La evidencia de esto es la recurrencia de ese sonido que le da el nombre a la película, el del metal. El “metal” hace referencia, inicialmente, al género musical. Al avanzar la película, al material. Pese a la ambigüedad hay una característica que comparte, su sonoridad y estridencia. Ruben vive en el “mundo del metal”, como un gitano yendo de ciudad en ciudad y de toque en toque hasta que su sordera lo transporta al mundo del silencio. Inquieto, hace todo el ruido que puede, como para recordarse que algo de capacidad auditiva le queda hasta que Joe, el administrador de la casa de retiro lo obliga a quedarse tranquilo y en silencio.

En el momento en el que Ruben empieza a aceptar el silencio “el sonido del metal” se transforma en una escena hermosa y sencilla, sentado en un lisadero metálico, mediante golpes se comunica con un niño. A partir de este punto Ruben cambia su forma de relacionarse con la música desde su condición y lo comparte así con la comunidad de sordomudos.

Cuando pensamos que se ha adaptado, cuando la comunidad lo acepta y lo invita a quedarse, el deseo de Ruben de volver a escuchar, a hacer música y reencontrarse con Lou, su antigua pareja, surgen de nuevo, haciendo que deje atrás su progreso.

Este giro argumental resulta doloroso gracias a las decisiones de dirección de Darius Marder. Los emplazamientos de cámara y la banda sonora nos llevan siempre con Ruben, nos facilitan la identificación y nos llevan también a través del proceso de sentirnos cómodos con el silencio.  Aunque no estemos de acuerdo con las acciones del protagonista, podemos comprenderlas. Eso es lo único que nos pide Marder, empatía.

Esto apenas nos dice por qué El sonido del metal es una buena película. La razón por la que es necesaria tiene que ver con su forma de representar a la comunidad de sordomudos.

Ahora que el cine y la televisión comerciales están recurriendo tanto a personajes de comunidades minoritarias es importante problematizar esta pregunta, ¿cómo representarlos?. Para algunos puede resultar sorprendente que ésta se siga haciendo en la tercera década del siglo XXI, pero ante las reiteradas manifestaciones de xenofobia, racismo e intolerancia actualmente en todo el mundo, no solo no resulta tan obvia la respuesta. Aún peor, la forma de representación más popular en la actualidad no está funcionando.

Desde sus inicios la historia del cine ha estado cargada de racismo. El nacimiento de una nación de D.W. Griffith, la primera “gran película americana”, destaca por su ausencia de actores de raza negra, quienes tenían prohibido actuar por ley y que fueron reemplazados por hombres blancos con su cara pintada de negro —maquillaje conocido como blackface—, considerado ahora una forma de expresión del odio. Además se representó a los personajes afro como tontos o como salvajes, pretendiendo evidenciar la superioridad del hombre blanco.

Haciendo un salto de ochenta años, a finales de siglo XX empieza a popularizarse una nueva tendencia que aún se mantiene y es igualmente dañina que el racismo explícito de Griffith. Disfrazado de buenas intenciones, podemos ver, por ejemplo en las película de Frank Darabont, personajes afro llenos de sabiduría, sensibilidad y carisma cuya única carencia es la de defectos. Este tipo de racismo solapado, que sigue tratando a “el otro” como alguien exótico y especial por el simple hecho de ser diferente ha venido contagiando todas las formas de representación de los grupos minoritarios.

Así como Jordan Peele y Keegan-Michael Key en su show Key & Peele se burlaron de este tipo de personajes en el sketch Magical negro fight de esta forma “positiva” de representar a los afroamericanos en el cine, podemos hablar ahora también del avatar mágico de homosexuales, transgénero, latinos, indígenas, asiáticos, mujeres y, en general, cualquier integrante de una comunidad que sufra de discriminación o que busque reconocimiento en las pantallas grandes y chicas.

Los atributos mágicos en un personaje no son problemáticos por sí mismos. Por ejemplo, en el contexto de los personajes femeninos la “Mary Sue” o la “Manic pixie dream girl” no son por definición problemáticos, sino más una evidencia de escritura floja. Esto se vuelve problemático al ponerlo en contexto, cuando se crean este tipo de personajes siguiendo una agenda política, específicamente la de la corrección.

