Caldas triunfó en el Mono Núñez

La delegación caldense 2020, brilló este año en el Festival de Música Andina Colombiana Mono Núñez, edición  virtual. La agrupación manizaleña Presto Ensamble, obtuvo el premio en la modalidad de grupo instrumental. En mejor obra inédita instrumental, el reconocimiento fue para el aguadeño Carlos Castañeda compositor del bambuco Arreboles, interpretado por el Cuarteto Instrumental Escuela de Música de Pácora.

Además de estos dos reconocimientos,  en la gran final que se desarrolló en la noche del 29 de junio,  los duetos manizaleños Estirpe y Canción y Renaceres, María Isabel Saavedra, José Ricardo Bautista, Sandra Esmeralda Rivera y el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Caldas, interpretaron el himno de la edición 46 del certamen, “Vivir cantando”, del maestro vallecaucano Lucho Vergara.

PRESTO ENSAMBLE

Agrupación de la ciudad de Manizales, conformada por estudiantes y egresados de la Universidad de Caldas. Dos de sus integrantes hacen parte de la Banda Municipal de Manizales. Difunde la música tradicional colombiana desde un formato poco común: el ensamble de saxofones. Aporta y fomenta la creación de obras, arreglos y adaptaciones
para este formato, el cual es muy poco frecuentado en la música colombiana.

Tinkuy” Ensamble Vocal estrenó “La Bilirrubina”

La Bilirrubina, canción del dominicano Juan Luis Guerra, en su versión “a capella” fue estrenada online el 11 de junio pasado por la agrupación colombiana “Tinkuy” Ensamble Vocal con sede en Bogotá dirigido por el músico manizaleño Yolmer Hurtado. La premier se hizo ante cinco importantes directores latinoamericanos.

“Tinkuy” ha decidido enfrentar esta pandemia global desde la virtualidad, teniendo viva su intencionalidad y responsabilidad de seguir artísticamente nutriendo a la sociedad, no sólo con su música, sino con esperanza, alegría y diversión a cada una de las personas que disfrutan sus montajes, afirma Hurtado.

“La Bilirrubina”, obra que combina música y video, trasciende la formación académica y pone en evidencia las habilidades y destrezas de los miembros de esta agrupación independiente, compuesta por cantantes que han tenido diversas experiencias a nivel musical y coral en diferentes ciudades de “Colombia, expresó

“Según el vocablo indígena, en su uso toponímico, cuando dos ríos o dos caminos se encuentran hacen TINKUY, y de estos TINKUY se forman ríos más grandes o caminos nuevos. “Desde el arte, desde la música, desde el canto colectivo como política de vida, elegimos hacer TINKUY que es la suma de fuerzas, de apertura, de nuevos sentidos, la unión de ideas”, concluye el director del ensamble.

Poemas de Tránsfer Cinema de Rafael Urrea

El Caleidoscopio de Venus, Poemas de Tránsfer Cinema de Rafael Urrea, es un recorrido por los estadios de la vida de un poeta, en visiones de la memoria, la violencia de la patria de origen, Colombia y sus continuas violencias y extremas injusticias.

El libro ahonda en percepciones y denuncias tan vívidas como los falsos positivos en Colombia, donde desaparecieron miles de personas en la absurda guerra institucionalizada y reciente. En su recorrido se pasa por Tránsfer, un cambio de coordenadas y roles donde, como escritor y guionista, recorre lugares inhóspitos, desde las calles de New York, los paisajes de New Hampshire, las montañas caldenses con su Nevado del Cumanday,  hasta las comunas de Medellín o las montañas de las comunidades de Soacha en Colombia.

En un recodo del camino el poeta acude a un cubo oscuro, algo de la poética del cine lo atrapa, allí descubre las intervenciones a las películas memorables, de Rainer W. Fassbinder, Andrei Tarkovsky, Win Wenders, Roman Polanski, Vittorio de Sica, Joseph Von Sternberg, Fritz Lang, Jean Francoise Truffaut, Ingmar Bergman, Federico Fellini, Guillaume Nicloux, o en incursiones a las calles donde se filmaron películas como Pánico en Needle Park de Jerry Schatzberg o evocaciones del cine-clubismo en Ran de Akira Kurosawa.

En este compendio un guión sobre el punk Willie Punk y Dalia Fuego, el último minuto del punk, irrumpe en medio de los poemas, como una forma de encuentro entre el cine y la poesía.

Portada: Cool Art. Vianey New York.
Prólogo Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
Jorge Hernán Flórez

Los Cuadernos del East Villlage.
Colección Editorial.
2da edición. Mayo 2020

El Simio del Pantano Espacial, comedia de ciencia ficción hecha en Manizales

Lo que comenzó como una campaña publicitaria para anunciar la séptima temporada del Cineclub Estúpido de Manizales, terminó en la grabación de un corto llamado El Simio del Pantano Espacial. El director de la pieza audiovisual, Jeff Ruiz Rave, es Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas y un apasionado por el género del miedo, el terror, los zombis y la ciencia ficción.

Jeff Ruiz escribió el guión a partir de dos piezas audiovisuales que él mismo creó, lo que se convirtió en un reto, pues por lo general una historia audiovisual se graba a partir de un libreto, pero en este caso el orden de la creación volvió más interesante la producción de El Simio del Pantano Espacial.

