Torneo Internacional de bartenders

14 bartenders competirán por ser los mejores embajadores de los productos de la ILC.
•En el torneo internacional de bartenders “El Alquimista” campeón de campeones, participarán 11 bartenders nacionales y 3 bartenders internacionales.
•David Ríos, de España, catalogado como el mejor bartender del mundo, hará parte del jurado calificador del torneo internacional “El Alquimista”.
•Tres mujeres bartenders harán parte de este importante torneo.

14 bartenders pondrán a prueba su creatividad y conocimientos en la elaboración de cócteles a base de Ron Viejo de Caldas y Ginebra Bosque de Indias,en el Torneo Internacional “El Alquimista” que realizará la Industria Licorera de Caldas (ILC) el próximo viernes 24 de mayo del 2024 en el Club Manizales.

El Torneo internacional “El Alquimista” contará con la presencia de mixólogos de los departamentos de Quindío, Valle, Cundinamarca, Tolima, Antioquia, Santander, Norte de Santander, Atlántico, Risaralda, Córdoba y Caldas, y de los países de Panamá, Suiza y de Estados Unidos, quienes además conocerán el amplio portafolio de productos de la ILC y podrán convertirse en embajadores de las marcas.

“… guerrillera no”

“El grito” (máscara Quimbaya en cerámica).

Casting

Hace muchos años, en el cuartel de la policía de Manizales, doña Pureza armó tremendo alboroto reclamándoles a los agentes por la detención de su hija en una manifestación estudiantil. Los gritos airados de la anciana retumbaban en las paredes del frío recinto expresando repetidamente su rechazo a la arbitraria detención y alegando sobre su hija: “sí señores agentes, muy puta y muy mariguanera, pero guerrillera no”.

En mi época de estudiante universitario, esta anécdota la repetíamos una y otra vez mientras nos moríamos de la risa; eran tiempos de agitación estudiantil, marchas, asambleas… y mucha rumba entrañable que nos permitió asumir las luchas sociales con goce, como debe ser. Las persecuciones por parte de las autoridades eran permanentes y trabajábamos en la clandestinidad, elaborando pancartas, pasacalles, volantes y otras expresiones comunicativas que nos permitieran dar a conocer los atropellos e injusticias cometidas en la universidad.

Nuestras compañeras de lucha de esa época eran las María Cano, las Flores del trabajo, quienes desde su posición de estigmatizadas por las familias, la sociedad y el poder, desafiaban valientemente todos los prejuicios. Los movimientos feministas surgían contra viento y marea, pues incluso en los grupos de izquierda predominaba un patriarcado, liderado por machos que seguían sin miramientos las líneas dictadas por los partidos.

Y ni qué decir de las familias, para quienes tener una de sus integrantes en algún grupo antisistema era terrible desgracia. Por eso, aunque la anécdota de doña Pureza parezca graciosa, refleja lo que generalmente se pensaba de una mujer liberada: que era “puta” y “mariguanera”… pero el peor prejuicio se daba en lo ideológico, pues estar del lado del pueblo y sus luchas era considerado con el calificativo más despreciable: “guerrillera”. Doña Pureza, en su moral católica, prefería una hija transgresora desde la sexualidad y el consumo de sustancias psicotrópicas, pero nunca desde el compromiso político y social.

Así eran aquellas épocas, que me traen hermosos y duros recuerdos, una escuela de la vida para mí tan importante como las aulas, pues en esas asambleas, en esas marchas, en esas protestas, con mis compañeras y compañeros de lucha, aprendí saberes que no se encuentran fácilmente en la educación formal.

Hoy los estudiantes, profesores y trabajadores están en resistencia frente al nombramiento burócrata y amañado de un rector en la querida Universidad Nacional de Colombia, utilizando las herramientas que les da la experiencia de situaciones pasadas. Se reúnen en asambleas y marchan reclamando sus derechos democráticamente y con acciones populares. Es un buen indicio de que el movimiento estudiantil está vivo y que a sus reclamos se suman voces desde vertientes sindicales y políticas afines. Ahora más que nunca resuena en mi memoria el reclamo de doña Pureza defendiendo a su hija detenida: “muy puta y muy mariguanera…”, pero cambiaría su frase al final: “… y luchadora sí”.

* Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

Sigue aumentando el suicidio ¿no hay otra salida?

Aunque la pandemia indudablemente nos ha empujado hacia un aumento de reportes de suicidios e intentos de suicidios en Colombia durante los últimos años, no podemos ignorar que el nivel de estos reportes ha estado aumentando constantemente desde hace aproximadamente dos décadas. En consecuencia, los colombianos no se están suicidando únicamente por algunas condiciones pospandémicas que cambiaron nuestras dinámicas de vida, los colombianos tenemos demasiados motivos para vivir con ilusión y morir en la desesperanza.

Acorde con los postulados de la Organización Panamericana de la Salud (2019), “hoy en día, la salud se entiende como un fenómeno multidimensional que comprende al individuo en interacción con su contexto sociocultural y ambiental” (pág. 77), y “está intrínsecamente relacionada con otras dimensiones de bienestar, como el acceso a la vivienda y a los servicios básicos, a la educación, al trabajo decente, a la protección social y a la participación política, entre otros” (pág. 80). Colombia, en el marco de la Ley 1438 de 2011, considera “que es necesario generar un espacio para la coordinación de acciones encaminadas a intervenir los determinantes en salud que incluya la participación de diferentes entidades, instituciones y sectores del país, así como las diferentes Comisiones Intersectoriales relacionadas con salud pública” (Ministerio de Salud y Protección Social, 2014).

A nivel mundial, entre las problemáticas en salud pública se destaca el suicidio, en el entendido que cada uno de ellos es una tragedia que tiene múltiples repercusiones (Organización Panamericana de la Salud, 2014), y considerando que más de 700.000 personas pierden la vida por suicidio cada año, las personas de todos los orígenes socioeconómicos se ven afectadas, y la mayoría de las muertes por suicidio (77%) ocurren en países de ingresos bajos y medianos (Organización Panamericana de la Salud, 2021).

El suicidio, acorde con lo expresado en la Política Nacional de Salud Mental (Ministerio de Salud y Protección Social, 2018), es un evento prevenible y de gran impacto en el individuo, la familia y la sociedad, lo que lo hace un tema de gran relevancia en salud pública para Colombia. Esta Política reconoce que “el suicidio es todo caso de muerte que resulte, directa o indirectamente, de un acto, positivo o negativo, realizado por la víctima misma, a sabiendas del resultado”, es decir, sabiendo que va a morir.

En Colombia, las tasas de suicidio más altas se encuentran en las principales ciudades capitales como: Bogotá, Medellín, Cali, y otras ciudades intermedias como Manizales, Pereira y Armenia, justamente las ciudades capitales del eje cafetero. Sorprende que también en departamentos del sur del país como Amazonas, Vaupés; al oriente Guainía; incluso Arauca al centro oriente, se encuentren tasas de suicidio altas.

Precisamente siguiendo los lineamientos de la política pública de salud mental en Colombia, entidades como Medicina Legal, el DANE y otras corporaciones no gubernamentales, se han encargado de entregarnos datos contundentes frente al impacto del suicidio en Colombia y su necesaria atención real somo problema de salud pública.

Por ejemplo, comprender que en promedio el aumento del suicidio en Colombia durante las dos últimas décadas ha sido aproximadamente del 44%, que las personas que más se suicidan en el país son los hombres, duplicando y hasta cuadriplicando en cifras a las mujeres. Entender que lamentablemente los estudios arrojan que las personas que más se suicidan están en los rangos de edad entre los 15 y 25 años, con una formación académica que rodea la terminación de estudios de bachillerato y el comienzo de vidas educativas en instituciones técnicas, tecnológicas o universitarias.

Además, dentro de las principales causas personales, sociales, económicas o familiares que llevan a una persona a tomar la decisión de suicidarse, ordenadas de la más repetitiva a la menos frecuente: los problemas dentro de la vida educativa o académica, la violencia física o psicológica, muerte de un familiar o amigo, conflictos de parejas, suicidios de la misma familia o de amigos, el padecimiento de enfermedades, los problemas económicos, los problemas laborales, y aunque no sea conocido por muchos, los problemas jurídicos.

Sumado a lo anterior, según los estudios, también se debe tener en cuenta cuales son los medios por los cuales una persona termina por quitarse la vida, y en este punto sí que podremos encontrar resultados no esperados. La siguiente lista se hace en orden de frecuencia hasta llegar al menos periódico de los medios: intoxicaciones, heridas cortopunzantes, ahorcamiento, lanzamiento al vacío, lanzamiento a vehículos, arma de fuego, lanzamiento a cuerpos de agua e inmolaciones.

Aunque hasta este punto solo he intentado entregar datos normativos y estadísticos sobre el suicidio, la finalidad de esta indagación fue poder contrastar lo que promete la política pública, lo que sucede en la realidad y lo que finalmente están haciendo los gobiernas nacionales, departamentales y locales para contrarrestar el problema del suicidio.

Esta es una evaluación que debemos realizar todos de manera permanente, porque todos hemos tenido una persona cercana que ha muerto por suicidio, o ha intentado ocasionarse daño buscando la muerte a mano propia. En ocasiones no son familiares sino amigos, vecinos, compañeros de trabajo o de estudio, y lo más probable, es que nunca nos hayamos dado cuenta de que esta persona estaba sufriendo de algún problema que requería acompañamiento y terminamos empujándolo al abismo.

