Amando a Martha y la naturalización del horror

Una película dirigida por Daniela López. Colombia, 2023.

En la escuela de cine, inicialmente, y de manera posterior mediante el oficio de la escritura, aprendí que la “normalidad” es una de las ficciones más difíciles de construir. Se requiere de mucho trabajo para que no se evidencie todo el esfuerzo que hacemos: la voz de un personaje literario que parece hablar con acento y cadencia, la recreación mediante fresneles de la iluminación natural y, podríamos agregar a esta lista de ejemplos lo que nos muestra la directora Daniela López en Amando a Martha (2023), que la dinámica de una familia fluya con naturalidad, sin evidencias de tensión o conflictos.

Amando a Martha es una película extraña o, más que extraña, anormal. Su argumento es sencillo: una nieta reconstruye la historia del divorcio de su abuela y de su esfuerzo posterior por alejarse de la influencia que intenta ejercer ese hombre sobre ella incluso después de la separación. A esto se le suman imágenes y momentos que inspiran calidez: la casa de los abuelos, el regreso al pueblo de origen, reuniones, fiestas y reconciliaciones familiares. Y pese a todo, su evocación me produce escalofríos.

Más particular resulta que en el momento de la visualización, las imágenes no están impregnadas de ningún tinte siniestro. De hecho no hay tintes, sino una búsqueda del naturalismo, de mostrar sin utilizar la truculencia técnica para suscitar alguna interpretación, de hecho cuando hay interpretación de los sucesos siempre es clara y explícita. Es nuestra propia memoria la que se encarga de vincular esas imágenes que deberían ser cálidas con el terror solapado tras la narración.

Aunque la protagonista del documental es la señora Martha y el argumento consiste en la búsqueda de una vida sin abuso por parte de su exesposo —llamado irónicamente— Amando, el proceso de reconstrucción del relato de esta abuela termina involucrando en la historia a otros miembros de su familia, quienes sin relatar su experiencia personal, con sus comentarios e intervenciones evidencian los dolores propios que cargan, estrechamente ligados con esta historia. Amando a Martha se sostiene en este vacío de lo que no se dice ni se muestra. En su forma de proceder no se diferencia mucho de ciertas formas del cine de terror en la que lo aterrador es el gran esfuerzo que hacen los personajes por aparentar normalidad en un entorno enrarecido por la tensión invisible de la amenaza constante. Aterra del mismo modo que las sonrisas fingidas de dientes apretados, que la familia rubia norteamericana en su casa con vallas blancas y los barrios limpios y silenciosos de casas todas iguales.

Que no haya truculencia técnica que pretenda interpretar por nosotros los hechos no quiere decir que no haya trucos en la narración: hay montones. Cámaras subjetivas, tiempos muertos, números musicales, cartas, fotos familiares con rostros tapados —esto por temas legales, pero que termina aportando estéticamente— y recursos básicos de narrativa de ficción como la infame caja misteriosa de J.J Abrams.

El logro más brillante de Amando a Martha es que en esta abundancia, diversidad y heterogeneidad de recursos, se nos presente un relato tan aparentemente sencillo: la reconstrucción de una imagen rota con fragmentos tan finos que no se evidencian junturas ni grietas. Y esta sencillez aparente del relato también es su principal recurso, y quizás el más terrible, pues funciona como un espejo: percibimos la sencillez en el relato quienes tenemos normalizada la violencia intrafamiliar, por eso no nos sobresalta lo narrado.

Puede ser por eso o porque nos inspira esa actitud tan serena de Martha, ese estoicismo con el que carga su dolor y la valentía con la que asume los hechos de su vida, así como su deseo de contar su historia y sus ansias de inspirar a las mujeres de su familia a romper los ciclos de violencia. Y todo esto desde el amor, la tolerancia y la delicadeza, desde esas cartas escritas con un lenguaje sencillo, dulce y transparente.

Nosotros, en cambio, recurrimos a la perífrasis, a la sublimación y a la metáfora para evadirnos del dolor, como forma alternativa y nociva de procesar las imágenes. Incluso impresiona que la propia película no muestra la violencia contra la mujer explícitamente, la deja colarse por las rendijas.

Construcción en el vacío, colcha de retazos, mandala, piedra en un estanque, burbuja de eco: surgen naturalmente imágenes que intentan condensar la experiencia total de la historia. Con excepción de las primeras imágenes, las demás sugieren circularidad, repetición y en algunos casos, degeneración. Una degeneración esperanzadora también, porque allí hay implícito un final, y ese final es, precisamente, la historia de Martha, y es la película Amando a Martha y serán, espero, las acciones de la gente sensible y comprensiva que tolere que le pongan al frente un espejo.

Lea la entrevista con Daniela López aquí:

https://www.quehacer.co/necesitamos-un-amor-sororo/

* Escritor. Realizador de cine.

«Las películas son cada vez menos producto de las decisiones unánimes del director»

Entrevista con Adriana Bernal-Mor.

La historia de Hernando Toro, un fotógrafo encerrado en la Cárcel Modelo de Barcelona por narcotráfico y del proyecto artístico que allí elabora, en el que hace de su estudio fotográfico un espacio para ejercer la libertad de expresión, con una obra que exhibe la belleza diversa de cuerpos que no se ajustan con los estándares tradicionales, nos ofrece un argumento más a favor del proceso transformador y sanador del arte, con el valor agregado de ser uno de los más fascinantes en términos visuales y de técnicas narrativas que se aprovecha de la gran libertad que ofrece la forma documental. A propósito de la exhibición de Toro en FICMA 14, conversamos con una de sus directoras, Adriana Bernal-Mor sobre la película.

 ¿Por qué deciden hacer una película codirigida en lugar de la tradicional “yo dirijo, tú produces”? ¿Cómo nace esa “llavería de la imagen”, como la llama Toro con tanto escepticismo, entre tú y Ginna Ortega?

Hubo un trabajo anterior en el que Ginna fue la directora y yo la productora y posteriormente conozco a Toro en unos talleres que él estaba dictando en una prisión, ahí es cuando la busco a ella con la intención de hacer un trabajo codirigido. Esa posición de ambas como directoras nos permitió generar unas nuevas dinámicas en cuanto a decisiones en el set, en la post y en la creación misma del proyecto.

Tenemos una amistad desde hace años que permite que se vaya dejando atrás el ego, porque la figura del director, en mi opinión, está cargada de ego. En cambio nuestra relación está en un punto en el que tomamos decisiones conjuntas, vemos todos los puntos de vista como válidos y siempre juzgamos las ideas por el bienestar del proyecto más que por una idea arraigada que consideramos la mejor. Había mucha gente que nos decía que íbamos a pelear y pensaba que íbamos a terminar agarradas, pero hasta el día de hoy no ha pasado.

Progresivamente vemos la disolución de la concepción romántica de la creación artística como producto de una mente única y genial, como la figura central que tiene la palabra final y la solución de todo ¿Piensas que se está reevaluando o desdibujando la figura del director?

Más que pensar que se está desdibujando, yo, que cada vez estoy más inmersa en las posibilidades de la creación, pienso que las películas no son netamente del director sino de lo que cada integrante del equipo aporta desde su posición. Ginna es una mujer absolutamente talentosa y tiene también una trayectoria en la ficción; yo, desde una tradición netamente documental, aporto mi conocimiento, y generamos un espacio en el que nos podemos complementar, eso hace que el proyecto crezca. Las películas se debilitan con cualquiera de los eslabones de la cadena que removamos.

Aparte contamos con Jorge Caballero y Ana Giralt en la producción, así como la de Rosa Ramos que también es productora de GusanoFilms. David Rojas en el montaje con Ginna, Roberto Montoya en la parte gráfica, las personas de Imán music que musicalizaron e hicieron el diseño sonoro, a nuestro colorista Stiven e incluso la locución que la hace una actriz; cada persona aporta de manera significativa. Por eso siento que las películas son cada vez menos producto de las decisiones unánimes del director y cada vez más del enriquecimiento con los talentos de todo un equipo. Pensar así hace que la codirección se vuelva, entre comillas, “fácil”.

Ya que hablas del equipo de producción ¿a cargo de quién estuvo y cómo se elaboró la secuencia de animación que nos muestra la juventud de Toro y su llegada a España?

Más que una animación es una apuesta gráfica al tratamiento del archivo. Como el trabajo se componía de tantas fotografías, estuvimos buscando todo el tiempo que hubiera mucha diversidad al momento de mostrar las imágenes porque no queríamos que hubiera un agotamiento por parte del público que podía ocurrir si no variábamos la forma de mostrar. Queríamos también que hubiera varias formas de narrar la parte fotográfica de forma entretenida y poder darle un toque específico a cada uno de los diferentes momentos del archivo fotográfico de Toro. David Rojas y Ginna trabajaron desde el montaje después de que haber hecho una selección de las imágenes y de tener una idea de lo que queríamos narrar de la vida de Toro, luego pasamos a trabajar con Roberto Montoya, nuestro diseñador y con él trabajamos la parte gráfica: el tema de color, la composición y la diagramación, para darle ese “toque” que queríamos que tuviera la secuencia.

¿La diversidad de representación del archivo parte solo de la intención de dinamizar la narración o también de una reflexión formal?

Siempre estuvimos muy pendientes de la forma y del contenido y buscamos muchos referentes para poder mantener la variedad en la exhibición del archivo. Esta también viene de la diversidad de formatos en la carrera fotográfica de Toro y de la diversidad de las personas del equipo que lograron captar, interpretar y representar las ideas y los momentos de la película dotándola de nuevos significados u ofreciendo las mejores maneras de presentarlas.

Toro es un ejercicio de ética documental, del respeto por el personaje, pero también respeto por el espectador, una búsqueda de remover las máscaras ficticias y revelar la autenticidad. ¿Cuál es esa posición ética de la que se parte y cómo la reflexión ética se hace planteamiento estético en Toro?

Desde el principio teníamos claro lo que queríamos y no queríamos contar. Por ejemplo, algunos temas que pueden resultar atractivos para un tipo de público como el narcotráfico. Teníamos más interés por mostrar la belleza y el valor que tiene la obra de Toro. La ética tiene que ver con tener una claridad sobre lo que quieres contar y mostrar y con mostrarle eso también a tu personaje.

La ética también viene acompañada del respeto a la confianza que el personaje nos da: porque nos comparte su historia y su archivo, un elemento muy importante en su vida. Nos mantuvimos firmes en la línea de “lo que queremos contar” para evitar caer en lugares que pudieran afectar a la persona que nos dio la confianza. Y por ese mismo lado, tampoco quisimos ocultarlo, sino mostrar otros espacios, historias y lugares que significaban mucho más para nosotras.

 En Toro vemos cómo la cámara se convierte en un dispositivo terapéutico, cómo los reos inician un proceso de sanación a través del ser retratados y de su relación con Toro. ¿Este documental replica la misma terapia que aplica Toro?

Yo creo que sí. De alguna manera se abrió un espacio de diálogo muy importante y con tantos años juntos la cámara se vuelve una confidente también, además como Ginna y yo estábamos ahí detrás el distanciamiento con el personaje era cada vez menor. La cámara estableció un puente de amistad y nos permitió acompañar desde otro lugar a un personaje que fotografía mucho, pero no es muy retratado, entonces sí se volvió como una terapia, pero más que por el dispositivo mismo, fue por la relación tan estrecha que formamos los tres. La cámara fue más como un puente de comunicación y amistad.

