Hablarle claro a los niños, niñas y adolescentes, ¡hablar claro no es hablar raro!

En el mundo, el Día Internacional del Niño fue declarado por primera vez en 1925, durante la conferencia Mundial sobre Bienestar Infantil, desde ese momento se estableció el 01 de junio como la fecha de conmemoración. Sin embargo, en 1954, la Asamblea de las Naciones Unidas recomendó a todos los países que instituyeran una fecha individual para la celebración universal del Dia del Niño.

En Colombia es el último sábado de cada mes de abril cuando se conmemora el día del niño, cada año durante este mes se pretende fomentar y celebrar la fraternidad y la comprensión de la infancia en el mundo. Alrededor de esta fecha, se realizan múltiples actividades para promover el bienestar y los derechos de nuestros niños y niñas.

En esta ocasión, haremos referencia a dos momentos importantes que hemos experimentado en el entorno jurídico y judicial nacional durante los últimos 5 años, momentos que nos recuerdan que nuestros niños, niñas y adolescentes en Colombia, requieren más que una simple fecha de reconocimiento de sus derechos, y que, en nuestros escenarios sociales rodeados de pobreza, falta de educación, ausencia del estado, impunidad, ineficacia judicial y crisis institucional, somos llamados a fomentar múltiples procesos y acciones que garanticen la materialización de los derechos de nuestros niños, niñas y adolescentes.

La Corte Constitucional Colombiana, ha emitido dos decisiones judiciales de vital importancia para promover precisamente esa protección a nuestros niños, niñas y adolescentes. Con estas dos sentencias emitidas por nuestro órgano de cierre constitucional, se logra enviar un mensaje de empatía, diversidad, pluralidad e igualdad frente a todas las personas que requieren obtener acceso a la justicia y buscan el reconocimiento de sus derechos, independientemente de su edad, capacidades mentales, capacidades física y niveles socio económicos.

Las providencias en mención son la sentencia T-607/19 y la sentencia T-262/22, ambas teniendo como Magistrado Ponente al Dr. José Fernando Reyes Cuartas. Lo característico de estas dos decisiones judiciales de cierre, es que giran en torno al reconocimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en Colombia, y que al momento de que la Corte termina reconociendo la vulneración de los derechos de los accionantes, intenta ir más allá, proponiendo una discusión bien interesante respecto a cómo debe comunicarle una decisión judicial a un niño, niña y adolescente en Colombia.

En ambas sentencias se dedican unos párrafos para explicarle a los accionantes menores de edad, qué es lo que se está decidiendo y cómo podrían ser afectados o beneficiados con esta decisión. Durante el desarrollo de esos párrafos la Corte propone la utilización de un lenguaje fresco, sencillo, plano e incluso cariñoso y familiar para lograr una nueva forma de comunicación de las decisiones judiciales.

Indudablemente, esta acción de la Corte debe reconocerse y exaltarse, pero también debemos hacer altos en el camino cuando tenemos instantes de emotividad que pueden cegar nuestra visión frente a los problemas tan grandes que afrontan nuestros niños, niñas y adolescentes. En estas dos sentencias referidas anteriormente, se identifica el intento de la Corte para que los niños comprendan el lenguaje de su decisión, pero también se abordan ejes temáticos que pueden ser problemáticos como: la Familia como núcleo de la sociedad, los niños como sujetos de especial protección, el derecho de los niños a ser escuchados, la pobreza como elemento determinante en la toma de decisiones de instituciones del estado frente a los niños, el uso de los niños y niñas como objetos o banderas políticas que promuevan supuesta eficiencia institucional; y la responsabilidad compartida del Estado, la Sociedad y la Familia para promover y garantizar el derecho de los niños a ser escuchados y tenidos en cuenta en las tomas de decisiones que afecten su desarrollo de vida.

Si analizamos algunas de las temáticas anteriores, podríamos entrar en un ejercicio crítico frente al alcance de acciones aisladas como la de la Corte de incluir unos párrafos dentro de una sentencia para promover el lenguaje claro de las decisiones judiciales frente a los niños, niñas y adolescentes. Afortunadamente la función de nuestro órgano de cierre va más allá y terminan reconociéndose efectivamente los derechos a los accionantes.

Sin embargo, debemos llevar esta discusión a todas las esferas, instituciones y personas que rodean a nuestras infancias para comprender que, sin una articulación entre el gobierno, la sociedad y la familia, muchas acciones y procedimientos que hacemos para proteger los derechos de los niños, quedan en meros impulsos asistenciales y simbólicos sin ningún tipo de poder de transformación.

Vayamos a los ejemplos, el derecho de los niños a ser escuchados es conocido ampliamente, es un derecho que se promueve con facilidad en entornos educativos, familiares, sociales y gubernamentales, pero ¿sabemos qué implica escuchar a un niño, niño y adolescente? Todo derecho reconocido no se materializa per se solo con su promoción de protección, es necesario comprender que cada derecho está compuesto por elementos o características que deben ser evaluados para determinar finalmente si es respetado o vulnerado.

Con relación al derecho a ser escuchados, debemos tener en cuenta si hemos ofrecido la suficiente preparación a nuestros niños para enfrentar escenarios y situaciones determinadas, en especial cuando se trata de la impartición de justicia, para afrontar una audiencia, un interrogatorio, un trámite pericial, la comunicación con un juez, con un fiscal, con una defensora de familia. Sumado a esto, qué tan preparados están nuestros menores para comunicar una queja, una insatisfacción, una oposición. Y finalmente, cómo estamos preparados para evaluar la capacidad de comprensión de cada menor. No podremos tampoco entrar en un ejercicio de homogeneización de las capacidades de nuestros menores y presumir que hay un lenguaje único comprensible para todos nuestros, niños, niñas y adolescentes. No podemos confundir un lenguaje claro y comprensivo con la estigmatización y estandarización de la capacidad de comprensión de los menores.

Sumado a lo anterior, pasemos a analizar qué sucede en los entornos familiares, educativos y sociales frente a la garantía del derecho a ser escuchados de nuestros niños niñas y adolescentes:

–       Desde lo familiar: la dictadura del tiempo ya no les permite a las familias tener los espacios necesarios para generar momentos adecuados de comunicación. La aceleración actual de los ritmos de vida, llevan a que las familias entreguen a otros actores o personas la responsabilidad de garantizar los derechos de los menores. El niño, niña o adolescente termina siendo escuchado (no en todo el sentido amplio de la palabra), por su niñera, por sus familiares de similar edad o por sus abuelos de ya una avanzada edad, por sus amigos, por adultos ajenos a su entorno familiar, y en ocasiones, por personajes abstractos escondidos detrás de redes sociales y plataformas digitales. Así, la familia va abandonando su deber y su rol como núcleo de la sociedad, y poco a poco va entregando la responsabilidad a la sociedad y al estado.

–       Desde lo educativo: las instituciones de educación hacen generalmente ejercicios pedagógicos y de promoción de campañas de protección de derechos, enseñanza de los deberes y derecho de los niños, pero se quedan cortos en la materialización. Tendríamos que entrar a determinar, por ejemplo, cómo se están redactando los manuales de convivencia, qué tanto son escuchados los estudiantes en este proceso de creación normativa, qué tanto se escuchan a los conocidos, pero nunca reconocidos representantes estudiantiles en cada grupo de clase, o qué tanto se escucha a los personeros en primaria o en secundaria. Y volvemos al mismo dilema, cuando se habla de escuchar no es simplemente dejar hablar, sino tener la capacidad también de comprensión del lenguaje del menor. Es muy simpático que como adultos intentamos hablarles a los menores con lenguajes supuestamente claros, pero cuando los menores se comunican con nosotros no tenemos la capacidad de comprenderlos. Más que el derecho a ser escuchados, debemos promover el derecho a la comunicación efectiva.

–       Finalmente, desde lo social: los menores son instrumentalizados en muchas ocasiones, son tomados como banderas de promoción de ideas que terminan beneficiando a unos pocos sectores. Ese ejercicio de convertir a un sujeto en un objeto para promover supuestas acciones de transformación es sumamente peligroso. De hecho, uno de mis temores, es que la bien intencionada actuación de la Corte en estas dos sentencias, sea mal implementada en muchas instituciones del poder público y nos convirtamos en un sistema judicial lleno de fragmentos de lenguaje claro, pero sin ningún tipo de transformación de fondo, sin que efectivamente exista un acceso y garantía de justicia para nuestros menores. Con relación a lo anterior, surge la siguiente inquietud ¿cuál es el control que se hace posteriormente a las decisiones judiciales donde hay utilización de lenguaje claro para verificar que el menor sí haya comprendido la comunicación de la determinación judicial?

Para concluir, y sabiendo que estamos emitiendo reflexiones sobre un temario que es de larga dedicación, lenta comprensión y difícil materialización. Hago un llamado a los académicos, funcionarios judiciales, gobernantes, empleados públicos y privados, y demás actores quienes tengan relación directa o indirecta con nuestros menores, para comprender que la garantía de los derechos fundamentales de los sujetos de especial protección constitucional como lo son nuestros niños y niñas, no depende única y exclusivamente de la función judicial ni de la labor legislativa; depende de la articulación armoniosa entre la familia, la sociedad y el Estado. Para promover un lenguaje claro para nuestros niños, niñas y adolescentes, primero debemos tener claro que ellos son el lenguaje reflejo de nuestra sociedad.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Abril de 2024.

 

Ellas siguen llegando al feminicidio, ellos siguen construyendo el sendero

Siguen apareciendo mujeres asesinadas en Colombia, cada vez los casos son más preocupantes y se ejecutan de manera más fría por parte de los perpetradores del hecho. Lo que hace unos años se realizaba al interior de los hogares, con armas de fuego y casi que gozando de completa clandestinidad. Ahora se está trasladando a las calles de una manera aterradora, con escenas de persecuciones y con la utilización de armas que permiten comprender la agresividad y sevicia de quienes están cometiendo los feminicidios en nuestro país.

En el 2023 se registraron 525 casos de feminicidio, esto, sin contar otras conductas punibles como violencia intrafamiliar, lesiones personales, tentativa de feminicidio y agresiones sexuales, delitos que terminan construyendo algo que he llamado el sendero hacia el feminicidio.

Solo en los meses que han transcurrido este año 2024 en Colombia, ya hemos visto muertes de mujeres a manos de sus exparejas sentimentales, actos de violencia con armas que anteriormente no eran tan usuales ver dentro de los casos de feminicidio, repetición de comportamientos por parte de los perpetradores como la utilización del descuartizamiento, la implementación de maletas o morrales para desaparecer a las víctimas, persecuciones callejeras a plena luz del día, decapitaciones, entre otras.

Los estudios y las noticias que se han generado hasta ahora sobre los casos que han sucedido en este 2024 arrojan hallazgos que anteriormente no eran tan evidentes, pero que poco a poco salen a la luz con las nuevas modalidades de feminicidio:

–       En primer lugar, sigue siendo recurrente que el principal perpetrador de feminicidios en los casos reportados sigue siendo la expareja o excompañero sentimental de las víctimas, esto no ha variado mucho desde el año 2015 cuando apareció el feminicidio como tipo penal autónomo en la legislación colombiana. Esta característica está relacionada con el comportamiento posesivo de algunos hombres frente a la mujer, considerar el cuerpo de sus parejas como un objeto que ningún otro hombre puede poseer, incluso, los comportamientos posesivos de estos hombres se empiezan a manifestar con muchas actuaciones previas a la materialización del feminicidio, pero en ocasiones, las mujeres víctimas confunden estos comportamientos posesivos con el cuidado, el amor, el compromiso y la protección.

–       En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, se ha identificado que la mayoría de los casos de feminicidio están relacionados con otros delitos que se cometieron previamente, y que, lamentablemente muchas mujeres no ponen en conocimiento de las autoridades. Delitos como violencia intrafamiliar, agresiones sexuales, lesiones personales y otros comportamientos relacionados con la discriminación por cuestiones de género, no son identificados fácilmente por las víctimas, debido, precisamente, a que en su concepción social y cultural de una relación amorosa se naturalizan ciertos comportamientos agresivos, y así se empieza a caminar por el sendero del feminicidio: se confunde la agresión sexual con el deseo que siente su pareja, se confunden las violencias económicas y psicológicas con el rol de cabeza de familia que tiene el hombre, se confunde el constreñimiento ilegal con celos e interés en el amor, y así podríamos continuar con una cantidad de conductas delictivas que socialmente han sido normalizadas por mujeres solo con la convicción de estar contrayendo la relación sentimental ideal.

–       En tercer lugar, definitivamente tendríamos que hablar de la caracterización de la víctima en estos últimos reportes de feminicidios en Colombia. Los departamentos de Antioquia y Santander son donde se han reportado más casos de feminicidios hasta este momento. Dentro de las víctimas se han encontrado menores de edad, víctimas adultas mayores y por supuesto, la mayor cantidad de víctimas se identifican entre los 25 y 50 años; en todos los casos con diversificación de posición socioeconómica, lo que quiere decir que ya no se trata de un flagelo que solo le ocurre a las mujeres de bajos recursos económicos, de baja escolaridad o mujeres provenientes y conformantes de familias disfuncionales.

–       En cuarto lugar, podríamos continuar con la caracterización de los victimarios. Además de la identificación de las exparejas sentimentales como los principales perpetradores de feminicidio, aparecen en escena otro tipo de sujetos como: extranjeros, parejas con relaciones vigentes donde el hombre es celópata, agresores sexuales, compañeros de trabajo, compañeros de estudio y familiares donde no media relación sexual o sentimental. Sin embargo, todos estos sujetos indudablemente tienen una concepción de control sobre la mujer, ya sea porque consideran que la mujer es inferior a ellos: sexualmente, económicamente, intelectualmente, psicológicamente, y por supuesto, socialmente, pues se han identificado delitos de feminicidios contra trabajadoras sexuales después de haber realizados los servicios para los cuales fueron contratadas.

–       Finalmente, y sabiendo que son muchos más los elementos para analizar respecto al delito de feminicidio, podríamos cerrar diciendo que las nuevas modalidades de la comisión de estos delitos demuestran que nuestra sociedad ya no se asombra fácilmente con la violencia y que estamos ávidos de sangre, dolor, historias terroríficas y finales desafortunados. Mientras van apareciendo más casos de feminicidio, ya no escuchamos los hechos de asesinatos cometidos contra mujeres por sicariato, en la clandestinidad de un lugar oscuro o en la supuesta seguridad del hogar. Ahora vemos modalidades como el descuartizamiento y la decapitación, esto sumado a que las víctimas están siendo abandonadas en espacios públicos para generar también zozobra en la población. Además, ya no le importa al agresor tener que perseguir por la calle a la mujer con un machete en la mano para demostrar quién es el dueño de ese cuerpo, quién es el dueño de esa vida y quién tuvo el supuesto valor de demostrar quién manda a quien.