Por eso me río constantemente de los esfuerzos del gobierno para evitar suicidios, cuando hacen cerramientos de puentes, viaductos o imponen vigilancia en sectores para que la gente no se suicide. ¿quieren que la gente no se suicide, o quieren que no se suicide en público? Ya vimos que los estudios muestran que la mayoría de suicidios ni siquiera se dan en espacios públicos, la mayoría se dan en la soledad y en la intimidad de los hogares, minutos después de haber soltado una carcajada o segundos después de haber transformado la risa en lágrima.

Entonces creamos líneas telefónicas de atención por si de pronto tiene la intención de suicidarse o sabe quién lo va hacer. Una línea que atiende el gobierno, es una buena iniciativa desde el símbolo que ellos representa, pero en efectividad… ¿Cuántas personas llamarían al gobierno a pedirle ayuda?, ¿Tenemos la confianza suficiente en el Estado para poner en sus manos decisiones alrededor de la vida y la muerte?

No estamos preparados, ni el Estado, ni las personas, ni las empresas. Todo esfuerzo será valioso, pero siempre insuficiente. Son decisiones demasiado internas para controlarlas, no sabemos identificar quién está pensando en suicidarse, satanizamos personas por ciertos comportamientos que no son suicidas, pero los asociamos a ello.

Lo realmente interesante sería cambiar ciertas dinámicas de vida, pero el sistema no nos permite hacerlo, y al parecer nosotros tampoco estamos dispuestos a salirnos de él; la dictadura del tiempo no nos permite parar, la dictadura del éxito no nos permite fracasar, la dictadura social no nos permite la soledad, la dictadura del trabajo no nos permite descansar, la dictadura de lo bueno no nos permite fallar. Y salimos de una dictadura para entrar en otra, pero el dictador y el sometido comparten la misma cara.

* Músico, compositor, abogado y docente de la Universidad de Manizales y de otras universidades. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Mayo de 2024.

 

 

Manizales, Ciudad Emblemática de la Región Andina

En el primer día de sesiones ordinarias del Parlamento Andino, el Centro Cultural y de Convenciones Teatro Los Fundadores de Manizales, fue el escenario donde los parlamentarios se reunieron para discutir temas clave; durante la comisión segunda de educación, cultura, ciencia, tecnologías de la información y comunicaciones, se declaró a Manizales como Referente del Patrimonio Cultural y Ciudad Emblemática de la Región Andina.

El alcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas Giraldo, compartió con los parlamentarios las razones que hacen a Manizales digna de esta distinción: “Convivimos con el cóndor de Los Andes, con el Nevado del Ruiz; producimos papa, panela y café, un producto que es del corazón de los Andes”, expresó el mandatario.

Además, destacó el festival de música andina que se realiza en la ciudad y la feria artesanal que resalta el talento de los artesanos andinos.

Por unanimidad, el Parlamento Andino aprobó la declaración, reconociendo a Manizales por su valioso patrimonio cultural y su papel como ciudad emblemática en la región andina.

Durante la plenaria, la Red Andina de Municipalidades, a través de la presidenta del Parlamento Andino, Cristina Reyes Hidalgo, invitó al alcalde Jorge Eduardo Rojas Giraldo a asistir como panelista al próximo evento en Cusco Perú el 24 de julio. El alcalde compartirá el modelo de Manizales en temas agroindustriales, cultura y turismo como invitado especial.

El evento posiciona a Manizales en el escenario global y atrae la atención de representantes internacionales, destacando su capacidad para acoger y promover iniciativas de cooperación interamericana.

La presencia del Parlamento Andino en la ciudad subraya la importancia de Manizales como un centro de diálogo y colaboración en la región, resaltando su compromiso con los valores y objetivos de la comunidad andina.

Gracias a los esfuerzos, Manizales se consolida como un referente de integración y desarrollo, fortaleciendo sus vínculos con los países vecinos y contribuyendo al dinamismo de las relaciones internacionales en el ámbito local. La elección de Manizales para esta importante sesión del Parlamento Andino es un testimonio de su creciente influencia y su capacidad para fomentar el entendimiento y la cooperación entre las naciones andinas.

En el Día del Maestro: Claudia Munévar y su aporte a la transformación de la sociedad

El miércoles 15 de mayo se celebra en Colombia el Día Nacional de Maestro, fecha establecida por el expresidente Mariano Ospina, para reconocer la labor de los educadores. Por esta razón, entre los múltiples perfiles de los profesores de la Universidad de Manizales, hoy destacamos el de Claudia Munévar, quien refleja el propósito institucional de generar conocimiento que aporte a la transformación social, cultural, política y económica de la sociedad.

En este sentido, la directora del Centro de Investigaciones en Estudios Sociojurídicos de la Universidad de Manizales se ha interesado en la última década por los temas del derecho asociados a los contenidos ambientales y al impacto que estos generan en las comunidades. De allí que la profesora haya participado en varios proyectos de investigación, uno de ellos: Desplazamiento ambiental de la población asentada en la eco-región Eje Cafetero: incidencia de factores asociados por efectos del cambio climático.

Este proyecto, que se adelantó en el año 2012, y que se presentó en el 2014, advierte sobre el reconocimiento que deben tener las personas que han tenido que abandonar sus territorios por cuenta de fenómenos ambientales, y cuyos efectos deben ser bajo la modalidad de desplazamiento forzado; investigación en la que además se presentaron propuestas relacionadas con las políticas públicas y guías diagnósticas.

“Recientemente la Corte Constitucional emitió la sentencia T-123 de 2024, marcando un importante precedente al reconocer la existencia del desplazamiento forzado interno causado por factores ambientales, incluyendo eventos asociados al cambio climático. Aquí se tienen en cuenta las miradas académicas que se han hecho y en las que se había advertido la necesidad de regular sobre este tipo de reconocimientos. Esto como precedente insta al Congreso de la República a que regule todo lo relacionado para determinar si existe o no la condición de víctima, que no está asociada a las mismas condiciones de desplazamiento forzado, pero sí podrían considerarse como víctimas de factores ambientales por motivos de responsabilidad directa o asistencia del Estado de los derechos vulnerados. Más que hablar de la causa de la movilidad humana forzada es la legión multidimensional que genera a los derechos humanos”, explicó la profesora Claudia Múnevar.

Si desea conocer otros proyectos en los que ha participado la académica e investigadora consulte la Revista Eureka: https://eureka.umanizales.edu.co/claudia-munevarla-abogada-que-ensena-justicia-ambiental-a-comunidades-vulnerables/

Claudia Munévar es abogada, especialista en derecho administrativo, magíster en desarrollo sostenible y medio ambiente y doctora en desarrollo sostenible.

Ilustración cortesía Revista Eureka.

Conclusiones y preámbulos: Nos vemos en el Festival de la Imagen 2025

En la fotografía NFTs: Tokens No Fornicables, Claudix Vanesix, Centro de Convenciones Teatro Los Fundadores.

Dentro de toda la programación de la vigésima tercera versión del  Festival Internacional de la Imagen había una sola franja con un límite de edad: el performance de Claudix Vanesix y Dj Edna titulado “NFTs: Tokens No Fornicables”. Es curioso porque aunque la obra contiene desnudos y algunas referencias de trastornos alimenticios, el lenguaje utilizado resulta ser más cercano  para alguien de 14 años que para alguien de 50. Esta propuesta, llena de memes, frases y audios trending, avatares virtuales y filtros de redes sociales, sin duda ha sido de lo mejor de esta edición del festival. Creo que no estoy sola en esta afirmación: nunca en mi vida había visto tantas personas ponerse de pie en un efusivo aplauso ante un performance de arte contemporáneo.

Lo que hace interesante la propuesta de Claudix se podría separar en dos capas: por un lado la materialización de la obra, porque el uso del cuerpo, los temas en tendencia como las redes sociales y las herramientas como la realidad aumentada son actuales y pertinentes. Por otro lado, lo más importante para mí es el punto de enunciación de la artista peruanx Claudix pone sobre la mesa la mirada indígena y racializada, la diversidad de género, el feminismo, la decolonialidad y la experimentación crítica con la tecnología, recordándome que siempre es admirable ver a una persona joven que se posiciona con fuerza frente a todo un sistema de consumo de estereotipos; además, me lleva a  reflexionar sobre la falta de diversidad que tengo en mis referentes profesionales y me invita a sentirme identificada con ciertas capas de su propia vida.

Además de presenciar su performance, fue posible escuchar una conferencia de Claudix donde compartió las bases de su trabajo y algunos fragmentos de otras de sus obras: una serie de imágenes potentes, valientes y sin disimulo, acompañadas de una persona tranquila, sincera y graciosa que nos presentó, desde historias personales, varias realidades que tocan, me atrevería a decir, a muchas vidas del sur global. Su mensaje es claro: el uso de la tecnología es político.

Doy inicio a la nota final de este cubrimiento 2024 con estx participante en especial porque transversaliza los tres temas que quiero tocar: primero, lo importante para mi de este festival, segundo, la proyección hacia 2025 y tercero, algunas preguntas que siento que se deben continuar trabajando.

Conocer el trabajo de Claudix y de muchos otros artistas, ya sea porque participan directamente de esta edición o porque son mencionados por teóricos y gestores, es una oportunidad muy valiosa que abre el Festival de la Imagen. Entre tantos espacios es inevitable remover muchos de los referentes creativos que teníamos previamente, preguntarse por contextos históricos, conocer nuevas teorías y nutrir investigaciones personales y colectivas. Si nos involucramos atentamente en este tipo de eventos, nos damos cuenta de que son espacios que nos llevan a conversar con otros, tensionar conceptos y miradas, poner capas adicionales a discursos que ya conocíamos, distanciarnos aún más de lo que no compartimos y encontrar nuevos caminos a lo que sí creemos.