* Escritor. Realizador de cine.

Una buena foto es un logro alcanzado por estar ahí

Entrevista con Óscar B. Castillo “El testigo”.

Durante la semana del FICMA 14, en el hall principal del Teatro Los Fundadores tiene lugar la exposición fotográfica de Óscar B. Castillo llamada Esos que saben que narra con sus imágenes la anormal cotidianidad vivida en la Penitenciaría General de Venezuela, el acompañamiento del fotógrafo durante años a la agrupación musical que surge dentro de esas paredes, Free Convict, y el proceso de reinserción de todos sus miembros.

Castillo nos otorgó una entrevista para hablar de esta obra y de su trabajo como fotógrafo documental.

¿Cómo llega Óscar Castillo a conocer a Free Convict?

En 2014 entro a la Penitenciaría General de Venezuela como camarógrafo de un documental sobre el sistema penitenciario y allá nos conocemos. Ese lugar era como un microcosmos en el que se podía ver todos los problemas políticos y sociales que estábamos viviendo en el país. Todo lo violento, sangriento, triste y doloroso, pero al mismo tiempo lo bonito, lo solidario y lo esperanzador.

Ese tipo de cárcel solo era posible en la Venezuela de ese periodo. Necesitaba muchos factores confluyendo de manera extrema. Hablamos de una cárcel controlada por presos con metralletas, radio, armamentos, drogas, fiestas rave con show de láser y fuegos artificiales y además todas las dinámicas y reglas particulares que regían la penitenciaría. El afuera también era súper particular: una Venezuela con hiperinflación en la que hubo una de las migraciones más grandes de la historia reciente, con una situación política y de violencia única. Esos que saben busca ver cómo se comunican todas estas historias de ellos y se relacionan con el contexto para poder dar una representación visual de ese mundo tan complejo.

 ¿El libro muestra la dinámica entre el adentro y el afuera?

Esos que saben, está hecho en dos partes “Convict” y “Free”. La primera cuenta la experiencia carcelaria y la segunda la serie de cosas que vienes a encontrarte cuando estás en libertad: primero, enfrentarte cara a cara con quién eres y luego con la realidad del país, con tu familia y con tus responsabilidades de trabajo, de dinero, de pareja, de padre, de hijo y con tus panas de Free Convict ahora en libertad, cómo continuamos el proyecto, cómo cumplimos con las promesas que nos hicimos cuando estábamos encerrados, eso más los conflictos personales que se desarrollan normalmente en cualquier grupo.

La historia de Free Convict es una odisea de sueños y esperanzas, de reestructuración propia y social, pero también de muerte y de pobreza, migración y ruptura familiar. Nos hablan de otra opción de vida desde el arte. Inician como un grupo de rap pero se convierten en un colectivo artístico que trabaja por la difusión cultural, la educación y la prevención. Como el nombre de esta entrega de FICMA, Free Convict es un grupo de pedagogos de la libertad. Lo son porque estuvieron presos, perdieron esa libertad y aprendieron desde la cárcel, la guerra y la muerte a ser unos líderes positivos.

¿Qué podemos hacer como educadores para implementar esa pedagogía de la libertad?

No creo que exista una pedagogía, sino “las pedagogías”. Siempre educamos para ser libres: educar se trata de darte las mejores herramientas para que tengas la mejor vida posible. Lo particular de Free Convict es que hacen pedagogía de la libertad desde su pérdida.

Ellos empiezan creando espacios informales a los que luego se unen pedagogos, psicólogos, una serie de personas con conocimientos académicos, pero ellos siempre aportaron un conocimiento muy valioso desde su experiencia, todo el proceso ha sido una cosa horizontal: ir a compartir lo que sabemos sin estar yo imponiendo nada. No me gusta eso de ser un experto que va a un sitio y le enseña a la gente como si no supiera, eso es una actitud colonial, una neocolonización de los espacios.

¿Cómo empezó esa colaboración con el grupo?

Nuestro acercamiento consistió en ir entendiendo ese funcionamiento de la cárcel en la que hay unos códigos muy estrictos y, al no estar encerrados, pudimos ayudar a entrar algunas cosas. Mientras los demás estaban ingresando a la cárcel armas y drogas, nosotros estábamos ayudando a entrar un celular, un computador, cosas para que pudieran grabar dentro de la cárcel, llegamos incluso a construir un estudio dentro. Nos fuimos aprovechando de las grietas del sistema para desarrollar algo positivo. También queríamos romper esas ideas de que somos los de afuera y les decimos cómo hacer las cosas, sino que los panas también crean y proponen desde su experiencia. Y digo nosotros porque no fui solo yo, sino un grupo grande el que estuvo involucrado en sacar adelante este proyecto.

¿Cuáles son las habilidades particulares que necesita un fotógrafo documental? ¿Se necesita alguna actitud o mentalidad específica?

Yo vengo trabajando desde el 2009 con fotografía la problemática social del país. He trabajado con familias, con víctimas de la violencia, con otras cárceles, no solo documentando sino también educando, dando talleres. Ese tipo de acompañamiento y apoyo me parece igual o más importante incluso que el hecho fotográfico.

Este oficio tiene que ver más con tener una disposición e interés por las otras personas, ganas de entender las dinámicas sociales, el momento histórico; ver cómo la vida de una persona puede representar aspectos más generales de la sociedad, problemas y soluciones.

También es una cuestión de echarle ganas y asumir los riesgos tanto literal como figurativamente: estar ahí acompañando a la gente en la lluvia, en el frío, en el calor, compartir los momentos difíciles y también los alegres, el subeybaja de emociones, la vida misma solo que en unas condiciones particulares, y para estar ahí se necesita voluntad. Luego viene hacer una buena foto, pero eso es un logro alcanzado por estar ahí.

Hay algunas fotos que pueden ser visualmente muy atractivas, pero resultan planas. La imagen más interesante es esa que podemos navegar, la que tiene historias, momentos, la que está llena de vida. Yo creo que eso es lo que tiene mi trabajo y que por esa razón ha recibido reconocimientos internacionales, el libro fue uno de los mejores 20 del año para el TIME Magazine, aunque si no ganáramos ni un premio seguiríamos ahí porque sabemos el valor que tiene lo que estamos haciendo.

¿Cómo ves ese diálogo entre ser artista y ser criminal? Pienso en formas de expresión como el graffiti o en quienes son presos políticos por pensar diferente o por atreverse a decir la verdad en un ambiente de censura.

En todo el mundo hay espacios marginales, alternativos, a contracorriente y en latinoamérica estamos llenos de desigualdad, populismo, represión, tiranía, racismo, clasismo y una colonización que no ha terminado. Con el arte callejero pasa que tenemos una gran riqueza expresiva, somos muy recursivos y en la precariedad se buscan las mejores herramientas posibles y si no las tienes inventas unas que se adapten a tus condiciones y situación, eso pasó con Free Convict.

Nosotros trabajamos con una población talentosa con muchas ganas de desarrollarse que, sí, son criminales, pero no son solo criminales, tienen otras dimensiones como personas. Ser un criminal es haber cometido un error. Por poner un ejemplo contrario, piensa en los sacerdotes con escándalos sexuales. Yo pienso que hay una doble moral, hay muchas formas de hacer daño y cometer delitos. La sociedad está llena de criminales, otra cosa es que no estén en la cárcel.

Y es muy difícil reintegrarse en una sociedad que carga esos prejuicios. Aunque haya enemigos, detractores y gente que quiere obstaculizar estos procesos porque su pensamiento no les da para pensar en un cambio y una mejora colectiva: de mil maneras es beneficiosa la desmovilización, la de todos los grupos armados, llámese, FARC, ETA o cualquier grupo que se haya denominado terrorista. A estos panas yo no les lavo la cara, los crímenes y los errores están ahí, pero también hay un proceso de cambio que se hace mediante un esfuerzo conjunto. Nadie puede solo y por eso hay que aportar aunque sea con poco. Unidos podemos ir, paso a paso, mejorando.

* Escritor. Realizador de cine.

Una conversación con Fabián Hernández y Felipe Espitia de Un varón

«Cuando uno ha sentido que lo han agredido, la violencia deja de verse como un espectáculo»

Estrenada en abril de 2023, Un varón después de cinco meses de su lanzamiento sigue dando de qué hablar, ahora con su papel de representante colombiano para los premios Oscar. Esta película que puede resultar obtusa, angustiosa y difícil, después de un diálogo con su director y protagonista, otorgan luces nuevas para su lectura. El ethos de Fabián como realizador le impide hacer entretenimiento a partir de la vida difícil de la calle, así como tampoco puede condenar a sus personajes y a los actores que los encarnan mediante el relato trágico. Estas ideas, en conjunto con el espíritu inquieto y ambicioso de Felipe Espitia, proyectan luces que nos permiten verla fuera de las convenciones del cine marginal como la historia épica de “un varón”, entendido como el representante de unos valores personales y vitales, enfrentado a un contexto de “machos” que pretende apagar el brillo a su nobleza.

A Fabián: ¿Cómo es el proceso de trabajo desde sus primeros cortometrajes hasta Un varón?

Fabián Hernández: Yo venía haciendo cortometrajes con adolescentes en el centro de Bogotá, en la localidad de Mártires y Santa Fe que trataban los temas que a mí me interesan mucho que son la ambigüedad, la sexualidad, la familia, la violencia, la calle… Crecí en contextos así y grabé las películas en calles por las que anduve de adolescente. Llegué a la idea de Un varón haciéndome preguntas que me parecieron pertinentes sin querer mostrar miseria, sin mostrar esa carne y esos cuerpos que apetecen mucho los festivales o las miradas extranjeras, sino mostrarlos con dignidad, con respeto, conservando la vida de mis personajes y de mi elenco..

¿Cuál es la responsabilidad del director con el elenco de actores naturales para que no resulte nociva la exposición y atención mediática en el momento de poner a circular una película?

La clave es no usar a las personas. A través de las imágenes también se puede hacer extractivismo de los sentimientos y las emociones. Entonces no es solamente ir a filmar a unos marginales para sacarlos en una alfombra roja y después “nos pillamos” y le echo una llamadita al mes. Con Pipe y los muchachos llevamos 7 años trabajando, conociéndonos. Hay una red que nos permite pensar no solamente en la película y los resultados, sino también en las vidas de nosotros. Si usted trabaja con personas que tienen una carga de vida compleja, debe entender que está iniciando un proceso que genera no solo unas repercusiones económicas sino también psicológicas y yo trato de cuidar mucho eso.

¿Cómo han sido esos siete años desde que lleva su formación como actor? ¿Cómo ha visto ese progreso?

 Felipe Espitia: Con el tiempo me he venido dando cuenta de que ya no me da ese miedo de cámaras, de expresarme. Digo que esto tiene más trabajo, más estudio. Pa’ esta película necesitaba estudiar y tener la herramienta para sacarla. Y yo creo que sacando esas herramientas se dieron los frutos y le estoy dando gracias a Dios. Esta experiencia me cambió: yo iba a ser futbolista, estuve en escuelas de fútbol, hice breakdance, todo me gusta, pero creo que voy a seguir con la actuación. Hay que reconocer que esto cambia vidas.

¿Qué habilidades cree que se necesitan para lograrla como actor?