Sabiendo lo anterior, qué esperamos para transmitir estos mensajes a nuestros niños y niñas, qué esperamos para cambiar el tipo de educación que les estamos dando, qué esperamos para enseñar que ninguna persona es una posesión o un objeto de otra, qué esperamos para mostrarles que el amor no se traduce en control y posesión, qué esperamos para hablarles de sexualidad y que se sientan libres y seguros de las decisiones que toman frente a sus vidas sexuales, qué esperamos para feminizar un poco nuestras masculinidades y masculinizar un poco nuestras feminidades. Qué esperamos para destruir el sendero hacia el feminicidio.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Marzo de 2024.

 

Que maldición, en Colombia la prohibición es el centro de la educación

El consumo de drogas en Colombia será una discusión de largo aliento, incluso no solo en Colombia, en el mundo; después de tantos años de estar sosteniendo batallas directas contra el narcotráfico, llegó el microtráfico, y ahora, después del microtráfico, viene la legalización de las drogas en varios países. En este momento, la discusión ya no es si se permite o no el consumo de ciertas sustancias, porque ya están permitidas, ahora debemos determinar ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde? se consumen.

La contingencia aquí es que estamos hablando de una actividad de consumo que está permitida, en ese orden de ideas, en nuestro país del sagrado corazón, ¿Por qué queremos sancionar lo que no está prohibido?

El contexto jurídico del asunto es claro, no debe haber muchas divagaciones de lo que ya se ha dicho desde la ley 30 de 1986, por la cual se adopta el Estatuto Nacional de Estupefacientes, posteriormente con la reforma constitucional y después con todo el desarrollo jurisprudencial que se ha dado por parte de la Corte Constitucional. Los últimos lineamientos se dieron en el año 2023 cuando la Corte recalcó que en Colombia no se sanciona el consumo de ciertas sustancias y que el porte de las mismas está permitido cuando se trata de la dosis personal y en ocasiones dosis de aprovisionamiento.

Basados en lo anterior, el pasado 7 de diciembre de 2023 fue derogado por el Gobierno de Gustavo Petro el decreto nacional 1844 de 2018, justamente para cumplir las órdenes de la Corte. Este nuevo decreto se ajusta a la jurisprudencia tanto de la Corte Constitucional como del Consejo de Estado: “el porte de dosis personal no está prohibido y algo que no está prohibido, pues no puede ser castigado ni con multa ni con ninguna otra sanción.”

A raíz de esta situación, muchos de los nuevos alcaldes en Colombia han venido decretando la creación de normas locales para promover el control sobre el consumo, el porte y obviamente la comercialización de sustancias psicoactivas. Incluso, la misma Corté Constitucional en su última sentencia estableció que era responsabilidad de los alcaldes municipales generar las estrategias sobre el control de estos comportamientos.

Bucaramanga, Medellín, Cúcuta y Cartagena fueron unas de las primeras ciudades en establecer las prohibiciones a través de decretos. En estos casos, los mandatarios inmediatamente al asumir las alcaldías de estas capitales, fueron enfáticos en plantear su posición clara a favor de la prohibición completa del consumo de drogas.

Los decretos creados en muchas ciudades establecen la prohibición del consumo de sustancias psicoactivas en un perímetro de 60 metros de parques, centros educativos y zonas históricas. Otros alcaldes añaden a la prohibición centros deportivos y recreativos, así como eventos públicos o privados con presencia de menores de edad. La prohibición se extiende en muchos casos a un perímetro de 100 metros a la redonda de esos lugares, y tiene como sanciones la incautación, la destrucción de la sustancia y castigos económicos que van en algunos casos desde los 600.00 pesos. Otros mandatarios incluyeron dentro de las restricciones espacios para la práctica de ejercicio físico, centros religiosos o espirituales y centros médicos de cualquier nivel.

Al observar la forma de cómo se están generando estas restricciones, debemos pensar en cómo se está analizando desde los gobiernos municipales la limitación a derechos fundamentales. Parecemos frente a líderes adictos al poder, la droga parece ser el uso de la norma para garantizar supuestamente seguridad.

Muchos argumentan que lo hacen para proteger a los menores de edad, en eso creo que estamos de acuerdo todos, que no es bueno que nuestros niños, niñas y adolescentes en proceso de formación tengan acercamiento a imágenes que social y culturalmente no están preparados para afrontar, y precisamente es ahí donde entra el aprovechamiento de micro-comerciantes para ofrecerles salidas a través de la droga a problemas escolares y familiares.

Sin embargo, cuando entramos a ver que las prohibiciones han llegado a lugares como parques para hacer ejercicio, lugares espirituales, eventos públicos, lugares recreativos, ya empezamos a observar un desborde del poder coercitivo por parte del alcalde como la primera autoridad de policía en cada uno de nuestros municipios. Preocupa la manifestación de algunos alcaldes diciendo “ustedes saben como soy”, “mientras yo esté aquí esto no”, “no mas marihuaneros”. Lo anterior, puede estar dejando en evidencia (que ya es costumbre en Colombia) la utilización del poder para el cumplimiento de convicciones personales, y el abandono de la educación, la pedagogía y la confianza en la sociedad para gestionar y fomentar sus propios principios y valores.

Aquí debo manifestar algo que no va a gustar mucho, pero ¿Dónde están las responsabilidades de las familias?, porque como sociedad seguimos creyendo que la única forma de solucionarlo todo es poniendo un policía en cada esquina, una multa por todo y una ley para cada problema. Eso nos deja muy mal parados como sociedad y demuestra que Colombia no es fuerte en el fomento del desarrollo humano.

Las familias evaden sus responsabilidades de educar y prefieren señalar a quien está fuera de sus estándares de desarrollo normal de vida. La educación que reciben muchos niños por parte de sus padres o madres es: “no sea marihuanero como el vecino”, “el marihuanero es ladrón y asesino”, “el que consume es vago”, y puede que estemos de acuerdo con estas afirmaciones en muchos casos particulares, pero no son las palabras que necesita un menor de edad para comprender una problemática social que probablemente también tenga que afrontar cuando sea adulto, cuando ya el miedo y el terror no van a servir para alejarlo de estas personas y posiblemente ingresar al mundo de las drogas.

Mientras tanto, los alcaldes siguen utilizando a los menores de edad como bandera al momento de crear las prohibiciones, la comunidad sigue aplaudiendo que en Colombia la mejor forma de educar es prohibiendo y castigando todo, seguimos padeciendo de una adicción a la hiper-creación de normas, consideramos malos y delincuentes a todos los que vemos en un parque consumiendo drogas hasta que al que miramos hacia allí es uno de nuestros familiares quien aparece en escena y ahí si pedimos prudencia y no estigmatizar.

Hasta la fecha ya se han rastreado la expedición de 23 decretos de este tipo en ciudades como: Armenia, Manizales, Popayán, Pereira y Yopal. Y qué más podemos esperar, si una sociedad que se quedó sin herramientas para educar, acude a la violencia para enseñar y a los castigos para aprender.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Febrero de 2024.

 

Las trochas mortales en Colombia, crónica de una muerte anunciada.

Como sucede en los libros más renombrados de realismo mágico escritos por nuestro nobel Gabriel García Márquez, este año comienza con hechos que parecen extraídos de esas historias. Situaciones bizarras, sensaciones de dolor innecesarias, noticias de tragedias que ya se avizoraba, reacciones de solidaridad profunda y opiniones políticas oportunistas.

El pasado viernes 12 de enero a plena luz del día se registraron dos movimientos de tierra en inmediaciones del municipio de Carmen de Atrato, justo en la vía que conduce de Medellín a Quibdó. Mientras varias familias esperaban estacionados en sus autos o resguardados de la lluvia en una casa a unos pocos metros de la carretera, sin mediar aviso, sin dar tiempo de reacción, se desprendieron toneladas de tierra desde la montaña arrastrando consigo vehículos, inmueble y todas las personas entre mujeres, hombres y niños que se encontraban en el lugar.

Podríamos decir que es un acontecimiento normal en un país que no tiene una buena infraestructura vial y donde hay una desarticulación entre los diferentes órganos encargados de nuestras vías; quienes las construyen, quienes las inspeccionan y quienes las deberían vigilar. Pero precisamente decir que eso es algo normal en Colombia, muestra el grave problema que tenemos para identificar nuestras necesidades económicas, estructurales, políticas, financieras, de organización, humanitarias, entre otras.

No es para nada normal que en un país donde, aparte de las muertes naturales, los accidentes de tránsito, la violencia de género, la violencia por pobreza, los homicidios sicariales, los hurtos, las muertes de líderes sindicales, las muertes por celos, las muertes por venganza… tengamos que agregar otra causa de muerte. Parece una burla al famoso programa televisivo Mil Maneras de Morir. Si solo habían visto mil maneras de morir, bienvenidos a Colombia, tenemos mil maneras y dos mil causas para morir.

Este capítulo describe cómo puede morir un colombiano cuando viaja por las carreteras de su territorio, simplemente basta con tener deseos de salir de viaje durante un fin de semana, o como ocurrió en esta tragedia en el Chocó, querer ir a visitar a sus familiares en las festividades de inicio y final de cada año. Procure transitar por las vías colombianas donde, además del tráfico, tendrá que estar pendiente de las dificultades geográficas, climáticas y el mal mantenimiento de la malla vial.

Si tiene la fortuna de encontrarse un control de tráfico por obras en la vía (el popular pare y siga), espere tranquilo, se acaba de salvar momentáneamente de las causas de muerte viales como el tráfico, las altas velocidades, las imprudencias de conductores. Sin embargo, puede guardar la esperanza de morir de un momento a otro cuando se desmorone el lugar donde se encuentre estacionado esperando a que pueda continuar su camino. Espere con paciencia la caída del puente, el desplome del túnel, el derrumbe de tierra o la avalancha de un río.

En nuestro país no es garantía ni siquiera transitar por las vías principales, a las que supuestamente se les nota más la intervención del estado en su mantenimiento. Las obras más innovadoras se caen con pocos meses de construcción o en su misma inauguración, los túneles se desploman en su interior, la mayoría de carreteras son de tan solo un carril de ida y otro de regreso, esto, contando con la suerte de que estén por lo menos pavimentadas.

En la más reciente tragedia se terminó contabilizando 39 víctimas mortales, dentro de una carretera que al parecer tiene una larga lista de antecedentes respecto a este tipo de acontecimiento. Cierres constantes en la vía por desprendimientos de tierra y por falta de mantenimiento, incómodos trayectos de viaje para los ciudadanos que transitan estas vías, falta de intervención del estado y por supuesto, la inseguridad.

Aprovechemos que estamos en tiempos de reflexión, de escribir los propósitos de cada año, y recordémosles a nuestros dirigentes la necesidad de atender estas problemáticas, que se vuelven poco a poco el pan de cada día y no la excepción. Este no es un problema del gobierno actual ni del anterior, por si de pronto los alcaldes y gobernadores quieren políticamente empezar a echar las aguas sucias.

Esto es una contingencia que permanece en el tiempo para Colombia, desde que se han tomado decisiones como no intervenir de manera temprana las vías, no destinar los recursos suficientes para su mantenimiento sino para su reparación en emergencias, y no hacer las inversiones para construir vías alternas a las que tenemos, principalmente intermunicipales, donde todavía contamos con trayectos y tramos viales que fueron trazados hace más de 50 o 100 años y que necesitan una redirección.

Lo anterior, no solo con la promesa de acortar tiempos entre los trayectos de los viajes terrestres, también para garantizar seguridad en los viajes a los ciudadanos y para evitar tener que luchar una batalla perdida contra entornos geográficos naturales que no van a cambiar. Vamos a ver cómo afrontan esto los municipios de la Zona Metropolitana en Caldas; en este departamento la crónica de las muertes en trochas ya está anunciada.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Enero de 2024.

 

 

Reflexiones en torno al ser y la palabra interior

 Al iniciar el año 2020 el mundo asistió a una realidad que trastocaría todas las rutinas: La Pandemia del Virus Covid-19, originada en la ciudad de Wuhan, en la China. En ese momento el espacio escolar de la presencialidad fue trastocado de manera abrupta y en muchos lugares del mundo se recurrió a las herramientas tecnológicas relacionadas con las comunicaciones y la internet.

De un día para otro, la Escuela tuvo que migrar drásticamente a la modalidad llamada hoy Escuela en Casa, en donde los escenarios de la escuela, sus ritos de control, sus gestiones de aula ya se tenían que hacer en plataformas y demás recursos propios de las tecnologías actuales de la comunicación, lo que desde algunos años atrás se implementa en muchos países en el campo laboral, conocido como Trabajo en Casa.

Los grupos familiares vivieron el encierro y tuvieron que compartir las obligaciones laborales con las tareas y rutinas escolares de niñas, niños y jóvenes. Muchos comedores o salas de las residencias se volvieron puntos de trabajo o aulas de clase virtual. De la noche a la mañana los Maestros tuvieron que utilizar sus teléfonos celulares como dispositivo de contacto educativo, convirtiéndose en su nueva aula virtual. En países de poca conectividad a internet, como Colombia aún al momento de la Pandemia, la situación fue dramática, pues muchos padres y madres de familia, por ejemplo, tuvieron que escoger entre utilizar el celular como parte de las herramientas de trabajo, mediante las cuales se prodigaban los recursos económicos para la subsistencia o bien, prestarles a sus hijos el teléfono celular como única mediación educativa y pedagógica para no dejarlos fuera del sistema de enseñanza en plena crisis.

Esta situación, inicialmente asumida con entereza por familias y maestros, a medida que transcurría el tiempo fue tornándose angustiosa debido al estrés del encierro y cansancio de pantalla, lo que fue degenerando en situaciones de conflicto y otras manifestaciones que empezaron a afectar el adecuado nivel de concentración y equilibrio emocional de niños, niñas, padres de familia y maestros. El gran salto, sin querer queriendo, fue pasar del Tablero a las Plataformas Virtuales.

