El cine como herramienta pedagógica, una propuesta de la Fundación RedEspiral de Manizales

El cine se ha convertido en estos tiempos de prevalencia de la tecnología en una herramienta pedagógica fundamental para cualificar los programas académicos de colegios y universidades. Lo están poniendo en práctica Viviana Castro y Alexander Pardo mediante un proyecto que por varios años han propuesto desde la Fundación RedEsperial de la cual son sus gestores.

Esta organización, explican, tiene como objetivo el fortalecimiento del sector audiovisual y cinematográfico en Manizales y Caldas desde una visión de generar curiosidad entre los jóvenes, principalmente, en un proceso de formación de públicos con las exhibición y circulación de películas que por varios motivos no llegan a la ciudad.

Con este objetivo desarrollan varios proyectos principales:

Uno, la Feria Internacional de Cine de Manizales que en este 2024 cumple 15 años de creada reuniendo, alrededor de temas específicos, diversas muestras de cine nacional e internacional y a personajes de trayectoria para que compartan sus experiencias en la ciudad. A partir de esta iniciativa han nacido productoras de audiovisuales, camarógrafos, fotógrafos, directores de arte, etc. “La feria ha propiciado la evolución el sector, no solo en Manizales sino en Colombia, desde el punto de vista educativo tanto para profesionales de este ecosistema como para aficionados y curiosos del universo cinematográfico. Es un proyecto que se hace con las uñas porque el apoyo institucional es muy precario. Se sostiene prácticamente por el romanticismo de nosotros dos”.

Otro proyecto es el Cinema Fundadores que también lleva muchos años con el apoyo del Instituto de Cultura y Turismo y otras organizaciones. Actualmente está suspendido a la espera del patrocinio de la administración municipal. “Se trata de un espacio de responsabilidad cultural y social que funciona en la Sala Olimpia del Teatro Los Fundadores los jueves, viernes, sábado con entrada libre. Las películas siempre son presentadas por un experto con el fin de poner en contexto al público y al final se hace un conversatorio acerca de la película que se proyectó”, explican Alexander y Viviana.

El otro proyecto es el cine como herramienta pedagógica, también con varios años de ejecución. Comenzó en algunos colegios con talleres de formación en el campo técnico: producción y realización de cortometrajes, escritura de guiones, fotografía, dirección, edición. Los profesores empezaron a identificar la necesidad de utilizar el cine como herramienta para soportar los currículos académicos. “Asesoramos a docentes de colegios y universidades con películas  relacionadas con sus áreas de especialización. Es más fácil poner a los estudiantes en contexto de un tema con una producción cinematográfica que con una lectura o una clase magistral; el estudiante se apropia más de una materia viendo una película y los profesores también aprovechan mejor estas nuevas dinámicas de pedagogía para sus clases. En este momento hay una aceleración de la forma de aprender con los medios audiovisuales, ya que son herramientas que facilitan la formación cuando se complementan con trabajos escritos u orales sobre los componentes técnicos o narrativos de la película exhibida, así los estudiantes se retroalimentan y ponen en contexto las diferentes temáticas expuestas mediante el cine”, dijeron.

Este proyecto lo fueron formalizando con Cinespiral, que es otra propuesta de Alexander y Viviana para ofrecer cine de calidad en Manizales y que funciona como aliada de la Fundación RedEspiral. Se trata un espacio con tres salas que funciona de lunes a domingo con costo de la entrada de lunes a jueves $12.000, viernes, sábado domingo y festivos $15.000 en horarios de 3, 5, 7, 9 p.m.

El llamado que hacen Alexander Pardo y Viviana Castro es a que apoyen la Fundación RedEspiral para sacar adelante estas iniciativas que impactan positivamente el sistema educativo de Manizales.

 

Tierra y creación girarán en el XXIII Festival Internacional de la Imagen

A pocos días para que comience el Festival Internacional de la Imagen, Manizales y Bogotá se preparan para recibir esta propuesta de arte y diseño que, en su vigésima tercera edición, girará en torno a la Geopoiesis, concepto que invita a conectarnos con la tierra y las formas de creación humana.

Entre el 6 y el 12 de mayo, se llevarán a cabo los conversatorios, talleres y muestras monográficas que contarán con la presencia de estudiantes, docentes, investigadores del arte y el diseño y una nómina de lujo en invitados internacionales.

En este 2024, la alianza entre la Universidad de Caldas y la Universidad Jorge Tadeo Lozano, así como las conversaciones que ha hecho la producción del festival con los Ministerios de Ciencias, Tecnologías y Cultura, permitirá que las temáticas en arte y diseño, articuladas a la Geopoiesis, se extiendan a más territorios urbanos y rurales.

“La idea de este año es apostarle a entender mejor esto de las redes colaborativas. Cómo nos interconectamos a través de flujos de información; cómo cambian nuestras ciudades. Actualmente, por ejemplo, se habla de ciudades inteligentes y de villas inteligentes, porque también se incluye la ruralidad. En el festival se ponen sobre la mesa los lenguajes emergentes que se nutren de otros lenguajes como la IA y los saberes ancestrales. Todo esto para pensar futuros que preserven la supervivencia planetaria”, afirma Felipe César Londoño, vicerrector académico de la Jorge Tadeo, Director y uno de los fundadores del Festival Internacional de la Imagen.

El arte, el diseño, la cultura, las tecnologías, las memorias colectivas y los conocimientos arraigados en el territorio se presentan como herramientas para educar, cuestionar y construir acciones que se puedan desarrollar en las ciudades y municipios, alrededor de temas coyunturales como el cambio climático, la conservación biológica o la conservación del patrimonio cultural, entre otros.

“En el festival, por ejemplo, hemos tenido invitados que son biólogos, astrónomos, sociólogos. Es fascinante ver esos diálogos tan disímiles, pero al mismo tiempo tan propios”, agrega Carolina Salguero Mejía, coordinadora del proyecto del Festival de la Imagen.

Algunos de los invitados geopoiéticos:

Asher Remy-Toledo: productor cultural radicado en Nueva York (nacido en Colombia) con más de dos décadas de experiencia en el sector. Es el fundador y actual director de Hyphen Hub, una organización sin ánimo de lucro con sede en Nueva York que trabaja en la intersección del arte y la tecnología creativa.

Roberta Bosco: periodista, comisaria de exposiciones, investigadora y docente, especializada en arte contemporáneo, arte electrónico y cultura digital. Desde 1998 escribe en el diario El País, donde durante 12 años tuvo una sección semanal sobre arte y nuevas tecnologías.

Simón Londoño: Director de arte y diseñador gráfico con base en Cali y nacido en Medellín, fundador del estudio de diseño SL Studio, creado en 2018. En su trayectoria ha desarrollado más de 150 marcas para diversos países e industrias.

El manizaleño Carlos Mario Vallejo presentará su novela premiada, en la Filbo

El periodista manizaleño Carlos Mario Vallejo Trujillo presentará Los Sexualizadores, su primera novela, en el marco de la Feria Internacional del libro de Bogotá, los próximos 1 y 2 de mayo.