Guerrear, estudiar, salir adelante, no dejarse llevar por lo que le digan los demás y sudarla porque esto no es fácil. Esto es pa’ varones y el que no se la proponga no la hace. Aprender mucho de cine, no ser solo actor sino aprender de producción, de cámara, de sonido; y hacer amistades, yo creo que ha sido una chimba conocer gente y sacarla.

¿Cómo se logra narrar esta historia que no tiene interés en contar un argumento clásico sino en mostrar experiencias y emociones?

FH: En Un varón había una bestia que no quería domesticar y tenía que ver conmigo, mi vida, mis anécdotas. Ese guion no era cosa de contar una historia sino que fue un ejercicio de memoria: me empecé a acordar de unos eventos que me sucedieron y a partir de ahí fui tratando de guiarme, no por el contenido dramático, sino por las sensaciones y por expresar a través de imágenes cómo me sentía. Después aparecen Pipe y los muchachos y aportan sus expresiones y experiencias de la vida actual, ellos llegaban con una cosa muy viva y fresca que tampoco quería domesticar y que se iba a domesticar si se “contaba bien”. Es como un pescado vivo que salta en las manos y yo no lo quería aplastar. Se filmó tratando de guardar la espontaneidad, los diálogos no son aprendidos ni memorizados porque yo no quería robots, y en la edición fue igual: dejamos que el montaje revelara la película, no fue fácil darle una forma.

Yo me preocupé más por conservar esa espontaneidad que desde el comienzo existía que por hacer algo así o asá para que “se pareciera más a una película”, no seguí ese tipo de consejos. No tengo tampoco la pretensión de hacer un cine entertainment o de solo ganar premios. Queríamos expresar nuestras ideas políticas y sociales, no contar una “historia buena” que deje satisfechos a los espectadores. Si el cine sirve para expresar emociones, sentimientos e ideas, estamos bien.

¿Cómo construye el personaje de Carlos? ¿Qué toma de su vida, de la de sus amigos y de la imaginación?

 FE: Lo que muy pocas personas pueden hacer, que es ponerse en los zapatos de un desconocido, eso fue lo que hice yo. El socio (Fabián) me decía “yo quiero hacer esto y esto” y yo me iba metiendo en la historia. No fue tan difícil porque Carlos no tiene mucha diferencia con mi vida. Seguí el visaje, seguí con lo que yo hablo y lo que soy yo. Carlos es como si fuera mi socio, no un parcero desconocido y quería crear un personaje chimba, que fuera creíble, que fuera entendible, que fuera un varón pero más siendo calle. Metí mi manera de haber cambiado cuando entré a la calle, yo entré inocentemente. Con hambre o sin hambre, me quitaba de mi comida para darle a otro. Yo siempre he dicho que como uno trate a la gente, Dios lo trata a uno.

¿Cómo se trabaja desde la vivencia personal y cómo se materializa eso en la obra?

FH: En la calle me pasaron visajes muy complicados, tuve eventos en los que no la pasé bien y filmé calles reales donde me hicieron daño. Fue difícil para mí al comienzo volver a recordar, pero era necesario. Justamente era un proceso catártico. Yo tenía eso atorado y necesitaba expresarlo y ahora siento un alivio. Para eso ha servido también la película

FE: Fue difícil volver a sentir el golpe, regresar a eso que me hizo una vez daño, volver al pasado y verlo como un presente en ese momento, pero igual no me reprime, no me baja la moral, yo sé que valía la pena. Hay gente que dice que volver al pasado es malo, que daña la mente y el corazón, pero sí valió la pena, yo creo que fue la mejor inversión.

¿Recordar es de varones?

 FE: Eso es un varón el que lo hace, sí.

FH: Yo quería adjuntar que la película no es solamente extraer las emociones de la vida privada, también es producto de la creatividad. Es clave que no solo sea una cosa de “cuénteme qué tan duro le ha tocado” y esconderla tras el filtro de una cámara, sino que la ficción permite que los actores tengan una posición digna.  Los personajes tienen el poder de tomar decisiones y de decir algo. La película cuenta unos eventos que no condenan a sus protagonistas, que les preservan la vida y es clave dejar eso ahí en el tablero porque en el cine latinoamericano pasa mucho que se romantiza la marginalidad o que se poetiza la marginalidad y eso me parece… pues… muy maluco.

¿Y esa libertad de decisión también aplica para el público? ¿O por qué se toma la decisión de dejar el final abierto?

FH: Lo usual en las películas de ficción en contextos marginales es que al final el personaje termina matando o termina muerto y esa necesidad de cerrar así es cosa de la industria, que haya una conclusión que vaya al drama trágico. Yo quería dejar que el personaje tomara una decisión clave en la vida y que no ocurriera esa imagen fatal, eso sería una cosa terriblemente condenatoria, no solo para la película sino también para los actores. Como no hay esa persecusión de lo clásico la película se acentúa en una emoción final muy potente que puede incomodar a mucha gente por su duración porque rompe con la costumbre del “cuénteme más, corte, corte, acción, acción”, justamente hay pausa y hay vida. A mí me interesa que las sensaciones perduren, como esa imagen y esa sensación del llanto que perdura en la mente de los espectadores con más potencia que la imagen del disparo y el muerto.

¿Usted cree que Carlos no dispara?

 FE: No, no, no me trama. Yo no sé cómo se me ocurrió, pero yo le dije al socio, aguanta hacer una segunda parte. Yo creo que al man le vino, pum, el foco y dijo “no, vamos a dejarlo así y no lo vayamos a matar”. Fue chimba que esa conexión entre los dos nos sacó la idea. No aguanta poner una madre, un hermano, una familia a sufrir por un muchacho. A mí no me gustaría que llegaran a decirme que a mi hermano lo mataron. Yo no quiero ver a mi mamá sufriendo en donde esté. Esto no es una invitación a la agresividad, no es a la violencia. Así fue la película y si me preguntan: yo no me arrepiento de ninguna escena ni de ese final tan abierto.

FH: Es que cuando usted ha sentido la violencia en su cuerpo ya no la ve de la misma forma. Cuando uno ha sentido que lo han agredido, la violencia deja de verse como un espectáculo, usted la filma sin querer mostrar una imagen sensacionalista. Cuando usted ha sentido el rigor de la calle y la violencia en su cuerpo, eso ya no es divertido, se vuelve otra vuelta. Genera una sensación diferente porque la filma alguien que ha sentido el rigor de la violencia en su cuerpo y la actúa alguien que ha sentido la violencia de la calle también, por eso deja de ser un show.

FE: Y para agregar que acá estamos ready, activos, donde sea. Ahí en Instagram (@ehidang27j80) si tienen dudas me pueden preguntar. Yo sigo siendo la misma persona, estar arriba no significa que pierda uno la humildad. Pa’ mi gente, pa’ Colombia y para alrededor del mundo, ahí estamos.

* Escritor. Realizador de cine.

 

El primer paso para lograr una transformación es imaginar un futuro posible

En el marco de FICMA 14, conversamos con Nicolás van Hemelryck, co-director de la película Alis (de la que pueden leer la reseña acá http://www.quehacer.co/alis/), sobre los aprendizajes vitales, el cine y el rodaje de su película más reciente. Arquitecto de profesión y con experiencia en la fotografía, la producción audiovisual ha sido un aprendizaje adquirido a la par que ha trabajado en nuevos proyectos audiovisuales.

Quehacer: ¿Cómo fue el proceso de convertirse en productor?

Nicolás: El proceso de aprender a ser productor ha sido largo y difícil. Empecé porque cuando Clare Weiskopf y yo queríamos hacer la película nos dimos cuenta de que si no producimos lo nuestro nadie lo va a hacer, acá en Colombia no existen productoras dedicadas al cine independiente. Todo esto ha sido un proceso grande de aprendizaje mediante prueba y error y la asistencia a muchos talleres de formación hasta que, finalmente, Alis fue la experiencia de una película tal como nosotros queríamos.

Q: ¿Cómo es el trabajo de codirección con Clare?

N: Para que se entienda me gusta decir que es como si Clare se encargara del viaje emocional, estas películas se hacen con el propósito de despertar emociones en la gente y la responsable de lograrlo es ella; yo, en cambio, me encargo de la parte más racional o conceptual, como, por ejemplo, la idea de utilizar un solo emplazamiento de cámara y utilizar el mismo plano para todas las jóvenes en Alis. En el rodaje cada quien tiene sus funciones.

Q: ¿De dónde surge la idea de hacer Alis?

N: Todo empezó con la visita a un internado de mujeres adolescentes al que llevamos un taller. Allá nos dimos cuenta de los prejuicios que llevábamos. Planeamos actividades desde la lástima, pero haciendo la actividad nos dimos cuenta de que no había nada de eso allá, sino por el contrario, unas mujeres que inspiraban mucha admiración.

En estos talleres descubrimos la particularidad de la imaginación: yo soy el único que puede imaginarse las cosas que yo me imagino porque la imaginación parte de lo que hemos vivido y que la ficción nos devuelve como un espejo una imagen que revela quién soy yo. Y así nos dimos cuenta de que podíamos hacer este ejercicio de imaginar una compañera para mostrar cómo ellas querían verse y que contaran lo que quisieran contar.

Q: ¿Cómo fue ese proceso de hacer entrar en confianza con las muchachas?

N: Yo creo que esa timidez inicial que vemos es algo que le pasaría a cualquiera que pusieran al frente de una cámara y pedirle que diga lo que se vaya imaginando. Las habilidades de Clare como entrevistadora le permiten romper esa rigidez y hacer que ellas entren en su propio universo, en esa narración que construyen, que se pierdan allí mismo y al final se sorprendan en medio del artificio narrativo cuando se rompe la barrera entre la primera y la tercera persona y se confunde la vida del personaje y la de ellas. Por eso también se les pide al final que se despidan de Alis y nos cuenten cómo imaginan su futuro.

Esa relación que lograron entablar con el personaje es súper poderosa. Ellas han tenido un proceso de cambio y dos años después todavía se proyectan en ese personaje: en eventos y exhibiciones que nos acompañan dicen: «Alis ya se fue» o «Alis ya es otra».

Q: ¿Qué aprendizajes permitió la realización de Alis?

N: Por parte de ellas, al principio de la película son muy duras con las otras, pero progresivamente descubren que han vivido historias parecidas y empiezan a abrirse a las demás, a comprenderse y a compartir. Entienden y nos permiten entender que detrás de cada máscara hay un ser humano.

La lección más importante que nosotros nos llevamos, aparte de el habernos permitido ver nuestros prejuicios, es la del gran poder de la imaginación. Hablamos mucho de que no queremos más de lo mismo y de que queremos un cambio en el mundo, y para lograrlo tenemos que ser capaces de imaginar cómo podría ser diferente de lo que es ahora, el primer paso para lograr una transformación es imaginar un futuro posible.

Q: Una película como Amazona nos advierte de los perjuicios de dar demasiada libertad. Desde su experiencia ¿cómo piensa que podemos hacer una correcta pedagogía de la libertad?

N: En el colegio nos enseñan que las cosas son de una manera y que, por ejemplo, la vida marina es así, que los caballos de mar se ven así y que los tiburones se ven así y no más, en lugar de permitirnos proponer desde nuestros intereses y desarrollarlos a nuestra manera.

Queremos que la aproximación a nuestras películas tenga también esta filosofía. Nos gusta hacer trabajo de campo, no llegar con ideas claras. Queremos que las obras surjan de ir a los lugares, interactuar y aprender de los demás.

Q: ¿Cómo ha sido la recepción y el impacto de Alis en el proceso de exhibición?

