12 Festival de Jazz abrió espacios a la presencialidad de los grandes eventos

Con un rotundo éxito se realizó, después de dos años en la virtualidad, el 12 Festival de Jazz Universitario de Manizales, no obstante las restricciones presupuestales por la ley de garantías y los coletazos de la pandemia.

Es de destacar, al margen, que pese a estas contingencias el sector cultural de Manizales resistió con dignidad el primer semestre del año, gracias a los artistas y gestores que colmaron la agenda con permanentes, diversas y vibrantes actividades y procesos creativos.

Participaron en el 12 Festival de Jazz Universitario, organizado por el Centro Colombo Americano del 21 al 25 de junio de 2022, alrededor de 150 músicos en las diferentes plataformas programadas, quienes abrieron la puerta de la presencialidad a la cascada de grandes (por la cantidad de personas que convocan de Manizales y otras ciudades) eventos culturales de ciudad que se sucederán en los próximos meses del año 2022: Festival Internacional de Teatro, Festival de la Imagen, Feria del Libro, CiMa, Festival de Teatro Universitario, Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Feria Internacional de Cine, festivales de poesía, Festival Intercolegiado de Teatro, Festival Internacional de Títeres, Festival de Daza Dos Caminos Un Encuentro, Encuentro de Paisajes Culturales, etc.

“Regresar a la presencialidad demostró la necesidad que todos tenemos del encuentro; de la posibilidad de disfrutar juntos una manifestación artística, de compartir emociones, aplausos, alegrías. Nada sustituye la interacción humana, y quedó demostrado, con la afluencia y calidez de nuestra audiencia de Jazz, que podemos estar juntos y convivir con un riesgo que, aunque aún está presente, nos ha enseñado que la vida sigue su curso y que tanto artistas como público se necesitan mutuamente para que el arte fluya y evolucione, expresó muy emocionada por los resultados de este proyecto, Clara Lucía López de Estrada, directora del Centro Colombo Americano de Manizales.

II Seminario de Jazz

Nuevas sonoridades fue el tema segundo seminario, una alternativa que germinó en época de confinamiento y que ha resultado una innovación muy interesante por cuanto complementa desde la teoría y ejemplos prácticos la evolución del Jazz a través de la historia. Se contó con la presencia de los musicólogos y expertos en el género Juan Carlos Garay, Julio Cesar Samper, Paulo Sánchez, Carlos Velásquez y Sergio Castrillón. Ellos se refirieron a las nuevas apuestas del Jazz en la época contemporánea, sus compositores e intérpretes en Colombia, resto de América y del mundo.

Jazz Camp

Cerca de 78 jóvenes accedieron a los talleres del Jazz Camp, elemento base de este festival, la mayoría estudiantes de los pregrados en Música de la Universidad de Caldas. De éstos, 18 son integrantes del Programa Departamental de Bandas. El componente de formación en el género del Jazz para nuevos intérpretes es fundamental, anota la señora López de Estrada. “Complementan su conocimiento musical y se les ofrece opciones para expandir horizontes en su carrera como músicos”. Explica que los talleres de Jazz que se desarrollan en el marco del programa “Promising Artists of the 21st Century” desde 2007, han traído a Manizales un total de 184 artistas de los Estados Unidos, entre profesores de Jazz de las más prestigiosas escuelas y universidades, como también egresados y estudiantes. “Se trata de un intercambio académico-cultural que ha propiciado un verdadero diálogo intercultural”.

Conciertos

En el marco del University Jazz Festival 2022 se realizaron 4 conciertos, los cuales, resalta la directora del Colombo Americano, estuvieron marcados por la diversidad interpretativa, “primero con la Big Band de la Universidad de Caldas, cuya evolución es evidente y nos llena de orgullo. La presencia en Manizales de los niños y jóvenes pertenecientes a la Albor Big Band de la Universidad Sergio Arboleda de Bogotá, quienes sorprendieron por la calidad musical de sus jóvenes integrantes, con un repertorio muy alegre que incluyó música colombiana y tropical. Cerrando con dos estilos muy diferentes del Jazz a cargo de Tennessee State University, y Missouri State University”.
1.536 espectadores entusiastas con quienes los artistas manifestaron haber “conectado” de manera especial acompañaron los 4 conciertos. Un público fiel y diverso viene asistiendo al Festival por cerca de 15 años. “Es un testimonio de que Manizales gusta del Jazz, lo que motiva al Centro Colombo Americano a mantener el festival para disfrute de las nuevas generaciones”, dice la directora.

Aliados

Un valor agregado intangible del sector cultural de Manizales es la incondicional y exitosa estrategia de alianzas entre varias instituciones de la ciudad para llevar a feliz término los diferentes proyectos. El 12 Festival de Jazz Universitario no fue ajeno a esta modalidad, como lo cuenta la señora Clara Lucía: “Nuestros aliados han estado siempre con nosotros desde el comienzo de los Festivales y Jazz Camps. Sin su apoyo ilimitado no sería posible la sostenibilidad de este proyecto. La Embajada de los Estados Unidos; la contribución de los colombos de Medellín y Manizales al entendimiento mutuo y divulgación de la cultura con el Jazz como instrumento mediador; la Universidad de Caldas el aliado natural que aporta y beneficia a sus estudiantes del énfasis en Jazz apoyando su participación en los Jazz Camps; la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales, igualmente incondicional que nos ofrece uno de los mejores auditorios de la ciudad para los conciertos; el Centro Cultural del Banco de la República, que ha creído y acompañado nuestro Festival desde 2008 y que con la actual administración ha contribuido a fortalecer el conocimiento sobre el género y la formación de públicos”.

Ecos  de la FILBO 2022

Después de dos años de ausencia física, regresó con ímpetu la presencialidad para la realización de la versión treinta y cuatro de la Feria Internacional del libro de Bogotá, FILBO, la cual ha sido posible desde 1988 gracias a la alianza entre la Cámara Colombiana del Libro y Corferias. Este evento reúne a todos los actores de la cadena del libro (autores, editores, correctores, traductores, distribuidores, agentes y libreros), quienes junto con sus lectores conforman este ecosistema del libro que cada año crece y se fortalece.

Del 19 de abril al 2 de mayo del 2022, se ofreció una amplia muestra literaria, cultural y profesional para público infantil, jóvenes y adultos con la presencia de más de 500 expositores, 1.500 actividades e invitados nacionales e internacionales, de treinta países convocados, que mostraron lo mejor de la producción editorial del último año. El invitado de honor en esta edición fue la República de Corea. Las palabras de S. E. Choo Jong-Youn, su embajador, fueron precisas:

“Que el tema central sea la convivencia, es muy adecuado dadas las circunstancias actuales, en las que todo el mundo está sufriendo por la nueva calamidad. Ahora el mundo está entrelazado estrechamente por interdependencia. Por lo tanto, los conceptos como egoísmo estatal o nacionalismo extremo no pueden sobrevivir más. Tenemos que buscar un modo de vivir juntos”.

La respuesta a esta convocatoria expresada en su eslogan “Vuelve para que vuelvas”, fue atendida por 517.000 personas, además de los participantes a través de las presentaciones compartidas virtualmente. Fuera de las actividades en Corferias, se realizaron otras 110 en librerías, bibliotecas, colegios, universidades y otros espacios culturales. Dentro del evento hubo exhibición, lanzamientos y venta de libros, presentaciones de los autores, charlas, talleres, clubes de lectura y otras actividades afines a estas ferias.

En esta versión se tuvo la posibilidad de participar virtualmente, y aun se puede hacer por medio de los videos que quedaron de varias de las charlas con algunos de los escritores, quienes siempre nos dejan motivados a seguirlos a través de sus creaciones, o a revisar de nuevo sus afirmaciones, para un crecimiento intelectual tan necesario como alimento para el espíritu.

Para una colaboración como esta es difícil la selección, pues cada autor tiene su mensaje, algunas veces cifrado, otras más explicito, pero ya será el lector quien considere si se acierta en las afirmaciones hechas. Además de algunos escritores colombianos, también se comentará de otro grande de las letras rumanas, Mircea Cărtărescu, poeta, novelista y gran pensador.

¿Conversan la ciencia y la literatura? ¿Dos mundos distantes?

Para dilucidar esta pregunta se convocaron al filósofo y escritor Leonardo Ordoñez Díaz y a Mary Julieth Guerrero, editora, quienes conversaron con María Mónica Monsalve, sobre sus libros Ríos que cantan, arboles que lloran y Los caminos que nos unen (Cuentos colombianos desde la ciencia y la naturaleza), una compilación de once cuentos de autores diferentes.

Afirma el filósofo que la relación entre la ciencia y la literatura, es algo que las complementa, las potencia, y mejora la comunicación de los resultados de la una con el lenguaje de la otra, pues muchas veces la transmisión del conocimiento por parte de la ciencia, parece algo esotérico, con un lenguaje que requiere precisión, pero que muchas veces se abusa, como si no se quisiera revelar algo.

En ese sentido son ambas publicaciones, que tratan sobre temas ecológicos y se desmitifica el concepto de la lucha del hombre con la selva, considerada como un infierno, o como algo paradisiaco, pero siempre frágil. En estos relatos se habla de bioeconomía, turismo científico, trabajo con excombatientes, etc. Se pretende mostrar los daños ecológicos, la explotación de la naturaleza, los desastres de erosión, la deforestación y del cambio de usos del suelo y los problemas asociados con la ganadería. También se pretende darle voz a quienes están en el terreno.

A propósito vale la pena mencionar al escritor Juan Villoro quien acota: Con buenas intenciones, pero en forma equivocada, se habla de “salvar el planeta”. La verdad sea dicha, la biosfera puede seguir adelante sin nosotros. Lo que está en juego es nuestra residencia en la tierra. O como preciso Leonardo Ordoñez, la biodiversidad no implica la naturaleza librada a sus propias fuerzas en ausencia de los seres humanos, estos pueden ser sus jardineros. Procurar relaciones simbióticas con la selva. Primero se debe tomar conciencia y luego tomar medidas.

Esa relación ciencia y literatura pude ser explicada con el simple verbo contar y sus acepciones. Contar como enumerar, referido a lo cuantificable, la matemática, la ciencia. Contar como relatar una historia, establece raíces comunes entre ciencia y literatura. Contar como concepto de solidaridad “yo puedo contar contigo”, se trata de una relación ética que concierne también a la ciencia y su construcción colectiva.

El poder y la literatura. Charla con periodistas y escritores.