Más que un pecado contra la escritura, la corrección política sumada con la creación de personajes minoritarios no es muy diferente al racismo explícito, que la discriminación sea positiva no hace que deje de ser discriminación. Lo único que logra es limpiar la conciencia de los realizadores y las productoras.

Mientras se siga tratando a las personas que son diferentes no como semejantes sino como alguien marcadamente diferente, sea como manifestación de la pura maldad o la pura bondad, la representación del “otro” como algo exótico y esencialmente diferente contribuye a ahondar las brechas.

En épocas como esta, en la que el maniqueísmo ha permeado en tantas ideologías es necesario revisar la escala de grises. Esto es lo que me parece que El sonido del metal hace tan bien. La comunidad de sordomudos, un grupo minoritario al que no se le da mucha pantalla, se introduce acá no mostrándonos sordomudos excepcionales, por el contrario, nos muestra los habitantes de una casa de rehabilitación para sordomudos drogadictos.

Un mejor ejemplo de esto es Joe, el administrador de la casa de retiro, un personaje sincrético que puede hablar con las personas por su habilidad de leer los labios. Aunque lo presentan inicialmente como el típico personaje exótico y positivo, un hombre sabio y sereno, en el transcurso de la película vemos otra cara suya, rígida y autoritaria, a la defensiva ante el peligro que representa Ruben para la estabilidad de la casa.

Estos defectos de Joe no lo hacen una persona “mala” ni tampoco dejan mal parada a la comunidad de sordomudos. Es pueril pensar que los defectos de una persona son atribuibles a todas las demás que comparten alguna de sus características, así como es pueril también pensar que representar a alguien sin defectos enaltece de alguna manera a todas las personas con características semejantes.

De una forma tan sencilla, poniéndole sombra a los personajes, dejando ver los grises además de los blancos, como si se tratara de una lección básica que los guionistas han venido olvidando, Darius Marder logra una representación ecuánime de la comunidad de sordomudos.

Como un drama sobre la pérdida de la identidad y su consecuente búsqueda, que aprovecha para tocar el tema del ruido y el silencio, El sonido del metal es una buena película. Como una película que nos permite conocer la comunidad de los sordomudos y nos da una lección sobre la representación de comunidades minoritarias El sonido del metal  es una película necesaria.

*Escritor – Realizador de Cine.

Otros artículos del autor:

Mulán, un personaje decadente

Los cardos olvidados

Casting

“Una mañana iba Maldonado camino al río a tomar el baño diario, en compañía de Carlitos y ‹Basilisco›. De pronto Salvador se detuvo y, con aire de misterio, le dijo a Rosendo.

—Amigo don Rosendo, gorriémole un tinto a doña Estela de Losada y de pronto hasta le adivina la suerte. Ella lee el cuncho del café y es muy acertada, pues aprendió ese arte desde jovencita con unas gitanas que vinieron en unas patronales. Que conste que solo lo hace pocas veces y por mera amistad.

—Bueno, salvador, lo del tinto sí pero lo de la suerte no porque no existe. La brisa siempre sopla a favor del marinero más capaz (…)»

Este es uno de los pasajes del libro Los cardos olvidados, del escritor Ricardo Moncaleano, y que acaba de salir a la luz.

Sus páginas me han abierto un portal hacia historias que no me son extrañas, pues mi memoria también está impregnada de esos relatos en donde la violencia fue el contexto naturalizado por las instituciones. Desde la familia hasta el Estado, pasando por los partidos políticos, la iglesia, el ejército, la guerrilla, la escuela, etc. También soy de pueblo y de una familia golpeada por circunstancias similares a las que describe el autor.

El hilo de la historia descrita por Moncaleano transcurre a mediados del siglo XX en Colombia, un caserío al norte del departamento del Huila, en donde su padre fue juez. Por lo tanto es una narración autobiográfica de un testigo excepcional con una infancia marcada por los hechos sucedidos en el territorio tanto físico como emocional que él vuelca en textos cargados de sentimiento, dolor y esperanza… porque a pesar de tanto dolor, él nos brinda con su libro un acto de liberación, un duelo que no olvida, pero que tampoco es vengativo. Su ejercicio literario es la plegaria que nos invita a no repetir y mirar el pasado para construir un futuro en donde reine la creatividad, la solidaridad y la paz.

