En esta pandemia se aprende o se aprende

Como a todo el mundo, literal, la pandemia pasó cuenta de cobro al grupo manizaleño Actores en Escena. En el mes de marzo de 2020 abruptamente y hasta nueva orden, debieron suspender las presentaciones en sala, las clases de teatro y varias giras a nivel nacional que tenían programadas para este año.

“Quedamos mirando para el páramo”, dice Leonardo Arias quien junto a Liliana Díaz fundó hace 27 años la compañía Actores en Escena, aniversario que se cumplirá en el mes de enero próximo. Del proyecto hace parte también su hijo Alejandro Arias Díaz.

Con su larga y fructífera trayectoria, estos tres artistas decidieron regresar en el mes de julio a la sede del Barrio Versalles, una casa patrimonio arquitectónico de la ciudad que ocuparon en otra época por varios años, y allí seguir “inventándose”, bajo los nuevos retos que impuso la crisis por el COVID 19, y sobre todo, con creatividad y optimismo.

“Nos obligó a una dinámica muy interesante”, afirma Liliana, haciendo gala de las expresiones gestuales propias de una actriz consagrada. “Pasamos por el estado de pánico, luego por la experimentación y luego por el aprendizaje. En esta pandemia o se aprende o se aprende, nos dijeron desde arriba”.

Varias circunstancias predestinadas han favorecido a Actores en Escena para continuar con la dinámica de exhibir su repertorio tanto en vivo y en directo como por streaming:

Que son tres actores en confinamiento, que tienen espacio teatral y que cuentan con un extenso catálogo de obras. Y un valor agregado, Alejandro, mediante su profesión de Diseñador Visual, investiga, aplica, ensaya. Ha hecho prácticamente un doctorado que los llevó a otro lenguaje.

“Tenemos que hacer el ejercicio de coger las primeras transmisiones y las últimas y así nos daremos cuenta de la evolución del proceso. Empezó con trabajo de edición, más complicado que hacer un montaje derecho porque implica acomodarnos a una pantalla. Cuando edita, por ejemplo a dos cámaras, logra el gesto del actor, tiene que acercarse, en la obra derecho no lo puede hacer”, explican Liliana y Leonardo.

“En cuando a la iluminación, también es diferente a la que se utiliza para teatro porque no es lo mismo lo que capta el ojo humano a lo que capta el lente de una cámara, las fuerzas de luz son muy distintas. Entonces el lenguaje audiovisual lo obliga a uno a cortar, de donde viene el rayo de luz, poner más luz para que el efecto se logre…”

Esta producción tan interesante le ha significado a Actores en Escena invitaciones a festivales de varias partes del mundo. “Nos adaptamos a la virtualidad con la calidad que corresponde a esa virtualidad”, dicen con la satisfacción de haber logrado resistir con éxito esta nueva realidad.

Liliana y Leonardo tienen claro que esto no es teatro, como lo sustentan expertos en el tema.  “Hacemos producciones de teatro para formato audiovisual. Lo importante es que entendimos rápidamente qué era lo que teníamos y lo que teníamos qué hacer. Volveremos a la presencialidad pero la virtualidad llegó para quedarse”.  Han logrado captar público en todo el mundo gracias a sus 8 obras en formato audiovisual. “Para nosotros ha sido una bendición en medio de esta crisis financiera tan horrible”, expresan.

Aun cuando los primeros seis meses de confinamiento muchos de los espectadores aportaron dinero, logrando sostener el nivel de ingresos como si tuvieran la sala abierta, cuando se inició la apertura el nivel bajó casi a cero.  “Las políticas de reactivación del gobierno, sostienen, desafortunadamente no apoyan. El famoso alivio de los bancos se convirtió en un dolor de cabeza para todos, no han hecho sino beneficiarse a cuenta de intereses. Los bancos son felices refinanciando deudas”.

Sobre la plata proveniente de ley de espectáculos públicos, revelan, si bien es cierto se destinó no solo a financiar salas sino para apoyar otras alternativas, “permitió a las administraciones locales coger ese recurso y atender lo que tradicionalmente atendía y los recursos del presupuesto no los aplicaron”.

Liliana y Leonardo son contundentes en su conclusión: el sistema cultural no está abrigado de manera consciente y consecuente por el estado.