Jorge Enrique Botero y León Valencia conversan con Hernán Darío Correa sobre sus libros Blanca oscuridad y La sombra del presidente. Como marco de referencia de esta actividad, el moderador introduce una nota de Gabriel García Márquez:

La verdad parece ser que la literatura, el periodismo y la política se complementan, siempre que todos se mantengan a distancia de la vida real, con la ventaja a favor de la literatura de que esta nos permite la expresión natural de sentimientos vitales, como la compasión y la nostalgia y para resolver mejor esa dosis de escepticismo que nos viene dada en la vida, que se alimenta de ella y a la cual no se resignan los políticos puros que le tienen miedo a su corazón.

La pregunta básica fue ¿Cómo y por qué llegaron a la escritura literaria, desde el periodismo, la política y la investigación? Jorge Enrique Botero manifiesta que al narrar crónica y esta desborda las posibilidades de interpretación, hay que recurrir a la literatura, sin sacrificar la verosimilitud, pero conservando cierta privacidad. León Valencia tiene vivos recuerdos del grupo de lectura que tenía dos veces a la semana, su padre, en el cual conoció La Ilíada, La Odisea, Don Quijote y muchos otros clásicos. Su papá le vio futuro, pero él se fue para la guerrilla. Cuando regresó se dijo voy a cumplirle a mi padre.

Ambos han utilizado personajes de la vida real, pero en clave de ficción. Confesiones relatadas sin nombre, aclaran eso no es periodismo. Han narrado amores, odios, venganzas, secuestros y todo lo relativo no solo al llamado bajo mundo, sino al no tan bajo, pero igual de asqueroso. Han logrado desentrañar la forma como los mafiosos adquieren espíritu político, con juicios, ideas y formas de actuar. De la misma manera los políticos han ido adquiriendo espíritu mafioso. Toda esta ficción, corroborable en la realidad, aunque con nombres, lugares y fechas diferentes. Ambos escritores afirman la vida colombiana se presta mucho para hacer ficción. A pesar de tantas tragedia, basura e ignominia, la vida sigue encontrando por donde brotar, para rehacerse y buscar otros rumbos, recuperar la esperanza.

Debate: la enfermedad, el dolor y la escritura.

Sobre el tema, Ángela Jiménez conversó con los médicos y escritores de Manizales, Octavio Escobar Giraldo y Orlando Mejía Rivera. La actividad médica comienza con una rigurosa investigación desde los signos y síntomas del enfermo, para hacer un acertado diagnostico. Esa investigación clínica es similar a una búsqueda policiaca. De allí saldrá la aplicación de una adecuada terapéutica.

Pero las similitudes de la novela con la realidad continúan. Todos somos escritores de nuestra historia, y la gente que no se narra su propia vida como un acontecer literario, es gente vencida emocionalmente. Siempre estamos reinventando nuestro pasado, para seguir existiendo, sino la realidad se nos vuelve un drama aplastante.

Manifiestan con claros ejemplos de que la literatura no solo es un placer, sino que nada funciona mejor contra el dolor y el miedo, igual que cualquier otra expresión que a uno le guste: cine, teatro, pintura, danza, etc., el placer estético como narcótico. Igualmente nos proporciona la posibilidad de vivir otras vidas. De esa manera se deja de ser la persona que está enferma, viviendo otros personajes, y así emocionarse, reír, sentirse en otros lugares, otras épocas y otras situaciones.

Como la lectura va de la mano con la escritura, esta nos proporciona un proceso de autoconocimiento, de entendernos, para poder entender a los otros y así superar lo de “el infierno son los otros”, de Sartre y más bien aceptar la alteridad, la otredad, la de  “Los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia, no soy, no hay yo, siempre somos nosotros…”, de Octavio Paz.

En sus libros Chejov mentía. Diez médicos escritores y Shakespeare y la clínica, Octavio Escobar y Orlando Mejía, nos muestran lo anterior y muchas otras consideraciones más. Con el ejercicio de su profesión de médicos, dan lustre a la Medicina y con sus escritos nos permiten acceder a otras realidades y compartir lo imaginado e investigado por ellos.

Escritura, sueños y realidad con Mircea Cărtărescu

Mircea Cărtărescu  (Bucarest, 1956) es un poeta, prosista y novelista, casado con la escritora rumana Ioana Nicolaie. Es considerado por la crítica literaria el más importante poeta rumano contemporáneo. Nuestro escritor Santiago Gamboa fue el encargado de entrevistarlo.

Como poeta, es preciso en sus apreciaciones y considera que poesía e infancia son un pleonasmo, ya que para contemplar la belleza en la naturaleza, se debe permanecer como un niño, sin la capa de oscuridad social, sin las preocupaciones de los adultos, solo alegría. La palabra poesía unida a la palabra libertad, definen al poeta, quien vive para irradiar alegría al resto de los humanos.

Considera que la poesía requiere síntesis, mientras que la novela permite expansión. De su paso de la poesía a la novela, puntualiza que, donde termina la poesía comienza la prosa y luego la filosofía, la teología y el regreso a la poesía. De todas maneras existe poesía en la prosa, no son géneros excluyentes, se retroalimentan: “El narrador pega en su prosa gotas de poesía”.

Se explaya explicando poéticamente la relación sueño, novela y poesía. Afirma que, si la gente no soñara, todos los novelistas serían realistas, y que además no existirían ni la religión, ni la filosofía, ni la intuición que tenemos un alma. Los sueños son la clave de la creación, nos hacen descubrir la vida interior y disfrutarla plenamente. Así ha construido su obra. De ellos dice:

Todos tienen una parte onírica porque a mí me interesa algo que interesa a pocos, que es la vida interior, eso que la sociedad actual sacrifica con mayor frecuencia. Hemos sido empujados por una especie de corriente realista que nos hace olvidar cuál es nuestra vida verdadera, olvidamos que somos criaturas humanas con un interior tierno y olvidamos que soñamos, que tenemos ensoñaciones, que tenemos de vez en cuando         alucinaciones, olvidamos que tenemos sentimientos.

Son tantas y tan bellas sus apreciaciones, que no duda uno en volver sobre esa entrevista para aprender a valorar aquello que tantas veces hemos visto, sin admirar.

*Profesional en Filosofía y Letras Universidad de Caldas.

Manizales: “La ciudad de las puertas abiertas”

Sí, Manizales es la ciudad de las puertas abiertas. Pero, también tiene abiertas las ventanas, todas las ventanas, y un balcón la envuelve arriba, en sus cuatro costados, lo que en sentido estricto la convierte en un bello y espectacular mirador en plena cordillera central, en el lomo de una empinada montaña, sobre la cual se extiende como nueva Muralla China levantada en Los Andes, en el corazón de Colombia.

Y si alguien lo duda, sólo tiene que ir hasta Chipre, aquel barrio tradicional que en los domingos es punto de encuentro de los manizaleños para comer obleas y chupar helado, admirar los atardeceres y elevar cometas, pasear por sus calles y saludar a todo el mundo, a propios y extraños, quienes esbozan una sonrisa que revela, a simple vista, la amabilidad de sus gentes.

El nombre de Chipre hace alusión a la isla mediterránea que igualmente está abierta, despejada, mirando a todos lados. Desde acá, en efecto, se logran ver seis departamentos, que sobra mencionar; el Parque Natural de Los Nevados, con el Volcán del Ruiz casi al alcance de la mano, y numerosos municipios (Anserma, Chinchiná, Palestina, Marsella…) que en las noches brillan como estrellas por la electrificación rural que allí es común, a diferencia de otras regiones del país.

Chipre es el sitio emblemático por excelencia de esta fría capital caldense cubierta en ocasiones, especialmente en las noches y madrugadas, por la neblina, por el viento helado del páramo, y donde sólo basta -al decir de sus habitantes- dar un brinco para tocar el cielo

En la parte más elevada de Chipre, en el pico del cerro, está el Monumento a los Colonizadores, acaso el mejor lugar para iniciar un recorrido turístico a través de su historia, de sus ancestros, de sus raíces, como debe ser con mayor razón en este epicentro de la cultura nacional desde sus orígenes a mediados del siglo XIX (en 1849, para ser exactos).

¡Loor a los colonizadores!

Claro que Manizales tiene un pasado indígena, igual que el resto del llamado Eje Cafetero integrado por Caldas (departamento del que es su capital), Quindío y Risaralda; entre sus pobladores corre, por tanto, sangre de indios quimbayas -los mejores orfebres de América en la época precolombina-, si bien tales huellas se pierden por la aniquilación de sus pueblos y culturas durante la conquista española tras descubrirse el Nuevo Mundo en 1492.

De hecho, los tres departamentos cafeteros de hoy eran zonas boscosas, selváticas, que sólo sintieron el peso de la civilización occidental cuando se desató la masiva ola colonizadora de Antioquia, aquella que se desarrolló, después de la independencia nacional hasta comienzos del siglo pasado, “a duros golpes de machete y hacha” que permitieron fundar “pueblitos montañeros, hechos de paja y guadua”, según lo describió algún poeta criollo que comparó la gesta de los arrieros con la del Cid Campeador en España.

En el caso de Manizales, sus legendarios fundadores son identificados como “La Expedición de los Veinte”, título referente a las veinte familias emigrantes, de las que al parecer no llegaron sino doce, entre quienes se recuerdan personajes como Victoriano Arango, entre otros.

Tras la veintena o docena de pioneros, vinieron más y más familias paisas, unas y otras con poncho y carriel, con escapulario y alpargatas, en mulas y bueyes, al lado del perro inseparable; que hablaban duro, con el acento inconfundible que atropella las palabras; con dichos y refranes populares para toda ocasión, y que se reunían, con su prole numerosa -¡a veces, más de veinte hijos!-, a comer sancocho y frijoles, mazamorra y arepa, para luego despedir el día con un rosario en coro alrededor de las imágenes sagradas del Corazón de Jesús y la Virgen María.

Algo de esto se aprecia, con la correspondiente dimensión artística, en el citado Monumento a los Colonizadores, obra de Luis Guillermo Vallejo, oriundo de la región, quien repasa con mano maestra los momentos gloriosos de la colonización antioqueña, cuyos rasgos épicos, ejemplares en la historia del mundo, fueron revividos por investigadores como James Parsons, el famoso profesor norteamericano que vino por estos lares a escribir su tesis de grado.

Los manizaleños son paisas, mejor dicho. Como lo son, en general, caldenses y risaraldenses, quindianos y algunos tolimenses y vallunos del norte de sus departamentos, lo que explica su acento particular y sus costumbres, su amor por la música popular desde los bambucos y pasillos hasta la música “de carrilera”, cuando no por los tangos que se oyen en cada cantina, como si Carlos Gardel nunca pasara de moda (al fin y al cabo “cada vez canta mejor”, en opinión de sus fanáticos seguidores).

