Sumar esfuerzos para superar hambre y pobreza en América Latina

Durante el segundo día del XXVI Congreso Internacional de Investigación en Ciencias Administrativas, organizado por la Universidad de Manizales, la presidenta de la Academia de Ciencias Administrativas (Acacia A.C.), Luisa Saavedra aseguró que los estudios realizados por investigadores mexicanos muestran cómo en América Latina hay hambre y desigualdad.

En este evento académico participan 600 asistentes, 495 autores de ponencias, procedentes de 207 universidades de 10 países. “Tratamos de hacer un llamado de conciencia para que las organizaciones y los ciudadanos nos asumamos como co-responsables de buscar el equilibrio social que pueda abatir el hambre, la pobreza, la desigualdad”, aseguró Luisa Saavedra.

Las investigaciones realizadas muestran cómo si sumamos esfuerzos para aportar en el primero de los objetivos de desarrollo sostenible, que se refiere a la pobreza, se va a impactar en los demás, mencionó la directiva mexicana: “Trabajando de forma decidida en este ya llegamos a los 17 objetivos. Este es el más importante y por esta razón la ciencia debería estar al servicio de la calidad de vida de los seres humanos de todo el planeta”, agregó.

A propósito de este tema, el Laboratorio de Innovación Pública de Manizales publicó el año pasado “En Manizales en clave ODS”, cómo entre los años 2012 y 2019, aproximadamente 18 mil personas salieron de la pobreza monetaria y 3 mil 500 personas dejaron de estar en condición de pobreza extrema en la capital de Caldas. Sin embargo, entre 2019 y 2020 cerca de 53 mil personas volvieron a caer en situación de pobreza monetaria y 26 mil en pobreza extrema, dice el informe.

“Manizales y Caldas también están en un entorno en el cual hay desigualdad y pobreza como en la mayoría de regiones de América Latina, aunque somos afortunados de tener mejores condiciones que otros territorios, las cuales se han venido consolidando a lo largo de los años con programas que son pioneros en el país como Universidad en el Campo y Universidad en tu Colegio, que facilitan el acceso a la educación superior de personas que han estado excluidos del sistema de educación”, dijo Duván Emilio Ramírez Ospina, rector de la Universidad de Manizales.

El directivo también mencionó que durante más de 50 años de historia de la universidad ha aportado a la formación de más de 35 mil ciudadanos del territorio nacional. “Está comprobado por diferentes estudios que la educación es uno de los principales factores que contribuyen a reducir los índices de pobreza”, finalizó.

El tema central este año es la sostenibilidad en las organizaciones y la reflexión frente al diseño de políticas, programas, prácticas y procesos que reduzcan la inequidad y la desigualdad.

Programación y otros detalles del certamen aquí: https://acacia.umanizales.edu.co/

El incesto: lo que reprocha la moral y ya no debe proteger la ley

Somos colombianos con una moral mayoritariamente judeo-cristiana, se nos dificulta en ocasiones separar los comportamientos inmorales de los comportamientos delictivos. Los textos sagrados en sus enseñanzas nos han acostumbrado a que una conducta moralmente reprochable, generalmente también es jurídicamente sancionable.

Claro que debemos aceptar que los lineamientos comportamentales de estas religiones ayudaron a delimitar la conducta humana desde lo jurídico; equivalencias como: no matarás (homicidio), no robarás (hurto), honrar a padre y madre (violencia intrafamiliar), no dirás falsos testimonios (injuria y calumnia), entre muchos otros.

Sin embargo, también debemos aceptar que desde 1991 el estado colombiano es laico, aconfesional y separado totalmente de la institución religiosa católica, y en ese orden de ideas se deben estudiar comportamientos inmorales que han sido incluidos en algún momento dentro del código penal colombiano, pero que han perdido vigencia y ya no deben ser considerados delitos. Lo que ocurrió en su momento con la despenalización del estupro, la bigamia o el adulterio; ahora debe suceder con el Incesto.

La historia

El incesto ha sido una conducta humana calificada como desviada, es tanto así, que, desde tiempos remotos en diferentes culturas, ha sido elevada a la categoría de delito y ha sido sancionada de diferentes maneras, por ejemplo, en el derecho romano, en épocas de Justiniano, a la mujer que contrajera matrimonio incestuoso se le castigaba con la confiscación de sus bienes e incluso con el destierro. Mientras tanto, los Visigodos, internaban a los incestuosos en monasterios por separado y se excluían a los hijos de dicho matrimonio de la herencia de bienes, al igual que en el derecho romano.

En Colombia, el incesto no fue castigado como delito durante aproximadamente un siglo, entre 1837 y 1936; en este punto, es importante hacer una pregunta ¿cuál fue la circunstancia que determinó que este delito fuese penalizado antes de 1837 y después de 1936?

Antes de 1983 existía un castigo porque culturalmente el incesto fue rechazado desde dos perspectivas culturales que se encontraron, desde la tradición de la república española y desde la tradición de los pueblos originarios de América, y en especial de Colombia, donde los Chibchas castigaban al incestuoso metiéndolo en un hoyo de agua angosto con obscenas sabandijas.

Sin embargo, en el año 1837 cuando el liberalismo imperante en Europa permeó la legislación colombiana, se modificó la constitución política y al parecer desapareció la sanción sobre el incesto desde la carta constitucional y desde la norma penal. Ahora bien, si ya había un proceso de despenalización de esta conducta punible, ¿cuál fue el motivo para que después de casi un siglo de despenalización, el código penal de 1936 tipificara de nuevo este delito?

Las razones aducidas para incluir de nuevo el incesto dentro del catálogo penal de 1936 fue la evitación de la alarma social y de otras consecuencias desastrosas para la especie humana, tal como se ha venido conociendo en los medios científicos, médicos, genéticos y psicológicos. Este concepto de evitación de alarma social fue abordado con anterioridad por Francesco Carrara en su libro Programma di Diritto Criminale.

La decisión fue dirigida entonces a la protección de la alarma social generalizada, en una época de grandes cambios y acontecimientos para la humanidad, donde se pasaba por una crisis económica mundial, donde se veía asomar una segunda guerra mundial y donde en la ley colombiana estaban surgiendo grandes cambios para el reconocimiento de derechos colectivos, como la aparición de los sindicatos y la reciente abolición de la pena de muerte, todos estos factores pudieron llevar al órgano legislativo a tomar decisiones sobre nuevas formas para controlar la alarma social.

Esta nueva penalización del delito de incesto en Colombia ha permanecido hasta nuestros días, con la última actualización de la norma en el año 2000. En esta reciente modificación aparecen los términos “acceso carnal y acto sexual”, y se elimina la expresión moral “acto erótico sexual”.

Lo que se debe tener en cuenta hasta este punto, es que el incesto en Colombia no ha sido penalizado en todo momento, hubo un bache de aproximadamente 100 años, donde por diferentes motivos no fue penalizado, sobre este asunto se debe reflexionar, para determinar por qué durante ese tiempo de despenalización, fue aceptado el incesto y la sociedad adecuó esta normatividad a su ritmo cotidiano de convivencia.

Ley moral o ley jurídica

Además, también es indispensable explicar desde el punto de vista social, porque desde 1936 cuando se penalizo el incesto, y hasta la actualidad, no ha sido posible la despenalización del mismo, he incluso, ha comenzado a ser visto como un delito sexual comparable con los accesos y los actos sexuales, desnaturalizando así la finalidad real para la cual fue creado el incesto, pues lo único que pretende proteger este punible, es el concepto de familia desde el punto de vista del Estado y la Iglesia, cuando Colombia era un estado confesional.

Precisamente en este último punto, sobre la relación Estado e Iglesia, que hace años terminó, es donde se debe tenerse en cuenta que ya no es necesario seguir conservando la penalización sobre una conducta moralmente reprochable por la doctrina judeo-cristiana imperante en Colombia. En materia de control social, debe mirarse también si el delito ya perdió vigencia, y como sucede en muchas regiones del país, tal vez el comportamiento ya fue normalizado.

Este es un debate puntilloso y de largo aliento, pues muchas personas consideran que dejar de proteger el incesto penalmente tiene relación directa con el fin de los tiempos, el inicio del apocalipsis o una avalancha de violaciones dentro de las familias. Y, está bien que espiritualmente tengan esas consideraciones, pero jurídicamente ya existen otros delitos para proteger a los niños, niñas y adolescentes de cualquier abuso sexual por parte de un familiar, sin tener que seguir acudiendo a la figura religiosa pseudoprotectora de la institución de la familia.