El trabajo de este director consistió escribir el guión, grabar algunas escenas, editar el material y crear los efectos espaciales. “Fue una lógica inversa. Teníamos un catálogo de escenas que funcionaban muy bien para publicitar el cineclub, pero muy mal para armar un corto, entonces hicimos un intento por cambiar la estructura y conectar la historia”, comentó Jeff Ruiz.

El corto se rodó a inicios de este año en distintos lugares de Manizales: exteriores del Estadio Palogrande, antiguas ruinas de la Clínica San Juan de Dios, barrio Los Rosales, Universidad de Caldas, sede de Jolly Roger, cementerio San Esteban y otras calles de la ciudad, escenarios donde se recrea la llegada de un simio reptil que aterriza de la Galaxia Andrómeda en una nave espacial y comete varios crímenes con su arma extraterrestre. Un cinéfilo es una de las víctimas de la criatura y un investigador le sigue la pista en medio de hechos fantasiosos.

En la producción participaron James Marín, Juan Reptil, Edd Muñoz, Emily Naranjo, Juan David Galvis, Luisa Ortegón, Juan Camilo Perdomo, Santiago Álvarez y Juan David Giraldo. “Es un corto recursivo. Del Carnaval del Espanto, realizado el año pasado, nos quedó una máscara del Monstruo de la Laguna Negra, un traje de simio y una pistola alusiva a la ciencia ficción. Partió de lo que teníamos y no nos preocupamos por los medios, por eso es de bajo presupuesto. Aquí lo importante era la historia”, explicó Jeff Ruiz.

El interés y la pasión que Jeff Ruiz siente por el terror nació desde niño y ahora, como él mismo se define, es un ‘itinerante en el mundo de las artes’. Desde la escritura, los fanzines, la ilustración y la gestión cultural, ha creado proyectos de sus géneros favoritos.

En el 2019 publicó su primer libro La Casa de Basalto y otras historias y el segundo está en proceso de edición. El año pasado fue uno de los promotores del Carnaval del Espanto; está vinculado al proyecto Ciudad de Almas, programa en formato de podcast que se publica cada mes y se abordan temas de brujas, misterio, muerte, funerarias, el lado oscuro de la navidad y otros contenidos.

Un corto que mezcla géneros del cine

Uno de los personajes principales de El Simio del Pantano Espacial es el Crítico de Cine y Comunicador Social y Periodista Andrés Rodelo. Él dirige el Cineclub Estúpido desde el 2013 y en el corto se personifica a sí mismo, pero con una personalidad que la historia de ficción creó.

“En un corto discreto y modesto y se pensó desde lo que teníamos. Consideramos que era chévere compartirlo por internet para que más gente lo disfrutara, después de su estrenó solo en la web debido a la pandemia. La producción puede ser muchas cosas, es comedia y un thriller policíaco, es una mezcla de géneros”, aseguró Andrés Rodelo.

Para el crítico de cine El Simio del Pantano Espacial está ligado a la formación de públicos propiciada desde el Cineclub Estúpido con la proyección de producciones de culto, películas raras, propuestas difíciles de asimilar que no tienen una audiencia numerosa ni entusiasta.

“Nosotros presentamos un cine de disfrute y para un nicho cerrado de cinéfilos. Se trata de lo que llamamos cine de serie B, o sea historias de género y de bajo presupuesto. En algunos casos son películas imperfectas en sus técnicas y segmentos de su narración. A estas historias se les nota la costura y tienen errores sublimes, son encantadoras por lo que plantean”, concluyó Andrés Rodelo.

La séptima temporada del Cineclub Estúpido se suspendió por los efectos de la pandemia, pero, sin duda, El Simio del Pantano Espacial queda como un referente del sentido que tiene esta propuesta para el cine.

*Subgerencia de radio – Radio Nacional de Colombia
acardona@rtvc.gov.co

¿Qué estuvieran haciendo en estos tiempos?

Juan Sebastián Bach

En estos tiempos tan complicados por los que estamos pasando debido a la pandemia, donde el estrés abunda debido al confinamiento, surge un curioso interrogante en el campo de la música clásica, y es, ¿qué estuvieran haciendo varios de los famosos compositores si tuvieran que permanecer encerrados como todo el mundo? ¿a qué estuvieran dedicados en sus casas o donde cumplieran el confinamiento? Quizás no estuvieran “reinventándose”, sino que serían más ellos, guardados haciendo lo que les gustaba; aunque no se sabe hasta qué punto estarían bien si fuera por mucho tiempo.

Más allá de ello, indaguemos un poco sobre qué pudiera estar sucediendo con algunos de estos genios de la música clásica.

JOHANN SEBASTIAN BACH. El gran maestro alemán, nacido en Eisenach, tenía una vida bastante agitada con compromisos no sólo familiares sino de trabajo, negocios e invitaciones sociales. Pero lo más seguro es que estaría componiendo y ensayando obras musicales y compartiendo el tiempo en la intimidad con su esposa y su numerosa familia, entre otros menesteres. Conociendo su agitada vida, la pregunta es, ¿a qué horas tenía tiempo para todo?: para su mujer, sus hijos, la composición, los ensayos, los conciertos y compromisos en la iglesia y las cortes, etc.? Y ¿a qué hora descansaba? No olvidemos que este genial músico tuvo una veintena de hijos, ¡pobre señora!, ¡bueno!, se casó dos veces, pero igual. El caso es que lo más seguro estaría repartiéndose entre sus labores conyugales, familiares, musicales, y tratando de cumplir con los encargos.

