El Conversadero: un reencuentro con la palabra mirándonos a los ojos

Ahora que la acción tan humana de la palabra frente a frente mirándonos a los ojos está “de capa caída” por efecto de la tecnología digital y sus derivadas redes sociales, por segundo año consecutivo se realiza en Manizales El Conversadero, una propuesta del Centro Cultural del Banco de la República que, como su nombre lo indica, invita a reconocernos en la palabra, en el ejercicio del arte de conversar. Congrega a personas de todas las edades no importa profesión u oficio.

”Aparentemente no tiene un propósito definido, dice Manuel Becerra quien es la persona que lidera la actividad, sin embargo, a partir de la necesidad que tenemos en la sociedad contemporánea donde cada vez conversamos menos, cada vez nos miramos menos a los ojos, y son más las interacciones en el campo de lo digital, entonces hemos intentado reencontrarnos desde nosotros a través de diferentes temáticas que van surgiendo de manera espontánea, y con base en ello surge la conversación en torno a nuestras propias perspectivas e inquietudes”.

Al preguntarle quien es Manuel Becerra dice que es una persona dedicada a cultivarse desde el humanismo.  “El arte, las humanidades, la música, me han dado herramienta para descubrir el sentido de la vida. Si bien no me defino como un humanista, si procuro aportar algo al mundo desde la humanidad”. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Caldas, más no se considera filósofo, le llama más la atención el campo de la pedagogía.

¿Qué consecuencias cree usted está dejando el uso reiterativo de las tecnologías digitales a la esencia del ser humano?

El uso de las tecnologías deja consecuencias en lo que somos como individuos, en lo que somos como personas porque cada vez más no somos sujetos unidos a algo, sino que somos entes que estamos por ahí de forma aleatoria ya que en el campo digital inmaterial no tenemos de donde amarrarnos. El Conversadero busca humanizarnos de nuevo en el sentido de que, si bien no estamos en contra de las tecnologías digitales, no perdamos eso que nos hace humanos, desde mirarnos, desde reconocernos, desde escucharnos y desde el gesto y la voz, desde las palabras que nos construyen.

Además, las conversaciones en redes sociales se están volviendo cada vez más agresivas. La polarización es una muestra de ello…

Hay una mujer que me llama la atención, pensadora alemana, Caroline Henker quien tiene un texto llamado Contra el odio y es sobre esos discursos de odio que han tomado mucha fuerza por el fenómeno de las redes sociales. Y es que claro, ya estamos revestidos de una máscara digital donde no estamos frente a frente insultándonos, entonces hemos generado discursos de odio que han llegado a que las personas, primero que los crean y segundo que los movilicen y eso tiene implicaciones gravísimas, por ejemplo, en nuestro diario vivir ya que cada día somos menos tolerantes con respecto al otro, con menos capacidad de entender la diferencia y respetarla, independientemente de no estar de acuerdo. Actualmente es más latente con el fenómeno de las redes sociales el discurso de odio. En El Conversadero estamos intentando, si no cambiar el mundo, por lo menos brindar un espacio más seguro para superar estas situaciones.

¿Cómo analiza el fenómeno de la interacción digital en los jóvenes, a quienes las oportunidades interativas los incita a permanecer ligados a las redes sociales?

Hay una situación con los jóvenes y es que cada vez más desde su voz física están en el silencio. Lo que ocurre en las casas:” hola hijo cómo te fue, bien, qué hicieron, nada”, nuestra conversación es en monosílabos y es así que los jóvenes en especial están tratando resolver el mundo. Wittgenstein decía que los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje, me parece que los chicos se están limitando más en su mundo, se están cerrando al mundo de la palabra, por supuesto que lo tiene amplio en el universo del internet, pero ese mundo les está quitando la posibilidad de la interacción, de la vida en sí misma, de reencontrarse con el mundo, de tener otro tipo de perspectiva o de razones para convivir, para estar.

El Banco de la República está generando una programación permanente que aboga por esos espacios mediante diferentes actividades.

Manuel concluye: “El Conversadero es una cofradía que se cita los viernes a la 5 p.m. “Hablamos de todo y de nada, pero salimos siempre con una especie de liberación. Hemos abordado temas referentes al cine, la literatura, la historia, situaciones socioculturales actuales, el calentamiento global, astrología, otros lenguajes: qué significa ser ciego en Manizales con una persona con esta discapacidad quien nos habló de una ciudad que no ha tenido en cuenta la ceguera, de deportes, de nuestros sentimientos, etc. Acá afloran conversaciones muy enriquecedoras y agradables”.

Torneo de Bartenders El Alquimista en 10 ciudades del país

Bartenders de 10 ciudades del país pondrán a prueba su creatividad y conocimientos en la elaboración de cócteles en el Torneo El Alquimista que se llevará del próximo 7 al 28 de noviembre, organizado por la Industria Licorera de Caldas (ILC).

Se realizó una convocatoria a nivel nacional con cerca de 400 inscritos en todas las especialidades de coctelería, y en cada ciudad se premiará a los ganadores con dinero en efectivo y kits profesionales de bartenders.

“Iniciamos este martes y miércoles con los torneos en Caldas, Quindío, Tolima y Cundinamarca y cada semana haremos la competencia en cada ciudad. El ganador de cada región obtendrá un cupo con todos los gastos pagos para el Torneo Internacional que se realizará en Manizales el próximo año”, comentó Mateo Uribe Bernal, Profesional Universitario de Trade Marketing de la ILC, quien agregó que el torneo también se llevará a cabo próximamente en 6 países.

El Torneo El Alquimista se consolida como uno de los eventos más grandes del sector en Colombia y contará con un jurado compuesto por cinco jueces expertos del gremio gastronómico y de bartenders de cada ciudad.

“Los participantes prepararán un cóctel con productos de la Industria Licorera de Caldas como Gin Bosque de Indias, Roble Blanco y las demás referencias de Ron Viejo de Caldas. Pondrán a prueba sus destrezas bajo un sistema de calificaciones elaborado por nuestros embajadores de marca Héctor Bernal y Giancarlo Hincapié”, anotó Uribe Bernal.

Con esta competencia, la Industria Licorera de Caldas dinamiza el sector de los bares y restaurantes, invita a los bartenders a innovar en sus preparaciones para satisfacer los gustos de los consumidores, y genera recordación y rotación de sus productos en el país.

A continuación, presentamos el cronograma para las primeras competencias del torneo:

*Manizales, 7 de noviembre
Lugar: Terraza de Invisible
Hora: 1:00 pm a 6:00 pm

*Bogotá, 7 de noviembre
Lugar Hotel B.O.G
Hora: 1:00 pm a 6:00 pm

*Armenia, 8 de noviembre
Lugar: Centro Comercial Unicentro
Hora: 1:00 pm a 6:00 pm

*Ibagué, 8 de noviembre
Lugar: Restaurante Felo La Serena
Hora: 1:00 pm a 6:00 pm

Las demás ciudades en las que se realizará el Torneo de Bartenders El Alquimista son Cali, Medellín, Bucaramanga, Cúcuta, Barranquilla y Montería.

EL EXCESO DE ALCOHOL ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD (LEY 30 DE 1986).
PROHIBIDO EL EXPENDIO DE BEBIDAS EMBRIAGANTES A MENORES DE EDAD (LEY 124 DE 1994)

La memoria que albergan los muros

El festival Narrativas Urbanas, celebrado en Manizales durante la primera semana de octubre, celebró en esta edición diez años de lucha contra el olvido.

Entrando a Manizales por la avenida Centenario, puede verse el resultado final del trabajo que durante este año realizó el festival Narrativas Urbanas en el proceso de construcción de memoria mediante la recopilación de historias de la ciudad y el uso de estas como material para inspirar murales de artistas locales, nacionales e internacionales en los que permanece su eco. El grupo, conformado por Mate Echeverry (@matecheverry), Ramsteko (@Ramsteko), Tomaz Major (@tomazmajor), Greñas (@grenasdibujante), Ximena Jiménez (@jimenezlettering), Sepc (@sepc_), Gavilán (@gavilanseis), Teck 24 (@teck24horas), Mr_Vez (@mr_vez), Whatha? (@whatha_art), Zok (@20k.06) y Eva Bracamontes (@evabracamontes01) se reunió a pintar alrededor del tema de este año: “Diez años acumulando olvidos”, conmemorando la décima entrega del festival y su gestión.

“Decimos que Manizales es el mejor vividero de este país, que es la ciudad donde nunca pasa nada, que no hay asesinatos ni violencia, pero lo cierto es que sí pasa”, afirma Diana Lorena Gómez Giraldo, directora del festival. Según ella Manizales es una ciudad con muchos dolores, pero sofocados, como si en la ciudad se hubiera desarrollado una cultura de la negación y el olvido. Esto es lo que ha movido al festival a proseguir. Entre sus diversos propósitos uno clave es el de rescatar estas historias de la ciudad, tragedias recientes o de hace años enterradas en el silencio y el muro es el espacio en el que estas narrativas y estos dolores toman cuerpo y voz. Re-sucitar el dolor, no con la intención sádica de causar dolor por placer, sino la terapéutica de mover la articulación para que no se dañe, de permitirse hablar de las dolencias para poder procesarlas. Posteriormente, como valor agregado, sí parece haber un regocijo en la incomodidad que causan los murales en las poblaciones intolerantes o negacionistas.

La gestión de la corporación Emergiendo, encargada del festival, comienza en enero con la elección del tema y posteriormente viene la recopilación de las historias mediante la búsqueda de testimonios, que se organizan y editan para crear una pieza audiovisual que se presenta a los artistas y sirve como referencia e inspiración para su obra.

Según lo expresado en el foro realizado por la corporación el 4 de octubre en la Universidad Católica de Manizales, estas lógicas de trabajo en el arte urbano son peculiares por la gran libertad que se le da a los artistas y el celo con el que protegen sus bocetos. Lo normal, parece ser, que sin aprobar ningún borrador del mural se ejecute la obra, cosa emparentada, quizás, con el espíritu en el que surge el graffiti, en medio de lo clandestino y lo ilegal, sin el consentimiento de los dueños de los espacios o del municipio. Teck 24, invitado al festival este año, ante el cuestionamiento por esta libertad  afirma “cada artista tiene unas narrativas propias, con el festival se busca un punto de encuentro, algo significativo para ambos. Al conocer y escoger seguro que la línea se marca, pero la narrativa que nos dan es muy amplia también.” Con respecto a la pregunta sobre las dificultades de relacionarse con la memoria manizaleña siendo él bogotano considera que no es difícil. “En nuestras narrativas colombianas estamos muy alineados. La calle y las generaciones son muy similares”. Y aunque en las declaraciones de unidad siempre hay algo aleccionante, no podemos esconder que también en la respuesta del artista hay implícito un reconocimiento de los numerosos dolores y olvidos a lo largo del territorio nacional y, considerando también la presencia de tres artistas mexicanos (Ramsteko, Tomaz Major y Eva Bracamontes), por qué no extender esa presencia y esa necesidad de denunciar los olvidos a todo el territorio continental.

Ante las críticas que cuestionan a la directora por el beneficio que le representa el festival Narrativas Urbanas, su respuesta es “gano mucho”. Lorena enumera entre algunas de estas virtudes que han generado un espacio seguro de escucha donde víctimas de violencia en la ciudad se han podido sentir acogidas, que también es un espacio de creación y construcción del conocimiento hacia el que incluso la academia se ha volcado para estudiar conceptos como el de construcción de memoria, que también han generado un método valioso de recolección de datos para las ciencias sociales que deja conocimientos y sentires valiosos en las comunidades con quien trabajan, que le ha dado impulso a individuos y comunidades a que inicien o continúen el desarrollo de sus propias búsquedas artísticas y, finalmente, que incluso ha llegado a salvar vidas.

A pesar de las bondades del festival, de los beneficios que ha traído a las comunidades locales y de los esfuerzos de la corporación Emergiendo por generar tejido social y mantener la memoria viva mediante la creación de los “recorridos de la memoria”, donde visitan los murales hechos a lo largo de los años y rescatan las historias tras estos, así como el mapa interactivo con las fotografías, narrativas y lugares asociado, esos “10 años acumulando olvidos” del festival han venido desgastándolo. Por un lado, confirma Lorena, se puede leer que en esa oración hay una denuncia y un alegato ante la indiferencia, lo poco que políticamente ha podido lograrse. “Legalmente vamos hasta donde podemos, para ir más allá necesitaríamos un equipo grande de abogados y no contamos con los recursos”, dice y con un tono fatídico declara, “la idea de este año es seguir diciendo que no pasa nada, hay un montón de historias, pero no solo de la ciudad. Hoy tienen reconocimiento esas víctimas, hoy sabemos que hay personas que han abusado y ¿qué pasa con eso? ¿Quién va a hacer la denuncia? ¿Quién va a acompañar el proceso?, esto es como una mochila que va cargando y va cargando historias, pero yo creo que va a llegar un momento en el que se va a reventar por su propio peso mientras no haya nadie que siga tejiendo para reforzarla”.

Vea aquí el mapa interactivo de Narrativas Urbanas:

https://storymaps.arcgis.com/stories/9aa0627c25c3476f8aa026225517cf99

Vea aquí el canal de la corporación Emergiendo, con los audiovisuales de sus entregas anteriores:

https://www.youtube.com/@corporacionemergiendomaniz616

*Escritor. Realizador de cine.

Balance positivo presenta el Gobernador de Caldas con comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras (NARP)

Durante los días 21 y 22 de junio se realizó en Manizales la segunda Mesa Consultiva Departamental de comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras (NARP), un espacio para evaluar el cumplimiento de compromisos pactados con esta población.

Durante este encuentro, cada una de las Secretarías de despacho de la Administración Departamental presentó los avances en sus gestiones según lo pactado en mesas anteriores, dando como resultado un balance positivo. Con la presencia del Gobernador, Luis Carlos Velásquez, se reafirmó el compromiso de la administración con estas comunidades, además, se establecieron compromisos en áreas vitales como vías, educación, deporte, cultura y desarrollo social, reconociendo la importancia de brindar oportunidades equitativas a todos los habitantes de Caldas.

“Tuvimos la oportunidad de hablar de la necesidad de mejora de escuelas, maquinaria amarilla en puntos específicos como Marmato y Supía, entre otros temas que desde ya tenemos presentes”, señaló el mandatario de los caldenses.

Velásquez Cardona destacó que, entre los tramos viales que se van a hacer y con los cuales se benefician las comunidades, están: puente del Aguacate en Aguadas y vía del aguacatal, que conecta a Neira con el Km 41. “También habrá obras en materia educativa y demás que permiten ratificar el trabajo que se viene realizando”, agregó.

