“Me pregunto si el mundo reconocerá la contribución de los artistas”

Expresa Clara Lucía López de Estrada, quien lidera desde la dirección del Centro Colombo Americano de Manizales,  una amplia y reconocida agenda en los sectores académico y cultural de la ciudad.

El arte nos ha salvado, reconocen muchos. ¿Qué lectura hace usted de la alternativa virtual con que los artistas han acompañado masivamente la crisis por la pandemia?

Está claro que el Arte ha servido como catarsis para el mundo frente esta dura prueba para la humanidad.  No obstante, aún preocupa la situación tan difícil que enfrentan los artistas para su subsistencia. Los artistas, especialmente los músicos del mundo, han sido extremadamente generosos y activos ofreciendo su arte como mensajes de esperanza. Me pregunto si el mundo reconocerá esta importante contribución una vez las cosas empiecen a volver a su lugar y apoyará el arte como medio para la construcción de una nueva sociedad, más humana, más tolerante, más compasiva.

¿Cómo se ha adaptado el Centro Colombo Americano a la cuarentena?

Hemos vivido una transformación significativa en la forma de hacer las cosas. La crisis global fue totalmente sorpresiva e inesperada lo cual nos obligó a implementar rápidas medidas transicionales para mantener las dinámicas académicas y responder a los compromisos con nuestros estudiantes, empleados y docentes, contratistas y proveedores, desde un principio fundamental que es la Solidaridad.  Ya nuestros cursos de inglés se desarrollan en línea, con los mismos objetivos y calidad, aprovechando los recursos de las nuevas tecnologías digitales. Las dinámicas culturales se vienen igualmente adaptando a la realidad de la cuarentena, aprovechando la amplia oferta cultural de libre acceso que los centros culturales, teatros y museos del mundo están ofertando para contribuir al equilibrio emocional durante la cuarentena. Y sabemos que nos tendremos que reinventar para seguir siendo fieles a nuestra Misión como centro binacional cultural y no desviarnos del objeto y propósito.

Ya dijo el Presidente de la República que las actividades que congreguen público se suspenderán por  un tiempo largo. ¿Qué reto enfrenta el sector cultural ante esta realidad y cómo asumirlo?

Difícil el reto que enfrenta el sector cultural ante esta realidad. Se necesitará hacer un frente común para encontrar soluciones innovadoras que permitan la sostenibilidad de un sector que claramente aporta al PIB y que requiere de propuestas de salvamento que impidan el cierre de centros culturales y las pérdidas económicas por cancelación de eventos o falta de oportunidades laborales para los programadores, artistas, creadores y todos los que conforman la cadena de valor de la Cultura.

¿Cuál debería ser la respuesta de los gobiernos, la academia, el sector privado y los espectadores, entre otros, para salvar la sostenibilidad integral de los artistas, incluido su universo creativo?

Ojalá tuviéramos una respuesta ante tan difícil coyuntura en la que todos estamos ante la urgencia de priorizar inversiones y gastos para la sostenibilidad de las instituciones, organizaciones y empresas. Considero que las propuestas deben surgir desde el sector cultural mismo,  fundamentadas en sus necesidades pero también en su gran potencial y poder “sanador” que podría contribuir de manera importante en la reconstrucción de la sociedad, desde la empatía y la compasión para cerrar brechas de inequidad e injusticia social. Desde el arte se puede sensibilizar y preparar la sociedad para nuevos desafíos que seguramente vendrán, no solo como consecuencia de la pandemia, sino también de un mundo nuevo que se abrirá a los ojos de todos.

Usted que se ha caracterizado por ser una líder cultural, ¿qué planes ha proyectado con su equipo para mantener la oferta de su institución?

No me considero líder cultural, pero sí una persona que entiende el valor que la Cultura tiene para el desarrollo integral del ser humano. Desde el Colombo Americano haremos todos los esfuerzos necesarios para aportar un grano de arena en lo que yo llamaría un “propósito común” que vislumbro como la oportunidad que nos da esta dura prueba para pensarnos como un colectivo, entender que solo juntos podremos seguir superando crisis de toda índole, que el bienestar de los demás deben ser la preocupación de todos y cada uno, dejando atrás egoísmos e individualismos.

 

Un acto solidario desde el arte

Algunos integrantes del grupo de danza de la UManizales, realizando una coreografía desde sus casas.