La primera presentación correrá por cuenta de la periodista y escritora Adriana Villegas Botero en el estand de Escarabajo Editorial, en el Pabellón 17 de Corferias.

Y un segundo evento, bajo la conducción de los escritores Hugo Reyes Saab y Eduardo Bechara Navratilova (propietario de la editorial), se efectuará en el Salón Taller 3 del mismo centro de convenciones.

El libro, que ganó el Primer Premio Nacional de Novela Jaime Echeverri, convocado en 2023 por la Editorial Escarabajo, se ambienta en varias épocas de Manizales. La historia recrea una empresa reeducadora a través de tres raptos en un barrio de esta ciudad, valiéndose de una voz en segunda persona que apela a la cotidianidad, la ternura y una visión libertaria y contemplativa que aboga por el amor libre.

La escritora Juliana Muñoz Toro, quien asesoró el proceso de escritura de la novela cuando era proyecto de grado del manizaleño en la Maestría en Creación Literaria de la Universidad Central, de Bogotá, se refirió a Los sexualizadores en los siguientes términos: “es la historia de un antihéroe absurdo o de un noble perdedor, al estilo de Ignatius Reilly en La conjura de los necios, que piensa que el verdadero cautiverio está en las etiquetas”.

Sobre Los sexualizadores, la novela premiada, expresó el jurado Juan Diego Mejía: “es una novela encantadora. Trata el tema del erotismo con una tranquilidad y una naturalidad que sorprenden. Celebro esta novela. Me parece que es valiente, experimental, contemporánea”.

La escritora Tatik Carrión, también parte del jurado del premio, expresó en su fallo sobre este libro: “Es una novela distinta. Nos pone a reflexionar sobre como abordamos la sexualidad en nuestra vida puede definir muchas cosas. Una novela que capta. Que llama muchísimo la atención”.

 

 

 

 

 

 

 

“Me inicié tocando el trombón y seguiré tocando el trombón”

David Pérez Pantoja tuvo la feliz ocasión de reafirmar su pasión por el trombón, en un excepcional concierto, como ganador de la serie Jóvenes Intérpretes, en el Centro Cultural del Banco de la República de Manizales, ciudad adonde llegó de 16 años a estudiar Música en la Universidad de Caldas procedente de Puerres Nariño, su población natal.

El trombón apareció en el siglo XIX y fue principalmente un instrumento de acompañamiento. En el último lapso del siglo XX empezó a ser reconocido como instrumento solista y a ocupar roles protagónicos en obras orquestales y de cámara, así como en el jazz y músicas para banda.

Pérez Pantoja tiene 25 años, desde hace un año ocupa la plaza de trombón bajo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia después de pertenecer durante 5 años a la Banda Municipal de Manizales y 1 año y medio a la Orquesta Sinfónica de Caldas.  “Todo va desde la cuna, dice, agradecido con mi familia, mis abuelos, bisabuelos músicos empíricos, mi padre músico profesional trompetista y director. Mi vena artística se inicia tocado las cosas sencillas de la música tradicional de Nariño y del Ecuador”.

Ganador del I Concurso Nacional de Trombón en la categoría de trombón bajo, David refiere así la historia de sus inicios en el mundo de la música: “Comienzo escuchando y viendo la banda del pueblo, acompañando a mi papá, quien ha sido mi principal mentor, y a mi abuelo. Después de estudiar en la Escuela de Música Floresmilo Flores de mí pueblo, la vida me pone en Manizales para profesionalizarme como Maestro en Música de la Universidad de Caldas. Desde que estoy pequeño toco el trombón, me inicié tocando el trombón y sigo tocando el trombón, hay otros instrumentos que me llaman la atención y que me gustaría interpretar, pero definitivamente no abandonaría el trombón”.

Para él es un orgullo su trayectoria en la Banda Municipal de Manizales, les dice a los músicos jóvenes que no se salten la experiencia de pertenecer a una de las bandas más reconocidas del país. “Cuando yo conocí la banda de Manizales tenía 12 ó 13 años y fue en Anapoima Cundinamarca concursando en la misma categoría especial, pero una banda de niños contra una banda grande. Ese día dije muy dentro de mí, ´algún día quiero tocar en una banda así o en esa banda´ la vida siempre es justa y lo pone a uno en los lugares correctos”.

Hace un año se fue para Bogotá a ocupar la plaza de trombón bajo de la Sinfónica de Colombia, se ganó el concurso de méritos en el que audicionaron alrededor de 12 trombonistas, a la final llegaron dos y David tuvo la fortuna de ser el elegido para ocupar el cargo. “Estoy en periodo de prueba hasta junio, ojalá pueda ratificar la plaza total de la planta de la sinfónica, el escalón más alto al que uno puede llegar en Colombia. Es un reto preparar repertorio semanalmente, preparar sinfonías, no me siento bien diciendo este es mi trabajo porque no me cuesta trabajo hacerlo, disfruto hacer música, disfruto tocar con la orquesta”.

La plaza de trombón bajo es la más inestable en los 20 años que tiene la Sinfónica de Colombia, nos cuenta. Con Pérez Pantoja solo han calificado tres de planta. Los otros dos son los maestros caldenses: Pablo Ruiz de Villamaría y Sebastián Cifuentes de Manizales y los dos están fuera del país en cargos destacados.

Hacer parte del programa de jóvenes intérpretes también ha sido para David un reto muy grande. “El prestigio de la Sala Luis Ángel Arango es innegable y no cualquiera logra tocar allí. El programa Jóvenes Intérpretes del Banco de la República es uno de los concursos para jóvenes solistas más exigente en Colombia, sobre todo el segundo año. El primer año competimos con personas de nuestra misma categoría, en mi caso los metales. Esta gira de conciertos que estoy haciendo hace parte del segundo año, más difícil porque ya no compites con gente nueva sino con todos los que ya ganaron el primer año: cantantes, violinistas. pianistas virtuosos, el virtuosismo de un trombón no va tan lejos como los de éstos, pero creo que algo estoy haciendo bien porque quedé en segundo lugar. El primero fue para una cantante de música popular extraordinaria que cuando la escuché me dije ´yo que hago aquí´, en estos pequeños momentos es donde uno se da las gracias. El tercer año de Jóvenes Intérpretes va más allá de tocar, se nos prepara para el proceso del marketing.  Se trata de, entre comillas, vender un concierto donde uno pueda lucirse y son las sucursales del Banco de la República las que buscan los solistas”.

La primera vez que David tuvo la oportunidad de tocar estable en una orquesta sinfónica fue en la Orquesta Sinfónica de Caldas, durante año y medio. “Siempre había sido músico de bandas, nací con una banda, crecí con una banda, me profesionalicé con una banda y terminé tocando en una orquesta. La Orquesta Sinfónica de Caldas fue una escuela para mí. Es muy profesional, muy completa, con músicos talentosos”.