N: Alis es un producto derivado de una serie de talleres que hicimos con la idea de ayudar a las muchachas de esa institución. Con ellas nos dimos cuenta de que el talento en este país sobra, pero faltan las oportunidades. Durante el proceso nos encontramos con la fundación Tiempo de juego que ha permitido asesorar esos procesos de ellas para que puedan alcanzar sus metas. Ahora también hay jóvenes de otras instituciones a quienes se les está acompañando para que puedan encontrar «el camino hacia lo que yo quiero ser». El proyecto se llama AlisExiste y cómo muchas personas han querido ayudar y, aprovecho para hacer la cuña, en la página alis-exists.com y apoyar el proyecto es una de las maneras.

* Escritor. Realizador de cine.

 

Un varón

Fabián Hernández. 2022. Colombia. 82’.

 Universidad Nacional: 25 de septiembre 4:00 p.m.

Un varón nos lleva al barrio Santa Fe en Bogotá, en la noche del 24 de diciembre y nos muestra un protagonista perdido. Carlos, un muchacho tratando de hacer dinero para su madre en la cárcel busca a su hermana y encuentra solo humillación.

Antes de la caída estuvo la euforia. Previo a la combustión lenta, a ese descenso a los infiernos que resulta convertida la historia de Carlos. Fabián Hernández nos muestra imágenes vívidas de las juventudes urbanas y su vida nocturna. Allí en la rumba, con la música, el canto, la improvisación y el baile, se exorcizan las malas energías acumuladas en medio la dureza de vivir en las calles y se invoca la protección de deidades sincréticas, ángeles que le cuidan la espalda a los jóvenes sin techo.

El protagonista está inmerso en un conflicto de orden social: debe mostrarse como un varón para poder recibir respeto, pero, comprensiblemente, la ausencia de figura paterna y su núcleo familiar compuesto por él y dos mujeres, evidencian una forma de ser y sensibilidad más volcada hacia lo femenino. Carlos debe portar una máscara de macho para rechazar las durezas de los entornos masculinos en los que se mueve, mientras en la angustia de su búsqueda infructuosa de las mujeres de su círculo más íntimo lo fuerzan a encontrarse y a reconocer ese aspecto suyo que tanto se esfuerza por ocultar.

Algunas luces de esperanza iluminan este pasillo tenebroso, este malviaje de realidad al que nos invita Hernández, en forma de vínculos paternales y fraternales que muestran los personajes del barrio en medio de tanta crudeza y los cuestionados  valores masculinos también poseen unos pocos destellos de lucidez.

A modo de fábula, Un varón nos invita a replantearnos algunos valores culturales y cuestiona esta forma tan peligrosa de vincular íntimamente la identidad de género con comportamientos antisociales, destructivos y perjudiciales. Es, en síntesis, una tragedia que se repite todos los días y que somos responsables de evitar.

* Escritor. Realizador de cine.

ALIS

Clare Weiskopf y Nicolás van Hamelryck. 2022. Colombia. 84’

 Sala Fundadores:  25 de septiembre 7:00 pm. 26 de septiembre 8:00 a.m.

Las primeras imágenes de Alis nos descolocan espacialmente. El agudo rugido de los motores de un avión volando bajo nos revela, en su trayecto, un recinto que parece un colegio y los planos siguientes nos muestran un espacio enclaustrado rodeado por una malla metálica. Este lugar de apariencia escolar a primera vista, posteriormente se asemeja a una prisión.

A nuestras protagonistas las vemos realizando dos tareas, orar y ejercitarse, mientras escuchamos la voz de una instructora adulta que parece hablar menos con Dios que con ellas, haciendo énfasis en la disciplina del lugar y de cómo esta es la manera de formar mujeres “que se valgan por sí mismas” y que sean “triunfadoras”.

Ellas, inmersas en un riguroso régimen disciplinario, acostumbradas a recibir órdenes, parecen petrificadas ante la cámara al recibir las instrucciones de la directora. Sus rostros de incertidumbre e indefensión frente a la libertad que les está siendo otorgada intentan aliviarse al sugerir ellas mismas las restricciones: preguntan qué es lo que no pueden hacer y si está bien expresarse de una forma más auténtica que la aprendida dentro del instituto Y una vez superada esta parálisis, las escuchamos hacer el ejercicio de imaginar que tienen una compañera llamada Alis y contar la relación de amistad que entablarían con ella.

Alis es el producto creativo de un grupo de mujeres jóvenes, aunque la película  pertenece al cine documental por las técnicas que emplea, sus raíces están profundamente enterradas en el suelo fértil de la imaginación, mediante el cual nos es permitido observar cómo opera la creatividad: estas entrevistas nos muestran el proceso de construcción de una historia, de modo que podemos identificar los elementos de la realidad y la vida personal que sirven como los cimientos sobre los cuales se edifica una narración de ficción.

En el marco de FICMA 14, esta obra pone de inmediato en primer plano las tensiones entre la libertad y el encierro, los peligrosos parecidos que pueden presentar la escuela y la prisión, y, finalmente, propone la narración como método de sanación y, en términos más generales, la expresión artística y la creación como una forma ejercer la libertad.

* Escritor. Realizador de cine.

El tablero a la pantalla: FICMA 14 abre las aulas este 25 de septiembre

A unos días de la inauguración de la entrega número 14 de la Feria Internacional de Cine de Manizales (FICMA), su productora, Viviana Castro, en conversación con quehacer.co, comparte algunas ideas fundamentales en el proceso de su elaboración.

Pedagogías de la libertad es el nombre que recibe la versión más reciente de la Feria Internacional de Cine de Manizales que inicia este lunes 25 de septiembre y toma como inspiración las ideas del filósofo y pedagogo brasileño Paulo Freire. Viviana Castro, productora de FICMA, afirma que esta entrega es muy especial para el equipo: «teníamos la deuda con Manizales de hacer encuentros alrededor del cine y la educación».

Por un lado, menciona Viviana, el cine es una herramienta pedagógica valiosa que puede facilitar el proceso de aprendizaje en las aulas: «algunos conceptos son más fáciles de entender mediante una película, sobre todo los de temáticas históricas y sociales que necesitan ir más allá de la abstracción de la sintaxis o las matemáticas, y que para comprenderlos hay que verlos en acción», pero en esto no se agota la dinámica entre educación y cine ni es tampoco el propósito de esta entrega de FICMA que tiene pretensiones más amplias: está interesada en estudiar la educación desde diferentes ópticas como la política y la económica y en la forma como el cine permite espacios de discusión y diálogo alrededor del tema. «Queremos formular preguntas e invitar a una conversación, involucrar a padres, docentes, estudiantes de pedagogía e incluso a estudiantes de bachillerato».

El problema de la educación viene cobrando fuerza a raíz de una serie de fenómenos sociales que se viven en la actualidad: la creciente pérdida de credibilidad en las instituciones religiosas que hace tambalear la idea tradicional de que la educación de mayor calidad es la ofrecida por el clero, el surgimiento de instituciones educativas que parten de paradigmas pedagógicos alternativos y por ende no tienen reconocimiento institucional y, el más reciente de todos, el sacudón que viene recibiendo cada vez con más fuerza nuestro concepto del género.

Este no solo representa problemas económicos, pues restringir el acceso a un sector de la población resulta menos rentable, sino que también este concepto tradicional se ve significativamente retado por ideas progresistas como el transgenerismo, transexualidad, géneros neutro y fluido que traen dilemas de difícil resolución para cualquier funcionario administrativo.

«Estoy segura de que la forma como educaron a nuestros padres, con el docente autoritario que obligaba a los estudiantes a repetir de memoria las lecciones y ponía de castigo a mirar a la pared a los muchachos no es la adecuada, pero tampoco creo que sea ideal el paradigma actual en el que un estudiante pueda emproblemar y hacer que despidan a un profesor que le desagrada. Hoy es absolutamente necesario sentarse a hablar sobre educación y nuestra excusa siempre va a ser el cine.»

Aparte de extender una invitación a toda la ciudadanía a la proyección de las funciones, la feria planea salir de los auditorios y hacer proyecciones públicas en espacios no convencionales con el fin de poner en práctica lo mismo que predican: la necesidad imperante de transformar los métodos tradicionales de transmisión del conocimiento y la cultura.

«Queremos hacer mucho énfasis en la retrospectiva de este año, que estas películas que nuestro público probablemente ya conoce se vean a la luz de temas actuales y que podamos atraer público nuevo a partir de obras clásicas». Aparte de la retrospectiva, para los espectadores más ávidos de nuevos contenidos también hay estrenos nacionales e internacionales y una selección del catálogo de la distribuidora DOC:CO, con películas colombianas de la última década de las que hasta el día de hoy se siguen escuchando ecos.

Todo este corpus de obras tiene cabida dentro del tema de este año, pues tomando como referencia la Educación para la libertad de Freire, resulta fundamental educar desde el amor, la empatía y la comprensión. Esto, acompañado por la idea de que es posible aprender de todo y de todos, de que el maestro aprende a la par que enseña y de que algunos fenómenos sociales como la migración son oportunidades para compartir conocimientos, el concepto del cine como aula sin muros permite recoger toda esta diversidad de pensamientos y expresiones.

«Vivir es un constante aprendizaje», dice a modo de conclusión Viviana, «y puede que el cine no te enseñe matemáticas o español, pero sí te puede cambiar la vida: te enseña a ver, a reconocer, a comprender, en fin, toda una serie de conocimientos personales, emocionales y sociales para los que el tablero queda sumamente chiquito».

* Escritor. Realizador de cine.

El Declamador

Casting

Las escuelitas en donde estudié mis letras iniciales, siempre estuvieron marcadas por espectáculos culturales en donde nunca faltaba el teatro, el canto y la declamación. En mi casa practicaba la entonación de las poesías, la puesta en escena y los gestos enmarcados por mis brazos y manos que agitaba cual molino de viento enfatizando las emociones. Era la época de clásicos de la poesía popular: El brindis del bohemio; Reír llorando; La gran miseria humana, El seminarista de los ojos negros, etc… extraídos de las pequeñas bibliotecas que había en las casas en donde no faltaban estas antologías populares. En mi caso, papá tenía unos cuantos libros que él apreciaba como tesoro: los famosos Almanaques Mundiales, que cada año salían en gruesos volúmenes con mucha información valiosa de historia, geografía, astronomía y notas de cultura general; las infaltables revistas Selecciones, en las cuales bebimos muchos de nosotros; los libros prohibidos de José María Vargas Vila, como Aura o las violetas; y estos libritos de poesía popular. Mi padre solía recitar de vez en cuando algunas estrofas de los mismos, y le encantaba sobremanera La gran miseria humana, de Gabriel Escorcia Gravini:

“Una noche de misterio
estando el mundo dormido
buscando un amor perdido
pasé por el cementerio…

Desde el azul hemisferio
la luna su luz ponía
sobre la muralla fría
de la necrópolis santa,
en donde a los muertos canta
el búho su triste elegía.

La luna sus limpideces
a las tumbas ofrecía
y pulsaba el aura umbría
el arpa de los cipreses,
y en aquellas lobregueces,
de mi corazón hermanas
me inspiraron,
y con ganas
de interrogar a la Parca
entré a la glacial comarca
de las miserias humanas.

(…)”

El poema continúa en muchas estrofas más, pues es largo y delicioso.

