El Turno para La Cultura: Ahora es en Serio

Aún conservo el volante que varios jóvenes me entregaron una mañana de domingo del mes de octubre del presente año, mientras realizaba mi acostumbrada caminata en la Ciclovía de la Avenida Santander de nuestra ciudad.

Al leer el volante me llamó la atención la carta manuscrita firmada por el entonces candidato a la Alcaldía de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, en la que en un lenguaje sencillo y lleno de entusiasmo, motivaba a la ciudadanía a apoyar sus propuestas inspiradas en el ímpetu, creatividad y rebeldía juveniles para el avance y desarrollo de la ciudad. Obviamente, se vivían por esos días el furor publicitario y el ambiente de deliberación democrática en los diversos escenarios propios de una Campaña Política y que consecuentemente, también permitían enterarme a fondo de las propuestas de los demás candidatos a la Alcaldía y Concejo de Manizales.

Al transcurrir varios días de la corta y agitada campaña de las elecciones regionales, se fueron contrastando los otros planteamientos, hasta  llegar a la conclusión de que había una sólida y pertinente propuesta de ciudad reunida en el programa presentado por Jorge Eduardo Rojas denominado: LAS 111 PROPUESTAS PARA UN GOBIERNO EN SERIO, y en el cual se destacaba el ímpetu de la juventud para avanzar y, claro como Artistas y Actores Culturales de la ciudad, los puntos planteados reflejaban viejas aspiraciones para el desarrollo del sector cultural.

Por su parte, en las tertulias y conversatorios que veníamos realizando un nutrido grupo de  artistas y actores culturales, en una perspectiva intergeneracional con el actual Concejal  John Alexander  Rodríguez López, resaltábamos la necesidad de que en la próxima Alcaldía, el sector del Arte y la Cultura fuera asumido realmente como una política pública  trascendental para el desarrollo con  perspectiva de integralidad y transversalidad a todos los aspectos de la vida y desarrollo de ciudad, principios manifiestos en normatividades de la Unesco, la Constitución Política Colombiana de 1991, la Ley General de Cultura,  planes nacional y territoriales de desarrollo y la actual Política Pública de Cultura de Manizales formulada hasta el año 2030, que, dicho sea de paso en sus Doce líneas de Acción, resalta la Participación de los actores culturales y artísticos y su organización como Sector en la vida Institucional Territorial a la par de otros sectores fundamentales como el de infraestructuras, salud, educación, seguridad y demás campos del acontecer e intervención de las esferas de un Gobierno serio y comprometido.

De tiempo atrás hemos considerado en John Alexander Rodríguez López una interlocución muy válida, gracias a su liderazgo y conocimiento en el campo cultural y de las expresiones artísticas. Por tanto, dados su compromiso y persistencia como concejal ponente, fue que se pudo llevar ante el Concejo Municipal de Manizales el proceso de discusión, formulación y aprobación de lo que es hoy una realidad: El Acuerdo Número 1132 de diciembre 19 de 2022, mediante el cual, en su artículo 1° , se creó la Secretaría Municipal de Cultura y Civismo , adscrita al Despacho del Alcalde y también se creó una unidad de Convivencia Ciudadana, adscrita a la Secretaría de Gobierno.

Constituye un hecho trascendental para el desarrollo cultural la creación de esta instancia,  pues la Secretaría de Cultura y Civismo de Manizales, con sus tres unidades Cultura, Civilidad y Patrimonio, podrá sistemáticamente consolidar la política pública sectorial, lo cual requerirá además que el nombramiento del Secretario de Cultura, como seguramente lo dispondrá el Alcalde electo Jorge Eduardo Rojas, estará en manos de una persona con el perfil requerido, idoneidad, trayectoria y reconocimiento suficiente para llevar a buen puerto los propósitos de su Gobierno en cuanto a procesos Culturales se refiere.

Precisamente, desde el principio de la campaña Jorge Eduardo Rojas se mostró decidido a implementar y poner en funcionamiento la Secretaría Municipal de Cultura y Civismo de Manizales; y es así como en acto público suscribió junto a candidatos al Concejo de Manizales y otros actores ciudadanos afines a sus propuestas, los compromisos con el sector.

Es por ello que acompañamos decididamente durante la Campaña a la Alcaldía a Jorge Eduardo Rojas, primero por sus cualidades humanas, coherencia y rectitud en lo público y además por cuanto en su programa, ahora sí la Cultura y las Artes fueron abordadas en serio para la construcción de ciudad con las fortalezas que requieren los retos de nuestros tiempos.

Quiero destacar en el Alcalde electo, sus sensibilidades edificantes que desde el arte y la cultura conllevan al respeto por los valores elevados del humanismo, la convivencia, la dignidad humana con calidad y oportunidades. Y esto es precisamente lo que la ciudadanía apoyó mayoritariamente eligiéndolo por segunda vez, pues en su programa logró interpretar el anhelo ciudadano por un gobierno en serio que construya y haga avanzar nuestra querida Manizales del Alma, preservando valores que la sigan identificando en el plano nacional e internacional como una ciudad con calidad de vida, seguridad, cultura de paz y convivencia, incluyente y dialogante con el mundo y sus retos.

Hoy, como artistas y actores culturales ratificamos nuestro apoyo y compromiso con estas propuestas de ciudad del Alcalde electo quien iniciará su mandato el próximo 1 de enero de 2024.

Estamos seguros que su Gobierno traerá buen futuro, acompasado por el respeto a la memoria e historia de nuestra querida ciudad para que sigamos inspirando diálogos ciudadanos entre lo que es bello y correcto para la vida de todos y en todos los escenarios, el saber darnos la alegría de vivir la ética, la honestidad, la transparencia y el goce estético en armonía personal con los demás y con el mundo circundante y eso es la Cultura.

* Actor, dramaturgo, director de Teatro, Gestor Cultural, Mg. en Educación, Área de Cultura.

Manizales, noviembre 27 de 2023.

 

 

 

“Misión Talentos”: un talento con futuro

“Misión Talentos: un talento con futuro”, una iniciativa que desarrollan la Universidad de Manizales y la Alcaldía Municipal.

Esta alianza, que se materializó a través de un convenio de asociación con la Secretaría de Educación, como parte de la proyección social de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, tiene como propósito fortalecer las múltiples potencialidades de los 120 estudiantes con talentos y capacidades excepcionales caracterizados en los colegios públicos de la ciudad.

Por esta razón, durante este año se implementó un programa de enriquecimiento psicopedagógico para trabajar habilidades metacognitivas, con estrategias de acompañamiento basadas en experiencias pedagógicas, culturales y artísticas que permitieron desarrollar las destrezas de los estudiantes partiendo de sus diversas formas de aprender, percibir y relacionarse con el medio.

También se acompañó a las instituciones educativas con la ruta de atención e implementación de mecanismos de reconocimiento y sistematización a través de portafolios del talento, teniendo en cuenta los estilos cognitivos y de aprendizaje, el desarrollo psico-afectivo, intereses y motivaciones, y la preparación de los docentes, promoviendo prácticas que ofrezcan una respuesta acorde a las necesidades de cada uno de los estudiantes.

Durante el cierre del programa el 28 de noviembre, en una feria, se dieron a conocer los semilleros culturales, deportivos y artísticos, así como los productos que realizaron, entre los que se destacan algunos emprendimientos, pódcast y proyectos tecnológicos.

Cinco caldenses en libro de liderazgo empresarial

 La serie se publicará en Quehacer Cultural

Dos dirigentes cafeteros a nivel nacional: Hernán Uribe Arango y Mario Gómez Estrada; un industrial que formó parte del ya legendario grupo de Los Azucenos: Eduardo Arango Restrepo; un banquero: Mario Calderón Rivera, y el vocero de una gran empresa nacida en Pensilvania: Ramiro Escobar.

Estos son los cinco empresarios que representan a Caldas, y que cimentaron la cultura empresarial del departamento,  en el libro “Liderazgo Empresarial en Colombia”, recién publicado en Amazon, donde se ofrecen, por internet, sus ediciones impresa y digital.