Otro aspecto a resaltar del festival es la vocación pedagógica de un gran número de sus participantes. Por ejemplo, en la conferencia de Pilar Rosado el día de cierre del Festival aprendí sobre el funcionamiento de las redes neuronales y cómo la lectura de categorías de imágenes cambiaba y era aprendida por las máquinas de la misma forma en la que lo era por los humanos. Recordé la especificidad del arte como un tipo de imagen de compleja comprensión que aún se sigue escapando a los rótulos y categorías que tanto la inteligencia artificial como los humanos pueden generar, y de nuevo, la necesidad de entender la máquina para que ella no domine nuestra capacidad crítica y de poner en valor el error, la prueba fallida y el absurdo. Solo en el último día del Seminario Internacional me informé sobre la historia de los videojuegos en relación con el arte, la relación del Urbanismo Táctico con el Situacionismo, algunas metodologías de investigación creación con la experiencia de artistas, entre otras cosas. Sin hablar de que para escribir estas notas removí en mi cabeza temas tan distantes como el narcotráfico en Medellín o la arquitectura en Cataluña, relacionándolos en lo visual, lo sonoro y lo espacial. Dentro de estos escenarios tan diversos de la programación del festival muchas preguntas teóricas y prácticas quedan rondando y eso siempre será una ganancia ¿Cómo nos situaremos frente a la migración climática? ¿Qué pasa con las reflexiones sobre las ruralidades latinoamericanas? ¿Cuál es el papel del archivo en el ámbito tecnológico? ¿Qué pasará con los límites éticos y prácticos de la inteligencia artificial? ¿Cómo se sitúa la interacción interespecie en el arte de 2024? entre muchas otras que detonan nuevas investigaciones.

Por otro lado, algo que trabajan un gran número de las personas participantes, y que conecta a personas tan aparentemente distantes como Claudix o Pilar Rosado, es el archivo. Ya sea a través de  fotos familiares, fragmentos de video, colecciones de filtros en redes sociales o grandes bases de datos de imágenes de internet, muchas de las conferencistas y artistas parten de un universo previo de información que piensan al momento de crear, que actualizan, catalogan y deforman. Por ejemplo, la obra de Eva Marín entrelaza una declaración de 1914 sobre los derechos de la mujer con fotografías de archivo de las sufragistas estadounidenses y la conquista de algunas cimas de montañas, contraponiendo  en una reflexión visual  formas de conquista ciudadana, como los derechos civiles, con el habitar de un espacio comúnmente asociado al triunfo masculino, como el alpinismo.

Cimas, conquistas y grietas, Eva Marín, Museo de Arte de Caldas.

A su vez, un gran número de participantes del festival se preguntan por la circulación de la tecnología y la imagen en lo local: la circularidad del diseño, el uso sostenible de la tecnología, el contexto localizado de las reflexiones, las particularidades del territorio, etc. todo ello desde la importancia de la colectividad, la ciudadanía y el trabajo colaborativo. Estos dos temas me dan pie para dar un abrebocas sobre los objetivos que tiene el  Festival de la Imagen para  el año 2025.

Bajo la noción de archivo y de lo local, el Festival de la Imagen en su XXIV versión se preguntará por el tema de lo regenerativo. Dentro de este espacio se espera aprovechar la oportunidad para pensar las memorias y, teniendo en cuenta que ya se acercan  sus 25 años de existencia, es importante reflexionar sobre la contribución del evento a la ciudad, así como el aporte y continuidad de las personas que han hecho parte de este.  Es importante recordar que durante su casi cuarto siglo de vida las áreas del festival han cambiado (como en cualquier evento de estas magnitudes) e incluso hay procesos que hoy ya no se están realizando, como el mercado o las residencias, que pueden reflejar de alguna forma el cambio de objetivos de quienes lo organizan. También, al haber nuevas sedes del evento en Bogotá, preocupa a algunas personas de la ciudad la posibilidad de que  el festival pueda migrar y centralizarse, así que analizar el desarrollo del propio evento es prioritario. Por último, hay eventos llenos de presencia local que llevan mucha continuidad, por ejemplo, el Salón de Estudiantes Diseño Visual, el primer  espacio expositivo para muchos de los estudiantes del Programa de Diseño Visual de la Universidad de Caldas, o laboratorios como el de Sebastián Gonzales y Julián Cardona en conjunto con el Banco de la República, en donde participan jóvenes músicos, artistas visuales y algunas personas interesadas en la discusión de género en la creación de un paisaje sonoro colectivo.

Como una arqueología de contenidos, la próxima edición, según uno de los miembros de la organización, espera conversar sobre recuerdos olvidados  que detonan relatos y establecer el impacto del ejercicio académico en las economías locales. Así mismo, en conversaciones con miembros del festival, se menciona un interés por las memorias ancestrales y las economías circulares que disminuyen nuestro impacto en la Tierra y se centran en lo que nos rodea como comunidad.

Dentro de este mismo marco el festival será sede de la siguiente versión del Media Art History Conference: un encuentro que procura situar el media art en el ámbito de las diversas historias del arte tanto interdisciplinares como interculturales. Insertar dentro de este discurso estas otras formas de producir conocimiento situado, como son las prácticas artísticas y la conversación, podría significar darle un giro importante a este entramado histórico y académico. Lo más importante, en este caso, sería traer el archivo al presente y creo que los objetivos que se plantea el festival son muy necesarios, especialmente porque en este tipo de eventos, con una alta carga académica, siempre sentimos que la teoría no alcanza aún a la práctica. Creo que las reflexiones sobre el archivo y la contribución a la ciudad no pueden hacerse solo en cifras sino recordar que, aunque el arte si es un espacio de encuentro, no necesariamente es un lenguaje universal. Entre tantas reflexiones sería pertinente también revisar cómo ha funcionado el festival no en términos de gestiones internacionales y alianzas sino hacia adentro, con los estudiantes, docentes y articulaciones, tanto con la Universidad de Caldas como con otras iniciativas ciudadanas. También pensar los públicos de una forma más crítica y articuladora; como docente presente en muchos espacios, casi vacíos, me preguntaba dónde estaban los estudiantes de diseño, de artes, de arquitectura, de gestión cultural o de informática, y cómo habría sido de útil, para mí, en mis tiempos universitarios, que alguien me dijera las palabras que justo estaba escuchando ¿Cómo ampliar la red de afectos y de intercambio, no sólo con los invitados sino a todos los participantes y, especialmente, los asistentes?, ¿Qué artistas y diseñadores jóvenes están trabajando estos cruces en la ciudad?, ¿Con qué otros proyectos de largo alcance (no eventos) podría conectar el festival para que el impacto no sea sólo momentáneo? Al igual que en la obra de Eva Marín, el tema de la próxima edición nos deja una invitación a repensar las cimas en las que estamos emplazados desde lo colectivo y lo sensible, y a conquistar nuevos espacios hacia adentro y no sólo hacia afuera. Nos veremos en 2025.

* Museóloga y docente.

 

La ciudad como foco

En una sala oscura en el Museo de Arte de Caldas se encuentra una proyección dividida en tres encuadres; en ellos se ve repetidamente lo que parece ser un incendio siendo apagado por bomberos. Poco a poco, con el desarrollo del video, podemos ver que se trata más bien de la demolición de un edificio, particularmente uno abandonado. Este detalle lo sabemos porque en otro momento del audiovisual recorremos sus entrañas con acercamientos a algunos bocetos de su estructura y a periódicos viejos que parecen usados en una antigua obra. Además, en una toma cenital, podemos ver que en su cubierta está escrita la palabra expurgo. Estas imágenes corresponden al edificio Mónaco de la ciudad de Medellín, ciudad de donde es oriundo el artista Mauricio Carmona Rivera, ganador de la doceava versión del premio Luis Caballero en Bogotá.

El edificio Mónaco era una de las propiedades de narcotraficantes, en este caso de Pablo Escobar, emblemática por su opulencia y visibilidad.  Estructuras como está no sólo cuentan historias de lo que sucedió a finales del siglo pasado en el país y el profundo dolor que trajeron consigo los negocios ilegales de la droga, sino también los nexos de algunos capos con miembros del gobierno local y nacional.  Su demolición se dio en el 2019 bajo orden de la alcaldía de la ciudad y Expurgo nace como una reflexión colectiva sobre los lugares de memoria que abundan dentro del espacio urbano. La concepción de esta investigación se da en una mesa de conversación liderada por el Museo Casa de la Memoria de la cual nace, además de la videoinstalación, un libro de investigaciones que podemos leer afuera de la sala.

En el mismo museo, justo en la siguiente sala, Ignasi Prat presenta una serie de imágenes de la “Masia Catalana”, un tipo de construcción de vivienda tradicional de Cataluña. En un video rápido podemos ver cómo, una sobre otra, se sobreponen diferentes estilos de estas grandes e históricas casonas rurales. Las imágenes son generadas por una red neuronal que es alimentada por fotografías y grabados, generando un cruce entre la realidad del paisaje y la imaginación. Aunque en la ficha que acompaña la obra hay poca información sobre este tipo de construcciones, sí se menciona que su intención es “remarcar la ideología y condición del artefacto cultural”; y es que, aún sin saber mucho, es evidente que se está cuestionando una identidad y un relato histórico que recae sobre un conjunto arquitectónico.

Masías imaginadas, Ignasi Prat, Museo de Arte de Caldas.