Los acontecimientos que sucedieron en Colombia, el caserío, son comunes a la otra Colombia, el país, y nos permiten vislumbrar en lo micro, más humano y asequible, lo que ha pasado a nivel macro, siempre alejado de la verdad por las manipulaciones políticas, económicas y culturales. Adentrarnos en el libro de Ricardo Moncaleano es emprender una ruta hacia nuestra propia historia, esa que muchas veces se oculta porque no conviene contarla o porque el olvido y la muerte lograron triunfar sobre la lucha, la dignidad y la vida.

Me encantó el remate trágico de esta novela de no ficción, que presenta un poderoso drama shakespereano, a lo Romeo y Julieta, de profundo amor y sacrificio, el cual es esbozado en el fragmento con el cual inicio esta columna y que completo aquí, pues Rosendo, a pesar de su incredulidad, permite que doña Estela de Losada le lea el cuncho del tinto, y ella premonitoriamente le indica el destino que le espera:

«—Se observa una cometa, indicando que el viento de su destino muy pronto lo arrastrará. Se ve también un tornado que le avisa que debe tomar precauciones. Un paquete de regalo le muestra que le reconocerán la ayuda que ha prestado. Aparecen dos figuras más: una isla expresando que estará solo en poco tiempo, posiblemente ante la tormenta que se avecina. ¿Y cómo es que nos va a dejar, Rosendo? ¿Por qué piensa marcharse?

—No señora yo no pienso irme, lo que pienso es quedarme para siempre aquí. ¿Por qué lo dice?

—Porque le apareció una herradura, símbolo de un viaje largo y, probablemente, sin retorno?»

Carátula de Los cardos olvidados (diseño de Diego Giraldo Olarte).

Referencia bibliográfica: Moncaleano, R. (2021). Los cardos olvidados. Manizales: Litoarias.

*Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

Futuro en Tránsito

Futuro en Tránsito es un proyecto de La Comisión de la Verdad que plantea, mediante invitación a 39 autores, la necesidad de reflexionar sobre la relación que hemos tenido con el conflicto, y generar así una nueva narrativa que nos permita encontrar matices para acercarnos y comprendernos.

El tema de la Comunicación está a cargo de la Periodista y Abogada de Manizales, Adriana Villegas Botero, actual Directora de Comunicaciones y Mercadeo de la Universidad de Manizales, quien en un aparte de su ensayo “Comunicar para oír, disentir e incluir”, expresa acerca de la relación con las redes sociales: “No comparto el discurso de quienes aseguran que las redes son una cloaca (idéntica sentencia se lanza a veces contra los medios). En todas las ventanas de expresión hay joyas y bagazo y corresponde a cada cual hacer su propia búsqueda y selección. Admiro a los famosos, poderosos o eruditos generosos con su tiempo y saber que con paciencia dialogan o discuten con desconocidos. Entiendo las limitaciones de un espacio competido y corto, pero veo en las redes oportunidades para la pedagogía y para insertar en el debate público agendas o temas que de otra manera no entrarían en circulación”.

El Director de la Fundación Gabo, Jaime Abello Banfi, hace un repaso histórico nacional de la comunicación desde la lucha del poder y la urgencia de generar un debate sobre su futuro.

La periodista y youtuber Carol Ann Figueroa, dedica su ensayo a reflexionar sobre la comunicación como un acto orgánico y social.

Para el Padre Francisco De Roux, Presidente de la Comisión de la Verdad, los ensayos que conforman el proyecto Futuro en Tránsito, con miradas y provocaciones intelectuales diversas, “nos ayudarán a profundizar en las reflexiones que tenemos que hacer como ciudadanos, planteándonos preguntas difíciles y dilemas morales que nos interpelen en un país que dejó que la guerra generara cuatro millones de desplazados, doscientos veinte mil muertos, así como miles y miles de desaparecidos y refugiados”.

El proyecto es dirigido por el Escritor y Periodista Alonso Sánchez Baute.

Lea el libro de Rey Naranjo Editores, aquí:

https://comisiondelaverdad.co/images/comunicacion_futuro_en_transito.pdf