 

Conversar del dato para mejorar la calidad vida del ciudadano

Propone la Secretaria de Planeación de Manizales.

“En mi experiencia he encontrado que la información es poder solamente si los ciudadanos la saben usar. No se trata solo de poner información al servicio de la gente sino que la gente sea capaz de utilizar y consumir esa información. Esto nos cae muy bien cuando empezamos a hablar con tanta fuerza de ciudades inteligentes, pero se nos olvida a quienes tomamos decisiones, que una ciudad inteligente no es la ciudad donde hay muchos datos alrededor, donde las cosas funcionan con inteligencia artificial, donde tenemos aplicaciones para hacer absolutamente todo, y los ciudadanos no son capaces de hacer uso de estas herramientas. Una ciudad inteligente solamente es posible si tenemos ciudadanos que sean inteligentes.”, afirmó la Secretaria de Planeación de Manizales, Natalia Escobar Santander durante la conmemoración del Día Internacional de la Ciudad Educadora el pasado 30 de noviembre. Anunció la creación del “Laboratorio de innovación pública” en convenio con la Universidad de Caldas, con el objetivo es cerrar esta brecha.

Es evidente que como sociedad damos pasos para la democratización del conocimiento, pero, aseguró, éste se encuentra muy concentrado en pequeñas élites, en instituciones, en altos niveles intelectuales, y es complejo bajar la información al ciudadano. Para lograrlo, advierte la funcionaria, debe haber cambios de lenguajes, de retórica, de estilos, de presentación. “Es una pelea difícil tratar de sacar los temas de la universidad para ponerlos al servicio de la gente, investigar alrededor de los temas que son importantes para la gente, traducir en lenguaje ciudadano las cosas que nos gusta decir con palabras muy técnicas”. Dice que en la medida que los ciudadanos logren entender de qué se trata esta pelea, avanzaremos en firme hacia la democratización del conocimiento.

INVOLUCRAMIENTO CIUDADANO

Para Escobar Santander hay dos tareas paralelas muy importantes que se tienen que hacer: por un lado facilitar a los ciudadanos el acceso a más información y por otro formar a los ciudadanos para consumir esa información. “Desde la administración lo llamamos involucramiento ciudadano porque creemos que a veces la participación ciudadana se queda en aquellas instancias de participación muy formales consignadas en la Constitución del 91. Mecanismos que generan participación entre el ciudadano y el estado a veces mediados por los jueces, tales como acciones populares y tutelas que han reemplazado el diálogo entre ciudadanos y tomadores de decisiones”.

Con involucramiento ciudadano se refiere también a la participación de colectivos ciudadanos que no tienen personería jurídica, ni pertenecen a juntas de acción comunal, que no hacen uso de dispositivos de participación creados por la constitución, pero que son actores importantes para generar diálogos “y por eso creemos que desde los gobiernos debemos tener la capacidad de llegarles y un poco de superar la mirada de participación desde las juntas de acción comunal.

La meta de esta administración es lograr en 4 años el involucramiento ciudadano con acciones que permitan abrir conversaciones con los ciudadanos, “que trasciendan esos espacios de diálogo creados a través de los jueces. Incluso creemos que los ciudadanos acuden a las tutelas porque no tienen los canales de diálogo con la administración municipal y uno de los objetivos es abrirlos”.

INNOVACIÓN PÚBLICA

Y ¿Cómo se va a hacer? La Secretaría de Planeación trabaja en un proyecto denominado “Laboratorio de innovación pública”. Lo recalca Escobar Santander: no busca innovar desde lo público, busca innovar con los ciudadanos para encontrar soluciones a los retos públicos, o sea, aquellos que son comunes a los ciudadanos

El proyecto se está empezando a gestionar con la Universidad de Caldas, y se espera un desarrollo bien interesante alrededor de varios componentes:

. Datos abiertos, es decir, poner la información que tiene la administración municipal,  libre para que los ciudadanos la descarguen y la usen sin tener que acudir a derechos de petición, como ha sido históricamente, haciendo uso de mecanismos de gobierno abierto que garanticen la transparencia de la información.

. Una agenda propia de objetivos de desarrollo sostenible, lo que significa traer la agenda global y aterrizarla en el territorio local con unas metas para Manizales hacia el año 2030 y sus respectivos componentes de seguimiento.