* Músico, compositor, abogado y docente universitario. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Abril 2023.

 

 

ASCUN pide claridad sobre financiación de nuevos estudiantes a universidades privadas

Duván Emilio Ramírez Ospina, rector de la Universidad de Manizales participó el lunes 20 y martes 21 de marzo en 152 Congreso de la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), que se realizó en la Universidad de Caldas en el marco de los 80 años de fundación de dicha Institución de Educación Superior.

En la jornada participaron representantes y directivos de cerca de 100 instituciones públicas y privadas de educación superior del país. Durante el encuentro realizado en el Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona, los rectores dialogaron con el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación; la ministra de Salud y Protección Social; y con delegados del Consejo Nacional de Acreditación.

También se presentaron conferencias relacionadas con la estrategia integral de cobertura con calidad, desafíos de la transformación digital en la educación superior y un panel con el Sistema Universitario de Manizales (SUMA) sobre la experiencia que se ha tenido en la región.

Ramírez Ospina se refirió a las propuestas que tiene el Gobierno Nacional de aumentar 500 mil nuevos estudiantes en la Instituciones de Educación Superior del país: “desde ayer hemos venido conversando y buscando alternativas que se presentarán al Ministerio de Educación y al señor Presidente ya que la educación universitaria en Colombia es de un régimen mixto, es decir universidades públicas y privadas, y aún no está claro cómo se financiará el acceso de estos estudiantes en las universidades privadas, en las públicas es claro que tienen el respaldo del gobierno, pero en las no oficiales no se cuenta con estos recursos y ello podría llevar a una crisis financiera de estas últimas. En este momento se redujeron las tasas de interés para créditos educativos con el Icetex, pero son las universidades las que hemos asumido este costo”, expresó el Rector.

Entre tanto, el presidente ejecutivo de Ascún, José Consuegra Bolívar, y rector de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, explicó “El sistema de educación superior colombiano ha sido de carácter mixto donde asumimos responsabilidades las universidades oficiales y las no oficiales. El 52% de los estudiantes están en universidades públicas y un 48% en las privadas por lo que al asumir el reto del actual gobierno nacional de generar 500 mil nuevos cupos, lo lógico es que sean asumidos por todas las instituciones como algo natural, y como lo ha sido el sistema de educación superior, y esa es la propuesta que se le ha entregado a la presidencia de Colombia, lo que impactará en nuevos universitarios de estratos 1, 2 y 3 cuyos subsidios esperamos asuma el gobierno, y el proyecto de matrícula cero en la universidades oficiales”.

 

 

Desprotección a símbolos religiosos y espirituales ponen en riesgo la identidad cultural y social

La religión siempre ha sido una fuente de construcción de humanidad y de cultura, por más que no se profese ningún dogma, se debe aceptar por lo menos que a lo largo de la historia, han sido las religiones tanto en oriente como en occidente, las que han acompañado el camino de la civilización humana. Incluso, la forma de protección de las creencias religiosas ha logrado alcance internacional a través del reconocimiento de la libertad religiosa y de cultos como un derecho humano y en Colombia como un derecho fundamental.

En Colombia la protección a ese derecho de libertad religiosa y de cultos se reconoció desde 1991, pero solo hasta el año 2015 hay un compromiso real del gobierno para materializar una política pública para salvaguardar dicho derecho fundamental. Manizales ha sido una ciudad abanderada de esta causa y por eso se ha convertido en referente nacional e internacional respecto a las acciones de dialogo y unidad religiosa.

El dilema

Pero cada día llegan nuevos retos, actualmente la propuesta de reforma a la justicia, propuso en su documento de proyecto que se eliminen del Código Penal colombiano todos los delitos que protegen el sentimiento religioso como: Violación a la libertad religiosa, irrespeto a cadáveres, daños o agravios a personas o a cosas destinadas al culto; además de la derogatoria del incesto, la injuria y la calumnia.

Social y culturalmente debemos entrar a preguntarnos ¿es pertinente que la libertad religiosa y de cultos apenas en un proceso de construcción de política pública, quede sin protección en materia penal?

Estos delitos están protegiendo la posibilidad de celebrar cultos libremente, la salvaguarda de símbolos, objetos y personas de diferentes comunidades religiosas, y, por ende, intentando mantener y seguir construyendo la memoria colectiva de quienes profesan dogmas que están arraigados a procesos históricos y culturales.

No se trata de hacer una disertación jurídica en este momento, pues la exposición de motivos del proyecto de ley deja clara su argumentación para eliminar estos delitos, indicando que no se han generado suficientes denuncias en la Fiscalía por estas conductas punibles. La propuesta en esta corta reflexión es respecto a qué tan desprotegida queda la comunidad espiritual que apenas está recorriendo el camino hacia la armonización de la pacífica convivencia religiosa.

La reflexión

En un país, donde tenemos históricamente un predominio de una religión Católica-Cristiana, donde por aproximadamente cien años tuvimos un estado totalmente confesional, donde la religión predominante ha permeado lo social, lo educativo, lo político, lo económico, no podemos simplemente pasar por alto que en medio de un proceso de construcción de política pública de libertad religiosa, mientras se hacen esfuerzos de diálogo interreligioso y de armonización en la convivencia ciudadana de las personas pertenecientes a diferentes entidades religiosas, se eliminen las protecciones penales que para muchos de ellos son la única salvaguarda visible y palpable.

Que no siga quedando en el aire que la protección a este derecho fundamental es netamente discursiva, porque al eliminar el símbolo de protección penal se podrían estar poniendo en riesgo muchos símbolos de identidad social y cultural.

Un dato adicional

Recordemos que la libertad religiosa y de cultos está allende de una simple posibilidad de pensar y creer diferente, se trata también de exteriorizar actos personales o colectivos que al entrar en contacto con la sociedad promueven intercambio cultural. Algunas formas de expresión de la libertad religiosa y de cultos son:

• profesar cualquier creencia, cambiarla, abandonarla o no profesar ninguna.
• precisar actos de culto, modo público o privado, individualmente o de grupo
• recibir digna sepultura, con observancia de los ritos y preceptos de la religión escogida.
• celebrar matrimonio de acuerdo con su religión y que éste tenga efectos civiles.
• no ser obligado a practicar actos de culto contrarios a sus convicciones.
• recibir asistencia religiosa y moral según sus convicciones.
• elegir educación religiosa y moral según propias convicciones.
• no ser discriminado en el trabajo o en cargos públicos por razón de preferencias religiosas.
• reunirse y asociarse para desarrollar actividades religiosas.

* Juano Jurado. Músico, compositor, abogado y docente universitario. Especialista en Investigación Criminal y Magíster en Derecho. Doctorando en Literatura.

Infancia infinita, juventud imperecedera. La comunicación como territorio de las nuevas generaciones

Carlos Alvarado, Yoiver Giraldo, Carlos García y Carlos Urrego, graduados y profesores de la Universidad de Manizales, participan como autores en el libro “Infancia infinita, juventud imperecedera. La comunicación como territorio de las nuevas generaciones”, publicado por el Centro Editorial de la institución.

Este libro es el resultado de un trabajo colaborativo entre integrantes del Grupo de Investigaciones de la Comunicación de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo que, como parte de la más reciente versión de la Bienal Iberoamericana de Infancias y Juventudes, lideró la mesa de trabajo relacionada con dinámicas de comunicación.

“Es un ejercicio colectivo que ofrece una mirada multidisciplinar al tema de la relación comunicación-juventud e infancia desde distintos lugares pero con puntos comunes que permiten mostrar cómo están apareciendo los niños dentro de los formatos narrativos en nuestro contexto, desde la literatura, la televisión y el cine, y cómo los procesos de participación de los jóvenes en los medios están generando unas modificaciones de orden social”, señala Carlos Fernando Alvarado Duque, editor académico, autor del capítulo “Juego, niños y cine colombiano. La lúdica como táctica de supervivencia” y coautor de “Estrategias posdramáticas en el teatro para niños. Un acercamiento a la performance digital-escénica un poco invisible”, que escribió con el profesor Wilson Escobar Ramírez.