Al irse normalizando en el mundo el regreso a la educación presencial en escuelas y universidades, gracias a los niveles requeridos de la vacunación, es innegable que se observaron secuelas en los comportamientos con-vivenciales y disposición intelectual para los procesos de aprendizaje, entrando en conflicto con las finalidades de formación emocional, social y cognitiva de la Escuela.

Al respecto, en varios conversatorios se han formulado preguntas como las siguientes: ¿Cómo han regresado los maestros a la educación presencial, después de vivir la experiencia de la Educación en Casa? Y ¿Cómo han regresado las niñas, niños y jóvenes al espacio de la Educación Presencial?

¿Qué retos tiene la Escuela y la sociedad hoy, ante estas realidades?

A continuación, intentaré desarrollar algunas reflexiones al respecto, que he denominado “El Ser y la Palabra Interior”. Estas notas tienen el interés de suscitar el diálogo a manera de círculo cultural para ampliar la comprensión de esta realidad del siglo XXI: El mundo de las redes y la virtualidad y el mundo de la presencialidad y la convivencia humana.

Los nuevos tiempos de la velocidad y la aceleración parecen ser el sustento de formas humanas antes impensables en el campo de las relaciones con el conocimiento y la sensibilidad. Se predice, desde algunos pensadores contemporáneos como el Filósofo Coreano Byung-Chul- Han, la instauración de una especie de “dictadura de la emoción”, implícita en los fenómenos de la aceleración, en contraposición al mundo de la Racionalidad, el cual exige lentitud. En tal situación, el problema deberá enfocar los modelos pedagógicos contemporáneos para convertir las tensiones actuales de una escuela fundada en los principios de las normas de la ilustración, en un espacio de humanización que no pierda de vista la lentitud que exigen el sentido y el significado de las cosas, más allá del consumo a partir de las emociones y la velocidad de la información en las redes y demás tecnologías comunicacionales.

EL SER Y LA PALABRA INTERIOR

 Uno de los problemas fundamentales del Paradigma Cultural de la Sociedad del Conocimiento pareciera radicar en que, para las actuales generaciones de niños y niñas en el mundo, no se trata tanto de “estar en “o “tener “la RED únicamente, sino ante todo la necesidad de perfilar EL SER de la RED.

La revolución en la información de tipo escrito y audiovisual generada actualmente por la era digital y la internet, que a simple vista parece haber traído el sueño enciclopédico a todas las áreas de la cultura humana, pone de manifiesto una realidad cuyos nuevos retos están asociados a una forma de estrés sensorial, agenciado por variables como la velocidad y la cantidad de información. En éste mundo virtual electrónico se ponen a prueba características esenciales de la espiritualidad humana como son el deleite, la contemplación y la capacidad intelectiva de la comprensión, las que en conjunto constituyen los mundos de sentido creados única y exclusivamente por la realidad subjetiva del lenguaje. Estamos, nada más y nada menos, en términos del mundo simbólico frente al reto de la velocidad electrónica y los diálogos de sentido.  Algo así como las consabidas imágenes de la” paciencia de pulir un verso” o bien “la natural osadía de la gota por labrar la roca gigantesca”.

Hoy, la inundación informativa de datos en las computadoras y de mensajes audiovisuales de los medios masivos de comunicación, el mundo de las redes y todos los dispositivos de la Inteligencia Artificial, pareciera que, paradójicamente, originaran una especie de atosigamiento del sentido y la comprensión. En tal caso, podría afirmarse ahora que la cultura digital mediática y de redes, conduce de manera acelerada a una especie de crisis de sentido con el riesgo de dejar de ser, de dejar de percibir la realidad.

Puede pensarse ahora en una especie de versión sofisticada del MITO DE LA CAVERNA, en donde ya no estaríamos de espaldas a la realidad, sino de manera ASOMBROSA de frente, pero en la Red. Una especie de sombras electrónicas que nos ponen de igual forma en las sombras del sentido.  Ahora, se puede hacer manifiesta en esta realidad la denuncia del etnólogo francés Levi Strauss cuando expresó en una de sus últimas entrevistas que “el mundo actual no sufre a causa de una falta sino de un exceso de comunicación”.

La situación descrita puede entenderse como una inflación de datos, una especie de neurosis digital bancaria e informativa. Basta percatarse de que ahora los usuarios digitales, no lectores, tienen el mundo a sus dedos y a la vista en las pantallas de sus plataformas virtuales de los dispositivos electrónicos y de los recursos de Inteligencia Artificial. La otra situación patética, por ejemplo, se da en aquellos centros académicos en donde profesores y estudiantes resuelven por internet cualquier trabajo informativo de consulta sobre cualquier tema, pero importándoles muy poco el nivel comunicacional, deconstructivo y crítico. En este campo, la era del Copiar y Pegar hace público el plagio y desconocimiento del respeto a la producción intelectual de sus autores.  Los centros educativos certifican su calidad, casi en todos los casos, como una estandarización internacional de mercado, y no por la necesidad, el impacto, la innovación o desarrollo del conocimiento.  Esto podría ser una manifestación de la avaricia del sentido.  Nadie puede resistirse a los encantos del prodigio de la velocidad y cantidad otorgados por los dispositivos tecnológicos de la computación, las Redes y los medios masivos de comunicación.

Téngase en cuenta que aquí nos estamos asomando a ese otro mundo que se viene con la Inteligencia Artificial (IA), donde ya se compite a la creación e inteligencia humanas con la capacidad combinatoria de los algoritmos en las pistas de la información y dispositivos virtuales, para resolver problemas que parecieran ya no existir en el mundo físico, creando tecno cotidianidades en donde, como seres humanos, nos vemos extraños ante los determinismos naturales como el cambio climático o los condicionantes de todas las funciones de las especies animales en el planeta.

Esta era de los prodigios tecnológicos en todos los ámbitos del discurrir humano, ha puesto la rapidez para el HACER sin importar de igual forma el LLEGAR A SER. Al respecto, puede referirse el ensayo titulado “El Acto Creativo” de Manfred Max Neef, el cual en uno de sus apartes dice: “… Hay gente que sabe hacer poesía, hay otros que son poetas; hay gente que sabe hacer música, hay otros que son músicos, hay gente que hace ciencia y hay otros que son científicos…”.

El drama  de la velocidad y la cantidad en la información está en que, al parecer, el “hacer para la comprensión”, es contingente para las nuevas generaciones cada vez menos comprometidas con la “paciencia natural de la gota de agua que labra la roca”, pero más ritualizados con la velocidad y cantidad en el hacer (la sociedad diseñada exclusivamente para el consumo no se puede dar el lujo de perder el tiempo, todo debe estar en términos de coeficientes e indicadores o razones entre variables).  Para ser más gráficos, el drama contemporáneo consiste en que el estar bien y rápidamente informado no quiere decir que se logre mejor comunicación con el mundo y con el entorno inmediato.  La comprensión parece ser un estorbo que hay que eliminar porque obstaculiza la velocidad.

Todo lo que importa con prontitud es el punto de partida y de llegada. Todo lo ocurrido y contextualizado, los intervalos entre un antes y un después, es una lentitud, una perdedera de tiempo. LA VELOCIDAD no se percata del ser, de la palabra interior, de la vocación, de la paciencia y la contemplación. Aquí el aporte del filósofo coreano *B. Chul Han consiste en diferenciar el mundo de las emociones y el mundo de los sentimientos. El primero, es el mundo de la aceleración y poco sentido; el segundo requiere lentitud y contemplación para encontrar el sentido.

La facultad estética, contemplativa del ser humano como ser que habita y es habitado por el mundo del lenguaje, no podrá apartarse de la aventura, de la posibilidad del descubrimiento, del asombro por lo bello y maravilloso.  Esta facultad esencial y trascendente requiere el ritmo vital e irrepetible de “pulir un verso”.

Puede ahora pensarse que se esté asumiendo una actitud tecnófoba. Tal osadía no alcanza a vislumbrarse en estas notas. Muy por el contrario, se está llamando la atención para no caer en una especie de relación funcional con el sentido, casi prosaica, dicho de otra forma, la necesidad humana de comunicación en plena era de la velocidad informática han aumentado.  El lado amable consiste en disfrutar del mensaje en el mensaje mismo casi sin mediaciones. Ahora mismo estamos disfrutando en directo las imágenes que desde puntos remotos del universo nos envían los dispositivos electrónicos y de la Inteligencia Artificial.

Pero el lado obscuro puede consistir en una especie de sonambulismo mediático.  Los niños ante la soledad afectiva, se amamantan con la multitud de información y son felizmente cibernautas de una convivencia virtual en la cual son superhéroes de sus propias condenas, allí pueden sobrevivir virtualmente a la manera como lo dispongan las redes. El asunto es que el aterrizaje en el mundo real les cuesta tanto estupor, que son incapaces de afrontar una dificultad del diario vivir en los escenarios sociales de la construcción cultural humana, como los entornos afectivos de la familia y la escuela, por ejemplo.

El viejo refrán de que cada época tiene sus afanes, hace manifiesta la necesidad de una ecología de la información agenciada desde una pedagogía real y fáctica.  No basta estar bien y abundantemente informado y conectado a la red, se requiere además tener los pies en el espacio físico y real para intercambiar materia y espíritu.

Hoy los Piratas del ciberespacio pueden habitar el mundo virtual pero sus efectos son en el mundo real.  Un mundo real que cada vez se torna más ajeno y extraño a los ojos de la gente de carne y hueso.  Las flores naturales se pintan para semejarse al producto agenciado en la red. Pero tales flores virtuales ya son el parámetro para ver las flores de cualquier jardín o bosque en el mundo, muchos de cuyos paisajes ya no existen por la depredación humana.

Los actos de gobierno no se confirman en el impacto sociocultural de manera extensa y significativa, coherente con el bienestar común, sino en la velocidad de una encuesta que produce el algoritmo para justificar una imposición mayoritaria o estado de opinión. De este modo los peligros propios de UNA CONCIENCIA VIRTUAL se avecinan.  En poco tiempo, la conciencia real, la del convivio, la de las relaciones intersubjetivas espacio- temporales, esto es el antiguo concepto griego de Homus Político, habrá que certificarla en las Redes y sus imposiciones algorítmicas y no en las relaciones sociales, culturales y afectivas.

Cada vez más el mundo profesa la creencia de que la historia de la humanidad es creada en la red por cibernautas. La verdad, puesta en tela de juicio, es que en el afuera, en el mundo físico, en esa realidad de sentido, el último bastión de los uní y pluricelulares, esta siendo devastado por las guerras, el cambio climático y la conciencia virtual o nueva deificación de las relaciones humanas y de estas con su entorno natural.

Estos nuevos profetas indigestan los sentidos, sus inteligencias artificiales   seducen con los pregones vestidos de algoritmos para regir el mundo, señalar el destino, controlar el camino y orientar su éxtasis y aceleración a mundos imaginarios que han prometido riquezas en los propios templos humanos de la miseria y allí en esos huecos oscuros hacen brillar las apariencias, el huevo cósmico de lo inestable, donde nada permanece, solo fluidos de apariencias en busca de un cuerpo real.

Los mundos de la contemplación y la Gestación de la semilla, requieren volver a narrarnos como individuos singulares de sentimientos, luchas y carencias. La tira frigorífica de la felicidad estandarizada en la información y las redes, no pueden ser el paradigma que oriente el diario discurrir de las cotidianidades. La ritualidad de un abrazo y del encuentro para compartir y llenar de sentidos el vacío, no como fatalidad sino como trascendencia, se hacen fundantes de una nueva sensibilidad arraigada más en “El, aroma del tiempo” *y menos en la dictadura de las emociones.

Abracemos más la dificultad de la lentitud y los sentimientos y no el espejismo fácil del mundo de las emocionalidades que a velocidades fantasmales nos venden los nuevos proxenetas de felicidades virtuales.

  • *Byung-Chul Han, El aroma del tiempo, Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse, Herder Editorial, Barcelona 2015.

* Actor, dramaturgo, director de Teatro, Gestor Cultural, Mg. en Educación, Área de Cultura.

Ilustración tomada de Internet.

Manizales, octubre de 2023.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Turno para La Cultura: Ahora es en Serio

Aún conservo el volante que varios jóvenes me entregaron una mañana de domingo del mes de octubre del presente año, mientras realizaba mi acostumbrada caminata en la Ciclovía de la Avenida Santander de nuestra ciudad.

Al leer el volante me llamó la atención la carta manuscrita firmada por el entonces candidato a la Alcaldía de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, en la que en un lenguaje sencillo y lleno de entusiasmo, motivaba a la ciudadanía a apoyar sus propuestas inspiradas en el ímpetu, creatividad y rebeldía juveniles para el avance y desarrollo de la ciudad. Obviamente, se vivían por esos días el furor publicitario y el ambiente de deliberación democrática en los diversos escenarios propios de una Campaña Política y que consecuentemente, también permitían enterarme a fondo de las propuestas de los demás candidatos a la Alcaldía y Concejo de Manizales.

Al transcurrir varios días de la corta y agitada campaña de las elecciones regionales, se fueron contrastando los otros planteamientos, hasta  llegar a la conclusión de que había una sólida y pertinente propuesta de ciudad reunida en el programa presentado por Jorge Eduardo Rojas denominado: LAS 111 PROPUESTAS PARA UN GOBIERNO EN SERIO, y en el cual se destacaba el ímpetu de la juventud para avanzar y, claro como Artistas y Actores Culturales de la ciudad, los puntos planteados reflejaban viejas aspiraciones para el desarrollo del sector cultural.

Por su parte, en las tertulias y conversatorios que veníamos realizando un nutrido grupo de  artistas y actores culturales, en una perspectiva intergeneracional con el actual Concejal  John Alexander  Rodríguez López, resaltábamos la necesidad de que en la próxima Alcaldía, el sector del Arte y la Cultura fuera asumido realmente como una política pública  trascendental para el desarrollo con  perspectiva de integralidad y transversalidad a todos los aspectos de la vida y desarrollo de ciudad, principios manifiestos en normatividades de la Unesco, la Constitución Política Colombiana de 1991, la Ley General de Cultura,  planes nacional y territoriales de desarrollo y la actual Política Pública de Cultura de Manizales formulada hasta el año 2030, que, dicho sea de paso en sus Doce líneas de Acción, resalta la Participación de los actores culturales y artísticos y su organización como Sector en la vida Institucional Territorial a la par de otros sectores fundamentales como el de infraestructuras, salud, educación, seguridad y demás campos del acontecer e intervención de las esferas de un Gobierno serio y comprometido.