Otros músicos de Caldas se destacan en la nómina de la Sinfónica Nacional de Colombia con David Pérez Pantoja, son:  Juan David Arias, asistentes de flauta; Esteban Muñoz, flauta tutu; Juan Carlos Valencia Castillo, tercera trompeta; Juan Fernando Avendaño, principal de trompeta y Jeison Marín, percusión.

El manizaleño Julián Bernal Ospina presentará libro en la Filbo 2024

El escritor Julián Bernal Ospina, politólogo, columnista, escritor, magíster en Construcción de paz y columnista de La Patria, se presentará el próximo sábado en la Feria del Libro de Bogotá para conversar sobre su libro de cuentos De noche alumbran los huesos, una decena de cuentos recogidos  bajo el sello de la editorial Escarabajo.

“Estaré conversando con la periodista y editora de Vorágine Laila Abu Shihab. Será, sobre todo, un honor para mí estar ahí con Laila, una gran periodista de quien he tenido el privilegio de aprender. Ella también estará presentando su libro en la FILBO: Conversaciones fuera de la catedral”, anunció el autor, quien desarrolla una intensa actividad en la escritura no solo en el periódico sino en su página personal, en donde se pueden encontrar piezas periodísticas, cuentos y artículos de interés general. El encuentro será el sábado 20 de abril en el Pabellón 6 de Corferias.

El libro incluye diez cuentos, uno de los cuales da título al libro: De noche alumbran los huesos. Las demás piezas se titulan así: Monólogo de una estatua, Cicatrices en la espalda, Mundos paralelos, Después di mi nombre, El parqués cósmico, Crónica de un espejo doble, El corazón, La muñeca turca y Página 131-138.

En Bernal Ospina, también autor del libro Como un volcán entre los huesos, tenemos a “un joven narrador colombiano que tiene tanta habilidad para dividir su tiempo, que le ha alcanzado para ser politólogo, coordinador del Festival Gabo, constructor de paz, profesor universitario y becario de Idartes”, según estimó Octavio Escobar Giraldo.

“Rápido, furioso, como el tremor de un río desatado, un alud que carga barro, palos, troncos y arrasa todo a su paso, De noche alumbran los huesos nos muestra con gran sutileza lo perdidos que nos encontramos del verdadero amor, la debacle del mundo contemporáneo, el fracaso de todos los sistemas”, escribió el poeta, escritor y editor Eduardo Bechara Navratilova.

Estos relatos, apreció el columnista Camilo Vallejo Giraldo, “están entreverados, comunicados, con personajes que saltan de uno a otro relato. En ellos, la voz avanza en los invisibles, en las víctimas, en los testigos, en los arrepentidos; el protagonista del terror del poder es el objeto a revisar. Las estatuas juzgan a la institución y un amigo del presidente repasa cómo este llegó primero a ser alcalde a punta de verde chillón y megáfono”.

El manizaleño ha sido profesor en las universidades Autónoma y de Manizales.

*Periodista y escritor.

 

 

 

Caminante en llamas, “un encuentro con la estética”. Entrevista con Conrado Alzate

A pesar de su apretada agenda, que en esta ocasión apuraba al poeta colombiano Conrado Alzate a una reunión literaria en su Riosucio natal, Quehacer Cultural logró ponerse al habla con el bardo vía telefónica, a propósito de su nuevo libro: Caminante en llamas, que desde inicios del año recorre las bibliotecas públicas municipales del departamento y las manos de sus multitudinarios lectores.

Modesto como se ha caracterizado, debió esforzarse para recomendar su propia obra, una antología de los textos que han salido a la luz a lo largo de su dilatada carrera intelectual. “Aunque como le escribió cierta vez Federico García Lorca a Gerardo Diego, ‘yo podría hablar de todas las poéticas menos de una: la mía’, voy a hacer la excepción: en Caminante en llamas recojo el trabajo que me ha entregado la intuición, la imaginación, el buen uso del lenguaje, todo lo que me brindó la mucha lectura en estos cuarenta años de vida literaria. El libro es un encuentro con todo eso, con una carga de esoterismo, de una pulsión oculta. Ahí van a encontrar una selección de poemas que tienen algún goce, algún deleite; el libro es un encuentro con la estética”.

¿Por qué el título Caminante en llamas?

Es un viaje por el juego de la poesía, esa constante búsqueda. Ese regreso a las estrellas, que es finalmente de donde provenimos. Dentro del libro hay un poema que le da el título al libro.

¿Cómo fue el proceso de creación?

Cuando se ha trabajado mucho en la literatura como en mi caso, de 40 años como lector y como escritor, uno anhela reunir su obra. Mi selección personal. Tal vez los lectores se identifiquen con otros textos, pero es lo que uno quiere. Así como Porfirio Barba logró hacerlo. Algunos textos me generaron muchas dificultades. Uno creería que por ser un lector voraz ya de ahí esto le daría más poesía, pero también surge de las conversaciones, de las vivencias, del encuentro con el otro.

¿Con qué escritor vivo y muerto le gustaría sentarse a tomar tinto?

De los muertos con Carlos Castaneda, quien compiló toda esa sabiduría Azteca y Tolteca. Su secreto fue el dominio de la literatura, la sicología y la brujería y el chamanismo.

Y de los vivos podría ser con colombianos: William Ospina, Gabriel Arturo Castro, Mario Mendoza, Piedad Bonnett o Irene Vallejo, entre otros.

¿Tiene algún tipo de ritual para escribir poesía?

Soy un creador nocturno. Gran parte de mi vida he trabajado con el Estado y el problema es que el Estado lo absorbe a uno. Tontones uno termina convirtiéndose en un creador nocturno como Kafka, aunque él decía que aún en la noche persiste mucho el ruido. William Ospina dice que la poesía es una voz que te habla.

¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

Cuando estaba en el bachillerato yo ya escribía versos y siempre buscaba la generosidad de los profesores que me corregían. Pero un día se fueron, ya no estuvieron más. Así que me dije que iba a ser discípulo y maestro. Aconsejo leer los textos en alta voz, porque el oído es un buen maestro.

¿De qué autores se puede decir que bebe su poesía?

Homero me encanta. Hölderlin y Jorge Luis Borges. No podría dejar por fuera a César Vallejo, tal vez el poeta más humano que ha dado América.

¿Qué lugar ocupan, para un poeta como usted, las lecturas en vivo?

Me parece que son importantes. Yo comencé escuchando las lecturas de mi abuelo, a él le debo todo. Cuando salía de la escuela mi abuelo me estaba esperando para leerme historias de dragones, de princesas, de lejanos países. La lectura en alta voz tiene su impacto, y ahora los promotores han combinado ese ejercicio con la lúdica.

La pregunta cliché: ¿qué consejo le daría a un joven poeta?

Leer mucho. Cuando se está joven uno comienza a leer desorganizadamente. Pero en la medida que uno va leyendo, va adquiriendo ese rigor que exige el leer. Primero la lectura y luego la escritura. La persona que lee mucho, si no es escritor, alguna vez lo intentará.

*Periodista y escritor.