Catalina Buitrago  Ocampo, Licenciada en Música de la Universidad de Caldas,  es la artista encargada del  área de Extensión Cultural de la UManizales. Desde esta dependencia, integrantes de la comunidad universitaria ponen a prueba su talento para integrar el arte con la vida académica y fortalecer sus habilidades artísticas en torno al canto, el baile, el teatro y la escritura.

A raíz del aislamiento preventivo, la institución enfocó todo su esfuerzo en encontrar alternativas para que desde las casas, la formación integral, que ha sido característica de la universidad,  pueda continuar. En ese sentido, Buitrago Ocampo narra algunas experiencias que se han vivido desde este frente artístico, a través de las nuevas tecnologías.

Umedia: ¿Cómo ha sido la participación de los integrantes de Extensión Cultural durante el aislamiento?

Catalina: La mayoría de los  grupos, talleres y semilleros se encuentran participando de   las actividades planteadas, ha sido un reto importante y nos hemos dado a la tarea de darle continuidad, en la medida*de lo posible, a cada uno de los procesos artísticos ofertados. Se han utilizado estrategias diferentes que posibiliten el desarrollo artístico de los integrantes de manera que puedan, desde sus casas, continuar fortaleciendo su desarrollo personal, cultural, social y artístico.*

Umedia: ¿Qué alternativas se vienen desarrollando?

Catalina: Se ha optado por un manejo más personalizado de las actividades, realizando asesorías y clases con grupos reducidos, de igual forma, se han planteado otras alternativas de trabajo para la parte teórica que es muy necesaria en el desarrollo artístico. La idea ha sido mantener la actividad con la mayor cantidad de participantes, continuar brindando esa   formación que, para muchos, ha sido indispensable en su desarrollo personal y académico.

Umedia: ¿Cómo el arte puede contribuir con un aislamiento más soportable y llevadero?

Catalina: Es innegable la gran contribución que hacen  las artes durante esta época de confinamiento, de una u otra forma, están presentes en el día a día de todas las personas. La música, por ejemplo, logra modificar el estado de ánimo de quien la escucha, la danza  permite mantener el cuerpo activo; situaciones simples que demuestran que, desde el   hogar  y en actividades cotidianas, las artes son inherentes. En este sentido, es necesario recalcar que mediante ellas, se generan espacios que brindan tranquilidad, equilibrio   físico, mental y un mayor acercamiento con nosotros mismos y el entorno.*

Unimedia: ¿Qué mensajes han enviado los artistas de la UManizales a la sociedad universitaria?

Catalina: Se ha tenido una amplia participación de la sociedad universitaria, principalmente de aquellos que a su vez pertenecen a los grupos de Extensión Cultural. A partir de allí, se ha notado un interés genuino por participar de la realización de videos y material, a través del cual han enviado un mensaje de aliento, apoyo y ánimo durante este momento de cambio que estamos atravesando. Mensajes que han sido entregados gracias a las habilidades   artísticas de cada uno de los participantes, demostrando una vez más que la labor cultural es muy valiosa.

“El arte y las humanidades siempre estarán presentes en el ser humano, y es un camino al que muchos acceden para sobrellevar situaciones”: Catalina Buitrago Ocampo. Foto: Cortesía Extensión Cultural.

Umedia: ¿En qué consistió la convocatoria de #TalentosUManizales?

Catalina: La convocatoria surge por la necesidad de motivar a la sociedad universitaria para mostrar la riqueza de talentos que existen y con los que cuenta cada uno de los participantes. Esto como una oportunidad para visibilizar las fortalezas que poseen, para enviar un mensaje de aliento y para evidenciar que, desde casa, el movimiento artístico universitario continúa.

Umedia: ¿Qué reflexión hace usted desde la perspectiva cultural en relación con la virtualidad?

Catalina: Considero que es un momento oportuno para comprender qué papel juegan las artes en toda esta situación, es darle por fin el valor y el reconocimiento necesario tanto a esta ciencia como a los artistas, pues aún no concebimos la magnitud y la influencia que  las  artes  tienen en nuestras vidas. Si se hace un análisis muy consciente, podríamos reconocer que en diversas situaciones por las que atraviesa el ser humano, las artes y las humanidades han sido el ancla y el camino al que muchos acuden para sobrellevar cualquier situación. Dicho esto, las artes dentro de un marco de virtualidad pueden potenciar transformaciones sociales de gran impacto.

Umedia: Y el artista, ¿cómo se coloca en la relación arte – virtualidad?