GEORG FRIEDRICH HÄNDEL. A este reconocido compositor alemán le gustaban las reuniones y los banquetes, era un cosmopolita que disfrutaba mucho la vida social. Entonces, aparte de estar componiendo, si tuviera que estar encerrado por obligación, lo más probable es que, inconforme por el encierro, estaría comiendo muy bien y sabroso porque era algo que disfrutaba.

FRANZ JOSEPH HAYDN. A este gran músico austriaco no le fue muy bien en su matrimonio, el cual estuvo marcado por dificultades debido a una falta de buena comunicación con su mujer, y a diferencia de Bach, no tuvo hijos. El asunto es que pasó mucho tiempo encerrado en la corte Esterhazy para la que trabajaba, aunque tenía permiso de ausentarse si sus compromisos lo requerían. Entonces lo más probable es que estaría haciendo lo que le gustaba, escribiendo música y ensayando con la orquesta que tenía a su disposición, y de pronto, con más líos con su mujer.

WOLFGANG AMADEUS MOZART. El gran genio austriaco, nacido en Salzburgo, tenía una vida social bastante agitada, le gustaba el juego, entre otros, el billar y los bolos; entonces si tuviera que estar en su casa, aparte de sentirse un poco aburrido, estaría jugando, comiendo bien, tendría bastante tiempo a solas con su esposa Constanze, con buen vino y por supuesto, componiendo música maravillosa.

LUDWIG VAN BEETHOVEN. Este gran compositor alemán, del que este 2020 se están celebrando sus 250 años de nacimiento, iba con frecuencia a disfrutar de buen vino en alguna taberna o bar, y también le gustaba mucho salir a caminar en el campo, no sólo en busca de inspiración, sino para encontrarse consigo mismo con serenidad y calma, alejado de mundanal ruido. Por tanto, ¿qué le pudiera estar ocurriendo durante una época como la que tenemos ahora? Digamos que aparte de refunfuñar y estresarse por el encierro, estaría meditando, leyendo y componiendo, inspirándose con alguna de tantas mujeres de las que se enamoraba, pues no tendría la posibilidad de pasear con asiduidad o realizar alguna visita.

FRANZ SCHUBERT. Sería buen interrogante para este “poeta de la música”, como es llamado, pues pasaba sus días, en especial las tardes, disfrutando con su círculo de amigos en las famosas schubertiadas, encuentros para conversar y beber, y escucharle interpretar su música en el piano, ya fuera solo o con acompañamiento. Recordemos que sus amigos eran quienes le sostenían económicamente para que pudiera dedicarse sólo a la composición. Quizás durante estos días, aunque escribiendo música, se sentiría bastante bajo de ánimo y con el estrés acelerado, aunque cabe preguntarse, sí le gustaba tanto estar con su círculo de amistades casi todos los días, ¿quizás se hubiera escapado de su confinamiento? ¿ya lo hubieran multado? ¡ja, ja, ja! ¡quién sabe!

GIUSEPPE VERDI. A este famoso compositor italiano, aparte de sus múltiples compromisos con empresarios, teatros, círculos sociales elevados y otros, le gustaba estar en su casa de campo descansando con su mujer, componiendo, leyendo mucha literatura e historia, así como disfrutando de la agricultura, la jardinería, del cuidado de sus gallinas y del ganado. Se puede suponer entonces que a este personaje no le estuviera yendo tan mal.

GEORGES BIZET. Al autor de la reconocida ópera Carmen, aparte de dedicarse a la bohemia, estuviera componiendo algo de música, y ante todo, leyendo mucho, en especial filosofía y literatura.

MAURICE RAVEL. Este espléndido compositor francés, no estuviera tan mal, pues le gustaba y llevaba una vida retirada. Probablemente durante estos días, aparatado del mundo, se dedicaría a escribir, leer y meditar.

HISTORIA DE LA MÚSICA Y APRECIACIÓN MUSICAL

felipe-tabares@hotmail.com

La cultura no es un bien de lujo, es de primera necesidad

Afirma la Gerenta del Banco de la República en Manizales, Ivonne Paola Mendoza Niño y ratifica en esta entrevista “desde el Banco seguiremos apostando por la conservación y difusión del patrimonio del país, así como a la construcción de ciudadanía desde las prácticas artísticas”.

La organización del Banco de la República establece que la programación cultural del año se defina el año anterior. ¿Qué ha implicado el paso a la virtualidad de una manera tan abrupta como sucedió por la aparición de la pandemia, si se tiene en cuenta que la “presencialidad” para esta institución ha sido fundamental?

Para el ecosistema de la cultura, la actual coyuntura ha sido un escenario retador. En el caso del Banco hemos buscado, en primer lugar, atender las actividades que ya veníamos realizando, con el fin de brindar a nuestro público más frecuente las opciones virtuales del caso. Pero también hemos tenido que pensar sobre lo que implica este momento tanto en términos de contenidos, como de públicos, herramientas y demás. En ese sentido el Banco ha abierto la posibilidad de incorporar nuevas ideas que permitan lograr nuestro objetivo: generar actividades y contenidos de calidad, priorizando los intereses de nuestros públicos, con un profundo énfasis en las prácticas artísticas y culturales de los territorios. Sin duda la cultura requiere del encuentro, de la cercanía, y volverá el momento en que logremos ese maravilloso equilibrio entre reunirnos en torno a una exposición así como encontrarnos en la virtualidad para aprender sobre literatura escrita por mujeres.

¿Qué pasará con actividades institucionales programadas para este año en Manizales como paisajes culturales, simposio de la paz, alianzas musicales, etc.?