. Un laboratorio ciudadano, en el que, a través de espacios de cocreación, las personas ayuden a resolver los retos públicos alrededor de investigación aplicada, para lo cual se va a lanzar con el sistema universitario de Manizales un programa de becas que permitirá a los estudiantes de maestrías investigar en temas consignados en el plan de desarrollo de Manizales. El programa incluye tanto apoyo económico en efectivo para trabajo de campo como una reducción en las matrículas. Esta es una apuesta de la administración municipal para ser más activos en los temas de educación superior.

. Por último, una aplicación basada en la evidencia, y así los datos generados en las universidades, los que salen de las investigaciones, los que arrojen los indicadores, finalmente sirvan para tomar decisiones y concretar políticas basadas en resultados.

De lección en todos los temas de datos queda a Natalia Escobar la premisa alrededor de la cual se está trabajando: “no queremos concentrar el conocimiento en este despacho, lo que queremos es propiciar una conversación del dato de manera que sirva para innovar la realidad de los ciudadanos”. Cómo el dato sirve para transformar la calidad de vida de la gente, es el objetivo de la Secretaría de Planeación de Manizales en estos cuatro años.

CIUDAD EDUCADORA

En el conversatorio sobre ciudades educadoras, llevado a cabo a instancias del Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona, participaron también Carlos Pinto Secretario de Planeación de Bello, Gregorio Hernández Profesor de la Universidad de Caldas, Sebastián Vera Estudiante de Antropología.

Natalia Escobar informó que desde la administración ven a Manizales con un gran potencial educador y desde hace muchos años también como ciudad universitaria. ”Pero esto es más que tener muchas universidades”. Para la ejecutiva, quien dirigió durante varios años el programa Manizales como Vamos, debe ser una ciudad en la que el entorno urbano propicia que se consolide como ciudad educadora, y converja como ciudad del aprendizaje con un trabajo que permita garantizar una educación que salga de las aulas, pero también que los ciudadanos encuentren un ciclo completo para generar todas las capacidades que requiere su inserción en la sociedad.

Se refirió a una apuesta muy grande en primera infancia que tiene la Administración Municipal, con un presupuesto 8 veces el de años anteriores “porque consideramos que los primeros 5 años de vida son determinantes para desarrollar las capacidades de los niños, lo que no se haga en este tiempo probablemente ya no lo podemos recuperar”. La idea es hacer un proyecto ambicioso que posibilite una atención integral, sobre todo a los niños más vulnerables.

En educación básica y media, indicó la Secretaria, se está haciendo un esfuerzo por universalizar un programa que permitirá a la mayoría de los niños comprender lo que leen. “Parte de las dificultades cuando empiezan las pruebas o entran a la universidad, es que no entienden lo que leen.  A través de un trabajo que ya se empezó en todas las instituciones públicas de la ciudad, esperamos lo logren todos los niños en estos cuatro años. Estamos en un 50%”.

En educación superior se quiere tener un papel más activo. Se trata de mirar cómo involucrar el ecosistema de las universidades con sus capacidades investigativas a lo que necesita la ciudad “Creamos el programa de becas para poner todo el conocimiento que producen las universidades, que no se usa porque ni siquiera los tomadores de decisiones saben que existen, al servicio de las necesidades hacia donde queremos orientar la ciudad”.

Los temas de investigación que se quieren propiciar están alrededor de los retos del desarrollo sostenible y de la agenda global. “En este momento que se habla de reactivación económica ya tenemos muchas señales que nos indican que debe ser sostenible, casi que nos permita hacer un viraje en una economía más justa, más sostenible y más incluyente”.

Lo que se quiere es una apuesta grande para que haya más investigación apoyada desde la administración y desde las universidades en temas estratégicos de la agenda a futuro.

Para finalizar Escobar Santander anunció el énfasis que hará la Alcaldía en generar una infraestructura y un entorno urbano que propicien la educación. Un proyecto es el parque central universitario, actualmente en estudio y diseños, ”donde podamos hacer realidad un espacio público más sostenible, bajándole la priorización al vehículo particular, que invite a que esta sea la ciudad universitaria, la ciudad educadora”.