Yoiver Giraldo Quintero y Carlos Eduardo García Cortés son los autores del capítulo “Redes sociales, movilizaciones sociales y participación ciudadana de universitarios de Manizales, Colombia”. “Hicimos una investigación sobre cómo fue el manejo de las redes sociales en los jóvenes durante las movilizaciones de 2019 y esto ayuda a entender un poco cómo son esas dinámicas, especialmente en los medios digitales, en momentos en los que el país está en tensión y la voz de los jóvenes también es muy importante, y que, por supuesto, en ese momento las movilizaciones lograron algunos cambios”, explica Giraldo Quintero.
“Para mí es un sueño cumplido. No solo por hacer parte de un libro de investigación, sino también por la posibilidad de servir de referente a estudios futuros sobre temas de juventud, política, sociedad y redes sociales”, agrega García Cortés.

Carlos Andrés Urrego escribió el capítulo “Tensiones tecnológicas y uso de los medios. Hábitos de información de la comunidad universitaria de Manizales” en compañía de Richard Armando Millán Torres, director de la Escuela y graduado de la Maestría en Educación Docencia.

“Ha sido un ejercicio muy interesante para todos nosotros posicionar la Escuela como un centro de pensamiento. Nuestra investigación se centra en entender cómo están consumiendo los medios de comunicación los universitarios de Manizales, lo que nos da línea sobre hacia dónde van estas búsquedas de consumo y las intenciones de las nuevas generaciones frente a su relación con los medios de comunicación, para entender desde la Escuela cuáles son sus requerimientos, lo que ellos quieren y cómo podemos acercarlos a los medios de comunicación”, puntualiza Urrego.
Adriana Villegas Botero, graduada del programa de Derecho y también docente de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo, participa con el capítulo “Los afectos de las niñas: giro afectivo y cuerpos en personajes literarios infantiles de escritores caldenses”.

“Infancia infinita, juventud imperecedera. La comunicación como territorio de las nuevas generaciones”, está disponible para consulta en el siguiente enlace

https://ridum.umanizales.edu.co/handle/20.500.12746/6259 .

Manizales hervidero cultural corre el riesgo de volverse hervidero de frustraciones

Los artista, gestores, emprendedores y entidades culturales de Manizales se enfrentan este 2023 a nuevas realidades que afectarán en mayor o menor medida la dinámica de sus proyectos y procesos. Esas circunstancias, entre otras, son los anuncios de cambio del Ministerio de Cultura, la potencial creación de la Secretaría de Cultura del municipio, una propuesta de política pública cultural para la ciudad, la aplicación de la estampilla pro cultura.

Se configura así un ambiente de incertidumbres y desafíos que pone en juego la estabilidad de un inmenso tejido patrimonial de valores humanos, sociales y económicos que se mueven alrededor del sector cultural de una ciudad que se perfila como universitaria.

Esta situación acrecienta la necesidad latente de medir en términos cuantitativos el impacto que la cultura, como eje transversal del desarrollo, tiene sobre la calidad de vida de este territorio, ejercicio que nunca se ha hecho y que con el avance de los medios de información y demás categorías de análisis facilitará el debate público alrededor de un tema tan sensible y vigente en la vida de los manizaleños.

Para Uriel Giraldo Álvarez poeta, profesor universitario y director de la Sala de Teatro El Escondite, Manizales es un hervidero cultural, un hervidero de iniciativas inclusive empresariales desde el punto de vista artístico, “pero corre el riesgo de que se vuelva también un hervidero de frustraciones porque tenemos programas en todas las artes, inclusive uno académico de gestión cultural, y eso hace que surjan muchos emprendimientos culturales pero la ciudad no los apoya debidamente”.

Al referirse a las expectativas que han surgido este año, anota que no sabemos bien que implicaciones tiene el paso del Instituto de Cultura y Turismo a Secretaría de Cultura, “un año de acomodación del nuevo formato tanto para la institución como para quienes tenemos tratos con ella y eso, coincidiendo con un año electoral, es más difícil para nosotros porque viene la ley de garantías y no sabemos hasta donde llegue alguna injerencia y direccionamiento político de recursos. Además, no tenemos idea de cómo van a implementarse las políticas nacionales de llevar el arte y la cultura a los colegios, eso que siempre hemos anhelado, siempre hemos extrañado la separación de los ministerios de educación y cultura. Sabemos que es una propuesta de la presidencia de la república, pero no sabemos todavía cuáles son los planes concretos”.

A él le parece que el perfil de Manizales como ciudad universitaria ha hecho cambiar la cultura, incluso la idiosincrasia de la ciudad. “Tiene sus cosas muy buenas, pero parece que no se ha preparado porque el hecho de ser ciudad universitaria implica muchas cosas, incluso infraestructura para los estudiantes, pero especialmente de la oferta cultural que requiere esa población. El destino educativo de gente de todo el país en sí ya es una riqueza cultural muy interesante que la ciudad no ha sabido valorar y las mismas universidades creo que tampoco”.

Llama la atención Giraldo Álvarez sobre la oferta cultural que requiere esta población y que la ciudad no apoya ni ofrece debidamente “porque da la sensación que las universidades creen que sus programas en este sentido son suficientes y resulta que no. Hay otras posibilidades artísticas en la ciudad que hay que respaldar porque si no terminan los estudiantes simplemente nutriéndose de una manera endogámica de lo que la misma institución donde estudian produce y entonces es posible que muchos egresados regresen a sus sitios de origen casi que sin romperse ni mancharse porque no se dejaron permear por otras expresiones culturales que se mueven en la ciudad”.

Creación en Manizales de la SECRETARÍA MUNICIPAL DE CULTURA Y CIVISMO

El pasado 16 de diciembre el Concejo Municipal de Manizales aprobó por mayoría de votos el acuerdo 094 mediante el cual se crea la Secretaría de Cultura y Civismo, nueva dependencia del gobierno local que deberá empezar a funcionar a partir del primero de enero de 2024 cuando inicie su mandato el nuevo gobierno municipal que reemplazará al actual alcalde Carlos Mario Marín.

Y este dato es muy importante por cuanto fue uno de los puntos consensuados entre todos los concejales con los ponentes del acuerdo, John Alexander Rodríguez y Danilo Fernández, quienes hicieron una clara y contundente argumentación durante los dos debates llevados a cabo, en los que igualmente tuvieron participación actores culturales y artísticos de la ciudad. El resultado de este arduo trabajo fue la aprobación mayoritaria, pues fue votada afirmativamente por 16 concejales y con tres votos negativos.

Quiero resaltar el nivel de respeto y argumentación por parte de todos los concejales durante los dos debates realizados, demostrando que cuando hay argumentos el diálogo se torna transformador y no una tribuna de agresiones y exclusiones.

La nueva dependencia del gobierno municipal es una aspiración de muchos actores culturales y artísticos de la ciudad, pues el sector Cultura, precisamente, ha sido invisibilizado recurrentemente y tratado tradicionalmente mediante prácticas del asistencialismo, lejos de constituir una Política Sectorial de Cultura que garantice los lineamientos y prioridades básicos de una planeación con intención transformadora, actuante y participativa.

La estructura actual del Instituto de Cultura y Turismo, según lo expresado mayoritariamente en los debates, ha dado como resultado un ente difuso en el cual el sector Cultura es un pequeño rincón del olvido proclive a los amiguismos y favores personales, como muy bien lo constatan los hechos, dado el alto nivel de desorden en cuanto a la planeación y ejecución de recursos y sus correspondientes pagos, pues es inobjetable el nivel de deudas con los artistas y actores culturales. En este sentido, lo más visible de este ente cultural es la ejecución de dos programas: la realización de la Feria anual de Manizales y el cumpleaños de la ciudad en el mes de octubre. Por ello, en el acuerdo se ha dejado previsto que este instituto durante el año 2023 haga su tránsito a una entidad operadora exclusiva de la feria y sus conexos con el sector turismo.

También se destaca que se haya denominado Secretaría de Cultura y Civismo pues la intención es agrupar todos los procesos institucionales de formación de cultura ciudadana, elemento clave en la transformación social hacia la participación y convivencia que está actualmente disperso en una serie de activismos de las diferentes instancias municipales, generando una dispersión de esfuerzos y recursos.