De ahí el amor, por qué no decirlo, al aguardiente y el ron (Cristal y Viejo de Caldas, sin que esto sea propaganda), mezclados paradójicamente con las fuertes creencias religiosas, las cuales conviven, para acabar de complicar las cosas, con el espíritu machista, incluso violento, donde se pone a prueba la virilidad de sus varones, caracterizados asimismo por el culto al dinero, fruto no siempre de su intensa dedicación al trabajo desde tempranas horas de la mañana -“A ritmo paisa”, según suele decirse-. Una sociedad bastante singular, es evidente.

Huellas de Leopardos

Todavía en Chipre, cuando se empieza a bajar hacia el centro de la ciudad, está el Parque del Observatorio, otro extraordinario mirador adaptado sobre un gigantesco tanque de agua, y, a pocos pasos de allí, la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, fiel copia de la primera catedral que en la Plaza de Bolívar, en 1926, fue presa de las llamas que destruyeron, igualmente, gran parte del centro histórico.

Y es que Manizales, creación de titanes que osaron desafiar las alturas y someter la montaña con dificultad, ha padecido desde su fundación un sino trágico, enfrentando, en diversas ocasiones, hasta la furia incontenible de la naturaleza.

Prueba de ello son los sismos o temblores de tierra que, en forma paradójica, contribuyen a la renovación urbana, y los mismos incendios que hacen estragos en casas de bahareque y guadua o en los propios templos, como sucedió, a fines de 2010, en la Capilla de La Enea, Monumento Nacional que el padre Nazario Restrepo erigió en 1876 mientras huía de la persecución religiosa desatada por gobiernos radicales.

La ciudad, pues, se acostumbró a enfrentar la adversidad, incluso las guerras, como las que se sucedieron en serie durante aquella época por factores políticos, por la lucha fratricida entre conservadores y liberales, más aún cuando su posición estratégica era clave desde el punto de vista militar para cualquiera de los bandos en contienda.

A sus gentes, sin embargo, las ha salvado acaso su religiosidad y los profundos valores espirituales que se reflejan en cientos de iglesias y un conservatismo visceral, heredado también de los abuelos paisas, que rinde culto a Dios como poder supremo, absoluto, dentro del cabal cumplimiento de sus mandatos, basados en el amor.

Y claro, el terruño dio buenos frutos en dirigentes godos de primer orden, católicos hasta los tuétanos, como Silvio Villegas y Fernando Londoño Londoño, Gilberto Alzate Avendaño y Augusto Ramírez Moreno, líderes de la Derecha colombiana en las décadas del cuarenta y el cincuenta, algunos de ellos en su condición de dignos exponentes del combativo grupo Los Leopardos.

Eran políticos de principios, con una sólida formación intelectual de auténticos humanistas cristianos, y por consiguiente personas cultas, con gustos literarios a partir de los autores franceses y españoles en boga, al tiempo que hacían gala de una sofisticada oratoria, de la retórica aprendida en los textos de Aristóteles, como si prepararan entre nosotros, con el espíritu de los enciclopedistas, una revolución social comparable a la de Francia o Rusia, ya no democrática o comunista sino profundamente conservadora, católica.

Eran ideólogos en busca del Estado para ponerlo al servicio del bien común, recordando las sabias lecciones escolásticas.

La Escuela Grecocaldense

Lo anterior influyó en grado sumo para que Manizales se ganara la fama de ciudad culta, “por donde cruza -según la célebre frase, de antología- el meridiano intelectual de Colombia”. El ambiente era propicio para las actividades del espíritu, aún en el plano político; hasta el frío ayudaba.

Pero, no fue sólo en el terreno partidista donde las musas hicieron de las suyas. No. Al doblar una esquina, era fácil toparse con algún poeta o un gran prosista, cronista o ensayista, cuyos escritos eran consagrados por La Patria, el periódico local que empezó a circular en 1921, en las postrimerías de la prolongada Hegemonía Conservadora.

Así, las charlas de Luis Donoso, en versos humorísticos, corrían de boca en boca, igual que las crónicas de Luis Yagarí, los relatos de Rafael Arango Villegas y Tomás Calderón -Mauricio-, los ensayos de Jorge Santander Arias y los poemas de Juan Bautista Jaramillo Meza y su esposa, la inolvidable Blanca Isaza, para mencionar apenas unos cuantos nombres de esa larga lista que, por desgracia, se ha ido borrando en la memoria colectiva.

Aquí se creó -sorpréndase usted- una nueva escuela literaria, conocida como Grecolatina, reunida en el grupo intelectual de Los Grecocaldenses o, como también se decía en forma despectiva y burlesca, Los Grecoquimbayas, caracterizado por el barroquismo de su lenguaje, con adjetivos a granel, que se inspiraba, al menos entre sus autores más representativos, en clásicos griegos y latinos, a la manera de un Renacimiento moderno, surgido en las montañas andinas, entre cafetales y palos de guadua.

Una cultura de élite, por cierto. Que mostraba, a su turno, el carácter elitista de la urbe, con familias tradicionales que aún se precian de sus ilustres apellidos, de su ancestro español venido de Antioquia (lejos de admitir, siquiera por un momento, su origen montañero, proveniente de los arrieros paisas que escapaban de la pobreza).

No es de extrañar, en consecuencia, que Manizales se haya transformado, con el lento paso del tiempo, en Ciudad Universitaria, atrayendo a cientos de jóvenes estudiantes de las diferentes regiones del país; que durante varias décadas haya sido la sede del Festival Latinoamericano de Teatro, con prestigio mundial, y que su Teatro Los Fundadores -¡uno de los culpables de la separación de Risaralda y Quindío de La mariposa verde del Viejo Caldas!-, sea Centro Cultural y de Convenciones, sitio obligado para mostrar a los visitantes.

En contraste con lo anterior, existe una verdadera cultura popular que va desde las corridas de toros, con su festiva feria anual a comienzos de enero, hasta la exaltación deportiva por los continuos triunfos del Once Caldas, su equipo de fútbol, glorioso campeón de la Copa Libertadores de América.

El Estadio Palogrande (otrora bautizado en honor a Fernando Londoño Londoño) hace ahora las veces de Coliseo romano, con dos universidades al frente mientras a un lado, más allá del Barrio Palermo, se levanta el Morro de San Cancio, el cual trata de igual a igual al lejano mirador de Chipre, localizado en el extremo opuesto de la ciudad.
Estas dos colinas sirven de marco al escenario urbano que no para de crecer sobre el filo de la montaña y sus pendientes laderas.

De la Catedral al Cable

Hay que bajar al centro, como es obvio. Y puede comenzar su itinerario por la Plaza de Bolívar, admirando la imponente escultura del Bolívar-Cóndor que el maestro Rodrigo Arenas Betancourt dejó para la posteridad, el edificio republicano de la Gobernación de Caldas y, en especial, la Catedral, la imponente Catedral de Manizales, todavía en obra negra, con el cemento gris a la vista; hermosos vitrales, por donde la tenue luz del sol se filtra en medio de la penumbra, y sus pesadas puertas de metal que exhiben, en altorrelieve, pintorescas escenas de la vida urbana en décadas pretéritas, cuando esto era apenas un pueblo, una modesta aldea.

A la salida del templo, enormes esculturas de personajes sagrados, quienes miran hacia la plaza, donde las gentes se pasean con vestidos informales que hace pocos años eran inconcebibles entre los manizaleños, sobre todo en sus bellas y elegantes mujeres.

Luego siga por la carrera 23, que es la principal (como la séptima en Bogotá), donde puede apreciar, en una tranquila caminata por su carácter semipeatonal, otras construcciones republicanas, múltiples viviendas con la típica arquitectura de la colonización antioqueña, parques y más parques como el de Caldas, en honor al sabio que dio su nombre al departamento, o el de Fundadores, donde está el teatro mencionado arriba.

Pero, también se encuentran allí una fuente de agua, traída de Europa, con más de un siglo a cuestas; otra escultura de Luis Guillermo Vallejo, que parece sacada de un circo, una obra de teatro o un carnaval, y, en el suelo, tallado en piedra, el inmortal poema de Eduardo Carranza sobre Manizales, cuyas estrofas, en cantos musicales, repiten de memoria los hinchas del Once Caldas en el estadio: “Manizales: Beso tu nombre/ que significa juventud./ Beso la orilla de tu cielo/ y de pie te canto: ¡Salud!…”

Continúe derecho, por la Avenida de Los Fundadores, prolongación de la calle 23, hasta ver, desde arriba, la Estación del Ferrocarril cuando por aquí se paseaba el Ferrocarril de Antioquia, que hoy alberga a la Universidad Autónoma, y desemboque, varias cuadras más allá, en la Estación del Cable, actual Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, desde donde partía hacia Mariquita, miles de metros abajo, este medio de transporte que ahora, revivido por los avances de la ingeniería, pueden disfrutar los turistas hasta llegar al Terminal de Buses, localizado a escasos minutos de Villamaría, o al Parque de los Yarumos, un paraíso ecológico.

Entretanto, el paso por los centros comerciales es obligado, aunque sea para convencerse de que Manizales está a la altura (no sólo geográfica) de las principales ciudades del mundo, con almacenes de marcas que es fácil toparse en Madrid o Miami, París o Londres, gracias a la globalización que terminó convirtiendo al planeta en una aldea.

Es una ciudad de cara al futuro, con la ventaja de tener fuertes raíces en su pasado.

Entre puentes y túneles

A ambos lados de la cuchilla por donde serpentea la ciudad, ésta ha ido creciendo, retando los precipicios, la erosión que durante el invierno derriba tugurios en los barrios pobres, y la simple capacidad de sostenerse en pie, sin caerse, a pesar de la inclinación cada vez más pendiente de sus calles.

Por fortuna, el desarrollo de la ingeniería, con la formación técnica impartida en sus centros de educación superior, ha logrado domar esta feroz topografía por medio de avenidas con pequeños puentes y túneles, las cuales alcanzan su máxima expresión en la Autopista del Café que se descuelga desde la Plaza de Toros hacia Chinchiná, rumbo a Pereira y Armenia, trayecto en el que se cruza por el Puente Helicoidal, único en América Latina, y el Viaducto César Gaviria Trujillo en La Perla del Otún, obra envidiable en cualquier metrópoli.

Así las cosas, Manizales abre sus puertas para despedir a los viajeros, sea por esa vía o por el Alto de Letras, es decir, por el páramo donde usted podrá detenerse para tomar un baño en las aguas termales del Ruiz, a la espera de su futuro regreso, lo más pronto posible.

¡No olvide el camino!, como decimos los paisas.

-Del libro “Turismo cultural por Colombia, recién publicado en Amazon-

El alma de las palabras

Casting

Tengo en mis manos el libro “Albricias”, de Melba Inés Ospina Martínez, una nueva aventura literaria que la autora asume con las herramientas que solo pueden obtenerse desde la contemplación. Y sí, es que Melba Inés es una “contempladora”, que ejerce la visión del universo desde el alma, pues sus ojos palpitan como corazones impulsando la savia que circula por las venas de la creación.