El autor de la obra, Jorge Emilio Sierra Montoya, cedió a Quehacer Cultural, en forma exclusiva, la reproducción de las semblanzas que allí aparecen de dichos personajes, cuyos testimonios personales y empresariales tienen ahora un gran valor histórico para Manizales, Caldas y el país.

Publicamos, a continuación, el texto de la presentación en Amazon.

Presentación

Éste es un libro de historia empresarial. Con historias de empresarios, sí, e incluso de sus propias vidas (a modo de pequeñas biografías), pero también de sus empresas, las cuales ya ocupan un lugar privilegiado en la historia de Colombia, de nuestras regiones y ciudades, cuando no de nosotros mismos, sea como simples consumidores de sus bienes y servicios.

También es, claro está, un libro de liderazgo, de liderazgo empresarial, ejercido por un grupo selecto de personas que llegaron a las más altas posiciones de sus compañías, en muchos casos por ser sus propietarios o socios, habiéndolas acaso heredado de sus padres y hasta abuelos, en el marco de aquella tradición familiar que es bastante común a escala mundial, según lo confirman múltiples estudios.

La obra es, asimismo, cabal expresión del llamado Empresarismo, según el cual son las empresas (sean públicas, privadas, de familias, grupos y organizaciones gremiales) el gran motor de la economía a lo largo y ancho del planeta, sobre todo en el capitalismo, donde la libre empresa se desarrolla, como lo dice su nombre, con libertad, pilar fundamental del sistema democrático a nivel político.

Es una muestra amplia, sin duda, de nuestro mundo empresarial. Y significativa, en grado sumo. Fruto, ante todo, del esfuerzo infatigable de su autor, Jorge Emilio Sierra Montoya (Pereira, 1955), durante casi veinte años, desde la dirección de “La República” -Primer diario económico, empresarial y financiero de Colombia- en cuatro de sus libros anteriores, a saber:

  • “Protagonistas de la Economía Colombiana” (1997)
  • “Líderes Empresariales” (2002)
  • “50 Protagonistas de la Economía Colombiana” (2004)
  • “Líderes Empresariales de Caribe” (2014)

Allí nació este nuevo tomo de las Obras Escogidas de Sierra Montoya en Amazon para su distribución mundial, pues servirá de ejemplo en los distintos países, naturalmente en el mundo libre y, de manera especial, en América Latina.

Diez ciudades

Por último, cabe destacar que la obra reúne, al decir del subtítulo, “a empresas y empresarios que han dejado huella”, entre quienes figuran representantes de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Manizales, Pereira, Bucaramanga y Neiva, así como varios líderes gremiales.

* Escritor y periodista.

 

«Tomamos los aspectos más absurdos de la narrativa y buscamos el lado más humano», el método de la Companhia do Chapitô

Hace casi un mes se presentó acá en Manizales, en el auditorio de la Universidad Nacional de Colombia, la compañía de teatro Companhia do Chapitô de Portugal con una versión cómica de Antígona. Este montaje me hizo pensar inmediatamente en el drama satírico con el que los trágicos de la Grecia clásica concluían su trilogía de tragedias con las que participaban en sus competencias teatrales.

Algún espectador conservador y distraído podría entrar a ver el montaje de Antígona realizado por la Companhia do Chapitô y juzgarla como vulgar, irrespetuosa y de mal gusto, un comentario válido desde el punto de vista de quien entra a la sala esperando el rigor académico de un clasicista y la gravedad y solemnidad que inspiran la lectura universitaria de los clásicos griegos.

Este montaje cocreado por su elenco: Pedro Diogo, Susana Nunes y Tiago Viegas, de forma escandalosa torna del revés la tragedia de Antígona, con el rigor de un taxidermista o de un forense, esta terna actoral extrae las vísceras y despedaza la tragedia de Sófocles mientras exhibe al público una sonrisa de placer contagiosa, germen de la risa.

Atrevida e irreverente, esta versión de Antígona nos cuenta la fábula mediante una economía impresionante. El escenario es un cuadrado blanco y el vestuario camisones color marrón claro y botas. Hay una ausencia completa de ambientación escenográfica que nos ubique en algún contexto y la utilería es al tiempo anacrónica e inverosímil como vemos en los martillos de carpintero con los que luchan Eteocles y Polinices, en las cenizas de Eteocles almacenadas en un termo metálico y el cuerpo de Polinices devorado por unas aves carroñeras que se toman la molestia de llevar un tenedor al banquete. Una serie de decisiones geniales.

Una vez logramos superar estas dificultades para entrar en la narración nos encontramos con lo prodigioso: cuando en ese contrato implícito entre artista y obra aceptamos todas esas cláusulas de inverosimilitud que la compañía espera que aceptemos, de manera que Tiago y Pedro en medio de la escena pueden cambiar de lugar, haciendo ambos del cadáver de Polinices según el personaje que se necesite en la escena y cuando entendemos que el mal olor que despiden los cadáveres es un gesto con las manos y empezamos a ver el mundo narrativo en cada convención y cada gesto.

Primero establecemos un pacto fuerte, una complicidad narrativa con la compañía y luego la obra lucha por robarnos la ilusión que esta misma ha creado mediante su autorreferencialidad. El ejemplo más destacado es, quizás, la línea de diálogo de Ismene: «Antígona, ¿alguna vez escuchaste de una tragedia con mi nombre?» y también es digna de mención esa alquimia teatral que transforma las piedras de mármol en la mano de Creonte por «pelotas de ping-pong». Solo a través de la risa logramos conciliar este absurdo; después de nuestro esfuerzo para aceptar estos códigos, una vez estamos cómodos con ellos, la Companhia do Chapitô lucha por correr la alfombra bajo nuestros pies.

En esta versión de Antígona que exhibe con orgullo las costuras resulta fascinante que ese cuadrado blanco en el centro del escenario que indica el espacio diegético se expande hasta ser uno con el auditorio. Mágicamente, en los últimos minutos somos también griegos con nuestros trajes también anacrónicos y hacemos parte también de la escena.

Esta serie de decisiones estéticas a medio camino entre el juego inocente y el ejercicio intelectual, el principio del teatro asociado a la idea infantil de «hacer como si…» que choca con las ideas de lenguaje, convención y contrato, nos hacen sentir que la propia puesta en escena hace chocar a las dos fuerzas que, trenzadas en conflicto, tejen la obra: la naturaleza y la civitas, la ley de los dioses y la ley del Estado.

Y para mayor sorpresa, y con gran regocijo, contemplamos que en ningún momento este trío nos comunica arrogancia o superioridad intelectual. Por el contrario, esa frescura y esa sencillez que transmiten en todo momento hacen entrañable a toda la estirpe maldita de Layo e incluso este Creonte tan terrible logra que amemos odiarlo.

En diálogo con Tiago, Susana y Pedro, el elenco completo de Antígona, nos comentaron algunas de sus ideas tras esta alegre profanación.

 ¿De dónde viene la idea de poner del revés las tragedias clásicas que lleva haciendo la compañía?

Susana: El trabajo de la Companhia do Chapitô es muy desprovisto de parafernalia: trabajamos con el cuerpo, con la voz, con el ritmo. Tomamos los aspectos más absurdos de la narrativa y buscamos el lado más humano. Queremos desmitificar personajes, bajarlos del altar y ponerlos en situaciones cotidianas para ver su parte cómica y ridícula. Así acercamos los clásicos a la gente. Queremos que todos los públicos y todas las edades se acerquen a estas narraciones tradicionales sin simplificarlas. Son muy buenas obras y se mantienen actuales, por eso se siguen montando después de siglos.

Tiago: Los clásicos, específicamente los griegos, tienen una riqueza visual muy grande. La violencia, los crímenes, la guerra y la sangre te permiten contar desde la imagen y poder expresar y explicar mucho con el cuerpo.

Pedro: Además en casi todas las tragedias, por ejemplo en la Antígona de Sófocles hay momentos claros de humor. Los guardias, por ejemplo, son personajes cómicos y eso nos simplifica el trabajo.

¿Cómo es el proceso creativo del montaje?