De tiempo atrás hemos considerado en John Alexander Rodríguez López una interlocución muy válida, gracias a su liderazgo y conocimiento en el campo cultural y de las expresiones artísticas. Por tanto, dados su compromiso y persistencia como concejal ponente, fue que se pudo llevar ante el Concejo Municipal de Manizales el proceso de discusión, formulación y aprobación de lo que es hoy una realidad: El Acuerdo Número 1132 de diciembre 19 de 2022, mediante el cual, en su artículo 1° , se creó la Secretaría Municipal de Cultura y Civismo , adscrita al Despacho del Alcalde y también se creó una unidad de Convivencia Ciudadana, adscrita a la Secretaría de Gobierno.

Constituye un hecho trascendental para el desarrollo cultural la creación de esta instancia,  pues la Secretaría de Cultura y Civismo de Manizales, con sus tres unidades Cultura, Civilidad y Patrimonio, podrá sistemáticamente consolidar la política pública sectorial, lo cual requerirá además que el nombramiento del Secretario de Cultura, como seguramente lo dispondrá el Alcalde electo Jorge Eduardo Rojas, estará en manos de una persona con el perfil requerido, idoneidad, trayectoria y reconocimiento suficiente para llevar a buen puerto los propósitos de su Gobierno en cuanto a procesos Culturales se refiere.

Precisamente, desde el principio de la campaña Jorge Eduardo Rojas se mostró decidido a implementar y poner en funcionamiento la Secretaría Municipal de Cultura y Civismo de Manizales; y es así como en acto público suscribió junto a candidatos al Concejo de Manizales y otros actores ciudadanos afines a sus propuestas, los compromisos con el sector.

Es por ello que acompañamos decididamente durante la Campaña a la Alcaldía a Jorge Eduardo Rojas, primero por sus cualidades humanas, coherencia y rectitud en lo público y además por cuanto en su programa, ahora sí la Cultura y las Artes fueron abordadas en serio para la construcción de ciudad con las fortalezas que requieren los retos de nuestros tiempos.

Quiero destacar en el Alcalde electo, sus sensibilidades edificantes que desde el arte y la cultura conllevan al respeto por los valores elevados del humanismo, la convivencia, la dignidad humana con calidad y oportunidades. Y esto es precisamente lo que la ciudadanía apoyó mayoritariamente eligiéndolo por segunda vez, pues en su programa logró interpretar el anhelo ciudadano por un gobierno en serio que construya y haga avanzar nuestra querida Manizales del Alma, preservando valores que la sigan identificando en el plano nacional e internacional como una ciudad con calidad de vida, seguridad, cultura de paz y convivencia, incluyente y dialogante con el mundo y sus retos.

Hoy, como artistas y actores culturales ratificamos nuestro apoyo y compromiso con estas propuestas de ciudad del Alcalde electo quien iniciará su mandato el próximo 1 de enero de 2024.

Estamos seguros que su Gobierno traerá buen futuro, acompasado por el respeto a la memoria e historia de nuestra querida ciudad para que sigamos inspirando diálogos ciudadanos entre lo que es bello y correcto para la vida de todos y en todos los escenarios, el saber darnos la alegría de vivir la ética, la honestidad, la transparencia y el goce estético en armonía personal con los demás y con el mundo circundante y eso es la Cultura.

* Actor, dramaturgo, director de Teatro, Gestor Cultural, Mg. en Educación, Área de Cultura.

Manizales, noviembre 27 de 2023.

 

 

 

Violencia contra la mujer en una sociedad violenta

Todavía muchas personas siguen pensando que el problema de violencia contra la mujer es algo aislado, es algo que sólo le ocurren a ciertos estratos sociales y a personas con ciertas condiciones socio económicas y culturales que permiten que estos vejámenes se sigan presentando.

Tenemos en el imaginario colectivo, que la víctima de violencia es una mujer generalmente abnegada, poco dedicada a sí misma, de pocos recursos económicos, madre cabeza de familia y sin ningún tipo de oportunidad laboral para poder desarrollarse humana y profesionalmente.

Pero ahí, de frente, tenemos la realidad dándonos lecciones, enseñándonos que como seres humanos todavía vivimos en una sociedad llena de estereotipos y que cuando se trata de cuestiones criminales todavía seguimos perteneciendo a la escuela criminológica de Lombroso, donde las características para identificar a un delincuente nato estaban dictaminadas por cuestiones netamente físicas, como las características faciales y corporales de los sujetos. Pues ahora, parece que las víctimas en pleno siglo XXI también son víctimas por ser de un tamaño determinado, posición económica específica o por pertenecer a un grupo de personas que no tienen muchas oportunidades laborales y educativas.

Sin embargo, llegan hechos como los ocurridos con la Selección Española Femenina de Fútbol, jugadoras que, tras consagrarse campeonas en el año 2023, demostraron su fuerza y gallardía, mostraron sus habilidades deportivas y llevaron a las mujeres a los más alto de la élite del deporte masculino; comenzaron a ser víctimas de violencia de género desde unos micro escenarios de dominación masculina, donde todo se ha ido normalizando y ahora, nadie se acuerda de lo ocurrido.

Primero fue el mismo presidente de la Real Federación Española de Fútbol, que sin autorización de la jugadora Jenni Hermoso la tomó de la cara y le robó un beso, en plena ceremonia de celebración. Después se supo que uno de los entrenadores de La Roja se pasó con otra de las integrantes del equipo en medio de la celebración de un gol en el certamen mundial.

Sumado a lo anterior, cuando las jugadoras denunciaron todos estos hechos y solicitaron respeto y justicia, el señor Rubiales presidente de la Real Federación Española de Fútbol, salió ante los medios de comunicación no a disculparse sobre lo ocurrido, sino a justificarlo y a explicar por qué debe verse este acto de agresión contra la mujer como algo que ocurre normal y constantemente en escenarios de alegría y celebración futbolística.

Ahora, si traemos la problemática a un contexto colombiano y latinoamericano, no estamos muy lejos de lo que sigue sucediendo a nivel mundial. Por este lado del mundo también la realidad nos enseña que las víctimas de violencia no son solo las mujeres en estado de vulnerabilidad. Se conoció cómo una joven colombiana de 18 años fue asesinada en México, esta mujer terminó siendo relacionada como sobrina del exministro de Hacienda de Colombia, José Manuel Restrepo.

Entonces debemos comprender que no se trata de un asunto aislado de algunos estratos socio económicos, que las mujeres que aparentemente están cerca de las élites mundiales o nacionales también son víctimas de violencia, y que como se vio solo en los casos aquí referenciados, la violencia contra las mujeres se evidencia desde pequeños espacios de interacción social como espacios de celebración, espacios laborales, contextos deportivos, hasta llegar a la más terrible manifestación de la violencia contra la mujer: el feminicidio.

Lo anterior se suma a una cifra de denuncias por violencia contra la mujer que, solo en Colombia durante la primera parte del año 2023 según medicina legal ya ascendían a 19.606 eventos de violencia intrafamiliar contra mujeres y 213 feminicidios.

En consecuencia, este es un recordatorio para que no dejemos de pensar en que estamos frente a una problemática latente y constante, comprendamos que países como Colombia y México siguen siendo de los principales territorios donde más se cometen actos de violencia contra las mujeres y los escenarios de poder no han permitido avances significativos en la protección de estas más allá de la creación burocrática con la creación de cargos, entidades o instituciones que luchan contra la violencia de género pero no promueven la libertad de la mujer.

Debemos comenzar a ser mucho más conscientes del problema de violencia que nos aqueja, no podemos seguir naturalizando la violencia y justificando que siempre ha sido así. Pero tampoco podemos llegar a puntos extremos de paranoia colectiva donde cualquier acto cotidiano se convierta en violencia psicológica o estructural.

El problema adicional a la violencia contra la mujer, es que los latinos, y específicamente los colombianos, nos acostumbramos a los escenarios violentos, creemos que la violencia es normal en la dinámica cotidiana de la vida: si voy a conducir un vehículo me preparo para ser violento con los que considero que no son buenos actores viales; si voy hacer un negocio, me preparo para amenazar y no dejarme de quien se quiera aprovechar, si voy al trabajo me van acosar, sí voy a estudiar me van hacer matoneo, si tengo alguna discapacidad me van a discriminar. Y así infinitamente.

Entonces tomamos otras situaciones no violentas y las hemos estado calificando de violencias simbólicas, porque dentro de nuestros contextos de violencia generalizada todo lo vemos como un acto violento: un halago es violencia, una invitación es violencia, un regalo es violencia, una atención es violencia, querer ayudar es violencia. Y es allí, donde nos ahogamos en una dinámica de nunca acabar, donde naturalizamos tanto ser una sociedad violenta que cualquier acto no violento le intentamos encontrar acomodo como una acción belicosa, solo porque se nos hace extraño que algo no lo sea. Siempre hay una malicia pensando en que se va a generar un daño.

Finalmente, podrán existir múltiples organismos e instrumentos jurídicos internacionales, nacionales, regionales y locales para erradicar la violencia contra la mujer. Pero, para sacar a una sociedad de la dinámica cotidiana de violencia, se necesitan actos reales humanos. Debe haber consensos emocionales colectivos que permitan situarnos en nuevos lugares de fortalecimiento para las relaciones sociales.

De nuevo, evitemos la importación de normas y de costumbres, que la globalización y la hiperculturalidad sean instrumentos adicionales para conocer que las problemáticas de violencia son internacionales, pero que las soluciones de erradicación deben responder a contextos específicos y no a la estandarización del comportamiento del hombre o de la mujer.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Octubre 2023

 

CC Banco de la República Manizales: mis visiones y experiencias

Recuerdo haber visitado en varias ocasiones el Banco de la República cuando era niño, acompañaba a mi madre a la biblioteca, incluso paseábamos por el edificio y visitábamos la exposición del Museo del Oro permanente del lugar o la sala de música; era un lugar mágico, en el cual te recibían efigies de San Agustín, esculturas de piedra que le daban al lugar un toque misterioso y singular.

Recordar el antiguo edificio produce un poco de nostalgia, me trae recuerdos de una infancia bastante agradable y tranquila, rodeada de cultura, literatura, música y arte. Me encantaba caminar en medio de las estanterías mientras mi mamá se sentaba en una de las mesas de estudio para consultar algún libro, veía aquellas estanterías enormes con libros y todos me llamaban la atención, quería saber que había dentro de cada uno de ellos.

Recuerdo que mi madre me llevaba después de realizar sus consultas a la sala infantil, vienen a mí memorias agradables de un libro de Superman; y los dos primeros libros que terminé y que me llevaron a un estilo literario que me ha atraído mucho, la fantasía, esos dos libros fueron Harry Potter y La Piedra Filosofal y Las Crónicas de Spiderwick. Igualmente rememoro con nostalgia la lectura de El Principito, historia que desde pequeño me hacía sentir muy sentimental y aún más cuando veía sus ilustraciones.

Para mí, este lugar siempre fue un espacio maravilloso, una edificación bella e imponente, recuerdo el mármol de los pisos y las paredes, recuerdo el aura misteriosa de la sala de exposición donde se encontraban las obras Quimbayas. Viene a mí ese silencio y respeto que había en cada uno de sus espacios, la solemnidad con la que se consultaban los libros y el cuidado que tenían con ellos.

Ahora, como si del destino se tratase o por la bendita casualidad, trabajo en este lugar. Como todo en el mundo, ha cambiado, el edificio es nuevo, no es lo que era anteriormente, pero conserva esa esencia mágica, el Centro Cultural es ese lugar en el que puedes disfrutar de la paz y el encanto de la literatura, es un lugar donde encuentras espacios para la reflexión y la creación.

Miras a tu alrededor y ves a personas variopintas, te encuentras en un lugar en el cual no te discriminan y te sientes cómodo, te sientes seguro. El Centro Cultural es un hogar, en el cual encontrarás personas amables que estarán dispuestas a guiarte en lo que necesites y si interactúas con sus usuarios también encontraras personas que te enseñarán algo y con las cuales tener gratas conversaciones.

El Centro Cultural del Banco de la República es un lugar de encuentro intergeneracional, en el cual los jóvenes y mayores comparten sus visiones del mundo, sus opiniones y sentires. Es un lugar en el que todos hallarán un espacio en el cual ser escuchados y escuchar a los demás.

El Centro Cultural es un hogar fraterno en el cual suceden cosas mágicas y está abierto a todo el mundo. Lo que más deseo es que aquellos que entren a este maravilloso sitio puedan sentir lo mismo que yo sentía cuando era chico y vuelvan frecuentemente a transitar por los pisos y pasillos de tan maravilloso lugar.

Me veo en cada uno de los usuarios que frecuentan el edificio, me veo en los pequeños que visitan la sala infantil con sus madres y padres, me veo en las y los jóvenes que vienen a consultar un libro para el colegio y me veo en los mayores que recuerdan el pasado del Centro Cultural, esa edificación que la gente valoró tanto en su momento y que ahora ha evolucionado para seguir ofreciéndole a los manizaleños y a todo visitante un lugar en el cual sentirse bien y pasar un buen rato rodeados de cultura.

* Empleado Banco de la República

La ley del Talión: cultura de la venganza

En muchas ocasiones he escuchado a uno de los criminólogos humanistas que más me han influenciado como abogado penalista, y como humanista. El Profesor Jorge Restrepo Fontalvo. En muchas de sus conferencias y en las clases donde tuve el placer de ser su estudiante, siempre le hacían preguntas sobre la fórmula secreta para terminar con la criminalidad. Él siempre inteligente, práctico y sutil, insinuaba que la mejor forma para acabar con la delincuencia era acabar con la vida de todos los delincuentes.

Muchos aplaudían, muchos estaban de acuerdo, y pocos, muy pocos compendian el mensaje oculto de su respuesta. A lo que nos invitaba el profesor Restrepo Fontalvo, era a dejar de solucionar el problema de la violencia con más violencia, a dejar de legitimar al estado para cometer delitos amparados en la institucionalidad. Finalmente, lo que pretendía el docente era hacer preguntar ¿Quiénes quedan conformando una sociedad que asesinó a los delincuentes que la conformaban?