Una de las críticas observadas al Instituto de Cultura y Turismo creado en el año 2001, es que se ha convertido en un “ente engorroso en el que ni cultura, ni turismo” o bien, un escenario donde en el sector de la Cultura se siguen “dando palos de ciego”. Precisamente, observaciones como esas, justifican el hecho de tener una Secretaría de Cultura y Civismo, pues la Cultura como Sector debe tener un rango de autonomía en la mesa del gobierno municipal y por tanto hacerse visible en todos los procesos como Sector en el programa de gobierno respectivo. De esta manera se orientan las líneas fuertes de una Política Cultural a nivel municipal, permitiendo el desarrollo de procesos culturales, artísticos y de formación de ciudadanía en el tiempo, más allá de los acostumbrados activismos y satisfacciones personalistas y emocionales de ciertos grupos particulares.

Es innegable que la tarea de creación y puesta en marcha de la Secretaría de Cultura y Civismo de Manizales, imponen retos de organización, participación y deliberación responsables a todos los actores culturales, artísticos y ciudadanos. Esto exigirá cambiar prácticas acostumbradas como los amiguismos, asistencialismos y mecenazgos por las de una participación deliberante, responsable y crítica; pasar del activismo a la planeación y ejecución con decisión, o sea, pasar al desarrollo de Política Cultural, con recursos, pues los procesos culturales se dan sin afanes. Todo proceso cultural es a largo plazo, y aquí permítanme citar al maestro José Saramago: “Seguiré pintando el segundo cuadro, pero sé que no voy a acabarlo nunca…” Esta visión, permite también graduar los niveles de aspiraciones y resultados, para no caer en falsas expectativas o complejos de Adán: “Con mi hacer comienza todo”.

En su estructura orgánica, la nueva secretaría tiene previsto articular las instancias del Sistema Nacional de Cultura y especialmente otorgarle al Consejo Municipal de Cultura, CMC, su lugar preponderante de espacio de participación, liderazgo y asesoría en la materia, al ente territorial. Por tanto, es la vivencia en la práctica de Participar para decidir, la manera más sencilla de entender la Política, pues ese escenario es lo que la ley general de cultura y la Constitución Nacional han definido como el mecanismo más democrático del ejercicio del derecho fundamental del fomento al acceso a la cultura en igualdad de oportunidades, por citar uno de esos derechos fundamentales explicitados en los artículos 1, 7, 68 ,69,70,71 y 72 de nuestra Constitución Nacional del año 1991, los desarrollos normativos legales de la Ley General de Cultura y sus decretos reglamentarios y las leyes específicas como la Ley del Teatro, entre otras.

Como colofón de esta nota, quiero resaltar que la creación de la Secretaría de Cultura y Civismo del Municipio de Manizales da vida Institucional a la Cultura y Formación Ciudadana como Sector fundamental del ente territorial. Pero es la comunidad organizada y deliberante, en este caso el sector de los actores culturales, artísticos y ciudadanos, quienes, en conjunto con organización y compromiso, debemos actuar para dinamizar, hacer seguimiento y veeduría con el fin de consolidar este espacio de transformación de los procesos creativos, estéticos, sociales y culturales y que además misionalmente está orientado a mejorar las condiciones de vida de los actores culturales y artísticos de nuestra ciudad. Que este sea un primer cuadro, de los muchos que nos falte hacer, en la búsqueda incesante de mejores condiciones para La Cultura, el Arte y la Convivencia, como ciudad y como país.

*Director, escritor, actor. Teatro Portátil.

 

Guardar lo que hacemos, contar lo que somos

Parece que en este mundo todo se multiplica de forma exponencial: trabajos, proyectos, música, memes… Solo por arrojar un dato, el 90% de la información de internet fue creada en los últimos 2 años y el área de la cultura no está fuera de esta realidad. El dilema es que ese mismo mar de estados, eventos y posibilidades parece lograr que nos ahoguemos muy despacio hasta el punto en que olvidamos guardar y comunicar lo que hemos hecho (en especial a largo plazo). A fin de cuentas, cuando todo parece solo “una cosa más del montón” y cuando nos comunicamos con imágenes que desaparecen en 24 horas ¿por qué habríamos de darle importancia?

Hace unos días estaba leyendo una reseña de un libro escrito por William López (2015) sobre Emma Araujo, una de las primeras mujeres en hablar de educación en museos en el país desde el Museo Nacional de Colombia, en donde generó programas para públicos escolares en una época donde se mantenía intacta (aún más que ahora) la idea de que la cultura sólo era un derecho para una élite ilustrada.

Entre toda la historia me llamó la atención la siguiente frase “(…) las tramas discursivas y los relatos que se despliegan en los espacios expositivos de los museos son casi siempre efímeros (…) Es una historia pendiente por escribir. Posiblemente porque esos protagonistas de los museos, los museólogos, casi nunca escriben, y sucede al final que las huellas de sus itinerarios se borran tras ellos. Al final, este componente humano que está detrás de los museos, su cara oculta, son personas que desaparecen y se pierden para la historia” (Castell, 2016)

Este fragmento me llevó a pensar en que sus palabras se extienden más allá de los museos y los espacios expositivos, llegando a gran parte de la actividad cultural: artistas, gestores, curadores, historiadores y docentes pasan desapercibidos día a día dejándonos con una historia del arte, del patrimonio y de cada una de las acciones asociadas a su quehacer contada desde afuera. Pero las prácticas locales tienen memoria y permiten que los procesos de investigación también exploren hacia adentro de nuestro territorio, donde muchas iniciativas, saberes y artistas continúan trabajando, dejando enormes frutos aún contra todo pronóstico. 

Sin duda alguna, si nos situamos en Colombia, este problema tiene más impacto en las regiones donde dichas prácticas no han encontrado respaldo en gran parte de las instituciones. Para empeorar, estos territorios han estado fuera de una suerte de poder omnipotente que ostentan ciertas ciudades, especialmente Bogotá, sin dejar de lado que incluso en estas grandes escenas culturales el trabajo de investigación es complejo y si comparamos con otros ámbitos tiene más barreras y menos oportunidades.  

Por eso me planteo unas preguntas que considero vitales en el campo cultural: ¿cómo estamos archivando y haciendo historia desde nuestra ciudad? ¿cómo contamos todo aquello que ha sucedido? Siento en ocasiones que adolecemos de archivo. Primero, en su sentido más básico: registrar, catalogar, guardar memoria a largo plazo de lo que se realiza, de las personas y de los procesos detrás de cada logro. Claro está que se han hecho inventarios culturales y patrimoniales, que han existido esfuerzos por contar historias en textos y en algunas revistas (en especial universitarias), que se han procurado agendas y proyectos de circulación de artistas y de sabedores patrimoniales, pero sigue siendo complejo pensar en su continuidad, encontrar dicha información y, en especial, articularla entre sí. Esto solo por mencionar algunos medios y hechos recientes, teniendo en cuenta que en el pasado personas nacidas en Manizales han sido pioneras en revistas de nivel nacional y también que a nivel local (desde los fundadores de la escuela de Bellas Artes hasta hoy) se ha publicado en diferentes formatos. 

Hacer archivos implica escribir, grabar, fotografiar y editorializar en muchos medios online y offline, pero también leer, escuchar, comunicar y expandir.  El archivo desde las artes visuales es un concepto contradictorio y complejo, que puede enriquecer la manera en que solemos entenderlo desde otras áreas: Tiene que ver con un contenedor, más no es sólo donde se guardan recuerdos; tiene que ver con una colección, más no es una acumulación de elementos; tiene que ver con el acto de registrar, más no es sólo lo material que hemos definido guardar; tiene que ver con clasificar, más excede este proceso para centrarse en sus relaciones… El archivo es poético y afectivo, dependiente de los códigos con los que leemos la realidad y por lo tanto, los que usamos para narrarla. 

Archivar es entonces enunciar el pasado desde el presente para imaginar un futuro: El archivo implica la posibilidad de volver atrás y detenerse en una cadena acelerada de manifestaciones de consumo, es decir, consumir de otra manera, ser compulsivos de otra manera.  En estos espacios encontramos momentos repentinos que recuperan la memoria y sus vínculos, se permean del presente y les dan sentido a nuevos relatos. 