Esta consultiva es una instancia de participación suprema de los siete municipios que tienen reconocimiento por el Ministerio del Interior con población NARP y es en la cual se busca garantizar que sus necesidades, problemáticas y expectativas sean cumplidas. “Es así como en este encuentro hacemos un seguimiento a la evaluación de esos compromisos asumidos, con el objetivo de rendir cuentas a este importante grupo poblacional”, mencionó la secretaria de Integración y Desarrollo Social, Juanita Espeleta Noreña.

Por su parte, Lizeth Barboza Rojas, consultiva NARP, aseguró: “El balance de la mesa consultiva fue positivo porque ya vemos que a través de la metodología que está implementando la Secretaría de Integración y Desarrollo Social, que es la matriz y seguimiento a los compromisos, se evidencia el avance en el cumplimiento de pactos”.

La resistencia en el camino de Actores en Escena

“Resistir desde la práctica artística implica jugar con los elementos que componen nuestras realidades, moverlos, cambiarlos de lugar, encontrar nuevas perspectivas y formas de relación entre nosotros y con el mundo, caminos que nos permitan construir nuevas realidades”.

En este contexto se mueve precisamente el grupo de teatro de Manizales Actores en Escena con tres nuevos proyectos que presenta este año en el gran escenario que es su ciudad: Microteatro, estreno de un monólogo y nueva sede teatral.

Actores en Escena fue fundado hace 29 años por Leonardo Arias y Liliana Díaz, quienes ya muestran con orgullo, además, una trayectoria de 40 años en el oficio de la actuación.

“Para nosotros esto del teatro es un apostolado, es una decisión de vida. Cuando a uno se le presenta la coyuntura de decidir sobre su proyecto de vida y se encuentra con una manifestación como el teatro y decide asumir ese camino, está dispuesto a correr los riesgos que tenga que pagar y a vivir lo que tenga que vivir. El arte, la cultura, es fundamental. Nunca ha sido tenido en cuenta de la mejor manera, pero quienes nos dedicamos en este caso al oficio del teatro, somos incapaces de dejar de producir, está en nuestra naturaleza, está en nuestra esencia, es nuestra responsabilidad social. Siempre trabajando, luchando y peleando por conseguir las condiciones más dignas, siempre con la claridad de que no lo vamos a dejar de hacer. Obviamente ejercer nuestro oficio con plata es mucho más fácil, es mucho más cómodo y podría generar mejores producciones porque uno no se preocupa por una serie de minucias que quitan tiempo. Ojalá los artistas nos pudiéramos dedicar el 80, 90 o 100 por ciento a crear y no un alto porcentaje del tiempo a conseguir los recursos, es un desbalance tenaz, así y todo, tengan la certeza de que no vamos a dejar de crear y si no somos nosotros vienen otros detrás”.

Microteatro

La idea del microteatro obedeció a la necesidad de confrontarse y de compartir con los espectadores, en vista de la circunstancia que afrontó el grupo con el cierre de la sala que tenían en el barrio Versalles, primero, y segundo, por coletazos de la pandemia. “Estuvimos 1 año sin presentarnos en nuestro propio espacio, tiempo durante el cual recurrimos a la amabilidad de los compañeros que tienen sala. Teníamos la necesidad del contacto con nuestros espectadores y tomamos la decisión de utilizar la residencia que tenemos en el barrio Laureles: la resiliencia es fundamental y se nos ocurrió el microteatro donde podemos recibir un “micropúblico”. Conocíamos varias experiencias en espacios reducidos de Bogotá, Buenos Aires y otras partes del mundo y optamos por explorar por ahí. Ha sido una vivencia muy bonita, diríamos “intimidatoria” porque es algo nuevo para nuestro espectador, es algo nuevo para nosotros. Es tener al espectador respirándonos en la nuca, literalmente, y eso genera otras dinámicas y otras comunicaciones”.

“Quisimos hacer una experiencia inmersiva, es decir, el ambiente que la escena respira trasciende el escenario, porque el escenario finalmente no existe, se rompe esa cuarta pared definitivamente y aparece involucrado el espectador en el ambiente mismo donde la escena se sucede, con cambios de música, de luces, etc. propios de cada momento escénico.”

Esta nueva forma de expresarse de Actores en Escena se inició en el mes de abril de este año y ha tenido muy buena aceptación por parte del público. Se trata de microhistorias de 15 minutos, no escenas aleatorias y al azar, con estructura aristotélica de inicio, nudo y desenlace. Para la primera temporada apelaron a actos escénicos que estaban en su acervo y a otros de su autoría. La segunda temporada, a partir del mes de mayo, constará de juegos de improvisación que los mismos actores dirigirán y la tercera temporada se tratará de microteatro a la carta, 6 escenas escogidas por los espectadores”.

Estreno monólogo

Actores en Escena está tan vigentes que Leonardo Arias va a estrenar el primer monólogo de su historia como actor de teatro: Krapp la última cinta, una obra de Samuel Beckett, bajo la dirección de Jaiver Jurado, en coproducción con Teatro Oficina Central de los Sueños de Medellín.

“Enfrentarse a un monólogo como actor, para mí, es la graduación del oficio. Estoy emocionantemente asustado. Llevo 40 años haciendo teatro y es mi primer monólogo nada menos que de un autor como Samuel Becket, un reto enorme y maravilloso para cualquier actor del mundo. Llevo más de un año de trabajo desde que se encontró el texto, desde los acercamientos, desde los encuentros y ensayos con el director. Estoy absolutamente convencido de que sacaremos un trabajo con mucha dignidad, de una altísima factura y por ello esperamos que los espectadores salgan complacidos. Las obras de Becket son difíciles, difícilmente se sale de una de ellas eufórico o extasiado porque nos confronta permanentemente con nuestro ser interno. Uno sale más preguntándose cosas como quién soy, qué hago aquí, y cuando se logra que el espectador tenga ese tipo de inquietudes creo que se cumplió la tarea. Los invito a mi graduación, después de 40 años es el inicio de una carrera”, afirma Leonardo.

Krapp la última cinta es una obra pensada para radio. “Se trata de un viejo de 69 años agotado, desgastado por la vida, licencioso, desordenado con el licor, con problemas intestinales, pero lo importante es que es un escritor frustrado que cada año en su cumpleaños graba unas cintas a manera de diario donde evoca algunos episodios de su vida, pero hay una cinta en particular que grabó cuando tenía 39 años la cual recuerda con especial interés porque tal vez refleja el único momento en que Krapp pudo haber sido feliz en su vida”.

Nueva sala

El tercer proyecto de Actores en Escena para este año es la apertura de su nueva sala. “A la Fundación Niños de los Andes llevamos más de 12 años ayudándoles a construir procesos teatrales con los niños. Mediante un convenio nos pusieron a disposición el teatro que tienen en la sede de El Arenillo. Es un galpón con un escenario de 9.5 metros de boca por 5.5 de fondo y una altura de 4 metros, un auditorio con gradas y espacio para ubicar sillas o mesas y parqueadero cómodo. Nosotros nos encargamos de vestir el teatro con todo lo que hemos conseguido en estos 29 años: telas, luces, sonido y demás equipos técnicos necesarios para adecuarlo lo mejor posible y así nuestros espectadores disfruten de las propuestas que tenemos para ellos. Esperamos ser sala concertada del Ministerio de Cultura para ir mejorando las condiciones del teatro cada vez más”.

No desconocer el legado

Finalmente, los integrantes de Actores en Escena hacen un llamado a las nuevas generaciones para que avancen hacia el futuro sin dejar de mirar el pasado. “Hay cosas construidas sobre las que pueden trabajar, no desconocer lo que se ha hecho porque se ha avanzado mucho. Esto es de todos. A los jóvenes bienvenidos, son la energía, son la fuerza nueva, son las propuestas renovadoras, tienen una responsabilidad social con el teatro y con la ciudad, de avanzar sin olvidar el legado sobre el que empiezan su carrera artística”.

Desempeño Confa Caldas 2022 en cifras: muy positivo

Un balance muy positivo de la vigencia 2022 presentó el director de Confa, Juan Eduardo Zuluaga a la  Asamblea General Ordinaria de Afiliados realizada el pasado 24 de marzo. “Fue muy positivo en todos los frentes, cerró con excedentes de más de 25 mil millones de pesos, una posición financiera muy sólida que le permite este año 2023 un plan e inversiones de más de 30 mil millones de pesos en todos los servicios”.

Según el informe, Confa atendió 186.835 afiliados en su estrategia de descentralizar la oferta cultural a los 27 municipios del Caldas, la mayoría no contaba con este servicio, con programación de cine, danza, música, teatro y animación a la lectura. Ha abierto también la posibilidad de contratar artistas locales lo que ha permitido mover la economía circular del departamento. Esta labor ha sido posible a la articulación con las casas de la cultura de cada municipio a través de las agencias itinerantes y agencias física Confa.

El servicio de Biblioteca para esta vigencia alcanzó cerca de 71 mil usos en diferentes actividades, más 63.500 en la Biblioteca Digital.

El 70% de la programación se concentró en la región centro sur: Manizales, Villamaría Chinciná Neira y Palestina y el 30% en los otros municipios.

Estos son otros resultados:

  1. Población afiliada:

Trabajadores: 174.465

Beneficiarios: 184.857

Pensionados, facultativos, fidelidad y voluntarios: 9.380

91,8% de nuestra población afiliada corresponde a categorías A y B

Total población afiliada: 368.702

Empresas afiliadas: 14.018 empresas de todo Caldas

  1. Aportes 

Aportes empleadores 4%: $156.508.804

Otros ingresos: $3.772.504

Total ingresos por aportes: $160.281.308

(Cifras expresadas en miles de pesos colombianos.)

  1. Subsidio en Dinero y en Especie

1.230.861 cuotas monetarias giradas por valor de $46.957.446

52.222 paquetes escolares entregados por  valor $1.751.689

51.366 calzados escolares otorgados por valor de $1.907.429

Entregamos 2.108 computadores con una inversión de $2.753.462

Cerca de 56 mil subsidios en alimentos fueron entregados en nuestros Centros Recreacionales.

3.058 bonos en alimentos fueron entregados a los beneficiarios de Confamilias Solidarias

3.677 becas de educación beneficiaron al mismo número de afiliados

Facilitamos el acceso a 848 jóvenes para que cursaran su preicfes y obtener mejores resultados en las pruebas saber 11

552 jóvenes fueron becados por Confa en los programas de Universidad en el Campo y Universidad en tu Colegio.

Subsidiamos la vacunación de 11.218 adultos mayores, con una inversión de $942.927

Entregamos 230 glucómetros subsidiados. Nuestros afiliados solo debían pagar $15.000 si contaban con categoría A o $35.000 con categoría B

(Cifras expresadas en miles de pesos colombianos.)

  1. Servicios Sociales

Recreación, deporte y turismo

Cerca de 241 mil personas disfrutaron de pasadía en los Centros Recreacionales Santágueda, La Rochela y Alegría Tropical. El 57% de ellos pertenecían a categorías A y B.

131.500 personas alojadas en los Centros Recreacionales, 54% de ellos con categorías A y B.

En total en Recreación, Deporte y Turismo, alcanzamos alrededor de 486 mil usos en el 2022.

Educación

579 niños fueron felices en nuestros preescolares, siendo el 99% pertenecientes a las categorías A y B

Casi 22 mil usos se alcanzaron en los programas de educación informal en todo Caldas, tanto con operación propia como externa.

Confamilias

Durante el 2022, 721 familias vulnerables mejoraron su calidad de vida a través de la estrategia Confamilias Solidarias.

Programa de Atención a Población en Condición de Discapacidad

Haciendo presencia en 11 municipios de Caldas, se alcanzaron 1438 usos para esta población.

Cultura

Con cine, teatro y una variada programación cultural, llegamos a todos los rincones del Departamento, para un total de 186.835.

Biblioteca

Buscando fomentar la lectura, ofrecemos el servicio de Biblioteca que para esta vigencia alcanzó cerca de 71 mil usos en diferentes actividades, más 63.500 en la Biblioteca Digital.

  1. Fondo de Atención Integral a la Niñez y Jornada Escolar Complementaria – FONIÑEZ 

Atendimos más de 9 mil niños en los programas de Jornada Escolar Complementaria, 8 mil 700 de ellos en Bilingüismo, en 21 de los 27 municipios de Caldas, con una inversión superior a los $8.500 millones de pesos.

Con el Programa Predictores, se beneficiaron 4.625 niños, quienes en promedio mejoran en un 62% su condición de desarrollo.

Cerca de 6 mil biológicos de Hepatitis fueron aplicados a niños menores de 5 años a lo largo y ancho del Departamento.

  1. Mecanismo de Protección al Cesante – FOSFEC

Facilitamos el acceso a empleo de calidad para 6.300 personas a través de la Agencia de Gestión y Colocación de Empleo y capacitamos a más de 8.000.

Se entregaron beneficios económicos por más de 5 mil millones de pesos a personas que se quedaron sin empleo y tenían derecho a estos de acuerdo con la ley.

Se otorgaron casi 3 mil subsidios de emergencia con recursos de la Caja, por valor de 8 mil 500 millones de pesos.

  1. Vivienda

376 familias alcanzaron el sueño de adquirir o mejorar su vivienda a través del Subsidio de Vivienda otorgado por Confa a través del Fondo de Vivienda de Interés Social – FOVIS, por un valor cercano a los $8 mil 200 millones de pesos.

  1. Créditos sociales

Durante el 2022 se colocaron 8.585 créditos, para un valor total de $73 mil 327 millones de pesos, el 97% de ellos estuvieron dirigidos a afiliados con categorías A y B.

  1. Salud

Desde Confa Salud continuamos con nuestro compromiso de corazón, atendiendo cerca de 58 mil consultas de medicina general y especializada y 14 mil de odontología general y especializada.

Más de 78 mil vacunas aplicadas.

Cerca de 13.500 cirugías realizadas, 350 de ellas cardiovasculares.

Más de 162.346  exámenes se realizaron a través del Laboratorio Clínico

4.550 personas fueron atendidas en el Centro de Rehabilitación.

30.398 pacientes fueron atendidos en Urgencias. Se contó con 5.055 pacientes hospitalizados y 1.047 en UCI y cuidados intermedios.

  1. Inversiones: 

Se realizaron inversiones por $34.789.936 (cifras expresadas en miles de pesos colombianos), permitiendo:

  • Incremento del Fondo de Créditos Sociales para los trabajadores afiliados focalizados en categorías A y B.