Susana: Este es un trabajo colectivo que surge de las improvisaciones. Hacemos una lectura del texto, lo estudiamos y buscamos otros referentes. Empezamos a trabajar desde el vacío. A contar la historia desde nuestro punto de vista. Mantenemos a propósito algunas partes del texto original, pero también contribuimos con nuestra improvisación.

Pedro: Antígona no es una obra fácil. Habla del derecho natural y del derecho del Estado, y eso es muy complicado. Empezamos estudiando y conociendo muy bien la historia y después nos preguntamos cómo contarla de forma que la gente pueda entenderla.

¿Cómo generan la distancia que permite que la tragedia se vuelva cómica?

Tiago: Al final no se trata de caernos de una banca, pero sí se puede caer de una banca para contar. La situación embarazosa de alguien puede ser cómica para otro, es según el punto de vista. Tratamos de que la comedia sea una forma de contar la tragedia. Es tragedia más tiempo.

Susana: Cuando estás verdaderamente aterrorizado con algo o sufriendo mucho por algo tu mente busca un pensamiento convencional, algo que te aleje de eso que te aterroriza, una salida para que puedas seguir funcionando mientras estás en una situación insoportable. Cuando los hermanos de Antígona se matan en la guerra y ella no puede hacer nada por ellos, eso es sumamente trágico, es terrible. Alguien diría «Susana, es comedia, no sufras tanto, no lo hagas con tanto dramatismo», pero yo creo que no. Hay una búsqueda de una verdad en ese dolor de Antígona, pero luego aparecen los problemas: ella no puede ni hablar por toda la sangre que tiene encima e intenta caminar pero resbala por toda la sangre que hay en el suelo y esto crea una distancia con lo terrible de la situación. No le quitamos su fuerza, pero creamos distancia.

Pedro: Chaplin para mostrar el hambre de uno de sus personajes lo hace comer su bota y eso es cómico, pero no tiene nada de cómico alguien que no tenga nada que comer. Nuestra búsqueda es la misma. Usamos el humor para traer el público a la escena.

La figura de Antígona se ha tomado en Colombia, en medio de nuestra historia de violencia, como el símbolo de la mujer buscadora, aquella que quiere enterrar el cuerpo de sus seres queridos. ¿Ocurre algo semejante en Portugal? ¿Cómo dialoga la obra y el personaje con el público colombiano?

Tiago: En Portugal hemos tenido dictadura y presos políticos, pero no como en Colombia. La figura de Antígona es la de una mujer que se va a sublevar frente a su tío, frente a su manera de ver la política, es un manifiesto contra el Estado y contra la ley, personifica la voluntad de sepultar al hermano contra la prohibición.

Susana: A veces nos preguntamos eso y miramos nuestra historia frente a los españoles, por ejemplo. El sufrimiento en Portugal ha sido más velado. Tuvimos una dictadura y ha habido mucha miseria y hambre, pero no tuvimos guerra civil ni luchamos contra el ejército de Napoleón. La gente se acerca a estas historias de una forma muy personal, acá la cultura popular está muy cerca de estas figuras. En Portugal vas a encontrarte en los pueblos con cuentos o pequeñas historias que son adaptaciones de lo clásico pero con otros matices, no pasa allá lo mismo que acá con Antígona.

Yo creo que hay una urgencia muy grande de ver la historia de vosotros acá, de esta legitimación de la violencia por parte de los gobiernos y las autoridades y de cómo la gente va contra eso. Dicen «hay algo que va más allá de esto, hay una moral, hay una ética: el respeto y el amor de los unos por los otros». Y el respeto por la humanidad es mayor. Por eso yo creo que Antígona sigue fuertísima y sigue teniendo un carácter global.

Pedro: Nos encanta la energía del público colombiano. Hay algunos chistes para la gente que conoce la historia y vemos que acá la gente sabe de lo que estamos hablando. Antígona ya la presentamos en Bogotá y la gente estuvo muy pegada con la obra. El público nos comunica mucho también.

* Escritor. Realizador de cine.

Fotografías Lina Castaño.

El cine es capaz de hacer filosofía

El libro ‘Poéticas cinematográficas, filosofía en imágenes: Pasolini, Angelopoulus y Ruiz’, del profesor Carlos Fernando Alvarado Duque de la Universidad de Manizales fue presentado en México, por la editorial Gedisa.

En la obra de 216 páginas se intenta mostrar cómo el cine es capaz de hacer filosofía a través del séptimo arte. El autor responde a la pregunta por la existencia de un cine filosófico, primero, a través del lenguaje como de las imágenes en movimiento a partir de la obra de tres filósofos: Giles Deleuze, Jacques Ranciére y Alan Badiou y, segundo, mediante el análisis de las películas de tres directores: Pier Paolo Pasolini, Theo Angelopoules y Raúl Ruiz.

“Tuve la fortuna de que aceptaran la obra en Gedisa, México, con la colaboración de la Universidad Anáhuac, les gustó, pasó un proceso de evaluación y fue publicado”, explicó Alvarado Duque.

Carlos Fernando Alvarado Duque es profesor titular en la Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Manizales y líder del Grupo de Investigaciones de la Comunicación de la misma institución. Es doctor y magíster en filosofía, especialista en estética, comunicador social y periodista y filósofo.

Entre sus libros publicados se encuentran: Laberintos cinematográficos. Estética de cine de autor, Universidad de Canizalez (2010); Diferencia (s): adiós a la metafísica en los umbrales del cine, Editorial Epi-Logos (2011); Hermenéutica y cine. Los tres rostros de Hermes, las tres máscaras del Cinema, Universidad de Manizales (2012); Pantallas simuladas. Las potencias filográficas del cine, Shangrila Ediciones (2017); Filosofía y cine. De Friedich Nietzsche a Davis Lynch, Editorial Teseo (2018); Re-figurar el cine. Retóricas en la historia del séptimo arte, Editorial Aula de Humanidades (2019); Estética (s) del cine. Sabotajes de un falso arte, Editorial Aula de Humanidades (2021).

 

Un camino que se construye con las escrituras silenciadas de las mujeres del Gran Caldas

Con la entrega de certificados culminó el primer ciclo de Mujeres Escritoras Centenarias del Gran Caldas organizado por el Centro Cultural del Banco de la República de Manizales, con motivo de los 100 años de la institución, bajo la curaduría de la escritora y periodista Adriana Villegas Botero y el apoyo de la Universidad de Manizales y La Patria.

Ivonne Mendoza, Gerente del centro cultural en Manizales dijo durante el acto: “Cuando nos sentamos con Adriana a organizar este maravilloso ciclo no pensamos que tantas cosas fueran a suceder. Lo lindo del arte y la cultura quizás es eso, que nos sorprende. Nosotros sí pensamos hacer un ciclo con invitación a 10 reconocidos investigadores o escritores y convocar a algunos colegios, pensamos en unos pendones, pero quien pone la plata, nos imaginamos un proyecto, pero este proyecto es de quienes creemos en la energía, en el espíritu, es como si estas mujeres estuvieran todo el tiempo aquí, presentes, diciéndonos gracias por leernos, gracias escucharnos después de 100, 120 años, 80, 90”.

Académicos, escritores e investigadores hablaron sobre la vida y la obra de 10 mujeres escritoras nacidas en el Gran Caldas a finales del siglo XIX y principios el XX.

Mendoza se refirió a un episodio extraordinario ocurrido durante el trascurso del ciclo: “Para nosotras que Maruja Vieira, quien nació en 1922, haya muerto después del homenaje que le hicimos con las niñas y que sus últimas palabras públicas en video fueran para unas niñas de su Manizales del alma, es totalmente conmovedor, es muy significativo para este proyecto, proyecto que tiene una magia especial y que continuará el año entrante con otras 10 mujeres escritoras del gran Caldas”.