En términos generales vamos a hacer todo el esfuerzo por mantener buena parte de nuestra programación en los formatos virtuales y según las circunstancias, presenciales. Sin embargo,  ya es un hecho que los conciertos y otras actividades como las audiciones didácticas no se realizarán este año. Todos tenemos que adaptarnos a este momento y ese es el esfuerzo que estamos haciendo cada mes. Dependiendo de cómo evolucione el contexto nacional y el local, podremos plantear la forma como realizaremos nuestras actividades. Lo significativo es que  seguiremos muy presentes en la vida de la ciudad y de la región como siempre lo hemos estado.

Se acerca la época de definir la agenda cultural del Banco de la República del año 2021. ¿Cómo darle salida a este reto cuando las soluciones para el sector son tan inciertas?

En la historia de la humanidad, un campo que nunca ha parado es el cultural y artístico. Somos un sector que históricamente ha sorteado todas las dificultades posibles. La creatividad no para, las construcciones simbólicas y potentes que permiten los hechos culturales se seguirán tejiendo. Y desde el Banco seguiremos apostando por la conservación y difusión del patrimonio del país, así como a la construcción de ciudadanía desde las prácticas artísticas. Nuestro sector vive un momento único en la historia reciente, y las puertas del proyecto cultural del Banco seguirán abiertas buscando aportar a que esa fragilidad sea menor.

Toda calamidad trae consigo nuevas oportunidades. ¿Cuáles considera debe aprovechar el sector cultural para salir airoso de estos momento tan difíciles?

Creo que todos estamos aprendiendo mucho. El universo digital nos está enseñando otras formas de hacer, de compartir, de crear, y quizá este sea el momento para capitalizar ese hecho. De igual manera, creo que este momento ha demostrado que la cultura no es un bien de lujo o solo entretenimiento, hemos visto como la cultura es un derecho, en un “bien de primera necesidad” sobre todo en tiempos aciagos, esto debe ser leído por todos los que hacemos parte de este ecosistema: instituciones públicas, privadas, colectivos, artistas, organizaciones culturales, compañías, todos debemos seguir tejiendo la ruta para que la cultura ocupe el lugar que le corresponde en una sociedad como la nuestra.

Selfie patas arriba

Casting

El tertuliante (dibujo de Carlos Villegas “Segundo Quijano”)

(Interior. Día. Gimnasio lujosísimo). La novia de Cristiano Ronaldo presume en una imagen selfie del moderno, lujoso y gigantesco gimnasio en donde él realiza ejercicios…

(Interior. Noche. Mansión gigantesca). Maluma muestra su mansión en Medellín, también tomándose una selfie…

(Interior. Día. Lujoso apartamento). Shakira y Gerard Piqué se muestran mientras hablan de los inmensos bienes que poseen…

(Interior, etc., etc., etc…)

Las anteriores situaciones hacen parte de la rutina de los ricos y famosos que llenan las pantallas invasoras, que se han convertido en “las ventanas del planeta”. Me indigna que estas personas, mientras el mundo en general, sobre todo el de los pobres, que son la mayoría, se debate en medio de pandemias, entre ellas esta de presumir a partir de selfies, por ejemplo, de lo que ellos poseen y los otros no, lo hagan sin ningún asomo de vergüenza.

Viven en sus paraísos artificiales, rodeados de lujos extremos y vanidades, que necesitan mostrar a como dé lugar; con la invasión de las redes sociales y nuevas tecnologías, se les presenta el ambiente perfecto para exhibirse como paradigmas de lo que es “vivir bien”.

Esta es la nueva sociedad que nos han impuesto. El sistema está feliz, pues el panorama no puede ser mejor: la gente encerrada, las movilizaciones suspendidas, protocolos de distanciamiento… ¡control total!… y la vida virtualizada, como pretenden hacer con nuestros cuerpos, y lo peor de todo es que lo están logrando.

Ni en mis peores pesadillas había vislumbrado esto. De un día para otro el mundo quedó patas arriba en un cambio tan abrupto y brutal que no nos dio la posibilidad de reflexionar, solo correr despavoridos hacia las casas porque la peste había sido liberada. Entonces viene la cotidianidad del confinamiento, rodeado de celulares, televisores, computadores… soledad y hastío.

Pero bueno, así nos tocó y debemos superar esto entre todos, con imaginación, creatividad y solidaridad. Que el arte se convierta en una gran posibilidad en tiempos de encierro, que nos dé la libertad perdida y que esta sea la oportunidad para inventar una nueva sociedad más justa y digna, ¡ojalá!

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

En la presentación de la Antología “Cuestiones del decir…”

Palabras del doctor Carlos Enrique Ruiz en la presentación de su Antología “Cuestiones del decir…” en la Feria del Libro de la Universidad Nacional, el 29 de mayo de 2020, a través de redes ciberespaciales.

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García-Márquez  en  un  bello  texto  dedicado  a  celebrar  los diccionarios,  se  preguntaba  De  qué  hablamos  cuando  hablamos  de hablar.* Pertinente  la  inquietud  para  casos  como  este.  La presentación de  un  libro  es  cosa  simbólica  y  serán  los  lectores,  de haberlos en este caso, quienes puedan hablar acerca de lo hablado en él. El mismo Gabo planteaba en esa oportunidad que cada escritor  escribe como puede, pues lo más difícil de este oficio azaroso no es sólo  el  buen  manejo  de  los  instrumentos,  sino  la  cantidad  de corazón que se entregue en el único método inventado hasta ahora para escribir, que es poner una letra después de la otra.