La ciudad ha inundado esta XXIII edición del Festival de la Imagen en diferentes ámbitos, desde ponencias que proyectan la representación futura de ciertas ciudades con inteligencia artificial, videojuegos de medialab que utilizan esculturas emblemáticas de la ciudad de Medellín, videoproyecciones que reflexionan el capitalismo y los espacios urbanos (como el puente Mapo en Corea), conversaciones sobre el territorio desdibujado en la pandemia y, en todas ellas, nuevas alternativas a la forma en que definimos ocupar el espacio.  La presencia de obras y conferencistas que llevan a este tipo de cuestionamientos demuestran que el diseño urbano y el habitar fueron dos de los principales temas del evento.

¿Cómo reconocemos las ciudades y sus relatos?, ¿cuántas ciudades caben debajo de una misma capa de imagen? Al escuchar la conferencia de Armando Silva, inmediatamente se crea un puente entre Expurgo y las Masías Imaginadas. Al inicio de su conferencia el filósofo colombiano nos sitúa, de forma sensible, en el panorama de lo urbano con preguntas sobre el cómo sentimos, imaginamos y describimos nuestra ciudad. Dentro de sus argumentos nos recuerda la triada de lo real (lo físico), lo imaginario (construcción mental) y lo simbólico (construcción social), y cómo unos impactan en los otros constantemente. La categoría de imaginario nos permite entender que, aún sin alterar la realidad física, como colectividades vamos formulando discursos los cuales, como fantasmas, perviven en el tiempo y modifican las formas en que habitamos la ciudad.

Tomando como ejemplo algunos casos de las grandes bienales en que Silva ha participado, como Venecia, Sao Paulo o Sidney, nos sitúa en la pregunta por la intersección entre los Imaginarios Urbanos y el arte contemporáneo. De este último menciona tres principios: la instalación, la contextualización  y la intervención, los cuales están presentes también en los Imaginarios Urbanos, pero se diferencian en que en el arte el que propone es el artista y en los Imaginarios Urbanos quien genera las nociones es la ciudadanía. El imaginario, entonces, es susceptible de ser leído desde las artes y los museos porque, al igual que la práctica artística, posee lo que el autor llama una “extrema localización”; a modo de un archivo rizomático y dinámico, los imaginarios se instalan para concebir posibles futuros, presentes y pasados, en los que ya no se habla de la ciudad como un plano físico sino del urbanismo ciudadano, como las construcciones y formas que le damos a el espacio habitado por las personas.

Conferencia Imagen, imaginario y arte público, Armando Silva, Centro de Convenciones Teatro Los Fundadores.

Tal interrogante continúa expandiéndose al encontrarnos con el tema de los imaginarios, y la forma en la que habitamos los espacios, en la obra de Daniel Andujar. En su conferencia, el artista nos cuenta cómo en el Poscapitalismo todos somos productores y consumidores al mismo tiempo pagando el costo con  nuestra identidad. Identificarnos con nuestro rostro, huellas, datos o claves es vital para usar los dispositivos electrónicos que nos sumergen en una “cúpula de confort”, concepto que entendí como una suerte de espacio de aislamiento en donde contamos con todas las herramientas para comunicarnos a distancia pero, al obedecer al sistema económico, tu pago son tus datos e interacciones que  alimentan los negocios tecnológicos.

Retomando el tema de la ciudad, Andújar menciona que la ubicación hoy no es dictada por quienes manejan el poder sino que se focaliza en nuestros bolsillos. En su conferencia nos dice que algunas herramientas, como Google Maps y Google Earth, nos permiten entender las  reconfiguraciones geoestratégicas contemporáneas para las cuales lo importante es a dónde puedes moverte y a dónde no. En este sentido, las obras que Daniel muestra nos confrontan con el control de ciertas corporaciones, la autorización del movimiento y la vigilancia extrema. También se permean temas tan amplios como el archivo en épocas de internet y globalización, las historias personales en pandemia definidas por los espacios que habitamos y el impacto político de la tecnología en la vida diaria. Realmente ¿dónde se crea la tecnología? Los grandes centros de poder y decisión económica, logística, militar y académica son los focos que necesitamos identificar y problematizar.

Conferencia Laberinto Creativo, Daniel Andujar, Centro de Convenciones Teatro Los Fundadores.

Tanto internet como la ciudad han pasado de ser espacios públicos a espacios controlados y privatizados. Al traspasar esos imaginarios,  mencionados por Silva, e ingresar al mundo de la virtualidad es posible darse cuenta, como dice Andujar, que los programas, páginas y herramientas virtuales ya no se pueden desarrollar de forma personal o colectiva con tanta facilidad como en los 90’s, pues hoy en día son desarrollos corporativos y, por lo tanto, tienen sus propias políticas de censura, pudiendo expulsarte del sistema en cualquier momento.

En esta misma línea de ideas sobre lo político y el espacio público, Manuel Delgado en su conferencia sobre sostenibilidad e inclusión menciona que todos los esfuerzos de las áreas del conocimiento deberían estar encaminados a generar ciudades más saludables, pues la ciudad, como un ser viviente, necesita cuidar de su metabolismo. En un recorrido histórico sobre el urbanismo táctico explica cómo esta corriente se define por una ciudad autogestionada que con acciones de contraataque reta el poder establecido desde el movimiento social y la interdisciplinariedad. El objetivo es generar procesos donde, real y metafóricamente, las calles se vuelvan plazas. Pero, esta misma táctica de autoorganización desde abajo, se convirtió en estrategia de imposición desde arriba. Aprovechando el marco político que da el urbanismo táctico, actualmente es usado como excusa para gastar pocos recursos, pacificar la ciudad o realizar acciones decorativas que no son útiles ante problemas de mayor peso.

En mi cabeza, todas las palabras de Manuel Delgado resuenan con ejemplos de nuestra propia ciudad. Estrategias como el color en las calles, las modificaciones en la señalética e incluso el uso de las ciclorutas son parte del urbanismo táctico pero, poco a poco, se desdibujan las preguntas principales: ¿cómo usamos el espacio? ¿qué es lo prioritario? ¿quien diseña nuestra ciudad? Para Delgado muchas acciones de reforma urbana de este tipo se convierten en excusas para retirar a las personas de sus propiedades, lo que abre nuevos interrogantes ¿cómo cambiamos la ciudad respetando a las personas que viven en ella? ¿cómo rompemos la burbuja de los conocimientos aislados? Justo como el conferencista lo dice, no se trata de mejorar la movilidad en una ciudad específica sino de salvar la humanidad y por eso el solo respirar nos hace cómplices o críticos de lo que sucede.

De toda la conferencia de Delgado su conclusión es lo que más llena de ánimo: Aunque menciona que no hay mucho que hacer, reiteró que el pesimismo no debe ser pasividad ni deserción. Con sus propias palabras, “una cosa es que no haya nada que hacer y otra muy diferente es no hacer nada”. Me impacta pensar que mientras hablamos de esto en la ciudad se discute un nuevo plan de ordenamiento territorial, se hace un conversatorio feminista sobre la movilidad de las mujeres en bici por Manizales, se crean obras de arte que cuestionan el desarrollo urbano, y se organizan acciones en defensa de espacios naturales amenazados. Que bueno sería ver una posible articulación de estos actores con los invitados que hablan cada uno de los temas de su interés, para comprender cómo la teoría es real en lo comunitario y cotidiano.

Por último, el tema de lo urbano también estuvo presente en la conferencia de cierre del festival a cargo de Mauro Gil Fournier titulada “Somos el suelo que pisamos”. Su teoría de la arquitectura afectiva es una forma de poner en práctica todo lo mencionado por otros conferencistas. Para Gil, el urbanismo siempre se hace motivado por una acción afectiva que queremos generar y la clave está en ir de la innovación a la vinculación, con una escucha profunda y una red que movilice formas de vida y comunidad, más allá de estructuras. Con ejemplos reales de procesos ciudadanos y metáforas poéticas sobre el suelo y la gravedad, lo invisible que nos acompaña permanentemente genera una idea de ciudad crítica y a la vez sensible.

La manera en que Silva y Gil toman conceptos complejos como el de “imaginario” y “urbanismo afectivo” y lo traducen a partir de imágenes poéticas es sumamente potente y va mucho más allá de sólo captar lo real con la fotografía o la palabra. El cierre de Armando Silva me  dejó conmovida al tenerme que enfrentar a una imagen que me ha hipnotizado los últimos meses: un grupo de garzas grabadas desde la terraza de Bellas Artes con un atardecer de fondo, viviendo la ciudad a su particular manera. Por su parte, Mauro Gil lee un texto sobre Manizales, casi un manifiesto, que es resultado del laboratorio que dictó en el mismo festival, con profunda reflexión donde menciona las abejas y murciélagos del Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona, el cerro San Cancio y algunos ríos, los barrios y las montañas, entre muchas otras referencias de la ciudad. Esta edición del Festival de la Imagen nos deja la pregunta por el imaginario de nuestra propia ciudad.

* Museóloga y docente.

 

Luz, sonido y públicos

En su edición XXIII el Festival de la Imagen realiza un homenaje a György Kepes, quién, en palabras de Felipe César Londoño, miembro del comité organizador del evento, fue “una de las inspiraciones para la creación del programa de Diseño Visual de la Universidad de Caldas”, además de darle  nombre a la revista de su departamento. Con la proyección, por primera vez en Colombia, del documental “György Kepes. Interthinking Art + Science”, y una conferencia de su director Márton Orosz (Hungría) se proponen espacios dentro de la programación para hablar sobre un personaje pionero en el área del diseño y quien desde los años veinte del siglo pasado ya indagaba sobre el new media art

Conferencia Márton Orosz, György Kepes. Interthinking Art + Science, Fundadores. 