 

“Latitud Cero”

Afiche del lanzamiento de la novela de Mario Armando Valencia: Latitud Cero. Lecciones de equilibrio, que se realizará el 25 de abril a las 6:00 p. m. en la Pinacoteca del Palacio de Bellas Artes (Universidad de Caldas, Manizales, Colombia).

Casting

“Sumergirse en el caos y nadar”

Konrad Lorenz

Mario Armando Valencia escribe sobre Armando Valencia, Armando Valencia escribe sobre Mario Valencia… Mario Armando Valencia es al mismo tiempo autor y muchos autores de esta novela autobiográfica hecha con retazos de vida que también se ha imaginado-inventado y que, a manera de collage narrativo, entabla un diálogo con los collages del artista Robinson Obando. “Latitud Cero (lecciones de equilibrio)” es un testimonio en tono mayor, una constelación que gravita en torno a los equilibrios y desequilibrios de un escritor de profesión que deambula por infancias, adolescencias, mundos universitarios y académicos que han forjado un temperamento y un carácter de rebeldía y resistencia.

Esta reflexión que realizo en torno a la novela de Mario Armando, es una incursión de barriobajeros que se han entrelazado múltiples veces en sus territorios. Se lee en la breve reseña biográfica del autor: “Mario Armando Valencia Cardona (1969), del barrio El Carmen en Manizales, Colombia (…)”, lo cual indica que hay un reconocimiento de las raíces. El Barrio San Joaquín, mi territorio, limita con El Carmen, y las vidas del autor y la mía están cruzadas por experiencias y exploraciones de deambulantes bohemios por estos lugares populares que están en lo más remoto y profundo del origen de esta Manizales del alma.

El escritor de esta novela es de los que tienen carácter fuerte, de esos que se han enfrentado a los sistemas anquilosados que manejan los hilos de la cultura. Su actitud le ha generado animadversiones en los círculos intelectuales y académicos de la ciudad y de otros lugares en donde ha ejercido su talante artístico. Mejor dicho, muchos no lo quieren, mientras otros sí lo respetamos, y valoramos como trascendental su contribución al escenario literario local, regional, nacional e internacional (esta novela fue editada en Buenos Aires, Argentina).

Su obra es extensa, y va desde la poesía, el ensayo, la post-crítica literaria, la crítica de arte y ahora la novela. Obras como “Pequeñas historias acerca de la caída libre”, “Galería de muertes modernas”, “Efecto Rembrandt”, “Cascabeles para el gato: filosofía para poetas y poesía para filósofos”, “La dimensión crítica de la novela urbana contemporánea en Colombia” y “Ojo de jíbaro” dan testimonio de su oficio permanente como creador.

Mario Armando, con una sólida formación académica doctoral y posdoctoral en el exterior, además de ser invitado a eventos académicos en diferentes universidades internacionales, no ha dejado se expresarse en los ámbitos de la existencia desde el grito desgarrado de alguien que permite que en su ser resuenen los latidos de lo humano, propios y ajenos. Una escena que me impactó del libro refleja esto:

“Entonces yo, de manera mecánica procuro canalizar toda esa ira. La ira de no haber sido capaz de tomar el puñal en ese callejón y defenderme, la ira de no haber hecho venganza por el asesinato de mi hermano, la ira del despojo, de los años entre callejones, sopa y arroz con huevo, la ira del olvido y el abandono,  del desamor y el malquerer. “

Mientras Mario Armando hace estas reflexiones, frente a él está el homúnculo de pelo grasoso que le increpa su mal comportamiento, pero él no lo escucha, solo continúa tecleando fuerte para que los golpes sobre las letras suenen en todo el salón:

enrams a ver  que Bauelvon e e n u gjetoa aer  cna  den un   sjeuntona gg dn  nden gpprofrjrejrnfg ddnfldjfunfn ruksicvjaskd,ckcicifdjtfuamdejduttkfkdfdm. La grrriq a ee aaeoeaKMODAMAXAJFDFMJADJNJFNVUVUVNRUTURI. Habia q en r a la guerpr aorjqiuren nosnoanaudnavvnpamffam,.. No go de e  rfna a amoddjf   amamdkdkfkfkfksdf.. L  af er dcnje  a auna djdoid adjpderned dncdcks`lmnam.,. .

La escritura en ese momento es un borbotón de rabia, expresando todo el dolor que sale de su corazón:

N0  e sunao ma emrmg rgmsokjggfgkmbkbmk. E sa s e xpeirniic aknkaen axkdjfk  cocndon mannab e qaznemekadàodjj gffjvovnggkfjvngn aosidjkakasddaofdvafdjvgnafkaqjsidjj.

Este retazo del collage de Mario Armando es la “cima” de la “sima”, ese acorde supremo que sube hasta lo más alto y desciende a lo más bajo de la interpretación de la vida. Es la expresión del Mario frente al Armando, del Armando frente al Mario, en un juego peligroso de la tensión a lo “Jekyll and mister Hyde”. El autor, en su libro, es el libro mismo, una especie de Frankenstein remendándose a sí mismo en una sutura ontológica en donde se funden el creador y lo creado. Creatura bella y monstruosa que deambula en las orillas de la ciudad y de los recuerdos que vuelven una y otra vez como látigos de expiación perpetua. Es la epifanía del martirio moldeada en letras, palabras y frases que se instalan en la novela como un performance transparente y honesto de la vida propia.

A estas alturas de la vida, el autor no pretende exaltar la belleza… ni nada, solo recurre a la posibilidad de creación desde lo “sucio”, una suciedad que siempre ha estado maquillada porque es incómoda. Aquí, los rostros han sido despojados de sus máscaras y se acude a los mundos esotéricos del tarot, la magia, Jung y oscuros misterios arcanos para buscar en los mundos simbólicos esas otras posibilidades que de pronto están allí, ocultas tras las sombras, pero potentes y reales.

La única coordenada de esta obra es esa Latitud Cero que ni el autor tiene clara, pues su brújula gira y gira como el tango de Discépolo. Nadar en la mar-océano, sumergirse en aguas profundas y furiosas, salir a respirar… y ahogarse infinidad de veces… y llegar al otro lado, como el perro, con la punta de la cola seca, como indica el I Ching… esa es la ruta… una ruta trazada en el collage de letras, palabras y oraciones que divagan en elipsis de tiempos muy antiguos y muy nuevos, tiempos que pasan vertiginosamente creando la tormenta perfecta. En esta maraña existencial, orbitan las imágenes del artista pereirano Robinson Obando, que son la cartografía de la narración, en un bello collage expresionista, técnica de la cual es maestro. La obra plástica que acompaña la novela surge de una pasantía artística de Robinson en la residencia del autor en Popayán, en la cual, escritor y artista plástico cohabitaron durante meses en una acción de creación conjunta pletórica de misterio, magia, surrealismo y arte.