Por gentileza y magnanimidad del rectorado de nuestra Universidad  Nacional de Colombia,  en  cabeza  de  la  Dra.  Dolly  Montoya  y  por gestión  del  Director  Editorial, profesor  Gustavo  Silva,  se  publicó este  libro,  “Cuestiones  del  decir”,  que  reúne  buena  parte  de  mis intentos  de  creación  literaria  desde  1960  al  2006,  especie  de merodeo  por  los  sentimientos  con  sentido  de  exploración  en  la  palabra,  a  la  manera  de  regodeo  por  vericuetos,  encrucijadas  y laberintos.  Testimonios  de  vida  imbricados  con  los  oficios  de subsistencia, en mi condición de imaginero de caminos e interventor de crepúsculos.

La  poesía  es  una  expresión  de  misterio  que  viene  desde  que  el primitivo lanzó un grito, un  murmullo, una queja, o un lamento de dolor, o por la intimidación del medio natural, o por la leve sonrisa ante las alegrías de los encuentros. Hasta llegar a Homero que narró en  cantos  memorizados  para  la  eternidad  la  aventura  del  vivir.  Y  luego se entrecruzaron civilizaciones, culturas, poblaciones, grupos, individuos, en busca de una modalidad más propicia en libertad, con modulación  de  cantos,  solemnes  y  eclécticos,  acartonados  y  con descuaderne  en  la  expresión,  pero  con  preponderancia  en  el descubrir  sentidos  ocultos  a  los  deseos,  a  las  ambiciones,  a  los padecimientos,  a  las  alegrías,  a  las  frustraciones…  En  conjunto, meditaciones con la voz del espíritu.  Y en esas vamos.

Hablar de la propia obra no es mi fuerte, pero pasados los años, y a tres  de  completar  16  lustros  de  existencia,  y  con  visiones descompuestas  en  la  brevedad del  tiempo, algo  podrá  decirse.  Soy hijo  de  unos  padres  iletrados,  desplazados  del  campo  por  tantas tragedias  padecidas,  el  menor  de  una  prole  de  trece,  de  la  que sobrevivimos  cuatro.  Mi  maestra  de  primeras  letras,  la  Señorita Margarita (devino  Sra.  Margoth  Gómez de Hurtado), en  la  escuela pública consagrada a Francisco de Paula Santander, me marcó en el destino  de  escudriñar  en  la  palabra  y  en  los  conocimientos,  con ambición  de  diversidad.  Escuela  que  por  desgracia  la  borraron  del mapa,  como  si  el  nombre  de  Santander  fuera  un  estigma  en consideración  de  corrientes  políticas  que  no  permitieron  el  ingreso oportuno de Colombia a la modernidad.

Soy  bachiller  de  otro  establecimiento  público,  el  Instituto Universitario de Caldas, donde fui alumno de un profesor eminente, en  las  asignaturas  de  filosofía,  francés,  latín,  y  en  extensiones  de apreciación  musical.  Se  trata  de  Bernardo  Trejos-Arcila,  ilustrado pedagogo, filósofo egresado de la Universidad Nacional, avezado en idiomas y ensayista creativo, que hace poco se nos fue, al filo de los 93 años, de quien también recibí clases en la Escuela de Filosofía de la Universidad de Caldas en la asignatura Historia de la Cultura. Con su acompañamiento creamos en 1966 la Revista Aleph que sigue en mis  manos  ya  con  54  años,  y  193  ediciones,  sin  declinar  en  el propósito  de  indagar  en  los  diversos  campos  de  la  Cultura,  con sentido de explorar en la “comprensión unitaria”.

De igual manera me hice ingeniero civil y de caminos en la institución  de  educación  superior,  líder,  pública,  laica  y  de  librepensamiento, como es la Universidad Nacional de Colombia.

Por  aquellos  años  básicos  de  Universidad  me  encontré  con  una muchacha agraciada y bella que estudiaba en el Conservatorio de la Universidad de Caldas, destacada como mezzosoprano, chelista y en gramáticas,  creadora  después  de  un  método  para  la  inducción  de niños  en  la  Música,  entre  los  4  y  los  6  años  de  edad,  recogido  en libro, aún inédito. Pasado el tiempo justo resultó ser la madre de mis tres hijos y la abuela de mis cinco nietos. Me acompaña todavía en el mismo lecho, al amparo de la “Casa Aleph” y en todas las tareas que me son propias, o que me invento de manera cotidiana. Ella es portadora del orden y del rigor en la vida diaria, y no deja de intentar sumirme en registros similares en medio de arrumes de libros y de papeles  que  han  hecho  de  mi  vida  un  maremágnum,  con  discretas realizaciones, de las cuales ella ha sido artífice fundamental.

En  aquellos  años  sesenta  fui  asimismo  cosecha  del  agite universitario y cultural, en especial en el rectorado del Dr. José-Félix Patiño, con su mano derecha, Marta Traba, en el más impresionante despliegue  cultural  que  haya  tenido  en  su  historia  la  Universidad Nacional. Y en la sede en Manizales de la Universidad me hice de la mano  de  nuestro  Decano  Magnífico,  Alfonso  Carvajal-Escobar, ingeniero  de  la Escuela  de  Minas  y  Arquitecto  de  París,  quien  nos sintonizó  con  apreciaciones  de  culturas  europeas;  de  él  heredé  el gusto por los “Ensayos” de Michel de Montaigne, y el ejemplar que mantenía a mano.