Es un acto que resiste al olvido y nos permite, más allá de acumular rastros, preservar la memoria, sus medios, condiciones y contextos. La historia misma es un recuerdo dinámico que no está pensado como una línea recta. Más allá de contarnos hechos, el archivar va construyendo realidades y demostrando que el lienzo no está en blanco, generando así una conexión con la memoria histórica, colectiva y cultural que se crea a partir de hechos sencillos, particulares y concretos, de tu voz y la mía. 

En este proceso de archivar y releer nos encontramos un espacio de dudas, tensiones y nuevas formas de valorar – en una escala local – todo el funcionamiento propio de nuestros espacios y proyectos. Porque no cabe duda que sobrevivir cierto tiempo en un ambiente donde lo cultural está relegado a ser efímero, ha sido un logro digno de admirar y estudiar en muchas iniciativas. Por naturaleza, casi todos los espacios culturales de nuestra ciudad son contra-corriente en algún sentido. 

¿Cuáles serían entonces las ventajas de guardar y comunicar lo que hacemos? Implica dejar una huella para darnos cuenta de qué hemos hecho y cómo podemos mejorarlo. Una posibilidad de evaluar, reestructurar, renovar contextos y conocer las posibilidades. Poco a poco es una puerta para usar más referentes locales y traer a memoria a esos artistas, iniciativas, patrimonios y comunidades con toda la fuerza que tienen, que suele pasar desapercibida. Una oportunidad para recordar, investigar, conservar y sistematizar; una invitación a construir a partir de esto. Como concluye un estudio de Taller Historia Crítica del Arte: 

“Los archivos son el registro sensible del pasado y por esto, en los intersticios que hay entre sus materiales, la memoria instituida (tan menguada en el caso colombiano) y los recuerdos y versiones de los protagonistas de la escena artística nacional, se hallan múltiples horizontes de comprensión del actual estado de cosas del arte, por un lado, y de su potencialidad por otro. Ante todo, el encuentro cada a cada con quienes conservan estos importantes acervos documentales mostró la inmensidad de territorios incógnitos y en ocasiones ocultos, censurados e ignorados, que podrían configurar el árbol narrativo de la(s) historia(s) del arte en Colombia” (2010)

En esta ciudad en la que tantas cosas pasan y tanto talento existe, donde las instituciones y patrimonios materiales e inmateriales tienen cosas para contar, y donde además hay muchos artistas con propuestas interesantes, necesitamos que queden consignadas y difundidas. Podríamos lograr que dejen de pasar desapercibidas, por un lado, las iniciativas de autogestión que hacen artistas, muchas veces emergentes, las cuales están volviendo a mirar las comunidades y resaltando voces locales, y por otro, los relatos que cargan maestros, instituciones y lugares históricos que se están perdiendo y son desconocidos para tantas personas. Que las voces de Chucho Franco, las historias del Museo Samoga, los mitos del Cementerio San Esteban o las yerbas de La Mona no pasen desapercibidas, y con ellos muchos más con miedos y ventajas similares que pueden no haber sido compartidos. 

En este caso pienso que contar la historia desde nuestras propias voces lograría estar más cerca de una democracia cultural, es decir, de tener la posibilidad de producir espacios para compartir la cultura desde lo local y descentralizar el control de estos; y no seguir con la idea de democratizar la cultura que nos llega desde afuera, lo que significa popularizar unos conocimientos “eruditos” y jerarquizados (Aidar, 2020)

Sin duda para hacer esto accesible es necesario unir esfuerzos y procurar que las instituciones (desde las universidades hasta los ministerios públicos) comprendan que registrar las creaciones, considerar los catálogos y expografías como productos académicos y tantas otras propuestas son necesarias para construir historias. Necesitamos crear micro políticas y micro comunidades que se apropien de los espacios, conocer la importancia de estos lugares fuera de la centralización a la que nos hemos acostumbrado y revalorizar la riqueza local. Un ideal es que cuando las cosas pasen de manos a futuras generaciones, no dependan de sus gestores directos y al mismo tiempo que no se pierda la memoria. Cuando dejemos de tener la necesidad de estar ahí, los relatos orales y escritos tendrán más fuerza para proyectarse, como menciona Monserrat Iniesta “Únicamente una memoria vivida que haya sido activada políticamente tiene la capacidad de construir futuros locales diferenciados” (2009)

 

Aidar, G. (2020). ¿Es posible pensar en prácticas museológicas sociales y críticas dentro de los museos tradicionales? 

Castell, E. (2016). Pensamiento y acción museológica. Errata #16 | Saber y poder en espacios del arte. pedagogías y curadurías críticas. N°16, Bogotá.

Iniesta, M. (2009). Patrimonio, ágora y ciudadanía. Lugares para negociar memorias productivas. RBA Libros, Cataluña.

Taller Historia Crítica del Arte (2010) Archivos, memoria y arte contemporáneo en Colombia: entre la amnesia y la comercialización. Errata #16 | Arte y archivo. N°1, Bogotá.

*Artista Plástica y Gestora Cultural y Comunicativa. Estudiante de Museología y Gestión del Patrimonio. Fotografías cortesía de la autora.

 

 

Laboratorios de innovación ciudadana: una puesta en marcha de todos y para todos

Anda de moda la palabra laboratorio, ya no solo en el ámbito médico, biológico o científico, sino también en el económico y social.  Los laboratorios, concebidos en un inicio como espacios para la investigación y experimentación, sobre todo en las ciencias exactas, lugares para realizar ensayos, observaciones, protocolos, procedimientos y métodos que llevan a la combinación de elementos para fines específicos, se trasladan ahora a otros ámbitos del quehacer social.

Los espacios de laboratorio a partir de su principio fundamental, se amplían a otras áreas del conocimiento como por ejemplo el arte en los laboratorios de creación, donde se experimenta y crea a partir de un fin específico una pieza, y que toman también el nombre de fablabs, makerspaces o medialabs; o en la tecnología con los llamados hackerspaces o hacklabs, que a partir del principio de la cultura digital y los procesos conocidos como hacker, se abren espacios donde se crean de manera colaborativa herramientas tecnológicas que se usan abiertamente y se mejoran en común; o en el emprendimiento y el mercadeo con ejercicios de innovación de procesos y productos; e incluso en asuntos públicos de carácter gubernamental con los llamados laboratorios de innovación pública que abren espacio a presupuestos abiertos y construcción de política participativa; y en especial, y para este caso que nos compete, a la ciudad con los denominados laboratorios de innovación ciudadana, planteados como espacios para la creación a partir de la experimentación, del ensayo y el error, de la combinación de diferentes conocimientos, técnicas y habilidades que dan origen a algo novedoso que surge de todos y es para todos. Por tanto, no es un proceso creativo individual sino siempre colectivo, donde se llega a ideas y soluciones para la ciudad y lo local en conjunto.

Pero además de la palabra laboratorio también se escucha nombrar la palabra innovación y por esta entendemos los procesos de creación o mejora de un producto, un proceso, una actividad en específico o un sistema, que se relaciona con mayor frecuencia al contexto comercial, empresarial o tecnológico “y como parte de un proceso lineal y ordenado, conocido como I+D+i” que tras la investigación lleva a “una solución técnica que se comercializa”, toma el nombre de innovación (Freire, 2020). Sin embargo, la innovación puede vincularse a otros contextos como por ejemplo el social que busca “el impacto social (o sea la resolución de problemas que afectan a personas y colectivos)” y propende “la escucha de las necesidades y el co-diseño de soluciones”, es decir, el diseño en colectivo (Freire, 2020) de problemas que nos afectan en común y de los cuales todos podemos aportar para encontrar sus posibles soluciones.

Smith (2017) nos dice que la innovación social es la realización de “desarrollos nuevos ya sea en prácticas sociales u organizacionales” que buscan mejorar el bienestar de las personas (Van Der Have y Rubalcaba, 2018 en Bordignon). Para Manzini (2015) las innovaciones sociales las podemos definir como ideas “que satisfacen las necesidades sociales y crean nuevas relaciones o formas de colaboración” (p.14), es decir, innovaciones que “mejoran la capacidad de la sociedad para su funcionamiento” y comenta sobre la innovación social como “un potente y poderoso agente transformador en todo el sistema socio-técnico” (p.16).