Esta introducción me permite presentar a quien considero es uno de los últimos clásicos de la declamación en Manizales, mi amigo Armando de la Rosa, cuyo nombre no se dice, se declama, y quien “es frecuente ver caminar como poeta soñador por las calles de esta mágica ciudad con la lluvia y el sol a cuestas”, como dice de él el médico Uriel Buitrago.

Armando practica desde hace muchos años este arte escénico que se desarrolla frente a un público o grupo que observa y escucha, como testigo ocular y auditivo de la misma. Su interpretación puede ser colérica o pausada, con temas que generan polémica enfatizada con voz fuerte y ceño fruncido o silencios y susurros bien interpretados. Los buenos declamadores siempre generan asombro utilizando el rostro, los ojos, la voz, las manos y todo su cuerpo.

En la maleta, Armando tiene clásicos de amor, humorísticos, tristes, de fantasía, serios, anecdóticos, soñadores, nostálgicos, expresados con todo el sentimiento de alguien que los vive y transmite apasionadamente. Contemplarlo en acción es una experiencia inolvidable. Y para ello tenemos la oportunidad de admirarlo en la presentación que hará junto con su espectáculo artístico y noche de gala “Romance Lírico”, el 29 de septiembre en la Sede Social de Cootilca, calle 44 n° 23-52a, sector Cristo Rey, en donde actuará junto a reconocidos artistas como el grupo Rumba Flamenca y Árabe; Corazón Latino Show; y Son Varadero, que muestra la riqueza de ritmos afroantillanos como la guaracha, el son, la conga, la guajira y el son montuno.

Estos eventos son propiciados gracias a la gestión de Armando, quien voz a voz y con gran esfuerzo realiza toda la organización desde el contacto con los artistas, la difusión y el mercadeo, que es hecho de a pie, con lista en mano de quienes lo apoyan y a quienes visita, uno a uno, realizando la promoción, a la vez que también participa como artista con su presentación como declamador, que recomiendo por su calidad y puesta en escena, pues es muy grato volver a disfrutar de un espectáculo que hizo parte de los escenarios y veladas manizaleñas en épocas pretéritas y que ojalá hoy se recupere porque considero que es uno de los tesoros de nuestro acervo cultural y patrimonial.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

FICMA14, tras las rutas de las Pedagogías de la Libertad

Este año 2023 la temática de la 14 Feria Internacional de Cine de Manizales, que se realizará del 25 al 30 de septiembre, será Pedagogías de la Libertad, un escenario de reflexión libertaria que se tenía pendiente abordar desde el cine, “ruta para forjar los aprendizajes y las pedagogías desde el amor, desde la construcción con el otro”, como lo explica en el siguiente audio la directora del evento, Viviana Castro:

 

La feria está estructurada bajo las premisas de 9 universos programáticos, universos que se articulan con el cine a través de contenidos cercanos a procesos de educación, según lo detalla y pone en contexto a continuación la directora de Ficma 14:

 

Pese a tratar un tema tan específico, la feria es abierta al público en general pues todos en distintos momentos de nuestra vida hemos hecho parte de procesos educativos por el solo motivo de ser ciudadanos, pero también se inscribe en la institucionalidad y en las pedagogías empíricas que no están avaladas por la academia pero que son fundamentales para la construcción de sociedad, agrega Castro y detalla así:

 

Se proyectarán 80 películas en un marco de eventos académicos, talleres de cine y fotografía, exposiciones, conciertos, retrospectiva de cine colombiano con DOCCO, cine internacional, Festival Internacional de Derechos Humanos, Festival de Cine Francés, cortos locales, conferencias a cargo de invitados nacionales e internacionales, encuentros con directores de algunas de las películas que se verán.

Ficma 14 está a cargo de la Fundación RedEspiral y se realiza con el apoyo de: Cine Espiral – DOCCO, Chec Grupo EPM, Gobierno de Caldas – Secretaria de Cultura de Caldas, Industria Licorera de Caldas, Alcaldía de Manizales – Instituto de Cultura y Turismo de Manizales,  Infimanizales – Teatro los Fundadores, Consejo Cine Caldas, FDC –  Proimágenes Colombia, Ministerio de Cultura – Sala Oscura.

La siguiente es la nómina de organizadores de FICMA14:

Fundadores: Viviana Castro, Alex Pardo
Dirección: Viviana Castro – Federico Zapata
Producción: Viviana Castro
Asistente de producción: Roberto Muñoz
Curaduría: Viviana Castro – Federico Zapata – Natalia Sepúlveda
Graficación: Vanesa Lagos y Juan Felipe Betancourt Granada
Comunicación digital: Sala Oscura
Teatro Los Fundadores: Alejandro Bedoya

Imagen realizada por Camila López, pintora e ilustradora de la ciudad de Medellín, Colombia. Su obra ha sido expuesta en Medellín, Bogotá, Nueva York y París. Ha realizado portadas para libros y afiches de películas colombianas. En su trabajo personal busca capturar la complejidad, el humor y el terror de la vida diaria, mostrando momentos de quietud, desolación y fantasía que viven los personajes que pinta.

https://www.quehacer.co/eventos/114-feria-internacional-de-cine-de-manizales-ficma-programacion/

La ley del Talión: cultura de la venganza

En muchas ocasiones he escuchado a uno de los criminólogos humanistas que más me han influenciado como abogado penalista, y como humanista. El Profesor Jorge Restrepo Fontalvo. En muchas de sus conferencias y en las clases donde tuve el placer de ser su estudiante, siempre le hacían preguntas sobre la fórmula secreta para terminar con la criminalidad. Él siempre inteligente, práctico y sutil, insinuaba que la mejor forma para acabar con la delincuencia era acabar con la vida de todos los delincuentes.

Muchos aplaudían, muchos estaban de acuerdo, y pocos, muy pocos compendian el mensaje oculto de su respuesta. A lo que nos invitaba el profesor Restrepo Fontalvo, era a dejar de solucionar el problema de la violencia con más violencia, a dejar de legitimar al estado para cometer delitos amparados en la institucionalidad. Finalmente, lo que pretendía el docente era hacer preguntar ¿Quiénes quedan conformando una sociedad que asesinó a los delincuentes que la conformaban?

Las sociedades latinoamericanas caminamos mucho de la mano de ese pensamiento de política criminal retributiva que pretende simplemente la venganza contra el individuo que infringe la ley. En pocas palabras, y muy coherentes con nuestra influencia moral y nuestras creencias espirituales, promovemos la Ley del Talión, a la cual se hace referencia en la Biblia dentro de libros como éxodo, Levítico y Deuteronomio, y la cual se tipifica exactamente en el libro de Éxodo, capítulo 21, desde el versículo 24: “…ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie…”

Por tal motivo, cuando aparecen noticias de violaciones, asesinatos, violencia intrafamiliar, e incluso otros delitos menos lesivos como lesiones personales, o hurtos, de inmediato entramos en el debate sobre como sancionar, algunos más decididos toman la justicia por mano propia a través del linchamiento de los delincuentes.

Necesitamos ver la noticia en televisión, escucharla en radio, que la muestren las redes sociales, que se vuelva un show mediático. Ahí, y solo ahí, decimos como sociedad, “que grave esa situación, deberíamos hacer algo”, aunque en el fondo sabemos que el problema siempre ha estado ahí y que somos comunidades que olvidamos fácilmente y vivimos de manera cíclica nuestros dilemas y nuestras disertaciones.

El pasado 03 de agosto, el colombiano Edwin Arrieta fue asesinado y descuartizado PRESUNTAMENTE, por parte del español Daniel Sancho en Tailandia.  Los móviles del delito están todavía enredados en muchas especulaciones que giran generalmente alrededor de este tipo de figuras mediáticas: ¿celos?, ¿venganza?, ¿prostitución?, ¿relaciones sentimentales?, ¿problemas económicos?

Lo que sí ha sido claro es que nuevamente sale a la luz la eterna discusión sobre ¿cómo sancionar penalmente a otra persona?, ¿cuál es el castigo merecido para una persona que comete un delito como el asesinato (homicidio o feminicidio)?

Lo anterior, teniendo en cuenta que la fiscalía tailandesa ha presentado cargos contra el español y las posibles penas a imponer irían desde los 15 años de prisión, pasando por la cadena perpetua y llegando hasta la pena de muerte. Casi un mes después de la comisión del delito, y todavía con muchos elementos procesales por establecer, es importante aclarar que, aunque la pena de muerte esté dentro de las barajas de posibilidades para sancionar al español, es muy probable que por beneficios penales o por un perdón que conceda el monarca, podría terminar purgando una cadena perpetua o unos años de prisión, y con la posibilidad de solicitar un traslado a cárceles españolas.

Creo que hay un consenso generalizado al considerar que la pena de muerte constituye un trato cruel, inhumano y degradante y una violación del derecho a la vida y, que, este tipo de castigos no disminuye la gravedad ni la cantidad de los delitos. Entonces, por qué en tantos países seguimos considerándola como una opción para la sanción penal.

El código penal tailandés prevé la pena de muerte para varios delitos, entre los que está el de asesinato agravado.  En Tailandia había, según cifras oficiales comunicadas a Amnistía Internacional, 195 personas condenadas a muerte al concluir 2022. El mayor número de delitos en los que las autoridades han impuesto la pena de muerte son delitos relacionados con drogas. Esto por un lado afecta de manera desproporcionada a los grupos históricamente marginados como minorías étnicas y religiosas, personas trans y personas de menores recursos socioeconómicos.

En Colombia, la pena de muerte esta abolida hace más de un siglo, y sin embargo seguimos escuchando las propuestas de candidatos presidenciales, legisladores, entre otros dirigentes políticos, donde promueven la pena de muerte para sancionar en el caso colombiano, a personas que cometan delitos sexuales contra menores, o a feminicidas. Incluso argumentamos estar más cerca del primer mundo cuando intentamos ampararnos en que países como Japón, China y Corea del Norte aun practican la pena de muerte. Pero se nos olvida que la mayoría de países que también la implementan son como nosotros, países en vía de desarrollo:  Somalia, Singapur, Afganistán. Entre muchos otros.

Entonces, promovemos la cultura de la muerte legalizada a través del Estado, alegamos la necesidad de acabar con el enemigo únicamente a través de su erradicación total. Somos entonces estados fracasados, totalmente colapsados donde la institucionalidad no pudo cumplirle a su pueblo, el pueblo no supo exigirles a sus gobernantes, y el mismo pueblo decide delinquir. Qué encrucijada, promover la muerte para acabar con la muerte.

La familia de la víctima colombiana, ya ha manifestado que no está de acuerdo con que le impongan la pena de muerte al español, esto basados en sus convicciones religiosas. No quiere decir que prefieran la impunidad, simplemente, que siendo incluso quienes más reproche podrían ejercer, prefieren medir la sanción desde la necesidad y la proporcionalidad. Mientras tanto, en países guerreristas y violentos piden muerte igual de atroz o peor a la ocasionada por Sancho contra Arrieta. ¡viva la ley del talión!

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

 

 

La Escritura, la lectura y el teatro: Una puerta abierta en la obra de Rubén Darío Zuluaga

Tengo hoy la feliz oportunidad de presentar a ustedes el nuevo libro de Rubén Darío Zuluaga Gómez titulado LO DIJO CASANDRA. Rubén Darío, el amigo y expedicionario de muchas jornadas existenciales, estéticas y de creación alrededor del Teatro y la Literatura.