En esa amalgama forjada en los talleres de la imaginación y la memoria, Mario Armando (con sus textos) y Robinson (en imágenes) tejieron los mapas de rutas alucinantes, situaciones y personajes que renombran el pasado y el futuro. Allí también estoy yo, en la manera particular como el autor me incluye, en medio de otros y otras que, como flores del mal a lo Rimbaud, surgen de los pantanos de la existencia: Martín Rueda, el Flaco Claudio Mario, El Hipócrita Lector, Flavio Zapata, Homero Giraldo, Gil y Vásquez, Margot, Juan Manuel Lorca, Waldo Ospina, Edgar Checo, la femme fatale Cristal… formamos una comparsa funambulesca y ebria que deambula por las calles de Kumanday, como el autor nombra a Manizales.

Después de esta novela-tormenta que quita las máscaras como lo pregonaba Antonin Artaud, viene una calma, porque la vida es de vaivenes de tempestades y calmas, como bien nos enseñó Shakespeare, y esa calma se refleja bellamente en el último párrafo de “Latitud Cero”:

La doctora me recibe calmada y sonriente y me extiende una manta bordada en gruesa lana blanca. La recibo temeroso. Entre los hilos del tejido se asoman dos pequeños ojos azules celestes que vienen de allá, de otra latitud, de algún lugar ubicado por fuera del mundo.

Exposición

Cuelgo en esta columna, algunas de las obras expuestas en las paredes-páginas de la novela Latitud Cero, transformada en una performancia novedosa que sutura lenguajes gráficos y escriturales como obras de arte que giran una en torno a la otra. Los collages del artista pereirano Robinson Obando no son ilustraciones ni representaciones, son personajes en papeles que acentúan el barbarismo, la sinceridad y la espontaneidad de este trabajo creativo que podría acercarse a lo expresado por Artaud en su obra “El rostro humano”, porque en los collages de Robinson hay también muchos rostros.

Referencia bibliográfica: Valencia Cardona, M. A. (2024). Latitud Cero. Lecciones de equilibrio. Buenos Aires: Hespérides.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

Sofía Castrillón: médica en formación, cantante de vocación

Sofía Castrillón Duque es estudiante de décimo semestre del Programa de Medicina de la Universidad de Manizales, quien, entre clases y rotaciones, desarrolla los conocimientos necesarios para ser una médica sensible socialmente.

Ha sido representante estudiantil pero más allá de su liderazgo en el programa, tiene una pasión que combina con su ejercicio profesional y que le permite mirar la medicina desde un enfoque humano y alegre: la música.

Sofía es integrante de la Coral Brahms, una agrupación de Manizales que se encarga de llevar música a todos los rincones del departamento de Caldas mediante conciertos de diferentes géneros musicales que generan no solo espacios culturales, de ocio y entretenimiento para la sociedad, sino la formación de públicos en la región.

“En mi caso, la ciencia y el arte siempre han estado presentes. Desde muy pequeña mi sueño siempre fue ayudar a las personas y convertirme en médica, dejar la música nunca fue una opción, ya que el arte me ha ayudado a desarrollarme como profesional en medicina. La música es más que una afición, es mi estilo de vida, y no me veo haciendo medicina sin música”, expresa Castrillón Duque.

Frente a la relación que tienen ambas áreas, Sofía tiene una clara postura: “si damos un vistazo al pasado nos daremos cuenta de que ha habido numerosos médicos que al mismo tiempo han sido músicos, como Theodor Billroth, cirujano austriaco reconocido por sus avances en las técnicas quirúrgicas y al mismo tiempo un gran violinista empírico. Billroth era un gran amigo de Johannes Brahms quien fue uno de los compositores más significativos del romanticismo, éste tenía una relación de amistad con el cirujano a quien eventualmente le pedía consejos de composición. Esto nos da una idea que nos indica que la medicina y la música pueden ir de la mano. Podemos observar el impacto positivo de la musicoterapia en los pacientes: reduce el estrés, mejora las capacidades neuro cognitivas, da una sensación de alivio, alegría y tranquilidad, da voz a nuestras emociones y nos une como seres humanos”, explicó la universitaria.

Sofía, además, ha sido beneficiaria de los incentivos culturales de la Universidad de Manizales lo que le han permitido fortalecer su talento y aportarle a su formación como médica.

La Universidad de Manizales tiene un sistema de becas para quienes se destacan en deporte, cultura, rendimiento académico, entre otros.

 

Los autores caldenses en conversación con nuestros historiadores

Los historiadores Albeiro Valencia Llano y Fabio Vélez Correa hicieron un repaso de la historia de la literatura en Caldas, en una conversación con motivo de la reapertura de la Sala de Autores Caldenses abierta en el Centro de Bibliotecas del Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona de la Universidad de Caldas, el miércoles 10 de marzo de 2024.

De la mano de la Secretaría de Cultura de Caldas y del Centro de Bibliotecas del CCU de la Universidad, la Sala de Escritores Caldenses busca fortalecer el patrimonio, para que las instituciones educativas, además de la comunidad en general, tengan acceso a estas colecciones a través de actividades encaminadas al fomento de la lectura y al enriquecimiento de la identidad regional.

En este evento participaron directivas, docentes y estudiantes de la Universidad de Caldas, escritores locales, gestores culturales, delegados de programas artísticos y destacados representantes del escenario cultural, como la actual Secretaria de Cultura del Departamento, Luz Elena Castaño, quien se mostró complacida de esta alianza que permite la conservación del patrimonio histórico, a través de ensayos, novelas, cuentos y nuevos formatos, que dan cuenta de experiencias y percepciones de la realidad caldense.

“Quedé encantado con esta reapertura porque antes los lectores no tenían un espacio adecuado para acercarse al mundo literario local, representa la llegada de nuevos libros y nuevos autores, para mantener una tradición de más de 50 años en un espacio tan bello y acogedor como este”, expresó a su vez Albeiro Valencia Llano, Historiador.

La siguiente es la conversación entre los historiadores Albeiro Valencia Llano y Fabio Vélez Correa:

Hablarle claro a los niños, niñas y adolescentes, ¡hablar claro no es hablar raro!

En el mundo, el Día Internacional del Niño fue declarado por primera vez en 1925, durante la conferencia Mundial sobre Bienestar Infantil, desde ese momento se estableció el 01 de junio como la fecha de conmemoración. Sin embargo, en 1954, la Asamblea de las Naciones Unidas recomendó a todos los países que instituyeran una fecha individual para la celebración universal del Dia del Niño.

En Colombia es el último sábado de cada mes de abril cuando se conmemora el día del niño, cada año durante este mes se pretende fomentar y celebrar la fraternidad y la comprensión de la infancia en el mundo. Alrededor de esta fecha, se realizan múltiples actividades para promover el bienestar y los derechos de nuestros niños y niñas.

En esta ocasión, haremos referencia a dos momentos importantes que hemos experimentado en el entorno jurídico y judicial nacional durante los últimos 5 años, momentos que nos recuerdan que nuestros niños, niñas y adolescentes en Colombia, requieren más que una simple fecha de reconocimiento de sus derechos, y que, en nuestros escenarios sociales rodeados de pobreza, falta de educación, ausencia del estado, impunidad, ineficacia judicial y crisis institucional, somos llamados a fomentar múltiples procesos y acciones que garanticen la materialización de los derechos de nuestros niños, niñas y adolescentes.