Por su parte, Adriana Villegas Botero hizo alusión a la época que le correspondió vivir a estas mujeres precursoras del arte de la escritura en la región caldense. “A nuestra generación le han tocado muchos cambios tecnológicos, aparentemente con más facilidades porque hay internet, celulares, computadores, etc. pero me parece que le tocó mayor cambio tecnológico, mayor revolución a estas mujeres de hace un siglo. A las primeras de este ciclo, por ejemplo, les llegó la energía eléctrica y con ella las neveras y las posibilidades de cocinar distinto, les tocó la llegada del automóvil, a las primeras mujeres de quienes hablamos les tocó escribir a mano y a las últimas escribir a máquina. Creo que vivieron una profunda revolución, vivieron un mundo nuevo que es el contexto en el que estas mujeres nacen, crecen y escriben. Muchas de ellas son escritoras sin libro, las que tienen libro son la excepción, es mostrar lo difícil que fue para ellas llegar al libro y la importancia del libro como símbolo de graduación del escritor. Todavía hoy, un siglo después, se valora más o menos a quienes escriben y publican o no publican libros”.

Tanto para Mendoza como para Villegas, Mujeres Escritoras Centenarias de Caldas es uno de los proyectos más completos, ya que tiene todo para un proyecto cultural pues se realiza alrededor de un diálogo institucional con las personas conocedoras del tema.

“En primer lugar, afirmó Ivonne Mendoza, tuvimos la fortuna de encontrarnos con Adriana Villegas, unir nuestros intereses y decir aquí hay una cosa poderosa que no hemos hecho, un camino por construir con las escrituras silenciadas de las mujeres. La mayoría necesitan un lugar en la historia de la literatura no solo de Caldas sino del país, es una deuda que tenemos con ellas y Caldas es pionero en colocarlas en un lugar muy merecido. Segundo, es un proyecto que no es en el corto plazo pues se compone de tres fases: corto plazo, mediano plazo y largo plazo.  Este año 2023 adelantamos el corto, empezamos el entrante en el mediano plazo y eso permite que además de unas conferencias va a dejar productos, contenidos para que se siga divulgando, se conozca y deje una semilla”.

Todas las conferencias fueron grabadas y ya se encuentran en el canal de YouTube del Banco de la República. Se puso en la enciclopedia de la entidad una entrada con el rostro, la biografía y las obras de todas las mujeres centenarias.

Y, por último, este proyecto tiene la cereza del pastel que lo hace único, resaltó la gerente: “Tuvimos la suerte de contar con una profesora excepcional, Lucy Yaneth Giraldo, un colegio abierto y unas niñas increíbles: el colegio Perpetuo Socorro. Decidieron crear un semillero de investigación sobre las mujeres escritoras caldenses. Estudiaron previamente cada autora, vinieron a todas las sesiones, hicieron las mejores preguntas y al final van a escribir sobre ellas. Así que es además un semillero de escritura creativa para 20 niñas. Este componente ya justifica el proyecto”. En la última sesión del mes de noviembre fueron protagonistas del cierre de esta primera etapa y se les entregó certificación.

Este proyecto investigativo y cultural ofreció este año 2023 conferencias durante 10 meses, cada una dedicada a una de las autoras con la moderación de la profesora de la Universidad de Manizales Adriana Villegas Botero.

Hicieron parte del ciclo:

Agripina Restrepo de Norris, a cargo de Rigoberto Gil Montoya – 23 de febrero. Blanca Isaza de Jaramillo Mesa, a cargo de Jorge Mario Ochoa Marín – 22 de marzo. Chila Molina Salazar, a cargo de Adriana Villegas Botero – 19 de abril. Belisa Botero, a cargo de Sofía Gómez Piedrahita – 24 de mayo. Uva Jaramillo Gaitán, a cargo de Ángela Gaviria Piedrahita – 21 de junio. Natalia Ocampo de Sánchez, a cargo de Fernando Alonso Ramírez – 18 de julio. María Eastman, a cargo de Carlos Augusto Jaramillo Parra – 23 de agosto. Maruja Vieira, a cargo de Mary Luz Montoya Sáenz – 27 de septiembre. Carmelina Soto Valencia, a cargo de Yeni Zulena Millán Velásquez – 25 de octubre. Dominga Palacios, a cargo de Juana María Echeverry Escobar– 16 de noviembre.

El segundo ciclo irá de febrero a noviembre de 2024, con la presentación de 10 mujeres escritoras del Gran Caldas, y contará, al igual que este año, con la participación de profesores, investigadores y escritores de la región.

https://www.youtube.com/playlist?list=PL3QtUa8f8B-Io_6c4WQKv78H6LDBFPjZo

 

Dominga Palacios: poeta que navegó por el espíritu de diferentes tiempos

Ponencia presentada en la última sesión del proyecto “Mujeres Escritoras Centenarias del Gran Caldas”, organizado por el Centro Cultural del Banco de la República de Manizales, con motivo de los 100 años de la institución.                                                                                                           

Emma Gutiérrez Arango nació en Manizales el 15 de agosto de 1926 y falleció en Manizales en 2003. Emma, llegó al corazón de una familia amorosa y acomodada. Fue la hija única del matrimonio entre Octavio Gutiérrez y María Teresa Arango, quienes tenían su hacienda cafetera, Sebastopol, en la vereda El Rosario, de Chinchiná. Emma, estudió su primaria y bachillerato en el Colegio Sagrado Corazón de la ciudad.

Se casó el 23 de enero de 1950 con uno de los primeros psiquiatras de la región, el doctor Guillermo Arcila Arango. Se radicaron en la cosmopolita Buenos Aires, en donde vivieron por 9 años. Dominga, leía, ampliaba su bagaje cultural con propuestas estéticas de vanguardia que revolucionaban el mundo. La pareja frecuentaba círculos intelectuales, poesía, literatura, pintura, música, vivencias y aprendizajes que influyeron de manera determinante su posterior obra poética. De regreso, con todo ese conocimiento adquirido, Dominga, encontró la misma Manizales patriarcal y conservadora.

Se instaló en casa con su esposo y su primer hijo Guillermo Arturo, en camino venía Pablo Daniel. Noche a noche, la poeta leía cuentos fantásticos a sus hijos y despertaba en ellos el amor por la literatura. La familia paseaba por el relieve circundante de su hacienda y hacía excusiones por las quebradas cercanas donde Dominga se extasiaba con la belleza del paisaje, con los hilos de luz que entretejían la atmosfera de los guaduales y el propio paisaje interior de la poeta.

Llena de inquietudes, fundó en 1963 con la poeta Beatriz Zuluaga y un grupo de intelectuales, la “Casa de la Cultura” en el centro de la ciudad, donde organizaban tertulias, conferencias, recitales, exposiciones, obras de teatro y títeres. Dominga, con su particular cadencia en el andar, elegante pronunciación, fino humor y la ruptura de sus versos se paseaba vibrante por estos eventos.

Comenta el profesor Carlos-Enrique Ruiz, en la revista Aleph No.43 y en su artículo: “Beatriz y Dominga dos libros de poesía memorables”: “Los años sesenta del siglo pasado han sido motivo de indagación frecuente, por la curiosidad de haber surgido en ellos expresiones intensas en creación y rebeldía. El mundo estuvo en vilo con hippies y nadaístas, con las protestas de los universitarios por las calles, con las músicas de ruptura y la palabra en irreverencia. Nuevas formas de comunicación descompusieron las ‘buenas conciencias’ y lo ‘políticamente correcto’… Quiero aludir a dos libros, editados por la imprenta departamental de Caldas, que fueron un salto adelante en medio de la poesía decadente a la que estábamos tan acostumbrados. “Azul Definitivo” (1965) de Dominga Palacios, con imaginativa disidencia frente al destino y creación fresca, de más recatada sonoridad. Poeta de Manizales que, sin proponérselo, resultó por el propio talento inmersa en aquella corriente renovadora, todavía no reconocida… Dominga Palacios se levanta de su espacio solitario para irrumpir con voz queda en los espíritus ajenos. Tienen humor drástico sus palabras, e ironía, pero con la novedad de irse de los cánones de las obsoletas recitaciones. No pierde el ritmo y entretiene las sombras con la especulación de los sinsabores…” Termina diciendo: “Dos obras en la soledad de su grandeza por reconocer”. [1]

INVITADA AL ENCUENTRO DE POETAS

Dada la potencia de su voz, fue invitada al primer Encuentro de Poetas Colombianas del Museo Rayo 1974, convocado por la poeta Águeda Pizarro, junto a Gilma de los Ríos, Beatriz Zuluaga, Carmelina Soto, Ana Milena Puerta. Allí se reunieron en torno a la poesía y el arte, celebraron su reconocimiento de mujeres poetas. Ella, brilló -acompañada por el fuego creativo de su fantástico dragón “Solferino”, en la mesa principal, en el templo de colores geométricos y octogonales rayos.