Refiero en el título de estas notas, la expresión Puerta Abierta, para destacar unas reflexiones acerca de la actuación y el teatro escritas por del Director Teatral y de Cine Peter Brook, en donde podemos encontrar similitudes con algunos aspectos de esta obra de Rubén Darío, la cual traza pinceladas en prosa poética que evidencian cuidado, elaboración y originalidad, permitiendo al lector a través de cada uno de los relatos crear un gran teatro de la vida sin tregua al aburrimiento.

Cada línea o párrafo en LO DIJO CASANDRA, parece ser narrado en tono autobiográfico; en cada uno de sus relatos hacen presencia las juveniles y muy apasionadas lecturas del autor, las huellas de una infancia y vida familiar con vestigios de las tradiciones orales recogidas con delicadeza y ternura en los recuerdos de sus padres, hasta las incursiones dramatúrgicas de Monólogos, faceta del hombre maduro y de formación académica en tiempos de la reciente Pandemia del covid-19.  Como él mismo lo confiesa, las acciones cotidianas le han impuesto durante toda su existencia, los actos de leer y escribir como obligación y vocación sin pretender llegar a considerarse algún día un escritor. Conjuntamente ha sido un hombre a quien El Teatro como la vida misma ha obligado a la permanente lucha ante sí mismo, con el otro y con el público.

Rubén Darío en los relatos que componen esta obra literaria, además, va reafirmándonos que la vida es un laboratorio  de experimentos, expresión suya con la cual nos invita en LO DIJO CASANDRA al  primigenio mundo  de la alquimia y la transmutación permanente, esa bella metáfora de la conversión de los metales ordinarios en metales preciosos de plata y oro, la elocuente imagen de ese Ars Regio, que en el artista  constituye su permanente proceso interno de maduración espiritual o la fluida transformación o renacimiento en una búsqueda incesante que atraviesa las pasiones humanas, el  objeto perdido, en el cual  la lúdica y la creación son esas anclas para sostenerse a veces en los acantilados de confusiones y confesiones telúricas en donde como seres humanos nos podemos llegar a refugiar ante la fragilidad  y milagro de lo efímero.

Por ejemplo, desde el numeral 1, LO DIJO CASANDRA, en el relato denominado “Quién del otro lado”, Rubén Darío, a la manera profética del personaje mítico Casandra, nos advierte la sentencia humana expresada como Horror al cambio. De modo determinante lo enuncia en primera persona: “Me miré al espejo y vi a otro, le reclamé y se fracturó en mil pedazos”.  Esta es su forma poética de poner en escena la dialéctica de todo ser humano, sus luchas silenciosas por descifrar los enigmas existenciales que llevamos en una memoria colectiva inconsciente. Como compensación metafísica cuando el alma se mira en ese espejo, puede descubrir la vergüenza que ella encierra y entonces  la arroja de sí, pues tan pronto se pone frente al espejo, se olvida de su propia imagen. Pero para no caer en los solipsismos del individualismo, en la obra va descorriendo el sentido humano del lenguaje y su simbolismo como construcción histórica y social o en un estilo muy singular, se permite visualizar muchos de los artefactos que conforman la cultura hasta nuestros días.

LO DIJO CASANDRA, desde esa perspectiva narrativa, da una muestra muy representativa del entorno del hombre que se dedica como artista a la literatura y al Teatro, las tramas y sub-tramas del vivir humano, en la lucha existencial por un añorado equilibrio, así como la del actor y su vida interior, el actor y sus compañeros o la tensión entre el actor y su público. En síntesis, la obligación existencial de estar en dos mundos a la vez: El mundo interior y el mundo exterior, un camino simple para la referencia al YO, al Tú y al Nosotros.

Recurro ahora a la particular importancia entre el mundo del relato, el Arte Teatral y el mundo de la Pedagogía y la Enseñanza a partir de algunas Claves desde Paulo Freire como la Emancipación, el Pensamiento Crítico y los asombros.

Desde el Título “Lo dijo Casandra”, Rubén Darío pone al lector frente al privilegio de la palabra y su poder profético, pero siempre en riesgo de ser escupida y apartada de ese poder mágico consistente en ser creíble. En otras palabras, la eterna lucha entre la verdad y la mentira. Y aquí la primera clave que inspira esta obra de relatos en prosa poética, es la de poner en juego la libertad de los seres humanos con su  natural capacidad creadora, facultad eminentemente aprehendida a través del lenguaje y los asombros del entorno en una dialéctica entre los mundos existenciales de las interioridades y las exterioridades, que definen el modus  de todo accionar, el permanente discernimiento, la decisión y elección,  basamentos políticos de todo ser humano; y esta es una de las Claves de lectura desde Paulo Freire: Casandra la pitonisa, es capaz de enfrentarse al poder otorgado por otro poder sublime y así es como el valor de su palabra profética se banaliza. Hoy podríamos decir que ante las arrogancias del Fatalismo, las palabras pierden el valor de la verdad y son vehículo de falsas noticias del mundo del Statu Quo, la resistencia al cambio, que desde las redes sociales y medios masivos de comunicación, construyen terrorismos simbólicos para movilizar todo tipo de emociones degradantes.

Ningún ser humano es neutro, todos estamos existencialmente como seres de lenguaje en diálogo para el discernimiento, el cruce de caminos entre los sueños creadores o las pesadillas devastadoras, flujo de contradicciones que van y vuelven, en el enorme caudal del eterno retorno, figura que nos llega desde el filósofo Federico Nietzsche a través de Rubén Darío en LO DJJO CASANDRA.

En cada apartado de esta obra el autor cautiva a través de los recursos y estilos literarios y fortalece la condición humana de ser lectores del mundo y de la palabra. Deja claro en la Introducción que su escritura es diaria por obligación y vocación. Y esto se puede constatar, ya que desde muy joven Rubén Darío ha sabido compartirnos con lujo de detalles en tertulias inolvidables que llegaban hasta la mirada fija, sus inquietudes y posturas alrededor de escritores variopintos tanto en sus obras como en sus contextos, formas y contenidos. Y como buen hombre de teatro que sabe las reglas de la recepción de la puesta en escena, sorprende al final del libro con el anuncio aleccionador que hace a sus descendientes: “La herencia más importante que dejaré a mis nietos incluidos Isaac y Thiago, será mi gran biblioteca…”.

Quisiera finalmente que estas líneas se las llevara Rubén Darío y cualquier otra persona que por feliz hallazgo alguna vez las lea, como una pequeña carta surgida del afecto y la lectura atenta del libro que hoy tienen ya en sus manos.

Las líneas que a continuación me permito dedicar, son de nuestro Maestro y gran referente artístico común, Enrique Buenaventura y titulado Carta a Theo surgida quizás de la hermosa comunicación epistolar que el artista Vincent Van Gogh sostenía con su hermano Theo en el siglo XIX y que estoy seguro, también constituyen parte sustancial de esta cofradía existencial, estética y artística, que bien puede resumir el valor poético y creativo del nuevo libro LO DIJO CASANDRA :

“Pero luz, lucidez, cálculo
Pasión, amor, entrega, no
Son la locura Theo.
La locura son solo las carencias”

El camino de soledad casi siempre incomprendido, pareciera advertirnos, de manera inútil y poco creíble como en el caso de Casandra, esta sentencia paradojal : “La perfección nunca es bastante perfecta” y por tanto para hacer escuchar esa especie de voz interior y conectarla con el oído de un mundo incrédulo, como lo escribe Rubén Darío Zuluaga en la introducción de LO DIJO CASANDRA, ”hoy tampoco se escuchan las voces de alerta ante las catástrofes ambientales o ante dilemas del espíritu que no tienen resolución y solo pueden expresarse en la locura o la alucinación”. El momento paradojal consiste entonces en que esa soledad deberá expresar toda su fuerza en la voz estruendosa de ese otro u otra afuera, en las circunstancias de un lector del mundo y de la palabra como en este caso.

Y esa podría ser, una clave emancipadora desde Paulo Freire, lo que hace fascinante la incompletud o inacabamiento de toda obra y de todo ser humano.

Con todo mi afecto y reconocimiento.

Presentación del libro “Lo dijo Casandra” el 14 de septiembre de 2023 en Macondo Manizales.

*Director y actor de teatro.

 

Lo dijo Casandra

Con “Lo dijo Casandra”, Rubén Darío Zuluaga Gómez**, profesor de la Universidad de Caldas, ofrece una obra ecléctica y heterogénea, rica y profunda, particularmente variada en su estilo y en sus temas, pero de la que se desprende una gran coherencia de conjunto.

En primer lugar, el título plantea un interrogante: ¿Por qué “Lo dijo Casandra”? Casandra es una mujer sublime, una pitonisa de la mitología griega a la que Apolo quiso seducir y, para ello, le concedió el don de la profecía. Sin embargo, cuando ella lo rechazó, él le escupió en la boca, lo que la privó de toda posibilidad de ser creída. Antes de llevarnos de un texto a otro, ¿se refiere el autor a visiones del futuro? ¿A la falta de fe? ¿A la falta de comprensión? ¿Al vínculo entre la palabra y el otro? ¿A la función poética del lenguaje? ¿A un retorno a los orígenes del pensamiento? ¿A las profecías y a visiones?

El personaje de Casandra está presente en la literatura, en Boccaccio, Ronsard, Schiller, Wolf, Sartre. Pero, más recientemente, nos hará pensar en el escritor y etnólogo francés Jean Laude con su largo poema “Le Dict de Cassandre” (El Dictado de Casandra) que representa una especie de testamento de Casandra en forma de monólogo, donde la palabra “Dict” significa al mismo tiempo “palabra poética”, “máxima” o incluso “relato”. Pues es de este conjunto de significados de lo que tratan los textos de Rubén Zuluaga.

En segundo lugar, todo el libro está escrito en forma de prosa poética, con un cierto lirismo en el que las figuras retóricas como la metáfora, pero también los oxímorones y las antítesis, desempeñan un papel central. A través de ellas, el autor parece poseer una llave que abre la puerta a otro mundo y da respuesta a algunas cuestiones relacionadas con la propia existencia. Además de esta obra poética, los textos varían de género, desde el ensayo al monólogo teatral, pasando por la narración, la ilustración y la autobiografía.

Hay muchas influencias explícitas o implícitas en esta obra. La Antigüedad tiene un rol esencial, remitiéndonos al título, pero también a Platón y Aristóteles, en particular a la Poética. La poesía desplegada remite a la filosofía de Kant, Hegel o Nietzsche, y abundan las referencias literarias, destacando, sobre todo, Dostoievski, pero también Borges, Keaton, Homero o Shakespeare. En cuanto al estilo de escritura, nos sumerge en una época que oscila entre el simbolismo de Mallarmé y el surrealismo de Aragón y Laude, pasando por el expresionismo de Ball. Esta relación con las referencias literarias revela una trayectoria vital inmersa en el arte y la literatura.

En cuanto a los temas abordados por Rubén Zuluaga, son múltiples sin alejarse de las visiones oníricas, simbolistas y surrealistas en las que puede evolucionar el hombre. Algunos textos tratan de los orígenes de la vida, especialmente del ser humano, estableciendo el vínculo entre un origen físico y un origen simbólico, incluso mitológico, del tiempo. A través de la puesta en escena de este tipo de profecías, se tiene la impresión de asistir al nacimiento del Universo, al Caos de los orígenes, al desarrollo de la naturaleza, a las primeras tribus, al surgimiento de las sociedades hasta la modernidad, a la complejización de las relaciones sociales, a la importancia de los sueños, del amor, de lo imaginario donde perdura el misterio del mundo y de la realidad que hay detrás.