“Recorro largas jornadas/en busca del hacedor de sueños,/¡qué sorpresa me he llevado!/‘soy el hacedor de sueños’”. Esta estrofa, de su poema “Ecos de un verso”, es como un murmullo que cabalga sobre las olas del río del tiempo. En el, su impulso creativo surge de lo onírico, en una preciosa gota que es una joya de filigrana poética.

Y es que el sueño, como manantial surgido de profundidades innombrables, nutre la cornucopia del libro: “Viste la vida de amaneceres,/el alma de ternura;/cubre los sueños con brisas juguetonas/y el descanso con rayitos de luna./” Estos versos del poema “Sutilezas”, son palabras soñadoras, hechas con esa materia inmaterial, eterna e imperecedera.

Los poemas en Melba Inés, son como el big-bang, que dan nacimiento a un cosmos nuevo, porque, “no requiere de muchos lápices,/en una hoja de papel/cabe entero el universo” (“Donde cabe el universo”). Sus mundos están habitados por amaneceres ensoñadores, delicadas nubes de acuarela, viento y a veces truenos que se precipitan con fuerza. Pero siempre sale de nuevo el sol y el arco iris enmarca la vida que continúa.

La vida es otra de las vertientes que recorre como meandro los textos del libro, como lo expresa en su poema “El mejor aplique”: “De tienda en tienda/busca la niña un aplique/para verse hermosa./El tendero le dice:/
‘No busques niña, que la belleza/está en tu vida, tu risa, tus ojos, tu alegría?’”. En este viaje fantástico, las palabras de Melba Inés continúan su travesía en la nave de los sueños… y la nostalgia permite que las nubes enreden sus trenzas y el sol las ate con rayos dorados para adornar el vestido dominguero para salir a pasear. Nostalgia para saborear estos recuerdos que saben a caminos polvorientos, a trapiche viejo mientras las tejas de barro lloran lágrimas de verano.

Son búsquedas en el pasado marcado por batallas, jornadas de siembra y cosecha, presencias y ausencias, cantares, silencios, amor y olvido, porque: “Más allá de mi piel/está el otro/con un palpitar de corazón” (“Más allá de la piel”) cuyas manos tejen historias, como lo hace Melba Inés alentándonos a que busquemos nuestra imagen en el espejo, nuestras miradas, nuestras sonrisas. Es que el tiempo roba los recuerdos, como el agua al mar, y borra las huellas en la playa.

Suenan campanas y se adentran en la niebla que se desliza entre los árboles con aire mágico. Gotas de rocío son las palabras de estos versos, como espigas doradas que pintan de rosa las mejillas de los niños. Nuestra autora es contundente en manifestar su amor por las cosas simples, que hacen vibrar el alma. Ella cuenta estrellas, contempla la luna llena y canta al cielo.

Hay un eco ancestral que resuena también en el libro, forjado de siluetas que se agigantan, se mueven y se retuercen, como se lee en el poema “Siluetas” y continúa en “Fogata”, encendiendo soles, como lumbres en el horizonte, que provocan nubes de humo para instalar las sombras de la noche, mientras llega el brillo del lucero vespertino en la redondez de la luna llena y “el cielo espera mi plegaria/para bendecirme” (“Presente indicativo”).

Hay un sentido homenaje a la tierra de la poetisa, Filandia, Quindío, que ella recuerda con cariño en sus atardeceres mágicos, sus montañas, caminos, calles empedradas y los quehaceres del alma; seguramente estas remembranzas son como postales de quien lleva tardes midiendo el camino con pasos cortos, acompañado por el sol.

También los umbrales hacen parte de este acervo poético, en donde, con acierto revelador nos sugiere: “Abre o cierra puertas en el tiempo justo/y será tu cielo siempre claro”. Puertas que en su obra nos conectan con lo sagrado, con los sonidos del silencio para escuchar la voz de Dios, en la colina que germinó la semilla, en la paleta de colores del sol, en el canto de amor de las aves y en los secretos de viajeros ocasionales.

Todo este asombro frente a la naturaleza y el alma, Melba Inés lo deposita delicadamente en el crisol de lo sacro; sus bendiciones desean abrir los ojos a la vida, al primer llanto, a unos brazos que te sostengan, como una aprendiz de tibios amaneceres, tardes apacibles y noches oscuras para luego imprimir lecciones con tintas indelebles.

De esta vocación magistral, pues laboró como profesora durante muchos años, la autora sugiere el enseñar también como un aprender a ser fuerte como las semillas, como los brotes de plantas frágiles que crecieron y se hicieron corpulentas para doblegar los embates de las tormentas y la fuerza de los vientos. Así se genera la “Grandeza”, cuando: “Grita la hoja al caer del árbol,/la flor al abrir su corola,/la semilla al brotar a la vida,/el arco multicolor al cesar la lluvia./Gritan el sol, la luna, las estrellas/y el alma sin hacer ruido/para reconocer tu grandeza, Señor”.

Las reflexiones del libro nos llevan a la incertidumbre de lo existencial, de las búsquedas estériles cuando se extienden los brazos buscando el infinito, ese que está más allá de sus manos, pues los tesoros fueron saqueados y el ruido acalló al silencio. Dolorosamente en “Subasta” se siente el desgarro: “Recibo diez, recibo cien,/yo quinientos, acepto mil;/aborden, cierren la puerta,/las armas escupen balas./Como racimos/suspendidos en el aire,/los que huyen se agolpan/rogando por su vida/en busca de refugio/.

Desde este lamento la palabra se vuelca a lo divido, en donde está el Padre Nuestro y su nombre santificado, ese Padre que está en la mirada de los niños, la ternura del abuelo, la labor de la madre, el obrero y el labriego. Como en un arrebato extático la poetisa ruega: “‘Venga a nosotros tu Reino’/Mantén la mirada en mi vida y corazón,/y cólmalos de amor, paz, generosidad.” Luego, la cruz es el símbolo de los desposeídos, esos que ella siente en el “Cristo de mi Rosario”, un Cristo roto, de lágrimas, maltrato y pies desnudos que se cruzan en el camino.

Entonces, luego de esta especie de calvario poético, el libro dirige su mirada a la “Niña María”, esa que hizo las tardes apacibles con su mirada, que enciende la luna y los luceros; pura, bella, tierna y puente entre el hombre y Dios. A ella le dedica una oración, a la madre de Jesús, en la cual deja en sus manos la vida de aquéllos que más ama y lleva en el corazón para que los guíe, proteja y bendiga.

Es aquí en donde podemos insertar el sentimiento de la autora por la madre terrenal: “Heroína de mil historias,/la que nunca se cansa;/tiene en sus manos/todos los remedios,/la que me ama/con el corazón entero.” Bellamente rememora cuando hizo de su falda una canasta y la llenó de flores para hacerle a la mamá un bello vestido de pétalos y amores. Anhela el abrazo de ella en la primera infancia y las historias que le contaba, los juegos en el campo, el río, el columpio con lluvia, sol y viento. De esta edad dorada de la vida, es que surge el manantial de la inspiración, efluvio de pájaros, mariposas, estrellas, ranas y grillos. Allí aprendió a hablar en silencio con el alma y elevar oraciones al cielo.

Melba Inés Ospina Martínez refleja en “Albricias” la sensibilidad transparente y profunda de quien oficia el arte más bello, ese que trabaja con palabras y metáforas, las cuales iluminan la obra de una escritora que desliza sus pensamientos sobre el papel como si fueran danzantes que surgen de las profundidades del alma, un alma tocada por la varita mágica hecha de ensoñaciones y asombro permanente por el milagro de la creación.

Referencia bibliográfica: Ospina Martínez, M. I. (2022). Albricias. Manizales: Editorial Manigraf.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

Abierta convocatoria Co-crea 2022

Con la participación de la viceministra de Creatividad y Economía Naranja, Adriana Padilla Leal y la directora general de CoCrea, María del Pilar Ordoñez, se presentó a empresarios y creadores de Caldas la convocatoria CoCrea 2022, en el Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona de la Universidad de Caldas.

CoCrea es una entidad que nace con el propósito de generar oportunidades para el ecosistema cultural y creativo del país por medio de mecanismos innovadores como el incentivo tributario que permite la inversión en cultura y la posterior deducción del impuesto a la renta de un 165% del valor aportado.

La vicerrectora de proyección universitaria, Patricia Salazar Villegas manifestó que este espacio es una oportunidad muy importante para financiar iniciativas culturales en la ciudad con el apoyo de los Ministerios de Cultura, Comercio, Industria y Turismo, Cámara de Comercio de Bogotá, Confama, Universidad Jorge Tadeo Lozano y la Universidad de Valle.

La viceministra de Creatividad y Economía Naranja, Adriana Padilla Leal explica que pueden participar todos los gestores culturales, emprendedores, artistas y creadores por medio de la formulación de su proyecto que será evaluado por CoCrea para la búsqueda de inversores privados que le apostarán a la cultura como valor agregado, reconociendo el potencial creativo y cultural de los territorios.

Este espacio beneficiará toda el área cultural de la Universidad gracias a que el CCU Rogelio Salmona es zona ADN, por lo que los proyectos que se desarrollen aquí y la agenda cultural recibirán recursos para su ejecución.

La directora de CoCrea, María del Pilar Ordoñez manifiesta que este programa busca generar un mapa de oportunidades para beneficiar proyectos creativos en áreas como el arte, el patrimonio cultural, el diseño, la publicidad, entre otros.

CoCrea promueve el encuentro entre empresarios y creadores, constituyendo a la consolidación de la identidad colombiana en una nueva narrativa de país que pretende dar cuenta de la amplia diversidad y riqueza cultural y creativa de Colombia.

La convocatoria está abierta a todo el ecosistema creativo del departamento y se contará con la participación de la Secretaría de Cultura del departamento, la Gobernación de Caldas, Universidad de Caldas, la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas  y el Instituto de Cultura y Turismo de Manizales en el acompañamiento de los proyectos que se vinculen.

Conoce más aquí.

Lecturas insospechadas sobre la obra de Shakespeare

El siguiente es el prólogo del libro Shakespeare y la Clínica del escritor y profesor de la Universidad de Caldas, Orlando Mejía Rivera, médico y filósofo, miembro de la European Shakespeare Research Association ESRA.

Escribo este prólogo para el libro Shakespeare y La Clínica del médico y escritor Orlando Mejía Rivera, en medio de la pandemia del virus Covid 19, que golpea y encierra en estos momentos a la humanidad. Ya conocía su trabajo sobre Medicina Antigua: de Homero a la peste negra y había experimentado a lo largo de sus páginas su gran erudición. Por lo tanto, no me sorprende la cuidadosa investigación que subyace en este texto sobre las enfermedades que atraviesan la obra del gran bardo inglés. Es una obra importante no solo porque es la primera investigación de su tipo en idioma español sino por el cuidadoso escrutinio alrededor de la ciencia y lenguaje médico de la época. También habría que destacar, que esta investigación abre posibilidades y lecturas insospechadas sobre la obra de este gran dramaturgo.