Antología de la escritura dramática de Caldas

La investigación, realizada en 1997, denominada “El texto dramático caldense y su puesta en escena”, becada por COLCULTURA y el Fondo Mixto para la Cultura de Caldas, permitió a los investigadores un acercamiento a la literatura dramática en Caldas, y facilitó la recopilación, lectura y análisis de más de 100 obras de teatro caldense. Este trabajo investigativo publicado por el Centro Editorial de la Universidad de Caldas, en 1999, estuvo orientado a encontrar las formas, los contenidos y las regularidades de dichos textos, sus puntos fuertes y sus debilidades.

Dicha investigación afianzó la idea del proyecto, también investigativo, “Historia del teatro en Caldas”. Una de las conclusiones de la investigación, antes mencionada, es que las falencias del teatro en Caldas y Manizales se deben a la falta de investigación histórica y publicación de sus productos. Además, este proyecto y/o línea de investigación ha dado otros frutos como “La colección sonora de la antología del teatro caldense” y “¡Al aire el sombrero! Un acercamiento al teatro como hecho social en Manizales en los primeros cincuenta años del siglo XX”, publicados en el 2008 y 2012 respectivamente, además del proyecto en elaboración sobre la imagen gráfica del teatro caldense, aquella misma que promociona los diferentes eventos y producciones del hecho teatral de la región, la historia del departamento de Artes Escénicas de la Universidad de Caldas y monografía del maestro Oscar Jurado, entre otros, y pone ahora a consideración de los lectores, investigadores teatrales, académicos, literatos y oficiantes del teatro en Caldas y Colombia, la “Antología de la escritura dramática de Caldas”.

Esta última es, más que una antología, una lectura comentada sobre el compendio de obras dramáticas caldenses -que se encuentran en un archivo del proyecto “Historia del teatro en Caldas”-, que permitirá la confrontación y proyección de la dramaturgia caldense, no sólo desde el ámbito escénico, sino desde el literario, y ofrecerá a Colombia una muestra del teatro caldense y manizaleño y, por ende, de la identidad cultural de Caldas. Además, significará un avance importante para la construcción de la historia del teatro en Colombia.

Entre otras cosas, el proyecto de investigación “Historia del teatro de Caldas” tiene en su haber documental un archivo, una base de datos bibliográficos textuales, gráficos y periodísticos, para la historiografía del hecho escénico en Caldas, como también una lista sistematizada de obras de autores caldenses, cercanas a ciento treinta, además de noticias sobre la existencia de textos que no se han podido recuperar o que definitivamente se perdieron en el tiempo, lo que permitirá hacer un análisis acerca del reconocimiento y la valoración a esos autores dramáticos, a los actores que participaron en esos montajes, a los temas y a los personajes. Encontraremos los criterios de selección de los investigadores para la estructuración de la antología de la escritura dramática caldense. Los propósitos de la misma para aportarle a la historia del teatro caldense; algunos apuntes sobre el texto dramático de Caldas y algunas referencias sobre los textos dramáticos inéditos, aquellos de los cuales tenemos noticias pero no se han podido hallar aún.

Se establecen las huellas de la literatura teatral caldense,  lo que permitirá rastrear la dramaturgia publicada en diferentes medios escritos, la dramaturgia adaptada, las creaciones colectivas, la obras que han obtenido premios o reconocimiento en concursos literarios de dramaturgia y por último un recorrido testimonial por las regiones del departamento de Caldas, dando cuenta de su producción dramatúrgica para afianzar la identidad histórico cultural.

El texto dramático caldense es corto, inédito en un gran porcentaje, abarca argumentos y temáticas desde lo rural hasta lo urbano, representa las cotidianidades de las comunidades, reflexiona sobre sus valores, costumbres y tradiciones; revela las aspiraciones, sueños y anhelos de sus personajes, sugiere los espacios, tiempos y contextos de la región.

En la segunda parte encontraremos la selección de textos dramáticos para la apreciación y reconocimiento de lo grande y versátil que es el hecho teatral de Caldas desde su escritura misma.

“El matrimonio de las animas”, adaptación de Aníbal Valencia Ospina,  es una fiesta de cuadros de costumbres y tradiciones del norte de Caldas; “El desván” es un drama que nos lleva a los recuerdos como “rebujo” (o reflujo, desorden, como se dice popularmente), original de Jairo Gómez Hincapié; “El guardaespaldas”, un entretenido texto de comedia ligera que nos pone de presente la paranoia de la seguridad, original de Reynel Ramírez Marulanda; de este mismo autor publicamos el drama original “La última milonga”, como un baile con la muerte; y “El Muerto de mañana”, una adaptación de Víctor Hugo Fajardo Garcés, drama de mitificación de la violencia en el occidente de Caldas.