  • Compra de dotación de servicios en funcionamiento

  • Energía Renovable Alegría Tropical

  • Adecuaciones de la sede La 50

  • Proyecto de energía renovable en el Centro Recreacional Santágueda

  • Construcción, adecuación y apertura de la zona de camping en el Centro Recreacional La Rochela.

  • Mejoramiento de la red contra incendios y detección en el Centro Recreacional El Bosque

  • Adecuación del predio contiguo al Centro Recreacional La Rochela

Todas las estrategias implementadas y logros alcanzados por Confa durante el año 2022 fueron posibles gracias a los aportes recibidos por las empresas afiliadas, con el objetivo de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de sus trabajadores y familias. Agradecemos a nuestros afiliados, beneficiarios y clientes por la confianza que depositan en nosotros, resaltamos el invaluable trabajo y compromiso de nuestros colaboradores y líderes y el apoyo permanente de proveedores, entes de control, aliados estratégicos y medios de comunicación.

Conoce el informe completo aquí: https://bit.ly/informegestionconfa2022

Video Informe de gestión Confa 2022: https://bit.ly/videoinformedegestionconfa2022
Audio Director de Confa. Juan Eduardo Zuluaga Perna. https://www.youtube.com/watch?v=P5awi0cXJgc

Transformación social del conocimiento: un reto para la paz estable y duradera

“Ciencia para la paz” es el cometido del programa Colombia Científica: Reconstrucción del tejido social en zonas de posconflicto en Colombia, cuyo trabajo de campo abarcó territorios de Caldas, Chocó y Sucre, liderado por equipos de investigadores de diferentes disciplinas de la Universidad de Caldas y de otras universidades de la región.

En el III Seminario Internacional Educación Ciencia y Sociedad. Ciencias, conocimientos y saberes para las paces en Colombia: Potencia de la universidad en la reconstrucción del tejido social realizado en la ciudad de Manizales, se presentaron y compartieron los resultados, aprendizajes y productos del programa, realizados durante cinco años de trabajo compartido con poblaciones diversas, a partir de tres retos fundamentales: 1. Construcción de una paz estable y duradera. 2. Innovación para el desarrollo económico y la inclusión productiva. 3. Educación de calidad desde la ciencia, la tecnología y la innovación.

El director científico del programa Colombia Científica, Javier Gonzaga Valencia Hernández expresó lo valioso que ha sido transitar los territorios del país “trabajando de la mano con las comunidades y fortaleciendo las capacidades instaladas en la sociedad que hace parte de los procesos investigativos del programa. Hemos caminado estas tierras y hemos comprendido las realidades ocultas que habitan en los territorios”.

Comunidades de municipios heridos por la confrontación armada reciente se vincularon al programa, son ellos: En Caldas, Riosucio, Samaná y Marulanda. En Chocó, Riosucio, Bojayá, Itsmina, Condoto y Unión Panamericana. En Sucre -Chalán y Ovejas. Una de las características del programa ha sido su capacidad de crear redes no solo de conocimiento sino de acción con 350 organizaciones y las alcaldías y concejos de cada localidad.

“Lo que nosotros hemos hecho con este programa es decirles a estas comunidades, a las administraciones locales y a los investigadores, podemos hacer mucho por reconocer lo que somos y también lo que hacemos y así transformarnos para hacer ciencia a partir de los saberes”, afirmó el profesor Valencia.

La Viceministra de Ciencia, Talento y Apropiación Social del Conocimiento, socióloga egresada de la Universidad de Caldas, Yesenia Olaya, quien participó en el seminario, aplaudió el papel de la Universidad de Caldas al aportarle a la transformación social a través de estas maneras de generación de conocimiento y apoyar las propuestas investigativas de los académicos que reconocen el valor del trabajo transdisciplinario, incluyente y diverso.

“El trabajo de Colombia Científica en el foco sociedad es un ejemplo de la democratización de la ciencia a la sociedad, es a lo que le apunta el ministerio en este cuatrienio con Ciencias para Paz, donde se plantea llegar a los consensos políticos y trabajar desde la academia porque lo más importante es el aporte de todos a la construcción de paces”, dijo.

782 productos dan soporte al objetivo del programa de “generar conocimiento y transformación social a través de la co-construcción de estrategias multidisciplinarias e intersectoriales para el fortalecimiento de capacidades políticas, ciudadanías activas, competencias productivas, alfabetización mediática y generación de soluciones sustentables que contribuyan a la reconstrucción del tejido social en zonas de postconflicto para un mejor vivir”. Son ellos:

-6 documentales, 6 crónicas.
– Producción y realización de eventos académicos.
– 515 co-investigadores en los territorios.
– 41 libros.
– Creación de 18 obras efímeras con 361 participantes.

 

 

 

 

Una propuesta para hacer visible la cultura en Manizales soportada en evidencias

Uno de los grandes retos del sector cultural es no solo registrar lo que se está haciendo sino, qué se está logrando con aquello que se hace, en eso pone la mirada el programa Manizales Cómo Vamos.

La red Cómo Vamos presente en 21 ciudades de Colombia, es una organización que sigue y evalúa la calidad de vida con el propósito fundamental de contribuir a ciudadanías más informadas, responsables y participativas; al desarrollo de gobiernos efectivos y transparentes; y a mejorar la capacidad estadística territorial.

Manizales Cómo Vamos estructura desde el año 2022, junto a algunas entidades de la ciudad, un plan para hacer visible la cultura soportada en evidencias. Para el 2023 se diseñan estrategias con el fin de saber qué información se recoge y establecer así los instrumentos que permitan documentar información nueva; al mismo tiempo, se diseñará un módulo muy específico para obtener datos sobre la percepción que tiene la ciudadanía acerca de los  proyectos y procesos culturales. Es un ejercicio de colaboración que, si da buenos resultados, presenta la posibilidad de construir en el año 2024 un informe sobre cultura en Manizales.

El sector cultural figura de una manera muy precaria en los análisis estadísticos que cada año hace Manizales Cómo Vamos en tendencias como por ejemplo Calidad de Vida y Percepción Ciudadana, datos fundamentales para asegurar respaldo institucional y financiero más armónicos con las necesidades y para generar conversaciones en torno al impacto social, dada su importancia en la dinámica artística y profesional de la ciudad.

Ya alzó la voz de alarma el poeta, director de la Sala El Escondite y profesor universitario, Uriel Giraldo Álvarez en una conversación con este medio: “Manizales es un hervidero cultural, un hervidero de iniciativas inclusive empresariales desde el punto de vista artístico, pero corre el riesgo de que se vuelva también un hervidero de frustraciones porque tenemos programas en todas las artes, inclusive uno académico de gestión cultural, y eso hace que surjan muchos emprendimientos culturales pero la ciudad no los apoya debidamente”. https://www.quehacer.co/manizales-hervidero-cultural-corre-el-riesgo-de-volverse-hervidero-de-frustraciones/

El Psicólogo Daniel Hurtado Cano, Director de Manizales Cómo Vamos, precisó que los informes que presentan desde esa institución sobre cultura tienen el mismo rigor de otros sectores, pero, desafortunadamente los registros que se hacen son insuficientes, con la consecuencia de que se encuentren grandes vacíos en términos de información en contraste con otras dimensiones que son más robustas, por ejemplo, salud. Por eso considera que uno de los grandes retos del sector cultural no es solamente registrar lo que se está haciendo, sino qué se está logrando con aquello que se hace y en eso pone la mirada el programa Cómo Vamos.

Esto dijo:

 

El sector cultural aporta también insumos para la economía del territorio, por la amplia movilidad artística y académica que ofrece durante todo el año. El ejecutivo Hurtado Cano dice que debemos preguntarnos qué es cultura, qué no es cultura, para lo que se necesita muy buena experticia del sector y de esta manera sea más fácil saber qué registrar. Así refiere:

 

Aseguró que pasa esta misma situación en las otras ciudades donde funciona la red Cómo Vamos, falencia que los ha llevado a trabajar para mejorar la capacidad estadística de los territorios, un proceso que consideran fundamental:

 

De ahí que Manizales Cómo Vamos estructura, desde el año 2022 con algunas entidades de la ciudad, una propuesta para hacer más visible la cultura. Las estrategias en el año 2023 apuntan, primero, a saber, al día de hoy, qué información recogen sobre su quehacer cultural. Segundo, con esta claridad saber los instrumentos para que las organizaciones empiecen a documentar y obtener así información nueva. Tercero, diseñar un módulo muy específico sobre lo cultural con tres o cuatro preguntas para tener más información sobre la percepción que tiene la ciudadanía. Y, finalmente, como lo amplía a continuación el director de Manizales Cómo Vamos, si este ejercicio de colaboración da buenos resultados, la posibilidad de construir un informe sobre cultura en Manizales.

 

¿Qué impacto podría tener el desarrollo de este proyecto, realizado colectivamente entre las instituciones y Manizales Como Vamos, en las decisiones y discusiones públicas alrededor de la importancia del sector cultural en la ciudad?

La música atraviesa la cotidianidad de Juano Jurado

Abogado en Investigación Criminal, Magister en Derecho, en este momento adelanta el Doctorado en Literatura. Profesor de la Universidad de Manizales en los programas de Ciencias Jurídicas y de Humanidades y de posgrados en otras universidades.

Hablamos de Juano Jurado (Juan David Jurado Ocampo), a quien le queda tiempo también para la creación musical: es compositor, cantante, interprete del piano y de la batería.

Oriundo de Manizales, se define como “un hombre muy sencillo dedicado a mi familia y muy creyente en la principal religión universal que es el amor, por eso intento enamorarme de todo lo que hago, de mi vida jurídica y de mi vida artística, básicamente ese soy yo”. Vive su cotidianidad entre el hogar, la docencia, la música y la literatura.

Y en todos estos “ires y venires” acaba de lanzar por todas las plataformas virtuales su última producción, Santo Pecado, una canción que escribió hace 5 meses cuya letra tiene analogías y mensajes ocultos, como todas sus composiciones. “Cuando escuchen la letra se darán cuenta de que la temática es la de un hombre seducido por una mujer y ella puede ser el bien y el mal, pero detrás existe el dilema de identidad de sexo e identidad de género. Cómo desde afuera se sataniza o se le da la beatificación a una persona dependiendo de la decisión que tome en esos momentos y ellos están todo el tiempo en esa cornisa de para qué lado ir”. Así describe el mensaje profundo detrás de una letra que aparentemente es de rumba, de mujeres y tentación, esa es su forma de escribir.

En medio de tantas ocupaciones, la pasión por la música se constituye en el eje transversal de la vida de este cantautor. “Yo pienso que no sería ni siquiera un buen docente sin utilizar las herramientas de la música, por eso mis clases son muy dinámicas, lo dicen los estudiantes, no lo digo yo. La música, con toda la teatralidad que tiene, me ayuda a mostrar un escenario distinto en mis clases y en los espacios jurídicos donde me muevo. No me imagino ser abogado fuera de las humanidades”, puntualiza.

Su trayectoria artística profesional se inició hace 12 años, ya  con 6 producciones publicadas en las que aparecen géneros como balada, pop y rock mezclado con punk. Son las siguientes: Producto Social en el 2009, en Bogotá, el abrebocas para estudiar Derecho, una canción que escribió a los 11 años cuando fue víctima de un atraco. Demo Promocional, en el 2011, tres canciones. Malas Decisiones en el 2013 con 11 canciones. Piel y Mente en el 2018, un álbum de 5 canciones. Hechicera en el 2020, y en el 2023 Santo Pecado.

Además publicó el libro Cutáneo: relativo a la piel, poemas que se han convertido en canciones y que hacen parte de los espectáculos que presenta para públicos reducidos en espacios muy culturales “porque la idea es que escuchen las propuestas de Juano y su equipo, en vivo no toco canciones de otros artistas”.

Respecto a las estrategias digitales que se utilizan para difundir la música en la actualidad, Juano tiene su mirada muy particular, considera que cada vez se les exige más a los artistas, así lo explica:

Jorge E. Zapata: bastión de la inteligencia y la cultura caldense

La siguiente es la presentación que hizo el presidente de la Academia Caldense de Historia, Ángel María Ocampo Cardona, del escritor, historiador, poeta y gestor cultural caldense, Jorge Eliécer Zapata Bonilla, en cuyo honor se creó el Concurso Ágora de la Literatura Regional, una iniciativa de la escritora María Ligia Acevedo, directora del impreso literario Punto de Siembra

El concurso, que abarcó los géneros narrativa en la modalidad de relato o soliloquio y poesía, fue fallado el pasado 18 de enero y resultó ganadora la poeta Leonor Riveros Herrera de Calarcá (Quindío). El jurado estuvo compuesto por los autores Adalberto Agudelo por Caldas, Juan Alberto Rivera Gallego por Risaralda y Carlos Alberto Ricchetti de Argentina, la cuota internacional.

Punto de Siembra fue creado en el año 2015 “con el objetivo de servir de ventana a escritores que no hayan logrado dar visibilidad a sus nombres y a sus letras, bien por carecer de una producción para conformar un libro o de recursos económicos suficientes para cubrir los costos de una editorial. Encaminado a apostar por esos sueños nació y viene dando frutos Punto de Siembra”. Ha logrado editar 21 autores en diferentes géneros literarios.

El Impreso ha hecho presencia con algunos de sus autores en la Filbo en dos ocasiones, en la Felipe, en el Mercado Cultural y Feria Café y Libro de Pereira por tres años consecutivos. La colección también ha circulado en países como Cuba, España, Italia, Estados Unidos y en Colombia en diversos   lugares.

“Gran satisfacción es, y para resaltar, que varias de las ediciones de Punto de Siembra han alzado vuelo y algunos de sus autores han publicado obra completa y ganado concursos nacionales”, anota María Ligia.

Estas son las palabras del escritor Ángel María Ocampo:

Deseo empezar esta semblanza evocando un fragmento poético de Jorge Luis Borges:

“… en estos días pensé en mis amigos y amigas,
Entre ellos apareciste tú.
No estabas arriba, ni abajo, ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno ni el número final.
Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad
Que trasmitías y con la cual desde hace tiempo
Se ennoblece mi vida…”

No olvidaré la afortunada circunstancia en que conocí a Jorge Eliécer Zapata Bonilla. Corría el año 1982 y me encontraba cursando los últimos semestres de Lenguas Modernas en la Universidad de Caldas. Alentado por mi profesor de Sociolingüística, Octavio Hernández Jiménez, había decidido participar en un concurso de ensayo en la Universidad con un modesto trabajo sobre el folclor del oriente de Caldas, que después de obtener el premio se convirtió en la base para la primera monografía histórica que hice sobre Marquetalia, mi pueblo natal. En ese entonces Jorge Eliécer Zapata Bonilla publicaba en el diario La Patria, como corresponsal de Supía, muchas crónicas, artículos periodísticos, reseñas de libros y ensayos de historia regional que aparecían con frecuencia en el suplemento literario Revista Dominical. Además, desempeñaba un cargo en la Contraloría Nacional, con sede en una oficina del Edificio Caja Social de Ahorros, en la carrera 23, detrás de la catedral. Allí lo visité por primera vez, para compartirle mis iniciáticas preocupaciones por la literatura y la historia de los caldenses y para solicitarle me tuviese en cuenta en los eventos académicos que él promovía en los municipios, para visibilizar los nuevos talentos literarios de la región caldense.