Quizás debido a que nos encontramos en medio de otra peste, diría que resulta pertinente aproximarse a vida y obra de Shakespeare. Sin duda las pandemias, también exacerban las pasiones humanas y las incertidumbres y ante a ellas el bardo inglés siempre será una guía y un tutor. Y como bien lo revela el libro del Dr. Mejía Rivera, las enfermedades jugaron un papel relevante tanto en la vida de este autor como a lo largo de su canon dramático y poético. Shakespeare padeció y fue testigo de múltiples plagas que azotaron a la Inglaterra Isabelina y Jacobina tanto a finales del siglo XVI como a comienzo del siglo XVII.

Sabemos que durante la época en que Shakespeare escribió su obra, Inglaterra padeció entre otras, la peste bubónica y ella afectó su producción dramatúrgica, ya que un largo período entre 1603 y 1611 no escribió ninguna obra de teatro o comedia debido a que en este lapso muchas de las principales salas estuvieron cerradas. En dichos años, Shakespeare se dedicó a escribir sus poemas extensos Venus y Adonis y La Violación de Lucrecia, que resultaron fundamentales para su reconocimiento como vate y poeta. Estos poemas narrados terminaron por ser muy populares y la gente los solicitaba con entusiasmo y terminaron por ser éxitos de librería. Por cierto, tuvieron que ser reimpresos en múltiples ocasiones y resultaron inmensamente populares debido a la forma en que se examinaba el tema de los deseo y la elegancia de sus pasajes eróticos. Sin embargo, sus poemas, pesar de estar ubicados en tiempos míticos no dejaban de referirse sutilmente a los males que aquejaba a la Inglaterra de sus días.

Una lectura meticulosa de las grandes tragedias, comedias y poemas como la que lleva a cabo el Dr. Mejía Rivera, nos revela que Shakespeare, no solo poseía una intuición y visión genial sobre la condición humana sino que era un “scholar”, un hombre estudioso que manejaba no sólo un conocimiento histórico y literario sino una comprensión amplia sobre la ciencia médica del momento.

Siempre me ha impresionado que Shakespeare conociera la primera parte de El Quijote de Cervantes que fue traducido por Thomas Shelton en 1.612. Por cierto, el bardo escribió una obra en colaboración con John Fletcher en 1.613 titulada Cardenio, e inspirada en el personaje Cervantino, pero lamentablemente esta se perdió. No obstante, resulta evidente que Shakespeare estaba a la vanguardia de la producción literaria, más allá de las fronteras inglesas.
La gente tiende a creer que el talento y la genialidad es algo innato y no una labor que se cultiva con dedicación, estudio y esfuerzo. Pero, como bien lo explicaba otro genio de la literatura, Gustave Flaubert, el talento ante todo es producto de una gran disciplina.

Shakespeare sin duda conocía las diferentes teorías científicas y médicas que permean sus tragedias, comedias y poemas. A lo largo de este trabajo del Dr. Mejía Rivera recorre los textos de los principales médicos, que sirvieron como fuente y alimentaron el canon Shakesperiano. Por ello no debe sorprendernos que este bardo describa con tanta precisión la sintomatología de las diferentes enfermedades que padecen sus personajes y que conociera con exactitud sus tratamientos. Shakespeare estaba al tanto de las diferentes concepciones y debates que surgían sobre el cuerpo humano y conocía las teorías de los grandes tratadistas de la ciencia médica como Galeno, Hipócrates y Paracelso para sólo mencionar algunos de los más reconocidos.

Shakespeare y la Clínica, señala que no es casual, que la palabra peste sea una de las más usadas a lo largo del canon shakesperiano, repitiéndose en más de cien ocasiones. Sin embargo, es una palabra con un paisaje amplio, porque fueron muchas las pestes que le tocó conocer durante su vida. Entre ellas, se cuentan la peste bubónica, la sífilis, la viruela, la fiebre tifoidea, el sarampión, la malaria, entre otras y también entraron a ser parte de su obra.

Sin duda, las pestes marcaron el lenguaje shakesperiano y crearon un buen número de eufemismos, los cuales sin una guía adecuada pueden terminar por confundir al lector lego. De ahí la importancia de textos como éste que ayuda a dilucidar el significado que esconden algunas palabras, y como su sentido puede ser totalmente diferente al que uno imagina a primera vista. Por ello, uno de los grandes aportes de esta obra investigativa tiene que ver con el lenguaje de la época y cómo devela el juego irónico que subyace a lo largo de los textos. Este trabajo investigativo nos señala la manera que se referían a estas enfermedades a partir de indirectas, rodeos e insinuaciones y como se escondían las lesiones dermatológicas de ciertas enfermedades, refiriéndose a ellas como: joyas, cadenas, perlas o broches.

En la medida en que uno entra a este trabajo crítico, vemos como las descripciones fisiológicas de Shakespeare permiten replantear a algunos diagnósticos que prevalecieron y se dieron por sentados durante años. El doctor Mejía Rivera al analizar la tragedia de Otelo, para dar solo un ejemplo, nos señala como el moro se desmaya ante la infidelidad de Desdémona y Casio, pero, que en este caso específico más que un simple desmayo, es probable que estemos frente una enfermedad neurológica cuando se analiza toda la escena, y debemos considerar la posibilidad que quizás el protagonista padezca epilepsia. Pero, ni en Otelo ni en Julio Cesar, el bardo inglés considerara que la epilepsia fuera una enfermedad contagiosa o causada por una posesión demoniaca, como se creía popularmente. Es evidente que Shakespeare estaba informado sobre los avances científicos y tratados médicos sobre la enfermedad. No caía en la trampa de las supersticiones ni de las explicaciones fanáticas ni religiosas, tan comunes en sus días. Shakespeare, no fue solo un gran artista sino un pensador que respetaba y tenía claro el valor del conocimiento tanto literario como el científico, para un autor.

Una de las plagas que afectó tanto a sus contemporáneos como probablemente al propio Shakespeare, fue la sífilis. El capítulo dedicado a esta enfermedad, que al principio se denominó la “enfermedad napolitana”, porque surgió por primera vez a esa ciudad, y luego tomó el nombre del “enfermedad de la corte” o “morbo gallico” aparece mencionado en varios dramas y poemas de Shakespeare. Varios biógrafos y críticos, sostienen que es muy probable que el propio Shakespeare hubiera padecido la enfermedad.

Todo parece indicar, que el poeta conoció, entre otros, la obra de William Clowes el famoso “sifilógrafo” inglés. Y la lista de obras en los cuales Shakespeare menciona la enfermedad como bien lo revela el Dr. Mejía Rivera hace suponer que conocía la enfermedad de primera mano. También nos comenta que la misoginia marcada en algunos de sus textos, así como en algunos momentos su rechazo al sexo, probablemente se deba a esta enfermedad que atacó no solo a este dramaturgo y poeta, sino a gran parte del mundo del teatro que vivía al lado de los lupanares. Por cierto, el término “chancro”, lo tomó Shakespeare del francés y sus lecturas de François Rabelais.

En Shakespeare y la Clínica recorremos las diversas enfermedades que padecían los protagonistas de sus obras, las creencias que prevalecían sobre ella en sus días, así como las dolorosas y terribles curas que se efectuaban, con base en el mercurio, y los baños de cinabrio, el famoso polvo bermellón de los alquimistas, que conducían no solo la perdida de los dientes y el pelo sino a todo tipo de padecimientos secundarios.

Sin embargo, dice el Dr. Mejía Rivera que a pesar de que algunos biógrafos sostienen que el propio Shakespeare tal vez murió de una sífilis terciaria, y llegan a esta conclusión debido a las alteraciones en su escritura al final de sus días. Él, considera que quizás pudo haber sido más bien una blenorragia, enfermedad que se confundía en sus días con el “mal francés” como también se denominaba a esta enfermedad. Más aun, los tratamientos con hipertermia, quizás le sirvieron. Llega a esta conclusión al analizar la sintomatología que describe el propio Shakespeare, abriendo así la duda sobre como pudieron ser los últimos días del vate. También nos recuerda que algunos biógrafos creen que quizás Shakespeare murió después de una gran velada con su amigo Ben Jonson y Michel Drayton en la que bebieron y comieron hasta la saciedad acompañados por la alegría de su gran personaje Falstaff. El fin que merece todo gran artista, la muerte de los justos: y un desenlace hedonista.

Para terminar sólo quiero subrayar que Shakespeare y la Clínica, es un trabajo seminal e importante aporte para la lectura y estudio de la obra de Shakespeariana, no sólo por su cuidadoso y delicado conocimiento tanto del lenguaje de la época como la ciencia medica. La sutileza, finura y forma en que coteja las diferentes traducciones al español para dilucidar algunos pasajes, así como los que traduce el propio autor terminan por ser esclarecedores.

Sin duda, una obra que abre las puertas a nuevas y sorprendentes lecturas e interpretaciones sobre los textos Shakesperianos. Y una valiosa contribución a las humanidades médicas.

*Escritor y periodista cultural. Doctor en Sociología de la Universidad de Cornell. Es una autoridad en Shakespeare.

Editorial Universidad de Caldas. Primera edición 2022.

Museo kids virtual

El Centro de Museos de la Universidad de Caldas dio apertura a Museo Kids, un escenario virtual dedicado para que los niños conozcan y se acerquen al mundo científico a través de las colecciones biológicas, arqueológicas y de historia natural que posee este reciento.

La directora del Centro de Museos, Carolina Aguirre Tapasco, explica que esta iniciativa surge como una estrategia de apropiación social del conocimiento desde la Vicerrectoría de Proyección Universitaria en conjunto con el equipo de trabajo del Museo, Makerspace, ViveLab Manizales y el Consultorio de Diseño Visual.

La docente y curadora de la colección de insectos del Centro de Museos, Lucimar Gomes Dias, comenta que al ser los niños los visitantes más frecuentes y activos del museo, era necesario crear un espacio dedicado a ellos y motivar ese científico que llevan dentro.

Este nuevo espacio abarcará temas de historia natural, biología y geología, por medio de la mediación tecnológica para que niños, niñas y jóvenes accedan al conocimiento a través de sus computadores y dispositivos móviles.

Aguirre Tapasco agrega que adicionalmente Museo Kids se constituirá en una herramienta virtual para que docentes que trabajen con menores les presenten de una manera más interactiva la biodiversidad nacional que encuentran en las colecciones del Centro de Museos.