Catalina: Como seres que buscamos no solo nuestra satisfacción personal, sino también la oportunidad de mostrar nuestro trabajo, la virtualidad también posibilita esa relación   (artista – público), de una manera diferente, pero presente en las manifestaciones artísticas.

Finalmente, Catalina extiende un reconocimiento a todas y cada una de las personas pertenecientes a la Universidad de Manizales que han decidido adentrarse en el mundo artístico y han logrado conmover, motivar y acompañar a la sociedad universitaria en diferentes momentos. Muchos de ellos se han mantenido fieles a su amor por el arte,   tanto así, que desde casa continúan acompañando con sus voces, sus instrumentos, sus escritos y bailes, demostrando un acto de solidaridad y amor con ellos mismos y con la universidad.

 

“Migrar a lo virtual, para una sala de teatro como El Escondite, es un contrasentido”

Dicen sus fundadores y directores Yolanda Arias Gómez y Uriel Giraldo Álvarez (en las fotos) y explican la situación en que los puso la pandemia.

Uriel y Yolanda iniciaron la construcción de la Sala El Escondite en el año 2012, en el tradicional barrio Chipre Viejo de la ciudad de Manizales,  y abrieron sus puertas al público un año después.

Además de una incansable y sistemática formación de públicos a través de su programación permanente en las áreas de teatro, danza, música, cine y literatura, realiza cada año dos festivales: El Festival Internacional de Danza Dos Caminos Un Encuentro y el Festival de Literatura Nos Queda la Palabra.

La Sala El Escondite sirve también a programadores de la ciudad como el Festival Internacional de Teatro, el Festival Intercolegiado de Teatro, el Encuentro Amigos del Bolero, entre otros. Y a actividades conjuntas con la Ruta del Teatro, de la cual es miembro fundador, como: Celebración Día Mundial del Teatro,  Temporada de Estrenos, Muestra Alternativa de Teatro, Salas Abiertas en Ferias.

“Somos también, Escuela de Arte El Escondite, con talleres permanentes de poesía, danza folclórica, danza contemporánea, danza aérea, bailes clásicos de salón y juego teatral para niños. Además, talleres de corta duración a lo largo del año, en teatro y danza”.

Tiene dos agrupaciones para sus propios montajes: A Cántaros Danza y Grupo de Teatro El Escondite, con las que realiza circulación local, regional e internacional.

“Para el desarrollo de nuestros propósitos misionales realizamos gestión con entidades oficiales como el Ministerio de Cultura, la Secretaría de Cultura de Caldas, el Instituto de Cultura y Turismo de Manizales y empresas privadas”, explican Uriel y Yolanda.

Todo este entusiasmo, proyectos, procesos, intercambios, se vieron abruptamente interrumpidos por causa de la pandemia que sufrimos y que confinó también a los artistas organizados e independientes, dejándolos a la deriva sumergidos en una grave situación dados los antecedentes de inseguridad social y económica que históricamente afronta el sector cultural.

¿En qué aguas se movía la Sala El Escondite antes de la cuarentena y en cuáles se mueve ahora?

Estábamos legalizando los convenios con el Ministerio de Cultura y preparando otros proyectos como el de Salas Concertadas 2020.

Gestionábamos la ruta final de la producción del 4º Festival  Internacional de Danza Dos Caminos Un Encuentro que iba a tener lugar a comienzos de mayo. Fue aplazado hasta fecha por definir.

Adelantábamos la preproducción del 7º Festival de Literatura Nos Queda la Palabra, previsto para agosto, pero que seguramente tendrá que reprogramarse atendiendo las medidas nacionales y la dinámica propia de la Sala.

Acabábamos de iniciar un ciclo de literatura y cine brasileño que tenía como tema la obra de Jorge Amado. Debió suspenderse.

Ya teníamos definida la agenda de todo el año, debió interrumpirse la programación de marzo, abril, mayo y la evolución de la pandemia dirá cuándo retomaremos las actividades con público para reprogramar, hasta donde sea posible, lo proyectado. Lo más preocupante, en términos inmediatos, es el pago de nómina.

¿Han contemplado la posibilidad de realizar algunas actividades en forma virtual?

El teletrabajo para este tipo de actividades es muy difícil. Migrar a lo virtual en una sala de teatro, como en nuestro caso que apuesta por la comunicación directa del artista (actor, bailarín, músico, escritor) con el público, es un contrasentido.