La conferencia de Orosz nos muestra cómo evolucionan las ideas y los movimientos en la trayectoria artística. Se centra en el proceso de un artista que utilizó la luz, el sonido y el arte público en una mezcla con innovaciones tecnológicas que aún hoy son presentadas como nuevas categorías de creación, como el láser, las videoproyecciones o los procesos de arte sonoro.  Por medio de una conferencia altamente académica de historia del arte, con información precisa e hilada, terminamos por entender el contexto de una persona que, desconocida para mí, influyó dentro de la escena artística; una de esas clases magistrales en que no quedan  ganas de hacer preguntas  sino de irse a leer e investigar un rato. Este espacio del Foro Internacional me hizo recordar la importancia de divulgar las investigaciones y que, aunque seguimos en una academia centrada en Europa, da pie para  hablar de la interdisciplinariedad y lo digital a través de la historia. 

El segundo día del festival estuvo plagado de tales conceptos: luz, sonido y conversaciones sobre el acceso de diversos públicos. Gracias al inicio de los paisajes sonoros como el del colectivo Nueve Voltios o el viaje perceptivo propuesto por Neko3 y Only Slime, se propicia un acercamiento sensorial que permite interés en la experimentación con la tecnología. Estas sensaciones se detonan por el uso de los sonidos digitales como el theremin y los sintetizadores, los efectos visuales desde el video y el láser, entre otros apoyos tecnológicos. Así mismo sucede con algunas obras de las exposiciones en salas basadas en la video instalación y el arte sonoro. 

Es curioso cómo los eventos anteriormente mencionados (exposiciones y paisajes sonoros) tienen una alta asistencia, tal vez por esta prioridad en la experiencia de quienes los visitan. Entre el calor y el ruido de las personas aglomeradas se puede sentir alegría de ver estos lugares llenos, de escuchar críticas y risas, preguntas y reflexiones, comparaciones e ideas, muchas de ellas de estudiantes universitarios. 

Paisaje sonoro, Puerta Estelar, Nueve Voltios.

Este tema de los públicos atravesó otros cuantos espacios del festival, por ejemplo, de la presentación de Cathie Boyd quedé interesada por entender los objetivos de la gestión y los procesos del Festival Sonica (Glasgow, Inglaterra) y del colectivo de producción Cryptic en donde se apoyan artistas jóvenes con investigaciones interceptadas por la tecnología. Para conocer previamente a qué se enfrentan en términos de producción las ideas de los artistas ya deben estar en realización y tener una prueba piloto en otros espacios. Los procesos apoyados en este contexto resaltan la importancia de crear vínculos aún con las más tradicionales, como la música orquestal, y la experimentación con las tecnologías, los lugares naturales y urbanos, y las propuestas sensibles como escuchar arquitecturas, sensaciones, animales, etc. 

Parafraseando las palabras de Cathie, no quieren en estas iniciativas “estrellas o genios” sino que la potencia reside en generar espacios para que sea posible la experimentación y la creación desde la institución, apoyar procesos y proveer los dispositivos y herramientas necesarias para volver reales sueños bastante complejos de algunos creadores. La cantidad de artistas talentosos que se presentaron en la conferencia nos invita a mirar hacia adentro, preguntarnos por la producción local y revisar modelos de financiación y funcionamiento de este tipo de plataformas de circulación física y digital, así como sus contextos, en las que es posible tener tiempo para crear, recursos para experimentar y estabilidad en la calidad de vida de los artistas para hacer de su práctica algo constante. 

Al preguntarle a Boyd sobre los procesos y la continuidad de los artistas participantes de sus proyectos, explica que buscan un grupo de curadores (aproximadamente 40 representantes internacionales) con el fin de que las obras que circulan en Sónica o Cryptic sean vistas y tengan una perspectiva de futuro; también tienen una apuesta por  gestionar dineros para comisionar prácticas artísticas. 

Conferencia Cathie Boyd, Fundadores. 

El objetivo de estos proyectos presentados por Cathie es hacer en su mayoría arte público y gratuito, especialmente cuando sabemos que muchos de los apoyos provienen  de impuestos gubernamentales. A futuro, siguiendo este objetivo, espera con sus proyectos abrir oportunidades a regiones que no tienen tanto alcance presupuestal. Los públicos, así como en Colombia, constantemente piensan que las grandes instalaciones o propuestas artísticas que se encuentran en espacios públicos “no son para ellos”, pero, de igual manera, lo disfrutan y llegan a sentirse parte de esta experiencia. Siguiendo esta idea, me llama la atención como secciones de la programación que parecieran ser altamente teóricas, como algunas ponencias del foro académico o algunos conversatorios, son en realidad estudios de casos donde creadores y proyectos jóvenes ponen en práctica toda la teoría que se menciona en otros espacios. En las pocas intervenciones de estas secciones a las que pude asistir me encuentro preguntas por las redes de trabajo en la virtualidad y las posibilidades de expansión de la gestión de procesos creativos a nuevos contextos. 

En el conversatorio de Bárbara London y Asher Remy-Toledo se menciona que lo importante en los proyectos de autogestión, circulación y creación es generar comunidad y conversaciones, en este caso entre artistas. Es una apuesta por la disponibilidad de marcos institucionales o autogestionados que permitan la creación y donde el arte ocupe un espacio e influencie con su presencia sea virtual o física. En la sección de comentarios de este conversatorio nos deja dos preguntas abiertas: ¿Cómo trabajar en la brecha generacional que se ensancha cada vez más respecto a lo digital? ¿Es posible reemplazar la presencialidad, la capacidad física de tocarnos y activar los sentidos?

Conversatorio de Bárbara London y Asher Remy-Toledo, Colombo Americano

Estos dos cuestionamientos también los trabaja Anne Horel en su charla en el Seminario Internacional titulada: “‘No es la varita, es el mago’ – Un enfoque consciente de las herramientas de IA en el campo creativo”. En ella la conferencista aborda los temas de la práctica artística, la inteligencia artificial y el arte digital; nos recuerda la rapidez con la que hoy en día las imágenes y plataformas digitales son obsoletas a través de su trabajo con las redes sociales, la cultura web y la cultura popular. Para la creación de su obra utiliza el collage digital, el gif, los diferentes software de Inteligencia Artificial y las herramientas de edición de imagen y video en 3d, cuyos resultados suelen circular en culturas de nicho dentro de las artes digitales.

Al escuchar a este tipo de artistas nos sentimos desactualizados, cuando por ejemplo el debate entre el uso de Photoshop e Inteligencia Artificial es tan similar a las tensiones entre conceptos como análogo y digital que se sostuvieron en años anteriores. La artista considera que su trabajo es una arqueología de medios y me deja la pregunta de realmente quiénes reconocen este lenguaje, tan cambiante y específico. También hace evidente su interés por el misticismo y la espiritualidad contemporánea, mitologías con divinidades de la cultura popular, dioses del universo virtual y obsesiones por el uso de la imagen en internet. 

Conferencia Anne Horel, No es la varita, es el mago’ – Un enfoque consciente de las herramientas de IA en el campo creativo, Fundadores.

Una de las preguntas más interesantes para mí, surgidas de la conferencia de Horel, es: ¿cómo  traspasan las artes digitales de la pantalla al espacio físico?, ¿cuál es la tangibilidad que surge de estos nuevos formatos, efímeros y cambiantes?, ¿cómo pensar la museografía desde el metaverso y desde la realidad? Los materiales en que se imprime, el uso de la ropa y los dispositivos museográficos, los juegos de luz y atmósferas, son formas de llevar estas imágenes de la inteligencia artificial a un plano más corporal. Sus exposiciones con qr, el paso de imagen fija a objetos sólidos y las realidades aumentadas conectan con los espacios expositivos tradicionales y no convencionales. 

Ahora bien, a comparación de otras intervenciones anteriores en festivales sobre la inteligencia artificial, aquí también se ponen sobre la mesa su avance desde 2022 y algunas amenazas o dilemas morales que el artista que las usa debe de cuestionarse.  Uno de ellos es el verdadero conocimiento del software: ¿qué queremos del algoritmo?, ¿buscamos enfatizar la fantasía o acercarnos a la realidad?, ¿cómo el algoritmo impone estéticas en la imagen? Otro aspecto es la relación que establecemos con los dispositivos, ¿la máquina nos puede generar una suerte de pereza en la creatividad?, ¿cómo la inteligencia artificial cambia la forma en que usamos el tiempo?, ¿podemos preservar nuestras decisiones visuales al utilizar este tipo de herramientas?, ¿cómo nos comunicamos con el algoritmo? Ante este ámbito Anne Horel considera (y yo concuerdo)  que en realidad las artes no van a desaparecer: es evidente que la máquina no logra (aún) generar la personalización que logra el ser humano. Por último, Horel nos pregunta sobre el archivo:¿cómo guardamos lo efímero de las imágenes generadas por IA?, ¿qué pasa con los derechos de autor?, ¿de dónde nacen estas imágenes? 

La invitación de Anne ante tales dilemas es a cuestionar la normatividad y preguntarnos para qué queremos usar este tipo de  imágenes, nos reta a buscar la imperfección, a atrevernos a hacer imágenes que no son placenteras ni suaves. También recomienda la combinación de herramientas como un impulso a la creatividad, lo que permite escapar de la regularización que el algoritmo ejerce sobre la visualidad en cada programa; una provocación a reinventar realidades, educar el ojo para detectar la inteligencia artificial y enfrentar que vivimos en una época en la que debemos dudar todo el tiempo de lo visual.  En este sentido, no solamente es deconstruir los estereotipos que tenemos como sociedad y estamos proyectando en la inteligencia artificial, sino también atrevernos a construir nuestros propios mundos con dichas herramientas. 