En 1989 regresa al Museo Rayo con su poemario “Tiempo de Chicharras”, que publica Ediciones Embalaje.

Años después, en el mismo encuentro, consolidado como el más importante del país, en el marco de un homenaje que hice a su obra en 2017 con el título “Anticrítica, Poesía Respirante de Dominga Palacios”, fue reconocida por la poeta Águeda Pizarro con la dignidad de “Almadre”, título asignado a grandes poetas colombianas y que comparte con las maestras caldenses Maruja Vieira, Dorian Hoyos y Beatriz Zuluaga.

En 2015, en el “Diccionario de Autores Caldenses” compilado por el historiador y escritor Fabio Vélez Correa, se puede leer: “Su obra literaria merece una crítica seria, porque es una creadora original y valiosa, pero esa crítica no se ha escrito. Eddy Torres, en “Poesía de autores colombianos” (1975). “En la poesía de Dominga Palacios, emerge la sinceridad, la desnudez de la conciencia de mujer, que tiene la capacidad de tejer metáforas e imágenes de corte universal”. “Se sitúa en la misma línea de sus compañeras de vocación, (mujeres artistas) que adoptan una batalla solitaria frente a la posible discriminación”, señala Roberto Vélez Correa.

OBRA UNIVERSAL

Dominga supo trenzar en sus versos hebras de pensamiento e imaginación, de atmósferas propias de quebrados paisajes, de bahareque, de guadua, y en su lenguaje tejió existencialismos citadinos y de ultramar; en Madagascar, Ceylán o la vereda El Rosario. Vivió universal nuestro paisaje. Navegó por el espíritu de diferentes tiempos. Tuvo claro el ejercicio de sus libertades en las distintas facetas de su vida. Ejerció el derecho cultural a ser sujeta de voz y de palabra, en aquellas épocas en que las mujeres poco se atrevían a nombrarse y vivir con tanta afirmación. Leyendo juiciosamente su obra se pueden notar influencias del modernismo, la generación del 27, el surrealismo, también de las teorías psicoanalíticas del momento que revolucionaban el mundo y a las que tenía acceso de primera mano. Se leen en sus poemas ecos de Clarise Lispector, de Virginia Woolf, quien en la publicación de su ensayo “Una habitación propia”, en 1929, propuso una teoría femenina en la que las escritoras deben buscar su propia voz y cuestionar las estructuras imperantes de un orden simbólico patriarcal.

En su momento, Dominga se reveló telúrica desde el centro de su ser, emancipándose, y así, su pensamiento y su escritura. Sus palabras anudaron collares para lucir en un paisaje en claroscuro exuberante de bellezas incomprendidas.

En Contravía

Rescatada del último

espacio.

Mi voz alborotada

redimida,

temblando arrodillada

ante el sol

transparente del adiós;

sabe reír

alebrestada y loca

de soledad

y desamparo.

Mi muda voz

mi voz silente.

Dominga Palacios

 

LIBROS PUBLICADOS

Azul Definitivo, Imprenta Departamental de Caldas. 1965

Tiempo de Chicharras, Ediciones Embalaje. Museo Rayo, Roldanillo, Valle. 1989

Del Lado cinco de mi corazón, Ediciones Casa de Poesía Fernando Mejía Mejía, Manizales, Caldas. 1995

Claro Oscuro, separata de Poesía Caldense Actual #13, Secretaría de Cultura de Caldas. 1996.

Lea aquí el Poema Respirante que la escritora Juanamaría Echeverri dedica a Dominga Palacios:

POEMA RESPIRANTE

 

 

Sakas, finalista en premio de diseño CLAP

La 10° edición del Premio Internacional de Diseño CLAP eligió como finalista al libro juvenil “Sakas”, de la escritora manizaleña Adriana Villegas Botero, en la categoría de mejor diseño de personajes, creación de la Diseñadora Visual, próxima a graduarse, e ilustradora Luisa Bedoya, nacida en Supía, también clarinetista del programa de bandas de Caldas.

Este es el concepto del jurado, compuesto por más de 70 miembros de 20 países:

Los Sakas son seres mágicos que residen en las personas, tienen el poder de despertar el amor en quienes los albergan. A través de esta trama se abordan preocupaciones actuales de los niños, ofreciendo una reflexión sobre la importancia del amor y la familia en un mundo que aísla y una tecnología sin sentimientos. Con un escenario así: una sola locación, un cuarto nocturno, un celular y algunos recuerdos que traen a colación algunos personajes de la vida de Camia, fue todo un rato hacer el diseño de personajes, ya que la misma historia es oscura. Por otro lado los Sakas son invisibles y representan también un dilema para ponerlos en un libro ilustrado, la resolución se ha realizado a través del color y elementos que representan su presencia más que su corporeidad misma.

La larga trayectoria de los premios Internacionales CLAP es intensa y muy fructífera informa la organización. “Una trayectoria de rigor y seriedad los ha catapultado como los premios de referencia con mayor reconocimiento en el continente americano y con más apoyo del sector, lo que los convierte en los de más difusión y en un referente de calidad dentro de esta profesión. Los más de cuatrocientos trabajos presentados en las últimas convocatorias son la mejor prueba de su consolidación”.

Los premios Internacionales CLAP son los únicos premios que cuentan con el apoyo de un jurado internacional compuesto por las principales organizaciones y colectivos profesionales del ámbito del diseño de Iberoamérica.

Matiz Taller Editorial colección Matizando Lectores, de la cual hace parte Luisa Bedoya, quien acompaña a los autores en la ilustración de sus obras. Ella señala sobre su papel en este proyecto:

“Yo creo que la magia de los cuentos es que nos dan el poder de imaginar un mundo de fantasía dentro de ellos. Todos los lectores sabemos que al adentrarnos en la narrativa simultáneamente nuestra capacidad de imaginación se activa y al tener un personaje que además de representar ese relato, se relaciona gráficamente con el género y obtiene una personalidad. El concepto ilustrativo se basa en crear personajes y escenarios únicos relacionados con nuestra identidad, que también despierten ese amor por la lectura en los niños, los hagan reflexionar, se apersonen de lo nuestro y que además los conviertan en esos bellos recuerdos de la infancia”

 

Torneo de Bartenders El Alquimista en 10 ciudades del país

Bartenders de 10 ciudades del país pondrán a prueba su creatividad y conocimientos en la elaboración de cócteles en el Torneo El Alquimista que se llevará del próximo 7 al 28 de noviembre, organizado por la Industria Licorera de Caldas (ILC).

Se realizó una convocatoria a nivel nacional con cerca de 400 inscritos en todas las especialidades de coctelería, y en cada ciudad se premiará a los ganadores con dinero en efectivo y kits profesionales de bartenders.

“Iniciamos este martes y miércoles con los torneos en Caldas, Quindío, Tolima y Cundinamarca y cada semana haremos la competencia en cada ciudad. El ganador de cada región obtendrá un cupo con todos los gastos pagos para el Torneo Internacional que se realizará en Manizales el próximo año”, comentó Mateo Uribe Bernal, Profesional Universitario de Trade Marketing de la ILC, quien agregó que el torneo también se llevará a cabo próximamente en 6 países.

El Torneo El Alquimista se consolida como uno de los eventos más grandes del sector en Colombia y contará con un jurado compuesto por cinco jueces expertos del gremio gastronómico y de bartenders de cada ciudad.