Allí comenzó mi amistad con Jorge Eliécer Zapata Bonilla. Amistad cuyo fruto es hoy un intangible difícil de ponderar. Gracias a él, empecé a recorrer los caminos de la historia regional, me involucré con la Academia Caldense de Historia que él ayudó a fundar en Anserma en agosto del año 2002, y que después de dirigirla por un espacio de doce años, recomendó mi nombre para sucederlo, labor que vengo desplegando desde hace siete años, inspirado siempre en el deseo de no defraudar la misión que él contribuyó a formular. Y estoy seguro de que, como yo, muchos intelectuales más de esta época guardan en el corazón la memoria de Jorge Eliécer, como un mentor que desde nuestra juventud, nos enamoró de los embrujos de los libros, de los archivos, de los museos, de los cuentos, de las novelas, de la poesía, del estudio del pasado.

Por estas razones que difícilmente sintetizan la gran gesta pedagógica del humanista Zapata Bonilla, agradezco hoy a la escritora y gestora cultural María Ligia Acevedo, la oportunidad que me brinda de hacer parte con mis colegas de la Academia Caldense de Historia, de este merecido homenaje que se le brinda al escritor supieño. En hora buena se ha bautizado con su nombre un certamen literario que tiene como propósito promover los nuevos talentos de las letras caldenses. Excelente estrategia ésta para eternizar la memoria de un hombre bueno que optó en su vida por el apostolado de la inteligencia.

En el libro biográfico que publiqué en su homenaje en el año 2017 hice una afirmación que hoy deseo reiterar para darle fin a este breve panegírico: Jorge Eliécer Zapata Bonilla es un bastión de la inteligencia y de la cultura caldense. Ha levitado por encima del panorama literario caldense, sin soberbia ni jactancia, sino con la humildad que se requiere para convertirse en punto de referencia, en líder natural para jalonar el desarrollo de la identidad caldense. Él convirtió el objetivo principal de su vida en proporcionar un lugar alto y seguro a los amantes de la historia y de la cultura para vigilar en el buen sentido de la palabra, el quehacer de las letras caldenses. Se dedicó a registrar en el mar proceloso de la intelectualidad caldense, los más importantes hitos de la creación literaria, la investigación histórica y la promoción de los talentos. Jorge Eliécer Zapata Bonilla es un vigía, una atalaya, un bastión de la cultura de Caldas.

*Presidente de la Academia Caldense de Historia.

 

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Un poema para Aída Jaramillo

Falleció el 8 de diciembre pasado en Manizales Aída Jaramillo Isaza directora durante 26 años de la Revista Manizales, fundada en 1940 por su madre la escritora Blanca Isaza de Jaramillo Meza. Esta tarea la asumió después del fallecimiento de su padre, Juan Bautista Jaramillo Meza, quien la dirigió a la muerte de su esposa.

Aida Jaramillo publicaba cada mes esta revista literaria que circulaba por varios países de habla hispana, lo que se convirtió para ella en casi un “apostolado”, pues eran ingentes los esfuerzos que debía hacer para su financiación, hasta el año 2004 en que la clausuró definitivamente por falta de apoyo.

El libro “Blanca”, Antología de la obra literaria de Blanca Isaza de Jaramillo Mesa, investigado y editado por el filósofo de la Universidad de Caldas, Nicolás Duque Buitrago, hace un homenaje al trabajo, la paciencia y la vida de Aida Jaramillo Isaza, una mujer que mantuvo intacto el archivo literario familiar y dirigió la tercera generación de la Revista Manizales.

El siguiente poema dedicado a Aida por su madre Blanca Isaza, cierra el libro:

Cuentos a Aída

¿Recuerdas? Cada noche yo te contaba un cuento
fantástico, lunático, con hadas y dragones,
con princesas cautivas en sordos torreones,
con voces inventadas de mar y nube y viento.

En mi voz encontraban su disímil acento
todos los personajes: asordinados sones
de pastoral las hadas, y crueles vozarrones
los monstruos que temías ver por el aposento.

Hoy ríes de ti misma por haberme creído
las pueriles leyendas, y por haber sufrido
con esas aventuras del oso y del tití;

pero yo de tu fresca risa me desentiendo
para que no comprendas que he seguido creyendo
en las dulces mentiras que inventé para ti.

La nota publicada por la Radio Nacional registra que la Revista Manizales tuvo 733 números en sus 64 años de existencia. Aída Jaramillo Isaza publicó allí 276 editoriales. La colección privada que construyó la familia y el archivo bibliográfico de Blanca Isaza y Juan Bautista Jaramillo Meza, fueron donados por su hija Aída a la Universidad de Caldas y se encuentran en el Centro Cultural Rogelio Salmona. La colección de la Revista Manizales también se puede consultar en el Centro Cultural del Banco de la República.

*Fotografía de Fredy Gaviria. Tomada del libro “Blanca”

 

 

Una “Luz” en las sombras

Casting

 Luz Marina Carvajal Cardozo ha dedicado la mayor parte de su vida laboral al apoyo pedagógico de estudiantes con capacidades diversas, dadas desde su condición como personas que presentan discapacidad visual, ceguera y baja visión irreversible, acompañamiento institucional y familiar. Ella es psico-orientadora egresada de la Universidad Católica de Manizales, con especialización en Educación Personalizada y se hizo tiflóloga en el Instituto Nacional para Ciegos, Inci, con y para la población que presenta discapacidad visual.

Su trayectoria inicia como docente rural en la vereda Los Caímos del municipio de Risaralda, Caldas, y luego en la Institución Educativa Santa Rita de la vereda Maracas, en el municipio de Manizales, y en el año 1982 participó en capacitación-concurso para enseñar a personas con discapacidad visual en el Instituto Nacional para Ciegos (Inci), en donde empieza a trabajar al año siguiente en una labor ininterrumpida hasta el año 2010 en que se jubila.

Luz Marina, empieza a utilizar estrategias incluyentes (todos con todos y para todos), cuando al llegar al Inci crea el Taller Recreativo, Expresivo y Cultural, vinculando con esta población a hermanos, primos e hijos de funcionarios de este centro de rehabilitación, personas, estas últimas, videntes que sirvieron de apoyo y fortalecimiento de los procesos académicos, recreativos y artísticos, pues en dicho taller se trabajaba la improvisación teatral, las salidas pedagógicas, la implementación de áreas curriculares. Esta estrategia educativa incluyente valora por igual las capacidades de las personas, sin importar su condición social, económica, de raza o biológica. En el caso de las personas con discapacidad visual, se optimizan todos los recursos para que su desempeño en los diversos contextos se dé en igualdad de condiciones con las demás personas que solo difieren en sus características individuales.

Quienes presentan discapacidad visual son diferenciados en cuanto a la percepción de luces, colores, sombras o bultos, lo cual es aprovechado haciendo uso de ayudas o herramientas que les permite la adquisición de destrezas que sustituyen sus carencias visuales, con la posibilidad de movilizarse en espacios conocidos como el hogar, o abiertos, como la calle, patio de descanso o el poder acceder sin mayores dificultades al conocimiento.

En este punto, Luz Marina tiene un amplio reconocimiento a nivel departamental y municipal en cuanto a su creatividad para la construcción de ayudas didácticas que apotan en procesos educativos; así sucedió en el encuentro de funcionarios del ICI, asesores del MEN, Secretaría de Educación de Manizales, algunas compañeras de la Unidad de Atención Integral, UAI, de ese entonces, hoy programa de inclusión, realizado en Medellín en el año 2004, en donde su trabajo fue reconocido públicamente al participar en el diseño de las orientaciones pedagógicas en atención a la población en condición de discapacidad visual.

Con su ingenio ha diseñado recursos variados para la enseñanza del braille y ábaco, adaptando estos elementos para la formación de grupos de personas como docentes en formación. También ha elaborado ayudas pedagógicas para que esta población pueda interactuar con el arte, la literatura, la música y muchas otras expresiones culturales. En esta construcción de materiales pedagógicos recibe el apoyo de su hermano, el artista plástico Jorge Carvajal “Chirico” y su hermana Marleny Carvajal con quienes ha conformado un equipo de trabajo creativo y permanente para que este quehacer permanezca, asumiendo procesos de enseñanza con estas personas que tienen maneras de percibir diferentes.

Después de jubilarse, Luz Marina continúa su misión como docente de apoyo a la población en mención, ciegos y de baja visión irreversible, con el Departamento de Caldas y el municipio de Manizales, hasta el año 2021 en que se desvincula de estos procesos contractuales y se encamina a un trabajo personal en el desarrollo de herramientas y procedimientos para interactuar con las poblaciones que han sido el motor de su vida profesional y humana.

He querido titular esta columna con la palabra “Luz”, porque Luz Marina es eso, un faro en el camino de tantas personas a quienes la sociedad muchas veces ha excluido por una condición que puede ser transformada en otras capacidades, pues los seres humanos, todos y todas, tenemos múltiples habilidades que se compensan unas a otras, y eso es lo que ha realizado Luz Marina Carvajal Cardozo, en un trabajo que merece todo nuestro agradecimiento, respeto y admiración.

Mapa político de Caldas elaborado por Marleny Carvajal C. y Carolina Pamplona a quien Luz Marina Carvajal Cardozo orientó cómo elaborar material didáctico en alto y bajo relieve con diferentes texturas, para personas con discapacidad visual.

Ábaco japonés elaborado por Jorge Carvajal Cardozo “Chirico”, para personas con discapacidad visual.

Tipos copio o plantilla guía de escritura a lápiz, de varios renglones, para escritura braille.

Kit adaptado para matemáticas (regla, escuadra y transportador), para personas con discapacidad visual.

 

 

Tambor Hembra: Mujeres al “toque” de tambores

Cuando se le pregunta a Juan Manuel Ocampo, qué es Tambor Hembra en septiembre de 2022, contesta con orgullo: “Una familia musical que trabaja por el rescate de las músicas tradicionales de Colombia, desde un poder que son los tambores tocados por mujeres”.

Esta familia tiene un proyecto artístico con varias acciones paralelas de grandes alcances culturales en los campos de la educación, la investigación, el espectáculo y la gestión. El artífice de esta escuela fue el Maestro en Música de la Universidad de Caldas, Juan Manuel Ocampo, en el año 2016 con 10 personas. Hoy hacen parte de ese proceso aproximadamente 100 mujeres entre los 7 y los 69 años, entre ellas 9 integrantes del grupo base responsables de los conciertos: Juliana Zuluaga, Alejandra Ocampo, Alejandra Castrillón, Alejandra Zuluaga, Yesica Paola Quintero, Lina Torres, María José Gallego, Lorena Uzuriaga. El director Juan Manuel Ocampo y un equipo de trabajo conformado por ingeniero de sonido, fotógrafo, realizador visual, secretaria y contador.

“Todo empezó, cuenta Juan Manuel, por la necesidad de un trabajo académico de investigación y experimentación para rescatar las músicas tradicionales de Colombia y en uno de mis viajes de inmersión conocí la red de tamboreras de Barranquilla. Me causó inquietud mujeres tocando tambores y me las imaginé también en la región andina”.

Lorena Uzuriaga, hace parte de Tambor Hembra desde 2020. “Veía el proceso desde lejos y siempre lo admiraba. Me acuerdo que hablábamos con Juan Manuel que en la ciudad no había un proyecto de chicas tamboreras, algo novedoso para Manizales”.

Para Juan Manuel trabajar este género con mujeres ha implicado muchos retos. “A pesar de que hoy se ve bien, la mujer antes no podía tocar el tambor, era tradición, hoy en día es más común, hace parte de ese proceso de rescate y experimentación. Nos ha ido muy bien en todo este tiempo, las mujeres son muy comprometidas y eso nos ha permitido crecer con toda la calma”.

Lorena reafirma: “Estamos desmitificando mitos que se han tejido alrededor de las mujeres. Entre nosotras las relaciones ha sido muy armónicas, trabajamos muy bien todo el tiempo superando múltiples circunstancias”.

Lo demuestran en todos los escenarios que han pisado, no solo en Colombia sino en otros países, con su ritmo, alegría, colorido, y la cadencia de sus cuerpos, talentos con que interpretan cumbias, bullerengues, mapalés, afros, porros, pasillos, bambucos, currulaos, agua-bajos, aires colombianos que resuenan al son de sus instrumentos: tambor alegre o tambor hembra, el más grande y de donde viene el nombre del grupo, el que repica; tambor macho o llamador, el más pequeño; tamboras, maracones, gaitas, voces.

El fuerte de sus repertorios son los ritmos tradicionales percutidos de Colombia, principalmente del Caribe, pero también han hecho inmersiones en el Pacífico, la región andina y un poco de los llanos. “Consideramos a Colombia como una unidad, sentimos que esta música también es de nosotros, está en nuestra sangre, nacimos con eso a pesar de que no tenemos la raíz en la cuna”. Explica el director. Lorena agrega, “igual hace parte del proceso de mestizaje, estamos en todos lados y traerlos al frío es muy chévere porque incita a bailar, a estar alegres”.

Esta experiencia feliz de “resonar” tiene un valor agregado esencial para los integrantes de Tambor Hembra: el rastreo, en cada una de las localidades que visitan, de las músicas ancestrales que han configurado nuestro folclor. Con la escuela como soporte, hacen un ejercicio de rescate y empoderamiento de esas expresiones tradicionales. “No conocemos todavía la riqueza de nuestra música, la cantidad de ritmos, cómo funcionan, qué pasa en una rueda de tambores, qué pasa con los bailes cantados, con la música de gaitas, con la historia, entender por qué sucede de una manera o de otra, por qué la debemos respetar, el comportamiento de los cuerpos”, agrega Ocampo.