Estamos ante un nuevo capítulo en la historia del arte y, por consiguiente, la crítica de si es o no válido este tipo de creación se puede situar como un retorno al siglo XIX. Según Horel la inteligencia artificial retoma la pregunta de qué es arte y muchos de los cuestionamientos surgidos  con el nacimiento de la fotografía y el media art: estamos sólo ante una nueva herramienta mucho más compleja de comprender. No en vano las preguntas que le realizaron a Anne Horel vinieron de las voces más jóvenes que he escuchado durante las jornadas del festival quienes realmente se enfrentan a estos debates en su práctica artística.

* Museóloga y docente.

 

 

Algunas reflexiones: trabajo en equipo y dispositivos tecnológicos para el bien común

El que no guarde un trauma de algún trabajo en equipo que lance la primera piedra. Desde el colegio hasta la vida laboral, desde la familia hasta los amigos, intentar planear y ejecutar algo entre diferentes personas es un caos que deja ver lo peor y lo mejor que tenemos para ofrecer. Me llama la atención que las dos conversaciones de la sesión inaugural del foro internacional de la vigésima tercera versión del Festival de la Imagen tocaron este punto en diferentes momentos.

Antonio Lafuente menciona una idea que me cala profundamente y me hace preguntarme cómo estamos articulando las diferentes esferas (culturales, ambientales y artísticas) de Manizales: lo que ocurre en la vida cotidiana tiene poco que ver con lo que sucede en la academia. Enfatiza en que los problemas del día a día no se presentan en compartimientos de conocimiento académico, sino que los sentimos como un acontecimiento general que articula todos los saberes y por lo tanto requiere de respuestas desde la interdisciplinariedad. Pero Lafuente explora más allá al manifestar, pertinentemente dentro de una ciudad universitaria, que todas las personas tienen un conocimiento profundo de las cosas que les concierne en su pequeño mundo, de su cuerpo, de su entorno. La academia tradicionalmente procura tildar ese ámbito como algo demasiado frágil y poco confiable, desestimando y sacando de discusiones sociales a los seres que más sufren las problemáticas de la crisis planetaria. La creencia de que el conocimiento tácito, como lo llama Lafuente, no se puede codificar porque está arraigado al cuerpo y al territorio nos ha llevado al aumento de la desigualdad y a generar espacios elitistas y cerrados.

Ante tal situación Lafuente plantea tres formas de actuar ante estas brechas: la experimentación, para generar preguntas y respuestas con lenguajes que nos representen a todos como colectividad; la importancia de los colectivos ciudadanos y agentes sociales como grupos cognitivos llenos de propuestas para el cambio; y la heterogeneidad como un recursos capaz de producir otras prácticas, preguntas, respuestas y formas de validar el conocimiento.

Aunque Lafuente menciona teorías muy amplias que pueden ser usadas desde los aspectos más utilitarios hasta los más complejos, en esta ocasión presenta la idea de prototipo como una búsqueda de soluciones en el aquí y el ahora, sin necesidad de buscar un producto específico sino un camino para experimentar las singularidades fuera de protocolos, ornamentos y proyectos a futuro. En este sentido, la idea principal es la de la búsqueda del bien común, pero no entendido como la cosa (digamos el aire, el lenguaje o el genoma que aparentemente son propiedad de la humanidad) sino las formas de vincularnos con ello y de imaginar posibilidades de enfrentar sus problemáticas y establecer diálogos. En este proceso es necesario abrir los problemas a otros actores para apropiarnos de ellos, como la privatización de recursos públicos, la contaminación o exclusión dentro de lo que cada comunidad considere sus bienes comunes, haciendo necesario entender los signos de diversos lenguajes para comprender relaciones que no sabemos interpretar.

Por último, parafraseando a Lafuente con las frases que más me gustaron del día, dejó en el aire la idea del tiempo: Necesitamos universidades lentas porque el conocimiento necesariamente implica escuchar y esto es algo que toma mucho tiempo. Me encantaría ver cómo este proceso pasa a la práctica en los laboratorios ciudadanos, tan comunes en Europa, y cómo podría modificarse este discurso al pensarlo desde Latinoamérica, espero que el laboratorio que este investigador está dictando en el marco del mismo festival haya sido un espacio para conversar temas como estos.

Por otro lado está “Geo-poiesis, deriva y confluencias en la imaginaria electrónica”, una coproducción artística entre un artista español, Roc Parés, una curadora española, Roberta Bosco, una artista colombiana, Sandra Rengifo, y un curador colombiano, Fernando Cuevas. Este ejercicio colectivo entre pares internacionales llevó a la concepción de una instalación, a partir de un performance y un video que se proyectarán  en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella en Bogotá.

Contrario a la idea de tiempo de Lafuente, los participantes de este proceso mencionan la complejidad de generar en poco tiempo un proceso creativo conjunto y este hecho queda latente en el resultado ya que las acciones de los artistas, aunque entablan un diálogo entre entre lo liviano y lo pesado, parecen siempre separadas:  Por un lado, Roc Parés en un ejercicio participativo desde la Universidad Jorge Tadeo Lozano, las personas se unieron a inflar globos de helio (con materiales biodegradables) a los que amarraron una cámara 360 para que recorriera el cielo en una deriva. Por otro lado, Sandra Rengifo realizó una video instalación que se basa en utilizar el dispositivo tecnológico (en este caso la cámara fotográfica y el celular) como una compañía para vivir poéticamente momentos y paisajes emocionales. Estos suceden entre ciertos cuerpos cotidianos y una mirada, vigilante pero confusa, donde las capas se fusionan y repiten bajo la atmósfera que rodea la tierra.

Es complejo en este caso comprender cómo se unen estas dos miradas del mundo porque según lo conversado la museografía es vital en la experiencia y al estar la pieza en otra ciudad es muy poca la percepción que tenemos de estos ámbitos espaciales.  Siento que no es precisamente el trabajo conjunto lo que podría resaltar de este proceso ni tampoco las intenciones relacionales o participativas, incluso, la obra de Parés no logra, personalmente, llenar mis expectativas al escuchar el discurso planteado. Pero, a pesar de ello, de la conversación si resalto algunas nociones conceptuales que se podrían aplicar más allá de este proceso. Una de ellas es la idea de contrarrestar la obsesión con la geolocalización que tenemos actualmente enfrentándola a una deriva sin control ni referencia; también el situarnos en una acción poética que define desde dónde miramos y la forma de establecer cruces internacionales de ciertas realidades que nos conciernen sin importar fronteras.

Aunque me conflictúa la idea de la tecnología como forma de ampliar la capacidad humana, me llama mucho la atención los usos no convencionales que podemos darle desde el arte. En una búsqueda por liberarnos del dispositivo la cámara se convierte en un testigo que no es escondido sino señalado. La práctica artística con tecnología nos lleva a capturar el acontecimiento con lo que está a la mano, dando un resultado con temporalidades que se enlazan y espacios que no se pueden determinar.  Permiten, como lo dicen los participantes, experienciar la vida con cuerpos y acciones.

Los artistas y curadores, además, dejan sobre la mesa la posibilidad del arte de intentar trabajar en el defecto: situarse en la fisura de los sistemas tecnológicos como hackers que permiten que se haga pedazos esa imitación de la realidad y que se cuestione la naturaleza propia de la imagen. Al poner luz en estas tinieblas que crean las grandes corporaciones tecnológicas podemos lograr colectivizar el conocimiento y dudar, a través de la imaginación, sobre el control de lo que creamos.

Cuando permitimos que de forma colectiva se de una apropiación de dispositivos tecnológicos estamos teniendo una acción política. En la práctica artística podemos generar espacios desde la impureza del lenguaje y de las acciones, para que estas derivas no busquen resultados concretos ni datos “útiles”  sino, por el contrario, vuelvan a pensar lo aleatorio, la deslocalización y la imperfección que implica ser humanos.

Esto puede verse también en algunas de las obras del Museo de Arte de Caldas que iré mencionando en varias notas. Al entrar, entre las varias obras exhibidas, había un performance llamado: “Poéticas del cuerpo y la obsolescencia programada”, del semillero de investigación en artes mediales (SIAM) del Programa de Artes Plásticas de la Universidad de Caldas. Durante la acción algunos dispositivos, en este caso pantallas de televisor, son golpeados constantemente por cuerpos que hibridan entre cables y luces. Por medio de esta acción, acompañada de palabras transmitidas a través de pantallas y luces led que recuerdan antiguos dispositivos digitales, la obra se pregunta por el constante cambio de la tecnología que requiere un sistema como el capitalismo para sobrevivir, el cual, como mencionaba Roberta Bosco en el conversatorio de la mañana, nos hace sentir constantemente desactualizados y sin acceso.

Ver estas pantallas rotas y los cuerpos desesperados de estudiantes y docentes trabajando juntos, a pesar de lo complejo que suele resultar esta intención de crear en conjunto, me hace  pensar en la importancia hoy en día de no hacer altares a la tecnología sin antes preguntarnos por las relaciones políticas y de capital que atraviesan su creación y apropiación, y sobre cómo la universidad es un espacio necesario para generar estas tensiones.

Poéticas del cuerpo y la obsolescencia programada. Semillero SIAM.

*Museóloga y docente.