En principio la innovación social se plantea como la búsqueda de soluciones que emergen desde los colectivos o comunidades, es decir, son quienes proponen y desarrollan en su interior las estrategias y soluciones sin esperar que sean resueltas por entes externos. Sin embargo, esto no sucede en la gran mayoría de casos, al contrario, son expertos quienes proponen las soluciones que aterrizan en las comunidades para su aplicación y por tanto no se produce la construcción colectiva. Es allí justo donde surge el concepto de innovación ciudadana que, como innovación, busca llevar a cabo la creación o mejora de algo a partir de un problema de diferentes características, pero con una verdadera implicación social, es decir, la ciudadana; personas que no solo residen y hacen uso de la ciudad o lo rural, sino que se convierten en agentes de cambio que mediante acciones ejercen su ciudadanía, apropian, proponen y participan en su mejora de una manera activa y colectiva, como comenta Freire (2020) “innovar es una parte de nuestra idiosincrasia humana y por tanto toda la ciudadanía puede y debe estar implicada” en los procesos de ejercicio, decisiones y desarrollo de las ciudades, en las cuales no solo las instituciones tienen acción y voz sino todos los ciudadanos participamos de su construcción con un fin más allá de lo comercial que es el bienestar social en un camino pro-común.

Por tanto, se debe entender la innovación ciudadana como las ideas y los procesos que surgen a partir de la ciudadanía y se solucionan en ciudadanía, sustentados en espacios como los laboratorios que, independientemente de un lugar físico o efímero, se convierten en un encuentro para pensar, proponer, experimentar, equivocarse y crear, (como se define el lugar de laboratorio) además de compartir y participar.

Un laboratorio de innovación ciudadana es entonces un espacio que, como comenta Pascale (2018) “ofrece plataformas que facilitan la participación de los usuarios en los procesos de innovación abierta” es decir “se produce, se colabora, no se compite, el conocimiento se comparte (con licencias libres y repositorios abiertos)”, no prima un saber sobre otro sino más bien “provocan un encuentro horizontal, es tan abierto que cualquier persona independientemente de su formación académica o no, su experiencia o su procedencia, construye”. Por tanto, es un lugar donde se unen diferentes iniciativas, ideas, propuestas proyectuales, saberes, conocimientos, etc., en pro del desarrollo y el bienestar social.

Los laboratorios de innovación ciudadana tienen un enfoque social en los que la empatía, la escucha y lo abierto son eje fundamental y se convierten en espacios de mediación para desarrollar procesos comunes, independientemente de si se llegue o no a una solución específica. Lugares de diálogo neutro, de compartir, hablar, expresar y crear en colectivo. Como comenta Freire (2020) “Un laboratorio está diseñado para la escucha y la producción a través del prototipado (entendiendo además que los prototipos son a su vez dispositivos de escucha). Su enfoque es indisciplinar (los amateurs y las minorías son parte esencial)” por tanto espacios donde los ciudadanos “toman conciencia de su papel, capacidad y responsabilidad en el abordaje de los problemas complejos que nos afectan” (Freire 2020).

En la construcción colectiva son llamados todos, (al final todos somos ciudadanos) por consiguiente, los laboratorios de innovación ciudadana invitan a conectar y tejer entre ciudadanos, pero también entre instituciones y gobiernos que propenden procesos sociales justos, convirtiéndose en espacios de mediación que construyen puentes de cercanía en un contexto neutro, espacios donde surgen ideas de cualquier frente y se solucionan en conjunto.

La propuesta y puesta en marcha de un laboratorio de innovación ciudadana puede tener orígenes diversos, pueden ser creados a partir de gobiernos locales, instituciones académicas, instituciones públicas o privadas e iniciativas particulares desde contextos locales, por tanto, pueden tener diferentes líneas, enfoques y procesos de acuerdo a su naturaleza. Por ejemplo, los laboratorios propuestos desde los gobiernos pueden trabajar frentes como el presupuesto participativo o la política pública con participación ciudadana; los que se inician desde instituciones académicas pueden tener enfoques más investigativos y educativos sin olvidar los procesos participativos; las instituciones públicas o privadas pueden tener iniciativas desde la apropiación social o sus propios intereses; y los iniciados colectivamente por asociaciones o agrupaciones sociales locales pueden estar afrontando problemas barriales.

Método Santa Lab, creado desde una plataforma gubernamental, propone tres conceptos claves para un laboratorio de innovación ciudadana. El primero, público, las innovaciones que se impulsan con recursos públicos no deben ser privatistas o extractivistas y deben conducir a reducir las brechas de desigualdad para que exista la innovación social. El segundo, abierto, tanto metodologías, tecnologías y acciones deben estar generadas por principios de cultura abierta, documentar, publicar y compartir para que cualquiera pueda aportar, colaborar y mejorar. Y el tercero, ciudadanía, “porque la innovación no es exclusiva de los expertos, ni de los científicos, ni de la academia. Todos tenemos saberes que surgen de la propia experiencia y una política de innovación con la ciudadanía en el centro trabaja para que todos podamos ejercer nuestro derecho a innovar”. (Método Santa Lab 2018)

Como Santa Lab hay diferentes ejemplos en Iberoamérica con este principio, algunos que podemos nombrar son Medialab-Prado (Madrid, España https://www.medialab-prado.es/), Nqnlab (Argentina https://www.facebook.com/NqnLab1/), LAAAB (Laboratorio de Aragón http://www.laaab.es/), Cisna (Centro de innovación social de Nariño http://innovacionsocial.xn--nario-rta.gov.co/index.php/sobre-nosotros/programas/laboratorios) entre otros que invitamos a conocer en Innovación ciudadana (https://www.innovacionciudadana.org/) de la SEGIB (Secretaría General Iberoamericana).

Es así como los laboratorios de innovación ciudadana surgen como espacios que median los procesos para que la ciudadanía proponga y construya en conjunto en pro de una mejora de la ciudad y la calidad de vida de todos en proyectos en conjunto, un espacio de acción que ayuda a la participación y el empoderamiento de todas las comunidades, lugares donde se piensa, crea, colabora, construye y prototipan ideas que tienen diversos orígenes y fines y que pueden ser llevadas a la realidad para aportar a la construcción y al derecho de la ciudad (Lefebvre 2013), un escenario que se abre de cara a un futuro y al cambio tan necesario en nuestra sociedad actual.

Bibliografía

 Bordignon, F. (2018) Laboratorios de innovación ciudadana. Espacios para la innovación social. En https://www.researchgate.net/publication/325271318_Laboratorios_de_innovacion_ciudadana_Espacios_para_la_innovacion_social

Freire, J., Gómez D. (2020). Laboratorios de innovación ciudadana: emergencia, modelo, formatos. En https://www.researchgate.net/publication/342664748_Laboratorios_de_innovacion_ciudadana_Emergencia_modelo_formatos

Lefebvre, H. (2013) La producción del espacio. Capitan Swing, Madrid.

Manzini, E. 2015. Cuando todos diseñan. Experimenta editorial, Madrid.

Método Santa Lab, 2018. Disponible en https://www.santafe.gob.ar/ms/gobiernoabierto/2018/10/19/presentamos-nuestro-libro-el-metodo-santalab/

Pascale, P. (2018). Laboratorios de innovación ciudadana: nueva institucionalidad para un futuro sostenible. Pensamiento Iberoamericano, Secretaría General Iberoamericana. En https://issuu.com/segibpdf/docs/08-pp

*Diseñadora Visual, Phd en Estudios Territoriales. Docente del Departamento de Diseño Visual de la Universidad de Caldas.

carolina.salguero@ucaldas.edu.co

 

 

 

 

PCC: un tinto para conmemorar su década y reflexionar sobre sus disrupciones

Diez años del Paisaje Cultural Cafetero

El PCC de Colombia que comprende 340 mil hectáreas de la zona rural en 858 veredas cafeteras, ubicadas en el trópico andino, es un territorio declarado por la UNESCO, el 25 de junio de 2011, Patrimonio de la Humanidad, lo que representaría una oportunidad para hacer de este instrumento un factor de desarrollo rural integral, si mediante una declaratoria de sujeto de derechos podemos resolver las disrupciones socio-ambientales, bajo los atributos de dicha declaratoria. Las diferentes problemáticas de la Ecorregión Cafetera son: 1 procesos migratorios; 2 fragmentación de ecosistemas; 3 desmantelamiento de la agricultura autárquica; 4 modelo agroindustrial de dependencia tecnológica; y 5 vulnerabilidad al cambio climático.