Las sociedades latinoamericanas caminamos mucho de la mano de ese pensamiento de política criminal retributiva que pretende simplemente la venganza contra el individuo que infringe la ley. En pocas palabras, y muy coherentes con nuestra influencia moral y nuestras creencias espirituales, promovemos la Ley del Talión, a la cual se hace referencia en la Biblia dentro de libros como éxodo, Levítico y Deuteronomio, y la cual se tipifica exactamente en el libro de Éxodo, capítulo 21, desde el versículo 24: “…ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie…”

Por tal motivo, cuando aparecen noticias de violaciones, asesinatos, violencia intrafamiliar, e incluso otros delitos menos lesivos como lesiones personales, o hurtos, de inmediato entramos en el debate sobre como sancionar, algunos más decididos toman la justicia por mano propia a través del linchamiento de los delincuentes.

Necesitamos ver la noticia en televisión, escucharla en radio, que la muestren las redes sociales, que se vuelva un show mediático. Ahí, y solo ahí, decimos como sociedad, “que grave esa situación, deberíamos hacer algo”, aunque en el fondo sabemos que el problema siempre ha estado ahí y que somos comunidades que olvidamos fácilmente y vivimos de manera cíclica nuestros dilemas y nuestras disertaciones.

El pasado 03 de agosto, el colombiano Edwin Arrieta fue asesinado y descuartizado PRESUNTAMENTE, por parte del español Daniel Sancho en Tailandia.  Los móviles del delito están todavía enredados en muchas especulaciones que giran generalmente alrededor de este tipo de figuras mediáticas: ¿celos?, ¿venganza?, ¿prostitución?, ¿relaciones sentimentales?, ¿problemas económicos?

Lo que sí ha sido claro es que nuevamente sale a la luz la eterna discusión sobre ¿cómo sancionar penalmente a otra persona?, ¿cuál es el castigo merecido para una persona que comete un delito como el asesinato (homicidio o feminicidio)?

Lo anterior, teniendo en cuenta que la fiscalía tailandesa ha presentado cargos contra el español y las posibles penas a imponer irían desde los 15 años de prisión, pasando por la cadena perpetua y llegando hasta la pena de muerte. Casi un mes después de la comisión del delito, y todavía con muchos elementos procesales por establecer, es importante aclarar que, aunque la pena de muerte esté dentro de las barajas de posibilidades para sancionar al español, es muy probable que por beneficios penales o por un perdón que conceda el monarca, podría terminar purgando una cadena perpetua o unos años de prisión, y con la posibilidad de solicitar un traslado a cárceles españolas.

Creo que hay un consenso generalizado al considerar que la pena de muerte constituye un trato cruel, inhumano y degradante y una violación del derecho a la vida y, que, este tipo de castigos no disminuye la gravedad ni la cantidad de los delitos. Entonces, por qué en tantos países seguimos considerándola como una opción para la sanción penal.

El código penal tailandés prevé la pena de muerte para varios delitos, entre los que está el de asesinato agravado.  En Tailandia había, según cifras oficiales comunicadas a Amnistía Internacional, 195 personas condenadas a muerte al concluir 2022. El mayor número de delitos en los que las autoridades han impuesto la pena de muerte son delitos relacionados con drogas. Esto por un lado afecta de manera desproporcionada a los grupos históricamente marginados como minorías étnicas y religiosas, personas trans y personas de menores recursos socioeconómicos.

En Colombia, la pena de muerte esta abolida hace más de un siglo, y sin embargo seguimos escuchando las propuestas de candidatos presidenciales, legisladores, entre otros dirigentes políticos, donde promueven la pena de muerte para sancionar en el caso colombiano, a personas que cometan delitos sexuales contra menores, o a feminicidas. Incluso argumentamos estar más cerca del primer mundo cuando intentamos ampararnos en que países como Japón, China y Corea del Norte aun practican la pena de muerte. Pero se nos olvida que la mayoría de países que también la implementan son como nosotros, países en vía de desarrollo:  Somalia, Singapur, Afganistán. Entre muchos otros.

Entonces, promovemos la cultura de la muerte legalizada a través del Estado, alegamos la necesidad de acabar con el enemigo únicamente a través de su erradicación total. Somos entonces estados fracasados, totalmente colapsados donde la institucionalidad no pudo cumplirle a su pueblo, el pueblo no supo exigirles a sus gobernantes, y el mismo pueblo decide delinquir. Qué encrucijada, promover la muerte para acabar con la muerte.

La familia de la víctima colombiana, ya ha manifestado que no está de acuerdo con que le impongan la pena de muerte al español, esto basados en sus convicciones religiosas. No quiere decir que prefieran la impunidad, simplemente, que siendo incluso quienes más reproche podrían ejercer, prefieren medir la sanción desde la necesidad y la proporcionalidad. Mientras tanto, en países guerreristas y violentos piden muerte igual de atroz o peor a la ocasionada por Sancho contra Arrieta. ¡viva la ley del talión!

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

 

 

Master de la Cultura

El pasado mes de mayo se llevó a cabo en la ciudad de Manizales el Burger Master, actividad que convocó durante una semana a distintos restaurantes para ofrecer sus mejores hamburguesas a precios flexibles y así competir para ser premiados y calificados.

Como parte de las imágenes del concurso se registraron largas filas en las entradas de establecimientos, mesas de servicios completas, despliegues publicitarios y cientos de personas dispuestas a pagar, degustar y calificar.

¡Hay gente para todo! pensaba mientras observaba a los jóvenes que hacían fila sin importar la lluvia o el tener que esperar.

Simultáneamente, en las actividades de distintos espacios culturales de la ciudad llegan voces constantes sobre el porqué la participación de las personas en estos escenarios se percibe cada vez más inestable, estancada, poca e incluso sufrida.

Este sinsabor sobre el porqué la participación hacia las actividades de programación cultural en su diversidad de formatos en la actualidad baja (imperceptible, oculta, tímida o desconocida), se expone ante una ciudad que por su trayectoria histórica ha sobresalido por la circulación de eventos internacionales y nacionales, que en su trasegar en la gestión pública y privada de la cultura no dudó en invertir para su infraestructura especializada como en su producción de eventos denominados de alto impacto, para que acogiera a los más destacados del arte, la cultura y la ciencia provenientes de distintas regiones.

Sin lugar a dudas este intercambio de estrellas reconocidas ha estado acompañado, estimulado, nutrido y activado por el movimiento cultural local como cuota telonera, productora, creativa, trabajadora, gestora y comunicadora.

Es perceptible desde los distintos espacios proyectados para la actividad cultural, el cuestionamiento con respecto al por qué (incluso más que al cómo) un concurso nuevo logra instalarse rápidamente en los públicos de la ciudad.

No está demás preguntarse si: ¿A Manizales le gusta la cultura?

La cuestión por el gusto en este caso se discute a partir de lo que crea y direcciona al movimiento de personas en función de sus afectaciones, expresadas en prácticas que motivan a los públicos a salir, a desplazarse, a degustar, a invitar, a gastar, a discutir, a repetir, a abrirse a las expectativas y a hacer fila sin pensar en el clima.

La relación-acción con la estética a partir del problema por el gusto y su impacto, sigue por el momento distante aun de su comprensión como posibilidad de apertura sensible a través de la cultura.

La participación de la sociedad en la cultura, su satisfacción o impacto, pareciese que no estuviera direccionada únicamente por el valor económico que se le otorga a esta actividad para su desarrollo.

El gusto en esta sintonía se convierte en uno de los tantos lugares que nos llama a dialogar como a cuestionar si la ciudad de Manizales no está muy lejos de ser la ciudad de las puertas abiertas y la fábrica de atardeceres que mejor y más hamburguesas come en serie, mientras se acrecienta su disgusto por la vida cultural.

* Gestora Cultural navegando por las aguas del Diseño y la Creación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La violencia religiosa en la cotidianeidad

Históricamente como sociedad, los colombianos hemos estado rodeados de una moral mayoritariamente basada en las doctrinas cristianas. Esto se debe a las herencias colonizadoras españolas, y aunque lo que supuestamente se intentó fue una hibridación de creencias espirituales, finalmente se dio una evangelización completa donde se terminaron desapareciendo los símbolos que representan la cosmovisión indígena americana, y aparecieron todas las figuras y símbolos creados para satisfacer al Cacique y al Papa.

Los últimos meses en Colombia se han conmemorado dos días muy importantes para la libertad religiosa y de cultos. El 04 de julio se conmemoró el Día nacional de la libertad religiosa y de cultos, el cual se institucionalizó desde el año 2016 cuando el entonces presidente Juan Manuel Santos firmó el decreto que estableció la celebración anual de este día en una reunión con más de 100 líderes cristianos, católicos, protestantes, judíos, musulmanes, de organizaciones sociales internacionales como Open Doors y el Consejo Mundial de Iglesias.

Además, el 22 de agosto se conmemoró el Día internacional de las víctimas de persecución religiosa, fecha designada por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en mayo de 2019, con el objeto de honrar a las víctimas y los supervivientes de actos de odio y violencia originados por la religión o las creencias, quienes a menudo permanecen en el olvido.

Estas dos fechas nos llevan a recordar que desde 1991 Colombia es un estado aconfesional, es decir, no tiene ninguna religión oficial que obligue a los ciudadanos a profesar una única creencia, y el estado tampoco debe tener una relación única con una sola expresión espiritual o institución religiosa. Aunque todavía nos encontramos con personas e instituciones que parecen ser un reflejo de la constitución de 1886, y promulgan a los cuatro vientos la necesidad de continuar de manera indefinida “hasta que la muerte nos separe”, con el matrimonio iglesia estado, un matrimonio decimonónico y anquilosado.

Sin embargo, aunque han pasado más de 30 años desde ese cambio constitucional, los colombianos tenemos todavía muy arraigados comportamientos culturales y sociales que durante siglos predominaron en nuestro entorno y que nos han llevado a transferir de generación en generación actos discriminatorios, excluyentes y de odio frente a otras personas y comunidades que no profesan y no practican nuestras creencias espirituales o religiosas.

No debemos cansarnos de hacer pedagogía sobre este tema y recordar que el artículo 18 de la Constitución Política garantiza la libertad de conciencia, indicando que nadie será molestado por sus convicciones o creencias, y que el artículo 19 ibídem reconoce la libertad de cultos que permite a todas las personas profesar libremente su religión y difundirla en forma individual o colectiva.

También debemos recordar constantemente que cuando se habla de discriminación y de violencia contra personas que profesan creencias espirituales diferentes, no estamos haciendo referencia únicamente a los actos de discriminación físicos que en muchas etapas de la historia de la humanidad se han transformado en masacres y genocidios, y que la violencia tampoco puede verse como simplemente los actos físicos ejercidos contra otro para evitar sus prácticas religiosas.

Cuando se hace alusión a la discriminación y a la violencia, se están teniendo en cuenta comportamientos que en ocasiones no son tan evidentes, como negar el acceso a otros derechos conexos como el libre desarrollo de la personalidad, o violencias simbólicas y psicológicas.

Seguimos pensando que somos buenos practicantes de doctrinas religiosas y espirituales solo porque no matamos y no robamos en sentido estricto, no somos corruptos, ni cometemos actos contra la humanidad propia ni ajena. Sin embargo, cuando hacemos evaluaciones completas y estrictas sobre nuestros comportamientos, lo que encontramos son excusas que nos ayudan a mantenernos moralmente intactos ante los demás y a reclamar una actuación moral de más alto nivel por parte de quienes nos rodean.

Basados en esas percepciones de superioridad moral que cada uno de nosotros tenemos, materializamos todo tipo de violencia contra los demás, discriminamos, satanizamos, señalamos, borramos, eliminamos cualquier intento de disidencia frente a nuestras convicciones religiosas y espirituales. Es en este punto donde terminamos cometiendo actos de violencia que inicialmente por no llegar al maltrato físico, justificamos como evangelización y enseñanza de mi propia doctrina.

Para esos ejercicios de evangelización solemos usar lenguajes ofensivos, lenguajes que eliminan la posibilidad de debate, palabras que anulan la inteligencia del otro, símbolos que pueden ser agresivos para la libre expresión del pensamiento, expresiones como: “usted no está en el camino”, “usted no va al cielo”, “usted se quema en el infierno”, “usted este perdido”, “usted es mundano”, “usted no ha leído bien”, “ustedes roban”, “ustedes engañan”, “usted vive en pecado”, “usted no ha sido iluminado”, “usted no ha sido elegido”, entre millones de expresiones más. Sumado a lo anterior, podríamos decir que la violencia es mucho más fuerte cuando estos discursos van dirigidos a niños y niñas que apenas están en construcción de su discernimiento y comprensión del mundo.

Estas violencias simbólicas cotidianas también aparecen desde las instituciones públicas y privadas, desde el establecimiento de costumbres de unos impuestas a otros. La utilización de la religión y sus símbolos en campañas políticas o en planes de gobierno, recordemos que en países como Colombia la ley y la religión han sido aliadas constantes, se ha utilizado la ley para declarar eventos religiosos como patrimonios culturales, se han utilizado los poderes ejecutivos para emitir decretos en nombre de personajes religiosos, se han santificado leyes y se han legalizados cultos.

Que no se confunda el reconocimiento de una libertad con el uso sin lintes de una libertad, que no se confunda religión mayoritaria con religión oficial, que se comprendan los alcances de la palabra violencia y dejemos de verla solo como el maltrato físico, que se comprenda la dimensión de una discriminación desde la acción y la omisión. Que dejemos de celebrar y comencemos a conmemorar, porque en este asunto sobre la libertad religiosa y de cultos han sido las víctimas y los silenciados quienes han construido con sus muertes el camino de vida para que otros podamos practicar libremente nuestras convicciones espirituales.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Agosto de 2023

 

En el foro de candidatos a la Alcaldía: a preguntas concretas respuestas evasivas

Un sabor agridulce dejó ente los representantes del sector cultural de Manizales el foro con 11 de los 12 candidatos a la Alcaldía de Manizales que inauguró la 14 Feria del Libro de Manizales que acaba de terminar, para que expusieran sus planes de gobierno referentes a la cultura de la ciudad.