Un abrebocas al Festival de la Imagen 2024

Es extraño escribir y hacer festivales mientras el planeta que pisamos se está agotando. Puede parecer una apertura apocalíptica pero la crisis climática es una realidad que inunda, literal y metafóricamente, cada aspecto de nuestra cotidianidad. La supervivencia de múltiples especies está en jaque desde hace ya un tiempo y no hemos tomado las  riendas en el asunto porque requiere dejar de lado las divisiones académicas, territoriales, sociales y biológicas que, como humanos, nos hemos inventado. Mientras el sistema económico actual siga funcionando como depredador de la vida, se hace más urgente la necesidad de generar pensamientos situados y críticos que motiven acciones concretas para reconfigurar nuestra relación con y dentro del ecosistema del que hacemos parte y donde hoy se inserta, para bien o para mal, la tecnología que hemos creado y las necesidades materiales y sociales que ella acarrea.

En esta línea de ideas, la versión vigésimo tercera del Festival Internacional de la Imagen se construye sobre el concepto de la Geo-poiesis, dentro del cual la geografía, el paisaje y la naturaleza se intersectan con la imaginación y la creatividad. En su descripción, más que tomar la naturaleza como tema, la geopoética intenta generar conexiones sensibles, estéticas y plurales, con la tierra de la que tanto nos hemos alejado como sociedad lanzando preguntas tales como: ¿cómo moldeamos nuestros ambientes y cómo, a su vez, estos nos moldean?, ¿desde donde comprendemos la sostenibilidad de lo local? Las posibles reflexiones a partir de estos cuestionamientos estarían situadas en la intersección entre arte, ciencia y tecnología que ha caracterizado este evento y, más allá de una búsqueda de respuesta, nos encontramos ante una apertura de posibilidades.

Partiendo del amplio concepto de Geo-poiesis, el festival propone cuatro líneas curatoriales:  Diseños y tecnologías para la consiliencia, en la que se incluyen propuestas que propicien el enfrentamiento de la crisis planetaria desde la transdisciplinariedad; Redes colaborativas, donde se insertan iniciativas que reflexionen sobre la interconexión de saberes interespecie y el trabajo en conjunto para alcanzar un bien común; Ecosistemas bioculturales, que se centra en procesos que abordan, desde la resiliencia y el dinamismo, los cambios que presenta nuestro entorno; y Lenguajes emergentes, que comprende proyectos enfocados  en el transdiseño y los cruces entre la inteligencia artificial y los saberes ancestrales.

Estas ideas se verán plasmadas en decenas de espacios, de los cuales aproximadamente 90% son gratuitos, como foros, seminarios, audiovisuales, exposiciones, conversatorios, laboratorios y paisajes sonoros con presencia de más de 50 invitados, muchos de ellos presentes previamente  en versiones  anteriores del festival. Este año España es el país invitado (aunque en algunas partes es referida específicamente como Cataluña y no vamos a ignorar esa tensión política aunque no se vincule directamente con el evento), pero el abanico de invitados incluye personas  de Inglaterra, Brasil, Perú, Francia, Estados Unidos, Noruega, Dinamarca, entre otros países, además de varias ciudades de Colombia.

Vale la pena recordar que el Festival de la Imagen es un evento de la Universidad de Caldas, desde el programa de Diseño Visual y el Doctorado en Diseño y Creación  principalmente, y desde hace un par de ediciones se ha sumado a la organización la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, por lo que parte de la programación se desarrolla en dicha ciudad. Complementando esta red de alianzas, desde hace un tiempo vienen realizando ediciones conjuntas con  plataformas nacionales e internacionales con intereses en común, es el caso este año del Festival Panoramic (España) y Sónica (Glasgow, Reino Unido), además de una naciente red, en torno al media art, donde se vinculan instituciones nacionales como el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata, universidades y representantes de consejos nacionales, principalmente de Bogotá, Cali y Manizales.

Pero, si algo ha caracterizado este cubrimiento es que no sólo incluye información que pueden buscar en la  web, así que les dejo algunas preguntas que rondan en mi cabeza al iniciar la asistencia al festival. Una de las ideas más interesantes que he encontrado en el evento es que, más allá de soluciones tecnológicas, es necesario encontrar narrativas y posturas éticas para relacionarnos con el planeta y los sistemas de consumo que hemos construido. Varias veces se menciona el concepto de  transformación del entorno local y sostenibilidad social y natural pero, ¿cómo se sitúa la relación de la Geo-poesis con lo político y el pensamiento crítico en comunidades específicas?, ¿qué se reflexiona sobre la construcción de ciudades en nuestro país?, ¿cómo se entabla diálogo con los procesos permanentes de la región?

Otro de los temas que me llama la atención es la necesidad de explorar diversos lenguajes (poéticos, sensibles, críticos, etc.) para encontrar caminos ante la crisis, en donde en la pasada edición se situó gran parte de la conversación sobre inteligencia artificial desde el desarrollo de códigos y los procesos de la ingeniería, la tecnología y la ciencia. Al ver un aparente giro en la programación, donde parece que se vuelve el foco hacia campos del conocimiento como el del diseño y la arquitectura, me guían algunas  preguntas latentes en torno al cruce disciplinar: ¿cómo entran las reflexiones de la tecnología ante este proceso de entendernos como seres naturales y ancestrales?, ¿cómo el diseño y el trabajo comunitario son un puente entre la utopía y lo pragmático?, ¿qué pasa con la práctica artística dentro de este marco de reflexiones? ¿cómo evolucionarán las reflexiones sobre la inteligencia artificial?

Muchos temas y procesos encontrados en la programación son de mi interés, como el trabajo colaborativo, lo local, el acercamiento al cuerpo y la espiritualidad dentro de lo tecnológico, las posiciones de género presentes en algunas propuestas, la amplia cantidad de mujeres, entre otros. En las próximas notas intentaré, desde la escritura, hacer redes entre estos puentes que el festival ya está desplegando, abordando una parte de las actividades realizadas en Manizales. Vale la pena cerrar recordando que este cubrimiento se basa en una escritura azarosa, corta de tiempo y desde la opinión a vuelo de pájaro de un contexto que tiene muchas capas que se escaparán a las palabras, pero, ¡qué lindo es el ejercicio de mirar con atención para traspasar a la palabra lo que se intuye! Creo en la importancia de crear archivos de lo que detonan estos encuentros para revisarnos en un futuro y me atreveré a dejarlo registrado más allá de las conversaciones de pasillo.

*Museóloga y docente.

 

 

 

 

 

 

El Ministerio de Cultura le apuesta al Festival Internacional de la Imagen como uno de los 100 grandes proyectos de Colombia

Del 6 al 12 de mayo se celebra la edición XXIII del Festival Internacional de la Imagen al que este año el Ministerio de Cultura le apuesta como uno de los 100 grandes proyectos de Colombia y lo hace en la perspectiva de entender un evento que vincula artes y tecnología con territorio y comunidades. “En ese sentido hacemos un especial énfasis en mirar el trabajo que desarrollan los artistas y las comunidades a nivel local. El diseño se ha preocupado mucho por ello, el arte también, las visiones ancestrales de los indígenas por supuesto, tópicos que se trabajan en este festival, junto a temas que tienen que ver con darle voz a las comunidades que no han tenido voz durante mucho tiempo”, explicó el Director del festival Felipe César Londoño López, actual Vicerrector Académico de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, institución que lo produce junto a la Universidad de Caldas.

El certamen se realiza en Manizales y Bogotá bajo el tema central GEOpoiesis con expresiones artísticas muy diversas, a cargo de personas que vienen de todos los géneros, de todas las comunidades, de todas las etnias, buscando mostrar la riqueza biocultural en representación de lo que el festival propone. “Entonces es una invitación para que, desde la música, las artes plásticas, desde las bioinstalaciones, desde el cine digital, se observen las profundas transformaciones que tiene la imagen en perspectiva de la inteligencia artificial y de otros temas”, agregó el Director.

Londoño López amplió el significado de la GEOpoiesis en los tiempos que corren: “Este año el Festival Internacional de la Imagen continúa con la reflexión en torno al papel que los diseñadores tienen junto con los artistas y los científicos en desarrollar acciones positivas frente a la conservación de nuestro entorno, de nuestras geografías, geografías entendidas en un contexto más amplio que la tierra, que las montañas, que los espacios, entendido también como las diferentes culturas. La forma que, desde el diseño, desde el arte, desde la ciencia se pueden adelantar procesos y proyectos específicos que hagan posible en términos de entender nuevas concepciones del lugar, de la identidad, de pertenencia. Propuesta que, como en los años anteriores con Zenopaisajes o Surtropias, está muy pensada en la tecnología, el arte y el diseño, pero en perspectiva del territorio, de nuestras culturas, por supuesto en enlace con las culturas globales y hoy las redes colaborativas posibilitan estas intersecciones, esos diálogos entre ecosistemas bioculturales que nos invitan a desarrollar acciones que hagan frente a los grandes desafíos locales y globales”.

En este sentido se han establecido enlaces con eventos destacados a nivel a nivel nacional e internacional lo que ayuda a fortalecer los vínculos entre Manizales, ahora Bogotá, con territorios tan diversos como España, con Cataluña, el Reino Unido y específicamente Escocia, y por supuesto con otros lugares como Latinoamérica. “Nos interesa mucho que desde estos países se profundice la circulación tanto de artistas locales junto a artistas de otros lugares del mundo mediante coproducciones. Este año tenemos una muy interesante entre artistas de Cataluña y artistas colombianos, un diálogo para pensar la GEOpoiesis en derivas diversas a partir de acciones performáticas que después son exhibidas en espacios museísticos tanto en Manizales como en Bogotá, es un énfasis que se hace especialmente este año”.