Se publica en esta antología “Éxodo”, una estructura dramática para la puesta en escena en espacios no convencionales de un performance, con la dirección de Alexander Pérez, una creación colectiva del grupo Avatares Teatro de Manizales y su tema gira sobre la fertilidad y la violencia; el maestro Rubén Darío Zuluaga Gómez, hace una adaptación titulada “La Pensión” en una carrillera, un vagón que va a una estación de un mundo sin sentido; “ Resolana” es un drama tormenta del alma, original de Luis Alberto Meza y Jairo Hernán Uribe; “ La muerte, el muerto, y la muertecita”, original de Jaime Tabares Castrillón, un bello juguete cómico y pantomímico, que realmente se puede considerar un charada a la muerte; de Aparicio Posada Arbeláez se publica su obra original “Veinticatorcemil sonrisas”, sin lugar a dudas un viaje sideral por la alegría.

Luis Giovanny Largo León escribe en sus principios como dramaturgo un drama original de amores y desamores de familia, titulado “Dos para el infierno”; “El candil” es un drama original de Luis Wilfredo Garcés Ospina con un argumento que oscila entre la realidad y la pesadilla; “Yankee, el negro de doña Josefa”, original de José Asdrúbal Betancourt Gil, historia de los esclavos del occidente caldense; “El muerto al pozo y el vivo al gozo”, original de Ober Gálvez García, texto fiestero y de zafarrancho, una la leyenda de un borracho muerto- vivo; del maestro Mario Nova Vélez publicamos dos originales y bellos dramas “Como tallan los recuerdos”, historia de una solterona con sus ilusiones envejecidas, y el drama “La hojas secas” todo un canto al hábito de amarse; de Jorge Alberto Sarasa, “El aroma del sentimiento”, una original obra inspirada en la vida y la muerte de un forajido de pueblo.

El más emblemático hombre de teatro de Caldas y reconocido como maestro del teatro colombiano, Oscar Jurado, escribe en original “Ellos tienen la culpa” un verdadero drama de protesta a la violencia en Colombia; Néstor Gustavo Díaz, tiene su nombre en la historia de la literatura Caldense y de él publicamos dos texto originales, “El místico burdel”, inspirado en la leyenda de la madre Anatolia Meza, un gran referente del teatro como biografía, y un drama catalogado como documento de referencia histórica, “La estrella de la noche invertida”, documento histórico para una puesta en escena; de Nicolás Augusto Quintero el texto “Rolanda puta, Rolanda santa” inspirada en una historia de vida de pueblo, en una “parroquia” con sus “perdidas” y sus “perdidos”; Carlos Julio Duque escribe en original texto el drama “Subfondo” del teatro surrealista; también la obra “Iré Vestida de Carmín”, un bello drama urbano de mundos paralelos, original del maestro Carlos Alberto Molano Monsalve; y el tema de los espantos y sustos que originan los mitos y las leyendas del occidente de Caldas, especialmente en Riosucio, con la investigación “Mitos, leyendas y algo más…” de Omar Marín Cardona.

Se concluye finalmente que “La antología de la escritura dramática caldense” será un referente en la historia de la literatura regional y nacional como la primera en su género, y le mostrará al mundo la riqueza literaria en lo dramático, el sentido de nuestro imaginario cultural para hacer el hecho teatral de la región en un asunto que nos representa.

También concluimos que esta primera Antología hace necesaria un segundo volumen de la antología de la escritura dramática caldense, dado los diferentes hallazgos que los investigadores antologistas tienen en un archivo disponible para los hacedores del teatro colombiano.

Por último, recomendamos hacer consulta de las fuentes bibliográfica ya que allí podrán encontrar documentos que facilitan la construcción de la historia del teatro del departamento de Caldas.

*Profesional en Artes Escénicas, profesional en Gestión Cultural y Comunicativa y magíster en Ciencias Sociales.

**Luis Wilfredo Garcés Ospina es filósofo de la Universidad de Caldas, especialista en educación y magister en educación con énfasis en multimedia.