“Los participantes prepararán un cóctel con productos de la Industria Licorera de Caldas como Gin Bosque de Indias, Roble Blanco y las demás referencias de Ron Viejo de Caldas. Pondrán a prueba sus destrezas bajo un sistema de calificaciones elaborado por nuestros embajadores de marca Héctor Bernal y Giancarlo Hincapié”, anotó Uribe Bernal.

Con esta competencia, la Industria Licorera de Caldas dinamiza el sector de los bares y restaurantes, invita a los bartenders a innovar en sus preparaciones para satisfacer los gustos de los consumidores, y genera recordación y rotación de sus productos en el país.

A continuación, presentamos el cronograma para las primeras competencias del torneo:

*Manizales, 7 de noviembre
Lugar: Terraza de Invisible
Hora: 1:00 pm a 6:00 pm

*Bogotá, 7 de noviembre
Lugar Hotel B.O.G
Hora: 1:00 pm a 6:00 pm

*Armenia, 8 de noviembre
Lugar: Centro Comercial Unicentro
Hora: 1:00 pm a 6:00 pm

*Ibagué, 8 de noviembre
Lugar: Restaurante Felo La Serena
Hora: 1:00 pm a 6:00 pm

Las demás ciudades en las que se realizará el Torneo de Bartenders El Alquimista son Cali, Medellín, Bucaramanga, Cúcuta, Barranquilla y Montería.

EL EXCESO DE ALCOHOL ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD (LEY 30 DE 1986).
PROHIBIDO EL EXPENDIO DE BEBIDAS EMBRIAGANTES A MENORES DE EDAD (LEY 124 DE 1994)

En el Congo todo termina con una canción

Contenido coproducido con Revista Alternativa

«Toda la humanidad tiene una historia común. Es importante este reencuentro y este compartir, África y América Latina compartimos historia.» Con estas palabras, Hassane Kouyaté, director de Congo Jazz Band, dio inicio a la presentación de su obra para la prensa. Tras esta declaración el director parece extender una invitación a tomarnos como personal esta historia, la de los dolores de la colonización y el cinismo de los colonizadores. «El rey Leopoldo II tuvo en el Congo una extensión de tierra que era 80 veces más grande que toda Bélgica, nunca puso un pie allá y lo trataba como si fuera el patio de su casa», dice el director sonriendo ante la amarga ironía y nos explica por qué elige que los narradores de esta historia sean los músicos de una banda. «Explicamos la historia mediante la música porque es mediante la música que el Congo ha registrado su historia, allá todo está atravesado por la música y sabemos de algunos hechos porque de eso hablan sus canciones.»

Proveniente en Burkina Faso, Hassane Kouyaté hace parte de una familia de griots, el equivalente de nuestros juglares. Trabaja en la preservación de la tradición narrativa de su pueblo, la transmisión de esta a nuevas generaciones y el registro de los sucesos del presente. La técnica teatral que compartió con nosotros el 27 de octubre es una forma tradicional propia de Mali, Senegal y su país de origen llamada kotéba, que traduce «gran caracol» y hace referencia a la forma como se dispone el público en forma de espiral alrededor de los músicos-actores.

El kotéba es una forma flexible de montaje teatral en la que los intérpretes aprenden diversos papeles para cada obra, aprenden más escenas de las que se van a representar cada noche y el director tiene la libertad de elegir el mismo día qué papel representa cada miembro de su elenco así como cuáles escenas. «Cada actor aprende tres papeles y tenemos cada escena montada de tres formas diferentes. En la tarde puedo llegar a decirle a mis actores qué vamos a hacer en la noche», explica Kouyaté.

Aparte de la evidente posibilidad de numerosas variantes de presentación, tras estas ideas del kotéba podría leerse una filosofía, una consciencia de la íntima relación entre el todo y la parte. Que cada actor aprenda varios papeles puede permitirle un acercamiento a sus personajes desde las dinámicas con las otras partes estudiadas y el aprendizaje de variantes de cada escena invita a estudiarla como pieza funcional de un todo, a hacerse preguntas por cómo cada variante afecta ese todo que es la obra.

Es decir, el kotéba nos hace considerar los elementos constitutivos de la pieza a la par que nos pone en contacto con esa idea compleja de la unidad que es también múltiple. «Nosotros no decimos “voy al teatro” cuando vamos al kotéba, tenemos tres expresiones diferentes: “voy a limpiar la suciedad de mis ojos”, “voy a reunirme con la gente” o “voy por mi música”», afirma Hassane Kouyaté, dando a entender que al kotéba se va con una intención diferente y clara cada vez «el kotéba no discrimina, es para todo el mundo y para cada uno».

Resulta difícil comentar una obra como Congo Jazz Band que no tiene nada que ocultar, que no genera mayor sistema de códigos ni abre espacio para la interpretación. Muy por el contrario, la obra ya es un comentario, una interpretación y una declaración muy directa de los sesgos y el compromiso personal de su autor. De lo que sí podemos hablar es de cómo logra esto Kouyaté. Hay un gesto político implícito al decidirse a narrar una historia prescindiendo del artificio —o por lo menos intentándolo—,«el teatro sin accesorios nos remite a la filosofía teatral del narrador-actor en el que se empieza por contar una historia y se complementa la narración con la actuación», dice el director. Al prescindir de utilería, ambientación y escenografía realistas, el gesto y, sobre todo, la palabra cobran un peso y una relevancia que solo las ideas estéticas y la puesta en escena pueden otorgarle.

La historia narrada está repleta de crueldad, inicia con Leopoldo II comentándole a su esposa el deseo que siempre ha tenido desde la infancia: una colonia, evidenciando su ser caprichoso y desinterés por la humanidad. El cinismo inicial de las exploraciones y proyectos de colonia en el Congo, se tratan con un fascinante humor políticamente incorrecto, pero con el correr de los minutos, la deshumanización llega al punto, que  desplaza incluso a ese humor que ha florecido ante la psicopatía y crueldad de sus personajes.

La banda que acompaña la narración muestra, como normalmente apreciamos en las expresiones de la cultura afro, un estoicismo que esconde el dolor tras la sonrisa y la buena energía, hasta que en la canción final la voz solemne de la solista se quiebra de emoción como si su alma se rasgara en medio de tanta ignominia.

Congo Jazz Band es un relato histórico, un concierto y una parodia, pero sobre todo una cuenta de cobro a Leopoldo II y a los países del hemisferio norte que se han lucrado a partir de la extracción de los minerales del subsuelo congolés «Es una historia difícil, pero necesaria», me comentaba al final de la obra, «es como un cadáver en el ático que está despidiendo mal olor: hay que sacarlo, velarlo y enterrarlo».

Lo más sorprendente de la posición de Hassane es que, a pesar de esa conciencia del dolor histórico de las naciones del Congo belga, aboga por la hermandad entre pueblos, no solo los colonizados, quizás porque para los ojos de su corazón, ese origen común de todos los pueblos nos hace hermanos. «No somos responsables de los actos de nuestros ancestros, pero somos herederos de lo que han hecho. ¿Qué vamos a hacer con esta herencia?»

Hassane no niega su herencia colonial. «Este que soy yo es un hombre negro, pero también uno blanco. Le debo mucho al francés, me ha permitido viajar y conocer a la gente del continente.», antes la acoge, pero tiene muy presente la importancia de sus raíces y de que su trabajo como griot es por y para su comunidad «a mi pueblo le digo que ya no podemos dar pasos atrás, solo hacer cosas con lo que tenemos hoy. Y ahora con la tecnología, los drones, los smartphones que tienen una influencia tan grande en nuestra cultura, debemos preguntarnos ¿qué vamos a hacer con nuestra identidad a partir de eso? ¿Cómo, con estos medios, vamos a expresar nuestra particularidad?»

* Escritor. Realizador de Cine.

 

Bolívar, mi paisano

Casting

En la vereda Pueblo Rico, municipio de Neira, Caldas, hay un monumento a Simón Bolívar. Se trata de una columna sobre la cual está el busto del Libertador, en donde figura una placa indicando que fue el primer Bolívar instalado en 1917 en el parque del mismo nombre en Neira, y que años más tarde fue donado a Pueblo Rico. En Neira, cuando estuvo en el parque, fue el eje de múltiples homenajes, de los cuales resalta el que se le brindó cuando se cumplió el centenario de la muerte del libertador en 1930 y todo el pueblo y sus autoridades civiles, eclesiásticas y militares le ofrecieron vistosos homenajes musicales, desfiles de bandas, misas y discursos veintejulieros.