Anunció Felipe César Londoño que el festival se unió con el Centro Nacional de las Artes de Bogotá para crear una red nacional de media art, arte en los medios. “Se trata de desarrollar en los próximos años producciones que involucren al Ministerio de Cultura, la Universidad de Caldas y la Universidad Jorge Tadeo Lozano e instituciones como el Banco de la República que desde Manizales está vinculado de manera activa y que ahora lo hará también desde Bogotá, pensando en proyectos y coproducciones que se puedan llevar a cabo para exhibirlas en los días de festival, pero más que un evento, sea un proceso vinculado con el fortalecimiento de los programas académicos”.

El festival de este año ofrece una amplia variedad de actividades, incluyendo exhibiciones, seminarios, paisajes sonoros, talleres, cine (y) digital, conversaciones, entre otros. Estas actividades, de entrada gratuita, excepto el Seminario Internacional, en diferentes espacios de las ciudades de Manizales y Bogotá, fomentan los diálogos de saberes y la distribución democrática del conocimiento.

Finalmente el director del Festival Internacional de la Imagen hizo una invitación cordial a la ciudadanía a seguir el Festival Internacional de la Imagen desde las redes sociales y a visitar el sitio web www.festivaldelaimagen.com donde encontrarán la programación.

 

 

La infelicidad

Este tema será abordado a través de la obra de Denis Johnson (Múnich 1949- Sea Ranch, California 2017), quien después de una infancia en Tokio, Manila y Washington, estudió literatura inglesa en la Universidad de Iowa, de la cual también fue profesor. Autor de libros de poemas, obras de teatro y ensayo. Fue galardonado con el premio Whiting Writer’s Award en 1986, la Lannan Fellowship in Fiction en 1993 y el Premio Robert Frost en 2007. Su primer libro de poemas lo publicó a los diecinueve años, con buena acogida.

Después de una prolongada etapa con graves problemas con las drogas y el alcohol, reapareció a sus treinta y cuatro años con Ángeles derrotados, galardonada por la American Academy and Institute of Arts and Letters con su premio a una primera novela. Posteriormente se ha consolidado como uno de los mejores novelistas norteamericanos, con títulos como Lo que los ojos revelanHijo de JesúsEl nombre del mundo y Árbol de humo. Claramente se nota en su obra la influencia de Robert StoneT. S. EliotSaul Bellow.

La vida está hecha de oportunidades y tropiezos, de sombras y luces, de posibilidades e incertidumbres, de logros y frustraciones, etc., pero no tenemos otra opción que enfrentarlos, alcanzarlos y superarlos como y cuando se presenten, y saber que una vez sobrepasados, habrá otros a afrontar, de eso se trata, lo que no podemos hacer es aceptarlos pasivamente y dejarnos vencer.

Los ángeles son seres puros, no sometidos al vaivén del bien y el mal, pues en su mundo no habita esa dicotomía y su misión es acompañar a los humanos, quienes si están inmersos en ese péndulo, pero bajados de ese mundo ideal a este terrenal, no tienen forma de sustraerse a esa vorágine que presenta el mundo y muchos sucumben en él. El título original de su obra la asignó Denis Johnson como Ángeles, publicada en 1983, pero tras su éxito fue traducida al español, pero con el nombre Ángeles derrotados que al leerla asimilamos perfectamente pues esa pareja de almas desgarradas que tratan de encontrarse para sobrevivir terminan siendo solo almas descarriadas.

Al respecto en la presentación que hace del libro, el Director de cine, guionista y escritor español, Licenciado en Filosofía y Letras, Manuel Gutierrez Aragón y que tituló La intimidad de las ratas, afirmó:

El viaje de Jamie y Bill con sus niñas a través de ciudades, autopistas, moteles y hamburgueserías no es ninguna metáfora sobre la realidad y el infierno. La metáfora y la realidad han acortado distancias. Una hamburguesa es la metáfora de una rata despellejada. Pero deja de serlo si está hecha con ratas despellejadas.

 … Bill y Jamie tampoco añoran nada. No existe el resorte novelístico del recuerdo, los personajes viven al día, al momento; no pueden, pues tener conciencia buena o mala porque solo son ahora. No han contemplado su propia infancia. Son técnicamente   ángeles.

Nos presentan a una joven madre con dos hijas una de meses, Baby Ellen y Miranda de cinco años. Acaba de abandonar a su marido quien trató dos veces de estrangularla, porque ella no lo comprendía. Esa violencia intrafamiliar la deja tan marcada que con sus pequeñas dentro de un autobús en el que llevan varios días viajando, sin rumbo, le dice a la mayorcita: si no te portas bien se lo diré al conductor, te echará del autocar y te dejará en ese desierto. En plena oscuridad con las serpientes. Pero al instante el remordimiento aflora. Miró con odio los ojos cerrados de Miranda y enseguida se dio cuenta que la niña se había dormido. La carga de su ira cedió ante la ingravidez del miedo… Se llevó las manos a la cara y lloró. 

Será en ese viaje que conoce a Bill Houston, casado tres veces, otro abandonado a su suerte y como almas gemelas o ángeles perdidos, se encuentran, sin saberse para qué. Deambulan por diferentes ciudades, Pittsburgh, Chicago, malolientes moteles, bares y cantinas de mala muerte. …a Jamie no le importaba que el Magellan fuese un hotel siniestro, lleno de fugitivos, con agujeros en las alfombras raídas y mantas que olían a tristeza. Hicieron lo posible por conservar esa naciente, pero dificultosa relación, hasta que decidieron separarse y abandonar lo que parecía tampoco iba a funcionar.

En cuanto a Bill, ya sea en sus rascas o en sus resacas le atormentaba su vida y su poco éxito en lo que emprendía y así lo sentía:

No era más que un idiota en marcha, tan desabrido como el viento. Era un ex marinero, un ex malhechor –aunque en verdad ignoraba qué mal había hecho–, un ex marido –en realidad tres veces ex marido–, y en Pittburgh se había despedido de Jamie y del dinero para gastarlo como el marinero que ya no era, abofetear a la niña de Jamie, Miranda –que casi con toda seguridad terminaría siendo una putilla barata–, y pasarse embutido en una  niebla alcohólica la mitad del tiempo que estuvo con ella.

Por su parte Jamie, desesperada por reencontrarlo, en Chicago, acude a todas las formas de dar con él y es así como cae en una trampa de la cual no supo cómo escapó, aunque terminó siendo violada:

No la abofeteaba fuerte, solo como si tratara de mantenerla consciente. Le ayudaba Randall el cuñado.

–Es tan maravilloso que no puedo soportarlo—exclamó Ned Colocon.

El cuñado era menos hablador. Se limitaba, cruel, a causarle constantemente dolor de diversas maneras al tiempo que le alzaba por las esposas. Jamie comprendió que era un sádico y que, como mínimo, le rompería los brazos. Se dejó hacer de todo con una nausea tan incesante que apenas hubiera sido capaz de garabatear su nombre en el sereno mundo de barbitúricos en que habitaba.

Al fin seria Bill quien la encontraría en el Departamento de Asistencia Infantil y así continuaría la cadena de infortunios, tratando de salir del atolladero en que se encontraban, cayeron más bajo de lo esperado, pues con sus hermanastros James, bueno para nada y Burris, drogadicto declarado, y el amigo de ellos Dwight Snow, diseñaron el plan para asaltar el First State Bank. Dwight, sentaba cátedra sobre sus habilidades, con lo cual ganaba seguridad y confianza entre los hermanos Houston:

Vas de puntillas y no tienes ningún control sobre lo que te rodea, ni idea de lo que te espera allí dentro. Te puedes encontrar delante el calibre doce de algún vigilante.  A algún psicópata que está en la cama colocado hasta las cejas y que se vuelve paranoico  todas las noches de su vida. Me siento mucho más cómodo dando un golpe durante el día en las asociaciones de crédito a la construcción de mi barrio, o en la joyería local.  

La idea de los ángeles como seres incorruptibles, y además si son derrotados, constituye la  contraposición permanente entre el bien y el mal, la culpa y la inocencia y su consecuente delito y castigo, protagonizados por seres perdedores, estigmatizados, decadentes, víctimas de la ambición, la incomprensión, los vicios, las circunstancias, etc. Juzgar sin análisis que conduzcan a considerar todas las circunstancias, las necesidades, la escasez de oportunidades, la degradación, la violencia infligida, las vanas ilusiones, etc., constituye en lugar de un juicio justo, un juzgamiento sesgado y lleno de prejuicios que como personas debemos evitar para poder comprender al otro enmarcado dentro de la sociedad en la cual nos hallamos inmersos.

Esas vidas tan desgraciadas, tan disfuncionales no solo golpean a los protagonistas, sino que se proyectan con toda su amargura y dolor sobre los inocentes que los acompañan, como en el caso de las niñas que tuvieron que ser enviadas al lado de su padre, llevadas al aeropuerto por la mamá de Bill y sus dos nueras, quien apresurada por ver la noticia de la ejecución de su hijo, al comprar el periódico, la niña Miranda vio un titular sobre su mamá y preguntó:

–Señora Houston, señora Houston.   –Casi estamos en el avión le explicó. ¿Qué quieres?– ¿Dice el periódico que mi madre ha muerto? –preguntó la niña.       

Las tres mujeres guardaron silencio. –¿Cómo? —inquirió al fin Jeanine. –¿Dice que ha muerto? –repitió Miranda. –No, cariño –contestó Jeanine, que no encontraba   palabras para explicarle—.

No, tu mamá no está muerta. Solo está descansando.–       

Cuando uno se muere dicen  que está descansando— observó Miranda.

Como en la tragedia griega estos personajes nos producen temor porque también son seres humanos como nosotros y nos mueven a la compasión por su desdicha. Esa cadena de infortunios los conducirá irremediablemente al peor de los finales.

*Profesional en Filosofía y Letras Universidad de Caldas.