Los gobiernos nacional, departamental y local empiezan a responder con tímidas soluciones a las necesidades del sector. ¿Cuáles creen ustedes serían las medidas apropiadas y urgentes que los proteja a mediano y largo plazo?

Hay que reconocer que el Ministerio de Cultura ha estado  diligente en la legalización de los proyectos que habían sido aprobados en la convocatoria de Concertación Cultural 2020, seguramente con miras a un rápido desembolso, lo que significa un pequeño respiro en cuanto a liquidez, pero no hay medidas contundentes en cuanto a la emergencia.

En lo local se ha convocado a algunos artistas, entendemos que a población de artistas vulnerables, para algunas actividades desde casa por $240.000.

Está en proceso una convocatoria (que había sido aplazada) del Instituto de Cultura y Turismo de Manizales  para apoyo a iniciativas. No sabemos si ha tenido algún incremento el monto global o las cuantías asignadas a cada iniciativa o si se va a ampliar la cobertura con la aplicación de recursos LEP (Ley de Espectáculos Públicos) según el Decreto presidencial 475 que  permite cambiar su destinación.

Estos recursos parafiscales de la LEP fueron concebidos para fortalecer (con dotación, construcción o adquisición) la infraestructura escénica existente. Nuestra propuesta es que se destinen, ya no a fortalecer la infraestructura física,  sino la institucional de las entidades que funcionan todo el año, pues esto implica mantener una nómina, pagar arrendamiento (en algunos casos), obligaciones bancarias, servicios y gastos legales; no vaya a suceder que por la cuarentena algunos se vean obligados a cerrar definitivamente.  Estas salas, construidas y sostenidas con esfuerzos privados ya son un patrimonio social que hay que defender.

Debe tenerse en cuenta que en el levantamiento progresivo de las medidas, las salas y los escenarios serán los penúltimos en volver a la “normalidad” por congregar público en sus actividades. Los últimos serán los grandes espectáculos deportivos y culturales como conciertos.

En este sentido la más aporreada es la Sala de Teatro El Escondite que había presentado una propuesta a convocatoria abierta el año anterior por el ICTM y que no se sabe por qué no se dio cumplimiento al cronograma para su trámite.

¿Cuál creen ustedes debería ser la respuesta de la sociedad civil cuando comience la normalidad?

Respaldar a las agrupaciones y salas acompañándolas en sus actividades por redes sociales y realizando sus aportes. Y, desde luego, volcándose a las salas cuando las circunstancias lo permitan.

En esta cuarentena muchos artistas y emprendedores están experimentando por medios virtuales. Si esta alternativa se prolonga en el tiempo, después de superada la pandemia, ¿cómo afectará la esencia de las expresiones culturales?

Es posible que en la creatividad que ahora se despliegue  para seguir creando y sobreviviendo (en el sentido de obtener algunos ingresos) se encuentren formas de hacer arte a través de las  tecnologías virtuales, pero también es posible que se refuerce el sentido de lo presencial. Hace mucho, por ejemplo, el fútbol se transmite por televisión y, sin embargo, el público sigue asistiendo a los estadios.

¿Estaremos ante nuevas realidades que implican también nuevos públicos, nuevas formas de relacionarnos?

Creemos que, durante un buen tiempo, se seguirán teniendo medidas de protección, hábitos de higiene y de cierto distanciamiento físico. Es posible que muchas actividades entren a  formar  parte del teletrabajo.  Algunos creen que va a haber una revaloración de la vida, incluso cambios en el sistema económico-social; no creemos que  haya consecuencias inmediatas en esa dirección. No nos hacemos ilusiones con el surgimiento de nuevas escalas de valores; el ser humano tiene la tendencia a olvidar y pronto se retomará la inercia de siempre. Ya hemos atravesado situaciones que nos han hecho pensar que no volveremos a ser los mismos,  como la escasez de agua que vivió Manizales hace unos años, de la que ya nadie se acuerda y menos de lo que íbamos a cambiar. Pero es posible que a mediano plazo algunos temas específicos, como lo ambiental, merezcan más presión de la ciudadanía para otro tipo de abordaje. Confiamos más en la posibilidad transformadora del arte con su trabajo diario que la de la cuarentena.

¿Consideran que la economía naranja puede ser una solución integral para resolver los problemas históricos del sector después de la pandemia?