La Corte Constitucional Colombiana, ha emitido dos decisiones judiciales de vital importancia para promover precisamente esa protección a nuestros niños, niñas y adolescentes. Con estas dos sentencias emitidas por nuestro órgano de cierre constitucional, se logra enviar un mensaje de empatía, diversidad, pluralidad e igualdad frente a todas las personas que requieren obtener acceso a la justicia y buscan el reconocimiento de sus derechos, independientemente de su edad, capacidades mentales, capacidades física y niveles socio económicos.

Las providencias en mención son la sentencia T-607/19 y la sentencia T-262/22, ambas teniendo como Magistrado Ponente al Dr. José Fernando Reyes Cuartas. Lo característico de estas dos decisiones judiciales de cierre, es que giran en torno al reconocimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en Colombia, y que al momento de que la Corte termina reconociendo la vulneración de los derechos de los accionantes, intenta ir más allá, proponiendo una discusión bien interesante respecto a cómo debe comunicarle una decisión judicial a un niño, niña y adolescente en Colombia.

En ambas sentencias se dedican unos párrafos para explicarle a los accionantes menores de edad, qué es lo que se está decidiendo y cómo podrían ser afectados o beneficiados con esta decisión. Durante el desarrollo de esos párrafos la Corte propone la utilización de un lenguaje fresco, sencillo, plano e incluso cariñoso y familiar para lograr una nueva forma de comunicación de las decisiones judiciales.

Indudablemente, esta acción de la Corte debe reconocerse y exaltarse, pero también debemos hacer altos en el camino cuando tenemos instantes de emotividad que pueden cegar nuestra visión frente a los problemas tan grandes que afrontan nuestros niños, niñas y adolescentes. En estas dos sentencias referidas anteriormente, se identifica el intento de la Corte para que los niños comprendan el lenguaje de su decisión, pero también se abordan ejes temáticos que pueden ser problemáticos como: la Familia como núcleo de la sociedad, los niños como sujetos de especial protección, el derecho de los niños a ser escuchados, la pobreza como elemento determinante en la toma de decisiones de instituciones del estado frente a los niños, el uso de los niños y niñas como objetos o banderas políticas que promuevan supuesta eficiencia institucional; y la responsabilidad compartida del Estado, la Sociedad y la Familia para promover y garantizar el derecho de los niños a ser escuchados y tenidos en cuenta en las tomas de decisiones que afecten su desarrollo de vida.

Si analizamos algunas de las temáticas anteriores, podríamos entrar en un ejercicio crítico frente al alcance de acciones aisladas como la de la Corte de incluir unos párrafos dentro de una sentencia para promover el lenguaje claro de las decisiones judiciales frente a los niños, niñas y adolescentes. Afortunadamente la función de nuestro órgano de cierre va más allá y terminan reconociéndose efectivamente los derechos a los accionantes.

Sin embargo, debemos llevar esta discusión a todas las esferas, instituciones y personas que rodean a nuestras infancias para comprender que, sin una articulación entre el gobierno, la sociedad y la familia, muchas acciones y procedimientos que hacemos para proteger los derechos de los niños, quedan en meros impulsos asistenciales y simbólicos sin ningún tipo de poder de transformación.

Vayamos a los ejemplos, el derecho de los niños a ser escuchados es conocido ampliamente, es un derecho que se promueve con facilidad en entornos educativos, familiares, sociales y gubernamentales, pero ¿sabemos qué implica escuchar a un niño, niño y adolescente? Todo derecho reconocido no se materializa per se solo con su promoción de protección, es necesario comprender que cada derecho está compuesto por elementos o características que deben ser evaluados para determinar finalmente si es respetado o vulnerado.

Con relación al derecho a ser escuchados, debemos tener en cuenta si hemos ofrecido la suficiente preparación a nuestros niños para enfrentar escenarios y situaciones determinadas, en especial cuando se trata de la impartición de justicia, para afrontar una audiencia, un interrogatorio, un trámite pericial, la comunicación con un juez, con un fiscal, con una defensora de familia. Sumado a esto, qué tan preparados están nuestros menores para comunicar una queja, una insatisfacción, una oposición. Y finalmente, cómo estamos preparados para evaluar la capacidad de comprensión de cada menor. No podremos tampoco entrar en un ejercicio de homogeneización de las capacidades de nuestros menores y presumir que hay un lenguaje único comprensible para todos nuestros, niños, niñas y adolescentes. No podemos confundir un lenguaje claro y comprensivo con la estigmatización y estandarización de la capacidad de comprensión de los menores.

Sumado a lo anterior, pasemos a analizar qué sucede en los entornos familiares, educativos y sociales frente a la garantía del derecho a ser escuchados de nuestros niños niñas y adolescentes:

–       Desde lo familiar: la dictadura del tiempo ya no les permite a las familias tener los espacios necesarios para generar momentos adecuados de comunicación. La aceleración actual de los ritmos de vida, llevan a que las familias entreguen a otros actores o personas la responsabilidad de garantizar los derechos de los menores. El niño, niña o adolescente termina siendo escuchado (no en todo el sentido amplio de la palabra), por su niñera, por sus familiares de similar edad o por sus abuelos de ya una avanzada edad, por sus amigos, por adultos ajenos a su entorno familiar, y en ocasiones, por personajes abstractos escondidos detrás de redes sociales y plataformas digitales. Así, la familia va abandonando su deber y su rol como núcleo de la sociedad, y poco a poco va entregando la responsabilidad a la sociedad y al estado.

–       Desde lo educativo: las instituciones de educación hacen generalmente ejercicios pedagógicos y de promoción de campañas de protección de derechos, enseñanza de los deberes y derecho de los niños, pero se quedan cortos en la materialización. Tendríamos que entrar a determinar, por ejemplo, cómo se están redactando los manuales de convivencia, qué tanto son escuchados los estudiantes en este proceso de creación normativa, qué tanto se escuchan a los conocidos, pero nunca reconocidos representantes estudiantiles en cada grupo de clase, o qué tanto se escucha a los personeros en primaria o en secundaria. Y volvemos al mismo dilema, cuando se habla de escuchar no es simplemente dejar hablar, sino tener la capacidad también de comprensión del lenguaje del menor. Es muy simpático que como adultos intentamos hablarles a los menores con lenguajes supuestamente claros, pero cuando los menores se comunican con nosotros no tenemos la capacidad de comprenderlos. Más que el derecho a ser escuchados, debemos promover el derecho a la comunicación efectiva.