El docente del departamento de Ciencias Biológicas e integrante del Centro de Museos Héctor Ramírez manifiesta que Museo Kid permitirá a niños, niñas y jóvenes entrar en contacto con los recursos naturales con los que se cuenta en la región, siendo una oportunidad para lograr apropiación del conocimiento biológico y generar sentido de pertenencia desde la juventud.

La integrante del Consultorio de Diseño María Camila Ortega Muñoz manifiesta que desde el consultorio se apoyó en cuanto al diseño de lo que los niños y niñas vieron durante la inauguración como los elementos didácticos y juegos en el Centro de Museos.

Visite Museo Kids aquí.

Bufones por la paz y el territorio

En medio de la crisis presupuestal que afronta el sector cultural de Manizales, nace un nuevo grupo de circo callejero denominado Laboratorio de bufones paz y territorio, del que hacen parte 6 actores de Manizales dedicados al teatro gestual, al teatro callejero, al teatro de máscaras y a la actuación.

Estos 6 personajes son Nakor Quintero, José Fernando Usma, Faber Orozco, Braian Camilo, Marisol Restrepo, Ariel Rodríguez, quienes decidieron llegar a la calle “porque queremos que la calle no solo sea el escenario, sino que sea un teatro del pueblo y para el pueblo”.

Hace aproximadamente 5 años Golo Volador (José Fernando Usma) de la Asociación Circo al Aire, investiga el bufón y las máscaras en compañía del Maestro Andrés del Bosque, director de la Red Latinoamericana de la Risa y profesor de la Real Academia de Barcelona, y decidieron crear la obra de teatro La Paz, basada en el mito del dramaturgo griego Aristófanes, la paz está secuestrada, escrita y dirigida por el maestro Andrés del Bosque con la actuación de los bufones que la van a liberar: Garrapata, Opora, Mercachifle, Gallinazo Vengador, Camándulas, Tercer Mundo.

El estreno de la puesta en escena La Paz será el 23 de junio en el Festival Heyoka Orígenes 2022, en la ciudad de Medellín, a las 6 p.m. Plazoleta del Teatro Pablo Tobón Uribe.

La heyoka es una especie de payaso sagrado en la cultura del pueblo Lakota de las Grandes Llanuras de América del Norte que invita a la celebración del circo.

El Laboratorio paz y territorio es un proceso de investigación abierto a diferentes actores que quieran sumergirse en el mundo bufonesco. Pronto más información de los encuentros y lugares de ensayo.

50 años UManizales. Muchas manos aportan

Tres semanas de trabajo que se resumen en 15 días, 150 horas y 20 galones de pintura finalizaron el 10 de junio con la terminación del nuevo mural ubicado en la entrada principal del campus de la Universidad de Manizales.

La muralista Alejandra Arias Antia, conocida como Goldin, junto con más de 100 colaboradores, entre estudiantes, profesores, administrativos, pensionados y graduados de la Universidad de Manizales, le pusieron color a la entrada principal.

Esta construcción colectiva, que se asemeja a la creación de la institución, en la que muchas manos aportan, está conformada por diversas imágenes, cada una con un significado asociado a los 50 años de historia que cumple la universidad.

La idea surgió desde el año pasado en reuniones entre los representantes estudiantiles del Consejo Superior y del Consejo Académico con el rector, Duván Emilio Ramírez, quien expresó que desde el inicio la idea era que los estudiantes participaran en el proceso, para que así fuera una actividad colectiva, como lo fue la construcción de la Universidad.

“Queríamos ver la Universidad más colorida y que los estudiantes tuvieran ese sentido de pertenencia. El objetivo era embellecer las áreas poniéndole un toque estudiantil que incluyera la historia de la Universidad en una línea de tiempo, donde cada dibujo tiene un significado acerca de cómo se han transformado vidas”, dijo Juliana Vargas Rojas, representante de los estudiantes ante el Consejo Superior.

Conozca el significado de las diferentes imágenes que se pueden apreciar en el mural:

Fauna. Cóndor, barranquillo, colibrí, zorro, azulejo, mono, sapo y afrechero.

Flora. Yarumo, café, orquídea, guadua, frailejón, anturio negro y el Nevado del Ruiz.

Línea de tiempo.

El nuevo tiempo del cine en Manizales

El público de Manizales ha sido afortunado este año con la inclusión de la ciudad en varios de los circuitos cinematográficos más importantes que se programan en el país. Esto se ha logrado gracias a la gestión de RedEspiral y Ficma, con el apoyo de otras instituciones que hacen parte del ecosistema regional audiovisual.

Es así que se ha disfrutado de cine francés, El circo de las ilusiones, Eurocine ¡Pa´lante! En este mes de junio llegará Que haiga paz. En julio cine rosa por el mes del orgullo gay y en los siguientes meses ciclos de derechos humanos y cine africano y más cine francés. Del 27 de octubre al 5 de noviembre la joya de la corona, el 13 Festival Internacional de Cine de Manizales con El amor todo locura.*

Conversamos con el periodista Federico Zapata, coordinador de este exitoso proceso.

Concluido Eurocine Pa´lante, cuya realización tuvo lugar en el mes de mayo con excelentes resultados, ¿cuál será la agenda que nos espera para los próximos días?

Finalizó la 28 edición de cine europeo Eurocine; el 3 de junio inauguramos un ciclo muy especial para nosotros con la película El film justifica los medios de Jacobo del Castillo, el inicio de un ciclo que se llama Que haiga paz, tejido con la Cinemateca de Bogotá y la Comisión de la Verdad. Tiene un valor muy relevante porque el 28 de junio la comisión entrega el informe y ese informe es como una gran polifonía donde se recogen las voces de las víctimas, de los victimarios, de casi 50 años de violencia en Colombia. Así es que todo el mes de junio estará dedicado al cine documental que ha abordado el conflicto armado colombiano.

¿Qué reto implicó para ustedes recrear Eurocine en Manizales, una de las 4 ciudades del país beneficiadas en el 2022, con una multitud de ficciones, documentales, animaciones, y además con entrada libre para el público?

La verdadera complejidad se sucedió en el 2021 cuando todavía había muchos rezagos de la pandemia, había mucho temor por parte de las personas y las instituciones. El Teatro Los Fundadores llevaba un año cerrado, esa fue la génesis para el nuevo tiempo del cine en la ciudad. Gracias a la confianza que el teatro tuvo, a la confianza de las instituciones que apoyaron, se generó el espacio para considerar importante a Eurocine. Este año, a diferencia del año pasado, se vincularon el Consejo Departamental de Cine y la Secretaría de Cultura de Caldas, gracias a ellos y a la Vicerrectoría de Proyección Universitaria de la Universidad de Caldas, pudimos abrir las puertas de manera amplia al público.

Ustedes han sido obstinados y perseverantes con la programación de cine de calidad este año en la ciudad, ¿cómo lo han logrado?

Lo primero es entender el gran vacío que tiene la ciudad y entender que ese vacío es una complejidad que tiene que resolverse desde la imaginación, desde la creación, y en este caso el cine. Nosotros lo que nos hemos querido imaginar y plantear es justamente cómo colmamos esos vacíos con algo que amamos, que en este caso es el cine, y en ese amor profundo proyectamos el difícil camino de hacer gestión cultural en una ciudad donde los círculos de la cultura están en crisis; Sábato decía que son los tiempos de crisis los que más demanda la utopía y nosotros somos amantes furibundos de la utopía. En esa declaratoria de amor a la utopía nos estamos inventando permanentemente el hacer y el hacer tiene que ver con tocar puertas, con insistir, persistir y de esa manera hemos ido labrando la ruta de la continuidad que es muy clave para esta ciudad.

En el contexto de todo este esfuerzo avivado por la imaginación, ¿qué análisis hacen de la respuesta del público?

La respuesta del público es un gran acertijo. Nosotros hemos dicho que después de la pandemia hubo una recomposición del rol del espectador, es como si los espectadores hubieran renacido. Veníamos de un año y medio de ser espectadores a través de ordenadores y computadores, nos vimos nuevamente anclados a las sillas y al rol de ser espectador que para nosotros es importante que sea crítico. Es muy bello porque hay una figura del renacer del público a partir de lo que les hemos podido brindar desde el cine, desde lo que fue Eurocine el año pasado, desde lo que fue la Feria Internacional de Cine, los circuitos que empezamos muy temprano en ferias, todo lo que ha sido el Cinema Fundadores. En ese proceso de renacer hemos ido todos aprendiendo. Hay una frase hermosa de Marcel Proust que dice que nuestro corazón tiene la edad de aquello que amamos y en esa lógica es con ese nuevo público que hemos ido aprendiendo a caminar, a transformar la mirada, a entendernos a partir del otro y de la diferencia desde esa gran ventana que es el cine y es en esa especie de gran travesía que, para citar a Pessoa cuando dice que es necesario abandonar las ropas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo, nosotros estamos plenamente convencidos de que el tiempo de la travesía es el tiempo del cine.

Hablando de esa gran travesía, ¿qué nos traerá la 13 Feria Internacional de Cine de Manizales?

La Feria este año, que será del 27 de octubre al 5 de noviembre, tiene como tema El amor todo locura. En esa especie de juego de palabras entre la posibilidad de que el amor sea una locura, un delirio, también el amor como la posibilidad de curar, de sanar colectivamente, tendremos una feria muy disonante, poética, abismal, delirante. Una feria que habitará muchos escenarios, que se va a plantear ser muy disruptiva y Cortázar decía que no cualquiera se vuelve loco, que esas cosas hay que merecerlas, entonces lo que queremos es que el público se merezca esa oportunidad de volverse loco por un tiempo a través del cine.

*A estas posibilidades se suma la programación de cine de las universidades, la Alianza Francesa, el Colombo Americano y algunos cafés culturales de la ciudad.

Salón de Artistas se toma Centro de Innovación para Caldas

El Salón Nacional de Artistas eligió al Centro de Innovación para Caldas de la Universidad de Caldas, ubicado en La Dorada, como una de las residencias para la instalación, durante el segundo semestre de 2022, del programa de exposiciones y proyectos de “Inaudito Magdalena” que se llevará a cabo en diferentes territorios de la cuenca del Río Magdalena y estará compuesto de exposiciones en sala, estaciones puerto, obras en espacio público y un programa alterno audible y de publicaciones.

De acuerdo con los curadores de la exposición, “Inaudito Magdalena” es una apuesta para explorar el impacto de nuestra relación con la naturaleza, sus consecuencias y cómo ha moldeado nuestros cuerpos, nuestro lenguaje y la vida cotidiana y se constituye en un un ejercicio de imaginación de nuevas mitologías, unas que puedan ser capaces de abordar no solo las complejidades que estructuran a Colombia como nación y como sociedad, sino otras ecológicas, sociales y económicas que suceden en todo el planeta.