A preguntas muy concretas respuestas gaseosas, una foto de la necesidad de políticas públicas incluyentes y participativas para un sector que es vibrante y comprometido, pero con muchas dificultades para sobrevivir, por lo que requiere con urgencia respaldo institucional para llevar a cabo su labor con decoro. “La verdad el foro no nos dejó claridad, muy vagos conceptos, salvo un par de candidatos, creo que se rajaron en conocimiento de la Cultura como factor determinante del desarrollo humano y transformación social”, afirmó Clarita López de Estrada directora del Centro Colombo Americano. Y agregó: “Creo que el foro, quizá por ser un número tan alto de candidatos con un tiempo muy limitado para poder dar una visión un poco más amplia de cuál es su mirada frente a la cultura y a lo que viene en caso de ser elegidos, dejó más interrogantes que respuestas o conclusiones. Sería muy importante un nuevo debate cuando ya nos acerquemos un poco más a la fecha de las elecciones y muy interesante que los posibles y potenciales candidatos más fuertes a la alcaldía pudieran dar una visión un poco más amplia, especialmente cómo piensan que la nueva Secretaría de Cultura puede ayudar a fortalecer el sector cultural desde el apoyo a creadores, gestores, programadores de tal manera que puedan asegurar y dar sostenibilidad a sus procesos culturales y de esta manera también darle acceso a la comunidad en general porque esto es un derecho para todos”.

Por su parte Ivonne Paola Mendoza, Gerenta del Centro Cultural de Banco de la República, dijo: “El foro fue tan diverso como la cultura misma y yo concluiría que nos deja una gran tarea a todos los ciudadanos y ciudadanas, no solo a los gestores y a los artistas sino a todos como sociedad, de seguir trabajando y construyendo espacios para que cada vez tengamos mayor comprensión, análisis y propuestas alrededor de un tema tan estratégico para la transformación de nuestras sociedades. Concluiría que quizás lo más difícil es concretar puntualmente que se va a hacer o que se puede hacer en una sociedad donde hay una riqueza cultural fantástica y donde se pueden hacer muchas cosas. Esperemos que el futuro mandatario o mandataria pueda tener el conocimiento y estar también muy bien asesorado para concretar las importantes y urgentes líneas de trabajo que requiere el sector cultural de nuestra ciudad”.

Por último, José Fernando Usma, Golo Volador, Director de la Fundación Circo Manizales, opinó: “En realidad mi percepción en este encuentro de candidatos a la Alcaldía de Manizales no deja nada agradable para todo lo que venimos pasando. Preguntas muy concretas y respuestas evasivas. Ninguno sin excepción respondió lo que se le preguntó. Seguimos todavía dándole vueltas a asuntos recurrentes y hubo una pregunta fundamental para los candidatos que el sector cultural esperaba y era quién sería el secretario de cultura en su plan de gobierno y todos se fueron por las ramas, ninguno se atrevió a dar un nombre propio y gran parte del sector viene solicitando una respuesta sobre el titular de esa nueva cartera dentro de la alcaldía, y así irnos haciendo a una idea y que no nos nombren a un ingeniero, un educador físico… En conclusión, no dejaron nada positivo, lo que nos ratifica que para ellos el sector cultural no es de su interés, que el sector cultural sigue siendo una cenicienta y que lo utilizan simplemente para hacer política, no es un tema de su corazón”.

A propósito, este, el Laboratorio de Bufones Paz y Territorio, el único grupo de circo callejero que hay en la ciudad, se hizo acreedor a la beca de circulación internacional del Ministerio de Cultura con la obra La paz de Aristófanes versión bufonesca, homenaje a Jaime Garzón, una beca que “muchos grupos persiguen y que pocos logran concretar”. Viajarán a Santiago de Chile durante 22 días.

Se consultó a otros gestores culturales sobre su percepción del foro de candidatos a la alcaldía, pero se abstuvieron de responder.

El animalismo en Colombia: ¿pensamiento, cultura o moda?

Hace algunos años en el mundo tomó fuerza el movimiento animalista, y obviamente esta corriente de pensamiento llegó a Colombia. La guía práctica sobre la participación ciudadana animalista, emitida por la alcaldía de Bogotá en el 2021, define el animalismo como: “un nuevo movimiento socio-cultural en el que el ser humano deja atrás el antropocentrismo y contempla a otros seres vivos como seres sintientes y de protección especial. Este movimiento social ha hecho parte de las nuevas formas de participación ciudadana, logrando diferentes medios de movilización social. Durante los últimos años el animalismo ha tomado más fuerza en Colombia”.

Al respecto, también se establecen tres enfoques o dimensiones distintas sobre la visión del animalismo, quienes consideran el animalismo con un enfoque antropocentrista donde se prioriza al ser humano como el único ser sujeto de derechos, pero respeta la convivencia con los animales. Existe un segundo enfoque basado en el biocentrismo, donde cualquier vida sea humana o animal es sujeto de derechos, en esta línea de pensamientos están suscritos los que promueven la protección de los animales como seres sintientes, el vegetarianismo y el veganismo

Finalmente, la dimensión animalista que está basada en el ecocentrismo, donde se piensa en lo vivo y no vivo como parte de un todo. Prevalece el respeto por los ecosistemas, es decir que, si se respeta el ecosistema, se respeta la vida.

Así las cosas, debemos recordar que, el pasado domingo 23 de julio, escapó una pareja de chimpancés del Bioparque Ucumari (Pereira, Risaralda). Los cuidadores del bioparque persiguen los animales hasta las zonas aledañas y deciden que no utilizarían los dardos tranquilizadores porque el efecto de los mismos sobre los animales tardaría entre 30 y 40 minutos; por lo cual deciden que la mejor forma de controlar a estos chimpancés sería ocasionándoles la muerte, con el argumento que estaba como prioridad la seguridad de la comunidad y así pretender evitar la pérdida de vidas humanas. El personal encargado arguye errores humanos para la salida de los animales del parque.

Chita y Pancho tenían más de treinta años, Pancho ya había incluso pertenecido al popular Circo Hermanos Gasca y había hecho parte del antiguo Zoológico Matecaña. Después de lo sucedido, surge la siguiente pregunta: ¿hubo maltrato animal en los hechos objeto de investigación?

Sumado a las definiciones sobre animalismo, en Colombia, la ley 1774 de 2016 modificó el Código Civil, la Ley 84 de 1989, el Código Penal, el Código de Procedimiento Penal y se dictaron otras disposiciones. En ese orden de ideas, específicamente refiriéndonos al ámbito penal, se creó el bien jurídico de los delitos contra los animales, de este bien jurídico se desprenden dos artículos, el 339 A donde se describe el Delitos contra la vida, la integridad física y emocional de los animales, y el artículo 339 B, el cual contiene las circunstancias de agravación punitiva de los delitos cometidos contra los animales.

El objeto de esta ley describe que Los animales como seres sintientes no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos, por lo cual en la presente ley se tipifican como punibles algunas conductas relacionadas con el maltrato a los animales, y se establece un procedimiento sancionatorio de carácter policivo y judicial”. Sumado a lo anterior, el delito de maltrato contra los animales descrito en el artículo 339 A consiste en: “El que, por cualquier medio o procedimiento maltrate a un animal doméstico, amansado, silvestre vertebrado o exótico vertebrado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud o integridad física, incurrirá en pena de prisión de doce (12) a treinta y seis (36) meses, e inhabilidad especial de uno (1) a tres (3) años para el ejercicio de profesión, oficio, comercio o tenencia que tenga relación con los animales y multa de cinco (5) a sesenta (60) salarios mínimos mensuales legales vigentes”.

Bajo este contexto teórico, fáctico y normativo, han salido a la luz pública múltiples opiniones sobre lo acaecido, de una parte, quienes defienden el actuar de los funcionarios del parque y de los servidores públicos que fueron quienes finalmente accionaron sus armas contra los animales. Y, por otra parte, las opiniones de movimientos animalistas y personas que no comprendemos la necesidad de ocasionar la muerte a un animal cuando tenemos la percepción de que había múltiples salidas para controlar la contingencia.

Indudablemente la Fiscalía debía iniciar la investigación penal pertinente contra los funcionarios del Bioparque y contra los funcionarios públicos que accionaron sus armas, pues como consta en la descripción típica del delito, lo que se castiga es el maltrato a los animales, ya sea por generar daños en su salud o por ocasionar la muerte.

Surgen muchas preguntas frente a lo sucedido: ¿a qué persona atacó Pancho finalmente?, ¿Por qué muere Chita si esta nunca abandonó el parque?, ¿Cuáles fueron los funcionarios que finalmente dispararon contra los animales?, ¿Por qué siguen existiendo este tipo de parques (zoológicos y circos con diferente denominación) ?, ¿Quiénes fueron los encargados de manejar la situación desde el parque y desde las autoridades?, ¿Cuál es la corriente animalista predominante en Colombia?, ¿protegemos el animal, el ecosistema o la vida?, ¿Quién y cómo  controlan los parques, ecoparques y demás entidades que se encargan del cuidado de animales?

Finalmente, quedan dos salidas después de la investigación: primero, que efectivamente los encargados de manejar la situación logren invocar una causal de ausencia de responsabilidad donde quede establecido que la mejor decisión para los animales y la comunidad era ocasionar la muerte de los chimpancés. Segundo, que se determine responsabilidad penal por haber ocasionado la muerte a dos animales protegidos por la legislación penal colombiana. En cualquiera de los dos resultados, debe revisarse la situación actual de la legislación frente a la protección animal y evaluar los funcionamientos de las entidades encargadas de los controles y vigilancia de quienes tienen a su cargo diferentes especies animales.

El fondo de esta situación va más allá del hecho aislado de Chita y Pancho, es necesario dar una mirada a todas estas entidades que se crearon como Bioparques o parques ecológicos, pues no se puede aceptar que en Colombia se haya prohibido el uso de animales en circos, y simplemente lo que han hecho muchos empresarios es cambiar las denominaciones sociales de los establecimientos, continuando con el maltrato, las malas prácticas, vulnerando los programas de conservación de especies, etc. 

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Julio de 2023

 

 

 

 

Aclaraciones a la opinión pública

Respecto a las informaciones que se han conocido en las últimas horas en redes sociales sobre la suspensión de la distribución y venta del Aguardiente Amarillo de Manzanares 24° en el departamento de Cundinamarca, la Industria Licorera de Caldas (ILC) hace las siguientes aclaraciones a la opinión pública:

Para la venta de licores en los diferentes departamentos del país, se requiere un permiso por parte de los gobernadores, quienes lo pueden otorgar por un término de 10 años, prorrogables.

Estos permisos, no podrán ser discriminatorios, ni podrán generar barreras de acceso ni restricciones arbitrarias al libre comercio ni al principio de libre competencia, de acuerdo con la ley de licores (L.1816/2016), es decir, se aplicarán de manera general para todos las empresas que pretendan ingresar aguardientes a sus territorios.

El departamento de Cundinamarca otorgó este permiso a la ILC en el año 2017 y posteriormente lo adicionó en 2019, incluyendo en el permiso, el Aguardiente Amarillo de Manzanares de 24°.

El pasado 6 de junio de 2023 el Departamento de Cundinamarca mediante acto administrativo revocó el permiso otorgado a la ILC para el ingreso y venta del producto Aguardiente Amarillo de Manzanares 24°, dentro del territorio de Cundinamarca, de manera arbitraria, pues no se siguió el procedimiento de ley para tal fin, afectando el derecho al debido proceso de la ILC, al no haber solicitado el permiso escrito y expreso para la cancelación del permiso. Adicionalmente tampoco se otorgaron los recursos de reposición y de apelación, para poder controvertir esta medida.

Aparte del aspecto legal y normativo, esta decisión generará una disminución de importantes recursos que por ley deben ser destinados a la salud y educación para mejorar la calidad de vida de los habitantes de Cundinamarca, teniendo en cuenta que por la venta de Aguardiente Amarillo de Manzanares 24° entre 2019 y 2022, la ILC le transfirió cerca de $35.626.000.000 millones a este Departamento a través del impuesto al consumo y derechos de explotación.

Para 2023 el impacto negativo es mayor, ya que en esta vigencia la Industria Licorera de Caldas tenía proyectado transferir a Cundinamarca $71.885.000.000 por impuesto al consumo del Aguardiente Amarillo de Manzanares 24°, más $1.100.000.000 por derechos de explotación, para un total de $72.985.000.000, de acuerdo con un estimado de ventas de 5 millones de unidades reducidas a 750 ml.

El Aguardiente Amarillo de Manzanares es el pionero de los aguardientes en Colombia desde su creación en 1885 y en los últimos años se ha convertido en el preferido de muchos colombianos por su sabor, tradición, presentación, entre otros atributos. Consideramos que contar con un ambiente de sana competencia ayuda a revitalizar la categoría del aguardiente en Colombia que por años presentó una importante caída en su consumo, y por ende genera desarrollo e innovación en las empresas licoreras, beneficiando a los consumidores de la que se considera como la bebida insignia del país, así como también la generación de empleos directos e indirectos en los diferentes canales y establecimientos de consumo en el territorio de Cundinamarca y Bogotá DC, toda vez que para atender este mercado se han realizado inversiones en mercadeo alrededor de $8.000.000.000, sin contar con las que corresponden a la ampliación de capacidades y modernización de nuestra planta de producción.

De otra parte, la lucha de muchos años contra la ilegalidad en los licores en esta región del país también sufriría un importante golpe, ya que podría aumentar la adulteración y contrabando, poniendo en riesgo la salud de la población y afectando las finanzas del Departamento de Cundinamarca.

La ILC se encuentra analizando todas las acciones legales a que haya lugar en contra de esta decisión que consideramos arbitraria, pues los efectos de la misma conllevan a que no pueda ser distribuido ni vendido el Aguardiente Amarillo de Manzanares 24° en el territorio de Cundinamarca, privando a nuestros clientes y consumidores de adquirir este gran producto, pues no se concibe que en pleno siglo XXI, donde priman la libre competencia y la ausencia de discriminación y restricción en el mercado, se tomen este tipo de medidas sin priorizar el beneficio para el desarrollo del territorio y de las comunidades, sino los intereses individuales y selectivos.

 

 

“Es manifiesta la apatía del sector cultural a la política, que es donde está la plata”

“Yo no entiendo por qué a los políticos les da pena decir que son políticos y a los actores culturales decir que están apoyando una tendencia política, a un candidato a una corporación llámese consejo o asamblea, a la alcaldía o a la gobernación y sacar la bandera para lograr iniciativas públicas que respalden el sector”.

Son palabras de Hernán Alberto Bedoya Cadavid, quien, con una trayectoria de 20 años en el ejercicio de la política, se la ha jugado desde su tribuna por defender el derecho fundamental y constitucional a la cultura que tienen los ciudadanos caldenses.