–       Finalmente, desde lo social: los menores son instrumentalizados en muchas ocasiones, son tomados como banderas de promoción de ideas que terminan beneficiando a unos pocos sectores. Ese ejercicio de convertir a un sujeto en un objeto para promover supuestas acciones de transformación es sumamente peligroso. De hecho, uno de mis temores, es que la bien intencionada actuación de la Corte en estas dos sentencias, sea mal implementada en muchas instituciones del poder público y nos convirtamos en un sistema judicial lleno de fragmentos de lenguaje claro, pero sin ningún tipo de transformación de fondo, sin que efectivamente exista un acceso y garantía de justicia para nuestros menores. Con relación a lo anterior, surge la siguiente inquietud ¿cuál es el control que se hace posteriormente a las decisiones judiciales donde hay utilización de lenguaje claro para verificar que el menor sí haya comprendido la comunicación de la determinación judicial?

Para concluir, y sabiendo que estamos emitiendo reflexiones sobre un temario que es de larga dedicación, lenta comprensión y difícil materialización. Hago un llamado a los académicos, funcionarios judiciales, gobernantes, empleados públicos y privados, y demás actores quienes tengan relación directa o indirecta con nuestros menores, para comprender que la garantía de los derechos fundamentales de los sujetos de especial protección constitucional como lo son nuestros niños y niñas, no depende única y exclusivamente de la función judicial ni de la labor legislativa; depende de la articulación armoniosa entre la familia, la sociedad y el Estado. Para promover un lenguaje claro para nuestros niños, niñas y adolescentes, primero debemos tener claro que ellos son el lenguaje reflejo de nuestra sociedad.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Abril de 2024.

 

Cantos que no cesan

La Editorial Universidad de Caldas acaba de publicar el libro “Cantos que no cesan. Aves de la Universidad de Caldas”, una publicación que recopila las 258 especies de aves que habitan en los diferentes campus de Manizales y en las granjas de la institución.

Según lo explica el Vicerrector Académico de la Universidad de Caldas y uno de los coautores del libro, Germán Gómez Londoño, la realización de esta publicación comenzó desde el año 2017, con un grupo de estudiantes y docentes de los programas de Biología y Medicina Veterinaria y Zootecnia, mediante actividades de campo para hacer inventarios de las aves, tanto en predios urbanos como en predios rurales, donde se logró evidenciar que en los diferentes campus de la Universidad se cuenta con el 58% de las familias de especies de aves de Colombia.

El trabajo de investigación y búsqueda de las especies de aves se realizó en el Campus Central, el cual cuenta con 7 hectáreas de bosque urbano; Campus Sancancio; Campus Palogrande; Campus Bellas Artes; Campus Versalles; y en las 3 granjas de la Universidad.

Gómez aseguró que la gran variedad de especies de aves que se encuentran en los predios de la institución, se debe principalmente a la ubicación de los mismos, puesto que están en diferentes pisos térmicos y rangos ecológicos, lo que posibilidad la variedad.

Finalmente, el Vicerrector Gómez, resalta que esta publicación se destaca principalmente por los siguientes aspectos:

. Registro fotográfico en alta calidad de las 258 especies de aves.
. No es un libro tradicional de ornitología, puesto que los textos que acompañan las fotografías realizan descripciones de características interesantes de las especies, como su comportamiento en el hábitat, entre ostros aspectos. Textos escritos por estudiantes y profesores ornitólogos y de filosofía y letras, que intentan descifrar la conducta de los pájaros en términos humanos, antropomorfos y juguetones.
. Es una publicación atractiva para las personas que se dedican a la observación de aves, puesto que brinda información relevante para la ubicación de las especies en la región.
. La realización de este libro estuvo a cargo del Grupo de Investigación Genética, Biodiversidad y Manejo de Ecosistemas GEBIOME; Grupo de Investigación en Ecosistemas Tropicales; Grupo de Investigación Tántalo; Semillero de Investigación El Ornitorrinco. También como coautores y editores académicos y científicos están Gabriel Jaime Castaño Villa, Germán Gómez Londoño, Santiago Andrés Ramos Valencia y Pablo Rolando Arango.

El libro se puede adquirir en la Librería de la Universidad de Caldas, ubicada en el Campus Palogrande. Para mayor información puede comunicarse al 878-1500 Ext. 21150.

El pasado configura el presente y avizora el futuro

Eva García Sáenz de Urturi (VitoriaÁlava20 de agosto de 1972) es una novelista española, diplomada en Óptica y Optometría​ quien trabajó durante varios años en esa profesión. Su vocación como escritora surgió a sus catorce años, cuando su profesor de Literatura le encargó relatar sus experiencias en un diario. Siempre ha estado vinculada a la literatura y ha ganado varios premios de relatos con sus primeros escritos.

Para su primera novela publicada en 2012 La vieja familia investigó y escribió durante tres años, luego fue traducida vendida en Estados Unidos, Reino Unido  y Australia. Después de Los hijos de Adán y Pasaje a Tahití, en 2016 publicó El silencio de la ciudad blanca​ una novela negra desarrollada en Vitoria. En 2017 publicó Los ritos del agua, la segunda entrega de Trilogía de la ciudad blanca y en 2018 Los señores del tiempo. Tras el éxito el Ayuntamiento de Vitoria y el Gobierno Vasco han creado varias rutas literarias con los escenarios de las novelas. En 2019 se hizo una adaptación para cine de “El silencio de la ciudad blanca”.  En 2020 recibió el Premio Planeta con la novela Aquitania, uno de los más vendidos con doce grandes ediciones y catorce traducciones. También colabora con medios como El Cultural, Qué Leer, El País, El Mundo, ABC, Woman y Telva. 

Sus primeros relatos de corte histórico le fueron dando seguridad en su escritura y decidió cambiar su estilo por la investigación criminal, para lo cual tomó cursos que le permitieran ambientarse en la organización policial y en la psicología de los asesinos, le sirvió de apoyo para desarrollar su serie sobre El silencio de la ciudad blanca, en donde se presentan una serie de asesinatos rituales con un intervalo de años entre los primeros y los últimos, el mismo tiempo en que el presunto autor estuvo encarcelado.

Las muertes tenían muchos elementos simbólicos: aparecían desnudos, eran parejas de la misma edad y sexo diferente, desconocidos entre sí, tenían apellidos compuestos, se llevaban cinco años entre cada par de episodios. Cada uno posaba tiernamente su mano sobre la mejilla del otro. Primero fueron dos recién nacidos, luego dos niños de cinco años, después dos de diez años y finalmente una pareja de quince. Los sitios de hallazgo de las víctimas también igualmente emblemáticos y en cada escenario aparecían unas flores conocidas como eguzkilores, las flores del sol. Aparecían ubicadas entre sus cabezas y a ambos lados de sus pies. En la cultura vasca era un símbolo de protección que se colocaba en las puertas para evitar la entrada de las brujas y otros maleficios.

Por los extraños crímenes en la ciudad de Vitoria, el afamado arqueólogo Tasio Ortiz de Zárate fue apresado por el inspector Ignacio Ortiz de Zárate, su propio gemelo y luego condenado. Después de estar en prisión durante veinte años, espera salir de permiso y esto conmociona a todos. Lo temido, una pareja de veinte años aparece desnuda y muerta por picaduras de abeja en la garganta. Después, será encontrada otra pareja de veinticinco años, asesinados en la Casa del Cordón, un conocido edificio medieval.