Por  aquellos  años  sesenta  tuve  encuentro  afortunado  con  el  joven filósofo  Rubén  Sierra-Mejía,  egresado de la  Universidad  Nacional, quien  venía  de  sus  estudios  de  postgrado  en  la  Universidad  de  Múnich  en  Alemania,  contratado  como  profesor  en  la  Escuela  de Filosofía  de  la  Universidad  de  Caldas,  donde  renovó,  en  corto período de permanencia en ella, el plan  de  estudios de  esa carrera. Algunos estudiantes entramos en sintonía con él y compartimos con frecuencia  tertulias,  de  aprendizaje  continuo,  con  recomendaciones de lecturas, por su notable y temprana erudición, comprobada con el tiempo por su valiosa obra y su trayectoria académica, en especial en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.

Después de algunas ocupaciones profesionales, y de otros estudios, fui incorporado a la docencia y en la Universidad Nacional hice mi carrera académica, con algunos desempeños al servicio institucional y  en  la  formación  de  nuevas  generaciones,  con  ambición  por  el conocimiento,  en  la  conexión  de  ciencia,  arte,  humanismo.  Y continúo a estas alturas como regente en la “Cátedra Aleph”, espacio académico creado para esas exploraciones.  Tuve  oportunidad  de  ir  por  diversos  lugares  y  aproveché  siempre para acercarme a personalidades de las ciencias, las letras, las artes y el  pensamiento,  con  ambiciones  de  reportero.  Y  queda  una  amplia colección  de  “Reportajes  de  Aleph”,  publicados  en  la  Revista, muchos de ellos recogidos en dos volúmenes, por generosidad de la Universidad de Caldas. Pero,  ¿Qué  podré  decir  de  este  libro  que  hoy  se  presenta?  Apenas insistir en lo expresado por García-Márquez en un oficio que me ha acompañado  desde  siempre,  la  escritura  diaria,  el  poner  una  letra después de otra. Y ahí están en ese volumen un campo fundamental de  mi  condición  de  escribidor.  No  tengo  adscripción  alguna  a escuelas ideológicas o de pensamiento, apenas trato de perseverar en el escepticismo moderado de Montaigne. He ido un tanto en soledad y  marginamiento  con  mis  labores,  pero  con  pocas  amistades cercanas congregadas en la Revista Aleph, con las que departimos a veces en tertulia con temas diversos, animados alrededor de un buen café a las 11 de la mañana de algunos días. Ocasiones donde nacen ideas de proyectos, muchos de ellos con asidero en la Revista y en los ámbitos de universidad. ¿Qué  es  la  poesía?  No  he  tratado  de  establecer  su  comprensión, auncuando  colecciono  definiciones  de  ella,  pero  sí  la  he  pasado aproximándome a un sentido misterioso en la expresión, que rompe paradigmas y ortodoxias, con modulaciones de un sentir y un pensar con  los  altibajos  propios  de la vida.  En  este  volumen,  “Cuestiones del decir”, se congregan algo así como ocho libros, con producción escogida en cada uno de ellos, del período 1960 al 2006. El primero, “Decires”, acoge la producción más temprana, con influencias en las lecturas  apasionadas  de  aquella  generación  de  Don  Antonio Machado.  En  “Imaginería  de  caminos”,  exploro  senderos  por sentimientos hondos y realidades inocultables. En “Las palabras son fuego”  están  representados  los  incendios  interiores.  En  “Sesgo  de claveles”  se  recogen  formas  del  pensar  y  del  sentir  propias  de circunstancias de la subjetividad. En “Las lluvias del verano” acojo las  impresiones  suscitadas  en  un  patio  de  alojamiento  en  modesta casa-hotel  de  Viena,  durante  una  pasantía  de  encuentro  con  poetas de  diversas  nacionalidades,  seguido  de  las  “Minucias  entre  la lluvia”.  En  “Tregua  al  amanecer”,  están  las  suscitaciones  del despertar cada día con sensaciones maravillosas de sentir el respiro propio y de quien me acompaña en las pesquisas de la noche. Y para terminar  el volumen,  está  la “Angustiosa  armonía  de  las  estrellas”, ese  mirar  al  incomprensible  y  misterioso  infinito  que  desborda nuestro  inconsciente  para  acceder  a  otros  campos  del deslumbramiento.

El  libro  lleva  un  prólogo  altruista  de  la  ilustrada  escritora  Berta-Lucía Estrada.

Entre los textos aparecen referencias a los autores que iba leyendo, y que me siguen acompañando. Octavio Paz, por ejemplo, nos enseñó que  “el  poema  es  aire  que  se  esculpe  y  se  disipa”.  En  Fernando Pessoa,  otro  autor  de  nuestra  cabecera,  “la  poesía  es  asombro, admiración como la de un ser caído del cielo en plena conciencia de su caída y atónito ante las cosas.” Para el sinigual Borges “la poesía es  tan  esencial  como  la  cercanía  del mar,  como  la  cercanía  de  una mujer o de la Luna.”  Y García-Márquez considera que “la poesía es una  energía  secreta  de  la  vida  cotidiana  que  la  contagia  el  amor  y repite las imágenes en los espejos.”