Nadie ha podido explicar con claridad en qué consiste la “economía naranja”. Demasiadas actividades están en ese concepto y las medidas económicas y estímulos en lo artístico van dirigidas a los grandes espectáculos. Se olvida que la construcción de la cultura se hace desde los pequeños procesos cotidianos.

 

 

  •  Sala de Teatro El Escondite

Sala de Teatro El Escondite

Expansión del vacío interior

“Y estás realmente solo
Nunca has estado tan solo
Estás tumbado, tienes frío y te preguntas
Escuchando tu cuerpo, en plena consciencia, te preguntas
Qué es lo que vendrá”
(Sobrevivir parte de “Poesía”, Michael Houellebecq, p. 87)

I

El sentido de la espera inicia cuando la mirada tiene una frontera. El límite, por lo general, está marcado por un tiempo. Así, esperar es un acto temporal, contenido en la posibilidad de medirlo.

Primero, fueron cuatro días; luego, fueron 23; ahora, más de 36. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo, lunes-martes… la aliteración, la repetición, el hastío. La frontera de esta espera se ha ido moviendo. El reloj contiene, sí; pero ahora esa espera no está definida por la decisión puntual de un gobierno. Está limitada por la sombra de la muerte, una muerte que salta de un lado al otro.

Por eso esperar ahora duele y expande los vacíos interiores. ¿Cuánto tiempo más se va a alargar esto? Ya poco sentido tiene esperar.

II

Abro los ojos. Durante unos segundos, que no sé si son muchos o pocos, no sé dónde estoy. Cierro los ojos al acto y recuerdo. En mi cabeza se repite la música, la placidez del cuerpo, la mirada perdida… divago. Luego, las botellas vacías, el aroma de la niebla artificial de las fiestas, las luces dislocadas… bailo. Recuerdo. Abro los ojos.

Estoy en mi cuarto. Me reviso: sigo con la ropa de la noche anterior. Reviso más a fondo, recorro con mis dedos los párpados. Miro sus puntas, están manchadas de rojo y negro; sigo maquillado. Sonrío con desdén. De pronto, como si mis sistemas recordaran el daño que les hice, me sobreviene un dolor de cabeza punzante, luego me da sed, luego me duelen las rodillas, luego se me entumece la cara, luego…

Busco mi celular, es un acto reflejo.  Deslizo el dedo. No veo bien ¿y mis gafas? No sé cómo entré a mi cuarto, mucho menos sé dónde andan mis gafas. Igual sigo mirando la pantalla. Twitter: Confirman primer caso de coronavirus en Colombia. Es sábado 7 de marzo. No leo mucho, me da pánico leer cualquier cosa sobre este tema. El dolor de cabeza pasa a un segundo plano. Es verdad, ya está aquí. Mata personas. Mata a personas de mi país. No es un miedo lejano. Corro hacia el baño y vomito todo.

III

Del pánico a la cercanía

  • Tapabocas, guantes de látex, chaqueta con capota.
  • ¿Chaqueta con capota?
  • Sí, chaqueta con capota.
  • Pero si hace sol.
  • No importa ¿quiere le peguen ese bicho?

Salgo vestido como un agente de manejo de crisis nucleares. Es mi turno de ir al supermercado. Hace más de dos semanas no me aventuraba a ir más lejos del sótano del edificio donde vivo. Me agobio con las personas en los andenes y ellos se agobian al verme así, disfrazado del fin el mundo.

Me siento extraño. Ya no puedo ver los labios de la gente. A algunos les veo poco los ojos tras el tapabocas. Me asusta pensar que esta es mi realidad. No es el futuro distópico de alguna novela. Es esto. Los ojos de la gente lucen distantes. Todo es hostil. El día se ve más gris de lo que en realidad está.

P/ ¿Cómo nos comprenderemos ahora que vivimos en una suerte de danza de máscaras?

R/ La cercanía supondrá peligro. La identidad sólo contará para categorizar: sanos y enfermos. En esa dualidad, muchas formas de lo real mutarán, se transformarán en conexiones lejanas. Estar cerca a ti me mata o me matará. Total, a lo Sartre: el infierno son los otros.

  • No te toques la cara. Lávate las manos con agua y jabón durante 20 segundos Tápate al estornudar o toser. Quédate a un metro y medio de distancia. Aíslate. No salgas.

El infierno son los otros.

Esta enfermedad se sitúa en el núcleo de la humanidad.

Primero, el tocarse la cara.