Dice que es manifiesta la apatía del sector cultural a la política “que es donde está la plata”, además de mucha desorganización “por la cantidad de egos, de pensamientos diferentes que nunca se encuentran, todos piden, pero no piden al unísono”. Puso de ejemplo a organizaciones como Arsis, “son muy escasas las que tratan de entablar una mesa de diálogo para unirse frente a un candidato o un proyecto”. Hay ideas, pero falta unión, reiteró.

Hernán Alberto Bedoya es un “gomoso” de la interpretación musical, también ha “cometido versos” con dos libros publicados de su bolsillo y es aficionado a la historia universal como lo atestiguan los podcasts que cada 20 días publica. A pesar de estos talentos artísticos escogió la política como opción de vida.

Como Concejal de Manizales durante dos periodos, se propuso sacar adelante la creación de la secretaría de cultura antes que la secretaría de la mujer y la secretaría del medio ambiente y no lo logró. Se regocija de que este año en el actual concejo la iniciativa prosperó. “Hoy tenemos una herramienta que comenzará a aplicarse seguramente el 1 de enero de 2024 y se llama Secretaría de Cultura que espero sea el inicio de la solución a la continuidad de los procesos culturales en Manizales y a su autonomía institucional y financiera desde el gobierno”.

Para Bedoya Cadavid es muy complejo que el sector cultural avance mientras dependa del Instituto de Cultura y Turismo “un instituto descentralizado, quiere decir auto sostenible, dependiente de los convenios interadministrativos con la alcaldía y la Feria de Manizales. Procesos de desarrollo municipal como bibliotecas, banda municipal, casas de la cultura terminan haciendo contratos en marzo, abril o mayo hasta octubre o noviembre. Obviamente se truncan”.

Actualmente Hernán Alberto es Diputado de la Asamblea de Caldas, espera repetir, con la misma bandera cultural y un ingrediente adicional: el programa de bandas estudiantiles de Caldas el cual está en su ADN pues su padre, Hernán Bedoya Serna, es el fundador, en 1977, de este emblemático proyecto ejemplo nacional, quien hasta el año 1999 conformó cerca de 39 bandas sinfónicas en los municipios, hoy se tienen cerca de 80. De estas agrupaciones han salido muchos de nuestros músicos destacados en Colombia y en el exterior.

“Desde la asamblea hemos logrado incrementar el presupuesto para las bandas con dos objetivos: Primero, mejorar la calidad. Segundo, internacionalizarlas. El programa tiene absolutamente todos los premios que existen en Colombia en todas las categorías. Ahora nos dedicamos a estructurar una estrategia para que los muchachos salgan del país, lo hicimos con plata, de 700 millones de pesos que teníamos en el 2020 pasamos a 1.400 millones hoy, lo que ha permitido tener más instrumentos, tener más lutieres, tener más talleristas, tener más bandas y decirles a los niños, hay algo que se llama una pasantía en la Banda Sinfónica Departamental donde están los mejores instrumentistas de Caldas, con la oportunidad de rotar por varios municipios y hacer parte del premio mayor de viajar el 11 de noviembre a Valencia, España en un intercambio musical con el Conservatorio Liceu de Barcelona. Esperamos, además de llevar 43 niños, que este estímulo se institucionalice cada año”.

Es tradición, anota, que el deporte y la cultura se vuelvan un cliché para los políticos en campaña. En el tema del deporte creen que se apoya con actividades electoreras como la entrega de uniformes y balones. Y en el de la cultura, el buen uso del tiempo libre a través de alguna actividad artística. “Están equivocados, reitera el diputado. Mi propósito es trabajar para que el artista, independiente de su área, viva y viva muy bien de su arte. Que no sea solo ocio y entretenimiento sino una actividad económica de la cual se lucre sin tener que pedir limosna”.

En este campo enumera varios resultados de su gestión: Primero, un proyecto que debe comenzar este año denominado Emprendimiento Cultural a través de la Secretaría de Desarrollo Económico de Caldas, dependencia que nunca se había vinculado con estos procesos, para patrocinar nuevos artistas plásticos a través de una convocatoria “y decirle, su obra es buena, pero vamos a formarlo desde el mercadeo como artista, que su firma valga independiente de la obra”. Segundo, una alianza con el programa de industrias creativas administrado por la Universidad de Caldas, mediante un recurso aprobado el año pasado para que se ejecute este año. Tercero, desde el Programa de Bandas Estudiantiles de Caldas, “le estamos diciendo a este semillero, apenas ustedes terminen tenemos un convenio con Barcelona para que vayan adonde quieran a montar un programa similar”, concluyó el diputado caldense.

Memorias trans: historias de vida que reclaman su identidad

“Yo solo tengo en mi mente cuando nuestra compañera cruzó la puerta del Banco de la República y dijo que era la primera vez que entraba, siendo un espacio público, y la recibieron con respeto y con afecto en sus estéticas, en su forma de ser, en su identidad de género”.

El 28 de junio de 2023 día del orgullo de la diversidad sexual, el Banco de la República y la Universidad de Manizales dieron voz a las historias de vida de la comunidad trans de Manizales, a través de tres podcasts cuyas protagonistas: Laura Daniela Ospina, Juliana “Tijeras” y Jorge Iván López “La diva”, representan a una comunidad de mujeres empoderadas que construyen su identidad reclamando los derechos que les da la constitución y la ley colombianas.

Memorias trans fue concebido como un espacio de encuentro para la construcción de relatos, para contarnos y escucharnos desde la diversidad y las polifonías creativas, un camino para aliviar heridas con palabras y gestos que visibilicen y sensibilicen a la sociedad frente a las potencialidades humanas de este sector de la población.

El proyecto se realizó en el Laboratorio de Creación del Centro Cultural del Banco de la República en Manizales con el apoyo de la Universidad de Manizales en la grabación de los episodios. Fue orientado por el sociólogo y activista por los derechos de la comunidad LGBTIQ y miembro de la Corporación El Faro, Carlos Buriticá.

Los nombres de las narraciones son: ¿Cómo nos han llamado a las mujeres trans? El amor en las vidas trans. Nuestras vidas y el territorio. Así explica Buriticá su contenido: “Estos podcasts pretenden desarrollar tres líneas narrativas de tres problemas que tienen que afrontar las mujeres trans día a día. Una cosa por la cual nosotros no luchamos, y es el derecho a una identidad, para ellas es una lucha diaria que se les reconozca su nombre identitario, aunque lo tengan ya legalizado. El otro gran problema para las mujeres trans es el del amor, el amor de la familia, el amor de los amigos, el amor romántico. El otro es el desafío de vivir la ciudad, un derecho humano que para las mujeres trans es muy restringido aún. Para ellas es muy difícil tomar un taxi, ir a cualquier institución porque el portero puede decidir no dejarlas entrar, además de soportar las miradas, las palabras, los comentarios”.

Ivonne Paola Mendoza, la Gerente del Área Cultural del Banco de la República de Manizales compartió la alegría de que la institución haya escogido este podcast entre todo lo que hace en sus 29 ciudades del país, como el producto estrella obsequio a la ciudadanía colombiana en el marco de la celebración del orgullo LGBTIQ. “Que el banco haya incluido estas historias de vida, estos diálogos abiertos, al lado de paisajes sonoros, al lado de la música clásica y una cantidad de contenidos, significa que nos quedó fantástico. Agradecimiento a ustedes que nos abrieron su experiencia humana para que Colombia las escuche. Estos otros espacios de la pedagogía, de la presencia, de compartir en otros escenarios, también hace parte de ese activismo de entender la diversidad”.

Carlos Buriticá concluye: “Desafortunadamente estas luchas han beneficiado más a los hombres gays, a las mujeres trans no tanto. Por eso agradezco al banco que haya abierto esta puerta. En un principio era muy escéptico porque esta ciudad es muy sorda y por más que nos demos de una ciudad cultural y de las puertas abiertas, me parece que en la práctica es lo contrario, sobre todo para estas historias de vida marginalizadas, excluidas, discriminadas. Agradezco a las chicas por lo que significa para ellas venir hasta acá, tendremos que trabajar mucho para que puedan andar por la calle tranquilas”.

Fotografías Derechos reservados Banco de la República.

Los tres podcasts están montados en la página web y en el spotify del Banco de la República. Escúchelos aquí:

https://www.banrepcultural.org/programas/laboratorio-de-creacion/iniciativas-desarrolladas-desde-el-laboratorio-de-creacion/podcast-memorias-trans

El estigma social le dice no a la cultura del Cannabis en Colombia

Colombia es el país de las contradicciones, generalmente lo que se pretende jurídicamente, no se logra a nivel social, cultural, ambiental, económico, político, entre otros; la ley va por un lado y las dinámicas sociales por otro camino. Entonces tenemos inconvenientes de aplicación de la norma porque las contradicciones en nuestra ciudadanía no permiten que exista coherencia entre lo que se debe hacer, lo que se quiere hacer y lo que finalmente se hace.

Ahora es el turno de hablar sobre la legalización de la comercialización del cannabis en Colombia, un asunto que no es nuevo, como muchos lo quieres mostrar, y que, todo lo contrario, es un asunto que debió haber sido atendido hace varias décadas antes de convertirse en un problema de salud publica en muchas regiones y de proliferación de negocios ilegales en otros.

El contexto jurídico es simple, la Constitución Política de Colombia, en su artículo 49, prohíbe la comercialización de sustancias psicoactivas (no solo la marihuana o cannabis, cualquier tipo de sustancia psicoactiva como la cocaína, heroína, sintéticas, etc.), sin embargo, el consumo, el porte y el autocultivo de hasta 20 plantas de cannabis está permitido.

Aquí es donde comienza una contradicción interesante, una contradicción que desde 1994 con la Sentencia C-221, del magistrado Carlos Gaviria Díaz, promovió la despenalización del porte de drogas como el cannabis. En esa ocasión, basados en la nueva Constitución Política de 1991 que protege derechos fundamentales como el libre desarrollo de la personalidad.

Entonces, en un marco normativo contradictorio, donde se permite el porte se permite el consumo pero se prohíbe la comercialización, es obvio que social y culturalmente también se generen contradicciones, estigmatizaciones y prevenciones sobre el asunto. De hecho, hablar sobre drogas es un tabú en la mayoría de hogares colombianos, porque, aunque muchos saben sobre la prohibición de las drogas, no tienen claro que es lo que se prohíbe.

Sumado a lo anterior llegan las clasificaciones y señalamientos al mejor estilo de Cesare Lombroso, “esos marihuaneros ladrones”, “mire ese marihuanero nos va robar”, “ese amigo suyo tiene cara de marihuanero”, “los marihuaneros de la esquina”. Que si la persona viste con ciertos atuendos ¡marihuano!, que si la persona tiene determinado timbre de voz y acento ¡marihuano!; una lista interminable de señales que según muchos ciudadanos Lombrosianos, son señales irrefutables para identificar que una persona consume cannabis y probablemente esta fuera de control con las drogas.

La marihuana se convirtió en el termino para referirse a cualquier droga que se encuentre prohibida por el estado, y la palabra “marihuanero” se convirtió en el calificativo genérico para referirse a los delincuentes, drogadictos y personas en situación de calle. Todos calificados de la misma manera, y todos con situaciones totalmente diferenciales.

De esa manera, es casi imposible que exista coherencia entre lo que se debe hacer, lo que se quiere hacer y lo que finalmente se hace. En Colombia lo que se debe hacer es: estar a la vanguardia de los pensamientos liberales de las potencias mundiales que ya recorren el camino de la legalización, promover la protección de derechos fundamentales, ganar la guerra contra las drogas, promover las libertades individuales y solucionar un problema de comercialización ilegal y salud pública.

Sin embargo, lo que se quiere hacer es: promover leyes con discurso liberal pero contenido conservador, promover la protección de derechos fundamentales pero a través de tutelas por que el congreso no legisla y el ciudadano acude es a interpretaciones y jurisprudencias; ganar la guerra contra la droga pero no con la legalización sino con los apoyos económicos internacionales y el fortalecimiento de las fuerzas armadas; promover libertades a través de paños de agua tibia como permitir el consumo pero no la compra; y solucionar el problema de la ilegalidad y la salud pública a través de la estigmatización de los consumidores.

Finalmente, lo que se hace es: que los encargados de las reformas prefieran no perder su capital electoral y no se comprometen con temas polémicos (mejor no voto, mejor me ausento); los legisladores promueven discursos liberales en campaña y conservadores durante su tiempo como congresistas; las reformas sobre la comercialización de drogas como el cannabis se vuelven una ventana para promover creencias católicas y generar miedo en la sociedad; no se termina reformando nada, continuamos con los mismos problemas, y el próximo gobierno comenzara de nuevo el mismo camino y llegará al mismo destino.

Se perdió la oportunidad nuevamente de tener el control sobre la ilegalidad, se perdió la oportunidad de generar industria sobre un producto del cual incluso podríamos ser potencia mundial abriendo mercados con otros países que ya legalizaron el uso del cannabis recreativo y medicinal.

Lo que parece que no perdemos como sociedad y culturalmente, es nuestra mojigatería, nuestras costumbres arraigadas de creernos más avanzados y desarrollados políticamente, económicamente y humanamente en comparación con otros países, solo por el hecho de sentirnos plenos en un Estado estanco, en un status quo del cual solo saldremos a las malas cuando la falta de control sobre el mundo ilegal del comercio de drogas nos acabe de consumir y tengamos que acudir, como ya nos ha sucedido en las ultimas décadas, a esas mafias, a esos dineros y a esas personas para que lamentablemente ayuden al Estado colombiano. Ya lo había manifestado el musico Bob Marley en una entrevista que brindó al Trench Town, Jamaica. “todo gobierno en la faz de la tierra hoy en día es ilegal”.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Junio de 2023

 

 

 

Se fomenta la cultura, la cultura de la corrupción. ¿Dónde encontramos la virtud?

Este año se aproximan nuevamente las elecciones territoriales, elegiremos alcaldes, gobernadores, diputados y concejales. Este proceso electoral siempre genera un tufillo de malestar; aparecen expresiones como “siempre quedan los mismos”, “ese candidato es el familiar de aquel”, “para que roben, que suba cualquier”, “es mejor tener un amigo mío robando”.

Estas frases nos recuerdan que detrás de cada proceso electoral, detrás de cada partido político, detrás de cada candidato presidencial y delante, justo al frente de la ciudadanía, vive la corrupción. La corrupción con sus propuestas, con sus hilos, la corrupción que pone a dudar, la corrupción que pone a soñar, la corrupción que llena bolsillos y deja vacíos los colegios y los hospitales. Corrupción que alimenta la cultura del dinero fácil y fomenta el uso del lenguaje del mas vivo: “depende”, “todos tienen un precio”, “tengo la necesidad”, “si no los recibo yo, otro si los coge”, “todos hacen lo mismo”, “no seré el primero, ni el ultimo”.