Para no morir en el intento, Tambor Hembra asume la tarea de la gestión con evidente compromiso y efectividad: quienes hacen parte del grupo base son profesoras en algunos procesos; tiene un ensamble de percusión que hace montajes diferentes, en ocasiones con 60 70, 80 personas; ha realizado giras, además de Colombia, por México y Ecuador; participado en festivales y en los mercados culturales más importantes del país, inclusive en Mapas de Tenerife España; ha ganado dos veces la Beca de Circulación Nacional del Ministerio de Cultura, entre otras iniciativas. “La escuela le aporta al grupo y el grupo a la escuela porque somos una misma familia”.

De otro lado, las mujeres integrantes del grupo base tienen sus empleos independientes, así mismo Juan Manuel, razón por la cual las salidas deben hacerlas, casi siempre, los fines de semana. La mayoría de las veces viajan en bus, con el mismo conductor elegido, por razones de costos y porque los tambores requieren cuidados muy especiales.

Estas artistas, rebosantes de creatividad, sueñan que Tambor Hembra sea muy grande y así poder dedicarse exclusivamente a la música. Consideran van en una senda de crecimiento progresivo, porque, como anotan, “toca moverse mucho ya que en esta sociedad aun la música no es asumida como una profesión, la gente todavía no se cree eso, a nosotros no nos va a tocar, pero debemos ayudar para que lo logren otras generaciones”.

Fotos Facebook Tambor Hembra.

¿Tribunas vacías? Sobre Balones Rotos

Atención que busca la pelota el jugador Agrón, entregando para Stalin Motta: se equivoca el Blanco. La viene robando primero Marlon Piedrahíta, la va dejando para la camisa número siete Ayron del Valle, (…), viene cerrando con (…) Chaverra. La pelota queda a la disputa sobre la punta izquierda, va por ella, cerrando, Dannovi Quiñones; se le escapa la pelota y ofrecimiento de banda. Lo alcanza a meter la pierna Dannovi Quiñones, en consecuencia, la pelota ya se había desbordado sobre la tribuna de Occidental, hay reposición ofensiva a favor del equipo La Equidad. Cero para el Verde, cero para el Blanco.

 En diez minutos los argos, o los arqueros son, mejor, espectadores: no hay tiros directos, no hay llegadas…

Penal, penal, penal, penal…

Penalti, penalti…

¡Penalti a favor de La Equidad!

El apagado murmullo de un celular que reproducía la transmisión en vivo del partido me produjo una epifanía: aunque estuve oyendo el encuentro por la radio antes de entrar a la exposición, no recordaba cuál había sido el resultado del tiro penal en el área del Once Caldas ¿Habría anotado gol La Equidad? Intentar descifrar el farfulleo en busca de un marcador no iba a darme frutos, las consignas eran imposibles de comprender para cualquiera que no estuviese a escasos centímetros del teléfono, pero allí, en la otra punta de la sala, se hallaba Mr Serranoski, conocido su fervor por el Blanco, con el celular justo a su espalda ¿Si metieron el penalti?, le pregunté cuando dejó de conversar con un par de asistentes a la muestra. El artista, que había sintonizado en aquel celular el partido en un intento por mantenerse al tanto de su desarrollo, no sabía siquiera de la existencia del tiro penal; si bien inesperado, su desentendimiento resultaba comprensible: por muy fanático que fuese del Once Caldas y por muy pendiente que le hubiese gustado estar del encuentro, ese miércoles la exhibición y sus visitantes requerían de su total atención.

En “El Fútbol a Sol y Sombra”, Eduardo Galeano (2010) mencionaba, como sutil muestra del menosprecio por el balompié profesado por varios intelectuales, el hecho de que Jorge Luis Borges: “dictó una conferencia sobre el tema de la inmortalidad el mismo día, y a la misma hora, en que la selección argentina estaba disputando su primer partido en el Mundial del 78” (p.42). A pesar de que tal sincronía fácilmente podía deberse al mero azar, el sabido desagrado que le producía el fútbol a Borges hacía bastante más probable, como sugería Galeano, que el cruce hubiese sido maliciosamente planeado. Más de cuarenta años después de aquel primero de junio del 78, a miles de kilómetros de Buenos Aires, se daba, aparentemente, una situación similar: la inauguración de “Balones Rotos” en La Jaus coincidía con la fecha del encuentro Once Caldas contra La Equidad, pero, aun cuando se podía especular que la concurrencia había sido proyectada, como en el caso del partido Argentina contra Hungría y la charla sobre la inmortalidad de Borges, obedeciendo a alguna suerte de desprecio hacia el deporte inglés experimentado por los organizadores de la exposición, en realidad no existían motivos de peso para culpar del cruce a algo más que a la casualidad ¿Era acaso posible hallar malicia anti balompié detrás de la logística de una muestra cuyo texto curatorial comenzaba con la frase: “Que falte el amor pero no el fútbol”?

Rosa, coral, lila y varios colores pastel de nombres extravagantes, como gelatina de frambuesa o rubí suave, engalanaban la grisácea pared. La predominancia de las mismas tonalidades a lo largo del conjunto de obras producía la impresión de que se estaba ante una exhibición individual, parecer que flaqueaba al momento de apreciar las creaciones por separado: el factor cómico de las seis pinturas montadas al lado izquierdo del muro, en las cuales se compartían oraciones con doble sentido en contextos de fútbol y de amor, además de declaraciones, unas reales y otras paródicas, de jugadores a la prensa, contrastaba con la seriedad emanada de la suerte de memorial instalado en el lado derecho de la pared, donde varios objetos (una camiseta con el número nueve pintado en su espalda, un par de guayos con motivos de corazones, una fotografía en blanco y negro de un equipo de balompié, un par de cuadros y varias tarjetas con texto) fueron congregados para recordar la figura de un padre que inculcó el cariño por el fútbol en su hijo. Tal diferencia de enfoques, tras una fachada de materiales y conceptos en común, se debía a que “Balones Rotos” se hallaba constituida por obras de dos artistas, el ya mencionado Mr Serranoski y el zipaquireño Pegatina Criolla, que se proponían, según el texto curatorial de la exposición, “confrontar historias de amor con la pasión por el fútbol a través de los lineamientos estéticos, gráficos y filosóficos” del balompié, por medio de colores como “el rosado, morado y blanco” y, por supuesto, abordando las piezas desde afectos y experiencias personales.

A una distancia lo suficientemente lejana de las obras como para no despertar su mismo interés, se ubicaba una cartelera con los logos de los patrocinadores de “Balones Rotos” repetidos en patrón de mosaico: el típico formato de publicidad usado dentro de las ruedas de prensa deportivas. La pieza donde se anunciaban marcas como Diantres® y Monserrate Supply, señalaba el lugar frente al cual Mr Serranoski tomaba el registro fotográfico de los visitantes que accedían a integrar el archivo de la muestra; una élite en la cual no ingresé, pero de la que pude observar de cerca a un grupo de sus miembros: un indeciso trío que no supo qué tipo de pose adoptar cuando el artista les sugirió, al momento de fotografiarles, hacer algo con aire futbolístico. La cuadrilla terminaría encarnando la típica postura, uno en cuclillas y el resto inclinados, adquirida por los jugadores en el campo cuando, antes de empezar un partido, se realizan los retratos protocolarios. Tal insustancialidad y vacilación, que más que de la duda parecía producto de un total desconocimiento de la materia, no sólo me llevó a cuestionarme por cuál pose me hubiese decantado de haber estado en su lugar (la del Bicho, claro), sino también, luego de recordar que la mayoría de entusiastas del fútbol estarían o bien en el estadio o bien pendientes del partido, a preguntarme si existía alguien entre quienes, hasta ese momento, habían apreciado la exhibición que le interesase en algo el balompié. Y es que, aun cuando la exposición no contenía oscuras referencias que sólo los más asiduos fanáticos pudiesen captar, con seguridad sus formas resonarían y conmoverían especialmente a los devotos de su temática.

Ahora, resultaba difícil imaginarse que muchos apasionados del balompié supieran de la existencia de una muestra como “Balones Rotos” debido, en gran parte, al hegemónico desinterés demostrado por galerías y museos a la hora de generar y apoyar propuestas en torno a asuntos “mundanos”, como el fútbol, en virtud de la monotonía de las temáticas “sublimes” de siempre. Exhibiciones nacionales relativamente recientes como “El Mejor Equipo del Mundo Hijueputa”, una exposición sobre el papel del América de Cali dentro de la idiosincrasia del pacífico colombiano, presentada en el Museo La Tertulia en el marco de los 15 Salones Regionales de Artistas, o “Un País Hecho de Fútbol”, la primera muestra de temática deportiva realizada dentro del Museo Nacional de Colombia en toda su historia (tema que al día de hoy, más de diez años después del lanzamiento de dicha exhibición, no habían vuelto a tocar), se podían contar con los dedos de una mano. De hecho, ¿había siquiera precedentes locales de exposiciones artísticas que involucrasen cuestiones futbolísticas? Un lugar como el, ahora cerrado, Museo Once Caldas, a pesar de ser un espacio expositivo sobre balompié, solo se enfocaba en relatar la historia del Blanco a través de trofeos, balones, camisetas, fotografías y escritos pertenecientes a su colección, y no parecían muy dispuestos a incluir en ella creaciones artísticas contemporáneas relativas al fútbol. Además, si bien de vez en cuando era posible ver obras sobre balompié en una que otra muestra de la ciudad, estas terminaban siendo casos aislados sin mayor relevancia dentro de sus curadurías.

No era extraño pensar, entonces, que quizás ese miércoles ningún fanático del fútbol, más allá de Mr Serranoski, habría ido a apreciar “Balones Rotos”, y que, quizás, ninguno la visitaría durante su mes y medio de estadía. Que, posiblemente, nadie conectaría con la experiencia, compartida por Pegatina Criolla, de haber aprendido la “filosofía de vida futbolera” de la mano de un ser querido; que, a lo mejor, nadie se identificaría con Mr Serranoski en el hecho de haber asociado las penas de amor con las tristezas producidas por un partido de balompié; que, tal vez, nadie propondría para las fotografías de archivo alguna pose diferente a la adquirida por los jugadores de fútbol en el campo cuando, antes de empezar un partido, se realizan los retratos protocolarios.

Previo a mi salida de La Jaus, mientras les daba una última ojeada general a las obras de la pared, un señor de gabardina arribaba y cruzaba la sala, ignorando las obras de arte, para hablar con Mr Serranoski. Hola tío, le dijo el artista al hombre que, luego de un saludarle y desearle feliz cumpleaños (porque ese 13 de julio Mr Serranoski también celebraba el aniversario de su nacimiento), le preguntó por el estado del partido del Once Caldas y le mencionó el penalti a favor de La Equidad. Pero lo botaron, dijo el señor, para luego, con la misma rapidez con la que entró, irse del lugar. Al final, aunque corto, el paso del tío de Mr Serranoski por la exhibición saldaría un par de preguntas de este texto, pero, a su vez, haría surgir una, quizás, mucho más importante: ¿qué tipo de pose hubiese adoptado para el archivo de “Balones Rotos” de haberle pedido su fotografía?

REFERENCIAS:

*Estudiante Artes Plásticas. Universidad de Caldas.

La magia de las bibliotecas del siglo XXI

Hoy por hoy las bibliotecas son más necesarias que nunca porque su principal estrategia es convertirse en espacios  dónde convocar a la comunidad, es su misión más importante, dijo en Manizales el bibliotecario nacido en España, con más de 80 artículos científicos y 12 libros publicados, Julio Alonso Arévalo durante su participación en el Encuentro Departamental de Bibliotecas realizado en Manizales en el mes de abril de 2022.

“Este nuevo concepto de biblioteca favorece la identidad de grupo y une a las personas, se crea un tejido solidario y ese tejido solidario crece con comunidades fuertes que se autoayudan. El objetivo es posibilitar un aprendizaje social compartido”. Para él, el futuro de las bibliotecas prioriza la necesidad de reunión de las personas antes que los espacios para las colecciones.

Arévalo, Premio Nacional de Investigación por la UNE Mejor profesional social media INFOAWARDS 2019, agregó que estos laboratorios ciudadanos,, como los llama, integran medios digitales, espacios creadores con todo tipo de herramientas, proyectos de gestión geográfica del espacio, visualización de datos, humanidades digitales, laboratorios de juegos, “cualquier necesidad que tiene la comunidad la puede proyectar la biblioteca directamente”.

Bajo este contexto, el bibliotecario está llamado a ampliar sus expectativas, no es un administrador de libros. “Hoy por hoy somos más asesores de confianza en nuestra comunidad, ese es el papel que tenemos que entender para crear sociedades, para crear también el espíritu de integración en la comunidad y para desarrollar el tejido social”, puntualizó el profesional.

EL LIBRO NO ES COMPETENCIA

Durante su intervención denominada “Makerspace en bibliotecas: el espacio como servicio y estrategia”, ante los bibliotecarios del Departamento de Caldas reunidos  del 27 al 29 de abril de 2022, con el auspicio de la Secretaría de Cultura y el Centro Cultural Banco de la República, Arévalo se refirió al libro físico como la esencia de la biblioteca “y lo seguirá siendo”.

“Sabéis de alguna tecnología que haya durado 500 años que no sea el libro? El formato códice en su día fue el primer dispositivo móvil, permitía que en lugar de llevar un rollo y desplegarlo, llevarlo en un bolsillo. El libro seguirá existiendo y la galaxia Gutenberg sigue proyectándose de la misma manera, además los espacios de creación refuerzan el sentido del libro y viceversa. Cuando se hacen espacios de creación se exhiben los libros cuyo contenido corresponde a lo que se está explicando y así gente que no tiene afinidad con el libro, en un momento dado empieza a leer”.

Fue enfático en afirmar que el libro no es competencia de los espacios digitales porque la biblioteca sigue siendo una biblioteca y el ADN de la biblioteca y los bibliotecarios sigue siendo el libro. “Lo que pasa es que ampliamos las expectativos de la biblioteca ofreciendo nuevos servicios, cuando por otra parte el contexto digital y otras organizaciones están ocupándose de lo que hacíamos entonces. Tenemos que cambiar nuestra estrategia y ofrecer nuevas formas de aprendizaje que se conectan mejor con los ciudadanos. Ninguno es completamente digital y ninguno es completamente impreso, transitamos de uno a otro sin complejos y esto lo que hace es ampliar las posibilidades de lectura. La biblioteca sigue siendo esencialmente el sitio de los libros. Ya lo dijo Ortega y Gasset, el bibliotecario sobrevivirá si lo quieren las comunidades en las que está brindando el servicio y esa es la nueva realidad de la biblioteca”.

Fotografías tomadas de internet Universo Abierto.