 

El eterno retorno

Martín Franco. Autor del libro “La sombra de mi padre”.

El tema de las relaciones padres-hijos, ha mostrado diferentes facetas, algunas veces de admiración y reconocimiento, y otras de malentendidos recíprocos y parálisis mutuas y  como lo podemos encontrar en la apreciación de Simone de Beauvoir, con su madre, manifiesto en su libro Una muerte muy dulce

Pero, porque era mi madre, sus frases desagradables me molestaban más que si   hubieran salido de otros labios. Y me sentía tan crispada como a los veinte años cuando ella –con su habitual torpeza– trataba de hablar íntimamente: “Ya sé que no me consideras inteligente. Pero, de cualquier manera, de mi procede tu vitalidad y eso me complace.” De todo corazón me hubiera mostrado de acuerdo sobre este último punto; el comienzo de su frase me había cortado el impulso. De ese modo nos paralizábamos mutuamente.

Por su parte Manuel Vilas en Ordesa, asegura sobre la relación con su padre: Éramos padre e hijo entonces, en una forma en que ya nunca lo volveríamos a ser. /Jugábamos muy bien. /Formábamos un solo ser, nos fundíamos. /Éramos amor. /Pero nunca lo hablamos, nunca lo dijimos. /Nunca. Héctor Abad Facio-Lince, manifiesta su admiración hacia su progenitor y el temor por su pérdida así: La idea más insoportable de mi infancia era imaginar que mi papá se pudiera morir, y por eso yo había resuelto tirarme al río Medellín si él llegaba a morirse

En su libro autobiográfico Sara Jaramillo Klinkert, Cómo maté a mi padre, describe:

A veces se quedaba mirándome como si no hubiera en el mundo nada más qué mirar y yo me perdía en sus ojos y en su risa y en sus muecas, sin saber que me pasaría el resto de la vida evocándolas para que no se me olvidaran…  Aunque teníamos mayordomo, a él le encantaba llegar de la oficina y ponerse a podar la grama, abonar los arboles, coger la frutas maduras y arrancar las malas hierbas. Yo, a veces, le ayudaba, no es que me preocuparan las malas hierbas, sino que era mi excusa para pasar toda la tarde a su lado.

Marta Orrantia, en Cipriano, lo describe en una ceremonia de despedida de su hija muerta, diciéndole:

Lo único que puedo hacer es pedirte perdón. Por todo el sufrimiento del que no te pude proteger. Por todas las lagrimas que no pude evitar que derramaras. Por todas las pesadillas que tuviste y todos los monstruos que debiste matar sola. Sé que esta ceremonia es para despedirte, pero yo no quisiera que te fueras. Quiero que te quedes a mi lado, que te extravíes en ese camino hacia el más allá y termines en mi casa, junto a mí, escuchándome pedirte perdón.

Y ahora encontramos al periodista de la Pontificia Universidad Javeriana, Martín Franco Vélez (Manizales, 1981), quien se inició en la sección de cultura del periódico El Tiempo, y ha trabajado en varios de los principales medios escritos del país: CromosDonjuán, SoHo. Ha sido profesor de periodismo durante casi un lustro en la Universidad Javeriana y colabora con El EspectadorArcadiaEl Malpensante La Patria. Su primer libro, La sombra de mi padre, sobre la temática que hemos esbozado, nos perturba por la inusual forma de plantearle no solo a su padre, sino también a la familia, sus inquietudes e inconformismo, ahora que también es padre. La única forma de desahogo, catarsis y reconciliación lo logra con este testimonio autobiográfico.

La narración cubre cuatro generaciones, representadas por su abuelo Emilio Franco Arango, su padre Jorge Franco, él Martín y su hijo Emilio. Han sido desplazados, su abuelo por la violencia, su padre por despido empresarial y Martín buscando su futuro, lejos de Manizales. Han soportado situaciones dolorosas, su abuelo, según dice, fue echado de la finca por su hijo Jorge, Martín echó de su apartamento a sus padres y espera que en el futuro algo similar pueda sucederle.