La relación con la naturaleza establece la correspondencia entre la Naturaleza misma y la naturaleza del hombre, y tiene algo profundamente colombiano, apegado a la tierra, a las raíces; pero también, esta naturaleza con sus aspectos a veces humanistas, guarda algo de cierta violencia natural, sin juzgarla. La relación con la naturaleza se confronta entonces con la Modernidad desarrollada por el hombre, simbolizando también a Dios frente a la tecnología; el hombre moderno materialista, en particular el político, es objeto de cierta crítica mordaz e irónica en relación con una verdad simbólica.

En este mundo antiguo y moderno desarrollado por los textos, se revela poco a poco el vínculo con la cotidianidad. La experiencia a través de los sentidos se codea con los diferentes aspectos de la vida, los sueños, el día y la noche, el amor, el desengaño, la filiación. Estos aspectos abren hacia una forma de introspección donde el humor ayuda a iniciar el viaje interior que permite el lenguaje poético, hasta la pregunta universal: ¿Quién soy yo? Este cuestionamiento remite a la propia vida del autor, especialmente en la última parte de la obra, que trata de la madre, del padre, del nieto, de la violencia y de la transmisión; pero también en otras partes, a lo largo del libro, tal vez más íntimas, que evocan algo de un sufrimiento ligado a la mujer, al niño, a la infancia. Sin hacer una hermenéutica del texto, me viene a la memoria esta frase atribuida al célebre escritor francés Gustave Flaubert: “Madame Bovary, c’est moi” (Madame Bovary, soy yo); una frase apócrifa nunca pronunciada por el autor que subraya tanto la mezcla entre leyenda y realidad, como el hecho de que, aunque no hable de sí mismo, un autor crea en función de su identidad, de sus conocimientos, de su subjetividad. A través de la nostalgia, a veces parece que se trata simplemente de una invitación a seguir siendo un niño.

Introspección, autobiografía, sueños, simbolismo, surrealismo conducen a una inmersión en el inconsciente, pero ¿cuál? ¿El del autor? ¿Un inconsciente colectivo? La dimensión mitológica de ciertos textos, la fuerza de los símbolos, el juego de lo imaginario con sus fantasmas y demonios son la imagen de representaciones construidas durante la infancia y subrayan una dimensión más profunda del ser humano y de su existencia. Las referencias a Jung recuerdan implícitamente los arquetipos que están en la raíz del inconsciente y que se reflejan en los sueños y en el lenguaje poético. Y los símbolos y la relación con la tierra colombiana recuerdan el trabajo de Jean Laude como etnólogo africanista. Por momentos, este viaje a las infinitas profundidades que revela la creación poética alude a cierta locura; pero al fin y al cabo, ¿qué es la locura? Para no preguntarse qué es la normalidad.

La creación poética ocupa así un lugar esencial, por no decir todo el lugar en estos textos, para constituir el corazón de los mismos. Remite al misterio de la creación, tanto artística como del mundo, que se inscribe en la relación del poeta con su propia estética. El lenguaje, en particular a través de la metáfora, permite, como demostró Baudelaire en su poema “Correspondances” (Correspondencias), poner en relación mundos diferentes. Abre una metafísica, nos permite atravesar el espejo, entrar en otro universo, hace aflorar lo misterioso y lo desconocido. Es un verdadero viaje al interior de la mente y de lo invisible.

La relación con el lenguaje, con la poesía, se convierte en un elogio del arte, un elogio de la vida artística frente al materialismo; un canto a la vida, como si el autor intentara dejar algo de arte en el mundo. Para identificar este “algo”, si tuviera que elegir una sola frase de la obra de Rubén Zuluaga, que resumiera el conjunto de esta creación, sería “¡Todo dogma niega la risa!”. Esta frase, escogida subjetivamente por mí, lleva en sí todo el trabajo realizado; resume la coherencia y variedad del estilo, de los géneros, de los temas: la creación se encuentra en la libertad, porque es la libertad, en definitiva, lo que está en juego en la creación poética, en el lenguaje y en la vida.

Además, probablemente uno de los elementos más fuertes de la obra sea el “eterno retorno”. Aunque Nietzsche sólo se mencione una vez y más allá del texto del mismo título, esta noción es trascendental para los escritos de Rubén Zuluaga, y la obra de Nietzsche permite comprender la relación entre la naturaleza de los orígenes y una violencia sin juicio, más allá del bien y del mal. En fin, todo vuelve. La vida, la muerte, los días, las noches, el amor, la violencia y, más que todo, la poesía. Es un ciclo eterno en el cual estamos todos encerrados, pero del cual nos libera la misma poesía.

Por último, “Lo dijo Casandra” representa una experiencia única de Rubén Zuluaga; uno se pregunta por la dimensión autobiográfica oculta tras los símbolos presentados y las visiones nostálgicas adormecidas por el humor. Es un resumen de lo que debe ser un autor: un poeta, un filósofo, un artista y un escritor; es todo un mundo por descubrir. Puede haber mil y una opiniones sobre esta obra e invito a todos a tener la suya. Esa fue la mía.

*Profesor de la Universidad de Caldas. Lingüista y escritor.

**Presentación del último libro del actor, director, dramaturgo y amante del teatro desde la adolescencia. Crítico y ensayista. Colaborador en periódicos y revistas nacionales e internacionales en artes escénicas. Licenciado en Artes Escénicas y Magister en Filosofía de la Universidad de Caldas.

CiMa, festival “milagro”, uno de los eventos emergentes más importantes de Colombia

En un contexto cultural, educativo y artístico, donde confluyen diversidad de estéticas y música locales, nacionales e internacionales, se desarrolla en Manizales el octavo Festival Internacional de Música CiMa, organizado por la Universidad de Caldas. Participan 220 músicos de 9 países en 20 conciertos además de las clases magistrales impartidas por los maestros invitados en las que es relevante la asistencia entusiasta de los estudiantes de los programas de música del alma mater caldense.

Estas fueron las palabras con las que el director artístico del evento, profesor y flautista Yovanny Betancur, inauguró el festival el 4 de septiembre de 2023 en el CCU Rogelio Salmona, en las que, entre otras cosas, dadas las complicadas circunstancias para hacerlo realidad cada año, afirma: “Qué difícil es hacer gestión cultural en Colombia y sobre todo en Manizales”:

El Festival Internacional de Música CiMa es uno de los eventos emergentes más importantes de Colombia. Su estructura, calidad y visión lo posiciona como uno de los festivales académicos con mayor proyección nacional e internacional. El festival nace en 2016 como una iniciativa de un grupo de profesores del departamento de música de la Universidad de Caldas entre los que se encontraban el maestro Guillermo Marín, mi gran amigo Fabio Miguel Fuentes (recientemente fallecido), el profesor Jorge González y el acompañamiento fundamental de mi amigo Guido Caciagli. El nombre del festival lo propuso Jorge González, CiMa – haciendo alusión a la Ciudad de Manizales, CiMa lugar donde está ubicada la ciudad.

Han sido 8 años maravillosos, de aprendizaje, de grandes victorias pero también de duros momentos sobre todo en cuanto a la gestión de recursos para financiar el festival. Qué difícil es hacer gestión cultural en Colombia y sobre todo en Manizales.

Este es el festival “milagro”, cada año volvemos y recorremos las mismas calles amargas para tratar de conseguir los recursos que financien este evento. Como dice Carolina nuestra productora, “esto lo hacemos con la uñas pero limpias”.

Cada año, una semana antes del festival decimos “este es el último”, “el año entrante no haremos festival”, “me voy a dedicar, como muchos de mis compañeros de la universidad a lo que nos contrataron…a dar clases en un salón de 4 paredes”.

Sin embargo nuestra responsabilidad social, cultural y musical con el país y con la región, además de un poco de terquedad, nos sigue empujando a mantener viva la llama de CiMa. Esto se debe a los músicos, grandes maestros que han pasado por esta ciudad, por estos escenarios que han dejado su vida y alma en los escenarios, que han engalanado a Manizales con su música. Estos músicos y estas nuevas generaciones de músicos que cada año nos alimentan el ánimo para seguir construyendo ciudad y país a través de la música.

Gracias a todos los músicos de CiMa, los cientos de ellos que han venido desde 2016 a Manizales, hasta los que están en esta versión, muchos de ellos están aquí, sentados como público. Un saludo especial a Miguel Ángel Villanueva que viene de México, a Gileno Santana que viene de Portugal, a Cristian Gort que viene de Montreal Canadá, a Juan Coronado y Diego Hernández que vienen de Popayán, a Nicolás Castro y Catalina Jara, a todos los músicos extranjeros y colombianos que faltan por llegar y que durante la semana estarán visitando nuestra hermosa ciudad, a nuestros profesores del Departamento de Música, a los estudiantes y egresados que hoy hicieron un maravilloso concierto.

Agradezco infinitamente a mi familia, a Carolina, a Juan Simón y a Mariana por el apoyo incondicional, por la paciencia que me han tenido y por creer en mí y en este proyecto. A Carolina Guacanemente por su capacidad de trabajo y por echarse la producción y gestión de este festival encima. Gracias al comité artístico: Uriel Marín, Leo Marulanda, Daniel Ramírez, Agustín Castro y Jenny Moreno.

Gracias también a la Vicerrectoría de Proyección -en cabeza de la Dra. Sandra Montoya, a la Vicerrectoría de Investigaciones en cabeza de mi amigo, colega y gran compositor maestro Héctor Fabio Torres. Gracias a nuestro Rector Fabio Arias, a la Vice Administrativa Paula Chica, a la Decana de la Facultad de Artes Germana Carolina Soler, a Sandra Cortez la Secretaria de la facultad y a todo el personal administrativo de la Universidad.

Gracias a Carlos Lopez Director del Dpto. de Música, a los profesores del departamento, a los estudiantes que incansablemente garantizan cada detalle para que los conciertos salgan de manera sublime. Gracias a nuestros aliados y patrocinadores.

CHEC EPM
Centro Colombo Americano –
Banco de la República
ICETEX
SMCQ Société de musique contemporaine de Québec – Canada.
UNAM- Universidad Autónoma de México
Powel flutes
OSC Orquesta Sinfónica de Caldas

A todas las que no mencioné y así como a todas las personas que voluntariamente se han sumado y apoyan esta iniciativa de ciudad.

Nos gustaría mucho pero no podemos hacerlo, lamentablemente no podemos agradecer a Alcaldía de Manizales, ni al Instituto de Cultura y Turismo, ni a la Gobernación Caldas. Desafortunadamente el Festival Internacional de Música Ciudad de Manizales no cuenta con apoyo gubernamental… quizás algún día.

Para la Versión 2023 nuestro Festival tiene una amplia programación que va a estar a cargo de 220 músicos en escena.
20 conciertos
Foro académico: 9 conferencias, un panel de expertos
2 Instalaciones
19 Clases magistrales

Bienvenidos a CiMa 2023.

Las mujeres en la literatura en el Gran Caldas, tesis doctoral Laureada de Adriana Villegas Botero

Adriana Villegas Botero, profesora de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Manizales recibió la aprobación de su tesis doctoral “Laureada” por parte de los evaluadores de la misma: Jorge Mario Ochoa, experto en literatura de Caldas; Álvaro Acevedo, historiador de la Universidad Industrial de Santander, y el profesor Fabio Rodríguez Amaya, de la Universidad de Bérgamo, Italia.