 

Biblioteca de Escritoras Colombianas

“El nombre de antes” es el título de la antología poética de Maruja Vieira, publicada en la colección Biblioteca de Escritoras Colombianas del Ministerio de Cultura de reciente edición. “Maruja Vieira considera que su obra es poesía periodística y que sus poemas son crónicas: relatos de su vida, sus afectos, sus duelos y sus lugares queridos, así como postales sobre el conflicto armado y la violencia política, tan cercana a su vida. Su poesía, de la que este volumen recoge una muestra, ofrece una mirada íntima alrededor de la voz y la palabra, la infancia y la familia, el amor perdido, la maternidad, la memoria y el olvido, la guerra, el paso del tiempo, los amigos y la muerte, que se vence con la escritura”, relata en el prólogo del libro la escritora y periodista Adriana Villegas Botero.

La Biblioteca de Escritoras Colombianas es un proyecto del Ministerio de Cultura que busca promover el trabajo de las escritoras colombianas. Se trata, en esta primera etapa, de la edición y publicación de dieciocho títulos de algunas de las escritoras más relevantes del país desde la Colonia hasta las nacidas en la primera mitad del siglo XX. El objetivo principal es rescatar las obras de autoras sobresalientes que están descatalogadas o que no han tenido el reconocimiento que merecen, y ofrecer a los lectores unas ediciones pulcras y modernas, que estarán a su alcance, de manera gratuita, en las bibliotecas públicas. Gracias a una alianza con editoriales independientes, once de ellas circularán en el mercado y podrán adquirirse en librerías. Cada título cuenta con un prólogo escrito por una especialista que da contexto a la obra y a su autora dentro de nuestra tradición literaria.

Es una biblioteca diversa que incluye autoras de todo el país: Bogotá y la región andina, la Sierra Nevada del Cocuy, la costa Caribe, San Andrés Islas, el nororiente, el suroccidente, el eje cafetero y Medellín. Hay escritoras mestizas, negras, raizales e indígenas. Son de variados perfiles. Mujeres privilegiadas y mujeres excluidas, religiosas y laicas, amas de casa y profesionales, y en condición de discapacidad. Los géneros literarios están bien representados con novelas, libros de cuento, poesía, crónica, textos periodísticos y una obra de teatro.

El equipo de trabajo está conformado por Pilar Quintana, en la coordinación editorial, María Antonia León, Natalia Mejía E. y Camila Charry, como asistentes de edición, además de un transcriptor, dos correctores de estilo, tres traductores y dos compiladoras. El diseño, la diagramación y la impresión están a cargo de Tragaluz Editores y Laguna Libros.

Estos son los títulos de la Biblioteca de Escritoras Colombianas:

  • Su vida (autobiografía), Francisca Josefa de Castillo, con prólogo de Ángela Inés Robledo
  • Una holandesa en América (novela), Soledad Acosta de Samper, con prólogo de Carolina Alzate
  • Déjennos tranquilas (textos periodísticos), Sofía Ospina de Navarro, con prólogo de Paloma Pérez Sastre
  • Los hijos de ella (obra de teatro), Amira de la Rosa, con prólogo de Patricia Ariza
  • Autobiografía de una uña (columnas), Emilia Pardo Umaña, con prólogo de Rosario del Castillo
  • Mi Cristo negro (novela), Teresa Martínez de Varela, con prólogo de Yijhan Rentería Salazar
  • Ángela y el diablo (cuentos), Elisa Mújica, con prólogo de Lina Alonso Castillo
  • Acá empieza el fuego (poesía), Emilia Ayarza, con prólogo de Camila Charry Noriega
  • Ninguna voz repetirá la mía (poesía), Meira Delmar, con prólogo de María Antonia Léon
  • El nombre de antes (poesía). Maruja Vieira, con prólogo de Adriana Villegas Botero
  • Mi capitán Fabián Sicachá (novela), Flor Romero de Nohra, con prólogo de Aleyda Gutiérrez Mavesoy
  • La m de las moscas (cuentos), Helena Araújo, con prólogo de Natalia Mejía E.
  • Sail Ahoy!!! (¡Vela a la vista!) (novela), Hazel Robinson Abrahams, con prólogo de Adriana Rosas
  • Dos veces Alicia (novela), Albalucía Ángel, con prólogo de Alejandra Jaramillo Morales e Ivonne Alonso Mondragón
  • Tengo los pies en la cabeza (novela), Berichá (Esperanza Aguablanca), con prólogo de Adriana Campos Umbarila
  • Oficio de vivir (poesía), María Mercedes Carranza, con prólogo y compilación de su hija Melibea
  • La mujer que sabía demasiado (novela), Silvia Galvis, con prólogo de Luz Mary Giraldo
  • Mido mi cuarta y me paro en ella (cuentos), Amalialú Posso Figueroa, con prólogo de Velia Vidal

 Su vida

Francisca Josefa de Castillo

Francisca Josefa de Castillo fue «rara» desde niña. Sus padres, notables de la ciudad de Tunja, una de las principales del Nuevo Reino de Granada, no consiguieron disuadirla de que se fuera de monja. Empezó a escribir en el convento, por orden de su confesor.

Esta es su autobiografía, la primera publicación firmada por una mujer en Colombia. Le tomó once años escribirla y fue publicada como Su vida, en 1817, setenta y cinco años después de su muerte.

«Mas eran tantas a veces las lágrimas que lloraba que necesitaba poner un paño sobre los libros para poder escribir».

En Su vida, la madre Francisca Josefa de Castillo exhibe su dolor con orgullo, los males físicos y espirituales que padecía, los espantosos sueños y visiones, los maltratos y las intrigas de las que era víctima en el convento. Es un inventario de sus sufrimientos y, a la vez, una muestra de la vida de las monjas y del pensamiento de las mujeres durante la Colonia.

Francisca Josefa de Castillo (Tunja, 1671-1742) ingresó al Real Convento de Santa Clara de Tunja a los dieciocho años y profesó como monja en 1694. Durante ese tiempo ejerció todo tipo labores dentro del claustro: sacristana, portera, enfermera, maestra de novicias, escucha, secretaria, gradera e intérprete de órgano; además, ocupó el cargo de abadesa tres veces. Escribió, por orden de sus confesores, Su vida, autobiografía publicada en Filadelfia, Estados Unidos, en 1817; Afectos espirituales, conjunto de reflexiones místicas cuya primera parte se publicó en Bogotá, en 1843, y los poemas reunidos en el Cuaderno de Enciso, libro de cuentas del gobernador José Enciso, su cuñado, publicados en las Obras completas, en Bogotá, en 1968. Al exhumarla, un año después de su muerte, el padre Diego de Moya, uno de sus confesores, certificó haber hallado su cuerpo incorrupto y flexible.

Una holandesa en América

Soledad Acosta de Samper

Soledad Acosta de Samper es la principal escritora colombiana del siglo XIX y Una holandesa en América es su obra más importante: una novela revolucionaria, escrita desde el margen ─por una mujer─, para ser leída por mujeres, y con personajes femeninos que desafían el ideal de su tiempo. Se trata de jóvenes educadas, que cuestionan su mundo, que no se conforman con las imposiciones sociales ni hacen lo que se espera de ellas, dueñas de su voluntad y destino.

Cuando su familia emigra a América, la pequeña Lucía se queda en Holanda al cuidado de una tía. Ya es una joven para el momento en que su madre muere y su padre la reclama en su hacienda de la Nueva Granada, ofreciéndole una vida de lujos junto a sus hermanos. Lucía está despechada por un amor no correspondido y se embarca en el viaje con la ilusión de la aventura, el reencuentro con su familia y un nuevo comienzo en una tierra que imagina paradisiaca. Pronto se desengaña: a al llegar encuentra un país conmocionado por las guerras civiles, y su familia y la hacienda están muy lejos de lo que su padre le había prometido.

Soledad Acosta de Samper (Bogotá, 1833-1913) es autora de una prolífica obra que comprende más de veinte novelas, además de numerosos cuentos, tratados de historia, estudios sociales y literarios e, incluso, obras de teatro. Su vida transcurrió entre los viajes, las salas de redacción y su taller de escritura, donde solía trabajar con recortes y tijeras. Fundó cinco periódicos y realizó varias traducciones, ya que además del español hablaba inglés y francés. Algunas de sus novelas más representativas son Una holandesa en América, El corazón de la mujer, Dolores, Novelas y cuadros de la vida suramericana y Los piratas en Cartagena. Al final de su vida fue nombrada miembro honorífico de la Academia Colombiana de Historia.

Ninguna voz repetirá la mía

Meira Delmar

«Ninguna voz repetirá la mía», dice el verso de Meira Delmar que da título a esta antología, compilada por Camila Charry Noriega para la Biblioteca de Escritoras Colombianas, pues nadie puede definir las cualidades de su poesía mejor que la autora misma: «de nostálgico ardor y fiel asombro».

Son cuarenta y cinco poemas escritos con ese ardor y ese asombro que la acompañaron durante su carrera de más de medio siglo y que dan cuenta de lo que vieron sus ojos de niña, la casa de los padres y la lejana tierra de los ancestros, el amor, la pérdida, el olvido, su relación con las palabras y, por supuesto, el mar, que es su gran tema. Pero vale más que lo diga ella a su manera: «La voz estremecida con que nombro/el mar, la rosa, la melancolía».

Meira Delmar, seudónimo de Olga Isabel Chams Eljach (Barranquilla, 1922-2009), es una poeta​ colombiana de ascendencia libanesa. Estudió en la Escuela de Bellas Artes del Centro de Estudios Dante Alighieri en Roma, Italia, y en el Conservatorio Pedro Biava, en Barranquilla. Desde 1937 empezó a publicar poemas en la revista Vanidades de La Habana.  Fue miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, del Centro Artístico de Barranquilla, de la Comisión Interamericana de Mujeres, del Club Zonta Internacional de Mujeres Profesionales y Ejecutivas y de la Sociedad de Mejoras Públicas. Recibió múltiples reconocimientos por su labor poética, como el doctorado honoris causa en Letras de la Universidad del Atlántico, y el Premio Nacional de Poesía por Reconocimiento de la Universidad de Antioquia, entre muchos otros.

El nombre de antes

Maruja Vieira

El nombre de antes es la nueva antología poética de Maruja Vieira, una de las poetas más destacadas y prolíficas de Colombia. Fue compilada por Camila Charry Noriega para la Biblioteca de Escritoras Colombianas y se trata de una selección exquisita: cincuenta y tres poemas, entre ellos los más celebrados, así como también unos menos conocidos, excepcionales, que solo aparecieron alguna vez en un libro.

«Está mi voz creciendo, buscando algo bajo la tierra».

La voz de la autora, siempre sutil y franca, sin dobleces ni ruido, nos conduce por la historia de su poesía y por los temas que la ocuparon desde sus primeros trabajos, escritos antes de que cumpliera veinticinco años, hasta los más recientes, que datan de cuando tenía más de noventa: la ausencia y la muerte, la violencia, el amor, la amistad, las artes y la poesía misma.

Maruja Viera (Manizales, Caldas, 1922) es poeta, ensayista y periodista. Trabajó como catedrática y relacionista pública; fue miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua e hizo parte del movimiento literario Los Cuadernícolas. Fue una de las primeras mujeres colombianas en ocupar cargos ejecutivos y ha sido fuerte defensora de los derechos de las mujeres. Su trayectoria ha sido reconocida con la Gran Orden de la Cultura del Ministerio de Cultura de Colombia, la Medalla Simón Bolívar del Ministerio de Educación Nacional y, en dos ocasiones, con la Medalla Honor al Mérito Artístico del Distrito Capital, entre otras distinciones. Ha ganado diversos premios de poesía y periodismo. Su obra reúne más de quince libros publicados entre 1947 y 2019.

Sail ahoy!!! (¡Vela a la vista)

Hazel Robinson Abrahams

«El viento, aunque leve, le quitó en un soplo el paño de la cabeza y se lo entregó al mar».

La hermana María José es una monja manizaleña, de familia adinerada, que se embarca por órdenes de sus superiores con destino al archipiélago de San Andrés, en el Caribe colombiano. El tocado de monja no es lo único que pierde en la travesía. A bordo de la goleta va Henley Alva Brittany, un hábil y seductor marinero de la pequeña isla de Providencia. Tras conocerlo, la hermana María José se queda sin tranquilidad ni certezas.

Sail Ahoy!!! —en español ¡Vela a la vista!—, de la escritora raizal Hazel Robinson Abrahams, originaria de la isla de San Andrés, es la historia de un amor impetuoso entre una monja de espíritu libre y un isleño de espíritu rebelde. Transcurre a finales de los años treinta y tiene por fondo el mar Caribe, la belleza de sus islas, pero también sus rígidas tradiciones, heredadas de los puritanos fundadores, sus peligrosas tormentas y la amenaza de una guerra, que conspiran contra los amantes.

Hazel Robinson Abrahams (San Andrés, 1935), nacida de padres isleños, estudió los primeros años en San Andrés, a los quince fue internada en un colegio adventista de Medellín y, luego, terminó el bachillerato en el Instituto Técnico Comercial de Barranquilla. En 1959, mientras trabajaba en la Caja Agraria de San Andrés, comenzó a publicar crónicas sobre el archipiélago en El Espectador. La serie se tituló Meridiano 82 y de allí surgió su primera novela No Give Up, Maan! (No te rindas), publicada por la Editorial Universidad Nacional de Colombia en 2002, en la que rescata la historia de sus antepasados. En 2004 publicó su segunda novela Sail Ahoy!!! (¡Vela a la vista!), con la misma editorial.

Tengo los pies en la cabeza

Berichá (Esperanza Aguablanca)

Según la tradición del pueblo u’wa, asentado en las estribaciones de la Sierra Nevada del Cocuy, la vida de un niño empieza a los quince días de nacido, en la ceremonia de imposición de su nombre. A los que tenían defectos físicos que les impedirían llevar una vida productiva los abandonaban en el bosque o los degollaban.

Berichá nació sin piernas. Sus padres, que eran de la estirpe de los sabios, decidieron conservarla. El padre murió y la niña creció con su madre, aprendiendo sobre la naturaleza y las tradiciones. Luego se educó con unos misioneros, que la bautizaron y le dieron por nombre Esperanza Aguablanca. Se convirtió en profesora y escritora, alzó la voz contra las injusticias padecidas por cuenta de los hombres blancos y luchó por la dignidad de su pueblo.