Se  me  ocurre  pensar  que  poesía  es  una  palabra  en  juego,  con orígenes  y  derivaciones  extrañas.  No  sabemos  qué  es,  pero  sí  la degustamos,  en  contornos  indefinidos.  Muchas  formas  de  expresar que de pronto apreciamos como poesía. Y otras que decimos tratarse de prosa, narrativa o de retórica. Aún así se encuentran textos bellos, de  sensible  emoción,  que  valoramos  como  poesía.  Hay  formas clásicas en  métrica  y  rima  que  singularizan  una  expresión.  Pero se encuentran otras, en procesos libres, con figuras o metáforas, y aún con  lenguaje  de  la  vida  diaria,  en  expresiones  de  testimonio. También ocurren en modalidades crípticas, de rara configuración en maneras de uso de la sintaxis, la prosodia y la semántica.

Entonces, esa es la vida de la que he sido portador, en medio de lo deleznable  que  es  todo,  lo  fugaz  en  el  tiempo  y  el  olvido  que seremos.

Muchas gracias.

* En Prólogo que hizo para “Clave”, el diccionario de uso del español actual, publicado en 1997.

 

Luis Sepúlveda: el eterno soñador

No se cansa uno de leer a este escritor y gran personaje, que utilizó todos los recursos estéticos para dejarnos su mensaje…

Al referirnos a Luis Sepúlveda (Calfura Ovalleregión de Coquimbo, Chile, 1 de octubre de 1949-OviedoAsturias, 16 de abril de 2020), difícil es separar sus libros y su vida, ya que en la mayoría de ellos está plasmada su biografía por medio del préstamo que hace a alguno de sus personajes, de partes de su propia existencia, ya que él mismo dijo que las autobiografías no son más que vanidad.

Su vida llena de altibajos emocionales y situaciones de riesgo fue configurando un personaje casi de novela, escritor, cineasta, activista político, periodista, viajero incansable; un gran hombre ético, solidario y ante todo, un humanista. Su formación la realizó en el Instituto Nacional en Santiago y luego en la Universidad de Chile ingresó a la Escuela de Teatro. Posteriormente en Alemania, durante su exilio, hizo su licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad de Heidelberg. Como parte de esa vida novelada, en 1971 se casó con la poetisa Carmen Yáñez, después del nacimiento de su hijo Carlos Lenin, el matrimonio se terminó, pero en Alemania veinte años después, hubo un reencuentro amoroso.

En 1973 después del golpe militar encabezado por Pinochet, fue encarcelado casi tres años y luego su pena de 28 años de prisión, fue conmutada por ocho años de exilio. En 1977 abandonó Chile y comienza una diáspora que lo llevará de país en país, de revolución en revolución, de guerra en guerra, hasta ir encontrando un poco de sosiego y mucho de conocimiento que fue plasmando en sus libros, que hoy disfrutamos. Su periplo en Latinoamérica incluyó: Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador, en donde conoció a los indios shuar, que le dieron tema para uno de sus más elogiados y premiados libros, El viejo que leía novelas de amor.

Después de haber participado en la rebelión sandinista, circunstancia que le produjo un amargo sabor, por la defraudación de los dirigentes de ese entonces, se instaló en Hamburgo, en donde trabajó como corresponsal de prensa, lo cual le facilitó su espíritu de nómada; luego su vinculación con el movimiento ecologista Greenpeace, le permitió viajar, entre 1983 y 1988, por los mares del mundo.

Su espíritu aventurero lo tuvo desde pequeño. Dijo que empezó como lector, viajando de la mano de los escritores; hablaba sobre la necesidad de descubrir el camino y echarse a  andar, que no quería oír, sino vivir. Afirmaba que hay muchas maneras de aprender lo inherente al oficio, pero que tuvo la gran ventaja de tener grandes mentores, que desde temprana edad lo ayudaron a descubrir su condición de narrador, pero siempre tuvo algo muy claro: Vivir intensamente compensa cualquier dificultad y cualquier sacrificio, vivir a medias ha sido siempre castigo de oficio de mediocres.

Vivía orgulloso de su oficio y sostenía que sus viajes o salidas no eran para buscar historias, o confirmar hipótesis, la vida está llena de historias que están eligiendo a alguien que las cuente. “Se trabaja sobre una idea, hasta que se vuelve una obsesión, esto se traduce en un texto que se convierte en literatura y hace del escritor un creador de belleza”, insistía en que el relato de los vencedores, lo hacían los historiadores, pero el de los perdedores, le correspondía a los novelistas, los cuales los engrandecían.

Consideraba la del escritor, una de las mejores profesiones del mundo, además la más antigua. Escribo porque me gusta y porque no sé hacer otra cosa… lo hago solo por el placer de la palabra escrita y también porque a través de esa palabra escrita puedo manifestar mi punto de vista con respecto muchas cosas que considero bien y de muchas cosas que considero mal. Con la literatura me relaciono de una manera lúdica, alegre, porque sé que soy además un artista capaz de crear belleza.

Su carrera signada por la excelencia se vio reflejada en su treintena de libros, con múltiples traducciones, ediciones y puestas en escena en varias películas; más de treinta distinciones y premios internacionales como: Caballero de Las Artes y las Letras de la República Francesa. Doctor Honoris Causa por la Universidad de Toulon, Francia. Doctor Honoris Causa por la Universidad de Urbino, Italia. Premio Tigre Juan, 1988 por Un viejo que leía novelas de amor; además en 1992 Premio France Culture Etrangêre y Premio Relais H d’Roman de Evasion, por el mismo libro.