Los tres doctores consideraron luego de la defensa de la tesis doctoral: “13 escritoras del Gran Caldas: Huellas de autoras de Caldas, Quindío y Risaralda en la prensa de Manizales de los años del 20 y 30 del siglo XX“, genera nuevo conocimiento y posibilita que otros continúen estudiando y ampliando este saber.

Este trabajo de investigación fue dirigido Rigoberto Gil Montoya, profesor de la Universidad Tecnológica de Pereira, UTP, escritor y doctor en Literatura, quien acompañó a Adriana Villegas Botero en el desarrollo de su proyecto de grado para optar por el título de doctora en Literatura de la UTP.

“Siempre ha sido más difícil para las mujeres publicar, pero escritoras siempre ha habido. Lo que realmente no había eran libros escritos por mujeres. Muchas publicaron solo en la prensa porque es más efímera y estaba mal visto que las llamaran escritoras, así que preferían hacerlo en este formato menos “formal”. Ello me generó inquietud e investigué al respecto”, explica la nueva doctora de la Universidad de Manizales.

Para hacer este trabajo la académica identificó tres medios impresos que circularon en la época definida para este estudio: `Renacimiento` fundado en 1915, `La Patria` fundada en 1921, y `La Voz de Caldas` en 1926. La búsqueda que hizo la profesora Villegas Botero se enmarca desde el año de fundación de cada medio hasta el año 1939, proceso que le permitió identificar 616 textos publicados por autoras colombianas, de los cuales 426 son escritoras del Gran Caldas. Con base en los textos hallados se identificaron 13 escritoras que nacieron entre 1843 y 1901. Algunas publicaron libros, pero la mayoría solo tienen su publicación en la prensa.

La profesora hizo un análisis crítico de los textos literarios, les dio rostro a estas mujeres, construyó su biografía, e identificó cómo dialogan con la literatura de su contexto.

“En los últimos años me he asumido como escritora, en lo personal para mi es importante conocer el legado de otras escritoras de la región, y de otro lado soy periodista lo que me permitió acercarme de manera profunda a la prensa y a los antecedentes de la misma en este departamento, y cómo este medio siempre ha sido el escenario de la circulación de literatura, un dinamizador de la cultura de la región”, explica Adriana Villegas Botero.

Por ser una tesis laureada, los consejos de Facultad y Académico de la UTP deberán aprobar la publicación del libro producto de esta tesis doctoral, y finalmente la profesora asistirá al a ceremonia para recibir su título como doctora en Literatura.

La Escuela de Comunicación Social y Periodismo cuenta entre sus profesores con cuatro doctores: Paula Jiménez, Luis Miguel López, Carlos Alvarado y Adriana Villegas, que espera la ceremonia de graduación); mientras que cinco más cursan estudios doctorales: Misael Peralta, Diego Ocampo, Richard Millán, Wilson Escobar y Julián Burgos.

Otro producto de la tesis laureada de Adriana Villegas Botero es el proyecto Mujeres Centenarias de Caldas que se realiza entre la Universidad de Manizales y el CC del Banco de la República de Manizales en el marco de los 100 años de esta institución.

Aguardiente Amarillo de Manzanares traspasa fronteras

El Aguardiente Amarillo de Manzanares, producto de la Industria Licorera de Caldas (ILC) que se convirtió en un fenómeno de ventas en Colombia, ahora llegará con toda su calidad y suavidad para conquistar los mercados internacionales.

La empresa realizó recientemente la exportación a Ecuador de 12 mil botellas de esta marca, país al que desde hace varios años la ILC exporta las diferentes referencias de Ron Viejo de Caldas.

“Es realmente muy importante y relevante porque va en línea con nuestro plan de expansión internacional con diversificación de nuevo portafolio en los mercados en los que nos encontramos actualmente y nos permite crecer y consolidarnos en Ecuador con una referencia que es muy novedosa y valiosa en Colombia y que empieza a tomar relevancia en los mercados internacionales”, aseguró Andrés Elías Borrero Manrique, gerente general de la Industria Licorera de Caldas.

Uno de los principales retos de la ILC para este año es aumentar su participación en los mercados extranjeros y gracias a esta y otras acciones, a corte del primer semestre de 2023 las exportaciones presentan un crecimiento superior al 50% frente a igual periodo de 2022.

“El Aguardiente Amarillo de Manzanares es un producto que ha tomado muchísima fuerza porque en el mercado nacional está siendo muy reconocido. Algunos de nuestros distribuidores conocían el producto por referencias nacionales y a otros se lo presentamos en una visita que tuvimos de los embajadores de marca de los diferentes países, en la que pudimos socializar todos los atributos y beneficios de este extraordinario producto”, explicó Lina Marcela Naranjo López, directora de Mercadeo y Ventas Internacionales de la ILC.

Honduras fue el primer país al que se exportó Aguardiente Amarillo de Manzanares a mediados de 2022, y ahora con Ecuador avanza el plan de expansión con este producto, que más adelante se concentrará en Estados Unidos, España, Suiza y otros mercados de Suramérica.

EL EXCESO DE ALCOHOL ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD (LEY 30 DE 1986).
PROHIBIDO EL EXPENDIO DE BEBIDAS EMBRIAGANTES A MENORES DE EDAD (LEY 124 DE 1994)

El hip hop dinamiza la movida cultural de Manizales

El movimiento cultural popular hip hop creado en Nueva York por afroamericanos y latinos está cumpliendo 50 años y Manizales no ha sido ajena a la práctica de la diversidad de sus subculturas urbanas: break, rap, grafiti, tornamesismo. Y es precisamente César Ramírez, Pitú Mijo, uno de sus veteranos y entusiastas practicantes y apasionado multiplicador.

¿Quién es César Ramírez?
“Yo siempre digo que soy un loco soñador. César Ramírez se crio en un barrio llamado Las Colinas, el barrio de mis amores y mi vida, y decidió estudiar Licenciatura en Artes Escénicas, pero antes tuvo la posibilidad de conocer y reconocerse dentro de lo que es el hip hop o el rap”.

¿Quién es Pitú Mijo?

“Pitú Mijo es mi alter ego, el que da la cara por César Ramírez en el barrio, en muchos rincones, es mi compañero fiel desde hace más de 20 años”.

César encontró el hip hop gracias a un amigo, Cristian Idárraga, El padrino, quien le guio por el camino de la música, le enseñó a bailar, le enseñó a gestionar “porque es mucho lo que debe hacerse en este campo”. Con él se inició hace 6 años el Festival Hip Hop Café y Niebla.

Y aunque este evento se acabó por falta de recursos, hace tres años Pitú Mijo creó con los compañeros del barrio Las Colinas el Festival Hip Hop por la Vida como una herramienta de transformación sobre el tema del suicidio. “Un compañero que hacía música en una de las agrupaciones del barrio se quitó la vida y ese episodio desencadenó una serie de suicidios por lo que decidimos ofrecer un espacio de vida que es lo que queremos lograr con el festival”, explica.

En el mismo sector de la ciudad celebran hace 15 años, cada navidad, otro festival denominado La vida es bella, la vida es arte. Recolectan regalos para los niños del sector y reúnen durante un día a la comunidad en torno al baile, la música, la pintura y la alegría. Lo que más emociona a Pitú Mijo es la masiva participación de padres de familia, adultos mayores, jóvenes y niños.

Le causa mucha satisfacción ver lo que los “pelaos” han logrado en el tema del hip hop, que, además de los festivales, se hace evidente en Manizales con actividades como el freestyle (habilidad de rapear de forma improvisada con o sin micrófono sobre una base o sin esta) que se practica en el sector de El Cable, el muralismo, invitaciones a festivales en otras ciudades, fiestas en bares, espacios exclusivos en la programación general de la Feria de Manizales con llenos a reventar. “El movimiento ahora, valga la redundancia, está muy movido, está rodando de una manera muy interesante desde los jóvenes hasta la vieja escuela”.

Para César la música es un arma de transformación muy poderosa. “Al escribir, crear una canción, unir sonidos, la mente está pensando en otras cosas, no solamente en la esquina, en la droga y otras malas influencias que afectan a los jóvenes. El arte demanda de mucho tiempo, entonces si logramos que muchos pelaos hagan suyo ese momento creativo, lógicamente se sensibilizan y así vamos a salvar muchas vidas”.

César Ramírez, quien es además fotógrafo y diseñador aficionado y ha trasegado con sus habilidades artísticas por Manizales, Bogotá y Pereira, pone al servicio de los jóvenes sus sentimientos y conocimientos, “tiro las semillas y dejo hacer”. En este momento concentra su actividad en el cipher tour y talleres en los colegios y los barrios de Manizales. Carga su estudio de grabación de audio y video y lo pone a disposición de quienes lo quieran usar. “Es una práctica maravillosa porque muchas personas no tienen la oportunidad y destreza de grabar en estudio, me emociona porque hay muchas conversaciones, muchas experiencias. Participan raperos ejercitados y otros no tanto y es precisamente esa comunidad la que genera el proceso catártico del arte, es lo que busco”.

Agrega que no espera ser el referente a seguir, “me gusta que los chicos tomen decisiones y tengan un pensamiento crítico porque uno tampoco se las sabe todas. Me gusta generar inquietud, que se tejan vivencias y entre todos organizarnos. La comunidad se está sensibilizando mucho y participa priorizando los elementos principales del hip hop”.

“La vida misma me ha puesto en ese camino, yo trato de salirme y vuelve y me atrae. En lo que llevo de carrera creo que es de las culturas más respetuosas que he visto, no hay conflictos, no buscamos intervención de la policía. A esas raíces tenemos que agradecerles porque nos dan la posibilidad de ganar espacios en una ciudad bastante conservadora, bastante difícil en términos artísticos. Por lo menos ya tenemos la capacidad de sentarnos como organización para hacer gestión y pelear por nuestros derechos”. Y es precisamente lo que los raperos de Manizales intentan mediante la consolidación de un festival propio donde puedan tramitar sus iniciativas e intercambios con otras ciudades.

Refiriéndose a los contenidos explícitos de las canciones del rap, resalta: “Cuando estoy en talleres con los chicos les digo digan lo que sienten, que no sabe cantar, píntelo, métale música, armonía, saque lo que tiene adentro. Tal vez por eso hay estigmas en el sentido de que son groseros, son gamines, al contrario, hay que dirigir la mirada hacia la problemática de los pelaos. Siento que hay muchos silencios por parte de los jóvenes, pues además de ser introvertidos son muy solitarios, se hablan por una pantalla, no está el café, no está el abrazo, se está perdiendo la familiaridad. Hay infinidad de posibilidades para que los chicos expresen todos los pesos que tiene la vida en el barrio. Esto me encanta porque crecí en el barrio y se de sus condiciones”.

César considera que a través del hip hop se pueden aplicar procedimientos más amables a los correctivos que imponen las instituciones educativas, que no funcionan y se siguen exigiendo, “los transformamos en diferentes espacios, en diferentes dinámicas, en diferentes palabras, en diferentes formas de comunicarnos, en diferentes normas y eso es lo que hace el rap, es realmente una revolución de resistencia y fuerza y de unión porque un artista no puede hacer arte solo, tiene que tener comunidad, aliados, amigos”.

Fotografías tomadas del Facebook de César Ramírez “Pitú Mijo”.