“Queremos que esta exposición sea muy exitosa y nos permita posicionar no sólo los temas planteados en el centro de innovación, sino también los temas culturales y artísticos”, indicó la vicerrectora de proyección universitaria de la Universidad de Caldas, Patricia Salazar Villegas.

El Salón Nacional de Artistas es uno de los eventos culturales más antiguos del país, creado en 1940 como un espacio de encuentro entre los artistas y los públicos. A comienzos del siglo XXI se reformuló su estructura de manera que desde la versión 40 ha sido el resultado de procesos de investigación curatorial que han involucrado componentes de formación así como publicaciones diversas.

Recorrido virtual por el CCU Rogelio Salmona

El Centro de Ciencia Francisco José de Caldas, a través de su equipo de mediadores del Maker Space, creó un recorrido virtual del Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona de la Universidad de Caldas como una invitación al público general a que visite sus instalaciones desde cualquier lugar.

El objetivo principal es que los espectadores se apropien de los diferentes espacios que ofrece el Centro Cultural: espacios abiertos a la comunidad, disponibles para la realización de eventos y actividades, que responden a las necesidades de infraestructura de Manizales y de la región.

Jacobo González López, mediador del Maker Space y creador del recorrido virtual dijo: “Es un recorrido donde se puede ir paso por paso por cada uno de los niveles. Entonces la gente que no conoce, que no puede venir o que está por fuera del territorio y quiere conocer, puede visitarlo así”.

Esta es una oportunidad para acercarse al CCU Rogelio Salmona, un lugar en el que se propician encuentros virtuales y presenciales que dan continuidad a los esfuerzos de gestión de eventos culturales, congresos científicos, exposiciones y festivales nacionales e internacionales, donde se promueve la creatividad en el mundo digital, la formación de públicos, la creación de contenidos y la relación de las tecnologías con las artes y las ciencias.

Ya se han realizado otros recorridos virtuales de espacios de la Universidad de Caldas, disponibles también en la página web del CCU Rogelio Salmona. Gracias a una iniciativa del Centro de Museos, el Centro de Ciencia y ViveLab Manizales, se digitalizaron dos salas de exposición que la ciudadanía puede visitar sin salir de casa: la Sala Virtual de Arqueología “Pobladores Prehispánicos del Cauca Medio” y la Sala Virtual “El Martirio de San Sebastián”, donde se encuentra la obra del maestro David Manzur.

Recorrido virtual CCU Rogelio Salmona
Sala Virtual de Arqueología “Pobladores Prehispánicos del Cauca Medio”
Sala Virtual “El martirio de San Sebastián”

El Corazón del Miedo

Un capítulo del libro El Corazón del Miedo del escritor nacido en Herveo Tolima (1966), Jaider Muñoz Londoño, su primera novela, la que, en palabras del profesor emérito de la Universidad de California experto en literatura latinoamericana, Raymond L. Williams, “nos trae gratas reminiscencias del escritor colombiano Álvaro Mutis por la permanente mención del departamento del Tolima. El Corazón del Miedo es, así mismo, una obra llamativa que nos recuerda la gran tradición novelística de Dickens, Balzac y Galdós. Este último creador se hace presente en la descripción de los viajes y los paisajes que son parte esencial de la obra del nuevo novelista colombiano.

Herveo, 11 de julio, 10:00 am.

Algunos motivos impidieron que mis amigas me acompañaran en el periplo que habíamos acordado con don Arnoldo, en especial, una inesperada carta que doña Ruth entregara a Azalea de parte de su difunto padre. Así las cosas, me dediqué a esperar la llegada de mi anfitrión, no sin antes incluir en mi mochila una libreta de apuntes y un lapicero, previendo la cátedra que muy pronto iba a recibir de él. A la hora indicada, unos breves toques en la puerta me anunciaron el comienzo de un delicioso Viaje a pie, que resultó pródigo en revelaciones y en crónicas de toda índole.

DESCUBRIENDO A HERVEO

I

Una mentira memoriosa

Mientras nos alejábamos del pueblo, Daniel Barenboim interpretaba la Sonata para piano No. 16 de Mozart, en un viejo radio que, según me dijo, lo ha acompañado siempre. Como una manera de iniciarme en los encantos de su tierra, me fue indicando los nombres de algunos sitios por los que pasábamos, haciéndome breves reseñas sobre ellos: la antigua Estación de Soledad, el cementerio, El Campestre. La mañana estaba esplendorosa y el paisaje era excepcional. Frente a nosotros y luego de ascender un poco por la carretera que conduce a Torre Veinte, pudimos ver el Nevado del Ruiz, coronado por una inquietante fumarola; a nuestra izquierda y en dirección a esa misma cumbre, corre una cadena montañosa que, esa mañana formaba, una delirante acuarela de entremezclados verdes y azules. A la derecha y magnificados por la luz de julio, se yerguen los cerros de las veredas El Placer y Delgaditas y, en medio de ellos, el Alto de la Bandera, proclamándose como un símbolo de fertilidad. Durante algún tiempo nos detuvimos a observar los domos del volcán Cerro Bravo, erguidos y firmes como una deidad protectora, mientras encarnan de manera misteriosa, el perfil de un ser en estado de reposo, cuya imagen ha quedado grabada en mi memoria. Pero como si aquellas estampas no fueran suficiente galardón a la mirada, en La Fonda volvimos a detenernos para observar la vereda El Plan: un hermoso valle de lahar* que se inicia a los pies de Cerro Bravo y que desciende suavemente, ornado de pastizales y tupidas cejas de monte, bordeando el cañón del río Aguacatal.

Continuando por un sendero de huellas pavimentadas, don Arnoldo me contó que había nacido en un predio cercano a la Estación de Frutillo, en la mañana del 20 de noviembre de 1925 –el mismo día que una dolorosa tragedia llenó de luto a Herveo: don Jaime Valencia, el abuelo de los cantantes Ana y Jaime, falleció en un accidente en el Cable Aéreo- y desde esa fecha, por un azar del destino, su vida ha estado entretejida con ese medio de transporte. Luego rememoró su infancia en los campos vecinos, ayudando a sus padres en las labores de la ganadería y la agricultura, alimentando su mirada con las cambiantes tonalidades de la cordillera, disfrutando del sol, la lluvia, el viento y al amparo de hermosas noches vigiladas por la luna y las estrellas. En la finca El Danubio, ya iniciando la cuesta hacia El Frutillo, los primeros acordes de un Cuarteto de Alexander von Zemlinsky lo llevaron a mencionar la célebre Viena del año 1900 y la pléyade de personalidades que se reunían a conversar en sus cafés: Sigmund Freud, Alban Berg, el pintor Gustav Klimt, su tocayo Arnold Schönberg, Gustav Mahler y la bella sorda Alma Schindler, recordada después como Alma Mahler; la musa por la que todos ellos hubieran perdido su corazón. El apellido Malher (que significa pintor en lengua alemana) dio oportunidad para que me hiciera una curiosa y extraña revelación: dijo él que, estando en el vientre de su madre, pudo escuchar en cierta ocasión una música majestuosa y que muchos años después, oyéndola de nuevo en una emisora, supo que se trataba de la Sinfonía No.2 de Gustav Mahler, más conocida como La Resurrección. La empinada cuesta revivió una dolencia de su pierna derecha, impidiéndole avanzar con el vigor que debió tener años atrás y por eso, al cabo de un buen tiempo, gozando con sus historias y acompañados en la radio por La noche de los Mayas de Silvestre Revueltas, llegamos a El Frutillo.

Tan pronto se ingresa a ese lugar, se participa de un aura diferente. Nos recibió una antigua casa de madera, generosa en su espacio, entibiecida por una chimenea y en cuyos muros se habló por mucho tiempo la lengua de Shakespeare –ya que formando parte del Cable Aéreo, se constituyó en Estación, en taller de reparaciones y en estancia habitual de ingenieros y trabajadores ingleses encargados del establecimiento y administración del mismo- y ahora, adornada con jardines y rodeada de altos eucaliptos, sigue ofreciendo un privilegiado mirador de paisajes, en cuya presencia empieza uno a entender la fascinación de don Arnoldo por sus montañas y a comprender mejor el panteísmo que profesa como su credo personal. En este lugar, siendo apenas un muchacho y aprovechando que su hogar quedaba cerca, conoció a los místeres, como se les decía comúnmente a los ingleses que operaban el Cable Aéreo Mariquita-Manizales y se inició más tarde, en su vida laboral.

*La palabra lahar proviene de la isla de Java, en el Océano Índico y describe el flujo de agua y sedimentos que se desliza por las laderas de los volcanes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ajuste de cuentas

Cuando un padre o una madre piden a su hijo, cada uno a su manera y por aparte, que le cuente, qué ha sido de su vida, algo anormal ha sucedido, pues siempre la pregunta la hace el hijo a sus padres. La respuesta a su madre, de quien poco conoció de niño, pues a los tres años los abandonó a él y a sus hermanos, trató de reconstruirla con fragmentos de escritura que fue elaborando en libretas de apuntes, a través de sus años, y que constituyeron un libro que ella tampoco pudo conocer.

Esta extraña paradoja será la que abordará José Zuleta Ortiz, hijo de Estanislao Zuleta y María del Rosario Ortiz, quien nació en Bogotá en 1960 y vive en Cali desde 1969. Es director de la Revista de Poesía Clave y Coordinador de la agenda literaria de la Biblioteca Departamental del Valle. Ha ganado varios premios nacionales de poesía y cuento, entre ellos, el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura en 2009. Ha publicado cinco libros de cuentos y cuatro de poesía. Algunas de sus obras han sido traducidas al francés, inglés, portugués, italiano y holandés. Su libro, Lo que no fue dicho, del cual afirma es una biografía novelada, desde el inicio nos atrapa:

En Lisboa nos alcanzó la noticia: «Ha muerto tu mamá», decía el mensaje de texto. No lloré. Entré en un retraimiento profundo. Silencio retrospectivo. Un dolor minucioso buscaba el extremo del hilo para rehacer el tejido. Los primeros recuerdos a su lado son frágiles, fragmentos de niñez, retazos de sueños. Lo cierto         es que cuando tenía tres años mis padres se separaron y no la volví a ver ni a saber nada de ella hasta que tuve veintisiete.

 … Recordar mi historia para contarla a mi madre será como armar un sendero con fragmentos, piedras claras, oscuras, mosaico de una vida truculenta y azarosa. Una vida nómada, nómada, sin tribu. Y que nunca oirá.