Como hipótesis para este ejercicio, estas dos: en primer lugar, digamos que lo industrial y lo artesanal no son lo mismo: en lo artesanal y en la producción rural, los productos deben ser bienes con identidad cultural y denominación de origen, tener sello verde y estar soportados en economías asociativas, buscando que la organización de productores tenga control de la cadena productiva; mientras que  lo industrial y agroindustrial son otra cosa, donde obliga la metodología de los clúster basada en la producción en serie y las economías de escala, entre otras cosas. Y, en segundo lugar, se interpretará el territorio no como un espacio de transformaciones, sino como una construcción social e histórica donde la cultura surge de la interacción dialéctica de dos sistemas complejos como lo son el medio natural y las colectividades que lo transforman.

Ver: Ref. 1 y 2

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Un territorio fragmentado vulnerable al cambio climático

Tal cual lo estamos advirtiendo en Colombia con el calentamiento global, fenómeno global que según el IDEAM (2015), muestra el aumento de la temperatura media en Colombia entre 1971 y 2000, en 0.13° C por década, además de los eventos extremos incidiendo en un territorio social y ambientalmente fragmentado ocurrirían alteraciones climáticas preocupantes, ya que para finales del siglo XXI por cada grado centígrado se producirá un cambio altitudinal de 170 m en las zonas de vida de la ecorregión cafetera, fenómeno que además de incidir en la aptitud de los suelos demandará una planificación que contemple la gestión del riesgo, el análisis de los cambios en el uso del suelo, y la valoración de los impactos sobre la biodiversidad y la disponibilidad hídrica, entre otros.

Para el Eje Cafetero según el IDEAM (2015), los escenarios 2011-2100 muestran que lloverá entre un 10% y un 40% más en el centro y occidente de Caldas, occidente de Risaralda y noroeste de Quindío, al tiempo que dichos cambios serán despreciables en el oriente caldense y cuencas medias del Otún y San Eugenio. Y en temperaturas, dichos pronósticos muestran que los incrementos en ese lapso estarían entre 1°C y 3°C, serían mayores en el valle del Magdalena, medianos en el corredor del Cauca, cuencas medias de La Miel y Guarinó y valles de La Vieja y Risaralda, y menores en páramos y subpáramos de ambas cordilleras. A modo de ejemplo, zonas bajas como el sur oeste del Quindío, que dejarán de ser aptas para el café con el clima futuro más cálido y más húmedo, enfrentarán problemas fitosanitarios.

Pero la amenaza para el agua y la biodiversidad en la ecorregión cafetera de Colombia, es la excesiva potrerización y falta de coberturas boscosas y de conectividad biológica: según Alma Mater (2002), al tiempo que la superficie apta para potreros que es del 4 % alcanzó el 49 %, el potencial forestal que es del 54 %, bajó al 19%, lo que expresa graves conflictos de uso del suelo que aún persisten y reclaman modelos agroforestales en el marco de una agricultura autárquica tradicional, que hagan viable la cultura rural campesina de base artesanal.

Ver: Ref. 3 y 4

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Por un territorio sostenible y resiliente.

Siendo así, pese a contar con los escenarios de cambio climático del IDEAM anunciando la exacerbación de lluvias y sequías como eventos extremos, se requiere, para la toma de decisiones en los procesos de ordenamiento y planificación territorial, de algo más para lograr una construcción de un paisaje resiliente en este territorio biodiverso, multicultural y mestizo, cuya problemática no solo pasa por la adaptación al cambio climático en un medio deforestado, sino también por la crisis de la economía rural campesina de base artesanal, consecuencia de modelos agroindustriales que atentan contra la seguridad alimentaria y la pervivencia de los ecosistemas frente a las dinámicas del cambio climático.

La clave estaría en el PCC de Colombia, PCC declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2011, por representar una oportunidad para hacer de dicho instrumento un factor de desarrollo rural integral, permitiendo resolver una brecha de ingresos cuatro veces menores respecto a los medios urbanos, que afecta a cerca de 500 mil personas  que habitan en 47 municipios de su área principal y 4 más de su área de influencia, ya que allí se comprenden 340 mil hectáreas de la zona rural en 858 veredas cafeteras, a las que se suman 3.500 hectáreas de cabeceras municipales de la ecorregión, con poblados emblemáticos como Aguadas, Salamina, Neira, Marsella, Salento y Pijao.

Pero dada la disrupción del modelo cafetero en la ecorregión, para lograr la recuperación de sus ecosistemas fragmentados y arrasados, un desarrollo rural compatible con la cultura ancestral cafetera, y adaptar el paisaje al cambio climático, si es que nos decidimos por el rescate de la estructura natural y simbólica con sus elementos tangibles e intangibles conexos a la cultura y al ecosistema cafetero: ¿por qué no declarar sujeto de derechos bioculturales el territorio del Paisaje Cultural Cafetero reestructurando su territorio, entendido como una construcción cultural e histórica para reintegrarlo y ordenar su recuperación integral, bajo los preceptos y atributos de la declaratoria de la UNESCO?

Ver: Ref. 5 y 6.

Epílogo

Lo anterior permitiría restablecer los derechos bioculturales en el territorio del PCC desde el sur de Antioquia y el nor-occidente de Tolima, hasta el norte del Valle, para abrir un claro de luz en este sector, cuya crisis se explica por un modelo agroindustrial que atenta contra la cultura campesina y los ecosistemas, y por no haberle incorporado valor agregado al grano de oro, ya que con el PCC la suerte de los pequeños poblados cafetaleros dependerá de si se recupera o no la salud del suelo y del agua y el sombrío para la biodiversidad, lo que supone cambiar los monocultivos de base química heredados de la Revolución Verde, para hacer viable un bioturismo sumado a la venta de servicios y bienes que expresen nuestro patrimonio cultural y natural.

Ver: Ref. 7 y 8.

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  • Profesor de la U.N. de Colombia y Miembro del Observatorio para la Sostenibilidad del Patrimonio en Paisajes.  Documento para la Revista “Quehacer Cultural”. Junio 25 de 2021. Manizales.

Portada: Diez años del Paisaje Cultural Cafetero- Mapa del PCC- Logo institucional y Rama del cafeto- Obras de Luis Guillermo Vallejo

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Referencias Bibliográficas

Organizaciones culturales conectadas a los nuevos retos de la virtualidad 

La danza, los conciertos, el teatro y otras muestras culturales que solo las imaginábamos posibles en un entorno presencial, están desde hace más de seis meses en “modo virtual”. Hay cambios, nuevas maneras y un público distinto. Para unas organizaciones culturales de la ciudad, la virtualidad no era tan desconocida, pero solo se usaba como herramienta de difusión para sus actividades. Ahora es el único medio que tienen para estar activos.

Música de la Sinfónica de Caldas, para el mundo 

Una de las organizaciones culturales de la ciudad que desde que comenzó la pandemia ha estado presente en las redes sociales y eventos nacionales, es la Orquesta Sinfónica de Caldas. Los 54 músicos adaptaron sus casas como lugar de grabación y con sus celulares e instrumentos, comenzaron la programación digital de conciertos cortos con extractos de obras que llevaban el mensaje Yo me quedo en casa.

Luego llegaron otras canciones y videos como la Oda a la Alegría, Pachamama, Somos Iguales con el compositor Cristián Montoya, conciertos didácticos de percusión y vientos, una nueva versión de la canción Canta Mundo con Gilberto Santa Rosa y la más reciente Por los caminos de Caldas, entre otros proyectos.

Para el director de la Orquesta, Leonardo Marulanda, detrás de cada obra, montaje y concierto hay más trabajo que antes y su labor va más allá de pararse en una tarima y mover las manos. Ahora corrige a cada músico de manera individual dependiendo del video que ellos envíen y trabaja de la mano con un equipo de producción para los vídeos y audios.

“Trabajar juntos sin estar juntos es el reto que nos trajo esta pandemia y hemos sabido sortear los efectos del distanciamiento. Aunque no hemos podido ensayar con el grupo, hemos tenido contenidos de calidad. Otro de los retos de este tiempo, es llegar a un público que no nos conocía y que está en otras regiones y países”, concluyó el director.