P/ ¿Qué es lo primero que aprendemos del mundo?

R/ que existe una anatomía lejana a la nuestra que nos encubó.

P/ ¿Qué aprendemos después?

R/ que existe una propia, que tenemos partes en el cuerpo.

¿Y luego?

Nos las aprendemos:

¿Esto qué es, bebé? La nariz, mami.

Te tocas la nariz. Te tocas los ojos, las orejas, los labios. Entiendes tu anatomía por comparación y porque tu dedo viaja hasta tu cara. Te entiendes porque te encuentras entre la piel. Ya no, ya no nos podemos tocar.

Segundo, tocar a los demás. El contacto físico se limita o se extingue. No hay contacto, no hay descubrimiento. Tras el tapabocas solo miradas crudas. Han minado nuestra humanidad, nuestra cotidianidad.

El infierno son los otros. Está en los otros. Habita en los otros y en ellos, la enfermedad. Por eso constituyen el infierno y nosotros el suyo.

IV

“Por ahora tiendo a llenar los huecos, a ocupar todas las horas libres con alguna actividad estúpida e inconducente porque, casi sin darme cuenta, yo también, como esa gente que siempre he despreciado, me he ido creando un fuerte temor de mi mismidad, a estar a solas sin ocupación, a los fantasmas que desde el sótano empujan siempre la puertatrampa buscando asomarse y darme un susto” . (La novela luminosa, Mario Levrero, p. 22)

V

La dicotomía esencial es el adentro y el afuera. La filosofía y las religiones han fundado sus bases en esta división. Lo de afuera se construye, se edifica; el afuera supone una corporalidad. Todo lo exterior tiene forma. El interior se pregunta por la esencia. Así: cuerpo y alma. Divididos. Esencia y potencia. Pura mierda.

El afuera, como simple corporalidad ya no nos es suficiente; así como un interior metafísico, etéreo, sin cuerpo… solo dialéctica inmaterial. No nos sirven esas divisiones, debemos aprender otras formas de habitarnos.

Hace 22 días cerré la puerta de mi casa. Entré en aislamiento preventivo cuando me lo pidieron. Lo hice sin ver las cifras de infectados, lo hice sin entrar en pánico y comprar 14 rollos de papel higiénico, lo hice extendiendo mis horas de silencio propio a días de silencio colectivo.

VI

“(…) el mundo interior artificial, impermeabilizado, puede llegar a convertirse para sus habitantes, bajo determinadas circunstancias, en el único medio ambiente posible. Con ello se introduce en el mundo un proyecto novedoso: la idea de autocobijo y autoencierro de un grupo frente a un mundo externo que ha devenido imposible”(Esferas II, Peter Sloterdijk, p. 219)

VII

He pasado meses sin venir a casa. Mi casa podía ser errante como las que habita María Luque en “Casa transparente”. La casa de mi exnovio, la de mi mejor amigo, la casa de mis padres, de algún desconocido… casas que mutaban y donde dormía. Mi casa, la casa mía de mí, estaba lejos de mis intereses.

Prestarme al interior de mi posesión era aceptar que debía estar adentro y con ello la quietud. Entonces iba y venía, habitaba casas traslúcidas donde lo mío estaba expuesto, donde mi intimidad estaba minada o conjurada hacia la intimidad ajena.

Ahora estoy en casa. En mi casa que comparto con dos personas más, un perro, libros, plantas y cosas sin clasificar que no señalo con el dedo. En este encierro mi interior ya no es solo mi interior psíquico; es un interior material.

Mi cama, los muebles de la biblioteca, las persianas y el piso de madera son extensiones de mí. Existen en cuanto las toco y me hacen existir en cuanto las habito: “el cosmos forma al hombre, transforma a un hombre de las colinas en un hombre de la isla y del río. Comprende que la casa remodela al hombre”. (La poética del espacio, Gaston Bachelard, p. 79)

VIII

La ciudad me devoró sin tragarme

Sloterdijk, filósofo moderno -por llamarlo de alguna forma-, explica que las ciudades son un modo de desocultamiento. Con esto asegura que la ciudad no contiene, revela. En esa revelación desteje la verdad: quienes las habitamos estamos arrojadas en ellas, en su naturaleza pasmosa y de conglomeraciones.