Tengo los pies en la cabeza es el testimonio de una mujer extraordinaria, que se sobrepuso a las exclusiones ─por su género, por ser indígena y por su discapacidad─ y al mismo tiempo es la crónica de resistencia de los u’wa y un documento que registra una manera de estar en el mundo que hoy se encuentra en peligro de extinción.

Berichá, llamada también Esperanza Aguablanca (Cubará, Boyacá 1945-2011), nació en la antigua Barrosa Baja, localizada en el municipio de Cubará, en Boyacá. Estudió en un internado en Santa Librada, Norte de Santander. Años más tarde se convirtió en maestra de escuela. Fue licenciada en Filología e Idiomas de la Universidad Libre de Cúcuta y magíster en Etnolingüística de Lenguas Aborígenes de la Universidad de los Andes. Además, recibió el Premio Cafam a la Mujer en 1993, así como otros reconocimientos por parte de la Alcaldía Mayor de Santafé de Bogotá y la Gobernación de Norte de Santander.

Mido mi cuarta y me paro en ella

Amalialú Posso Figueroa

«Yo nací y me crie en el Chocó, oliendo el marañón, comiendo bocachico y empapándome con el aguacero».

Mido mi cuarta y me paro en ella es una antología de textos de Amalialú Posso Figueroa, compilada por la autora para la Biblioteca de Escritoras Colombianas. Contiene poemas que primero fueron cuentos, crónicas que parecen ficciones, ficciones salidas de la vida real e historias de la vida real con cadencia de poemas. Son trece escritos selváticos, en el erotismo desbordado, la apuesta del lenguaje sin domesticar y el ritmo de la oralidad. Más que leerlos, se oyen; vibran en la cabeza del lector. Lo llevan a un territorio fabuloso, de naturaleza salvaje, empapado de lluvia, música y humores corporales, con personajes gozones, situaciones estrambóticas y palabras inventadas.

«Quiero que todos los que se adentren en mis cuentos se dejen ir y disfruten siguiendo el relato sin la preocupación de descifrar significados, que apropien el dom, doróm, dom, dom, siguiendo al tambor, compitiéndole a la palpitación».

Amalialú Posso Figueroa (Quibdó, Chocó, 1947) es escritora, poeta y narradora oral. Estudió Psicología en la Universidad Nacional y es coordinadora de excelencia académica en esa misma universidad; docente de la Universidad de Los Andes y de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, de Bogotá, y de la Pontificia Bolivariana, de Medellín. Su obra tiene numerosas ediciones en Colombia y en España, ha sido traducida al gallego y parcialmente al hebreo, portugués, francés e inglés, y ha aparecido en antologías, revistas y colecciones. Con sus historias, que rescatan la memoria y musicalidad del Pacífico colombiano, se ha presentado en escenarios de Colombia, España, Francia, China, México, Costa Rica, Cuba, Jamaica, Ecuador, Brasil, Argentina, Estados Unidos de América y Venezuela.

 

Ideas para promover y mantener el buen hábito de la lectura

“El acto de leer implica tres elementos ineludibles y constitutivos que dan forma y sentido a la acción del sujeto sobre el objeto o código representacional, estos son: percepción crítica, interpretación y reescritura”. (FREIRE, 1989).

El 23 de abril es el día la lengua española, fecha en la cual los amantes de la lectura celebran el gusto por esta actividad y nos invitan a disfrutar de todos sus ya reconocidos beneficios. Esta una oportunidad para pensar en la lectura como hábito.

Hablemos de biblioterapia

Es sorprendente la manera como se van presentando formas innovadoras para que los demandantes se acerquen a la lectura. La idea es no permitir que esta se extravié como fuente básica de acceso al conocimiento y al saber, sino que se mantenga su vigor y su vigencia. Ideas no faltan. Una muy innovadora, y que además conecta con mi formación como psicólogo y psicoterapeuta, está inspirada en la consulta médica y psicológica. Es un servicio que incluye desde una cita con el interesado para explorar su perfil y preferencias de lectura, hasta la prescripción de las obras más primordiales para él y sus necesidades de entendimiento, identidad y ocio.

Estoy hablando de un portal en internet, el School of life, donde se puede leer la oferta: “Nuestros biblioterapeutas se especializan en obras de ficción, pero además recetan obras selectas de filosofía, poesía y otros trabajos de no ficción”, y continúan diciendo, “…organización que pretende convertir la lectura en un medio de bienestar y salud mental”. Más adelante y con justa razón comentan “…La vida es demasiado corta, para libros malos, pero con un nuevo libro publicado cada 30 segundos, puede ser difícil saber por dónde empezar”. Sabemos que ya en su momento lo hizo la música, con la así llamada musicoterapia; la danza con la danzoterapia y así con las artes en general. Hoy es el día, entonces, para promover la –biblioterapia- y sus beneficios sanadores. Una idea que podría inspirar a muchos colegas.

Hacia la multialfabetización

La lectura nos plantea grandes retos intelectuales, no solamente por su complejidad intrínseca y por el gran volumen de textos en soporte digital y físico que hoy circulan, sino por la proliferación de objetos, medios e imágenes que también se consideran propensos de leerse.

En este momento existe una diversificación tan monumental del tipo de materiales de lectura -la variedad de soportes y apoyos-, las aplicaciones virtuales han extendido tanto el rango de posibilidades, que los especialistas en el asunto por el momento no solo hablan de alfabetización, sino que usan el término más largo como es el de multialfabetización para comprender las novedosas necesidades.

Los retos frente al fortalecimiento de la lectura como hábito son cada día más exigentes y requieren más conocimiento, más dedicación, y agudeza en identificar los recursos que nos permitan mantenerla y promoverla en todas sus proporciones.

Se requiere, entonces, un sujeto más abierto, más flexible, con otra mirada frente a un deseo cada vez menos inspirado en un País de Cucaña, y si, un sujeto más luchador, más incrédulo en promesas falsas. Lo fácil nos termina costando muchos ojos de la cara. Necesitamos jóvenes que vean el futuro sin perder de vista el presente como resonancia del pasado que aún no muere; porque en este país siguen vigentes, en su versión más descarnada, sujetos con mayor voluntad y con un pensamiento menos perezoso. Demandamos maestros más inspiradores que explicadores. Estudiantes y maestros más amigos, pero que lo sean desde la diferencia y no solo desde la semejanza. Lo barato siempre saldrá caro, decía mi madre. Desear un pensamiento que nos cueste. Pensar cuesta y exige esfuerzo. La lectura nos enseña a disfrutarlo.

En el caso de los textos digitales, Elsa Margarita Ramírez Leyva, investigadora y docente de UNAM, nos comenta que la lectura ya no se hace de manera lineal, de inicio a fin. Este soporte ha variado la manera de leer, como regularmente pasa con los libros tradicionales. Estos nos trazan la ruta -aunque hay casos excepcionales, como la novela Rayuela de Julio Cortázar que se puede leer en desorden-. Ya en 1988 Umberto Eco lo advirtió de otra manera, la lectura de la misma forma desde que la concebíamos a partir de la construcción de la imprenta, comenzaba a demandar un cambio de visión. La mente perezosa no le es útil al lector, mucho menos hoy. Lo que si le es útil y le permite continuar su avance, es el pensamiento crítico.

Los recursos y las ventajas del pensamiento crítico

El pensar de manera crítica nos ayuda a discernir entre argumentos brillantes y mediocres, a superar prejuicios, a hallar conclusiones bien fundamentadas, a generar alternativas, a mejorar la comunicación, a reconocer entre la información falsa y la verdadera; sobre todo las fake news en las redes, surgidas al albor de las nuevas tecnologías. Las consecuencias de estas falacias no son menores. En resumen, a ser dueños de nuestro pensamiento, a estructurar criterio y actuar en consecuencia. El pensamiento crítico es aplicable a cualquier aspecto de nuestro día a día, incluida la resolución de dificultades y problemas o la toma de decisiones. El acceso a la información a través de la lectura, en su espectro más amplio, para este propósito se requiere y hace indispensable un pensamiento de calidad crítica.

¿Se puede desarrollar el raciocinio crítico? Muchos especialistas en el tema piensan que sí, sobre todo si se empieza en la etapa temprana de la formación académica. En la adultez se hace más difícil, sin embargo con empeño y autoconocimiento, ejercicios de autobservación y metacognitivos, si es posible hacerlo. Se recomienda examinar la información en pequeñas dosis -la trascendencia de los detalles y la averiguación de los matices-, practicar la curiosidad y el escepticismo -hacerse preguntas y contrastar por medio de otras fuentes- y cuestionar todo lo que nos dicen -sobre todo, si va en dirección a nuestras creencias-. Sin pensamiento crítico, el pensamiento estúpido se seguirá imponiendo, no solo en las redes y las artes, sino en todos los ámbitos de nuestra vida social.

*Psicólogo – Mg. en Educación desde la Diversidad. Docente Universidad de Manizales.

Colombia, tierra de luz

Más de 10 años de trabajo y la memoria de 30 puntos del país azotados por la violencia están condensados en el más reciente proyecto fotográfico de Santiago Escobar-Jaramillo. La luz es el medio y el lenguaje a través del cual este fotógrafo manizalita desarrolla un comprometido esfuerzo de reparación simbólica.
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Al tomar un ejemplar de Colombia, tierra de luz se experimenta la sensación de emprender un viaje por oscuros rincones del país, de indagar entre las páginas de un informe secreto que es urgente revelar, de hacer parte de la edición de un libro fragmentado cuyos pliegos aguardan por la versión definitiva en manos del lector.

No se trata solo de un libro de fotografía sino de una experiencia en varios sentidos. Del mismo modo, rotular a Santiago solo como un fotógrafo sería ignorar la forma total de su autoría en este proyecto que él ha cuidado desde el encendido de las antorchas hasta las costuras visibles en la encuadernación.

Este proyecto, publicado por la Editorial Universidad de Caldas, parte de un prolongado ejercicio de acción participativa, con episodios de instalación artística, intervención arquitectónica, taller creativo y performance. Meterse en esas páginas permite recorrer junto a su autor diez años de trabajo y 30 puntos del país, azotados por la violencia o indiferentes a la vecindad constante con ella. Todos esos recorridos del centro a la periferia y esas formas de interactuar con comunidades a través de la luz desembocan en un objeto meticulosamente elaborado: una caja de tela, dos volúmenes críticos, doce cuadernillos de fotografías y una postal.

El 5 abril de 2019, un grupo de mujeres del taller Hilos de Luz, víctimas del conflicto armado, terminaron de coser los cuadernillos que horas antes habían terminado de imprimirse en Matiz Taller Editorial, en Manizales. El 9 de abril, día nacional de las víctimas, cuando los primeros ejemplares llegaron a manos de editores, periodistas, amigos y seguidores del trabajo de Santiago, aún se sentía el espeso olor a tinta entre las páginas fuertemente cargadas de negro. La tinta fresca revelaba la urgencia de que el libro llegara justo en esa fecha simbólica; una prueba más del cuidadoso control de los detalles y del significado que ellos tienen en el trabajo de Santiago.

El registro gráfico revive las acciones e intervenciones que realizó junto a las comunidades utilizando variadas fuentes de luz. Los textos, firmados por teóricos, fotógrafos y poetas, dan cuenta de esa tensión entre luz y oscuridad, entre memoria y olvido, como recurso de reparación simbólica en medio del conflicto armado. En sus palabras, “en este proyecto, la luz no solo consiste en un aspecto material que hace visible el espacio. Es también la luz que uno lleva por dentro, desde la espiritualidad, el sentimiento, la esperanza”.

Minga muralista | Tribío, Cauca | 2017

La ruta trazada en su libro comprende 30 lugares, aunque la selección reunida en el libro se limita a 12 puntos escogidos entre ellos: zonas del país en las cuales la exuberancia contrasta con el abandono, donde la riqueza natural es la fuente de variadas formas de miseria y donde la violencia ha marcado con dolor la memoria de generaciones.

Santiago no es ajeno al recio contexto en el que se inscribe este proyecto. Cuando él tenía 12 años, su tío Guillermo fue asesinado en un oscuro episodio del conflicto. Este momento cobraría vida desde sus primeros proyectos artísticos y reaparece de forma contundente en Colombia, tierra de luz.

Hace diez años, entre sus estudios de arquitectura y su maestría en fotografía, comenzó a hacer maquetas en las que reproducía a escala, con soldaditos de plomo, escenas del conflicto, como aquella de la que su tío fue víctima. Era una forma simbólica de desescalar la guerra, de verla en pequeño y de cerca. Gracias a ese proyecto recibió premios e invitaciones a participar en salones que le abrieron las puertas en el circuito artístico del país. Sin embargo, pronto sintió que las maquetas solo alcanzaban a comunicar su mensaje a un pequeño público privilegiado con acceso a las galerías. Fue entonces cuando decidió llevar su trabajo artístico de la miniatura a la intervención en espacio, de la galería al paisaje. Su representación salió de las salas y fue a los lugares donde había sido una realidad y a otros desde donde había sido ignorado. “En cada lugar que empecé a recorrer encontré una geografía diferente: desde el desierto a la selva, desde la zona montañosa a la planicie, desde las ciudades al cambuche; y al mismo tiempo reunir a los distintos actores armados: paramilitares, guerrilla y el mismo Estado”, afirma Santiago.

La primera intervención consistió en una serie de estructuras piramidales iluminadas con fuego sobre el despoblado Morro de Sancancio. Desde Manizales, las 36 pirámides tendidas en el cerro tutelar lucían como un gran triángulo que simulaba un campamento de desplazados. El registro fotográfico muestra la confrontación entre la ciudad habitada y esa simulación de una realidad que los manizaleños suelen sentir alejada de su territorio. Pronto, los vecinos comenzaron a llamar a las autoridades, preocupados por la aparente invasión, por sentir que ahora estaba demasiado cerca aquello que siempre les había resultado cómodo ignorar desde la distancia.


Pueblo fantasma | Manizales, Caldas | 2009

Una intervención similar fue realizada con estas piezas piramidales en un espolón de la Bahía de Santa Marta, una representación de la idea de robarle tierra al mar. Esos dos momentos conforman el primer cuadernillo del proyecto bajo el título “Pueblo fantasma” y trazan algunas de las líneas que se replicarían a partir de entonces a lo largo del proyecto: la luz como fuente y como símbolo, y la fotografía como registro y como obra. Los otros dos elementos claves aparecerían a partir de la segunda fase, una acción en Santa Rita, cerca al río Magdalena, donde el territorio se convertiría en escenario histórico y la comunidad en protagonista.