Que un hermano encuentre pruebas irrefutables de que su gemelo es el asesino en serie más buscado y estudiado de la democracia, que él mismo tenga que dar la orden de detenerlo cuando hasta la fecha eran inseparables como siameses… Ignacio se convirtió en el hombre del año, un héroe a respetar, el que tuvo los arrestos de dar la cara y hacer lo que pocos haríamos: entregar a tu propia sangre a una vida entre rejas.

Para atender esta tragedia, pues por la zozobra creada y el terror suscitado es apenas un calificativo adecuado, se asignó el caso al inspector Unai López de Ayala —alias Kraken—, experto en perfiles criminales, quien tenía veinte años cuando se inicio la zaga de asesinatos simbólicos, y desde entonces se había motivado para prepararse a evitar nuevos crímenes por lo cual había ingresado a la policía. Sus métodos no convencionales y menos oficiales preocupan a su jefa, Alba, la subcomisaria con la que mantiene otro tipo de relación, poco ortodoxa. El tiempo corre en su contra y la amenaza acecha en cualquier rincón de la ciudad. ¿Quién será el siguiente?

Lo más extraño era que estando el incriminado aun en prisión, ¿cómo se había iniciado un nuevo ciclo terrorífico? ¿Tendría un cómplice y el preso seria el determinador? ¿Cómo a través de internet lograba comunicarse con quien quisiera sin contar con los recursos tecnológicos? En fin, una cantidad de interrogantes que surgieron cuando Tasio Ortiz de Zárate pidió hablar con Kraken, este era su apodo de adolescente y ¿Cómo logró averiguarlo habiendo estado esos veinte años en la cárcel?  El correo era corto pero contundente. Kraken: Tú y yo podemos formar un equipo y cazar al asesino. Ven a visitarme hoy mismo. Esto es urgente, y lo sabes. Va a seguir haciéndolo. Con todos mis respetos a tus métodos de investigación, Tasio. Después de visitarlo para tratar de establecer una extraña forma de colaboración, con lo que le dijo le creó más confusión de la que ya tenia

 —Verás, tengo una ventaja en la que ahora mismo tú no crees. Yo sé que no soy el inductor de este asesino, y yo sé que no fui el asesino hace veinte años, por lo que me voy a centrar en averiguar quién sí ha podido hacerlo. Tú, en cambio, me tienes por el culpable de la primera tanda de asesinatos, y ahora vas a tener que investigar mi círculo para descartarme o no como inductor de los que van a venir. Eso te va a consumir un  tiempo precioso, que, no lo dudes, va a ser aprovechado por el asesino.

En medio de la premura y el desespero por evitar nuevos episodios, los investigadores han ido cometiendo errores que darán tiempo al asesino suelto y seguro, por todas las falsas pistas que persiguen. Al papá de una de las víctimas, optómetra de profesión por la extraña reacción, casi indiferencia  ante ese asesinato, lo visitan en su establecimiento, lo interrogan y luego le hacen seguimiento a su camioneta en donde trata de deshacerse de ropa de su hija y papeles que resultan ser recortes de prensa de todos los asesinatos cometidos. Era solamente obsesión con el tema. Además de la reprimenda de los jefes quedaba no solo la frustración sino el desasosiego por el fracaso y el temor latente de la aparición de nuevas víctimas.

Luego vendría una confrontación de Kraken con Tasio en la que no solo se siembra la duda sino que se dan razones para ella.

— ¿Y si fue tu hermano, y fue él quien te tendió una trampa? Dime que no lo has pensado a lo largo de estos veinte años. Te hiciste criminólogo, te obsesionaste con el caso, te has pasado dos décadas en una celda analizando tramas, motivaciones, sospechosos, perfiles. ¿Cómo es que no estás tratando de persuadirme de lo más evidente? ¿No sería   normal que intentases hacer con él lo que él hizo contigo? ¿No sería normal que me   dijeses: «Fue él, me tenía envidia. Era policía, puso las pruebas, conocía los informes, los manipuló»?  Ignacio podía hacerlo, él lo tenía todo a su alcance. Todo para que parecieses tú. Dime que no lo amenazaste, dime que no le juraste venganza cuando salieses de la cárcel. Dime que Ignacio no debe tener miedo a que salgas ahora y os veáis las caras ahí fuera, sin cámaras, sin rejas.

 —Dime que no has pensado en que pueda ser él otra vez, que busca incriminarte precisamente ahora para que no salgas. Que encontrará la manera de que parezcas el inductor.

Al trabajar sobre esa hipótesis les permite ir acomodando los hechos, las circunstancias y las posibles motivaciones, pero van apareciendo cabos sueltos que van desbaratando lo que se creía resuelto. Solo una mirada escudriñadora al pasado, aun antes de haber nacido los hijos del poderoso industrial Javier Ortiz de Zárate, dueño de Ferrerías Alavesas, será el médico Álvaro Urbina quien evitará el suicidio de doña Blanca Díaz de Antoñana, prometida del industrial quien siendo solamente su prometido, ya ejercía sobre ella violencia. De ese encuentro con el médico nacería una relación más que entrañable y sería él mismo con su enfermera, quienes atenderían en febrero de 1971, su parto el cual desencadenaría toda esta tragedia.

 —Miren, hay… hay matrimonios que acogerían a este niño como propio, conozco uno en Izarra —susurró la enfermera—. No hablo de una adopción legal. Doctor Urbina, usted sabe que en la clínica a veces nos saltamos los protocolos, hay muchas situaciones que no se contemplan. Siempre hay madres solteras de buena familia que vienen a Urgencias después de disimular todo el embarazo, y no quieren que sus familias se enteren. En esos casos se los entregamos a matrimonios que están desesperados por tener hijos y Dios no   les ha concedido ese regalo. Yo sé de uno que está esperando nuestra llamada desde hace tiempo. El doctor Medina lo hacía desde siempre, y yo… ya saben: ver, oír y callar.          

El escudriñar el pasado nos permitirá conocer situaciones muy dolorosas, abandonos, humillaciones, violencia familiar, envidias, resquemores, ilusiones y decepciones que van configurando o deformando a las personas y ansias de surgir incluso sacrificando a otros para obtener lo usurpado.

En todo este largo proceso, la aparición de un hacker posibilitaría la comunicación con Kraken y el recaudo de algunas pruebas esclarecedoras. El paciente y minucioso estudio de todas las situaciones concomitantes con los primeros asesinatos, la nueva modalidad en los más recientes, el análisis de los rituales y la suspicacia de los investigadores llevaría a descubrir una dolorosa y terrible verdad, esto después de más muertos, insondables tropiezos y riesgos casi mortales. La tensión se mantiene en toda la lectura y el desenlace nos deja casi sin respiración al constatar que  todo acto puede trascender y traer consecuencias inesperadas como la narrada por esta genial escritora.

* Profesional en Filosofía y Letras Universidad de Caldas