De allí que habitar mi casa en este momento es, también, una forma de desocultamiento. Estoy dentro y sueño con estar afuera. El interior de mi habitación se une a este cometido. Aquí dentro la vida sigue: es un cine, una biblioteca, un gimnasio, una discoteca… en los mejores momentos es solo un cuarto. Ese que Virginia Woolf reclamó como propio y que yo reclamo como necesario. Una extensión de mí, una manifestación de mis agobios.

Todo está dispuesto en él para representarme, los colores y los ambientes; los olores y, naturalmente, los sonidos. En este interior habitado puedo gritar como Jean Laroche:

Una casa erigida en el corazón

Mi catedral de silencio

Reanudada cada mañana en ensueños

Y cada noche abandonada

Una casa cubierta de alba

Abierta al viento de mi juventud

(Memoria de verano, p. 9)

Por tanto, habito aquí con la consciencia que el tiempo no me será propio. La cuarentena me asila en mí. Expande mis vacíos dentro y el afuera se delimita por ese mismo vacío. Las mañanas se unen a las noches. La espera no llega a un final y si el final llega, seguramente se unirá a la noche también. Una noche que no es solo del alma, sino del cuerpo. Un cuerpo que como mi casa me representa, pero que si sucumbe a la enfermedad ya no seré yo, sino la enfermedad.

IX

Busco en google: casos actuales de coronavirus

En el mundo hay millón trecientos dieseis mil novecientos ochenta y ochos casos confirmados de COVID-19. De los cuales mil setecientos ochenta son en Colombia. Los muertos ya van por setenta y cuatro mil y los recuperados son más de doscientos noventa mil. ¿Seré yo uno de esos casos? ¿Llegaré a ser uno de esos muertos?

Mi cuerpo espera.

X

De cuando el silencio terminó

El mundo se volvió sólido,

Silencioso, las calles estaban vacías

Y escuché a la muerte llegar.

Aquel día llovió muy fuerte.

(Renacimiento parte de “Poesía”, Michael Houellebecq, p. 257)

 

Posdata: Mientras nos extinguimos, la naturaleza renace tras mi ventana. Vale la pena que el silencio y el vacío se expandan.

*Escritor y Periodista.

Pinturas de Vilhelm Hammershøi donde el interior es lo que habla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde lo digital también se debe trabajar en la formación del ser

“En estos tiempos no hay que perder de vista que las universidades deben empeñarse en formar ciudadanos como agentes de cambio ético, con conciencia social y con aptitudes cognitivas del más alto nivel”, advierte la profesora Dolly Montoya Castaño, rectora de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

Durante su intervención en el webinar “La humanidad y la ética en una era mediada por las TIC: una nueva realidad”, organizado por la Red Nacional Académica de Tecnología Avanzada (Renata) y la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la profesora Montoya se refirió a las lecciones que le deja a la Institución el reto de seguir entregando y construyendo conocimiento por canales virtuales, ante el confinamiento para detener el avance de la pandemia del coronavirus.

“Si tengo un buen ser humano puedo tener actitudes que le permiten desarrollarse, ser autodidacta y seguir creciendo. Creo que un punto importante en esta parte es cómo formamos desde el ser y no desde el tener; formar ciudadanos integrales con vocación de trascendencia social que se respeten a sí mismos y al otro, a su comunidad y al medioambiente”, manifestó la directiva.

Se trata de aspectos sobre los que la UNAL ha intentado hacer énfasis en la preparación de sus estudiantes desde una comunidad académica integrada. El reto ahora es continuar haciéndolo desde escenarios virtuales.

“En una universidad que genera conocimiento, el 30 % de la formación son las clases. Tenemos investigación y 1.800 proyectos de extensión con las comunidades, además de que los estudiantes se forman en docencia; esto forma al ser humano integral, armonizando las funciones misionales”, explicó la Rectora.

Ante el confinamiento, considera que, en un principio, lo que queda vivo es ese 30 % que forma parte de las actividades académicas de docencia, que continúan en la virtualidad mientras profesores y estudiantes se encuentran confinados, un reto para el que la UNAL de alguna manera viene preparándose desde hace año y medio, con el fortalecimiento de su presencia digital.

“Creamos la Dirección Nacional de Estrategia Digital y estamos proponiendo la Vicerrectoría, porque creemos que la Universidad tiene que cambiar totalmente su modelo virtual; lo fundamental es mantener las actitudes ciudadanas y las aptitudes cognitivas al más alto nivel”, declaró la profesora Montoya, quien participó en este conversatorio junto con el profesor Andrés Franco, vicerrector académico de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y el doctor Orlando Ayala, experto mundial en temas de TIC.