Por eso es importante darnos cuenta que como individuos y como sociedad, al parecer ya estamos inmersos en una cultura irremediablemente corrupta, que se desarrolla en todos los estratos y a todos los niveles sociales. No importa la cuantía del acto corrupto ni el tipo de favor corrupto. Todos hemos estado rodeados y tal vez salpicados por actuaciones que podrían ser identificados como actos de corrupción pero que naturalizamos, respaldamos e incorporamos dentro de nuestras filosofías de desarrollo de vida.

Entonces si tenemos rasgos que nos identifican como individuos corruptos, y algo peor, como sociedad corrupta:

  • la ineptitud de los partidos políticos para controlar en sus grupos la práctica de la corrupción, y la falta de vigilancia y seguimiento por parte del sistema judicial a los actores que han reincidido en prácticas corruptas.
  • funcionarios sin escrúpulos, roban y acumulan los dineros públicos para luego enviarlos de forma habilidosa a manos privadas parasitarias del Estado.
  • los medios masivos de comunicación, hegemónicos, se prestan a los intereses de las corporaciones en las que participan con acciones políticos de tradición, al ocultar, invisibilizar o silenciar otras interpretaciones que cuenten desde otro punto de vista la realidad colombiana en torno a prácticas corruptas.
  • presidentes y funcionarios estatales y no estatales se han escudado en decir que la corrupción es un mal trágico natural del ser humano que “hay que reducir a su justa medida”.

Sin embargo, ese reflejo en lo estatal, se desprende también de prácticas corruptas que han surgido desde decisiones, valores, hábitos, saberes y reflexiones éticas de los sujetos y, por tanto, son una forma de actuar racional y planificada. Y aunque existe un medio propicio para la corrupción, se puede impedir no aceptando ser parte de ello. Es decir, que es una decisión moral y ética, personal y evitable.

Así las cosas, la ciudadanía percibe de forma generalizada la decepción respecto a los gobiernos de turno, por lo cual hoy en día se exige más control en el uso de los impuestos y soluciones sobre el país que queremos y habitamos. De esta manera, se percibe un silencio por parte de las entidades de control. Y, peor aún, los delincuentes logran rebajas de penas y la justicia deja precluir la investigación.

La corruptela ha llegado a un punto alto donde una minoría se apropia de los recursos de la nación. Superar los esquemas actuales requiere erigir un cambio institucional, social, cultural, educativo y político que permita una construcción de Estado más responsable y consciente de los problemas actuales que requieren la aplicación de sanciones y castigos para quienes roban los recursos del Estado.

Estamos ante una democracia rutinaria fallida, donde la sociedad no se ve representada y más bien una mayor parte se encuentra excluida y marginada en sus derechos civiles, políticos y culturales. Por esta razón se debe luchar desde una posición alternativa contra el problema de la corrupción y por eso es necesario educar para tener conciencia sobre este fenómeno ya que:

  • se ha contribuido a silenciar, ocultar o tergiversar la profundidad del hurto al erario que se traduce en decenas de billones de pesos.
  • influye en la opinión pública a través de noticias del terror, que canalizan el miedo permanente y el malestar social hacia un enemigo o hacia los llamados sujetos indeseables como los jóvenes pandilleros, los gremios y sindicatos, etc.
  • por ser apáticos a la política y a nuestro entorno gubernamental es que sucede con mayor vehemencia este tipo de acciones corruptas.

En este sentido, hay un crecimiento de la apatía frente a lo que sucede en el mundo de la política: muchos están construyendo su cotidianidad con el sentido del presente y muchos no quieren saber qué va a pasar con su futuro inmediato ni desean votar en las elecciones, y tienen el temor en sus mentes de que en cualquier momento el país va a explotar.

Más que pedir un cambio en las reformas y las leyes, que es lo que han venido haciendo los diferentes gobiernos, los ciudadanos deberían demandar su real aplicabilidad para que esas leyes no queden en letra muerta. La verdad es que el problema nos incumbe a todos, porque es inmenso el daño que causa este timo continuo: propicia el atraso del país, afecta el desarrollo económico, deja a su paso cordones de miseria, aislamiento y desnutrición, alimenta las desigualdades en el acceso a la justicia y genera pobreza, desocupación y analfabetismo.

Finalmente, esta cultura de la corrupción debe empezar a modificarse desde la raíz social, desde el núcleo de la sociedad colombiana, es decir, desde la familia, y desde procesos de construcción colectiva de sociedad. Solo así, dejaremos de estar esperando gobernantes redentores, leyes mágicas, funcionarios santificados; sino que, comprenderemos que cuando hay una conciencia de sembrar en colectivo para cosechar en colectivo, dejamos de tener tanta adoración al esfuerzo individual de unos pocos.

Como pequeños actos de transformación de sociedad para ir convirtiéndonos de una cultura de la corrupción a una cultura de la virtud; debemos fomentar la erradicación total de expresiones que son herramientas de formación y educación como: “todo rico es torcido”, “el honesto siempre es pobre”, “el poder es para poder”, “pídale, que él le da”, “el vivo vive del bobo”, “chupe por bobo”, “póngale malicia indígena”, “como voy yo”, “atiéndame por un ladito”, “si no me acuerdo, no pasó”, si no me vieron, no vale”, “lo que se encuentra, no es de nadie”, “la ley es para los de ruana”, “hecha le ley, hecha la trampa”, “si no está prohibido, está permitido”, “el que se equivoca pierde”, “gaste tranquilo, ellos pagan”, “sáquele plata y despáchelo”…por los siglos de los siglos.

* Músico, compositor, abogado y docente universitario. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Mayo 2023.

 

 

“¡De malas!”

Casting

Henry David Thoreau, en el libro “La desobediencia civil”, publicado en 1849, plantea su tesis acerca, precisamente, de la desobediencia civil. Este autor aplicó en su vida los principios que exponía, como por ejemplo negarse a pagar impuestos, lo cual le acarreó prisión. Su actitud frente al Estado consistió en negarse a colaborar con un régimen que justificada la esclavitud y emprendía guerras sin razón, en ese momento la de Estados Unidos contra México.

La resistencia de Thoreau a la autoridad del Estado tuvo repercusiones mundiales e influenció directamente, desde la No Violencia, a personajes como Gandhi en la liberación de la India y la campaña de Martin Luther King por los derechos civiles, en Estados Unidos. Hoy en día es la inspiración de movimientos sociales como la objeción de conciencia, contra el militarismo, las violencias y los abusos de la autoridad.

En definitiva, es la lucha por la libertad desde el respeto y la No Violencia. Por eso quiero referirme a tres situaciones que han ocurrido recientemente con actitudes de mujeres colombianas, y que repercuten a nivel nacional e internacional.

La primera tiene que ver con Francia Márquez, nuestra Vicepresidenta, a quien se critica desde todos los ángulos de la intolerancia por ser negra, pobre y mujer. Los sectores oscuros de la sociedad la han emprendido contra ella cada vez que actúa, ejemplo, el viaje a África; como decimos coloquialmente, “se la tienen montada”. No hay discusiones de fondo en los asuntos que tienen que ver con su importante trabajo como vicepresidenta, solo noticias faranduleras y amarillistas.

Frente a tantos ataques maledicentes e injustificados, la Vicepresidenta ha respondido con frases que son del lenguaje popular de resistencia, de la gente del común, que también es una manera de enfrentar la autoridad y el poder soterrado de quienes no desean los cambios: “¡de malas!”. Esta frase contundente surge desde lo más profundo del pueblo, porque es un lenguaje “vulgar”, del vulgo, de la base, de las masas, de esas que ahora pueden tener voz y representación en una mujer salida de los estratos más humildes.

La otra mujer a la que “se la tienen montada”, es la ministra Irene Vélez, por su utilización de tennis en los actos protocolarios, por ejemplo, la reciente visita oficial a España. Muchos medios dedicaron las notas periodísticas a criticar el hecho de que la ministra no respetara el protocolo, a lo cual ella respondió de una manera que expresa la forma como asume su trabajo y su vida: “se trata de ser libres”, porque con este acto simbólico, desea reflejar que por encima de los acartonamientos y las imposiciones institucionales, está la libertad.

Por último, menciono a Verónica Alcocer, esposa del presidente Gustavo Petro, quien bailó mapalé en las calles de Madrid, y, ¡claro!, los medios enfocaron su atención en este “mal comportamiento” de una primera dama y también “se la montaron”. Ella respondió que se trataba de demostrar sin vergüenza las hermosas tradiciones populares de Colombia. Porque nuestra identidad es resistencia, es empoderamiento, son nuestras raíces de las cuales debemos sentirnos orgullosos.

Estos simples hechos, reflejan la lucha que persiste entre el control y el autoritarismo frente a la resistencia, una resistencia que se manifiesta hoy en día, afortunadamente, desde lo simbólico, lo cultural, lo popular, la No Violencia creativa. Por eso, cuando se nos pretenda imponer reglas y normas que violen los derechos y la libertad, ejerzamos el humano y sagrado deber a la “desobediencia civil”, porque no es que las cosas por legales sean justas… y a quienes pretendan continuar imponiendo la mentira, el odio y la violencia contra la libertad, entonemos al unísono con Francia Márquez: “¡de malas… que se jodan!”

Mahatma Gandhi (dibujo de TiN).

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

 

 

 

 

Una escuela para todos y para todas

Es fundamental reconocer las múltiples capacidades e intereses, lenguajes, las historias, contextos, conocer de cerca a la comunidad y a cada individuo en los escenarios escolares desde sus particularidades.

Desde hace más de una década los gobiernos del país han hablado de políticas para el cambio en la educación, orientadas a avanzar hacia una educación para todos y todas, incluyendo las poblaciones que históricamente han sido más vulneradas en el país.

En un inicio se hacía énfasis particularmente en las personas en situación de discapacidad, y con el paso de los años la mirada se ha ido transformando hacia la posibilidad de entender la diversidad propia de lo humano en todo sentido, haciendo particular énfasis en aspectos relacionados con géneros, lenguas, capacidades, pertenencia étnica, nacionalidad, entre otros.

Pero, ¿Qué tan preparados están los profesores de Colombia para reconocer y valorar la diversidad en sus aulas?

Para responder a este interrogante buscamos a la profesora e investigadora Paula Andrea Restrepo García, directora de la Maestría en Educación desde la Diversidad de la Universidad de Manizales, doctora en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, quien asegura que, hasta el momento, el mayor paso dado por las escuelas ha sido la ampliación de cobertura, permitiendo el acceso de muchos estudiantes que antes se encontraban por fuera o al margen del sistema educativo formal.

“Si bien este es un paso necesario, no es suficiente para garantizar procesos educativos y especialmente formativos en todos y cada uno de los miembros de esa comunidad”, explica la académica en un artículo de investigación doctoral titulado: Investigar las experiencias en lo escolar: voces y cuerpos que desde la diversidad interpelan la educación contemporánea, publicado en la Revista Plumilla Educativa.

Este hallazgo podría ser una generalidad nacional, porque como lo explica Restrepo García, la educación más que instrucción es encuentro, es relación, es posibilidad de “irnos haciendo” en escenarios de reconocimiento y diferenciación continua, conociéndome en interacciones con otros y otras siempre necesariamente y radicalmente diferentes.

“Por esta razón, las escuelas centradas en los sujetos requieren superar la obsesión programática y temática de tiempo-espacios homogéneos y homogeneizantes, para concentrar sus esfuerzos en procesos de formación que, a través de múltiples ´darse cuenta´ posibiliten a cada cual ser y hacer por sí mismo, sin forzarlo a ajustarse al ideal abstracto y universal de ´sujeto estudiante´”, dice la investigadora.

En este sentido, reconocer las múltiples capacidades e intereses, las maneras, lenguajes, las historias y los contextos, conocer de cerca a la comunidad y a cada individuo en los escenarios escolares desde sus particularidades podría significar un avance importante para construir educaciones diferentes, más cercanas a lo que como seres humanos somos.

“Es posible que acercarnos a las experiencias de lo escolar nos permita ser conscientes de las prácticas de violencia que ejercemos sobre muchos otros en ese escenario a través de palabras que etiquetan, de miradas que marcan y segregan, de contactos que inmovilizan y atemorizan”, añade.

Finalmente, la experta explica que una escuela para todos y todas se sustenta en un concepto de sujeto que se comprende desde su diversidad, en la cual, si bien reconoce la igualdad como principio social, se resalta de forma determinante la particularidad, la singularidad, como exigencia ética a una institucionalidad como la escuela, que debe dar respuesta a una pluralidad de sujetos diferentes a quienes debe proporcionar escenarios y tiempos de aprendizaje, para lo cual los maestros también requieren de acompañamiento y formación.

Estas reflexiones de la directora de la Maestría en Educación desde la Diversidad de la Universidad de Manizales pueden leerse de manera más amplia en su artículo denominado: Investigar las experiencias en lo escolar: voces y cuerpos que desde la diversidad interpelan la educación contemporánea o en su libro: La educación inclusiva desde los gestos menores. Escenas escolares.

Formación

A propósito de esta temática, la Secretaría de Educación de Bogotá presentó el programa “Profes a la U: docentes que nunca dejan de aprender”, los maestros del Distrito podrán cursar posgrados con una financiación hasta del 80% del valor de la matrícula.

En este sentido, la Universidad de Manizales participa con siguientes programas: Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, acreditado en alta calidad, Maestría en Educación, Maestría en Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, acreditada en alta calidad, Maestría en Educación y Desarrollo Humano, acreditada en alta calidad, y Maestría en Educación desde la Diversidad, acreditada de alta calidad.

Esta posibilidad otorga 1.500 cupos a igual número de maestros de Bogotá, con una inversión de 25 mil millones de pesos, con los que se financiará el 70 % del valor de la matrícula de los programas de especialización, el 75 % de maestrías y el 80 % de doctorados.

Para conocer más de la convocatoria ingrese aquí o comuníquese a las líneas de 3113734145 – 3117734152 – 3206949566 o al teléfono 606 8879680 ext 1111-1301-1300

La Maestría en Educación desde la Diversidad de la Universidad deManizales modalidad distancia se encuentra en Bogotá, Pasto, Popayán y Manizales.