La simiente del problema pudo haber sido cuando estando furiosos en medio de una borrachera, Martín le gritó a su padre “No sea güevón”, y lo vi pararse de su asiento, con su sombrero aguadeño que nunca se quita, y lo vi venir hacia mí con las manos a la altura del pecho, los puños cerrados, la cara torcida en un rictus de rabia. Esto sería apenas el detonante de una situación, que se iría complicando por la ausencia, las críticas, los resentimientos, la terquedad y finalmente el implacable y a veces injusto juicio de los hijos.

Luego tratando de recomponer la situación Martín, en una carta que envió a su padre, aprovecha no solo para sentar su punto de vista, sino para juzgar y sostiene en ella:

Perdóname si esto te duele papá, pero créeme que a mí me duele más decirlo: me duele en el alma ver como tu te encierras allá en la finca a tomar whisky desde hace más de diez o quince años y que mi mama, mientras tanto, sigue partiéndose el lomo trabajando en su jardín infantil. Me duele ver como desde hace una cantidad de años te refugiaste en la excusa de no conseguir un empleo para no hacer nada más. Eso es lo que siento y discúlpame.

Además lo recrimina por la sobreprotección a su hermano Andrés y le augura que eso lo perjudicará cuando ellos falten, sin saber que antes los hará sufrir tremendamente. Y sobre su relación manifiesta: Se que la relación de Andrés y mía es mala y cada vez se pone peor, pero así son las cosas de la vida. Quizás yo lo juzgo muy duro, y puede ser, pero no estoy, ni estaré de acuerdo con muchas cosas suyas y por eso es la molestia: porque yo no lo justifico.

Es injusto juzgar a los padres, pues no conocemos circunstancias, antecedentes, ni motivaciones que tuvieron para obrar como lo hicieron, pero debemos estar seguros que obraron con criterio y convencidos de haberlo hecho lo mejor posible. Cada circunstancia y cada hijo tienen su particularidad, además el medio, las compañías, las distracciones, y en general todo el entorno, nos condiciona y los condiciona de tal forma que en muchas ocasiones lo que creemos que es correcto, a veces no lo es tanto, de ahí que una sana convivencia, además de tratar de entender la brecha generacional, implica tratar de entenderlos a ellos. Luego se sentirá el dolor por ello, como lo manifiesta Martín: Tal vez lo primordial de nuestra lucha constante está precisamente en ese punto: en la batalla de mi padre por ser un amigo cercano y en mi lucha interna por no abrir jamás esa puerta.  Y quizás, quien sabe, el equivocado soy yo.

En la narración se va notando la madurez que se adquiere no solo con los años, sino también con las responsabilidades que van surgiendo a medida que vamos avanzando en el camino, esa misma madurez es la que ayuda a comprender aquello que habíamos juzgado con tanta facilidad y sin mucha consideración. Nos volvemos más sensibles. Las tragedias familiares permiten acercamientos que no creíamos o queríamos posibilitar y las reacciones son inesperadas.

Muy valerosa la actitud de Martín, al ventilar todos esos conflictos, tratando de encontrar sosiego, pues en esa búsqueda le lleva a un mejor conocimiento de los demás y sobre todo de sí mismo, esa introspección es la que lo conduce a imaginar ese eterno retorno, en que lo que hacemos está condicionado por lo que otros hicieron, y ese condicionamiento lo transmitiremos indefectiblemente, por eso presagia:

En algún momento –seguro más temprano que tarde–, yo también seré juzgado; no tardará el día en que a mi hijo le parezcan desatinadas mis acciones y en el que pensará, tal vez con rabia, que no quiere eso mismo para su vida. Todos pasamos por el tribunal de los hijos, quienes rara vez nos absuelven. Somos implacables como hijos y esperamos con benevolencia como padres. Esa es la paradoja de nuestras vidas.

Como la sombra protectora de un gran árbol que proyecta la majestuosidad de su madurado crecimiento, fue la de Emilio Franco, que cobijó a su padre, no solo con sus enseñanzas, sino también con sus manías y formas de ser y esa misma alcanzó a cubrir a Martín, transmitiéndole  su predilección por la lectura y la escritura, y la de su padre Jorge, le indujo además la nobleza para pedir perdón cuando se ha equivocado. No podemos pretender heredar solo los valores, pero si tratar de sobrellevar los caprichos y resabios que vienen por la misma genética. Es la vida, por eso debemos vivirla de tal manera que dejemos al menos un bello recuerdo, no muy efímero.

*Profesional en Filosofía y Letras Universidad de Caldas.