A seguir trabajando

Durante el conservatorio, la rectora de la UNAL también destacó la necesidad de seguir trabajando de manera serena con los ojos puestos en un futuro, “en el que volveremos a reencontrarnos y a reconocernos de una nueva forma, valorando más un saludo y esos aprendizajes adquiridos en los contextos digitales, en los que nos hemos visto obligados a interactuar”.

En el caso de los profesores, explicó que “aunque cerca de 2.000 de ellos se estaban preparando para incursionar en la experiencia de las clases virtuales, algunos todavía no lo estaban y no lo están. Lo interesante ha sido el carácter colaborativo que se ha generado tanto entre colegas como entre profesores y estudiantes, para empezar a aprender juntos cómo hacer clases por estos nuevos medios”, precisó.

 

Pausa y reflexión

(Aislamiento y creatividad)

Nadie pensó que la humanidad necesitara una pausa y no la iba a aceptar voluntariamente. Empeñados en la velocidad, en el ritmo ascendente que hace varias décadas venían jalonando diferentes países y multinacionales en el desarrollo tecnológico, en el mensaje a la juventud, en el sentido de que el mundo no tenía botón de retardo. Ninguna actividad humana tenía pausa. Había un impulso que anunciaba mayor actividad, en el caso del licor no necesitaba parar, si era la tecnología cada vez los modelos sobrepasan la imaginación, los deseos de los jóvenes iban más lejos que sus posibilidades. En las redes sociales el vigor y el egoísmo sobresalen entre todas las emociones. El sector de estos experimentos son los jóvenes, de ahí que los anuncios publicitarios son dirigidos a ellos, y a los viejos los muestran buscando suplementos alimenticios y luchando para que no les duela la espalda.

Hubo movimientos que preconizan la lentitud pero eran mirados como retardatarios. Sin embargo, un desprecio por la vida se ha apoderado de la humanidad aumentando enfermedades como la obesidad, la drogadicción y otras que no mencionamos pero que están presentes. Y la consecuencia normal de este estilo, en la cultura, es ausencia de la lectura. Ya que la lectura es lentitud, tener disposición para leer un párrafo con tiempo y entender al autor. Han aumentado autores que no necesitan que se les entienda, libros que se publican y no es necesario leerlos, sino saber que se publicaron. Hay autores veloces como los periodistas, acostumbrados a registrar la novedad y la mejor velocidad es la del dinero, que va y vuelve, y ahí están las editoriales buscando obras del momento.

No es tiempo de moralismos. Estamos ante una realidad inocultable. La cultura ha pasado a un segundo plano y es una forma de vida de algunas personas, ya no importa qué es la cultura, sino quien programa, no importa qué haga o presente.

Es una cosificación generalizada en que manda el dinero, la banalidad como forma de vida, y la estupidez en el pueblo consumidor. Relaciones que tienen que ver con utilizarnos entre nosotros como medios y no reconocer un valor intrínseco y respetable. Entonces, las redes sociales son escenarios donde muestran el poder, el egoísmo y el desprecio por la opinión ajena.

Con esta pausa o aislamiento van a cambiar costumbres, no solamente el saludo, sino que volveremos a la realidad del hombre que siempre ha sido débil frente a guerra, a pandemias como la peste y el hambre. Los intelectuales no van a temer hablar claro y decir lo que piensan. El presidente de EEUU ha doblado el brazo y reconoce la debilidad. Los políticos han demostrado ignorancia, en Italia, en Francia, en Méjico.

Siempre ha habido gente en cuarentena y aislados, filósofo y escritores, músicos y artistas. ¿Cuánto tiempo estuvo aislado Cervantes para escribir el Quijote de la Mancha? ¿Cuánto tiempo estuvo Spinoza recluido escribiendo la Ética que no pudo publicar en vida por miedo a que lo mataran? Ahora existen argumentos para hablar de la necesidad de un cambio de comportamiento del ser humano, y decir que el camino que llevamos está equivocado, reflexión que deben hacer el intelectual y el artista. Hiedegger, filósofo alemán, expuso que dábamos más importancia al ente que al ser, refiriéndose al primero como la técnica vacía. Sí, se puede hablar duro y con certeza como cuando en la tragedia y vida griega se anunciaban catástrofes a través de locos e iluminados.

*Escritor