Su carrera de trotamundos trató de anclarlo en Gijón, España, en donde se radicó desde 1997 y allí,  fiel a su vocación,  fundó y dirigió el Salón del libro iberoamericano, que todos los años se celebra en la segunda semana de mayo, pero la vida nos reserva muchas sorpresas; a finales de marzo luego de su regreso de Póvoa de Varzim (Portugal), donde había participado en un festival literario fue diagnosticado de Covid-19. El escritor, guionista y director de cine falleció el 16 de abril, a los setenta años, en el centro hospitalario de Oviedo tras más de un mes y medio batallando contra el virus. Vecinos de la ciudad lo homenajearon el 23 de abril, Día del Libro. Centenares de personas se asomaron ese mediodía a sus ventanas para agitar libros y aplaudir durante varios minutos al vecino y escritor quien será propuesto como hijo adoptivo.

Su recorrido vital, sus aprendizajes, sus experiencias y sobretodo su sensibilidad, supo plasmarla en sus relatos, como en el caso de Un viejo que leía novelas de amor, en el cual su estadía con los indios shuar, le proporcionó la vivencia, el conocimiento y la firmeza para hacer tan cinematográficas descripciones de las aventuras de colonos, cazadores, salvajes y toda clase de depredadores, que siempre medran en estas tierras de la Amazonía. Un cazador en busca de pieles mata a un tigre que cuida unos cachorros y veamos su descripción:

           Piense, excelencia. Tantos años aquí y no ha aprendido nada. Piense. El Gringo hijo de puta    mató a los cachorros y con toda seguridad hirió al macho  Mire el cielo, está que se larga a llover. Hágase el cuadro. La hembra debió de salir de cacería para llenarse la panza y amamantarlos durante las primeras semanas de lluvia. Los cachorritos no estaban destetados y el macho se quedó cuidándolos. Así es entre las bestias, y así ha de haberlos sorprendido el gringo.

              Ahora la hembra anda por ahí enloquecida de dolor. Ahora anda a la caza del hombre. Debió de resultarle fácil seguir la huella del gringo. El infeliz colgaba su espalda el olor a leche que la hembra rastreó. Ya mató a un hombre. Ya sintió y conoció el sabor de la sangre humana, y para el pequeño cerebro del bicho todos los hombres somos los asesinos de su carnada, todos tenemos el mism olor para ella.

No menos espectacular el relato de la mordedura de una serpiente: De los shuar aprendió a desplazarse por la selva pisando con todo el pie, con los ojos y los oídos atentos a todos los murmullos y sin dejar de balancear el machete en ningún momento. En un instante de descuido lo clavó en el suelo para acomodar la carga de frutos, y al intentar asirlo nuevamente, sintió los colmillos ardientes de una equis entrando en su muñeca derecha.

A los dieciséis años su viaje iniciático a la Patagonia, le servirá complementado con su paso por el grupo movimiento ecológico Greenpeace y su carrera de corresponsal de prensa, para describir los atentados a la naturaleza por parte de magnates internacionales que mueven por mar desechos de todo tipo para descargarlos en países indefensos o ávidos de algún dólar, la infame deforestación, la pesca industrial, por succión practicada por infames navieras de todo tipo de bandera, son los modernos corsarios y para completar, la caza de ballenas, prohibida por tratados internacionales, que no afectan a estos depredadores. Todo esto lo trata en Mundo del fin del mundo. Para empezar narra el exterminio de los indígenas, para implantar la civilización y con ella la propiedad privada:

            Mi madre fue víctima y testigo de uno de los grandes genocidios de la historia moderna. Hacendados que hoy son venerados como paladines del progreso en Santiago y Buenos Aires practicaron la caza del indio, pagando primero onzas de plata por cada par de orejas y luego por testículos, senos y finalmente por cada cabeza de yagan, ona, patagón o alacalufe que les llevaran a sus estancias.

Y si no hubo objeción en exterminar humanos, menos la habría para inmisericorde sacrificio como el de las ballenas, usando los más mortíferos sistemas de caza:

         Había muy poca luz, pero nos bastó para conocer el estilo de caza del capitán Tanifuji. ¿Escuchó hablar alguna vez de la caza de caballos a la australiana? Es muy sencillo: en helicópteros buscan la manada de caballos salvajes y esperan la llegada de la noche. Entonces, con poderosos reflectores los enloquecen de miedo, los caballos corren en círculos, sin alejarse, y los cazadores los ametrallan desde el aire.

            Por eso espero Tanifuji el helicóptero en Corcovado. Y allí, en Gran Ensenada,   ametrallaba ballenas que acudían curiosas a la llamada de los reflectores.

            Al amanecer los japoneses seguían subiendo ballenas muertas a bordo. Los vimos izar  unas veinte, una tras otra, y habían trabajado toda la noche sin descanso por lo que es imposible saber cuántas mataron. El agua de la ensenada hedía a sangre y por todas partes flotaban restos de piel.

No se cansa uno de leer a este escritor y gran personaje, que utilizó todos los recursos estéticos para dejarnos su mensaje, como en el caso de su relato Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, con el agregado Una novela para jóvenes de 8 a 88 años, escrita según lo dijo, como un homenaje a Hamburgo la ciudad que lo acogió tan amablemente en una época tan aciaga para él. En esa historia se nos revela como un fabulista que muestra a través de los animales lo más vil y elocuente del ser humano. Constituye una verdadera historia de amor y desprendimiento.

*Profesional en Filosofía y Letras Universidad de Caldas