Después de esta primera acción con un pueblo fantasma imaginado, Santiago encontró en Santa Rita la soledad real de una población abandonada hace 15 años, cuando sus habitantes fueron expulsados por grupos paramilitares comandados por alias Esteban. Regresar al pueblo e iluminar sus ruinas, como si aún hubiese vida recorriendo sus calles, fue la acción que llevó a cabo con la participación de la comunidad. Las imágenes recrean presencias difusas en contraste con los habitantes reales en pleno reencuentro con el territorio. Esa misma tensión entre larga exposición e incertidumbre ante el movimiento está presente en la acción llevada a cabo en Necoclí, Antioquia, donde los manifestantes de la marcha a favor de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras fueron retratados por Santiago el 10 de febrero de 2012.

Estas dos acciones asumen la imperfección técnica como una condición natural y como un eco de la realidad oscura y turbulenta de muchas de estas zonas del país. Santiago es consciente de que en este proyecto lo que la luz intenta revelar no es estrictamente visual, sino, ante todo, una conexión viva entre comunidad, memoria y territorio; una relación a ratos desdibujada, a ratos marcada por el movimiento forzoso, a ratos despersonalizada.

Así aparece en la mayor parte de las imágenes, cuya principal intención –además de la estética– es esa fuerza de traer al presente. “Todas estas eran acciones o intervenciones temporales, efímeras. La única manera de conservarlas era en la memoria de quienes participaron o en la memoria visual, gráfica, que es la foto. Al avanzar me di cuenta de que la foto podía no solo ser registro, sino que tenía que ser la obra final”.

Sin embargo, no fue ese riesgo técnico lo que generó prevención entre sus colegas fotógrafos. Acercarse al conflicto a través de actos simbólicos estaba por fuera de la línea predominantemente documental con la cual la fotografía se acercaba a esa realidad de manera recurrente. Incluso después de la quinta acción y de que las universidades de Harvard y MIT lo invitaron a presentar este proyecto, Santiago seguía sintiendo la incomprensión de compañeros del medio. La persistencia en el proceso y la consistencia de los resultados han acabado por acallar esas dudas.

Santander, La Guajira, el Cauca, Nariño, Amazonas, Antioquia, Caldas, Casanaré, Chocó, Caquetá, Arauca, Bogotá, Tolima y las riberas del Magdalena… De los 30 puntos recorridos Santiago tuvo que escoger doce para dedicar a ellos los cuadernillos que conforman el libro. Escasa, la luz proviene de mechas, antorchas, linternas, instalaciones navideñas… cada acción remite a un fragmento de la historia reciente del país y sus diversos protagonistas.

Al enfrentarlo solo, el libro toma tiempo. La primera vez es necesario romper las etiquetas tipo archivo confidencial, diseñadas por el peruano Arturo Higa, para adentrarse en los secretos revelados en sus páginas. Ese romper el papel es la única forma de entrar y ver, pero es a la vez una acción sin retorno. Aunque están numerados, el orden en el que se explora cada cuadernillo puede ser caprichoso y la lectura de los textos críticos, escritos por José Luis Falconi, María Rocío Cifuentes, Mario Hernán López, Lyle Rexer, Jorge Panchoaga y Juanamaría Echeverri, puede hacerse al final, como un diálogo con otras miradas sobre otras formas de iluminar una misma realidad.

Al compartir el libro en grupo pasa algo totalmente distinto. Esa dispersión, que a primera vista puede resultar algo desconcertante, cobra total sentido cuando varias manos pasan las páginas simultáneamente e intercambian historias de un extremo a otro del país, del fuego a la electricidad, de la desolación al juego, de la sombra al retorno. Al juntar las páginas centrales de los doce cuadernillos, la imagen desplegada conforma una gran foto con la cual se completa el círculo hacia el origen: una foto fragmentada del punto en el cual el tío de Santiago fue asesinado cuando él tenía 12 años.

En las fotos tomadas en Leticia, en septiembre de 2012, y reunidas en el cuadernillo 7 del libro, una instalación luminosa envuelve a los personajes a bordo de un planchón en el Amazonas. Treinta miembros de la Asociación de Desplazados de Nueva Esperanza (Adnues), entre quienes se encuentra Sara Siquiva, viuda tras perder a su esposo a manos de las Farc, comparten este viaje. Unidos por la luz, recuerdan las huellas de su pasado, pero recrean el mito Ticuna, según el cual al morir Yuche dio vida a nuevos seres. El relato narrado por los navegantes a bordo del planchón está marcado por la denuncia ante el abandono: al verlos y leer sus voces queda claro que la luz abre un camino entre la memoria y la esperanza, pero que se necesitan acciones más allá de las simbólicas para recorrerlo.

Colombia, tierra de luz
Santiago Escobar-Jaramillo
Editorial Universidad de Caldas
Colección Diseño Visual
colombiatierradeluz2009@gmail.com

Edición 200 de la Revista Aleph 

Se encuentra en el ciberespacio la edición 200 de la Revista Aleph  (enero/marzo, 2022. ¡Año 56!). Se accede a la edición completa, en PDF, con el siguiente enlace: https://www.revistaaleph.com.co/images/ediciones_pdf/Revista_Aleph-200.pdf

En una entrevista realizada hace algunos años por el Quehacer Cultural, su director el Profesor Carlos Enrique Ruiz contó sobre el origen de esta publicación literaria y cómo llegó a convertirse en una revista de circulación nacional e internacional.

En el bachillerato hacíamos periódicos rudimentarios, con el liderazgo de Hugo Marulanda. En sexto año (grado once de hoy) publicamos “Atalaya”, escrito a mano por Hugo, con pluma estilográfica, que intentaba circular los lunes, pero de vez en cuando. Se extinguía a mitad de camino, por los rayones y jaleos de los compañeros. Ya en la Universidad, con el activismo surgían periódicos en fugaces esténciles “Gestetner” y papel periódico. Uno de ellos de nombre “Rumbos”, dirigido por Cosme Marulanda-Villegas, de mayor pretensión cultural, pero también con fugaz destino, donde escribí alguna reflexión al mirar obra de arte.

Este activismo de entraña cultural fue motivado por la llegada al decanato de un hombre de condiciones singulares: Alfonso Carvajal-Escobar, ingeniero de la Escuela de Minas, en Medellín, a comienzos del siglo XX y arquitecto de París. Sin antecedentes en la docencia, pero con probada experiencia profesional y liderazgo cívico, asume la dirección en nuestra Escuela de Ingeniería, con solo 170 estudiantes, que era la sede por entonces de la Universidad Nacional de Colombia, en Manizales, pionera en el centro-occidente del país, invocado por los alumnos, después de un paro que duró un mes (mayo de 1964), en tiempos del rectorado de José-Félix Patiño. Paro que hicimos en contra de un decano de las 5 de la tarde, cuando solo iba a  firmar papeles de rutina.

Carvajal-Escobar asume en julio de 1964 y de inmediato promueve, en dedicación total, la reactivación plena de la Universidad, prestando atención a la precaria biblioteca, al convertirla en centro de atenciones, se identifica con los estudiantes ‘pilas’ y a su lado estimula multiplicidad de actividades en la cultura, en deportes, en el bienestar en general. Pronto lanza nuevos proyectos académicos, y con el respaldo de la dirección central en Bogotá consigue crear programas diurno y nocturno en Administración de Empresas, todavía hoy con buena salud, la carrera intermedia de Geodesia y Topografía, única de esas características que ha existido en la UN, con duración apenas de dos promociones. Luego vinieron otras singulares creaciones suyas: el programa de Arquitectura, y las ingenierías química, eléctrica e industrial. Carreras universitarias que creó en un entendimiento pleno con sectores institucionales y productivos de la ciudad y el departamento. Además generó proyectos de ampliaciones físicas con edificaciones para la docencia, laboratorios, la administración y el bienestar de los estudiantes (residencias, restaurante). Durante ocho años (1964-1972), sin pausa, reemprendió un camino y le abrió perspectivas de institución de alto nivel a la UN en Manizales. Todavía hoy se continúa el proceso que él reinició con visión estratégica y sostenido paso. Fue algo así como el “refundador”, y se le reconoce con justo sitial en la historia como el “Decano Magnífico”.  Un busto en su memoria erigimos los exalumnos en el claustro central del “campus Palogrande” y de igual modo la biblioteca  central lleva su nombre.

En ese ambiente cultural estimulante salió el número uno de la Revista ALEPH, en octubre de 1966, con bella carátula, en blanco y negro, con fotografía de Albert Einstein, y contenido que combinaba la técnica con el humanismo. El auspicio de Alfonso Carvajal-Escobar fue total y definitivo. Impulso que hoy sostenemos, en su memoria, con cuarenta años de existencia y 139 ediciones a diciembre de 2006.

El núcleo que hizo parte de la fundación lo integramos Hugo Marulanda-López (qepd), Antonio Gallego-Uribe (qepd) y Carlos-Enrique Ruiz (qandnp: quien aspira a no descansar nunca en paz), como estudiantes. El profesor Bernardo Trejos-Arcila, por entonces catedrático en la U, fue asesor de primera mano. La nota editorial estuvo a cargo del profesor Armando Chaves-Agudelo (qepd), quien explicó el nexo científico del nombre. A decir verdad, el nombre lo escogí influenciado por la lectura de “El retorno de los brujos”, con aquellos relatos entre los transfinitos de G. Cantor y la visión universal concentrada en un punto de “El Aleph” de Borges.

En momento anterior a la salida de la Revista, creamos, a partir de modesta carta mía, el flamante “Departamento de Extensión Cultural” que aparece como amparo institucional en la edición primera. Dependencia que en lo personal asumí como estudiante, sin salario ni oficina: la actividad era el reto de cada día,  con los solos recursos de la imaginación y la cooperación de un amplio voluntariado.  Debo anotar, en justicia, que ambas realizaciones contaron también con el padrinazgo de Marta Traba, la inolvidable crítica de arte, escritora e intelectual ejemplar, quien se desempeñaba en Bogotá como directora nacional de Extensión Cultural.

 

 

Las mismas pulgas

A Pancho

«Cada noche conmigo, a mi lado, al mismo tiempo que yo, mi perra se va al sueño (…) Nos sumimos juntas. Nos profundizamos»
(Somos luces abismales, Carolina Sanín)

En la foto Pancho y Flush

Tras el cristal llueve. Aquí no. Aquí estamos cálidos y tranquilos. Nos miramos a ratos. Él me huele y yo lo miro. Me huele porque así es la manera real en la que él mira. Me rasco constantemente las piernas, él la cara; aunque sabe que no debe y por eso a ratos me lanza esa mirada lacrimosa y lenta, porque yo le recrimino con un bufido. Nos entendemos con pocos gestos. Me rasco la pierna porque seguro me mordió una pulga que salió saltando de su pelaje.

Él se tira largas jornadas en la cama, cierra los ojos y se encorva; se lame alguna parte del cuerpo y se encorva; se rasca y se encorva. Yo hago lo mío: leo y me rasco; escribo y me rasco; tomo sorbos de ron y me rasco. La lluvia sigue cayendo afuera y él la oye o eso parece porque mueve sus orejas como localizando el ruido. Nunca pensé tener tanta intimidad y silencios con un perro. Me creía un tipo estoico ante las mascotas. Eso creía hasta que llegó él, con esa forma tan extraña de caminar y alegrarse. Llegó cuando nadie lo quería. Llegó porque, como propone Carolina Sanín en «Los Niños» (Laguna Libros, 2014) «Los perros no están en la suerte. Están aquí y allá, acostados» (p.139). Pancho, así se llama, no estaba en mi suerte, pero llegó y ahora me mira revolotear entre libros de Sanín y Virginia Woolf para justificar su estadía aquí. Virginia Woolf, por ejemplo, era una típica británica en eso de los perros. Los amaba y en sus Diarios están la muestra. Mascotas propias y ajenas la contagiaban de cierta alegría vital de la que ella carecía. Con Pancho, me pasa igual: cuando llego me lame, me muerde los pies con cariño y yo me siento querido, esperado, vivo.

En «Flush» de Woolf (Montacerdos, 2018), pasa algo parecido entre Elizabeth Barret Browing y su perro cuyo nombre da título a esa biografía: el perro corre tras ella, le lame y acompaña. En esas jornadas surge un relación íntima, una forma de entrecortase única y sencilla. Una relación que uno solo pueda establecer con un perro, o eso me parece ahora.

El contacto de Sanín con su perra Ánima, soporta esta hipótesis. En la composición (como ella llama a sus texto) «El sosiego», parte del libro «Somos luces abismales» (Random House, 2018), ella conversa en la intimidad con su perra. Le interpela y cuenta historias. Igual que Elizabeth en la biografía que escribió Barret. Esta dimensión comunicativa, la creamos todos. Los movimientos de manos y las rutinas, crean un vínculo con nuestras mascotas. Pancho silente y tranquilo, lo sabe y con algunos movimientos nos cuenta lo que le pasa.

El vínculo transciende lo íntimo y privado. Se desplaza a la calle, escenario primordial de los perros. En «Los Niños», por ejemplo, el perro de la protagonista adquiere dimensión y forma cuando sale a caminar, descubre y con ello alimentan su relación con el mundo. Igual Flush, él huele todo, se acerca con inquietud sobre los objetos de la calle, deambula. En ese deambular subsana «los años de encerramiento» a los que Elizabeth lo ha sometido.

Caminar con un perro, es una experiencia similar. Perros como Flash o Pancho, estiman sus pasos en correlación a los centímetros que pueden oler. Por eso digo que es la forma real en la que él me mira, cuando me huele. Me revela un dimensión extraña del detenimiento cuando se para a oler los andenes. No es igual la caminata en solitario que con un perro pues con él, estamos obligados a un grado de contemplación y paciencia diferente. El ritmo del paso cambia y por tanto el cuerpo también.

Afuera sigue lloviendo. Pancho se durmió y yo me estremezco al mirar su cuerpo lleno de pelos rubios. Siento un deseo gigantesco de protegerlo, de ser para él lo que la gente en la calle le negaba: soporte, alimento y calor. Eso mismo expresa Sanín y Woolf. Entienden ellas esa dinámica de cariño profundo y tibieza que se teje entre el perro y su humano. Incluso Homero lo sabía y por eso Argos fue el único en reconocer a Odiseo cuando llegó a Ítaca. Pancho me reconoce, me siente y acompaña.

Los libros y Pancho, son en mi hogar el vínculo fundamental con el mundo. Por eso todos, mi pareja, el perro y yo, tenemos las mismas pulgas y frecuentamos a los mismos autores. Somos una familia porque nos muerden los mismos bichos y nos angustian las mismas letras. Y eso, ni la lluvia que por estos días cae a caudales lo podrán lavar.