De los Bolívares en Colombia, los que más representan el ideal patriótico son el “Bolívar Desnudo” de Pereira y el “Bolívar Cóndor” de Manizales, ambas obras del maestro colombiano Rodrigo Arenas Betancur. La otra escultura significativa de Bolívar, del artista italiano Pietro Tenerani, instalada en la Plaza de Bolívar de Bogotá, fue una de las primeras obras escultóricas que en homenaje a Simón Bolívar ubicaron en un espacio urbano de Latinoamérica. Así mismo, es la primera escultura de corte republicano que se instala en el espacio público de la capital de Colombia.

Se trata de obras grandilocuentes, pesadas y enormes, en bronce, las cuales le dan al personaje histórico vuelos míticos y sobrehumanos. En contraste con la magnificencia de estos monumentos, en mi memoria está la imagen del escultor Arenas Betancur, borracho, viejo y sabio pregonando que la estatua de Manizales era la gárgola que le faltaba a la Catedral. El maestro deliraba, lo mismo que Bolívar en el Chimborazo, embriagado de grandeza.

Estos Bolívares que se encuentran en las plazas de la mayoría de pueblos y ciudades de Colombia, representan el heroísmo que se le atribuye al libertador. Desde muy pequeños, se nos ha recalcado la proeza libertaria de Simón Bolívar, e instaurado en nuestras mentes su imagen soberbia sobre Palomo, el mítico caballo blanco, imagen que tenía similitudes con la de Napoleón en su caballo Marengo, también blanco y enorme. Luego, nos dimos cuenta que estos héroes no tenían físicamente la dimensión de sus representaciones pictóricas y escultóricas, pues eran de estatura pequeña, como se aprecia en la estatua de Pueblo Rico.

Y es que este sencillo Bolívar… Bolívar-niño-grande, me conmueve más que los gigantescos y delirantes. Este Bolívar, mi paisano, como de juguete, me hace recordar los soldaditos de plomo, que en mi lejana infancia me acompañaban en sueños creativos de mundos en donde la muerte era un juego delicioso y no moría nadie, pues todos resucitábamos alegres para abrazar a los vencedores, porque antes que enemigos, éramos amigos que reemplazábamos la violencia por el goce de la vida.

Bolívar, mi paisano, es también mi amigo, pues él y yo entablamos, cada que lo visito en Pueblo Rico, diálogos imaginarios en donde deambulamos por los caminitos, veredas, montañas, ríos, lagunas y bosques de estos Andes bienamados. A él le cuento mis triunfos, mis pasiones, mis desventuras y desamores. También junto a él, en la esquina de la casa de don Rogelio, en donde está instalado el busto, se reúnen los contertulios de la vereda a charlar asuntos de memoria ancestral, colonización, e historias de vida y muerte. Para mí es una delicia participar de estas reuniones cuando voy a Pueblo Rico.

Este Bolívar, mi paisano, tiene la actitud perenne del contemplador, su mirada es soñadora y tranquila, con el azul del cielo y los mares, el blanco de las nubes y el barro de los caminos. En él, lejos están sus arrebatos libertarios en el Monte Sacro, la exactitud milimétrica del proyecto geopolítico de la Carta de Jamaica y el delirio “mesiánico” sobre el Chimborazo. No, este Bolívar, mi paisano, es juguetón, cual niño, más real que ese otro, idealizado y mitificado hasta la tortura, como fue casi toda su vida, a pesar de la gloria, pues el haberse echado como Atlas el mundo encima, tiene su precio y la paga es costosa.

El otro Bolívar, el “histórico” y su tragedia, están suficientemente documentados hasta la saciedad; defensores y detractores todavía se enfrascan en la trayectoria de un hombre que luego de su triste agonía en cuerpo y alma, muere en Santa Marta, rodeado de abandono, pobreza y traiciones para ser subido, posteriormente a los altares de la “gloria”, la cual siempre es un engaño.

Para mí su verdadera grandeza radica en lo humano, con sus virtudes y defectos, que los tuvo, y muchos. Y en esa grandeza, me he encontrado este Bolívar, mi paisano, mi amigo, en la esquina de un pequeño poblado, rodeado de viejas casas campesinas de bahareque, tejas de barro y amplios corredores, que me permite ver un ser de rostro plácido, sin la adustez de esos otros que adornan las plazas de muchos lugares, pesados, duros y fríos. No, este Bolívar, mi paisano, está hecho de humilde yeso, pintado con los colores y el estilo en el que pintamos cuando somos niños, sobre una sencilla columna que testifica la donación hecha por mi pueblo Neira, en donde fue el primer Bolívar, a la vereda Pueblo Rico.

Este es el Bolívar que me ha cautivado, que me alegra cada que lo contemplo, porque es un paisano más en un pequeño caserío, testigo perenne del paso mío y de mis paisanos, sencillos como él, sin pretensiones, con la parsimonía de las vidas tranquilas y lentas cuyo disfrute es vivir enmarcados por un paisaje hermoso, de montañas de verdes de todos los colores, casas solariegas con fachadas de jardines y al fondo la vista espectacular de un Manizales del Alma que es hija de esos arrieros fundadores que pasaron por el camino en el cual ahora está Bolívar, mi paisano, también arriero, testigo sin afanes del río del tiempo.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

Imágenes de Bolívar de la vereda Pueblo Rico, en el Municipio de Neira, Caldas, en la cual los contertulios de la vereda se reúnen para charlar. (Fotografías Carlos Mario Uribe)

Ingenio incomprendido

Antonio Caballero Holguín (Bogotá15 de mayo de 194510 de septiembre de 2021) ​ fue un escritor, periodista y caricaturista colombiano. Su padre, Eduardo Caballero Calderón, conocido como “Swann“​ era un prestigioso escritor y periodista. Fueron sus hermanos, el pintor Luis Caballero Holguín y la escritora Beatriz Caballero Holguín. Durante los años 1950, a raíz del cierre del diario El Tiempo, donde laboraba su padre, vivió entre España y Colombia. Estudió en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, y después en el Gimnasio Moderno donde terminó su bachillerato. Comenzó su carrera de Derecho en la Universidad del Rosario y luego se trasladó a París donde continuó sus estudios en Ciencia Política, abandonando así la práctica del Derecho.

En su estadía allí pudo vivir la revuelta estudiantil del mayo de 1968 que mostró una juventud aguerrida, ambiciosa y decidida a cambiar el orden establecido. El caos formado por las revueltas hizo que cerraran la facultad en donde estudiaba y tuvo que regresar. Poco después volvió a Europa, se instaló en Londres donde se inició como redactor para la BBC de Londres y la revista The Economist. En Madrid también laboró para la revista Cambio 16 hasta 1975. De nuevo en Colombia se vinculó a la revista Alternativa, fundada en 1974, de carácter contestatario, independiente y de oposición al establecimiento. Permaneció como jefe de redacción y corresponsal internacional hasta su última publicación. En los ochenta sería columnista de El Espectador. En 1996 regresó a la revista Semana como columnista y caricaturista. A finales de 2020 renunció para unirse al canal  digital Los Danieles, hasta su muerte.

En el ámbito de la crítica de arte, la obra de Caballero fue recogida en Paisajes con Figuras, de 1997 y reeditada en 2009. Como taurino fue uno de los principales cronistas y defensores de la fiesta brava. En este ámbito publicó Los Siete Pilares del Toreo (2003) y Torero en el  Sillón (2010).  En el 2018 el Ministerio de Cultura, con la Biblioteca Nacional de Colombia, publicaron Historia de Colombia y sus oligarquías novedoso texto elaborado e ilustrado por Caballero.