Sala virtual de títeres y teatro 

Los primeros días de confinamiento el director de la Fundación Teatro Punto de Partida, Augusto Muñoz, Tuto, se negó a la virtualidad. Para él la magia del teatro solo se vive con el público en la sala, sin embargo, entendió que no podía parar su labor y con su equipo de trabajo se aventuró a los medios digitales.

Así nació la Sala Virtual de Títeres y Teatro, con funciones todos los sábados, a las 3:00 de la tarde y 8:00 de la noche, donde se han presentado obras como Valentín el Velador de Almas, Las Aventuras de Batitú, Misión Imposible y Diatriba de amor contra una mujer de Ícono Teatro, entre otras. Las primeras funciones fueron en vivo y ahora integraron más cámaras para darle dinamismo a la puesta en escena.

“Estamos ofreciendo al mundo contenido cultural y eso es algo positivo de la virtualidad. Hemos grabado las obras de teatro en varios planos y formas para que sea un poco más ameno e interesante para el público. Así nos hayamos adaptado esperamos reabrir las salas para que no se pierda la comunión que existe con el público, es lo que hace la magia del teatro”, comentó el director y actor.

Tuto está convencido de que el gremio se tiene que adaptar como camaleón y por eso desarrollaron desde la virtualidad el Festival Intercolegiado de Teatro y ahora se preparan para el Festival Iberoamericano de Títeres, la Mera Astilla Remediana. La fundación teatral suspendió por este año la academia de formación.

Exposiciones, libros y talleres virtuales 

Ivonne Paola Mendoza Niño, gerente del Centro Cultural del Banco de la República en Manizales, recuerda como en menos de dos días, al inicio de la pandemia, con su equipo de trabajo se ideó la manera de no perder la actividad cultural y seguir cercanos al público

“Nosotros ya poseíamos una base en la virtualidad con ciertos contenidos que teníamos digitalizados, entonces no empezamos desde cero. Con los talleristas y el personal del Centro pudimos ofrecer encuentros para niños, exposiciones y conversatorios digitales, pero cancelamos el préstamo de libros en físico y los conciertos que hacíamos en alianza con la Orquesta Sinfónica de Caldas y otras temporadas”, explicó Ivonne Paola.

A pesar de que se adaptaron a los cambios, según la gerente, hacen falta los aplausos, las sonrisas y las conversaciones que se generan en las temporadas de conciertos, exposiciones y en biblioteca.

“Tenemos el reto de generar confianza para que el público sepa que nuestros espacios son seguros, pero también necesitamos poder confiar en ellos. Esto es una enseñanza para mantener ya dos vías: lo virtual y presencial, porque logramos llegar a públicos de otros municipios y ciudades, entonces hay que mantenerlos”, concluyó la gerente.

A partir del 1 de octubre comienza otra etapa con la apertura gradual del Centro Cultural y donde se habilitarán las visitas a las salas de exposiciones y biblioteca con previa inscripción, el préstamo de libros en físico y de las maletas viajeras, una fase de contención que será gradual y estricta en medidas de bioseguridad.

Más seguidores en la Sala El Escondite 

En la Escuela de Artes de El Escondite hay 60 personas inscritas en clases de teatro, danza y poesía. La programación formativa no se detuvo en estos días de confinamiento, en cambio los estudiantes tuvieron clases por internet y los padres de familia se convirtieron en productores,  camarógrafos y en la mano derecha de los profesores.

En cuanto a las clases de danza, Yolanda Arias Gómez, directora artística de la compañía, asegura que cada integrante de A Cántaros Danza entrena desde sus casas sin ningún inconveniente. Aseguró que están en una constante búsqueda de los medios virtuales, desde la puesta en escena hasta la manera de transmitir, por eso los cinco integrantes del equipo se han capacitado en medios tecnológicos para las obras de teatro que emiten en sus redes sociales.

“La única dificultad es el espacio que tienen los bailarines para ensayar y estar en las clases, de resto hemos sabido sortear la situación. Tuvimos en nuestra sala con todas las medidas de seguridad, a los grupos de baile de otras ciudades que participaron en el Festival Internacional de Danza Dos Caminos, un encuentro, que hicimos en agosto”, dijo la gestora cultural que lleva más de 30 años de vida artística.

En cifras el Festival de Danza tuvo un impacto de 63.574 vistas y 12.000 interacciones, datos que marcan un aumento en los espectadores y la posibilidad de llegar a nuevos públicos. Ahora la corporación cultural se concentrará en el Festival de Literatura Nos Queda la Palabra, que comienza el 30 de septiembre.

*Comunicadora Social y Periodista. Subgerencia de radio – Radio Nacional de Colombia

 

 

La nueva realidad

Casting

Cuando Rodrigo de Triana, vigía de Cristóbal Colón, el 11 de octubre de 1492 gritó «tierra a la vista», el mundo cambió. Se había «descubierto» el Nuevo Mundo, pues fue el primer avistamiento europeo de América reconocido por la historia oficial (aunque sabemos hoy en día que hubo anteriormente muchos otros viajeros que llegaron a estas tierras provenientes de otras partes del mundo).

La palabra «nuevo» tiene muchas connotaciones culturales, pero sobre todo ideológicas. Nuevo es lo que no es viejo, porque lo viejo a veces es peligroso, y en la categoría de viejo está la «memoria», las cosas del pasado. Y también el pasado tiene connotaciones que no le convienen a esa cosa invisible, pero que guía nuestras vidas, y que es el macrosistema, porque es ese dios que guía la existencia.

Nuestra América, a la cual quiero denominar aquí de otra manera, más cercana a las raíces de esta tierra: «Abya Yala», expresión originaria del pueblo Guna de Panamá y Colombia y que traduce en su polisemia hermosa «Tierra en florecimiento», «Tierra de sangre vital» y «Tierra en plena madurez», ha sido, en la historia de la humanidad, después de la colonización europea iniciada por Colón, un territorio de expoliación y sufrimiento. Y ahí es en donde entra la palabra eje de este artículo: «nuevo», porque ese «Nuevo Mundo» significó una era de violencia y masacres justificadas por la ideología de una cultura basada en aparatos políticos, religiosos y económicos capitalistas, que solo querían los tesoros que tenían los pueblos habitantes durante milenios de estos suelos.

Entonces, según los vencedores, América empezó su historia el 12 de octubre de 1492, gracias al «descubrimiento» de un «Nuevo Mundo». Sí, NUEVO, con mayúsculas, porque esa connotación le daba legitimidad a la barbarie, pues según ese concepto, antes no había nada, o solamente una horda de tribus salvajes e incivilizadas, que como a los niños, había que guiar y salvar del pecado y la perdición.

Hago un paréntesis para sugerir que hagan lecturas sobre los nuevos descubrimientos científicos de la América antes de Colón, y lo que se ha denominado la «antropogénesis», en donde se demuestra que este gran continente era un territorio rico y pletórico de culturas que se relacionaban con la naturaleza de una manera muy diferente a los europeos, pues era antes que dominarla, era respetarla, con creatividad, diálogo, asombro y admiración.

Retomo el asunto de este artículo para hacer una conexión de lo que he mencionado con lo que sucede actualmente: la idea de que hemos entrado en una «Nueva Realidad». Entonces, realizo una elipsis inversa y vuelvo al «descubrimiento de América» y la creación del «Nuevo Mundo», porque esto de la «nueva realidad» también huele mal, pues es la justificación, para mí, de lo que ha pasado y de lo que viene, porque lo «nuevo» justifica el borrón y cuenta nueva, para realizar todo tipo de decisiones políticas, económicas y culturales, como las que se han dado, bajo el amparo del estado de emergencia, y que soterradamente cambian las cosas que antes los poderosos no habían podido hacer democráticamente (reformas estructurales, por ejemplo).

Hemos entrado en la «nueva realidad», en un «nuevo mundo»; empieza nuevamente otra historia, la historia de los verdugos, que tienen el derecho, antes divino y hoy mercantil, de someter nuevamente a estos pueblos ignorantes, incultos, incivilizados, para encaminarlos hacia el progreso y la verdad, esa que se debe imponer a sangre y fuego, pues está justificada por el desarrollo, que nos hipnotiza con horizontes utópicos de perfección y felicidad sin límites.

*  Poeta, anacronista y pintor; editor de «ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)».

Ilustración de TiN. Dibujo a lapicero sobre Bitácora, de la serie «La piel hambrienta».