 Cuando José tenía tres años y vivían en Bogotá, sus padres se separaron. Su papá lo llevó con Silvia, su hermana mayor y Fernando el menor, a Medellín, donde Margarita, su madre, y abuela de ellos. Ella tenía un taller de costura en donde confeccionaba trajes de novia para jóvenes de alta sociedad, y sería allí en donde tendría su primer curso de estética, belleza y alta cocina, además de una formación moral y práctica, al lado de su inolvidable abuela de la cual aprendería lo fundamental para salir airoso en la vida y a quien dedicó el libro. Comprendí con la abuela que la belleza debe contener misterio, insinuación, silencio. El exceso es torpeza… el deseo también reside en el ocultamiento. El deseo es imaginación.

A los dos años de estar con la abuela, su papá con su nueva esposa Yolanda, regresó por ellos. Y se fueron a vivir a Bogotá, en donde tendría la certeza de que en la vida saldría airoso de cualquier dificultad, si la sabía afrontar con entereza y valor. Tendría unos seis años, pues estaba en grado tercero, jugaba en su colegio y sin darse cuenta lo dejó el bus que debía llevarlo a casa con sus hermanos, desde Normandía hasta Chapinero, unos nueve kilómetros. Decidió hacer a pie el recorrido del bus. Comenzó a las dos del medio día y así lo fue cogiendo la tarde y luego la noche.

Ese día, por primera vez, supe que podría enfrentarme al mundo. Sentí una fascinación nueva, quise vivir aventuras… Pero me había asomado a mí mismo, había gozado el desafío. Algo se inauguraba en mi carácter, algo definitivo. Lo último que ocurrió aquel día fue que entre dormido y despierto escuche a mi padre decir con orgullo:

–No pidió ayuda, no se aterrorizó, logró hacerlo solo. Es un niño distinto.

 A los amigos de su papá, León de Greiff y sus hijos, les tiene mucha gratitud por haberle transmitido saberes para su formación, a Boris quien le enseñó a mover con destreza las piezas del ajedrez, lo cual no solo se constituiría en una inmensa pasión, sino que le serviría para analizar al tomar decisiones, y ser atrevido, pero precavido. Y a León, quien le recalcaría: en la vida vas a encontrar abismos y puentes, dificultades, desesperación, entonces escribe, las palabras son lo único que tendrás cuando ya no haya nada.  

En esa misma época después de unas vacaciones en los Llanos Orientales, contrajo la malaria y las fiebres lo hundieron en el delirio y el temor a la muerte, que aunque aún no había vivido mucho, no sabía lo que perdía. Las siete semanas de convalecencia las supo aprovechar para hacer lo que más le gustaba, leer, y logró captar la musicalidad de los textos.

En razón a las actividades académicas de su padre, resultaron trasladándose a Cali, sería el séptimo trasteo en ocho años. No les buscaron colegio y en su caso su educación llegó hasta tercero de primaria. Esta situación le produjo nostalgia, pues no alcanzaba a comprender lo que sucedía, cuando veía a sus compañeros rumbo al colegio:

Verlos subir al bus que los llevaría al futuro, a la vida, me ensombrecía. Una tristeza rebelde se aposentaba en el silencio. Mientras los amigos de la cuadra desaparecían de mi vista, rumbo al colegio, pensaba que a mis hermanos y a mí ya nos había dejado el bus de la vida.

Los roces con su papá comenzaron a aflorar y no desperdiciaba oportunidad para confrontarlo. A propósito lo habían llamado para ayudar en la reconciliación y la paz de los colombianos, entonces le preguntó –¿Eres capaz de reconciliar a los colombianos y no puedes hacer las paces con la mamá?

Esa confrontación se fue agudizando, pues todo lo que decía o hacía le molestaba a su progenitor, y viceversa. Como se pensó que era por la adolescencia, resultó en sesiones de psicoanálisis, las cuales lo exasperaron no solo a él, sino al terapeuta, quien decidió no seguirlo recibiendo, y ahí surgió otro encontrón:

            –¿Entonces soy un caso perdido?

            La ironía con que lo dijo lo sacó de casillas, me gritó:

            –Te crees más de lo que eres. No juegues con eso, no cometas ese error.

 –Si –respondí–: en este juego de ensayo y error con nuestra vida, usted es el que ensaya  y nosotros,   sus hijos, somos el error.

El lejano recuerdo de su madre, la hostilidad de su padre y los continuos reproches mutuos, que lo hacían sentir “un huérfano con los padres vivos”,  fueron los detonantes de su partida antes de cumplir sus quince años, después de escribirle a su abuela sobre la caldera con demasiada presión a la que estaba sometido, a tal punto de repudiarse el mismo y tener ideas macabras y lúgubres. Se fue lleno de miedo y fascinación. Se sintió muy capaz de afrontar su futuro, fuera el que fuera.

Después de mucho trasegar, convivir con extraños, superar carencias, afrontar dificultades, arrostrar peligros, aceptar que nadie es indispensable y salir airoso, pudo afirmar:

Vivía una vida en la cual nadie miraba mi destino, nadie me apoyaba a cambio de algo.  Cada trozo de comida, cada mañana, cada camisa, las había logrado yo. Nadie observaba ni comentaba mi vida, eso es libertad. Nadie interpretaba mis actos, mis sueños eran sueños y solo yo sabía que querían decir: nada. “los sueños, sueños son”.

Aunque no tuvo una educación formal, las enseñanzas precozmente recibidas de su abuela marcarían su original destino no solo en lo material, sino en lo intelectual y en la forma de afrontar el mundo. Una cosa es vivir y otra durar. Nunca lo olvides. Que tus días no sean idénticos. No te repitas. Ten el valor de no ser trascendental. 

Con la muerte de su padre vino el remordimiento y el comienzo del ajuste de cuentas: No alcanzaste a leer nada de lo que había escrito. Nunca te envié lo prometido. Eso duele más que nada. Me sentí culpable de haberte hecho sufrir. Después percibí que todos nos sentíamos culpables, de una u otra manera, por una u otra razón. La culpa compartida aliviana, permite. Y luego con su mamá en el lecho de enferma, la escuchó balbucear: –Perdóname. Me asaltó una ráfaga de amor, quise darte un beso, creí que ibas a morir y que estabas buscando paz para hacerlo.

El libro de José Zuleta Ortiz, como lo admite en múltiples entrevistas, no ha sido para juzgar a sus padres, sino mas bien para cumplirle a su madre quien le pidió que le contara su vida, la cual no conoció, y como tributo a su padre quien le había pedido le mostrara algo de lo que escribía, aunque ninguno de los dos lograron leerlo.

Profesional en Filosofía y Letras. Universidad de Caldas.

Imaginaria

Casting

A María Camila

En el Parque Caldas, de Manizales, hay un enorme y centenario cedro negro a cuyo abrigo me gusta sentarme para contemplar el paisaje y la gente, tanto la que es desconocida para mí como la que frecuenta el sitio.

El árbol tiene un denso follaje y sus ramas se extienden como una gigantesca sombrilla que abraza el firmamento. Las raíces, gruesas y muy largas hunden sus dedos callosos en la madre tierra. Para mí es la materialización del árbol de la vida. En su sombra, cálida y tibia, juguetean las niñas y los niños que disfrutan de la libertad que brinda un sitio, como este, encantado. Y hay muchas palomas, que revolotean permanentemente en torno al majestuoso cedro recogiendo la comida que les brindan las personas.

Para mí, el estar allí permite que la imaginación se expanda como el follaje del cedro negro y me deje llevar por fantasías y meditaciones hacia otros mundos que están en este mismo. Yo creo en la inspiración, y este sitio es un lugar sagrado que la provoca. Mis viajes al lado del viejo árbol se sumergen en las narraciones chamánicas de Carlos Castaneda, en cantos ancestrales y búsquedas cuánticas como las de Jacobo Grinberg.

Mientras estoy sentado en el regazo de este árbol de la vida, fluyo como el río del tiempo, como el río de Heráclito, como el agua que toma la forma de lo que la contiene. Los colores, olores, sabores… se convierten en una sinfonía sinestésica de arco iris iridiscentes… destellos que son visiones de los otros mundos… Desde este sitio la cotidianidad revienta y somos uno con el todo, todo con el uno… allí se nos presentan en sentipensamientos los maestros de la trascendencia… Hermes Trismegisto… Jesús… Buda… Khalil Gibran… Elena Blavatsky… Albert Einstein… Gurdjieff… nuestros chamanes, taitas, jaibanás, mamos…

En mi lugar sagrado y mágico vibro con la melodía de las esferas, viajando por el multiverso de los metaversos, en donde el tiempo y el espacio se transforman para vislumbrar la libertad que me hace guiños desde las nubes y el horizonte… allí, los duendes y las brujas bailan al son de tambores milenarios surgidos del alma del cedro negro centenario del Parque Caldas… un árbol de la vida que está en el centro de nuestra ciudad, poderoso y benefactor, testigo y superviviente de la incapacidad de esta sociedad para ver más allá de sus ambiciones y egoísmos… Gracias bendito árbol, que me liberas de la ceguera cuando me acerco a tu sombra benefactora.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

Cedro negro del Parque Caldas en Manizales. (Fotografía: Carlos Mario Uribe)

Mejor maestra de Iberoamérica

Sindey Carolina Bernal Villamarín, estudiante del Doctorado de Formación en Diversidad de la Universidad de Manizales, fue seleccionada como la mejor maestra de Iberoamérica, en un reconocimiento que otorga la Fundación Fidal de Ecuador.

Esta bogotana con raíces boyacenses lidera en la Institución Educativa Enrique Olaya Herrera, ubicada en el barrio 20 de Julio, al sur de Bogotá, una propuesta de investigación con estudiantes de grados 9, 10 y 11, a través del Semillero Inclutec (inclusión en tecnología). “Lo que hacemos es desarrollar recursos digitales y análogos de apoyo para los niños y niñas en condición de discapacidad. Lo novedoso es que las propuestas nacen de los mismos adolescentes que apadrinan un curso, indagan el contexto, y hacen las creaciones. En todo el procesos estoy acompañándolos y guiándolos”, explicó Sindey Carolina Bernal Villamarín.

Este no es el único logro de la profesora, pues en el año 2020 estuvo entre los 50 finalistas como mejor maestra del mundo del Global Teacher Prize Award 2020. Es licenciada en Diseño Tecnológico, magíster en Tecnologías de la Información Aplicada a la Educación, doctora en Educación Inclusiva, de la Universidad de Baja Califonia, y desde 2020 estudia el Doctorado Formación en Diversidad de la Universidad de Manizales, en el que desarrolla su proyecto de investigación sobre niños y niñas con depresión desde la primera infancia.

“Desde la Universidad de Manizales y su Doctorado de Formación en Diversidad queremos felicitar a nuestra estudiante. Su siempre sonrisa, su alegría contagiable y su deseo de saber con paciencia incluyente la hacen merecedora de tal distinción”, dijo Gonzalo Tamayo Giraldo, director del doctorado.