En 1984 cuando nuestro escritor tenia treintainueve años, sería publicada su novela Sin remedio, en donde nos muestra en caleidoscopio, como transcurría la vida en la fría Bogotá, no es una radiografía pues no solo se explaya en relatos de acontecimientos que a veces parecen anodinos, pero que luego en el contexto se ven esclarecedores, sino que desde lo físico, lo social y lo económico nos realiza una inmersión tan real, que muchas veces sentimos una preocupación personal por lo acaecido que nos impele a continuar la lectura hasta encontrar solaz con las salidas ingeniosas que nos ha preparado. El inesperado desenlace lo ha sabido organizar con todos sus elementos en las quinientas quince páginas de su creación.

Su disfrute nos plantea un ejercicio que implica traer al presente los precios que menciona para cubrir algunos gastos como una cena elegante, el desayuno típico de un enguayabado, el valor de una carrera en taxi, la cantidad que nuestro personaje le solicita periódicamente a su madre, etc., además comprender la dificultad de la comunicación en un tiempo en donde solo se tenía el servicio telefónico residencial y el servicio público de los aparatos monederos, en fin meternos en la narración para un máximo disfrute. Por lo demás tiene el merito de describir no solo los ambientes de la oligarquía criolla, sino los sombríos bares ordinarios, los lupanares de un poco mas de categoría y los extraños clubes en donde se esconden algunos pecados que no admiten la luz pública, sino la locura de la noche.

El personaje central Ignacio Escobar de treinta y un años, empedernido solterón dedicado según él a la poesía y sus dificultades para realizarla, mientras realmente está inmerso en el ocio remunerado, por el soporte económico, como hijo único, brindado por su mamá, alta representante de la oligarquía bogotana, viuda de un diplomático con el cual aprendió a disfrutar la vida y luego a establecer en su residencia una especie de salón cultural en el que medraban no solo sus familiares cercanos sino su cardiólogo, Monseñor Boterito Jaramillo, su consejero espiritual, y otros vividores que no faltaban todas las tardes a la cita con almuerzo incluido y licores finos a mares. Su vida de ocio navega entre guayabo y guayabo.

Pasaba días entero durmiendo soñando vagos sueños, sueños de sorda angustia persecuciones lentas y repetidas por patios de cemento encharcado de lluvia. Fina lo despertaba, le daba de comer, lo dejaba dormir lo olvidaba en su sueño: a veces insistía en darle vitamina, como si fuera eso. Había dejado de sentir, de esperar de hacer planes de pensar cosas complicadas, con incógnitas. A veces todavía -pero era por inercia- se le seguía viniendo a la cabeza algún poema. La forma debe reflejar el contenido. Sí, pero para qué.

Escobar atenido como siempre ha encontrado en sus amantes o novias una prolongación de su mamá quien le sabe alcahuetear todos sus caprichos, por lo cual más que como desahogo sexual las ha tenido como apoyo material ante su manifiesta inutilidad para valerse por sí mismo. Como la última compañera Fina, lo acaba de abandonar por no ser condescendiente con el hecho de tener con ella un hijo, aunque él en el fondo no lo hace más que por no tener una verdadera responsabilidad. Su vida se había reducido a comer regular, beber demasiado y fumar cigarrillos, marihuana y a falta de estos no tenia problema con aceptar cocaína o cualquier substituto. Inexplicablemente cree que sus versiones sobre las llegadas al amanecer suenan creíbles y por eso abusaba de la confianza y paciencia de ella y se escuda en su cinismo.

¿Qué iba a decirle Fina? Mi amor, se me hizo tarde. No: era culpa de Fina. Dejar que Fina se hiciera cargo de su cuerpo y su alma rendidos de cansancio, beber agua por litros, lavarse el olor perfumado del cuerpo de Cecilia, dormir. Despertar muchas horas más tarde con todo listo y  limpio, con los dedos frescos de Fina sobre sus ojos febricitantes de guayabo. Se hizo tarde, mi amor, y no había taxis. Me encontré unos poetas en un bar, El Amparo, El Refugio, El Oasis, y después maté a uno.  Eso: maté a un hombre, y después, tú ya sabes, la policía, etcétera. ¿Qué a qué huelo? Ah, sí: a puta, mi amor. Es que me metieron en una celda con putas, en la  comisaría.

Siempre tendría a la mano la excusa perfecta para no comprometerse, bien fuera la falta de tiempo para acudir a una cita o a una visita, un ineludible compromiso previo, una molestia pasajera, por no decirle guayabo, etc. A su tío Foción dueño de un banco, como lo conocían ya no sabía que aducirle para rechazarle la oferta de un puesto que cada vez que se lo encontraba se lo ofrecía además por que como el mismo decía necesitaba alguien de la familia que continuara al frente. Siempre que le tocaba encarar la realidad así fuera para prepararse su propia comida en ausencia de su compañera, sostenía: La libertad no consiste en pasarse la vida solo y desesperado, cocinando espaguetis, lavando platos, fregando ollas, restregando sartenes, la libertad debe ser un festín en el que corran todos los vinos, en el que se abran toso los corazones. No esta mierda.

Uno de sus amigo, Federico, casado con Ana María, se le dio por volverse escultor comprometido y lo sostenía aduciendo que era su forma de participar en la necesaria revolución que pregonaba el comunismo, del cual también estaba contagiada su sobrina Patricia hija del banquero, quien andaba comprometida con un líder anarco quien tenía como fama conquistar chicas con su discurso de rebelión y luego pasarlas por las armas, teóricamente. Ese tipo de esnobismo de acercamiento de la juventud, así sea de clase privilegiada, con las bases ha existido siempre, sobre todo en las universidades públicas. Sería Federico quien lo invitaría a una reunión clandestina con unos extraños personajes, eso sí activistas puros y duros quienes lo incluirían por error, (pues lo confundieron con Ignacio Alvarado otro poeta, activista) en su Frente amplio cultural. Cuando se dieron cuenta consideraron que él también les podría servir para componer un manifiesto poético comprometedor y que abarcara en él todo el reflejo de las contradicciones en que se vivía y el porque del necesario cambio.  

Creyó así encontrar su redención y un motivo para salir de ese lodazal en que estaba inmerso y lo peor era que no le estorbaba, solo con la visita de su sobrina Patricia a su apartamento pudo darse cuenta de ello. Miró e1 viejo desorden: los ceniceros rebosantes de colillas, los platos y las tazas los fragmentos de frutas oxidadas, el aroma marchito de las flores en agua corrompida el reguero de papeles escritos arrugados arrinconados en el piso. Era una suciedad de cosas limpias: flores, poemas frutas.

Sus recorridos diurnos y nocturnos por la ciudad, sus visitas así fueran esporádicas donde su mamá y el contacto allí con sus refinados invitados, su presencia en elegantes restaurantes y sombrías cafeterías, sus compinches de farras, rascas y trabas, en fin el conocimiento del ser humano, sus alcances y limitaciones, sus temores y desafíos, sus seguridades y miedos serían el material exquisito para componer el trabajo de su vida.

Escribió todo el día deteniéndose a veces para afilar el lápiz o para meter la cabeza bajo el chorro de agua de la ducha. Poco a poco iba viendo más claro lo que quería decir y lo que quería decir era un poema que iba saliendo poco a poco de sí mismo como si se sacudiera todo el fango superfluo que deja el paso por la noche del caos. Iba saliendo con más serenidad que la noche anterior. Aunque también -notaba a veces con temor- se iba reduciendo bastante. Temía que a fuerza de despojarse de todo lo superfluo se le quedara en nada, en una sola línea un solo verso.

Después de concluido se pudo dar cuenta de todas las capacidades intelectuales que tenía y se maravilló de su creación, no solo era un poema comprometido sino que además contenía en sí mismo la gran justificación del cambio, pero creería uno de su propio cambio, pero ahí la disculpa se cumplió, no tuvo más tiempo. Esa inmersión intelectual, ese descubrimiento de lo que llevamos tan en nosotros y que quizá no hemos ni encontrado, ni sabido aprovechar, sería el compendio personal de ese Manifiesto, no cultural, sino intelectual y personal. ¿Será que nos atrevemos a hacer nuestra propia inmersión?

Profesional en Filosofía y Letras Universidad de Caldas. *